Diccionario de Teología Contemporanea. Bernard Ramm
Diccionario de Teología Contemporanea. Bernard Ramm
Diccionario de Teología Contemporanea. Bernard Ramm
CONTEMPORÁNEA
BERNARD RAMM.
VERSIÓN EN ESPAÑOL ROGER VELÁSQUEZ
VALLE
© CASA BAUTISTA DE PUBLICACIONES
2
PREFACIO
E
l propósito de este manual es proveer al ministro una
guía rápida hacia los conceptos directrices de los
pensadores más grandes de la teología contemporánea.
El centro de atención está enfocado en Kierkegaard, Barth,
Brunner, Reinhold Niebuhr, Tillich y Bultmann. Aun cuando
Kierkegaard vivió en el siglo diecinueve, su pensamiento no cobró fuerza sino
hasta en el siglo veinte.
Los términos en letra bastardilla dentro de las comillas, son de fuentes originales.
A
ABISMO
3
El término abismo es uno de los conceptos más importantes de Paul Tillich. Dios
no aparece al hombre en forma racional, perfectamente clara. Dios es al mismo
tiempo el Terreno de nuestro ser y el Misterio. Más allá de todo el razonamiento
del hombre acerca de Dios, Dios permanece como el Misterio. Como Misterio,
Dios está más allá de todo razonamiento y precede a todo razonamiento. El
abismo es entonces el terreno de nuestro ser en su lado negativo, en su hondura
más allá de la comprensión racional, en su amenaza de nuestro no ser.
Porque Dios, como Terreno del ser, es un abismo para la razón, Dios puede ser
conocido solamente a través de la revelación (ST, 1, 174). Esta revelación es el
misterio del abismo divino expresado a través del logos divino (ibíd., 1, 159). La
definición propia de Tillich es: "En lenguaje místico, la hondura de la vida .divina,
su carácter inefable inexhausto, es llamado 'Abismo'" (ibíd., 1, 156).
ABSURDO
La fe cristiana es, por lo tanto, no una filosofía racional que el hombre percibe en
términos de estructuras racionales. Por el contrario, la fe cristiana en su punto
central rechaza a la mente porque su tesis central es absurda. Es paradójica. Es
aceptada por el salto (q. v.).
Brunner dice que la afirmación de que el evento decisivo de toda la historia tomó
lugar en el Gólgota es "ininteligible, absurdo" al ser racional. ‗‗Porque la cruz y
significado... es algo único, nunca repetible, y por lo tanto más allá de todas las
analogías humanas; no puede ser jamás entendida a lo largo del argumento
intelectual‖ (RR., p. 166).
Niebuhr dice que Adán representa las "posibilidades ideales de la vida humana"
(NDM, 11, 77). Definidamente, toma un punto de vista simbólico de Adán (ibíd.,
11, 78). Tillich dice que Adán es la naturaleza esencial del hombre en contraste
con Cristo, quien es la nueva realidad del hombre (ST, 1, 194). También habla de 5
Adán como el tiempo de nuestra "soñada inocencia", un estado de infan-cia antes
de la lucha y la decisión (ibíd., 1, 259). Alan Richardson dice que Adán es la
naturaleza humana frente a Dios, esto es, Adán es Todo Hombre (TWB, pp. 14-
15).
Brunner es de la opinión que "la figura histórica de Adán de los antiguos y el punto
de vista precopérnico del Tiempo y Espacio son inseparables. Cuando uno
desaparece "el otro también se desvanece" (D, II, 50). Por tanto, debemos
abandonar nuestra noción de un Adán en el huerto de Edén. La antropología
bíblica debe ser construida Cristocéntricamente y por lo tanto, para saber la
doctrina bíblica del hombre primero debemos volvernos a Cristo (ibíd., II, 52).
Brunner, sin embargo, se opone a Kohler y mantiene que el Génesis no es un
cuento etiológico del por qué las mujeres tienen miedo de las serpientes, etcétera;
es realmente acerca del pecado, la muerte y el juicio (Kirchenblatt für die
reformierte Schweiz, 41:26, 8 Julio, 22 Julio, 5 Agosto, Y 8 Septiembre).
Barth discute a Adán en CD, IV/l. Para empezar, todo el relato es una leyenda y
por lo tanto Adán es el nombre del transgresor "que Dios da a la historia del
mundo como un todo" (p. 508). No hubo tal huerto de Edén con una transgresión
de una vez por todas. Más bien, "constantemente reproduce la pequeña escena
en el jardín del Edén. Nunca hubo una edad de oro. No hay razón en buscar una
hacia atrás. El primer hombre fue inmediatamente el primer pecador" (p. 509).
"¿Quién es Adán? ¿El gran desconocido primer padre de la raza? No puede haber
duda alguna de que esta es la forma en que la tradición bíblica intentó que él
fuese visto y comprendido" (ibíd.). No nos ha envenenado ni contagiado de una
enfermedad. Lo que nosotros hagamos después de él no es hecho de acuerdo a
un ejemplo que irresistiblemente nos domina o a una imitación de su acción
ordenada para todos sus sucesores. Ninguno tiene que ser Adán. Somos así de
libres y bajo nuestra propia responsabilidad" (ibíd.).
AMOR
Uno de los estudios más famosos sobre la idea del amor en el Nuevo Testamento,
es Ágape y Eros, de Anders Nygren. Nygren expone que la palabra del Nuevo
Testamento para amor, ágape, y la palabra platónica eras, desafortunadamente
fueron confundidas en la teología patrística por el concepto de cáritas de Agustín.
Amor, en el Nuevo Testamento es el amor de Dios en Jesucristo, un amor que es
comunicado sólo a través de Jesucristo. No puede ser conocido por experiencia
humana, mas debe ser conocido en la condescendencia de Cristo en su vida 6
terrenal y crucifixión. La noción Platónica de eras, por otro lado, se refiere a un
anhelar del alma por el mundo de las ideas, y por lo tanto, es básicamente un
amor egocéntrico y de deseo (HCT, pp. 96-101). "Eras y ágape significan
principalmente dos orientaciones diferentes de la vida, dos motivos fundamentales
que compiten uno contra el otro" (ibíd., p. 99).
El teólogo americano que más ha hecho con la teología de Nygren, es Nels, Ferré.
Revisando el futuro de una teología de ágape, Ferré dice que si el punto de vista
de Nygren sobre el amor pudiese ser liberado, de ciertos elementos y aplicado sin
temor alguno a cada doctrina cristiana, un nuevo día podría comenzar para la
teología (SC, p. 241). Ferré ha emprendido la elaboración de tal programa,
tomando el concepto del amor divino como el principio sintetizador de la teología.
