Art. 69 - 71 Susana Constitucional
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Art. 69 - 71 Susana Constitucional
Con la exigencia de este requisito previo se busca acreditar de manera indubitable la renuencia de
la autoridad pública o del funcionario de cumplir con la norma legal o el acto administrativo y/o de
emitir la resolución o dictar el reglamento que la norma le ordena, tal es así que el Tribunal
Constitucional en el fundamento jurídico 3 de la STC Exp. N° 0191-2003-AC/TC señaló expresamente
que “Con la satisfacción de dicho presupuesto procesal, se persigue que se demuestre que no se
trata de un simple letargo administrativo, sino que la autoridad responsable persiste en la inacción,
pese a que el afectado en sus intereses legítimos le ha recordado que existe un mandato contenido
en la ley o en un acto administrativo que aún no se ha cumplido”.
El incumplimiento de este requisito previo trae consigo que la demanda sea declarada
improcedente, de conformidad con lo establecido en el artículo 70, inciso 7 del Código Procesal
Constitucional, por lo que el accionante antes de acudir al proceso de cumplimiento deberá requerir
a la autoridad o funcionario el cumplimiento del deber legal o administrativo, que se pretende exigir
a través de este proceso.
Al respecto, el autor Carlos Mesía señala que el Código Procesal Constitucional no tiene
contemplada la posibilidad de prescindir excepcionalmente del “requisito especial de la demanda”,
cuando su presentación o el transcurso del plazo para que la autoridad conteste signifiquen un
peligro inminente de sufrir un daño irreparable. El motivo tiene su asidero en que más que derechos
constitucionales, el proceso de cumplimiento, lo que busca es el cumplimiento de la ley en la
actuación de la Administración Pública, pues cuando la omisión constituye lesión de un derecho
fundamental, la vía constitucional será siempre según el derecho que se trate– el amparo, el hábeas
corpus o el hábeas data.
A diferencia de la derogada Ley Nº 26301, ya no se exige que el reclamo sea efectuado por conducto
notarial, sino mediante un documento de fecha cierta, y si bien en el artículo 70, inciso 8, del Código
Procesal Constitucional se señala que no procede el proceso de cumplimiento “si la demanda se
interpuso luego de vencido el plazo de sesenta días contados desde la fecha de recepción de la
notificación notarial”, esto no significa que la carta notarial sea el único documento para cumplir
con el mencionado requisito de procedibilidad; puesto que, el mismo Tribunal Constitucional en la
STC Exp. N° 08455-2013- PC/TC ha señalado que el Código Procesal Constitucional supone un
cambio en este aspecto con relación a la legislación anterior que solo hacía mención al
“requerimiento por conducto notarial”.
Al respecto, un sector de la doctrina(5) señala que debe acudirse supletoriamente al artículo 245
del Código Procesal Civil para establecer a qué se considera un documento de fecha cierta. Sin
embargo, el Tribunal Constitucional en la STC Exp. Nº 04339-2008-PHD/ TC(6) ha establecido que la
evaluación del documento de fecha cierta no debe efectuarse desde la perspectiva o reglas propias
del Derecho Procesal Civil, puesto que la interpretación que se debe dar al artículo 69 del Código
Procesal Constitucional debe efectuarse bajo los siguientes parámetros:
1. Armonizarse con el principio pro actione, reconocido en el artículo III del Título Preliminar del
citado Código. La existencia de este principio en nuestro ordenamiento procesal
constitucional exige a los juzgadores interpretar los requisitos y presupuestos procesales en
el sentido que resulte más favorable a la plena efectividad del derecho reclamado, con lo cual,
frente a la duda, la decisión debe dirigirse por la continuación del proceso y no por su
extinción.
Ergo, en caso de existir duda respecto al documento con el cual se pretende demostrar la renuencia
del funcionario o autoridad pública, el juzgador debe tener presente el principio procesal pro
actione, según lo establecido por el Tribunal Constitucional en la STC Exp. N° 0191-2003-AC/TC(7)
(f. j. 4), que señala que “(…) en materia de interpretación de los derechos fundamentales, uno de
los criterios a los que debe apelarse cada vez que se trata de determinar los alcances de la limitación
o restricción al ejercicio de un derecho constitucional de naturaleza procesal, es el denominado pro
actione, según el cual, tratándose del derecho de acceso a un tribunal de justicia, este exige del
operador judicial que interprete las restricciones impuestas a tal derecho del modo que mejor se
optimice su ejercicio”.
