La Inteligencia Del Corazon - Sara Roman
La Inteligencia Del Corazon - Sara Roman
La Inteligencia Del Corazon - Sara Roman
1. Motivación
2. Neuroanatomía del corazón
3. Funciones del corazón
4. Neurocardiología
5. Comunicación corazón –> cerebro
6. Coherencia cardíaca
7. Citta
8. Conclusión
Epílogo
1. Motivación
De todos los temas del curso, el que más me ha llamado la atención, por la importancia
que tiene en nuestras vidas (aunque no seamos conscientes de ello) y por la novedad
para mí, ha sido el Tema 12, que habla de la inteligencia del corazón.
En él se menciona un pequeño cerebro cardiaco, del que nunca había oído hablar y que
me llamó mucho la atención. Me pregunté (y me sigo preguntando, después de dedicar
unas cuantas horas a buscar publicaciones científicas sobre el asunto) cómo un
descubrimiento tan relevante no ha tenido una gran difusión, ni científica ni popular.
Nuestra mentalidad actual parece seguir resistiéndose a ampliar el concepto de
inteligencia y con ello, la riqueza de la experiencia humana.
Tranquila porque por fin parecían existir evidencias que podrían explicar tantas
experiencias vividas por mí en cuanto a una forma de inteligencia que no se manifiesta
ni actúa a través del pensamiento (cerebro craneal) y que a mi parte racional y científica
le costaba aceptar e integrar como parte una parte importante de mi vida, cuya presencia
además aumenta conforme avanzo en la práctica de la meditación.
E inquieta porque quería saber más del asunto pero los temas y prácticas del curso se
sucedían y no había tiempo para detenerse en este aspecto concreto.
También desde hace unos años vengo encontrándome con el término sánscrito citta,
habitualmente traducido como mente-corazón, que junto al gesto que he visto realizar al
Dalai Lama muchas veces señalándose al centro del pecho cuando habla de “mind”
(mente). Es un término que me intrigaba y que intuitivamente relacioné con esta
inteligencia del corazón. Así que he aprovechado la ocasión para investigar también un
poco acerca de su significado.
Por estos motivos combinados, elegí este tema para el trabajo final, planteándomelo
como una oportunidad de leer e investigar.
Estoy acostumbrada a leer textos científicos, pero no médicos, y en algún momento del
proceso me he dado cuenta de que “me he metido en un berenjenal” ya que ni es fácil
encontrar publicaciones médicas que traten el tema del cerebro en el corazón, ni es fácil
extraer información comprensible para los “no iniciados” (como yo) en materia médica.
A continuación presento diferentes capítulos que van desde lo más concreto, físico y
científico a lo más intangible y podríamos decir, espiritual. Terminando en una
conclusión que he expresado con un mapa de integración.
Mis expectativas quedaron bastante frustradas cuando me encontré con que, una detrás
de la otra, estas publicaciones mostraban una clara uniformidad en cuanto a la
descripción del corazón como un “órgano fibromuscular hueco con forma de cono
irregular”. Todas las publicaciones de anatomía parecen estar centradas en el aspecto
motor del corazón y por ello describen todas las partes implicadas en el correcto
bombeo de la sangre. Dos ejemplos de esto son (1) y (2).
En todos ellos hay fibras simpáticas y parasimpáticos que penetran las tres capas
musculares del corazón.
La innervación del corazón se realiza en dos sentidos: por un lado se reciben impulsos
del sistema nervioso central (SNC) que ejercen una acción sobre la musculatura
cardiaca, y por otro, a través de las llamadas fibras C (que conectan directamente con el
bulbo raquídeo), sale una gran cantidad de información del corazón hacia el SNC, entre
otras la relativa al dolor asociado a un ataque de corazón, además de información muy
relevante relacionada con la tensión de las arterias. Estos dos circuitos se muestran en
las figuras 3 y 4, realizadas por Eduardo Spinelli, tomadas de (3).
Fig. 1 Nervio cardíaco
Fig. 2 Distribución de las ramas simpática y parasimpática que forman el plexo cardíaco
Fig. 3 Esquema del sistema que regula la Fig. 4 Esquema del sistema utilizado para la
presión sanguínea y el ritmo cardíaco percepción del dolor
El músculo del corazón no dispone de nervios sensitivos y es por ello que se dice que
“el corazón no duele”. En cambio en el pericardio (bolsa que contiene al corazón
“propiamente dicho”) sí que existen estos nervios.