Escribe que "todo el corazón de la fe cristiana es el interminable y finalmente
victorioso amor de Dios, para el cual hemos sido hechos y al cual somos llamados.
Nada más elevado y nada mejor puede ser imaginado; si se pudiese, eso también
sería parte de la verdad central de la fe cristiana: que el Señor Soberano es amor
salvador" (SV, p. 23).
Bultmann escribe que cuando un hombre es liberado de los cuidados del mundo,
es liberado para amar (E, p. 112). Siendo liberado, el hombre puede vivir para
otros, que significa vivir para ellos en amor. El creyente es una nueva criatura, y el
hecho de que "su existencia es escatológica, se manifiesta por el hecho de que la
creencia es efectiva en amor" (ibíd.).
7
La analogía del ser es una gran doctrina del período escolástico o medieval de la
teología cristiana. Afirmaba que una causa deja un trazo de sí misma en el efecto,
de manera que podemos razonar partiendo del efecto de regreso a la causa. Dios
como Creador es la causa del universo y por lo tanto podemos razonar del
universo hacia Dios.
Barth tiene dos versiones de una doctrina de analogía desarrolladas por él mismo.
En contraste a la analogía del ser, ofrece la analogía de fe (ibíd., 1, 279). Con
relación a nuestro conocimiento de Dios, tiene una discusión extensiva de su
carácter analógico (ibíd., lI/ 1, 225 n.). Si nuestro lenguaje tuviese correspondencia 8
con la verdad de Dios seria ficticio. Pero por la propia libertad y soberanía de Dios,
El usa palabras humanas para expresar la verdad acerca de sí mismo, y estas
palabras humanas son la analogía de la verdad.
Brunner, con reservas, sale a la defensa de la analogía del ser (D, lI, 21 n.). Dios
es el Creador, Y por lo tanto la creación en algún grado, debe reflejar a Dios. Esta
es una doctrina bíblica, arguye Brunner, Y no puede ser calificada como si fuese
enteramente católica o neoplatónica. La doctrina de la analogía del ser pertenece
a la doctrina de la creación.
Austin Farrer señala que el ataque a la analogía del ser en el catolicismo es,
específicamente, acerca de la formulación Tomística del mismo. "Pero el problema
de la analogía teológica permanece, y la crítica ejercida por la filosofía lingüística 9
moderna sobre el mis-mo significado de las declaraciones teológicas, fuerza
nuestra atención sobre la misma" (TCERK, 1,40).
ANSIEDAD, ANGUSTIA
Hay tres formas de ansiedad. Ansiedad normal es la aprensión que una persona
tiene ante una conocida causa de peligro. Una persona que espera una cirugía
delicada está en un estado de ansiedad normal. Ansiedad neurótica es un sentido
de aprensión o temor donde no hay una causa definible de la ansiedad. En esta
forma está flotando libremente o fijado irracionalmente en algún objeto (v. gr. un
conejo) o una condición (v. gr. un pináculo o un desfiladero). La causa real de la
ansiedad es una perturbación sicodinámica interna. Podemos, en tercer lugar,
hablar de la ansiedad de la vida misma, una ansiedad existencial. La teología
contemporánea está interesada en este tercer tipo de ansiedad.
Tillich cree que la teología debe ser, tanto kerigmática, como apologética (ST, 1,
6ff.). La función kerigmática de la teología es presentar el evangelio eterno; la
función apologética de la teología es presentar la relevancia del evangelio en su
era. Una teología kerigmática que no deviene en apologética se convierte en
irrelevante. Una teología apologética que falla en su kerigmática pierde el
evangelio eterno.
La discusión de Barth sobre la autoridad está en CD, 1/2, capítulo 3, Sección 20.
Su discusión es un poquito turbia ya que gasta mucho de su tiempo refutando las
nociones erróneas en vez de explicar la noción correcta. Barth declara que la
única autoridad directa, absoluta Y material en la Iglesia, es la Sagrada Escritura,
como la Palabra de Dios. Es cierto que la Biblia es una autoridad en la iglesia
porque es un Libro antiguo, pero esta clase de autoridad es otra vez mediata,
relativa y formal. Además, la tradición no puede competir con la Escritura como
autoridad, Y Barth dedica veintiocho páginas de impresión menuda en un análisis
detallado del problema teológico de la tradición.
Edwin Lewis encuentra a Dios como la autoridad última pero Dios ha hablado su
Palabra. Su Palabra está contenida en las Escrituras. Nuestra autoridad no son las
palabras de la Escritura sino la Palabra dentro de las palabras (BFCF, p. 16). La
Biblia no es en sí la revelación, sino aquello que la revelación produce. "La
denominada autoridad de la Biblia, por lo tanto, surge a la luz. Su autoridad está
en aquella fe que la creo y hacia la cual da testimonio, especialmente esa fe en su
florecimiento final Cristo céntrico" (ibíd., p. 29).
AVENTURA
B
BIBLICISMO
Edwin Lewis habla del biblicismo antiguo y del nuevo biblicismo. El antiguo
biblicismo era un autoritarismo estático que identificaba la Palabra de Dios con las
palabras de la Biblia. El nuevo biblicismo está caracterizado por "interioridad,
certitud, compulsión - estas son las asistentes autenticadoras de la Palabra de
Dios, provisto que la Palabra que domina es, ciertamente, la Palabra de Dios y no
las palabras de los hombres" (BFCF, p. 31).
BIBLIOLATRIA
Nels Ferré escribe que "el uso de la Biblia como la autoridad final para la verdad
cristiana es idolatría" (SU, p. 39). Brunner comenta: "El hábito de considerar la
palabra escrita, la Biblia, como la Palabra de Dios exclusivamente - como es en el
caso de la ecuación tradicional de la 'palabra' de la Biblia con la 'Palabra de Dios' -
C
CAÍDA (VÉASE TAMBIÉN ADÁN)
Niebuhr llama al relato de la Caída un mito (NDM, I, 179). Dice que estamos
equivocados si la rechazamos en nuestra modalidad racionalista, o si la
aceptamos como una historia literal (ibicb., 11, 267). La Caída no es historia sino
"un símbolo de un aspecto de cada momento histórico en la vida del hombre"
(ibíd., 11, 269).
Brunner tiene algo que decir sobre la conmoción. Escribe que: "solamente aquel
que permite ser conmovido así, y ser así crucificado con Cristo, es capaz de recibir
lo que Dios se propone darle en la cruz" (RR., p. 116; cf. D, 1, 125).
