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La Biblia en sus Tradiciones

Best: Definición de un
Proyecto Científico
2. LA BIBLIA EN SUS TRADICIONES:
DEFINICIONES Y ORIENTACIONES
La Biblia de Jerusalén surgió a raíz de la encíclica Divino afflante Spiritu de Pío XII
(1943), que reconocía la legitimidad de los estudios históricos y críticos y recomendaba en
particular el estudio de los géneros literarios para reconocer la verdad de los textos inspira-
dos. Cosechando los frutos de varias décadas de crítica histórica de los textos sagrados, ella
permitía hacerlos accesibles a un público muy amplio. Con los años, La Biblia de Jerusalén
conoció tres ediciones en un volumen (1956, 1973, 1998) y numerosas adaptaciones en otros
idiomas.
Heredera de estos primeros logros, La Biblia en sus Tradiciones desea ofrecer al pú-
blico cultivado una edición actualizada de la Escritura, sin olvidar que atravesando siglos y
lenguas, llevados hasta su lector por las t radiciones de las comunidades que lo preceden, el
texto bíblico nunca ha sido un objeto fijo. Esto es lo que sugiere el prólogo de la Constitu-
ción dogmática sobre la revelación divina promulgada por Pablo VI en 1965, que comienza
citando este verso: “La Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os
anunciamos la Vida eterna” (1 Jn 1,2). Si es cierto que la Biblia recoge y suscita este anun-
cio, los primeros cristianos sin embargo pasaron sin el Nuevo Testamento oficial durante un
siglo. El texto estaba en curso de composición, pero no la confesión de fe: ella proviene de la
escucha, enseñaba entonces San Pablo…
Para expresar el proyecto en una imagen simple, se puede considerar la Biblia y sus in-
terpretaciones como un río con muchos afluentes que desembocaría en el mar. Si entendemos
que el mar representa el mundo actual, aquel en el cual el lector lee la Biblia, ¡nos gustaría
situarnos en la desembocadura, y mirar hacia arriba, preguntándonos de donde proviene todo
esto! Intentando volver a las fuentes, situados en muy variados paisajes; a veces descubrimos
que algunos ríos se dividieron en varios brazos para juntarse enseguida con aquellos remoli-
nos (remanentes, variantes); que otros se pierden y no vuelven a aparecer más que por casua-
lidad, como bien se testimonia con los hallazgos arqueológicos (los rollos del mar Muerto).
El cuestionamiento histórico guarda pues un lugar esencial, pero no se privilegia la bús-
queda de los orígenes con frecuencia inaccesibles al sólo método histórico. En la Biblia, du-
rante períodos, la memoria creyente recopila e interpreta en el lenguaje de su tiempo la acción
de Dios en la historia. Como un documento en bruto, la Biblia es una escritura.
La Biblia en sus Tradiciones se propone retomar en el texto bíblico la caja de resonancia
que es la historia de su recepción. Ella presenta la Escritura en tanto como recibida y transmi-
tida: su autoridad está atestiguada por una comunidad creyente que la ha recibido, producido
y llevado, que la celebra y la actualiza en su liturgia.
El canon aceptado es el de la Vulgata latina fijada por el Concilio de Trento en 1546, que
reprende aquel de la Septuaginta por la que los cristianos recibieron las escrituras.
En cuanto a la tradición, dos ideas claves guían el proyecto. En primer lugar, el hecho
que para la tradición católica, la Biblia no es la única fuente de los dogmas, sino que ella los
encuadra o los ilustra, como lo muestra su uso litúrgico. Enseguida, la constatación que la
Biblia nunca se ha esclavizado a las culturas circundantes; aunque inmersa en sus épocas, el
Antiguo como el Nuevo Testamento reflejan ciertas rupturas. Queremos resaltar en particular
las rupturas y continuidades del Nuevo Testamento, hacia arriba con el judaísmo variado del
primer siglo y hacia abajo con la patrística, empezando por los padres apostólicos.
Tres principios guían el proyecto.

1. ESTABLECIMIENTO DE LOS TEXTOS: RESTABLECER UNA


POLIFONÍA
El proceso de canonicidad, tanto para el Antiguo como para el Nuevo Testamento, se ex-
tendió durante un largo período: también numerosos pasajes, o incluso libros enteros llegaron
por varias tradiciones textuales. Este hecho hace aleatoria la restitución e incluso la defini-
ción de un original: muy a menudo, no existe ninguna frontera clara entre la crítica literaria y
la crítica textual. Tan pronto como estas formas diversas de texto se convirtieron en el objeto
de un uso litúrgico, no se busca reducir estas diferencias, sino más bien resaltar la manera en
que ellas expresan una fe común bajo formas variadas.

2. TRADUCCIÓN: PERMITIR DEGUSTAR UN SABOR “ORIGINAL”


Como la de otros textos sagrados, la recepción de los escritos bíblicos se realiza muy
temprano en una verdadera preocupación del texto en tanto texto. Esto es la misma materia
lingüística significativa, con sus “murmullos” y sus aparentes incoherencias, que propor-
cionó las piedras de espera de las relecturas y desarrollos posteriores; se constata ya en las
reescrituras o alusiones intra-bíblicas. El traductor de La Biblia en sus Tradiciones mantiene
así dos exigencias simultáneas:
En primer lugar, para la traducción en sí misma, el traductor toma claramente parte por el
texto de partida, y prefiere el respeto de las figuras presentes en lengua-fuente a la facilidad
de lectura en la lengua de destino. Su máxima es: “ni más oscuro (!)”. “Ni más claro (sobre
todo) que el original”.

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En segundo lugar, ofrece notas filológicas, yendo de la gramática a la prosodia, seña-
lando los hechos literarios más importantes, que sirvieron como punto de apoyo para las
interpretaciones posteriores. Señala los mejores resultados de los métodos de análisis lite-
rario, felizmente inventados o reinventados por la exégesis bíblica contemporánea, bajo la
influencia de las ciencias humanas.

3. ANOTACIÓN: SACAR LO NUEVO Y LO VIEJO DE SU TESORO,


DISTINGUIR PARA UNIR
Jesús anunciaba a los apóstoles que continuarían su predicación (Mt 13,52: “Todo escri-
ba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que
saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo”), o incluso que ellos harían “obras aún mayores” que él
(cf. Jn 14,12). El tono de estas notas será la invitación a la lectura y a la relectura, al análisis y
a la meditación, para escuchar o volver a escuchar la Escritura con unos ecos siempre nuevos.
Se prestará una especial atención a los juegos de la intertextualidad, extra-bíblicos e
intra-bíblicos. La evaluación de la primera depende de nuestra documentación sobre culturas
antiguas. Ella está señalada en un registro de notas apropiada. La intertextualidad intra-bíbli-
ca o canónica (típicamente, pero no solamente el “cumplimiento de las Escrituras”) relativiza
un poco la primera, ya que la realidad incluso del canon separa los escritos bíblicos de su
contexto original. Ella es tomada sistemáticamente en cuenta en la traducción, y señalada en
forma de referencias marginales. Se prestará especial atención a los juegos intertextuales al
interior mismo del Antiguo Testamento y sobre todo entre los dos Testamentos.
La anotación también incluye una selección entre las interpretaciones tradicionales,
eventualmente en debate; las patrologías griega, latina, siríaca serán puestas en provecho. La
historia de estas interpretaciones, prolongadas o contradicha por la exégesis de los escolás-
ticos, de los reformadores (Lutero, Calvino) y de las tradiciones judías (targums, literalistas
medievales), son el objeto de una síntesis. Por último, ella puede ser ilustrada por los testigos
importantes de la recepción del texto editado en la cultura de la literatura en las artes visuales.
La innovación más visible de La Biblia en sus Tradiciones es la presentación analítica de
la anotación. Las notas están divididas y repartidas lo más rigurosamente posible en varios
registros. El propósito de esta presentación es doble. Por un lado, hacer la anotación tan trans-
parente y documental como posible, distinguiendo cada aspecto del comentario. Por otro
lado, manifestar el enraizamiento profundo en los hechos textuales, literarios y tradicionales
de las interpretaciones propuestas.
Las páginas que siguen tratan en detalle cada uno de estos tres principios de La Biblia
en sus Tradiciones.

