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REALE - Heidegger

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GIOVAÑNI REALEyDARIOANTISERI

HISTORIADEL PENSAMIENTO
FILOSÓFICO YCIENTÍFICO
TOMOTERCERO

DEL ROMANTICISMO HASTA HOY

BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1988
XXCa pít ul o
MARTINHEIDEGGER; DELAFENOMENOLOGÍAAL
EXISTENCIALISMO
1. D e LA FENOMENOLOGÍA AL EXISTENCIALISMO

El principal representante de la ñlosofía de la existencia es Martin


Hcídcggcr. Nació en Mcsskirch en 1889 y estudió teología y filosofía;
alumnode H. Rickert, sedoetoróenfilosofíaen 1914, conunatesissobre
La doctrinadeljuicio enelpsicologismo. Comotesis de habilitaciónpara
ladocencia universitaria, publica en 1916La doctrinade las categoríasy
delsignificadoenDunsEscoto. Más adelantesedescubriráquelaobrade
Escoto que Heidegger toma enconsideración, la Gramáticaespeculativa,
no había sido escrita por Escoto. Sin embargo, este hecho no influye
demasiadoen laevolución del pen.samientode Heidegger, porque sutra­
bajo, debidoalos intereses metafísicosyteológicos queprevalecenenél,
es de carácter más teórico que histórico. Aeste propósito puede resultar
ilustrativa la frase de Novalis con la que Heidegger cierra su libro: «En
todas partes buscamos lo incondicionado, y lo único que encontramos
siempre son cosas.» Mientras tanto, HusserI comienza a dar clases en
Friburgo yHeidegger le sigue en calidad de ayudante. Profesor durante
varios años en la universidad de Marburgo, en 1929Heidegger sucede a
Husscrl enlacátedra de filo.sofíade Friburgoypronunciasuleccióninau­
gural sobre «¿Qué es la metafísica?» El mismo año aparece el ensayo
Sobre laesenciadelfundamento (escritopara el volumenconmemorativo
del septuagésimo aniversariode HusserI) ylaobra Kanty elproblemade
lametafísica. En 1927habíavistolaluzlaobrafundamental deHeidegger:
El ser y el tiempo. Este libro debía tener una segunda parte, que sin
embargojamás apareció, dadoquelos resultadosobtenidos por laprime­
ra parte impedían tal desarrollo. El sery el tiempoestá dedicado a Hus-
serl, yHeidegger afirma que él emplea el métodofenomenológico, aun­
que suñlosofía, comoconstataremos enseguida, es muydiferente a lade
HusserI.
En 1933Heidegger, quesehabíaadheridoal nazismo, seconvierteen
rector de la universidad de Friburgo y pronuncia un discurso sobre La
autoafirmacióndelauniversidadalemana. Pocodespués dimite desucar­
go de rector. Los escritos posteriores a este período son Holderlin y la
esenciadelapoesía (1937); La doctrinadePlatónsobrelaverdad(1942),
517
Martin Heidegger
reeditadoen1947juntoconlaCartasobreelhunmnismo; Laesenciadela
verdad(1943); Sendasperdidas(1950); Introducciónalametafísica(1953);
¿Qué es esto: lafilosofía? (1956); En camino hacia el lenguaje (1959);
Nietzsche (1961), en dos volúmenes. Heidegger murióen 1976.
El objetivo explícito de El sery el tiempo es elaborar una ontología
capaz de determinar de manera adecuada el sentido del ser. Para conse­
guir dicho propósito, es preciso analizar quién es el que se plantea la
pregunta sobre el sentido del ser. Ysi El sery el tiempoconsiste en una
analíticaexistencial sobre aquel ente-el hombre- que se interroga sobre
el sentido del ser, los escritos posteriores a 1930abandonan el plantea­
mientooriginario: yanose trata de analizar aquel ente que buscavías de
accesoal ser, sinoque hayquecentrarse enel ser mismoyensuautorre-
velación. Enestoconsisteprecisamenteel giroenel pensamientodeHei­
degger, quien en el segundo período de sufilosofíaprescinde de la exis­
tencia, lacual seconvierte en una determinación inesencial del ser. Hei­
deggerescribe: «Lahistoriadel ser rigeydeterminatodaslascondiciones
ysituaciones humanas.»