No puede haber discípulos de segunda mano, esto es, por mera tradición o
sucesión. En el momento de la decisión, los siglos entre el creyente y Cristo
desaparecen y el discípulo llega a ser contemporáneo con Cristo.
Tillich se acerca mucho a esta idea cuando escribe que "ninguno es capaz de
saltar dos mil años de historia eclesiástica y llegar a ser contemporáneo con los
escritores del Nuevo Testamento, salvo en el sentido espiritual de aceptar a Jesús
como el Cristo" (ST.1, 36).
Brunner cree también en la línea directa de unión del creyente con Cristo (D, 1,
32-33). De acuerdo con Kierkegaard, dice que no hay diferencia en línea directa
entre el conocimiento de Cristo, de los apóstoles y de nosotros. La diferencia
reside en los medios de testimonio. Los apóstoles conocieron a Jesucristo
directamente, pero los cristianos conocen a Cristo a través de un testimonio de los
apóstoles, animados por el Espíritu Santo. Todas las generaciones sucesivas
dependen del testimonio de la primera generación de los apóstoles, pero este
testimonio hace a Cristo vivo, por el testimonio del Espíritu Santo. "La revelación
en Jesucristo produce la iluminación en mi mente y en mi corazón, a fin de que yo
Señor, como el Creador, como mi Creador y el Creador de todas las cosas. Al
hacerlo así, vengo a ser consciente de saber que yo soy el siervo de este Señor,
soy su siervo, propiedad suya, porque todo lo que yo soy y tengo, de él lo he
recibido; porque no sólo soy yo, sino todo lo que es, ha sido creado por él (RAR,
D, 11 35).
Esto es lo que el cristiano quiere decir cuando dice: "Creo en Dios Padre
Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra." "De esto" es lo que la idea de
creatio ex nihilo esencialmente se trata (MHE, p. 30-31).
(CUP, p. 42). Si el cristianismo fuera objetivo, podría ser probado y atestado por 26
los medios racionales ordinarios. Esto significaría que una persona podría ser
completamente objetiva y separada del cristianismo y, a pesar de esto, demostrar
que es cierto. Pero el cristianismo existe solamente en subjetividad. Es la
comunicación de una pasión en interioridad y subjetividad, y esto es el quid de su
confirmación.
Una vena similar se halla en Bultmann. Bultmann remueve todos los hechos de
Dios y las decisiones de fe, de la categoría de lo objetivamente verificable. Al
grado que hace esto, concuerda con la tesis de Kierkegaard en cuanto que el
cristianismo objetivo no existe.
Barth cree que Schleiennacher dio a los teólogos el concepto de una teología
científica al haber intentado regular su obra 'entera en teología, desde un principio
consistentemente seguido. El cree que los reformadores tenían este principio en la
centralidad de Jesucristo, pero fallaron en seguir consistentemente, de manera
científica. Así, Barth intenta tomar el Cristocentrismo o Cristomonismo de los
reformadores y, usando el principio de Schleiennacher de coordinar toda la
teología alrededor de una tesis directriz, escribir su dogmática.
A modo de ejemplo podemos citar CD, IV /1. Barth clarifica que desarrolla su
antropología (p. 348), su doctrina de pecado (p. 362), de justificación, santificación
y llamamiento (p. 147), de la re-surrección (p. 283), Y de la caída (p. 478), en una
base Cristológica. Dice que no podemos conocer a un Dios en Cristo y a un dios
fuera de Cristo (p. 363). Habla claramente de su Cristocentrismo cuando escribe:
"pero el programa de la teología de la reforma no permitió una consideración
radical del significado, importancia y función de la cristología en relación a todo el
conocimiento cristiano" (p. 366).
D
DECISIÓN
28
Que la decisión es un elemento de fe, surge de Kierkegaard. Aquello de que es
capaz el aserto ordinario, racional de la mente, no es el territorio de la decisión. Si
a la mente se le presenta un sistema especulativo no se decide por él, sino que se
subscribe a él. Así es en materia de ciencias. Las teorías no son decididas; en
virtud de su ve-rificación, se las acepta. Si el cristianismo fuese un sistema
especulativo, no le creeríamos en la decisión de fe, sino lo afirmaríamos.
Tillich dice que podemos decidir solamente por la revelación fi-nal (ST 1, 152).
Toda decisión es absoluta en cuanto a que escoge de entre posibilidades;
además, posee el riesgo del valor para hacer tal decisión. Viendo la decisión
desde otro aspecto, Tillich dice que la libertad se expresa a sí misma, como
decisión (ibíd., I 184).
DESIGUALDAD DE LA REVELACIÓN
Brunner le debe mucho a Lutero por su noción del Deus Absconditus. Dios en su
santidad e ira es un Dios escondido. Este es el Dios que el hombre confronta si
intenta buscarle en la naturaleza o si intenta buscarle en su pecaminosidad (D, 1,
161 ff.). Barth tiene una doctrina similar cuando hace hincapié en el misterio de
Dios (CD, 11/1, pp. 38-43). "Inescrutabilidad,... ocultamiento, pertenecen a la
naturaleza de Aquél quien es llamado Dios en la Biblia. Como creador, este Dios
es distinto del mundo, esto es, como la persona que es, no pertenece al plano de
lo que el hombre como criatura puede conocer directamente acerca de Dios" (ibíd.,
1/1, 368).
DIALÉCTICA
Dialéctica es una forma de lógica que usan los hombres cuando están en su
camino hacia la verdad. Si de una vez conocemos la verdad hacemos
afirmaciones por medio de deducciones de las cuales ya tenemos conocimiento.
En el lenguaje de la geometría, deducimos los teoremas de los axiomas. Pero si
estamos en el camino hacia la verdad, no estamos en posición de hacer tales
deducciones. Hemos de conversar para encontrar la verdad. Los primitivos
diálogos platónicos son los modelos clásicos del intento de encontrar la ver-dad
por medio de conversación dirigida. La conversación dirigida llega a ser
formalizada en una metodología estricta, esto es, de hacer preguntas y contra
preguntas. Así pues, deviene una lógica de proposición y contraproposición.
1. El principio y el fin del dogma es Jesucristo, la única Palabra viva de Dios.
De ahí que todos los dogmas deben tener una señal cristológica o no son
verdaderos al dogma central de la encarnación de Dios en Jesucristo.