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3. ¿QUÉ TEXTO EDITAR?
LA POLIFONÍA BÍBLICA

Más que un texto único como las Biblias ordinarias, La Biblia en sus Tradiciones pre-
tende reflejar la diversidad de las tradiciones textuales, especialmente aquellas que llevan
comunidades vivientes.

NUEVO TESTAMENTO
Nuestros principios se ilustran bien considerando en comienzo el Nuevo Testamento.

¿Qué textos para traducir?

Nosotros no apuntamos al mismo objetivo que la crítica textual clásica – establecer la


forma la más pura, la más primitiva del texto griego – aunque por supuesto reconocimos el
aporte indispensable de esta ciencia. Las elecciones que hacemos no están motivadas por
criterios de crítica textual, sino por criterios de coherencia hermenéutica. Como lo indica el
título de nuestra empresa, “La Biblia en sus Tradiciones”, se prefiere las formas textuales
probadas en las principales tradiciones eclesiales vivientes. Nos interesan los textos realmen-
te utilizados y comentados por los liturgistas, los exégetas y los predicadores en las Iglesias
de tradición griega, latina y oriental, a lo largo de los siglos. En esta perspectiva, se retendrá
las grandes tradiciones textuales que siguen:
1. En primer lugar, el texto bizantino o mayoritario (Byz). Es el texto tradicional del
cristianismo bizantino bajo todas sus formas antes y después del Cisma entre Roma
y Constantinopla. Esta elección no refleja una opción de crítica textual o de teología
(no creemos en absoluto que, el texto mayoritario en los manuscritos griegos, sería
el texto más cercano del texto primitivo o el verdadero texto inspirado del Nuevo
Testamento), sino la elección de una coherencia hermenéutica global del texto y de
la anotación.
2. En seguida el texto usual, aquel del Novum Testamentum Graece de Nestle-Aland,
27 edición (Nes). El permite poner en perspectiva histórica y crítica los otros cuatro
textos. En cuanto a las variaciones perceptibles en una traducción, las diferencias
entre Nes y Byz, consisten muy a menudo en omisiones por parte de Nes.
3. El Textus receptus (TR). Derivado del primer texto impreso del Nuevo Testamento
en griego (Erasmus, 1516), es el Nuevo Testamento del Humanismo, al menos en
Europa del norte y de la Reforma. Su importancia tradicional es capital: es el que
Lutero tradujo y que refleja la King James Bible (Authorized Version). Las notas
Tradiciones cristianas o Teológicas no permiten obviamente dejarlo de lado si que-
remos desarrollar la tradición ecuménica de La Biblia de Jerusalén.
4. La Vulgata (V). Aquí se cita no tanto como un testigo de los textos griegos que tra-
duce, o un reflejo de sus interpretaciones antiguas (en efecto, ella indica a menudo
el sentido del griego koiné), sino más bien como el texto latino tradicional, aquel del
cristianismo occidental hasta el siglo XVI y para la Iglesia católica hasta nuestros
días.
5. La Peshitta (S). Ella tampoco aparece en principio como testigo del griego, tam-
poco de su eventual fuente aramea, sino como el texto siríaco tradicional, es decir el
Nuevo Testamento del cristianismo oriental.

La Biblia en sus Tradiciones sigue pues cinco textos principales del Nuevo Testamento.
En la versión electrónica, todos estarán disponibles. Para la edición impresa, no es necesario
de traducirlos por separado: simplemente traducir uno y hacer aparecer las principales va-
riantes de los otros cuatro. La Biblia en sus Tradiciones tendrá una preferencia natural por
el texto mayoritario (Byz). Los otros cuatro textos aparecerán o bien en columnas paralelas
(cuando es toda una línea o más que debe ser retraducida), o bien en cuadros en el texto (para
las variantes de unas palabras), o bien en nota bajo la rúbrica Texto.

¿Dónde encontrar los textos para traducir?

El texto bizantino, la Vulgata y la Peshitta, sufrieron múltiples revisiones; es por esta ra-
zón que sus ediciones impresas tuvieron un estudio crítico. La solución más rigurosa desde el
punto de vista hermenéutico sería sin duda traducir las ediciones diplomáticas de manuscritos
representativos de estas tradiciones. Por razones prácticas, traduciremos sin embargo edicio-
nes existentes, siendo conscientes del hecho que la Vulgata de Stuttgart, por ejemplo, no es
más que una edición fiable del texto latino según Jerónimo. Por supuesto, además del texto
bizantino, la Vulgata y de la Peshitta, hay otros testigos griegos, latinos o siríacos (o incluso
en otras lenguas antiguas) teniendo una real importancia tradicional. Volveremos al tema.
Del texto bizantino o mayoritario, dos ediciones recientes están disponibles: Zane C.
HODGES y Arthur L FARSTAD, The Greek New Testament According to the Majority Text,
Nashville, Thomas Nelson, 1982/1985 ; William G. PIERPONT and Maurice A. ROBIN-
SON, The New Testament in the Original Greek According to the Byzantine/Majority Text,

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Atlanta, Original Word Publishers, 1991/1995. El texto es casi idéntico en las dos ediciones y
corresponde en gran medida al texto bizantino mayoritario (Byz) citado en el aparato crítico
del Greek New Testament editado por las United Bible Societies.
Para la Vulgata, el texto que se utilizará es el de la Biblia sacra iuxta vulgatam versio-
nem, 4a edición por R. WEBER y R. GRYSON, Stuttgart, Deutsche Bibelgesellschaft, 1994.
La 3ra edición del Nuevo Testamento griego-Latino de Erasmus ha sido reciente-
mente reproducida por Tigran AIVAZIAN (Londres, 2007; www.bibles.org.uk); el mismo
editor dispone igualmente de la edición 1550 del Textus receptus por Robert Estienne.
Nuestra propuesta implica una nueva apreciación de la Peshitta: no se considera sólo
como un testigo del texto griego, sino como un texto importante, teniendo su propio peso –
ella pasa así de las notas al mismo cuerpo de texto. El aparato crítico de Nestle-Aland, no será
aquí suficiente, ya que sólo cita las versiones (siríaco u otras) cuando ellas permiten acreditar
manuscritos griegos.
Se consultará J. PINKERTON et R. KILGOUR, The New Testament in Syriac, (The
British and Foreign Bible Society), Londres, 1920 (para los evangelios, el texto es el de Ph.
PUSEY et G.H. GWILLIAM, Tetraevangelium Sanctum iuxta simplicem Syrorum versio-
nem, Oxford, 1901). Para otras versiones siríacas, igualmente latinas, coptas, etc., consultar
la introducción en Nes.
Muchos de estos textos y versiones están disponibles en medios electrónicos.
Estos textos principales no contienen necesariamente todas las lecturas pertinentes desde
el punto de vista de las tradiciones: las variantes coptas, antiguas latinas, antiguas siríacas,
aquellas de los manuscritos griegos no perteneciendo al tipo mayoritario, o aún más aquellas
que se pueden sacar de las obras de los Padres de la Iglesia. En la versión en línea de La
Biblia en sus Tradiciones, por supuesto, todas estarán disponibles; para la edición impresa se
le agregará en nota Texto. El aparato crítico de la 27ª edición de Nestle-Aland puede abrir
aquí pistas, pero se debe consultar también a especialistas en estos dominios.
Se traducirá todas las variantes significativas, es decir aquellas que llevan al sentido del
texto. Se ignorará pues las variantes que reflejan solamente la gramática o la sintaxis de la
lengua en que se tradujo el texto griego, sin alterar su alcance. Inversamente, no se limitará a
las lecturas que admiten variantes griegas: por ejemplo, cuando la Vulgata traduce eis doxan
par in gloria, no tendremos que buscar un manuscrito griego leyendo doxêi ; se verá más bien
una interpretación latina de la expresión en griego koiné, y se traducirá como tal. La Peshitta
da regularmente variantes desprovistas de vínculo con un texto en griego, pero provienen de
la interpretación homilética: ellas deben ser traducidas. Caso extremo, ilustrando bien la na-
turaleza y los principios de La Biblia en sus Tradiciones, el texto presentará la famosa “coma
joánica” (1 Jn 5, 7 b). Este semi-versículo se encuentra sólo en algunos testigos griegos y
sobre todo latinos, pero ha sido retomado en la Vulgata clementina y en el Textus receptus, de
donde pasó a la Biblia de Lutero y a la King James Version.