2. El «estar ahí»y l a anal ít ica exist enoal
«El propósitodeestetratado [Elsery eltiempo] es [...] -dice Heideg­
ger-unaelaboraciónconcretadel problemarelativoalsentidodel ser.»El
problemadel sentidodel ser plantea deinmediatoeseinterrogante: «¿En
qué ente hay que escudriñar el sentido del ser?» Heidegger continúa:
«Paraplantear demaneraexplícita, entodasutransparencia, el problema
del ser, entonces [...] es necesarioponer enclarolasmaneras depenetrar
en el ser, de comprender y de poseer conceptualmente su sentido, así
como la dilucidación de la posibilidad de una correcta elección del ente
ejemplar y la indicación de la auténtica vía de acceso a dicho ente. Pe­
netración, comprensión, dilucidación, elección y acceso son momentos
constitutivos del buscar y, al mismo tiempo, modos de ser de un ente
deteminado, precisamentedeaquel entequeyasomos, nosotros, losque
buscamos.»Por todoello, «unaelaboracióndel problemadel sersignifica:
el hacersetransparente deunente, poner al quebuscaensuser». Enesto
consiste la analítica existencial.
Por lotanto, el hombreesel entequeseplantealademandaacercadel
sentidodel ser. Debidoaello, uncorrectoenfoque del problemarelativo
al sentido del ser exige una previa explicitación de aquel ente que se
plantealapreguntasobreel sentidodel ser; «esteentequenosotrossomos
ya, siempre, yquetieneentrelasdemásposibilidadesdeserlaposibilidad
de buscar, loindicamos empleandoel término **estar ahí” (Dasein)». En
efecto, el hombre*, consideradoensumododeser, esDasein^«estar ahí»;
y el «ahí» (da) sirve para indicar el hecho de que el hombre se halla
siempreenunasituación, arrojadoenellayenrelaciónactivaconrespec­
toaella. El «estar ahí»-el hombre- noes únicamenteel enteque plantea
la pregunta sobre el sentido del ser, sino también el ente que nose deja
reducir alanocióndeser, aceptadapor lafilosofíaoccidental, queidenti­
ficaal ser conlaobjetividad, comodiceHeidegger, con lasimplepresen­
cia. Sinduda, lascosassondistintas unasdeotras, perotodassonobjetos
518
Estar en el mundo
(ob-jecta) colocados antemí, ylañlosofíaoccidental haidentificadoel ser
con este «estar presente». Sin embargo, el hombre nopuede reducirse a
meroobjetoenel mundo; el «estarahí»nuncaesunasimplepresencia, ya
que es justamente aquel ente para el cual las cosas están presentes.
La existencia es el modo de ser del «estar ahí»: «la naturaleza, la
esencia del “estar**consiste en su existencia». «Los rasgos que aparecen
comopropios deeste ente notienennadaque ver conlaspropiedades de
unentesimplementepresente.»ParaHeidegger, «el “estar ahí**noesuna
mera presencia que de manera añadida posea el requisitode poder algo,
sinoque al contrarioconstituyeprimeramente un“ser posible**. “El estar
ahí*’es siempre aquello que puede ser [...]. El esencial “ser posible**de
“estar ahí** implica las modalidades ya descritas del tener cuidado del
mundo, del tener cuidadode los otros». Por lotanto, laposibilidades la
que otorga laesencia de la existencia ynosereduce a una vacíaposibili­
dadlógicani aunasimplecontingenciaempírica. El ser del honibresiem­
pre es una posibilidadque hayque actualizar, ypor consiguienteel hom­
bre puede elegirse a sí mismo, puede conquistarse o perderse. En este
sentido, el «estar ahí» (u hombre) es «el ente que se aparta de suser»y
«en el sentido de la posesión o del fracaso, la existencia únicamente es
decidida por cada “estar ahí” individual».
3. El «estar en el mundo»y el «est ar con l os otros»
El hombrees aquel entequeseinterrogaacercadel.sentidodel ser. El
hombrenopuedeversereducidoapuroobjeto, asimple«estarpresente».
El modo de ser del hombre es laexistencia. La existenciaes «poder ser».
Sinembargo, «poder ser»significaproyectar. Por lotanto, laexistenciaes
esencialmentetrascendencia, identificadaporHeideggerconel irmásallá
de uno mismo. De este modo, para Heidegger latrascendencianoesuno
másentrelosmuchoscomportamientosposiblesdel hombre, sinosucons­
titución fundamental: el hombre es proyecto, ylas cosas del mundoson
originariamenteutensiliosenfuncióndel proyectohumano. Todoestonos
lleva a exponer aquel rasgofundamental del hombre, que Heidegger de­
nomina el «estar en el mundo».