2. La fuente y norma del dogma es la Sagrada Escritura, en que es la Palabra
de Dios. Pero es la Palabra de Dios en el sentido especialísimo de que no
es en sí la revelación, sino más bien el testimo-nio de la revelación. "La
norma dogmática, esto es, la norma de la cual la dogmática debe recordar
la proclamación de la iglesia, y por lo tanto en sí, antes que nada, como la
posibilidad objetiva de la doctrina pura, no puede ser otra que la revelación
37
atestiguada en la Sagrada Escritura como la Palabra de Dios (CD, 1/2,
815).
3. La actividad del dogma es una actividad en la iglesia en la cual la iglesia se
refleja en la correlación de su predicación y procla-mación con la revelación
atestiguada de Dios en la Escritura. Es una actividad humana, necesaria y
continua. Es humana porque es la reflexión del hombre sobre la revelación
atestiguada en la Escritu-ra. Es necesaria porque todas las actividades de
la iglesia deben ser puestas a prueba por la Palabra de Dios. Es continua
porque ningu-na formulación dogmática es idéntica con la Palabra de Dios.
Por tanto, la tarea dogmática debe ser acometida una y otra vez. Los
dogmas son enseñanzas que "captan y reproducen la verdad de la
revelación solamente en tanto que 307). De allí que la dogmática está
lucha.
4. La dogmática no es un cuerpo de proposiciones reveladas sino una serie de
presupuestos, decretos, mandatos que han de ser obedecidos tanto como
artículos para ser creídos. Son de tal naturaleza que su significado interior
se abre solamente a aquellos que creen en ellos.
Brunner también tiene una riqueza material en dogmática, ta-les como D, 1, 3-113.
Un sumario breve de sus puntos de vista, es como sigue:
Brunner también intenta encontrar una nueva manera en cuan-to a la elección (D,
1, 303 ff.). Cree que el calvinismo histórico enseña el determinismo; y si le
agregamos a la doctrina de la predestinación la doctrina de la reprobación, nos
resulta un determinismo férreo. No podemos creer ni amar a un Dios como éste.
Pero, continúa Brunner, lo que Calvino y compañía trataban de decir es correc-to,
entendiéndose que Dios elige en Cristo, que el hombre depende de la gracia y la
iniciativa de Dios, que nada en el hombre acredita su salvación. Define la elección
como sigue:
"Así, es esta eternidad sola revelada, por medio de la cual y en la cual, yo, este
ser humano individual, esta persona individual, recibe significado eterno, y mi
existencia individual personal, es tomada en serio . . . en la revelación cris-tiana de
eternidad . . . mis ojos son abiertos para percibir la verdad que Dios, Mi Señor, se
acuerda de mí desde la eternidad, con la mirada de un amor eterno, y por lo tanto,
que mi existencia personal individual y mi vida, ahora reciben un significado
eterno. . . la vocación que me es dirigida por medio de Jesucristo desde toda la
eternidad, me llama a mi destino eterno. Ser llamado de la eternidad de Dios, a la
eterna comunión con Dios - esto es el Evangelio de Jesucristo. Brevemente, este
Mucho del reavivamiento contemporáneo de la doctrina de la en-carnación, brota
de Kierkegaard.
ESCÁNDALO
Podría decirse que también Barth sigue la noción del escándalo. La revelación
confronta al hombre de manera tan radical, que no puede ser anticipada por él en
ange-licales de los cuerpos políticos. Esto es lo que él quiere decir por fundamento
cristológico del estado (CT, p. 202). C. F. H. Henry revisa la posición de Cullman y
la rechaza ("Estado", BDT, p. 501).
ETERNIDAD
Brunner discute una teoría similar de eternidad. Hay un fluir del tiempo. Para un
fin, el tiempo es concebido por la física matemática. Es tiempo como simples
unidades de duración. Para el otro fin, es tiempo mesiánico, que está cargado de
significado. El tiempo histórico de individuos es vivido entre estos dos tiempos.
Pero en la predicación del evangelio, el tiempo mesiánico se aproxima a nos-otros
como eternidad, y cuando respondemos y creemos el evange-lio, realmente
participamos en la eternidad. '"De ahí' que en fe, el Tiempo no es simplemente
contrastado con la eternidad; él mismo tiene una parte en la eternidad" (D, 1, 317
f.).
Cullman cree que la noción de Barth del tiempo está infectada de Platonismo. De
acuerdo a Cullmann los escritores bíblicos ven el tiempo como llegándoles desde
la eternidad, viniendo hacia ellos, y luego procediendo' interminablemente hacia el
futuro (CT, cap. 3). Así, la eternidad para el cristianismo primitivo, es el "tiempo
EXPIACIÓN, PROPICIACIÓN
Los otros dos eruditos, Roger Nioole y León Morris, han examinado los puntos de 53
vista de Dodd y los han encontrado pobres. De acuerdo a estos eruditos, los
sacrificios del Antiguo Testamento son propiciatorios: satisfacen la ira de Dios. Así,
la muerte de Cristo es propiamente propiciatoria. La ira de Dios, mencionada 585
veces en el Antiguo Testamento, es la respuesta de la santidad de Dios al pe cado
humano y no puede ser considerada meramente como aquello que
necesariamente sigue en la historia humana como resultado del pecado (cf. APC,
de León Morris, BDT, pp. 424f.).
hombre actúa por la creencia, pero el hecho de que cree por actuar, es el acto de
Dios. El hombre es el sujeto de la fe. No es Dios, sino el hombre el que cree"
281).
Karl Barth rechaza la gracia común, porque para él solamente hay un pacto y este
es el pacto de la gracia salvadora. Si la humanidad está restringida en su pecado y
movida a una justicia cívica, esto es únicamente para los propósitos de la gracia
salvadora en Cristo. Dios desea que ninguno perezca J por lo tanto Dios preserva
al hombre de la ruina total, a fin de que pueda escuchar el evangelio y ser sanado.
H es usada en un sentido extenso y en un sentido estricto. En el
sentido estricto, significa un cuadro particular de la interpretación de la historia
sagrada, como en (Cristo y el Tiempo), de Cullman. En un
sentido extenso, significa la prioridad del evento histórico sobre las Escrituras
como el fundamento primario de la fe bíblica. ~n este último sentido, la noción de
ha sido ampliamente aceptada por eruditos tanto del Antiguo
como del Nuevo Testamento. Para un reciente intento de trazar en detalle alguna
interpretación de historia sagrada tanto del Antiguo, Testamento como del Nuevo
Testamento, véase (La Historia de la Salvación), de E. C. Rust.