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ANTIGUO TESTAMENTO
Principios similares se aplicarán al Antiguo Testamento.

¿Qué textos para traducir?

Se traducirán cinco textos principales: el texto masorético (M) – hebreo (y posiblemente


arameo) del judaísmo rabínico, la Septuaginta (G), la Vulgata (V), la Peshitta (S) y para los
libros referidos el Pentateuco Samaritano y la versión samaritana de Josué (el comienzo de
II Crónicas).
Lo más frecuente, se traducirá el texto masorético y se hará aparecer las variantes signi-
ficativas de los otros cuatro.
Allí donde el griego es el único texto disponible (para los libros deuterocanónicos, algu-
nas partes de Jeremías, de Daniel y de Esther), es él que sería traducido.
Allí donde el hebreo y el griego difieren mucho en gran escala, uno y otro serán inte-
gralmente traducidos, en columnas paralelas; el Salterio será traducido completamente del
hebreo y del griego, con las variantes relacionadas al uno y al otro.
Allí donde Rahlfs imprime dos columnas (Jos, Dn, etc.), se reproducirán.
Allí donde otras versiones tradicionales disponibles son irreductibles al hebreo o al grie-
go (por ejemplo al comenzó del Eclesiástico 51), se propondrán otro tanto de columnas como
sea necesario.
Para algunos libros o partes de libros deuterocanónicos, una solución particular se en-
contrará.
Se podrá hacer aparecer en notas Texto toda otra variante interesante: desde los targums
(con posibles referencias a notas de Tradiciones judías); otras traducciones antiguas; manus-
critos del mar Muerto; citas patrísticas, etc.; o provenientes del aparato crítico de ediciones
científicas actuales. La versión electrónica permitirá muy seguro dar los textos en mención
en su integridad.

¿Dónde encontrar los textos para traducir?

Además de los recursos electrónicos familiares a los colaboradores, las ediciones útiles
serán las más comunes. Para recordar:

Texto masorético:

La Biblia Hebraica Quinta para los libros que ya han sido publicados;
La Biblia Hebraica Stuttgartensia, 5a edición, para los otros libros;

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Septuaginta:

La edición de Göttingen para los libros que ya han sido publicados;


La edición de Rahlfs para los otros libros;

Peshitta:

The Old Testament in Syriac according to the Peshitta version by The Peshitta Institute
(Leiden);

Pentateuco samaritano:

August VON GALL (éd.), Der hebräische Pentateuch der Samaritaner, Giessen, 1914-
1918;
Luis-F. GIRÓN BLANC (ed.), Pentateuco Hebreo-Samaritano: Génesis (Madrid, 1976).

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4. ¿CÓMO TRADUCIR?
PARA UN SABOR ORIGINAL…

Hay dos grandes familias de traducciones:83 aquellas que prestan toda su atención al
lenguaje del texto de partida, y aquellas que se adhieren sobre todo a producir el texto más
limpio e inmediatamente comprensible en el idioma de llegada. A la primera pertenece por
ejemplo la Septuaginta, adhiriéndose a la hebrea al punto de ser a menudo poco clara; a la
segunda, las traducciones de colecciones como Budé84 o Fuentes cristianas, que privilegian
la claridad del español o del francés (pero muestran al lado el texto original). Tomando cla-
ramente parte por el texto de partida, La Biblia en sus Tradiciones se esfuerza por conseguir
un equilibrio: el acto de traducir es menos un cálculo que un pensamiento85 y la traducción
será siempre un arte86.
He aquí dos “tablas de los mandamientos” de la traducción de La Biblia en sus Tradicio-
nes, que podríamos llamar “la tabla del significante” y “la tabla del significado”.

83 Cf. Jean-René Ladmiral, « Sourciers et ciblistes », en Revue d’Esthétique, 1986, nouv. sér., n°12 : La traduc-
tion, pp. 33-41 et Jean-Paul Vinay et Jean Darbelnet, Stylistique comparée du français et de l’anglais, Paris,
Didier, 1958.
84 Nombre de un humanista francés (1467-1540), y también el de una colección actual en francés.
85 Cf. el famoso Non adnumerare sed tanquam appendere de Cicerón (De optimo genere oratoris, 14), retomado
por San Jerónimo, De optimo genere interpretandi, Epître 57 : Non verbum e verbo, sed sensum exprimere de
sensu, habeoque huius rei magistrum Tullium – “En lugar de representar una palabra por otra, busco expresar
el significado del texto: además Cicerón es mi maestro en esta materia.”
86 Cf. Georges Mounin, Les Belles infidèles, Paris, Cahiers du Sud, 1955.
Las palabras
Para decirlo Más en lugar de menos
Respeto escrupuloso de las « figuras » del Mantener en lo posible algún tradicional
texto de partida. Sensus altior

El estilo es el orden Ni más claro ni más obscuro


Restaurar el relieve que da el orden de las Polisemias no simplificadas.
palabras a la frase original Posibilidades de traducciones múltiples
señaladas al menos en notas
Respetar el código
Trabajo por perícopas respetando los Sumergirse no es bautizar.
conectores narratológicos Vocabulario “cristiano” conservado
tanto como sea posible
Cola y commata*
Disposición del texto Pasado no cumplido
como en Biblia sacra iuxta uulgatam Tener un gran cuidado en la prestación del
uersionem. Ponctuation minimale valor aspectual de los tiempos verbales del
griego o del hebreo

* Cola y commata se refiere a una disposición del texto por unidades de significación y no por versículos.

Antes de transferir una obra en una lengua-destino, cualquier traductor debe emprender
una profunda reflexión en los tres niveles de análisis del texto-fuente: de la palabra al texto,
pasando por la frase. Las páginas siguientes comentan los principios que la traducción de La
Biblia en sus Tradiciones se esfuerza por cumplir en cada una de estas tres escalas.

A LA ESCALA DE LAS PALABRAS

Respeto por la riqueza del vocabulario bíblico y de los matices entre “sinónimos”,
evitando una traducción sistemática de cada palabra del texto fuente por una misma
palabra del texto-destino

Este es un dominio en donde un trabajo profundo puede todavía mejorar una traducción.
En efecto, con demasiada frecuencia, son ignorados los matices que distinguen cada término
de un campo léxico original.
Para traducir en una lengua moderna la riqueza de los matices de la lengua original, se
debe precisar la importancia y los contornos de los campos lexicales hebreos o griegos en un
corpus determinado. El recurso del instrumento clave del traductor que es la concordancia del
texto original podrá dejar ver, de manera mucho más fiable que los diccionarios, los matices
sutiles que oponen los términos de un campo lexical determinado, para permitir llegar a una
traducción cuya riqueza debe ser comparable a la del texto fuente.