El hombre está enel mundo. Puestoqueel hombreconstitutivamente
es proyecto, e*mundo-a diferencia de loquepensaba Husserl^noes de
maneraoriginaria unarealidadquehayaquecontemplar, sinounconjun­
to de instrumentos para el hombre, un conjunto de qtensilios, de cosas
que hayque emplear, al alcancede lamano, ynode cosas que haya que
contemplar como presentes. La existenciaes «poder sen>, proyecto, tras­
cendencia hacia el mundo: estar en el mundo significa originariamente
convertir el mundoenproyectode lasacciones ydelas actitudesposibles
del hombre. La trascendencia instituye el proyecto o el bosquejo de un
mundo; es un acto de libertad, más aún, para Heidegger consiste en la
libertad misma. Sin embargo, aunque es cierto que todo proyecto está
radicado en un acto de libertad, también es verdad que cada proyecto
limitade inmediatoal hombre, quienseencuentra endependenciade las
necesidadesylimitadopor el conjuntodeinstrumentosconstituidospor el
mundo. Estar en el mundo, pues, quiere decir que el hombre manifiesta
519
Martín Heidcggcr
cuidadopor las cosas necesarias parasus proyectos, se relacionaconuna
realidad-utensilio, medio para su vidaypara sus acciones.
Puesto que el «estar ahí» es constitutivamente proyecto, el mundo
existecomoconjuntodecosasutilizables: el mundollegaasergraciasasu
ser utilizable. El «ser» de las cosas equivale a su «ser utilizadas por el
hombre». El hombre, en consecuencia, no es un espectador en el gran
teatro del mundo: el hombre está en el mundo, implicado en él yen sus
vicisitudes. Al transformarel mundo, seformaysetransformaasímismo.
La actitud teórica ycontemplativa del espectador desinteresado (sobre la
cual Husserl había insistidomucho, al igual que engeneral toda la tradi­
ción filosófica occidental) sólo es uno de los aspectos de la utilízabilidad
de las cosas, fenómeno más amplio y general. Las cosas siempre son
instrumentos: si es preciso, serán consideradas como instrumentos que
sastisfacen un placer estético, pero en caso necesario podrán ser vistas
objetivamente, científicamente, sobre el trasfondo de un proyecto total.
El hombre entiende unacosa cuandosabe qué hacer deella, al igual que
seentiendeasí mismocuandosabequépuede hacer desí mismo, cuando
sabe qué puede ser.
Basándoseentalesnociones, Heideggerhacequedesaparezcalacues­
tión gnoseológica que es típica de la filosofía moderna, la cual coloca el
conocer dentrodel cognoscenteyluegonolograsalirdel teatrointernode
la mente. En opinión de Heidegger, esto constituye un pseudoproblema
motivado por laequivocada idea de que el conocer es una cualidadinte­
rior del sujeto, ypor el supuesto completamenteinfundadode que dicho
conocimientoesel modooriginarioderelacionarseel hombreconel mun­
do. Por locontrario, el sujetoesuna aperturaal mundoynounamónada,
yel conocer noes el modooriginariode relaciónentre hombreymundo.
Por ello «el problema sobresi existeunmundoysi puede demostrarsesu
ser, como problema planteado por el hombre en cuantoser en el mundo
(¿y quién otro podría planteárselo?) carece de sentido».
Sí estar enel mundo (inder Weitsein) es un«exístencial», también lo
esestar conlosotros (mit-sein). Nohay«unsujetosinmundo», ytampoco
hay «un *'yo*' aislado sin los otros». En su quinta Meditación cartesiana
Husserl había propuesto la fenomenología de la intersubjetividad en los
mismos términos enque laplantea Heidegger: losdemás nosoninferidos
en calidad de otros «yos», sinoque desde el origensondados comootros
tantos «yos». Puesto que la existencia es constitutivamente apertura, los
otros «yos» son en cuanto tales desde un principio partícipes del mismo
mundo en el que vivo. Por tal razón, si lademostración del mundoexte­
rior constituye un pseudoproblema, también lo es el del solipsismo. Por
otro lado, al igual que el «estar en el mundo» del hombre se expresa a
través del «manifestar cuidado por las cosas», del mismo modo su estar
conlosotros se traduceen tener cuidadode losdemás, locual constituye
la estructura básica de toda posible relación entre los hombres. £1 tener
cuidadode losdemáspuedeasumir'dosdirecciones: enlaprimerasetrata
desubstraer alos otros desuspropios cuidados, mientras que lasegunda
consisteenayudarlesaconquistar lalibertaddeasumirsupropiocuidado.