59
HERMENÉUTICA
Como una reacción al historicismo de la última parte del siglo diez y nueve y
principios del siglo veinte, mucha de la teología contemporánea se concierne en
demostrar cómo el cristianismo escapa del historicismo. Brunner hace esto cuando
dice que la historia de la salvación es la historia de la revelación. Barth lo hace
cuando dice que la revelación no es un predicado de la historia, sino que la
historia es un predicado de la revelación. Cullman lo hace con su historia de la
línea redentora. Los seguidores de Von Hoffman lo intentan con su teoría de la
historia sagrada. Bultmann tiene mucha simpatía con el historicismo pero dice que
el historicismo no cuenta con las decisiones concretas a las cuales los seres
humanos son llamados (HE, pp. 141ff.).
que si el hombre no ama a Dios, esta no es una alternativa que Dios aprueba o
cuenta como una posibilidad.
Cairns señala los múltiples problemas que tiene este punto de vista. Por ejemplo,
si los hombres nacieron antes de Cristo o nunca oyeron la Palabra de Dios, ¿cómo
pueden ser a la imagen de Dios? La respuesta de Barth parece ser que el pecado
no puede destruir la imagen de Dios; persiste a pesar del pecado. Así, el pecado
no hace al hombre inhumano o menos que humano. Debe haber caminos secretos
en los cuales, o bien Cristo es conocido, o la Palabra de Dios es oída para que
todos los hombres sean a la imagen de Dios. Cairns piensa que esto es
imponderable en el pensamiento de Barth. Aun así, Cairns juzga que el
tratamiento de Barth del hombre será considerado como "una de las más grandes
obras teológicas de la última mitad del siglo" (IGM, p. 179).
Con referencia a Cristo esto significa que no había nada especial acerca de
Jesucristo que pudiese indicar que él era Dios manifiesto en la carne. El debe
aparecer como un judío típico entre los otros judíos de Palestina. Brunner dice que
el descubrimiento claro de Dios en la encarnación no dejaría lugar para la fe (TM,
p. 337).
Aun cuando Barth no nos ha dado todavía su escatología, su gran discusión sobre
"El Tiempo Final" con la discusión penetrante de la muerte, parecería colocarlo en
el campo de aquellos que esperan la supervivencia del hombre total (CD, lII/2,
587ff., particularmente p. 623, punto 3). Hablando de la esperanza cristiana, dice
que el hombre de fe "es renacido en su resurrección a una vida en Dios,
escondida a lo largo del último tiempo, y será revelado en gloria como alguien que
tiene esta vida cuando Jesús regrese en gloria, como la meta del tiempo último."
Los artículos sobre inmortalidad en BDT y en HCT reflejan este nuevo énfasis en
la teología bíblica.
INSPIRACIÓN
Ninguna distinción puede hacerse entre las partes históricas y doctrinales de las
Escrituras porque lo doctrinal descansa en lo histórico 288). En un párrafo
final, Henry dice que tan alto punto de vista de la inspiración no conduce al
oscurantismo en la crítica bíblica ni tampoco a una lucidez de los problemas
evidentes del texto escriturario.
Para un punto de vista sinóptico y compuesto de las opiniones sobre los eruditos
actuales que sostengan el punto de vista histórico de la inspiración, véase RB.
Bernard Ramm hace hincapié en que la revelación precede a la inspiración, y que
la inspiración vive solamente de una doctrina fuerte de la revelación. La función de
IRRACIONALISMO
Querer a este Dios de por sí, significaría insanidad" (RR., pp. 46f.). Tan
directa mofa a las leyes básicas de la lógica, a los principios de no contradicción e
identidad, es casi sin paralelo en la teología.
Niebuhr también tiene una vena irracional en su teología, pero de una perspectiva
distinta. Por ejemplo, admite que la doctrina del pecado original no es aceptable a
la razón humana. Pero esto no significa que el teólogo haya de desafiar la lógica,
a propósito. Por el contrario, ha de seguir la lógica tan lejos como pueda. Pero en
el uso de la lógica hemos de reconocer la complejidad de los principios
determinados y nuestra lógica puede que no esté lista para manejar esta
complejidad. "La lealtad a todos estos hechos puede requerir un desafío
provisional a la lógica, a menos que la complejidad en los hechos de la
experiencia sean negados en favor de una consistencia lógica prematura" (NDM,
1/263). Niebuhr ha dedicado un ensayo completo a este tema ("Coherencia,
Incoherencia y Fe Cristiana", CR, pp. 175-203).
J
JESÚS HISTÓRICO
79
Una de las cuestiones teológicas persistentes y críticas del siglo diez y nueve giró
alrededor de si el Jesús de los Evangelios sinópticos y el Cristo de los Credos
teológico s eran uno y la misma persona. Los eruditos conservadores creían que
el Jesús del registro histórico y el Cristo de la fe eran la misma persona, en tanto
que los eruditos críticos creían que el Jesús de la historia era muy diferente del
Cristo que nos encontramos en las formulaciones de los Credos. La lucha crítica
con la vida de Jesús en el siglo diez y nueve fue sumarizada definitivamente por
Albert Schweitzer en su (La Búsqueda del Jesús
Histórico). Una solución al problema que no fue plenamente apreciada cuando fue
escrita, pero que ha tenido una aceptación más amplia recientemente fue la de
Martin Kahler (El
llamado Jesús Histórico y el Cristo Histórico Bíblico). Su tesis era que los
evangelios fueron carismáticos desde el comienzo y por lo tanto el Jesús histórico
es uno con el Cristo de la fe y el credo.
Mientras tanto, Bultmann había estado escribiendo materiales tanto críticos como
teológicos. En la crítica redujo casi a cero nuestro conocimiento del Jesús
histórico, y en la teología hizo el acto de Dios en Jesús el más decisivo de toda la
historia y el fundamento mismo de la iglesia cristiana. Los eruditos no tardaron
mucho en señalar que Bultmann había reducido a Cristo a una mera "X" y que aun
así sostenía que esta "X" fuese el fundamento mismo del kerigma y de la iglesia
cristiana.
Podría haber alivio de esta afrenta si más hubiese podido decirle de Jesucristo
que lo que Bultmann aparentemente había dicho. Esto abrió lo que es bien
conocido como "la nueva búsqueda" o bien como el período "post-Bultmanniano"
de la crítica del evangelio. Es este un esfuerzo por encontrar por medio de
Barth, como Brunner, no discute el concepto como tal. Si hay algo en Barth que es
similar al concepto de la justicia original, está en dos puntos. Barth habla del
hombre real en contraste al hombre fenomenal. El hombre total, el hombre real
ante Dios, tendría entonces funcionalmente la justicia original, según Barth. En
segundo lugar, Barth habla mucho de Jesucristo como el hombre para Dios. La
humanidad perfecta de Jesucristo es entonces, analógicamente, el equivalente
funcional de la justicia original, de acuerdo a Barth.