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Siendo puesto el acento sobre el respeto del texto-fuente, se evita sin embargo la falta
del “terminologismo” al cual conduciría la búsqueda de una concordancia comparable para
el texto de llegada, a aquella que se podría despejar para el texto de partida. Los campos lexi-
cales de las diferentes lenguas nunca están superpuestos palabra por palabra: no se prohibirá
en la lengua moderna pues declinar ligeramente la polisemia de algunos términos (legein:
“decir”, “pedir”, “agregar”...), ni al contrario, traducir con un mismo lexema dos palabras
distintas del griego (así, la ephê Jn 1,23 y algunos trabajos Joánicos de lalein transitivo po-
drán ser ventajosamente dados por un mismo verbo “declarar”). Si creemos con Jerónimo y
Cicerón que el traductor debe dar [al texto destino] un ‘peso’ equivalente, “en lugar de un
‘número’ equivalente”, un mismo verbo de una lengua moderna podrá traducir varios verbos
diferentes del griego, según el contexto...

Cuidado dado al valor aspectual de los tiempos verbales en el griego o en el hebreo

En diversos grados, el verbo de los textos bíblicos sale de una pregnancia aspectual dife-
rente según la lengua (griego de la Septuaginta, griego del NT, hebreo o arameo), el período o
el autor de que se trate. Así, para el NT, las oposiciones aspectuales al indicativo serán mucho
más marcadas en algunos textos joánicos (evangelio y epístolas) o en el evangelio de Mateo,
que en los otros corpus. La traducción deberá buscar dar cuenta de estos juegos aspectuales,
en la medida de lo posible, sin sobrecargar innecesariamente el texto.
El texto de la Vulgata manifiesta una profunda sensibilidad a esta dimensión lingüística
del griego. Así, el valor de futuro inminente que pue den comportar los presentes del Nuevo
Testamento es, a veces, dado por un futuro o un giro perifrástico en latín. Así, Lc 3,9 (pan oun
dendron mê poioun karpon kalon ekkoptetai kai eis pur balletai) es traducido: omnis ergo
arbor non faciens fructum excidetur et in ignem mittetur, “todo árbol que no dé buen fruto
será cortado y arrojado al fuego”. Lo mismo: Jn 1,15 (ho opisô mou erchomenos) se vuelve:
qui post me venturus est, “El que viene detrás de mí”… Del mismo modo, un imperfecto de
conatu puede ser dado en la Vulgata por un perfecto latino, cuando el contexto lo exija. Así,
en Jn 6,21: voluerunt ergo accipere eum in navim se traduce: êthelon oun labein auton eis to
ploion (“Quisieron recogerle en la barca”).

Uso de los corchetes para identificar un contenido implícito sin glosar el texto

Se llama contenido implícito un sentido evidente en un contexto determinado, que la


lengua original no explicita, conforme a su genio (pregnancia o concisión). Cada vez que
el genio de la lengua de llegada exige la explicitación de este contenido (por razones de co-
rrección gramatical o de coherencia), se utilizan pues, los corchetes para señalarlo. En estos
casos, la regla de oro es evitar dos extremos opuestos:
- Aquel de clarificar en la lengua de llegada lo que sería oscuro en la lengua de partida
(riesgo de glosa o de interpretación reductiva)
- Aquel de obscurecer en la lengua de llegada lo que sería claro en la lengua de partida
(riesgo de literalismo).

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Un ejemplo basta para ilustrar este principio. Leemos en Jn 19,17: kai bastazôn heautôi
ton stauron exêlthen eis ton legomenon kraniou topon: “Y él cargando con su cruz, salió
[de la ciudad] hacia el lugar llamado Calvario”; en la traducción propuesta, los corchetes
encierran no una glosa sino una explicación del texto original conforme a la naturaleza de la
lengua española.

Preservar los calcos de la lengua original, bajo forma de calcos equivalentes en la


lengua de llegada

El calco, termino extranjero al vocabulario de una lengua, que aparece por primera vez
en un texto, (así el árabe khalas, que significa “basta” en un texto en español), es distinto
del préstamo, término de origen extranjero aclimatado durante mucho tiempo en una lengua
determinada (tal como week-end o steeple-chase en francés).
Los ejemplos son importantes aquí. A pesar de las apariencias, un término como messias
casi no hace parte del léxico de la lengua griega como también de la lengua española: así,
el autor del cuarto evangelio se ve obligado a traducirlo (por christos: 1.41; 4,25) para que
el lector pueda entenderlo. En un caso de este género, el error sería traducir esta palabra ex-
tranjera en griego por un término corriente en el léxico español (“Mesías”). Para mantener
el efecto de desarraigo que la forma messias produciría en la lengua original, como lo hace
también la Vulgata, se podrá recurrir a una formula tal como Messia o Messias, en cursiva.
En cambio, una palabra como didumos (“gemelo”) que es perfectamente griego siempre ten-
drá que ser traducido (proscribir la simple transliteración del término griego en “Didymus”).

En caso de doble-sentido del texto original, nunca sacrificar un sensus altior


unánimemente reconocido por los Padres

Debido a los frecuentes fenómenos de doble significado, algunos textos bíblicos (Cantar
de los Cantares, Evangelio de Juan…) ofrecen una densidad figurativa extrema. Más allá de
la intención del autor, la tradición interpretativa ha podido a veces contribuir a enriquecer el
texto. Parafraseando a Gregorio el Grande, se podría afirmar que divina eloquia cum Tradi-
tione crescunt, “las palabras divinas crecen con la Tradición”.
Este podría ser el caso de archê del primer verso del Prólogo de Juan, que la mayor
parte de intérpretes antiguos comprenden como el “comienzo”, mientras que la corriente de
exégesis origenista comprende más bien como “el Principio” (es decir, el Padre: ac si aperte
diceret : in Patre subsistit Filius87). El texto de la Vulgata (que lleva aquí principio más bien
que initio) también está abierto a dos matices. Por el contrario, el español no permite guardar
los dos sentidos en una sola palabra.
Dos soluciones se ofrecen entonces al traductor, quien, después de sopesar las ventajas y
los inconvenientes de cada una de las posibilidades, será llamado a decidir:

87 DUNS SCOT ERIGENE, Homilia in Prologum S. Evangelii secundum Ioannem, PL 122, 286.

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- la amplificación88 : donde la ganancia resultante de una traducción completa del signi-
ficado podría compensar, a los ojos de algunos traductores, la alteración innegable del ritmo
de la frase original. Se traduciría así: “Al comienzo, en el Principio era el Verbo”.
- la renuncia: según los casos, al matiz menos probado en la exégesis antigua, o bien al
sensus inferior, si las dos exégesis son igualmente frecuentes en la Antigüedad. Así, en el
ejemplo anterior, si se decide renunciar a la amplificación, parece preferible traducir “Al co-
mienzo”, más bien que “En el Principio”. Una nota de traducción deberá en todo caso señalar
la existencia del sentido que se cree no se debe conservar.
Además de raros corchetes y notas de traducción, La Biblia en sus Tradiciones propo-
ne las doble o triple traducciones de los segmentos cuya polisemia ha sido particularmente
importante en la historia de la recepción. No se excluye imprimir los más importantes, en
paralelo o en sinóptico, en el cuerpo del mismo texto.