En el primer casoseda unsimple«estarjuntos»ynos hallamos ante una
forma inauténtica de coexistencia; en el segundo, encambio, hayun au­
téntico coexistir.
520
Ser paralamuerte
4. El «ser para la muert e», exist encia inaut ént ica y aut ént ica
El «estar ahí»existe ytiene que existir; el hombre siempreseencuen­
tra en unasituacióndeterminada ylaafronta a través desuproyectar. En
la medida en que dirige su cuidado al plano «óntico» o «entítativo» -al
plano de los entes en su existencia fáctica- el hombre permanece dentro
de una existencia inauténtica. Enésta el hombresesirve de las cosas, las
utiliza yestablece relaciones con otros hombres. Todos estos proyectos,
sin embargo, mediante una especie de torbellino arrojan al hombre al
plano de los hechos. La utilización de las cosas sevuelve a trasformar en
finensí mismo. El lenguaje seconvierte en la habladuría de laexistencia
anónima, .sometida al axioma .segúnel cual «laco.saestá a.sí porque así se
dice». Este tipo de existencia anónima trata de llenar el vacío que la
caracteriza apelando una yotra vezalonuevo, seahogaenlacuriosidad.
Yfinalmente, además de lahabladuría ylacuriosidad, laterceracaracte­
rística de la existenciainauténtica es el equívoco: la individualidad de las
situaciones, enunaexistenciaconsumidaporlahabladuríaylacuriosidad,
se desvanece en la niebla del equívoco. La existencia inauténticaes una
existencia anónima: es la existencia del «sedice» ydel «se hace».
El análisis existencia! revela que la existencia anónima es un «poder
ser»constitutivo del hombre; en labasede dichopoder ser, diceHeideg-
ger estáladeyección, lacaídadel hombreal planodelascosasdel mundo.
Existeasimismolavozdelaconcienciaquellamaalaexistenciaauténtica,
cuandononoscolocamosenel planodeloónticooloexistente, sinoenel
de loontológicooexistencial, ysebusca el sentidodel ser delosentes, el
sentidodesuexistir. Lavozdelaconcienciadenuevoconduceal hombre
dominado por el cuidado ante sí mismo, situándolo ante la cuestión de
aquello que es en lo más hondo yque no puede ocultar. Comoya sabe­
mos, la existencia es un «poder ser»; ysobre este «poder sen>se funda­
mentael proyectar otrascender del hombre. Sinembargo, todoproyectar
hace que el hombre se coloque enel mismoplanoque las cosas yque el
mundo. Todoestosignifícaque, enel fondo, losproyectosylaselecciones
del hombresiempresonequivalentes: puedodedicar mividaal trabajo, al
estudio, alariquezaoacualquier otra cosa, peropuedoser hombretanto
si escojouna posibilidadcomosi escojootra. Por estemotivo, al conside­
rar como última y decisiva una de estas elecciones o posibilidades, el
hombrese decide por una existencia inauténtica ysedispersa enella. Sin
embargo, entre las diversas posibilidades que se presentan hayuna dife-^
rente, a la que el hombre no puede rehuir: la muerte. En efecto, puedo"
decidir que mi vida se dedique a buscar este objetivo u otro cualquiera,
puedoelegir una uotra profesión, peronopuedodejar demorir. Cuando'
la muerte se hace realidad ya no hay más existencia. Esto nos da a en­
tender que, mientras exista lo existente, la muerte es una posibilidad
permanente, es la posibilidad de que todas las demás posibilidades se
conviertanen imposibles. Heidcgger afirma: «La muerte, encuanto posi­
bilidad, no le da al hombre nada para realizar», es la posibilidad de la
imposibilidadde todoproyecto, yenconsecuenciade toda existencia. En
efecto, la muerte no permite que haya otras posibilidades que elegir y
proyectos posteriores que llevar a cabo.