Tillioh discute este tópico alrededor de la bondad del hombre en la creación (ST, 1,
259). Según él, la noción de Adán como un hombre perfecto y notable hace la 81
Caída ininteligible. Hace más sentido, dice Tillich, si pensamos del hombre
originalmente en un estado de inocencia ensoñadora, una etapa de infancia antes
de la lucha y la decisión. "La bondad de la naturaleza creada del hombre, es que
le es dada la posibilidad y necesidad de actualizarse a sí mismo y de devenir
independiente de su auto-actualización; a pesar del ostracismo inevitable
relacionado con ella"
L
TEOLÓGICO
Por los años de 1920 una nueva versión del positivismo emergió en la ciudad de 84
Viena, entre los filósofos del llamado Círculo de Viena. El movimiento, primero
llamado positivismo lógico, tomó la lógica matemática, recientemente desarrollada
Y la usó como medio de investigación de las sentencias. El nombre de positivismo
lógico refleja tanto su uso de lógica, como su naturaleza radical empírica. En un
principio, intentó el análisis lógico de las sentencias de la ciencia, pero llegó a ser
evidente que tal programa pedía más y el movimiento fue cambiado a su
empirismo lógico que hizo un esfuerzo de correlatar términos en una sentencia
con principios de sentido. Hubo expansión otra vez, especialmente entre los
filósofos ingleses y el movimiento general anchuroso llegó a conocerse como
filosofía analítica. Una de las presuposiciones generales de la escuela analítica es
que el significado de una sentencia es el método por el cual es verificada. Así, las
sentencias podrían ser verificadas o falsificadas. Pero si una sentencia no podía
ser verificada o falsificada, era insignificante. Las sentencias religiosas, éticas,
poéticas y de juicios de valores, no ofrecían medios de verificación y fueron
juzgadas como insignificantes. El ensayo clásico en estos temas se encuentra en
(Lenguaje, Verdad y Lógica) de A. J. Ayer, capítulo 6.
Esto constituyó un verdadero reto a los teólogos que estaban acuciosamente
conscientes de los desarrollos modernos de la filosofía. Los mejores
representantes de estos teólogos han sido de la Universidad de Oxford. De estos
hombres, y de otros, ha surgido un cuerpo significativo de literatura que intenta
correlatar la teología con la nueva filosofía analítica. Es de importancia histórica
observar que Barth comenzó su trabajo serio en su dogmática con el problema del
lenguaje. Su primera tesis mayor en CD, I-1, es: "Como una disciplina teológica, la
dogmática es la prueba científica a la cual la iglesia cristiana se pone de por sí,
con respecto al lenguaje acerca de Dios, el cual es peculiar a ella" (ibíd., p. 1).
LIBERTAD
88
Kiekegaard intenta definir la libertad como una parte esencial de la naturaleza del
hombre, en independencia de la controversia Calvinista-Arminiana. El considera al
hombre como cuerpo y alma sintetizado en espíritu. Espíritu es el potencial
existencial en el hombre y como tal, es la fuente de la libertad del hombre.
Klerkegaard tiene también una doctrina de posibilidades. El hombre no es
confrontado en el problema de su existencia con alternativas racionalmente
obligatorias, sino con posibilidades existenciales. Ser capaz de actuar en una
posibilidad más bien que en otra, significa que el hombre es libre. Así, escribe
Kierkegaard: "Pero libertad es la verdadera lámpara maravillosa; cuando un
hombre la frota con pasión ética, Dios llega a existir para él" (CUP, p. 124).
Niebuhr habla del concepto de la libertad en un contexto distinto (NDM, II, 1). Está
consciente de todos los tipos de determinismo que harían del hombre una víctima
del azar o de la fuerza. Aun así, hemos de admitir que el hombre es un hijo de la
naturaleza. Niebuhr insiste que el hombre es libre y, por lo tanto, trasciende a la
naturaleza (cf. también su Artículo sobre "Libertad", en HCT)
En teoría ética, tanto Barth como Brunner, han tomado el mandato de Dios como
el fundamento de la ética cristiana. 90
Emilio Brunner desarrolla su tesis en El Imperativo Divino, capítulo II, "El Mandato
Divino como Don y Demanda". En conexión con esto escribe: "hacer el Bien por
razón del Bien, es solamente un reflejo pálido del Bien genuino; hacer el Bien por
razón de Dios significa hacer el Bien no porque alguna dignidad moral lo requiera,
sino porque es aquello mandado por Dios" (p. 121).
Barth tiene dos discusiones grandes sobre ética. En CD, 11/2, localiza la ética bajo
el mandato de Dios, y en 111/4 trata sobre algunos asuntos particulares de ética
dentro de la doctrina de la creación. Es en II/1, que trata sobre la doctrina de Dios,
más particularmente la posibilidad del conocimiento de Dios y la doctrina de los
atributos de Dios, en la que Barth cimenta su teoría ética básica. La ética es
tratada usualmente en conexión con la doctrina de la santificación o la vida
cristiana, pero Barth siente que de nuestro conocimiento de Dios surge el mandato
de Dios y, por lo tanto, la ética debe ser localizada en nuestra doctrina de Dios.
Barth ha replicado con una defensa vigorosa del nacimiento virginal contra el
ataque de Brunner (CD, 1/2, 172-202). Barth no cree que el nacimiento virginal de
Cristo fuese una protección del pecado, sino que era un signo de la encarnación.
En esencia, la posición de Barth es que si Jesús hubiese tenido a un padre
humano, la encarnación estaría sujeta a una sospecha. Por haber nacido de una
virgen él tiene una humanidad que no fue producida como se re-produce la
humanidad en el proceso de las generaciones, sino que tiene una humanidad
directamente de Dios. Así, el nacimiento virginal es vital a la doctrina de la
encarnación. H. E Lurner se pone de parte de Barth en contra de Brunner ("The
Virgin Barth": "El Nacimiento Virginal", XT, 28:2-17, Oct. 1960).