Mantenimiento del vocabulario cristiano

El vocabulario bíblico tiene la particularidad que ha penetrado las lenguas modernas oc-
cidentales. De esta manera, perdió su motivación primera aunque conservó su significación
profunda. Ignorar esta realidad apegándose obstinadamente a la motivación etimológica nos
conduciría a dejar la presa por la sombra y se volvería además a la negación de la historia
misma de la lengua española.
Todo el problema del traductor bíblico se encuentra aquí: se pretende traducir palabras
que son portadoras de una larga historia en su propia lengua, pero en el momento de su
empleo en los textos originales, constituyen a veces reales neologismos (baptisma) o de
expansiones semánticas nuevas (pneuma en el sentido de “espíritu”, christos en el sentido de
“Cristo”). Para realizar el cambio de desarraigo que han debido producir en los textos bíbli-
cos originales, uno podría verse tentado entonces a traducirlos sin tener en cuenta la tradición
cristiana, es decir, fuera del contexto de la comprensión que permitió la lectura de estas obras
(baptisma: “inmersión”; pneuma: “soplo”; christos: “consagrado por la unción”. Sin embar-
go, bajo pena de quedar en letra muerta, un texto nunca puede disociarse de su contexto de
comprensión: en el caso de la Biblia, esto podría deducirse, al menos en parte, de la historia
de su recepción. Además, un neologismo nunca está verdaderamente motivado sino en el
momento de la creación léxica.
Es importante no confundir figura y designación (a lo que el término se refiere). Mien-
tras la designación no ha atenuado la motivación primera de la palabra original, es legítimo
conservar una figura primitiva; pero ya que una imagen original se ha convertido en una
catacresis, es decir, tan pronto como se ha integrado en el léxico de una lengua, la decisión de
guardar la figura (“inmersión”) en detrimento de la designación (“bautismo”) equivale sim-
plemente a una traición del sentido. Aquí es además una prueba a contrario: para traducir la
palabra bautismo del español al griego koinè, no hay otra solución que el empleo del termino
baptisma...

88 Cf. VINAY et DARBELNET, op. cit. (n.1), pp. 109-114.

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Tan pronto como un neologismo, vuelto frecuente en un lenguaje, pierde su efecto de
novedad (este es el caso de todos los ejemplos que hemos citado), él se despoja ahí mismo de
su motivación léxica y la designación directa toma entonces el paso sobre aquella, indirecta,
de la figura. Si el significante de baptisma ha podido expresar, durante la creación de este
término, “la realidad de inmersión”, no obstante él ha designado siempre lo que llamamos
en español el “bautismo”.
En los casos excepcionales cuando un neologismo, portador de una designación fun-
damental del léxico del cristianismo, apareciera en un texto en el momento mismo de su
creación, o bien en un juego literario visible (etimologismo, figura de derivación), la única
solución posible para el traductor, queriendo a cualquier precio respetar la figura original,
sería el proceso de la amplificación (“la inmersión del bautismo”) que permite guardar la
imagen original sin renunciar no obstante a la designación.

Respeto de las figuras

El significante sobre el que reposa una figura determinada contribuye poderosamente a


la expresión de una idea89. Sin duda, el maestro de Alejandro y el discípulo de Platón de-
signan los dos el mismo personaje (= Aristóteles) pero lo hacen bajo dos figuras diferentes.
La connotación y finalmente el sentido, no son pues exactamente las mismas en estas dos
expresiones. Como tal, el respeto de la figura es una prioridad del traductor.
Un ejemplo nos permitirá fijar las ideas. Las traducciones habituales de los evangelios
desatienden la diferencia entre los verbos teleioô y plêroô, que designan los dos el cumpli-
miento de la Escritura por medio de un significante diferente. Nada impide sin embargo tener
en cuenta la especificidad de cada figura y traducir el primer verbo por “estar cumplido”, o
incluso “encontrar su terminación”, y el segundo por “encontrar su plenitud”. ¿Es indiferente
que en Jn 19,28, el mismo verso asocie tetelestai (que la Vulgata da por consummatum est)
y teleiôthêi hê graphê, (Vulgata: ut consummaretur Scriptura) y que, algunos versículos más
adelante, en un contexto diferente (Jn 19,36), se encuentre en cambio hê graphê plêrôthêi
(Vulgata: Scriptura impleretur)?
Es necesario ampliar la noción de figura al contorno verbal de las mismas frases. En el
ejercicio concreto de la lectura, la secuencia de las categorías gramaticales, el ritmo dado
por la longitud o el orden de las palabras, por ejemplo, importan mucho por el acceso a la
significación. La traducción ideal no da solamente el significado abstracto, el “resultado”
semántico de la frase original, sino que se esfuerza por restituir en la lengua de llegada un
camino análogo hacia el sentido. La figuratividad ejerce pues su efecto tanto a la escala de la
frase como a aquella de la palabra.

89 Cf. Gottlob FREGE, Sinn und Bedeutung, 1892, traducción al francés. «Sens et dénotation», dans Écrits
logiques et philosophiques, Paris, Seuil, 1971, pp. 102-126.

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A LA ESCALA DE LA FRASE

Traducir los relieves que el orden de las palabras da a la frase original

Como todas las lenguas, el texto bíblico tiene un orden habitual de las palabras (o neu-
tro), por los diferentes tipos sintácticos90 organizados, con respecto al cual las variaciones es-
tilísticas señalan una intención particular. Este dominio permite además caracterizar en gran
medida el estilo de un autor. En el momento de traducir, conviene pues evitar dos extremos:
- la transposición del relieve original por una trivialidad en la traducción, en razón de la
adopción sistemática de un orden de las palabras neutro en español
- la copia artificial del orden de las palabras del texto fuente cada vez que la lengua es-
pañola lo permita.
Por ejemplo, Jn 1,6: egeneto anthrôpos apestalmenos para theou. La Vulgata sigue exac-
tamente el orden original: Fuit homo missus a Deo (“hubo un hombre, enviado por Dios”).
Fundada como el griego sobre unas desinencias casuales, la frase latina es susceptible de
una notable plasticidad. Razón por la cual, sin forzar en lo más mínimo el genio del latín,
Jerónimo pudo optar en su traducción por una fidelidad general al orden de las palabras grie-
gas. Esta elección manifestaba en él una sensibilidad particular al alcance de las secuencias
lexicales del texto sagrado ([in] Scripturis Sanctis (…) et verborum ordo mysterium est)91
. Revela en todo estado de causa, la riqueza de la versión latina de la Biblia, que ha sabido
guardar en el estilo de cada libro su relieve particular.
Paradójicamente, algunos escuchas modernos, acostumbrados a leer o escuchar la Vul-
gata han podido adquirir una conciencia intuitiva del orden habitual de las frases bíblicas
originales y perciben de este hecho, por contraste, el peso extraordinario de un giro inusual.
Tal es el caso del famoso et Deus erat Verbum (Jn 1,1) en donde el primer lugar destacado del
atributo denuncia en seguida un énfasis estilístico.
Lo que el latín permitía, la mayor parte de las lenguas modernas occidentales lo recha-
zan: el orden de las palabras de una lengua tal como el español funda en efecto el sentido de
las frases (“el gato se come el ratón” / “el ratón se come el gato”). Por lo tanto, a menos que
se opte por una sintaxis absolutamente extranjera a la lengua actual, el principio de Jerónimo
resulta aquí inaplicable sin modificación profunda.
Eso es lo que muestran algunos intentos de imitación servil del orden de las palabras
bíblicas. Por ejemplo, la sintaxis de Jn 1,1 (kai theos ên ho logos: Atributo + Verbo en pasado
+ Sujeto) acusa fuertemente el peso estilístico del atributo: tal estructura frástica permanece
muy rara en el idiolecto Joánico y debe, a este título, ser subrayado en una traducción. Por no
haberlo detectado, el principio literalista de muchas traducciones españolas termina con una

90 Independiente por verbo predicativo en presente, independiente por verbo pr edicativo en pasado, indepen-
diente por verbo transitivo…
91 JERÓNIMO, Ep. 57, 5: “En las Sagradas Escrituras, incluso el orden de las palabras encubre un misterio”.