Lavoz de laconcioncía nos evocael sentidode lamuerte ydesvela la
521
Martin Heidcgger
nulidad de todo proyecto: desde la perspectiva de la muerte, todas las
situaciones individuales aparecencomoposibilidades que se pueden con­
vertir en imposibles. De este modo, lamuerteprohíbeque nos quedemos
fijadosenunasituacióndeterminada, muestralanulidaddetodoproyecto
fundamentalahistoricidaddelaexistencia.\Laexistenciaauténticaesun.>
r«ser para la muerte». Únicamente si comprendemos la posibilidad de la'
:muertecomoimposibilidaddelaexistencia, sólosi asumimosestaposibili-j
¡i dad mediante una decisión anticipadora, el hombre encuentra suauténti-
[co ser. «Hacerse anticipadamente libres por la propia muerte libera de
ía dispersión en las posibilidades que se entrelazan por azar, de mane­
raque lasposibilidades efectivas, lasqueestánsituadas más alláde aque­
llaqueesinsuperable(lamuerte), puedencomprenderseyelegirsedeuna
manera auténtica.»
5. La val ent ía ant e la angust ia
«La muerte -continúa Heidcgger- es una posibilidad de ser que el
**estar ahí*’siempre debe asumir por sí mismo [...]. En dicha posibilidad
el ^’estar ahí” se juega pura ysimplemente su “estar en el mundo”. Su
muerte es la posibilidad de no poder ya existir [...]. Al concernirle a sí
mismo, en esta forma, se desvanecen todas las relaciones con los demás
“estar ahí”. Esta posibilidad absolutamente propia, incondicíonada, es al
mismo tiempo la definitiva. En cuanto “poder ser”, el “estar ahf* no
puede ir más allá de laposibilidadde lamuerte. Lamuerte es laposibili­
dad de la pura ysimple imposibilidad del “estar ahí”. Así, la muerte se
revela comolaposibilidadmás propia, incondicionadaeinsuperable.»Es
la posibilidad más propia porque la muerte se refiere a la esencia de la
existencia, al «poder ser»del hombre. Es laposibilidadinsuperable, enel
sentidodequelamuertees laúltimaposibilidadde laexistenciayllevaa
la nada a la existencia misma. Es una posibilidad incondicionada en la
medidaenqueperteneceexclusivamenteal individuo: «Nadiepuedeasu­
mir el morir de otro [...]. Todo “estar ahí” tiene que asumir siempre,
personalmente, supropiamuerte. Enlamedidaenquelamuerte“es”, es
siempre radicalmente mi muerte.»
£1vivirparalamuerteconstituye, por lotanto, el sentidoauténticode
la existencia. El vivir para la muerte nos aparta de vernos ahogados por
los hechos ylas circunstancias de cada día. La anticipación de la muerte
(quenoconsisteenabsolutoenrealizarlaatravés del suicidio) dasentido
al ser de los entes, a través de la experiencia de su posible nada. Tal
experiencia, sinembargo, noseobtienegracias aunactointelectivo, sino
mediante unsentimientoespecífico: laangustia. «El “ser para lamuerte”
es esencialmente angustia.»Laangustiacolocaal hombre ante lanada, la
nada desentido, estoes, lacarenciadesentidode los proyectos humanos
yde la existencia misma. «La situación afectiva que mantiene abierta la
perpetua yradical amenazaentomo aunomismo, amenazaque nace del
ser más propio y aislado del existir, consiste en la angustia. En ésta el
“estar ahí” se encuentra ante la nada de la posible imposibilidad de la
propia existencia.»
Existir de manera auténtica implica tener la valentía de encarar la
522
El tiempo

posibilidaddei propionoser, sintiendolaangustiadeser para lamuerte.


La existencia auténticasignificauna aceptaciónde lapropia finitud. Esta
aceptacióneslaquenossolicitalavozdelaconciencia: laaceptacióndela
propiafinitudynegatividad. Laexistenciainauténticayanónima, encam­
bio, siente temor ante la angustia de la muerte, y para escapar de esa
angustia, laexistenciaanónimaseaturdeconlascosasyseprecipitaenel
reino del «se» (man)\ «la existencia anónima y superficial no tiene la
valentíadelaangustiaantelamuerte». Estosecompruebaenel hechode
que la existencia anónima trivializa la angustia a través del temor: «El
miedo es una angustia que ha caído al planodcl mundo, no auténtica, y
que seoculta así mismasucarácter de angustia.»Siempresetienemiedo
de algo, mientras que se siente angustia de nada: en la angustia se halla
presentelanada, consupoder deanulación. «Enlaangustiaconrespecto
a la muerte, el '*estar ahí’*se ve llevado ante sí mismo, en calidad de
entregado a suposibilidad insuperable. La existenciasuperficial se preo­
cupa de invertir esta angustia ytransformarla enmiedoante unaconteci­
mientoquesucederá. Laangustia, trívializadaequívocamenteatravésdel
miedo, se presenta como una debilidad que un **estar ahí” seguro de sí
mismo no debería conocer. De acuerdo con el tácito decreto formulado
por la existencia trívializada, loque corresponde es una indiferente tran­
quilidad ante el hecho de que se muere.»