NEO-EVANGELICALISMO
PARADOJA
La lógica de Hegel era una lógica de tres términos. Una tesis es postulada, la cual
sugiere su opuesto, la antítesis. Por cuanto la mente no puede descansar en la
tensión de la tesis y antítesis, debe mediar o reconciliar esta tensión. Esto se hace
al- introducir el tercer paso, la síntesis. Así, Ser sugiere No-Ser, y estos dos
términos están reconciliados en Llegar a Ser (cf. Dialéctica, de Ramm, en BDT,
pp. 165f.).
Kiekegaard redujo los tres términos de Hegel a los dos términos de una paradoja.
El hombre como un existente no puede ver las cosas de la perspectiva de la
eternidad. Solamente puede ver las cosas como hombre finito y por lo tanto como
paradójicas. Ciertamente, no hay paradojas para Dios. Por ejemplo, Kierkegaard
escribió que "la verdad esencial eterna es en ningún sentido en sí, una paradoja"
(CUP, p. 183). Pero el hombre como un existente es prevenido de hacer cualquier
Pasión es uno de los conceptos centrales de Kierkegaard. El toma la lista de
pasiones de Aristóteles y la apareja con la fe. Al ha-cer esto, Kierkegaard rompe
con una tradición de la filosofía occi-dental que llegó a ser clímax en Hegel, esto
es, que lo más profundo en el hombre es la razón. Kierkegaard afirma que lo más
profundo en el hombre es la pasión.
PECADO
Kierkegaard dice que pecado posita pecado. Esto quiere decir que no hay causa
para el pecado, excepto en el pecado mismo. Re-petidamente él lo llama el salto
cualitativo, que "ninguna ciencia ha explicado ni puede explicar" (COD, p. 55). "Por
el salto cualitati-vo el pecado vino al mundo, y de esta manera está viniendo
conti-nuamente" (ibíd., p. 99). El pecado es el resultado del uso de la li-bertad del
hombre para encontrar seguridad en alguna cosa huma-na, finita, más bien que
reposando totalmente en Dios. Su libertad lo marea ante las posibilidades que
descubre y, en este mareo, el hombre da el salto fatal a una seguridad creatural.
Así, el pecado posita pecado y no es el producto de una causa más primitiva.
PRE-ENTENDIMIENTO
106
Bultmann cree que cualquier asunto debe ser rodeado con un cierto juego de
presuposiciones correspondientes a la naturaleza del tema. "Sin un pre-
entendimiento ninguno puede comprender jamás lo que se diga en literatura sobre
el amor o la amistad, la vida y la muerte, o en suma, acerca del hombre en
general" (EF, p. 64). Así, la historia, la literatura y la música, cada una tiene su pre-
entendi-miento sin el cual nada podría saberse de estos asuntos. No obstan-te,
este no es un tema arbitrario, sino que está determinado por el carácter del
asunto.
PROPICIACIÓN
Debe hacerse aquí una mención de APC, de Morris. Asistido cuidadosamente con
léxico, concordancia y literatura comparativa, Monis desarrolla una doctrina fuerte
de una propiciación vicaria, expiatoria. Con un trabajo intenso, determina con los
De acuerdo a Barth, Brunner ha discutido en su libro Gott und Mensh (1930), que
la humanidad y la personalidad residuales de la Caída, formaron el punto de
contacto de la Palabra de Dios con el hombre (CD, I, 273). Sin embargo, Brunner
postula una teoría algo distinta cuando dice que el punto de contacto es el
sentimiento de culpa (RR, p. 215). En un pie de nota de los más interesantes,
escribe: "De ahí que, la conciencia 'mala', el sentimiento de culpa, es el punto de
contacto para toda la predicación del evangelio" (ibíd., p. 302n).
Barth toma un punto de vista más radical. El cree que el peca-do destruye en tal
forma la imagen de Dios en el hombre, que no existe punto de contacto (CD, I/1, 111
273). El punto de contacto es el punto de contacto que la Palabra de Dios ejecuta
en el hombre. La Palabra de Dios crea fe, y es esta fe creada por la Palabra, el
punto de contacto. Así, Barth escribe: "Este punto de contacto, por lo tan-to, no es
real fuera de la fe, sino solamente en la fe. En la fe un hom-bre es creado por la
Palabra de Dios para la Palabra de Dios, existiendo en la Palabra de Dios, no en
sí mismo, no en virtud de su humanidad y personalidad, no desde la plataforma de
la creación, porque lo que es posible desde la plataforma de la creación del
hom-bre hacia Dios, ha sido ciertamente perdido a través de la caída" (ibíd.).
Una imagen del mundo es el modelo que usamos al poner juntas nuestras
experiencias de espacio, de tiempo, de eventos y de materia. Así, la cosmología
de Newton y de Einstein son imágenes del mundo.
Una imagen del mundo es una teoría definida del carácter metafísico del universo.
El panteísmo, el materialismo y el idealismo son imágenes del mundo.
113
Bultmann no cree que el cristianismo nos dé un punto de vista del mundo (E, pp.
6-9; JCM, p. 83). Los puntos de vista del mundo son siempre externalizaciones y
objetivizaciones. Así, en principio, compiten con las imágenes del mundo. Pero el
cristianismo como kerigma, resuelve el problema de un nuevo entendimiento y no
es un punto de vista externalizado ni objetivilizado.
Además Bultmann toma la imagen del mundo del Nuevo Testa-mento como si
fuese el punto de vista del mundo del Nuevo Testamento. Por lo tanto, está en
contradicción inflexible con la imagen del mundo de Einstein, bajo la cual el
hombre moderno vive. Es mitológica y, por lo tanto, debe ser desmitologizada, de
forma que el cristianismo sea entendido como el logro de un nuevo auto-
entendimiento y no el logro de un punto de vista del mundo.
De este movimiento han surgido nuevos trabajos en teología del Antiguo y Nuevo
Testamentos, comentarios, y monografías especializadas. El gran TWNT, de Kittel
y Friedrich, es en gran parte un producto del realismo bíblico.
REINO DE DIOS
El concepto del reino de Dios ha sido el tema de una intensa búsqueda desde la
reversión de la interpretación liberal por Weiss y Schweitzer. De acuerdo a los
liberales religiosos, el reino de Dios es el reino ético de Dios en los negocios 115
humanos. Los cristianos, como un compañerismo o hermandad forman una
iglesia. Como una sociedad de hombres que intentan vivir al nivel de estas éticas
de amor y extenderlas a todas las relaciones humanas, la iglesia es el reino de
Dios (IARL).
La actitud presente es que la enseñanza del Nuevo Testamento acerca del reino
representa una tensión entre su presencia corrien-te y su realidad futura. Se habla
del reino como habiendo venido, como habiendo arribado, como habiendo
entrado; también se ha hablado del-mismo como viniendo en poder y gloria al
regreso de Cristo. Es en el contexto de esta tensión que hemos de pensar acerca
del reino (ENNTP, pp. 30ff.; TWB, pp. 119-121; HT, pp. 197-201; IDB, III, 17-28).
Brunner, por otra parte, ha tomado una posición fuerte en favor de la revelación
general, que él llama "revelación original" (RR, Cap. 6). Branner mantiene que el
pecado puede ser entendido solamente como apostasía. Pero apostasía es
volverse de algo y ese algo es la revelación original de Dios (ibíd., p. 52). El
formula su tesis como sigue: "Nosotros, por tanto, enseñamos una revelación
general o una revelación en la Creación, porque las Santas Escrituras la enseñan
inequívocamente y nosotros procuramos enseñarla de acuerdo con la Escritura
(ibíd., p. 59). Branner no cree que de esta revelación general, una teología natural
pueda ser deducida. El y Barth están en profundo desacuerdo en cuanto a cuál de
ellos re-presenta fielmente a Calvino.
Bernard Ramm habla más bien de los modos de revelación (RWG, caps. 2-5).
Estos son los medios por los cuales la revelación de Dios, realmente, hace
contacto con la conciencia humana.
124
Aun cuando Bultmann no discute los signos como tales, la im-plicación total de su
teología es que la predicación (predicación kerigmática) es el signo de revelación.
Sí dice que la predicación de la iglesia está fundada en la Escritura (EF, p. 168), y
esto parecería implicar que las Escrituras son también un signo.
SÍMBOLO
SUICIDIO
Barth ha escrito sobre el suicidio en gran detalle tratando con algunos casos
escriturales (CD, 111/4, 401ff.). Su respuesta básica es que la vida pertenece a
Dios y que es dada al hombre como un préstamo. Por lo tanto, el hombre no tiene
ningún derecho de quitársele. Barth ve el suicidio no sólo comer una
desesperación, sino como el intento más radical del hombre de conseguir justicia y
libertad «bid, p. 403). La respuesta básica no es que el hombre deba vivir, sino
que pueda vivir. "Esta es la contribución bíblica al problema del suicidio. Declara
indirectamente pero tanto más claramente, dónde y en qué terreno el suicidio es
imposible y excluido. Es excluido por la gracia de Dios, por la cruz y resurrección
de Jesús, en la cual el pecado de rebelión contra la gracia de Dios es expiado y
abolido de una vez por todas, y Dios como Creador, Dador y Señor de la vida ha
dicho al hombre fundamental y conclusivamente Sí" (ibíd., p. 409).
En sus intentos de redescubrir los puntos de los reformadores, los teólogos neo
ortodoxos también, han regresado a la doctrina del testimonio del Espíritu. En RR,
Brunner dedica un capítulo entero a esto (cap. 22). El se opone al catolicismo
romano autoritario, al fundamentalismo dogmático y al misticismo inefable, con la
doctri-na del testimonio del Espíritu. No son poderes humanos de simpatía o
comprensión los que capacitan al hombre para captar el mensaje de Cristo y su
cruz sino sólo el poder del Espíritu Santo. Es el Espíritu quien conduce a los
hombres a Cristo y luego los conduce a la Biblia. No creemos primero en la Biblia
y luego en Cristo, sino que creemos en Cristo y luego en la Biblia. "El terreno, la
129
autoridad que me mueve a la fe, no es otro que Jesucristo mismo, en tanto me
habla desde las páginas de las Escrituras por el Espíritu Santo, como mi Señor y
mi Redentor." Esto es lo que los hombres de antaño acostumbraban llamar el
testimonium spiritus sancti internum" (ibíd., p. 170). Pero el testimonio del espíritu
no es un imprimatur de todo en la Biblia. Se limita a aquello que corresponde al
Padre y al Hijo. Mí, el cristiano no está atado al mundo de los hechos de la Biblia
(ibíct, p. 175).
Barth también tiene una doctrina del testimonio del Espíritu aun cuando no
siempre rotula su doctrina de ese modo. Se refiere una y otra vez al testimonio del
Espíritu. Pero más importantes son sus exposiciones masivas del Espíritu Santo
en CD. La primera está en I/1, donde él discute al Espíritu Santo como el revelador
de la re-velación. La segunda está en 643, donde trata de la doctrina de la
reconciliación. Retorna otra vez al asunto en IV/2, 125 ff., haciendo claro que el
Señor resucitado y ascendido es reconocido como tal solamente en virtud del
testimonio del Espíritu.
TIEMPO
Entre los muchos teólogos contemporáneos que han dado mu-cha atención al
tópico del tiempo "teológico", está Oscar Cullman. Cullman trabaja con el diseño
de la Historia Sagrada y traza una línea del tiempo desde la Creación a la
Redención, al Tiempo-Fin. Así, intenta hacer un mapa de la noción bíblica del
tiempo (Cr, p. 82). Hay tiempo antes de la creación; luego la creación; luego del
tiempo de la creación, a la Parusía; entonces la continuación de la línea del tiempo
después de la Parusía. En el centro, como el clímax dramático del proceso del
tiempo está el Punto-Medio, la aparición de Jesucristo. La línea del tiempo de la
Historia Sagrada está compuesta de guiones especiales, kairoi, en los cuales el
tiempo está lleno con significado.
TRINIDAD
El pequeño tomo I and You: Tú y Yo de Martín Buber ha sido, tal vez, más citado
que ningún otro libro en la teología contemporánea (véase el ensayo interesante 135
acerca del libro y su contenido en la Introducción de Will Herberg a The Writings of
Martín Ruber: Los Escritas de Martín Ruber). La tesis básica del libro es que hay
dos maneras discretas de conocimiento. Está el mundo de las personas y el
mundo de los objetos. Las personas conocen a las personas por la relación Yo-Tú.
El "Yo-Tú" debe ser considerado como una sola palabra. Esta es una palabra
primaria, y es conocimiento por reunión o encuentro. El conocimiento de los
objetos está indicado por la palabra primaria y relacional Yo-Ello. Esto se
concierne con el rango total de conocimiento científico o impersonal. Es el territorio
de la información.
Cuando venimos a Dios debemos decir Tú-Yo, porque la perso-na divina nos
conoce.
Nota del Traductor: Los títulos han sido todos traducidos, aunque en castellano
sólo hay traducciones de algunos de estos libros.
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