Es evidente que el Tribunal Constitucional ha venido precisando aspectos de relevancia a fin de dar
una adecuada interpretación a la exigencia prevista en el artículo 69 del Código Procesal
Constitucional, y así evitar que indebidamente, se declaren improcedentes las demandas de
cumplimiento alegándose el incumplimiento del requisito previo, tal es así que en la STC Exp. N°
07320-2006-PC/TC(8) declaró la irrelevancia del error material en el documento de fecha cierta si
puede determinarse el mandamus, a continuación transcribimos los fundamentos jurídicos 2 y 3 de
la referida sentencia.
A diferencia de la derogada Ley N° 26301, la exigencia del reclamo por “documento de fecha cierta”
ya no es considerada “vía previa”, la cual está referida a los procedimientos administrativos que
deben realizarse antes de acudir a la sede judicial. En cambio, la actual legislación señala
expresamente que no será necesario agotar la vía administrativa, sino solo cumplir con este
requisito especial de la demanda: la concretización del reclamo por medio de un documento de
fecha cierta. Por tanto, el particular que curse la citada comunicación de fecha cierta no estará
obligado a interponer recurso administrativo alguno contra una posible respuesta negativa por
parte de la autoridad requerida o cuando esta haya omitido responder dentro del plazo antes citado.
1) Contra las resoluciones dictadas por el Poder Judicial, Tribunal Constitucional y Jurado Nacional
de Elecciones;
3) Para la protección de derechos que puedan ser garantizados mediante los procesos de amparo,
hábeas data y hábeas corpus;
7) Cuando no se cumplió con el requisito especial de la demanda previsto por el artículo 69 del
presente Código; y,
8) Si la demanda se interpuso luego de vencido el plazo de sesenta días contados desde la fecha de
recepción de la notificación notarial.
I. Ideas preliminares
De la lectura del Código Procesal Constitucional (CPConst.) se advierte que existen causales
generales de improcedencia (artículo 5) y causales particulares de improcedencia, propias del
proceso de cumplimiento (artículo 70). Sin perjuicio de lo que se desarrollará, debemos precisar que
“la declaración de improcedencia puede ser declarada de plano por el juez expresando los
fundamentos de su decisión y devolviendo los anexos. Sin embargo, la declaración de
improcedencia puede ser apelada para garantizar la doble instancia en cuyo caso el juez pone en
conocimiento del emplazado el recurso interpuesto, en garantía también del derecho de defensa.
Lo que resuelva el superior sí tiene efectos definitivos para ambas partes”
El artículo 5 del CPConst. enuncia las causales generales de improcedencia de los procesos
constitucionales. Entre ellas tenemos a las siguientes:
Trasladado al caso concreto del proceso de cumplimiento, esta situación se producirá cuando
no se acredite que el funcionario público haya afectado su derecho de petición, ya que tal
petición no procedía en la medida que el solicitante no acreditaba la existencia de un mandato
que lo identificase como titular de cierto beneficio.
En tal sentido, no se habría producido la vulneración del derecho de petición, derecho que, de
acuerdo al Tribunal Constitucional, “está conformado por dos aspectos, el primero de los cuales
se relaciona con la libertad reconocida a cualquier persona para formular pedidos por escrito a
la autoridad competente; y el segundo, vinculado inevitablemente al anterior, se refiere a la
obligación de dicha autoridad de dar una respuesta al peticionante por escrito y en un plazo
razonable”.
A diferencia de lo que ocurría con la legislación anterior a la entrada en vigencia del CPConst.,
actualmente los procesos constitucionales –entre ellos, el cumplimiento– son residuales, es
decir, deberá constatarse que la recurrencia al proceso contencioso-administrativo no es
igualmente satisfactorio que la recurrencia al proceso de cumplimiento, ya que la propia
naturaleza de los procesos constitucionales determinan su carácter sumario.