6. El t iempo
Dado que la existencia es posibilidad yproyección, Heidegger en El
sery el tiempo afirma que entre las determinaciones del tiempo (pasado,
presente yfuturo) la fundamental es el futuro. «El proyectarse hacia de­
lantesobreel “envistadesí mismo”, proyectarsequesefundamentaenel
porvenir, esunrasgoesencial delaexistencialidad. El sentidoprimariode
ésta es el porvenir.» Sinembargo, el cuidado, que anticipa posibilidades,
surge desde el pasado y lo implica. Yentre pasado y futuro se da el
alternarseconlascosas, queesel presente. Estas tresdeterminacionesdel
tiempohallansusignificadoensuestar«fueradesí»: el futuroesuii tender
haciadelante, el presenteesunestarenlascosas, yelpasadoesunvolvera
unasituacióndehechoenel propósitodeaceptarla. Estaeslarazónpor la
que Heidegger llama «éxtasis» (en su sentido etimológico de «estar fue­
ra») a los tres momentos del tiempo: «Porvenir, “haber sido” ypresente
revelanel carácter del “apor”, del “hacia atrás”ydel “encontrarsecon”.
Los fenómenos dcl ad, el retroyel “cabe” revelan la temporalidadcomo
unpuro¿xoxaxiHÓv. Latemporalidadesel “fueradesí”originario, ensí y
para sí. Por eso llamamos éxtasis de la temporalidad a los fenómenos
definidos como porvenir, “haber sido” y presente.»
En cualquier caso, cada una de las tres determinaciones temporales
cambiaenbaseal hediódequesetratedetiempoauténticooinauténtico,
donde el tiempo auténtico es el de la existencia auténtica, y el tiempo
inauténticoestárepresentadopor lapreocupaciónacercadel éxito, consis­
te en la atención al logro. En cambio, en la existencia auténtica, que
asume la muerte como posibilidadque cualificalaexistencia, el futuroes
unvivir para la muerte que nopermite que el hombre seveaaprisionado
523
Martin Heidegger
por lasposibilidades mundanas. El pasadoauténticoesnoaceptarpasiva­
mente la tradición, sino confiarnos a las posibilidades que nos ofrece la
tradición, reviviendo las posibilidades del hombre que ya ha sido. Asu
vez, el presenteauténticoconsisteenel instante, dondeel hombrerepudia
al presente inauténtico (cuandoel sujetoseveabsorbidodemaneraince­
sante en las cosas que tiene que hacer), y decide su propio destino.
Através deeste análisis dcl tiemposeextraen, entreotros elementos,
ciertas consecuenciasrelevantes dentrodel pensamientodeHeidegger. 1)
Lossignificadosdel tiempoqueseempleanenel pensamientocomúnyen
la ciencia (el cálculo de fechas y la mediación científica del tiempo) son
tiempo autentico, porque se refieren a la existencia arrojada entre las
cosas dcl mundo. 2) La existencia auténtica es la existencia angustiada,
que ve lainsignificancia de todos ios proyectos ylas finalidades del hom­
bre. Dicha insignificancia convierte en equivalentes todos los proyectos.
Al colocarlo ante la equivalente nulidad de sus propósitos, la angustia
otorgaal individuolaposibilidaddeaceptarcomopropioel tiempoquele
correspondeyser fiel aél, asumiendocomopropio, una especiedeamor
fati^ el destino de la comunidad humana a la que pertenece. En otras
palabras, el hombre que vive auténticamente continúa viviendo la vida
superficial desutiempoydesupueblo, perolavivecontodoel distancia-
miento de quien, a través de laexperiencia anticipadorade lamuerte, ha
tenido una revelaciónacerca de lanada de los proyectos humanos yde la
existencia humana. 3) La historiografíapresupone lahistoricidaddel «es­
tar ahí»: «El conocer historiográfico nosóloes históricoen cuanto com­
portamiento historificante del '*estar ahf*, sino que la apertura historio-
gráfica de la historia [...] está ensí mismaarraigadaen lahistoricidaddel
“estar ahí”, deconformidadconlaestructura ontológicadeéste. Adicha
conexión hace referencia la cuestión del origenexistencial de la historio­
grafía, a partir de la historicidad del “estar ahí**.»
7. La met afísica occident al como ol vido del ser y el l enguaje de la
POESÍACOMOLENGUAJEDELSER
La tarea declarada de El sery el tiempo es determinar el sentido dcl
ser. Esta investigación que se ha llevado a cabo mediante la analítica
existencial, el análisis de las estructuras de la existencia, ha dado como
resultado que el sentido del ser es imposible de obtener a través de la
interrogación dirigida a un ente. £1análisis de laexistencia hace ver que
la existencia auténtica implica la nada de todo proyecto y la nada de la
mismaexistencia. £1análisisdel «estarahí»deaquel enteprivilegiadoque
se plantea la pregunta acerca dcl sentido del ser no revela el sentido dcl
ser, sinolanadade laexistencia. EnsuIntroducciónalametafísica(1956)
Heidegger explicita estas consideraciones, llevandoa cabouna crítica ra­
dical delametafísicaclásica. Ésta, desdeAristóteles hastaHegel eincluso
Nietzsche, ha realizado loque la analítica existencial ha demostrado que
es imposible: ha buscadoel sentidodcl ser indagandoacercadelosentes.
La metafísica identificóel ser conla objetividad, con la simple presencia
delosentes. De estemodo, noes metafísica, sinounafísicaabsorbidapor
las cosas, que olvidóal ser yqueconduce al olvidodeeste olvido. Platón
524
Ln técnica
-afirma Heidegger- fue el primer responsable de la degradación de la
metafísica al plano de la física. Los primeros filósofos (Anaximandro,
Paiménides, Heraclito) habían concebido la verdad como un desvelarse
del ser, cosa que demuestra el sentido etimológico de áXf^i&Eia, donde
Xavftávü) (velar) se halla precedidode la a privativa. En cambio, Platón
rechazó la verdad como «no ocultamiento» del ser, e invirtió la relación
entre ser y verdad, fundamentando el ser en la verdad, y que ésta se
hallaríaenel pensamientoquejuzgayestablecerelacionesentresus pro-
píos contenidos o ideas, yno el ser que se desvela ante el pensamiento.
Así, el ser acabaríapor convertirseenfinitoyrelativoalamente humana
y, más exactamente, al lenguaje de ésta.
Es muycierto que nosotros «hablamos el lenguaje», peroel patrimo­
niodelaspalabras yreglas lógicas, gramaticalesysintácticasqueconstitu­
yeel lenguajecoloca unos límites infranqueables aloque podemos decir.
El lenguajedeloshombres puede hablar delosentes, peronodel ser. Por
ello, larevelacióndel ser nopuedeserobradeunente, aunquesetratede
un ente privilegiado como es el «estar ahí», sino que puede producirse
únicamenteatravésdelainiciativadel ser mismo. Aquí resideel giroenel
pensamiento de Heidegger. El hombre no puede desvelar el sentido del
ser. Tiene que ser el pastor del ser y no el dueño del ente: su dignidad
«consiste en ser llamado por el ser mismo para hacer de guardián de
suverdad». Para lograrlo habrá que elevar otra vez la filosofía desde su
deformaciónhumanistahastael misteriodel ser, hastasudesvelarseorigi­
nario. ¿Dóndeaconteceestedesvelarsedel ser?El ser, diceHeidegger, se
desvela con el lenguaje, pero no en el lenguaje científico propio de los
entes o en el lenguaje inautentico de la habladuría, sino en el lenguaje
auténtico de la poesía: «El lenguaje es la casa del ser. En esta morada
habita el hombre. Los poetas ylos pensadores son losguardianes de esta
morada», escribe HeideggerensuCariasobree!humanismo. Enlaforma
auroral de la poesía, la palabra posee un carácter sagrado: la poesía,
lenguaoriginaria, da nombre alascosas yfundamenta el ser. Esta funda-
mentación del ser, sin embargo, no es obra del hombre sino un don del
ser, especificaHeidegger enHólderliny laesenciadelapoesía(1937). En
el lenguaje del poeta no es el hombre el que habla, sino el lenguaje
mismo, yeneste, el ser. Por consiguiente, laactitudadecuadadcl hombre
enrelaciónconel serconsisteenel silencioque permiteescuchar al ser; el
abandono (Gelassenhcit) en el ser es la única actitud correcta.' Por lo
tanto, el hombredebe hacerselibreatravésdelaverdad, concebidacomo
desvelamiento del ser. Debido a ello, libertad yverdadse identifican. Al
igual que la verdad, también la libertad es un don que el ser hace al
hombre, una iniciativa del ser.
8. La TÍiCNICA Y EL MUNDO OCCIDENTAL

Los «pensadores esenciales» (Anaximandro, Parménides, Heraclitoy


Hólderlin, por ejemplo) sonlos testigos olos oyentes de lavozdel ser, y
no la metafísica occidental. El dueño dcl ente noes el pastor del ser. Sin
embargo el hombre occidental, en virtud de aquella física que pretendió
convertirse en metafísica, se ha transformado en dueño dcl ente. El giro
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Martin Heidegger
que Platón imprimió a la noción de verdad y, con ella» al destino de la
metafísica, explicanel destinode Occidenteyel primadode latécnicaen
el mundomoderno. Latécnicanoesuninstrumentoneutral enlasmanos
del hombre, que podría usarla tanto para el bien como para el mal; la
técnica tampoco es un acontecimiento accidental en Occidente. Según
Heidegger, latécnicaconsisteenunresultadológicodeaquellaevolución
porlacual el hombre, olvidandoal ser, sehadejadoatrapar por lascosas,
convirtiendolarealidad enpuroobjeto que hayque dominar yexplotar.
Esta actitudnosedetienesiquieracuando, comoocurre hoyendía, llega
a amenazar las bases de la vida misma, y se ha convertido en actitud
omnívora. Se ha transformado en una verdadera fe en la técnica, como
dominiosobre todas las cosas.
£1tonoproféticoque utilizaenespecial el últimoHeidegger hahecho
que surjan reservas importantes en muchos de sus comentaristas. Sin
embargo, prescindiendo de esto, conviene señalar de inmediato que, si
bien toma comopunto de partida el pensamiento de Husserl, lafilosofía
de Heidegger es muydiferente de lade su maestro. Sofía Vanni-Rovighí
sostiene: «Husserl procede de la matemática ymanifiesta unescasointe­
réspor lahistoria. Heidegger, encambio, vienedelateologíayposeeuna
notable cultura histórica y literaria. Para Husserl la filosofía debe ser
cienciarigurosa, mientras quepara Heidegger lossentimientos revelanel
ser muchomejor que el intelecto: lospoetas lorevelanmuchomejor que
los filósofos.»
Entre las críticas más frecuentes que se formulana Heidegger está la
referente a la tortura a que somete al lenguaje, la arbitrariedad de sus
etimologías «reveladoras» y su obscuridad. Sin embargo narra Hans-
Gcorg Gadamer, los cursos de Heidegger «leabrían a uno los ojos [...].
Cuando Heidegger enseñaba, se veían las cosas ante uno, como si se
pudiesenasir físicamente». ¿Quiénpodríaolvidar, sepreguntaGadamer,
«el frenético torbellino de interrogantes que desarrollaba en las claises
introductoriasdel semestreacadémico, paraluegoquedardel todoatrapa­
do en el segundo oel tercero de estos interrogantes, mientras que había
que esperar a las últimas ciases del semestre para contemplar las nubes
obscurísimas entre las quecentelleabanrelámpagos quenos dejabanme­
dioaturdidos?»Gadamer siguediciendoque «nopuede adelantar el pen­
samientosincaer enlacuenta deello». Lainterpretaciónde laexistencia
como «estar enel mundo»; lapolémica contra el psicologismo; el ataque
dirigidoalasabstraccionesidealistas; lassofisticadasinvestigacionessobre
laexistenciaanónimaquesedisipaenlahabladuría, sellenadecuriosidad
yse alimenta de equívocos, oel análisis de la conexiónentre la historici­
daddel «estar ahí»yla actividad historíográfica, son unos cuantos ejem­
plos de las ideas de Heidegger que mayor influjo han ejercido sobre el
pensamiento contemporáneo.

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