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traducción plana (“y el Verbo era Dios”), mientras un énfasis del atributo (“El era Dios, el
Verbo”; o mejor: “y el Verbo era verdaderamente Dios”) hubiera sido mejor. Estos ejemplos
permiten medir el carácter tramposo del literalismo (o apego a la fuente) en traducción: bajo
pretexto de fidelidad, se termina por traicionar el texto original, en la medida en que se altera
su peso estilístico.

A LA ESCALA DEL TEXTO Y DE LA OBRA

“Semiotización” de las expresiones que tienen valor de signo en el texto original

La unidad textual de cada libro bíblico supone la necesidad de respetar en la traducción


las palabras “semiotizadas” (es decir: aquellas que funcionan como signos textuales) de la
obra original. La aplicación de este principio requiere mucho discernimiento, porque com-
porta un elemento de interpretación subjetiva.
He aquí dos ejemplos determinantes: la expresión (kai) erôtêsen kai eipen autôi y las
ocurrencias de la palabra anthrakian, en el cuarto evangelio. En el Evangelio según San
Juan, las formulas de introducción en las réplicas de los diferentes personajes no son del todo
intercambiables. Un análisis atento de estas pequeñas frases que preceden la citación de las
palabras de los interlocutores en el discurso directo revela una recurrencia persistente de la
expresión (kai) erôtêsen kai eipen autôi 92 cada vez que la tensión se vuelve más viva en un
diálogo o que una afirmación solemne debe ser pronunciada.
En el primer capítulo, los enviados de los Ioudaioi someten a Juan a un interrogatorio
minucioso para que éste revele finalmente su identidad. En este pasaje, las frases que intro-
ducen la cuestiones de los emisarios conocen un crescendo 1,19: hina erôtêsôsin auton; 1,21:
kai êrôtêsan auton; 1,22: eipan oun autôi). En la medida en que esta última fórmula recubre
al cuarto evangelio, en una rigurosa coherencia, en todos los puntos del texto donde una
declaración toma un peso determinado, parece necesario trasladar este marcador textual del
griego a un marcador equivalente en español (“ellos lo interrogaron y le dijeron…”) para que
el lector pueda localizarlo e interpretarlo.

Trabajo por perícopas respetando las unidades narratológicas

Indetectable a la sola escala de la frase, los conectores lógicos que estructuran el conjun-
to de una secuencia narratológica deben ser identificados y respetados por el traductor. Solo
un análisis a nivel de cada perícopa lo permite.
Así, en el evangelio según Juan, el relato de la Pasión es recorrido por una tensión dramá-
tica que se despliega desde el arresto en el Huerto de los Olivos hasta la decisión de Pilatos
de entregar a Jesús a los notables judíos para que sea crucificado. Las etapas principales de la
discusión entre el procurador romano y los miembros del Sanedrín, donde se juega la suerte

92 O de sus variantes en presente, o con el verbo apokrinesthai.

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de Jesús, lleva a unas cimas de intensidad dramática que subraya en dos ocasiones el conector
tote oun. La locución aparece por primera vez en 19,1, como signo precursor del desenlace
final, cuando Pilatos hace una primera concesión a la multitud, dando la orden de flagelar a
Jesús. Un poco más adelante (19,16), el conector reaparece cuando el gobernador termina
por ceder a las presiones de los Ioudaioi y les entrega el ilustre acusado: tote oun paredôken
auton autois hina staurôthêi. En ese momento marca el final del suspenso y señala un brusco
cambio en el tempo del relato. Este ejemplo subraya sin duda la importancia, para el traduc-
tor, del respeto por el ritmo de una perícopa, fundada sobre los marcadores lógicos.
La traducción no depende entonces del solo peso de las palabras, sino de su lugar estra-
tégico en el texto.

Disposición tipográfica del texto

En lugar de dejar la disposición del texto a la subjetividad de sus productores, La Biblia


en sus Tradiciones propone entrar en la escuela de San Jerónimo93 y de reproducir en español
una disposición en cola et commata que está inspirada en uno de los grandes manuscritos
del siglo IV que abandonó la disposición puramente cuantitativa (y comercial) en estrofas de
versos alejandrinos.
A menudo se ha descrito la colometría como una disposición del texto obediente a un
criterio semántico. Según B. Botte, retomado por Frey, “la disposición colométrica - por cola
et commata – es [...] una disposición que reagrupa en cortas líneas las palabras que deben ser
unidas en la lectura. El codex Bezae es uno de los más antiguos manuscritos en colometría.”94
El texto se divide entonces en estrofas marcadas por sangrías cuya inicial desborda en la
margen.
Sin embargo, si se examina más de cerca, la dispositio per cola et commata se revela rica
de muchos efectos de sentido: permite, por ejemplo, reducir a un estricto mínimo o de supri-
mir la puntuación y reencontrar en el lenguaje de destino algunas polisemias de construcción
de la lengua original; también produce efectos rítmicos de aceleración o de desaceleración
en los relatos como en los discursos. Se esfuerza pues, siempre que sea posible, en cortar el
texto como aquel de la Vulgata en su edición de referencia actual.95

A modo de conclusión

Hoy, la Biblia está disponible en francés en traducciones dirigidas al público en general.


Digamos que el francés “bíblico” ha roto su cortapisa neoclásica que ahogaba un poco la
llama bajo la ceniza durante décadas: esta lengua se habla en un espectro muy amplio, que

93 Ver el comienzo del prólogo del libro de Isaías (Biblia sacra iuxta uulgatam uersionem,4 éd. R. WEBER et R.
GRYSON, Deutsche Bibelgesellschaft, Stuttgart, 1994, p. 1096). Ver también R. GRYSON, “Introducción a la
cuarta edición”, ibid., p.XXVI.
94 Louis FREY, Analyse ordinale des évangiles synoptiques, « Mathématiques et sciences de l’homme 11 »,
Paris, Mouton/Gauthier-Villars, 1972.
95 Biblia sacra iuxta uulgatam uersionem,4éd. R. WEBER et R. GRYSON, Deutsche Bibelgesellschaft, Stutt-
gart, 1994.

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abarca desde las sutiles complejidades de la sintaxis mallarmeana, a la trivialidad cultivada
del diálogo durasiano, pasando por la copia verbi proustiana. ¡La Biblia en sus Tradiciones
desearía desvalijar todo el arsenal de la lengua francesa!
En el pasado, una gran dama en el mundo de la traducción bíblica describía así el deseo
secreto de cualquier lector de una traducción: huérfano de hebreo, griego, arameo y latín,
el lector de una traducción bíblica guarda la nostalgia de una expresión original “donde los
trazos de la antigua inspiración no serían completamente borradas por el paso de la escritura
a lenguas modernas”. El recoge las huellas en la traducción. Busca un acceso no sólo por el
sentido que la traducción hace inteligible en su lengua, – un sentido preciso, explícito, des-
cifrado, desmitologizado, desfolclorizado, descorporalizado – sino una armonía de sentido
escuchado a través de los sentidos expresados en otras épocas, en otros lugares, signos de la
perennidad del mensaje en los procesos de transmisión, evidencia de la presencia latente de
una palabra primera.”96 ¡Los traductores y los comentaristas de La Biblia en sus Tradiciones
son capaces de transmitir esto a sus lectores!

96 MargueriteHARL, « Avant-propos » au Pentateuque d’Alexandrie, La Bible des Septante, Paris, Cerf, 2001,
pp. 11-12.

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5. ¿CÓMO ANOTAR? PRESENTACIÓN
DE LAS RÚBRICAS DE NOTAS
Idealmente, una página impresa de La Biblia en sus Tradiciones es como sigue:
Esto ofrece tres zonas de anotación, *Texto, *Contexto y *Recepción, subdivididas en
veintidós rubricas de notas. No aparecen necesariamente en cada texto: por ejemplo, los
pasajes doctrinales o disciplinarios de Pablo no tuvieron mucho éxito después… con los
pintores.
Cada nota está precedida por la referencia a la parte del texto a que se refiere, la citación
de la o de las palabras específicas y, en la medida de lo posible, un título que resume su ob-
jetivo.
He aquí una breve descripción de lo que se encuentra en cada rúbrica de anotación.