Como señala Serra en torno a la residualidad de los procesos constitucionales, “se debe admitir
que los procesos constitucionales en general (…) se diferencian de los procesos ordinarios por
la finalidad que persiguen y la materia tratada, y porque constituyen instrumentos procesales
diseñados para garantizar la supremacía constitucional y proteger de manera sencilla, rápida y
eficaz los derechos del hombre consagrados en las cartas fundamentales y en las convenciones
internacionales”.
3. Se haya recurrido a otro proceso para tutelar el mismo derecho
El inciso 3 del artículo 5 establece la improcedencia de la demanda cuando “el agraviado haya
recurrido previamente a otro proceso judicial para pedir tutela respecto de su derecho
constitucional”.
Esta causal de improcedencia se sustenta en una situación que se configura cuando después de
interponerse una demanda en la vía ordinaria denunciando el agravio configurado por la
renuencia del funcionario público, el actor decide recurrir al proceso de cumplimiento para
denunciar el mismo agravio.
Esta situación describe la existencia de vías paralelas. Sobre el particular, Castillo Córdova
señala que “todos los derechos, en tanto que derechos subjetivos, ya sea los de rango
constitucional como los simplemente legales, pueden ser invocados a través de (…)
procedimientos judiciales ordinarios”.
Esta introducción sirve para que el Tribunal Constitucional defina a la vía paralela como “aquella
vía que satisface la defensa de un derecho constitucional y en virtud de ello, logra reponer las
cosas al estado anterior a una violación constitucional”.
El inciso 6 del artículo 5 establece la improcedencia de la demanda cuando “se cuestione una
resolución firme recaída en otro proceso constitucional o haya litispendencia”.
Sobre el primer extremo de este inciso, es evidente que a través de un proceso de cumplimiento
no puede cuestionarse una resolución judicial que ostente la calidad de cosa juzgada, pues el
ámbito de acción de este proceso constitucional es solicitar tutela frente a la presunta
afectación ocasionada por la renuencia del funcionario público en la ejecución de un mandato
legal o administrativo.
Sobre el segundo extremo, Castillo Córdova apunta que “no es posible interponer una demanda
constitucional cuando existe otra demanda constitucional en trámite con la misma pretensión
y entre las mismas partes”. Al respecto, el autor precisa que “esta causal de improcedencia no
está referida a disponer la improcedencia de los procesos constitucionales cuando haya otro
proceso judicial en la vía ordinaria en trámite, porque para estos casos se habrá configurado la
vía paralela (artículo 5.3 del CPConst.)”.
6. Se cuestionen resoluciones del CNM y del JNE que hayan resguardado la tutela procesal
efectiva
Si bien las resoluciones del CNM y del JNE no podrán ser cuestionadas a través del proceso de
cumplimiento, consideramos que será posible cuestionar el incumplimiento del mandato
contenido en ellas por parte de un funcionario público, más aún si es que son resoluciones
firmes que han resguardado la tutela procesal efectiva.
No obstante, existe la posibilidad de que una entidad estatal interponga una demanda de
conflicto de competencia contra otra entidad de similar naturaleza, conforme se desprende de
los artículos 109 al 113 del CPConst.
Como hemos señalado, en caso de que el recurrente haya interpuesto la demanda después de
que transcurrieron sesenta días contados a partir del día siguiente de la recepción del
documento de fecha cierta, la demanda será declarada improcedente debido a que ha vencido
el plazo para interponer la demanda.
I. Introducción
El desistimiento es una figura procesal civil acogida en el Código Procesal Constitucional para el
proceso de cumplimiento, siempre y cuando afecte o incida en la esfera intersubjetiva de quien
interpone la demanda. En cambio, no procede cuando se trate de intereses difusos o colectivos
el desistimiento.
II. Sobre la figura procesal del desistimiento
El desistimiento es el acto jurídico procesal por el cual se eliminan los efectos jurídicos de un
proceso, de algún acto jurídico procesal realizado en su interior, o de la pretensión procesal;
además, solo puede ser pedido por el titular del derecho, facultad, acto o situación procesal.