No se sabe bien cómo se produce el dolor causado por una isquemia de miocardio
(ataque de corazón). La isquemia se produce por una deficiencia de irrigación en los
tejidos del corazón y de alguna manera el sistema nervioso cardiaco capta esta situación
y la convierte en una señal de alarma (dolor).
En el corazón existen también otros dos sistemas con “su propia identidad y fisiología”:
el Sistema Baroreceptor y el sistema Quimioreceptor cuya función consiste en informar
al SNC en tiempo real (es decir, al instante) acerca de la presión sanguínea y la cantidad
de oxígeno en la sangre.
La función motora del corazón se realiza de forma autónoma, aunque está modulada
por el cerebro a través de varios circuitos que comunican cerebro y corazón en ambos
sentidos. El SNC influencia el ritmo del corazón y la presión arterial como respuesta a
las condiciones somáticas o psíquicas del individuo en cada momento (sueño/vigilia,
descanso/esfuerzo, enfado/alegría).
En sus trabajos más recientes sigue utilizando el término “little brain” (pequeño
cerebro), para referirse a la estructura nerviosa cardiaca. En una publicación realizada
en 2008 realiza una descripción muy exhaustiva y detallada del entramado nervioso que
hay en y alrededor del corazón, indicando la importancia de las neuronas extracardíacas
en las funciones del corazón.
Armour no ha descubierto nada extraordinario que no hayan observado otros científicos
antes. Es la organización y funcionalidad que atribuye a lo que él llama “la jerarquía
neuronal cardíaca” lo que diferencia su trabajo de los demás (5).
En sus publicaciones insiste en que esta jerarquía neuronal actúa como un sistema de
control masivo que trabaja en paralelo y de forma mayoritariamente estocástica, de
manera que se da un control estable de las funciones cardíacas sin una relación de causa
– efecto obvia (propiedades emergentes). El principal órgano de esta jerarquía es “el
pequeño cerebro del corazón”, compuesto por diferentes tipos de neuronas que son las
que finalmente coordinan este complejo entramado jerárquico (tanto a nivel eléctrico
como mecánico).
El sistema nervioso intrínseco del corazón está formado por ganglios que contienen
circuitos locales de neuronas de diversos tipos, además de neuritas sensoriales que están
distribuidas por todo el corazón y recogen información sensorial de varios tipos de su
interior. Los ganglios cardíacos intrínsecos integran esta información con información
proveniente del cerebro y de otros centros de procesamiento del cuerpo. Una vez
procesada, se envían señales a los nodos sinoatrial y atrioventricular y a los músculos.
Es destacable que estas señales nerviosas provenientes del corazón tienen un efecto
directo sobre la admígdala y sus núcleos asociados, ya que la admígdala juega un papel
muy importante en el cerebro como centro de proceso de las emociones. Es la que
coordina las respuestas comportamentales, inmunológicas y neuroendocrinas cuando se
produce una situación de amenaza en nuestro entorno y actúa antes de que la
información sensorial llegue al córtex cerebral (respuesta consciente).
Armour explica que la interconectividad funcional de las neuronas que forman esta
jerarquía está tan organizada que una pequeña entrada errónea en una parte del sistema
puede producir un efecto en cascada que resulte catastrófico para el conjunto.
Referencias:
El corazón además funciona como una glándula endocrina. En 1983 se aisló la hormona
ANF (atrial natriuretic factor), producida por el corazón y que actúa sobre los vasos
sanguíneos, los riñones, las glándulas adrenales y un gran número de regiones
regulatorias del cerebro. El corazón también contiene células ICA (intrínsic cardiac
adrenérgico cells) que producen neurotransmisores como la noradrenalina y la
dopamina, cuya secreción se creía exclusiva del cerebro. Y por último, el corazón
produce oxitocina, también llamada “hormona del amor”, relacionada según
investigaciones recientes con la cognición, la adaptación, comportamientos sexuales y
maternales complejos, aprendizaje social y el establecimiento de vínculos. La
concentración de oxitocina en el corazón es tan elevada como la que puede encontrarse
en el cerebro (1).
Otra de las funciones del corazón se podría comparar con la función de un percusionista
en un grupo musical. En un grupo musical, la percusión es la base que mantiene al
grupo unido y en sintonía, marcando el ritmo que todos siguen y creando el esqueleto o
estructura en el que los distintos instrumentos se articulan. Es de especial relevancia en
creaciones musicales donde hay partes de improvisación, ya que el elemento rítmico es
el que mantiene la conexión entre los diferentes instrumentos y proporciona el hilo
conductor que permite a cada intérprete crear su versión individual dentro de un
contexto común.
El campo magnético generado por el corazón es unas 5000 veces más intenso que el del
cerebro y puede detectarse a distancias de hasta un metro del cuerpo físico, y de hecho
existen estudios como (2), que prueban que el cerebro de un persona puede sintonizarse
con el campo magnético cardíaco de otra. Este campo magnético actúa como una onda
portadora de ritmo para todo nuestro organismo, incluido el cerebro.
Los autores definen la intuición como un proceso por el cual información que
normalmente se encuentra fuera del rango de la percepción consciente, es captada por
los sistemas psicofisiológicos del cuerpo. Los investigadores llegan a la conclusión de
que sus experimentos parecen probar que el cerebro y el corazón intervienen juntos en
la recepción, procesamiento y decodificación de la información intuitiva. Su papel es
crítico en el proceso y no descartan la posible intervención de otros sistemas corporales.
Uno de los resultados de sus experimentos es que el corazón parece recibir esta
información intuitiva antes que el cerebro y que las mujeres estamos más sintonizadas
que los hombres con la información intuitiva que viene del corazón.
Referencias:
Su trabajo era conocido y mencionado por otros científicos de finales del siglo XIX,
como Charles Darwin (4): “Claude Bernard insiste, y es esto merece una atención
especial, en que cuando el corazón es afectado, este produce una reacción en el cerebro.
Y el estado del cerebro a su vez produce una reacción en el corazón, a través del nervio
neumo-gástrico (nervio vago). Así, en cualquier estado de excitación se produce una
mutua acción y reacción entre estos dos órganos, que son los dos más importantes del
cuerpo”.
Referencias:
En otro trabajo publicado en 2009 (3), revisan este modelo y presentan evidencia
empírica sobre su tesis de que existen conexiones directas e indirectas entre el cerebro y
el corazón. Asimismo revisan evidencias del papel que juegan las diferencias
individuales de la Heart Rate Variability (HRV), o variabilidad en el ritmo cardiaco, en
la regulación fisiológica, afectiva y cognitiva.
Existe evidencia de que las emociones negativas generan un desorden en los ritmos del
corazón y en el sistema nervioso autónomo, lo que tiene un efecto adverso sobre el
funcionamiento del organismo (3). Por el contrario, las emociones positivas dan lugar a
ritmos del corazón armónicos y ordenados, que mejoran el equilibrio del sistema
nervioso y el funcionamiento del organismo.
Por otro lado, en el HeartMath Institute han comprobado que aplicando técnicas que
aumentan la coherencia de los patrones rítmicos del HRV se producen cambios en la
percepción y se mejora la habilidad para reducir el estrés y para manejar situaciones
difíciles. Según el HeartMath, el corazón se comporta como si tuviera “mente propia” y
ejerce una gran influencia en la forma en que percibimos y respondemos al mundo.
Los investigadores del HeartMath han realizado numerosos estudios para determinar de
forma científica la manera en que el corazón afecta a la inteligencia y la conciencia.
Según ellos, el corazón tiene una influencia directa sobre la claridad mental, la
creatividad, el equilibrio emocional y la eficacia personal.
Su investigación está basada en la realizada por Beatrice y John Lacey en los años 60 y
70, cuyas publicaciones no he podido conseguir. lo que sí he encontrado es una reseña
biográfica de John Lacey en la que se resume el trabajo de investigación que realizaron
(4) y que merece la pena leer porque estas dos personas tocaron temas de medicina,
psicología e ingeniería y sus numerosas aportaciones han sido revolucionarias en cuanto
al papel que el cerebro y el cuerpo (no solamente el corazón) juegan en los procesos
cognitivos y afectivos.
El matrimonio Lacey fue el primero en descubrir que el corazón parecía tener su propia
lógica, que en ocasiones divergía de la del sistema nervioso autónomo. El corazón
parece enviar mensajes al cerebro que este no solamente comprende sino que además,
obedece. Estos mensajes pueden afectar al comportamiento de una persona. Es el nervio
vago el que transporta la mayor parte de las señales que el corazón envía al cerebro y
estas pueden inhibir o facilitar la actividad eléctrica del cerebro..
En este Instituto han realizado numerosos estudios que prueban la existencias de estas
vías de comunicación y cuyo enfoque es el estudio de cómo responde el cerebro a los
patrones generados por el corazón cuando se sienten emociones positivas.
Los dos primeros estudios que presentan se centran en las interacciones neurológicas
entre cerebro y corazón y en ellos se demuestra que la señales aferentes enviadas por el
corazón cuando se sienten emociones positivas afectan a la actividad del cerebro en
varias formas. Mencionan por ejemplo que se produce un acoplamiento (entrainment,
ver nota de traducción) entre frecuencias bajas del cerebro y los ritmos cardíacos.
También destacan que los ritmos cardíacos coherentes aumentan la sincronización
cerebro – corazón.
Los experimentos parecen aportar evidencia de que cuando una persona experimenta
emociones positivas sinceras, lo que se relaciona con ritmos cardíacos coherentes, las
señales que el corazón envía al cerebro pueden modificar las funciones corticales e
influir en el rendimiento cognitivo. Estos estudios además pueden servir para ayudar a
explicar los cambios en la percepción, el aumento de la claridad mental y el aumento de
la percepción intuitiva que muchos individuos han experimentado con las técnicas del
HeartMath.
Otros estudios se centran en la comunicación del corazón a través los campos eléctricos
y magnéticos. Lo llaman comunicación cardioelectromagnética. El corazón es el órgano
que genera el mayor campo electromagnético en nuestro cuerpo, que no solamente llega
a cada una de nuestras células sino que se extiende fuera de nuestro cuerpo. Las
características de este campo están moduladas por nuestro estado emocional y a través
de varios experimentos han podido comprobar que la señal del ritmo cardíaco de una
persona se refleja en las ondas cerebrales de otra persona con la que esté en contacto
físico, o incluso simplemente en su proximidad.
En la figura 8, obtenida de (7), se muestran los caminos aferentes a través de los cuales
el corazón y el resto del sistema cardiovascular, modulan la actividad cerebral. Puede
observarse cómo a través del nervio vago se incide directamente sobre la admígdala y
cómo a través del NTS (que recibe información del corazón, los pulmones y el tracto
digestivo) se incide también directamente sobre el hipotálamo. Todas estas vías
aferentes inciden de forma indirecta sobre el córtex cerebral.
Nota de traducción: La palabra entrainment no tiene traducción al castellano. En (5) he encontrado esta
referencia a su significado: es el "proceso por el cual dos procesos rítmicos interactúan uno con otro de
modo tal que se van ajustando y eventualmente se acoplan en una fase o periodicidad común" (Clayton et
al. 2004, p.2). En un artículo del HeartMath sobre coherencia cardíaca (6) explican que se aplica a
procesos en los que ritmos como el de la respiración y el cardíaco se sincronizan a la misma frecuencia.
Referencias:
(1) Science of the Heart: Exploring the role of the heart in human Performance,
Institute of HeartMath. Descargado de:
https://www.heartmath.org/free-services/downloads/science-of-
the-heart.html
(2) A model of neurovisceral integration in emotion regulation and dysregulation,
J.F. Thayer y R.D. Lane. Journal of Affective Disorders, Volume 61, 2000,
Pages 201–216.
(3) Claude Bernard and the heart–brain connection: Further elaboration of a
model of neurovisceral integration, J.F. Thayer y R.D. Lane. Neuroscience &
Biobehavioral Reviews, Volume 33, Issue 2, 2009, Pages 81-88.
(4) John I. Lacey, Biographical Memoirs vol .88, 2006
http://www.nap.edu/openbook.php?record_id=11807&page=229
(5) Foro del diccionario online Wordreference, Post de A. Cohen referente al
significado de la palabra entrainment:
http://forum.wordreference.com/showthread.php?t=137922
(6) Coherence, Institute of HeartMath, en:
http://www.heartmath.org/research/research-home/coherence.html
(7) Coherence: bridging personal, social and global Elath, R. Mc Craty y D.
Childre. Alternative Therapies, Vol. 16, Issue 4, 2010, Pages. 52 – 65.
6. Coherencia cardiaca
Según se describe en un documento del Instituto HeartMath (1), la coherencia cardíaca
se refiere a estados en los que los patrones rítmicos del corazón muestran una función
sinusoidal. Este tipo de patrones se observan cuando una persona está sintiendo amor,
apreciación o emociones similares y de ahí que los nombren como estados coherentes.
Por otro lado, cuando se experimenta ansiedad, enfado o frustración, los patrones
observados en los ritmos cardíacos se vuelven incoherentes.
En (2), Tiller, Mc Craty y Atkinson explican que las medidas de HRV sirven para
monitorizar el funcionamiento del Sistema Nervioso Autónomo y se suelen utilizar para
controlar y prevenir enfermedades del corazón. Estas medidas pueden también
utilizarse para caracterizar enfermedades con base psicológica como son la depresión,
los desordenes de pánico y la ansiedad. Presentan varios experimentos realizados con
personas en estado “normal”, enfadadas o con un profundo sentimiento de paz, en las
que se han tomado medidas de su HRV. En numerosos gráficos exponen la evidencia
experimental de los cambios producidos por estos distintos estados emocionales.
Prosiguen comentando que una de las perspectivas científicas más profundas que han
emergido en el siglo veinte es que el universo es un sistema totalmente interconectado y
coherente.
La primera línea muestra el tacograma registrado al realizar una tarea simple que
precisa un cierto grado de concentración. A su derecha puede verse lo que llaman un
bajo HRV (bajos valores de PSD o densidad espectral de potencia del HRV), aunque en
este caso se puede observar actividad en las tres bandas de frecuencia de HRV (0 – 0,1
Hz, 0,1 – 0,2 Hz y 0,2 – 0,3 Hz).
La segunda línea muestra los resultados obtenidos en una situación de enfado, también
relacionada con un bajo HRV. Es notoria la pérdida de orden en el patrón del ritmo
cardíaco y su tendencia creciente (aumento de los latidos por minuto). Este patrón
corresponde al estado de incoherencia psicofisiológica. A la derecha se puede ver que la
única actividad en este estado se limita a la banda de frecuencia más baja del HRV.
Referencias:
En la Wikipedia (4) se mencionan los trabajos de Sue Hamilton Identity and experience
y de Peter Harvey The selfless man para explicar que citta no es ni una entidad ni un
proceso sino un estado de la mente. Representa la calidad del proceso mental en
conjunto.
El American Sanskrit Institute (5) declara que no existen términos en inglés que puedan
traducir el significado de citta y que es preferible dejar la palabra tal como está y
sumergirse en los textos del Yoga Sutra para comprender su significado a través de los
diferentes contextos en que este vocablo aparece.
Para la filosofía Sankhya, citta y buddhi son dos términos equivalentes. En la página
321 se explica que citta comprende todo lo relacionado con observar, pensar y desear o
pretender. Buddhi representa la totalidad de nuestras posibilidades intelectuales y
emocionales. Es un reservorio de la materia prima de nuestra naturaleza, cuya presencia
suele estar oscurecida por la actividad de las otras facultades (ego o ahankara, intelecto
o manas, los 5 órganos de percepción y los 5 órganos de la acción). En la página 285
Zimmer explica que cit (raíz de citta) es lo que da vida a la materia y está hecho de pura
luz auto-fulgente.
En la página 456 aparece en el contexto del Adavaita Vedanta, donde se equipara con
aquello que es espiritual puro.
Los modelos y sistemas de referencia que utilizamos en nuestra cultura actual son muy
diferentes a los utilizados en India y países de alrededor, de donde proviene este término
“misterioso”. Ni siquiera en su lugar de origen hay unanimidad en cuanto al uso y
significado de citta, ya que depende mucho del modelo que cada sistema filosófico
utiliza para describir el fenómeno al que llamamos ser humano.
Sigo sin tener claro si esta complejidad de los sistemas filosóficos indios para describir
lo que sucede en nuestro interior es una dificultad innecesaria en el proceso de la
Liberación, o si por el contrario, está reflejando un refinamiento exquisito de la
capacidad de discriminación que, debido a mis limitaciones cultural y de experiencia
personal, está fuera de mi alcance en este momento.
En cualquier caso, citta hace referencia a la facultad y calidad del darse cuenta, se
refiere a “algo” más allá de los procesos de pensamiento y sensoriales y está
inevitablemente relacionado con nuestros estados emocionales.
Referencias:
Más o menos en la mitad del proceso, llega ése momento en que me siento más confusa
que cuando empecé mi investigación.
Llega el último día – inesperado porque al ritmo que iba no pensaba poder terminar hoy
– y al empezar a terminar el capítulo 6, precisamente el que habla de la Coherencia
Cardíaca - se produce la “Iluminación”. Es algo que sucede por dentro (y espero que
también se note algo por fuera, en lo que he escrito). Un verlo todo junto de pronto, sin
partes. Un “¡Eureka! YA lo entiendo TODO”.
Espero haber podido salir airosa del “berenjenal” y con estas páginas haber podido
compartir mis descubrimientos.
Namasté.