Propuestas de lectura

Perícopa por perícopa, estas proposiciones introducen el conjunto de las notas ofrecidas
al lector. Sintetizan las diversas maneras en que un pasaje fue leído durante los tiempos de
su recepción y puede pues hoy ser leído. Esforzándose en articular entre ellos los diversos
contextos de lecturas posibles - históricas, literarias, espirituales o teológicas –, estas notas
se quieren sinfónicas.

TEXTO
La zona de anotación *Texto considera el texto como un objeto lingüístico y literario. En
una lógica gradual yendo de las pequeñas unidades lingüísticas a los grandes conjuntos que
son los textos, van de la materialidad misma del escrito (crítica textual) hasta la determina-
ción del género literario del pasaje.

Texto

Este registro aprecia la diversidad de los textos existentes para un mismo pasaje bíblico.
La traducción propuesta ya incluye las variantes de las grandes versiones tradicionales, que
indican las principales líneas de interpretación en la recepción y la transmisión del texto. Las
notas del registro “texto” dan las variantes secundarias. Para el Antiguo Testamento, se trata
de variantes sacadas de los manuscritos del mar Muerto, Tárgumes o antiguas traducciones y
citaciones patrísticas. Para el Nuevo Testamento, ellas provienen de testigos importantes no
presentados en la traducción. Se describe brevemente el interés de estas variantes en la deter-
minación del sentido del texto, y cuando los testigos principales del texto presenten lagunas
o que los testigos secundarios muestren adiciones, se intenta delimitar las causas.

Vocabulario

Todos los comentarios de semántica tocando las palabras o las frases más importantes de
la perícopa son presentadas con concisión.
Si el sentido actual de las palabras o de las frases retenidas por la traducción se arriesga-
ra a alejarse del original, se precisa el valor del último. Si varias traducciones de un mismo
término original son posibles, se da las razones de la escogencia operada.

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Si es necesario, se caracterizan los campo lexicales del texto (literario, teológico, técni-
co, etc.), se propone una datación del vocabulario y se le analizan las raíces verbales hebreas
o los radicales griegos. Se da el sentido de los nombres propios o de las expresiones idiomá-
ticas y se cita, llegado el caso, otros usos bíblicos del mismo término. Se señala los hapax
legomena (términos que aparecen solamente una vez en un corpus determinado).

Gramática

Desde la fonética, hasta la sintaxis, pasando por cuestiones de morfología, este registro
describe los trazos gramaticales más destacados del texto, insistiendo sobre las posibilidades
de traducción distinta de la que ha sido retenida, o sobre los matices que la traducción no
puede dar, pero que son ofrecidos por la gramática del texto en su idioma original.

Procedimientos literarios

La Escritura presenta grandes bellezas literarias. En este registro, se identifica por su


nombre los procedimientos estilísticos, retóricos, poéticos o narrativos que son la riqueza del
texto editado. Cuando sea necesario, se explica su alcance. El texto es aquí analizado según
las aproximaciones literarias más apropiadas a su género, desde la antigua a la nueva retórica,
desde la prosodia a la narratología, pasando por la estilística o el estudio de la enunciación.

Géneros literarios

Es imposible interpretar convenientemente un texto sin determinar el género: esta rúbri-


ca se esfuerza en identificar el género o subgénero literario del texto o de la parte del texto
presentado cuando no es directamente visible. Ofrece una aproximación del medio en el que
pudo ser compuesto y explica el impacto de esta identificación sobre la interpretación del
texto en su contexto histórico original.

CONTEXTO
Desde el siglo XIX, se analizan los fenómenos del pasado, según tres categorías: tiempo,
espacio y medio de vida. Este enfoque permite restituir, al menos por aproximación, la caja
de resonancia original de los discursos humanos del pasado, conservados por el escrito en
todas sus formas. El texto bíblico no es la excepción. Las notas de *Contexto citan o resumen
las fuentes antiguas, en la ediciones y traducciones usuales, cuyas referencias bibliográficas
aparecen en anexo del volumen.

Historia y geografía

El texto y su tema se encuentran en sus marcos históricos. Es necesario a la vez apreciar


el alcance del texto en el período de su redacción y comprender lo que se dijo en la época
donde los eventos que relata se suponen tuvo lugar. Estas orientaciones pueden ser más com-

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plejas si el texto fue el objeto de varias compilaciones y reescrituras antes de alcanzar su
estado canónico… Se limitará al estricto mínimo las hipótesis sobre la génesis de los textos;
se privilegiarán los datos de historia antigua susceptibles de esclarecer los eventos reportados
para el escritor bíblico.
Por otro lado, se situará en lo posible el espacio en el que los eventos contados se supo-
ne han sucedido: el conocimiento de la geografía y de la topografía a los que el texto hace
referencia ayudará a comprender las condiciones materiales de la vida individual y social
descrita, así como las imágenes utilizadas para describir el mundo.

Medios de vida

El hombre vive siempre con y en medio de otras personas. Todo grupo humano obedece
a sus propias leyes de vida común, sus reglas de comportamiento, su ética, lo permitido y lo
prohibido. Será importante conocer el medio de vida del autor y del pueblo del que habla a
fin de captar el grado de integración en que estos últimos están en su cultura.
Bajo estas rúbricas, se comentan los hechos de orden histórico, geográfico o cultural
mencionados en el texto o a los que hace alusión; se pone igualmente a la luz los hechos que
ayudan a comprender el contexto histórico, geográfico y cultural en el que el texto parece
haber sido producido.

Textos antiguos

Bajo esta rúbrica se citan textos paralelos al pasaje bíblico en literaturas antiguas no
bíblicas.
Los autores bíblicos podrían utilizar o incluso copiar fórmulas literarias, relatos o textos
de otra cultura con la que estaban en contacto directo. Pero los préstamos no son solamente
verbales: puede tratarse también de leyes, de costumbres o incluso de normas éticas.
Por otra parte, sin importar donde vivan, los seres humanos a menudo comparten las mis-
mas experiencias de felicidad o de desgracia o descubren las mismas leyes para regir la vida
y a veces también las mismas expresiones para decirlo. Tales son notablemente los textos
de sabiduría en Egipto, Mesopotamia y en la Biblia. Se nota aquí estas convergencias de la
experiencia humana más allá de los límites del tiempo, del espacio y del medio.

RECEPCIÓN
Esta zona de anotación permite seguir los principales momentos de la recepción del tex-
to, si es posible desde su actualización, hasta nuestra época.

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Comparación de las versiones

“Dios ha hablado una vez, dos veces, lo he oído” (Salmo 62,12). Estas notas describen la
riqueza de sentido y de interpretación contenida en las diferentes versiones. Más allá de las
simples variantes textuales señaladas en el registro *Texto, los testigos tradicionales mayores
prueban a menudo selecciones interpretativas originales en la recepción del texto por aque-
llos que los han transmitido en sus diversas comunidades. Cuando se observan distancias
importantes entre el texto masorético y el texto griego, estas notas intentan determinar si
estas divergencias suponen un “original” hebreo diferente del texto masorético para el griego,
o incluso si se trata de simples variaciones de estilo.

Lectura sinóptica

Estas notas comparan las diferentes versiones del mismo relato presentadas sea en los
evangelios, sea en los libros históricos o proféticos del Antiguo Testamento. Se describen
aquí sus diferencias de hecho – el contexto en el que ubican esta historia, sus formas de pre-
sentarla, los aspectos que pretenden destacar – para hacer resaltar la originalidad del pasaje
escrito.

Intertextualidad bíblica

Estas notas son el inventario de los otros pasajes bíblicos iluminando el texto. Exami-
nando el texto bíblico desde el punto de vista del lector en una perspectiva decididamente
dialógica, estas notas describen enlaces de hecho, al interior del corpus bíblico, en una escala
yendo de la simple palabra a la obra entera: el uso de una simple expresión, a un esquema
narrativo completo, pasando por tal motivo narrativo, tal idea, tal historia o tal práctica. La
hermenéutica tradicional de la “tipología” intra-bíblica y del “cumplimiento de las Escritu-
ras” encontrará aquí su lugar.
Nota bene: Para el Antiguo Testamento este registro aparecerá en la zona de anotación
*Recepción. Para el Nuevo Testamento, encontrará más naturalmente lugar en la zona *Con-
texto: La Biblia en sus Tradiciones considera las Escrituras antiguas como la lengua de los
autores del Nuevo Testamento.

Literatura para-testamentaria

Se citan textos judíos de inspiración bíblica, en hebreo, en griego o en arameo, de la


época dicha del Segundo Templo, pero no retenidos en uno ni en otro Testamento canónico.
Estos textos presentan expresiones, motivos, ideas, intrigas o prácticas paralelas al texto
anotado.
Nota bene.
(1) La Biblia en sus Tradiciones retiene el canon católico, de modo que el lector judío o
protestante leerá a veces en el registro * intertextualidad bíblica algunas referencias que él
esperaría encontrar aquí.

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(2) Cuando las continuidades entre los dos son evidentes, las notas en la literatura para-
testamentaria y en *Tradiciones judías están asociadas en una sola rúbrica.
(3) Para el Antiguo Testamento este registro estará en la zona *Recepción. Para el Nuevo
Testamento, encontrará más naturalmente su lugar en la zona *Contexto.

Tradición judía

Estas notas citan pasajes de la tradición rabínica que iluminan la recepción multiforme
de todo o de una parte del pasaje narrado del Antiguo Testamento o que testimoniaría una
tradición posterior que el Nuevo Testamento habría podido conocer también. Se privilegian
las lecturas hagádicas y halákico tradicionales (comentarios rabínicos hasta Maimónides y
Rachi), sin prohibirse citar a veces lecturas judías modernas o contemporáneas.
La recepción de las Escrituras por autores literarios, artistas visuales o compositores
judíos encuentra su lugar en los registros dedicados respectivamente a estas artes.

Tradición cristiana

Desde los Padres de la Iglesia hasta los grandes autores de la Reforma y la Reformación
católica, pasando por los doctores medievales, se citan los principales autores cristianos que
han leído el pasaje. La magnitud del corpus es tal que se favorecen las obras que se presentan
propiamente dichos como comentarios del libro editado. Las obras que no hacen sino citar el
texto transitorio no serán señaladas sino en caso de importancia excepcional por su autoridad
o sus verdaderos resultados probados.
Estas notas pueden ser de cuatro tipos: (1) una síntesis de la interpretación dada por
varios autores o por un autor importante a lo largo de su carrera (las referencias son dadas
al final de síntesis); (2) una cita de tal autor especialmente esclarecedora (su nombre y la
referencia a su obra son dadas antes de la cita); (3) la lista de identificaciones alegóricas tra-
dicionales de diversos agentes del texto: cada uno es seguido por el signo “igual” [=], de su
identificación alegórica, luego referencias a los autores que la proponen; (4) una descripción
del método de exégesis de los Antiguos, señalando sus maneras de abordar tal o cual cuestión
disputada por la crítica moderna a propósito de este texto.
Nota bene: Algunos autores citados en el registro * Tradición cristiana, por ejemplo To-
más de Aquino o Calvino, aparecen también en la rúbrica * Teología. Se destacan en primer
lugar como autores de comentarios del texto bíblico, en segundo como usuarios de dicho
texto en obras teológicas propias.

Liturgia

La liturgia, arte total recurriendo a todos los sentidos, prescribe la actualización del mis-
terio referido por las Escrituras. Constituye pues el contexto privilegiado de la recepción
creyente de las Escrituras. Además, muchos textos de rituales son verdaderas fusiones de
las Escrituras. Las notas *Liturgia presentan la recepción del texto bíblico en el culto de las

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Iglesias y de las comunidades eclesiales cristianas, tanto occidentales como orientales. Des-
criben el uso del pasaje escrito en los leccionarios, en los rituales, así como en las devociones
populares.
Nota bene: Por razones puramente contingentes, en este volumen de demostración, se ha
privilegiado la recepción en las liturgias occidentales.

Teología

Bajo esta rúbrica, se presenta la recepción multiforme del texto en la tradición magiste-
rial de los Concilios y de los papas, y en las obras de los grandes teólogos de la historia del
cristianismo, reubicada en sus contextos. Se distingue en lo posible las interpretaciones. Las
notas son organizadas según las distinciones clásicas de la teología latina (dogmática, moral
y espiritualidad o mística, con todas las sub-categorías necesarias) y tratadas en lo posible
según el orden cronológico.

Islam

Donde existe, la recepción musulmana (principalmente coránica) del pasaje anotado será
presentará en una rúbrica especial. Cuando esta recepción se ha desplegado también en ritos
o en obras de arte, estos son reagrupados bajo esta única rúbrica.

Literatura

Las notas *Literatura exploran el inter-texto no bíblico de la perícopa, en particular,


las obras literarias a las que ella ha podido dar nacimiento o que han encontrado en ella una
inspiración. El estudio de la recepción literaria permite apreciar la influencia del texto y la
transformación de su comprensión a lo largo de los cambios culturales experimentados por
una determinada sociedad. Se entenderá pues “literatura” no solamente en un sentido de las
Bellas Artes, sino también en un sentido más sociológico de producción literaria, incluso sin
pretensión poética: las obras resultado de enfoques “contextuales” inspirados de las “ciencias
humanas” encontrarán lugar aquí.
Las notas son de dos tipos: (1) síntesis de la interpretación dada por varios autores o por
un autor importante a lo largo de su carrera (en la medida de lo posible, las referencias son
dadas al final de la síntesis); (2) citas de tal o cual autor particularmente esclarecedoras (su
nombre y la referencia de su obra son dadas antes de la cita).
Nota bene
(1) La recepción artística del dato bíblico es considerable. Para no ahogar por su volu-
men las lecturas exegéticas y teológicas de la Escritura, se limitará a las obras, o a los pasajes
en las obras que reciben precisamente la perícopa escrita.
(2) En este volumen, por razones de pura contingencia, se contenta de dar una visión
general de la recepción de las perícopas en la historia del arte occidental.

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Artes visuales

Hay una recepción no verbal de los textos bíblicos. Esta rúbrica refleja las principales re-
presentaciones visuales (dibujo, pintura, escultura), de la escena o del episodio, narrados por
el texto. En la medida de lo posible, ella describe la primera representación conocida y trae
la historia de las variaciones en la representación por época y por espacio cultural, centrán-
dose en las obras mayores que forman parte de la cultura del educado hombre del siglo XXI.
Nota bene: Las dos observaciones hechas para las notas *Literaturas valen para esta
rúbrica.

Música

Bajo esta rúbrica, se enumeran época por época las principales obras musicales inspira-
das por el texto. Los libretas son citadas y las composiciones musicales analizadas en la me-
dida donde ellas presentan una interpretación original del texto bíblico. Las obras mayores
interpretando musicalmente un texto bíblico entero (por ejemplo las Pasiones de J.-S. Bach)
son objeto de un análisis sistemático.
Nota bene: Las dos observaciones hechas para las notas *Literaturas valen para esta
rúbrica.

Teatro, danza y cine

Estas notas dan cuenta de la recepción del texto bíblico sobre escena o a la pantalla.
Nota bene: Las dos observaciones hechas para las notas *Literaturas valen para esta
rúbrica.

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