Ahora bien, el desistimiento de la pretensión procesal implica una nueva declaración de
voluntad, esta consiste en la decisión de dejar de exigir judicialmente la pretensión emanada
del derecho material o sustancial que le sirvió de sustento.
1. A fin de establecer las clases de desistimiento y precisar sus efectos, este Tribunal advierte
una deficiencia en la regulación del Código Procesal Constitucional, por lo cual resulta
pertinente acudir a las normas contenidas en los Códigos Procesales afines a la materia
discutida, siempre que no contradigan los fines de los procesos constitucionales y sea
pertinente para la solución del caso (artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional).
2. En el artículo 340 del Código Procesal Civil se establece que el desistimiento puede ser: i)
del proceso o de algún acto procesal, y ii) de la pretensión. Asimismo, dicho cuerpo legal
señala que el desistimiento del proceso lo da por concluido sinafectar la pretensión (artículo
343), mientras que la resolución que aprueba el desistimiento de la pretensión, produce los
efectos de una demanda infundada con la autoridad de la cosa juzgada (artículo 344).
4. Asimismo, cabe señalar que el pedido del desistimiento, en tanto forma especial de
conclusión del proceso, está sujeto a una serie de formalidades, siendo una de ellas que el
escrito que lo contiene debe precisar su contenido y alcance, legalizando su firma el
proponente ante el Secretario respectivo. Al respecto, el artículo 37 del Reglamento
Normativo del Tribunal Constitucional señala que “[p]ara admitir a trámite el desistimiento
debe ser presentado por escrito con firma legalizada ante el Secretario Relator del Tribunal
Constitucional, Notario (…)”. En la misma línea, este Tribunal precisa que si se trata de
personas que se encuentran fuera del territorio de la República deben acudir a las
autoridades respectivas a efectos del cumplimiento de la formalidad exigida para el
desistimiento.
III. El desistimiento solo procede cuando se trata de actos administrativos de carácter particular
Ahora bien, los actos administrativos de carácter particular son aquellos que producen efectos
jurídicos subjetivos, concretos, de alcance solo individual; en cambio, los actos administrativos de
carácter general son aquellos en los cuales los supuestos normativos aparecen enunciados de
manera objetiva y abstracta, pero no singular y concreta, por lo tanto, versados a una pluralidad
indeterminada de personas; es decir, a todas aquellas que se encuentren comprendidas en tales
parámetros. Al respecto, el autor Morón Urbina señala que el acto administrativo es general porque
interesa a una pluralidad de destinatarios identificados o identificables, y no porque tenga
necesariamente un contenido normativo, como sucede en los reglamentos (ej. convocatoria a un
concurso, a una licitación pública o la fijación administrativa de una tarifa para prestación de
servicios públicos).
En cambio, el acto administrativo es particular cuando está destinado en específico a una o varias
personas, identificadas nominativamente o por su pertenencia a un colectivo objetivo e inequívoco,
el cual es, además, un acto de efectos particulares (ej. resolución de un recurso administrativo,
designación de un funcionario). En consecuencia, cuando se trata del incumplimiento de un acto
administrativo que solo tiene efectos sobre los intereses subjetivos del demandante, se admite el
desistimiento al ser el único en condiciones de señalar si continúa o no con el proceso.
También, resulta procedente el desistimiento del proceso, tal como así lo reconoció el Tribunal
Constitucional en la RTC Exp. N° 04521-2004-AC/TC(6), al declarar procedente el desistimiento del
proceso planteado por el accionante, para lo cual se aplicó de manera supletoria el artículo 340 del
Código Procesal Civil, en el cual se señala que el desistimiento puede ser del proceso, de un acto
procesal o de la pretensión. Adicionalmente, en la RTC Exp. N° 03464-2011-PHC/TC(7) se señala que
desistimiento del proceso requerirá de la conformidad del demandado expresada dentro del tercer
día de notificado o en su rebeldía, si hubiera oposición, el desistimiento carecerá de eficacia
debiendo continuarse con el proceso, de conformidad con el artículo 343, primer párrafo, del Código
Procesal Civil, aplicable supletoriamente en virtud del Artículo IX del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional.