Tema 3. Apuntes - Fundamentos - Cuanticos PDF
Tema 3. Apuntes - Fundamentos - Cuanticos PDF
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1- Introducción.
Los distintos tipos de ondas electromagnéticas se clasifican en función de su longitud de
onda, su frecuencia, su energía, etc., en el denominado espectro electromagnético. Como es bien
sabido, la relación entre la frecuencia (ν ) y la longitud de onda ( λ ) es ν = c / λ , donde c es la
velocidad de la luz.
* Espectro electromagnético
2- Radiación térmica.
Se llama radiación térmica a la radiación (electromagnética) emitida por un cuerpo como
consecuencia de su temperatura. Todos los cuerpos por encima de 0 K emiten esta radiación y
absorben del entorno circundante hasta que las temperaturas de ambas se igualan y entonces la
velocidad de absorción y emisión coinciden (no son nulas, sino que son iguales, por eso el
intercambio neto es cero).
La materia en estado condensado (sólido o líquido) emite un espectro de radiación
continuo. La forma detallada del espectro de radiación depende de la composición del mismo.
Sin embargo, experimentalmente se encuentra que hay una clase de cuerpos que emiten
espectros térmicos de características universales. Son los llamados cuerpos negros, es decir,
cuerpos cuya superficie absorbe toda la radiación térmica que incide sobre ellos. Puesto que no
reflejan luz, se ven negros, de ahí su nombre. Cualquier objeto recubierto con una capa de
pintura negra sería asimilable a un cuerpo negro. Todos los cuerpos negros a la misma
temperatura emiten radiación con el mismo espectro independientemente de su composición.
Un ejemplo algo distinto de cuerpo negro sería una cavidad con un pequeño orificio. Esto
es así porque la radiación exterior que incide sobre el agujero penetra en la cavidad y se refleja
múltiples veces en el interior de la cavidad de forma que la probabilidad de que salga por el
agujero es muy reducida y finalmente será absorbido por las paredes (el área del orificio debe ser
pequeña en comparación con el área interior de la cavidad).
- La potencia total radiada en todas las frecuencias a una temperatura dada se denomina
∞
radiancia y se calcula como RT = ∫ RT (ν )dν . Ésta corresponde al área bajo la curva
0
calcular la frecuencia del máximo de longitud, calculamos λ max y luego aplicamos λmax = c /ν .
constante es diferente a la anterior, cte = 5.88·1010 Hz/K ), obtenemos la frecuencia del máximo,
pero no se corresponde a λmax = c /ν max .
Al igual que RT (ν )dν expresa la energía emitida con frecuencias comprendidas entre ν
y ν + dν por unidad de área y tiempo, también es frecuente utilizar ρ T (ν )dν que es la energía
emitida con frecuencias entre ν y ν + dν por unidad de volumen. Ambas se relacionan según
c
RT (ν )·dν = ρ T (ν )·dν .
4
Es decir, Planck dedujo que, a diferencia de la teoría clásica que atribuía un valor a la
energía media ε independientemente de la frecuencia, debe existir una relación entre la energía
media y la frecuencia, ε = ε (ν ) .
Pero para poder cumplir las condiciones asintóticas anteriores, Planck necesitó además
suponer que la energía sólo podía tomar una serie de valores discretos, no podía variar de forma
continua. Para llegar a ese resultado, procedió de la siguiente manera: para calcular ε hay que
evaluar el producto de la energía por la probabilidad de que el ente tenga esa energía, es decir,
ε ·P(ε ) . Las curvas de esta función son de la forma indicada en la figura adjunta. El área bajo
esta curva proporciona el valor medio:
∞
ε=
∫0
ε ⋅ P(ε )dε
∞
∫0
P(ε )dε
* Curva de la función ε ·P(ε ) . El área encerrada representa el valor medio de la energía
Si la energía toma cualquier valor se obtiene el resultado clásico ε = k·T . Pero veamos lo
que pasa si la energía toma valores discretos uniformemente separados distintos intervalos:
a) Si ∆ε es mucho menor que k·T ( ∆ε << k·T ), los valores de energía están tan
próximos que el resultado de sumar las áreas de todos los rectángulos es casi
idéntico a considerar que ε es continua.
Para que todo sea consistente, es necesario que ∆ε sea una función creciente con ν , es
decir, a frecuencias pequeñas ∆ε → 0 y se recupera el resultado clásico. Pero a frecuencias altas
∆ε se hace mayor y se obtiene el caso c), es decir, ε → 0 , como se requería. Planck pensó que
la relación de ∆ε con ν podía ser lo más sencilla posible ( ∆ε = h·ν ) y estableció su postulado
de cuantización:
Cualquier ente físico con un grado de libertad cuya coordenada (longitud de un resorte, amplitud
de una onda, etc...) sea una función senoidal del tiempo, es decir, realice oscilaciones armónico
simples, sólo puede poseer energías totales dadas por ε = n·h·ν ( n =0,1,2,...)
donde ν es la frecuencia de la oscilación y h = 6.626·10 −34 J ·s la constante de Planck. Este
efecto de cuantización sólo se “aprecia” en sistemas tales que ε ≈ h·ν . Por ejemplo, en un
péndulo simple, que realiza oscilaciones armónico simples y estaría sujeto al principio de
cuantización, no puede apreciarse porque sus valores de energía son mucho mayores que hν.
∑ ε ·p(ε ) h·ν
ε= n =0
∞
= h ·ν
.
∑ p(ε ) e −1
k ·T
n =0
Y, finalmente
8πν 2 h·ν
ρT (ν )·dν = 3
· h·ν dν
c e k ·T − 1
2π 5 k 4
donde σ =
15c 2 h 3
La Ley de Desplazamiento de Wien puede también obtenerse de la ley de Plank según:
dρ T (ν ) dρ T ( λ )
= 0, o bien =0
dν dλ
para obtener υmax o λmax respectivamente.
5- El efecto fotoeléctrico.
Los experimentos que confirmaron por primera vez la existencia de ondas
electromagnéticas y la teoría electromagnética de Maxwell fueron realizados por Hertz en
1886 – 1887. Precisamente, realizando estos experimentos, se encontró un fenómeno nuevo que
sería empleado más tarde para rebatir las teorías ondulatorias. El fenómeno consiste en que al
iluminar un electrodo con luz ultravioleta se facilita la descarga eléctrica al liberarse electrones.
En general, a la emisión de electrones desde una superficie por acción de la luz se le denomina
efecto fotoeléctrico.
La siguiente figura ilustra un dispositivo experimental para estudiar el efecto
fotoeléctrico.
Inicialmente la luz incidente, que es monocromática (de una longitud de onda definida),
incide sobre el electrodo negativo (cátodo) y libera electrones que, al ser atraídos por el electrodo
positivo (ánodo) gracias a la diferencia de potencial existente V , se detectan como una corriente
eléctrica por el amperímetro.
La siguiente figura representa la corriente en función de la diferencia de potencial
aplicada.
Si la diferencia de potencial es suficientemente elevada, todos los electrones emitidos
desde el cátodo se recogen en el ánodo y por eso la corriente alcanza un valor de saturación.
Si se invierte el signo de V , la corriente no cesa inmediatamente. Para V =0 se sigue
observando paso de corriente y con potenciales negativos (electrones frenados por el campo
eléctrico). Se observa corriente hasta que V = - V0 para el que ya no se detecta ésta. V0 se
Para que los electrones alcancen el ánodo aun frenados por el potencial, tienen que ser
emitidos con una cierta energía cinética. La máxima energía cinética será la correspondiente al
potencial de frenado multiplicada por la carga del electrón.
K max = e·V0
Se observa en la gráfica que este valor es independiente de la intensidad de la radiación (pues es
el mismo valor para “a” y “b”).
Continuando con los experimentos, se observa que el potencial de frenado depende de la
frecuencia de la luz que se hace incidir sobre el cátodo de forma lineal.
energía (trabajo) mínima necesaria para extraer un electrón del metal. Recordando
que K max = e·V0 , esta última ecuación se puede reescribir como e·V0 = h·ν − W0 o bien
h·ν W0
V0 = −
e e
Ahora se comprobará como esta nueva teoría resuelve los 3 inconvenientes que no
resolvía la teoría electromagnética:
a) Como K max = h·ν − W0 sólo debe depender del material ( W0 ) y de la frecuencia
Millikan. Además, la pendiente de la curva debe ser h / e lo que permite calcular la constante de
Planck. El hecho de que el valor encontrado coincidiera con el que obtuvo Planck a partir de su
ley de radiación supuso un fuerte espaldarazo a la visión corpuscular de la radiación.
En la actualidad, la hipótesis del fotón se usa en todo el espectro electromagnético, no
sólo la luz visible, y el hecho de que la radiación electromagnética se presente bajo una doble
perspectiva es algo aceptado, cuanto más con el auge de la mecánica cuántica que amplía esta
dualidad no sólo a la radiación electromagnética sino a cualquier ente material, como más
adelante se verá.
6- El efecto Compton.
En el año 1923, la naturaleza corpuscular de la radiación recibió un nuevo impulso con el
denominado efecto Compton. Compton hizo incidir en sus experimentos un haz de rayos X de
longitud de onda λ definida sobre un blanco de grafito. Para los distintos ángulos de dispersión
medía la intensidad de los rayos X en función de la longitud de onda. Si bien los rayos X
incidentes presentan una sola longitud de onda, los rayos dispersados presentan máximos en dos
longitudes de onda: una coincide con la incidente y la otra, λ ' , se encuentra desplazada una
cantidad ∆λ .
E 0 h·ν 0 h
p0 = = =
c c λ0
que choca contra un electrón inicialmente en reposo. El fotón sale dispersado con energía E1 y
cantidad de movimiento p1 , y el electrón adquiere una energía cinética K y un movimiento
lineal p . Planteando la conservación de la cantidad de movimiento, se obtiene:
p1 sen θ = p sen ϕ
2 2 2 2
( K + m0 c 2 ) 2 = c 2 ·p 2 + (m0 c 2 ) 2
λ1 ≈ λ 0 .
Puede comprobarse que, si ∆λ = λ1 − λ 0 es mucho menor que las longitudes de onda
Las predicciones clásicas fallan cuando las longitudes de los fotones incidentes son
reducidas (mayor energía y frecuencias elevadas), al igual que la teoría clásica de la radiación
térmica fallaba a frecuencias elevadas (en lo que se denominó catástrofe ultravioleta).
8. Principio de incertidumbre.
Las leyes de la Física clásica (por ejemplo, las leyes de Newton) son eminentemente
deterministas, es decir, conocidas las fuerzas que actúan sobre la partícula y las condiciones
iniciales de su movimiento, puede predecirse el futuro del movimiento de forma exacta. Estos
planteamientos han sido utilizados con gran éxito en el mundo macroscópico, por ejemplo, en
Astronomía para predecir el movimiento de los cuerpos celestes.
Pero hay una cuestión que no estamos teniendo en cuenta hasta ahora y es que, en el
proceso de observación, el observador interactúa con el sistema. Y la pregunta que surge es, ¿esa
interacción que requiere el proceso de observación puede provocar un cierto grado de
incertidumbre o desconocimiento en la medida?
Lo primero que hay que considerar es que para medir u observar algo hay que iluminarlo
para poder verlo. Iluminarlo significa hacer incidir sobre el objeto fotones. En sistemas
macroscópicos, la interacción con uno o más fotones, evidentemente no altera esencialmente la
posición o velocidad de un objeto. Pero a nivel microscópico, hemos visto cómo, por ejemplo, en
el efecto Compton, la interacción de un fotón con un electrón altera significativamente la
posición y velocidad del electrón.
A partir de las relaciones de De Broglie, Heisenberg cuantificó la precisión máxima con
la que pueden conocerse simultáneamente la posición y velocidad (cantidad de movimiento) de
una partícula en sus conocidas relaciones de incertidumbre
h h h
∆x·∆p x ≥ ; ∆y·∆p y ≥ ; ∆z·∆p z ≥
4π 4π 4π
Es importante resaltar que esta incertidumbre no está motivada por deficiencias en la
tecnología o en el diseño de los experimentos. Es una incertidumbre inherente a la naturaleza,
que rompe con la visión determinista clásica y obliga a los físicos a hablar a partir de ahora en
términos de probabilidad de que la partícula se encuentre en una determinada posición y/o con
una determinada velocidad. En efecto, como el hecho de observar un sistema produce en él una
perturbación no completamente predecible, todo proceso de observación cambia el movimiento
anterior del sistema a un nuevo estado que no puede ser conocido con total exactitud.
El principio de incertidumbre tiene una segunda parte que establece la incertidumbre en
el conocimiento simultáneo de la energía de una partícula y el valor exacto del tiempo necesario
para medirla (por ejemplo, el intervalo ∆t durante el cual un fotón es emitido de un átomo con
una variación de energía ∆E ). Esta relación es:
h
∆E·∆t ≥ .
4π
Nótese de nuevo que, debido a la pequeñez de la constante de Planck ( ≈ 10 −34 ) esta
indeterminación pasa completamente desapercibida en el mundo macroscópico.
2 2 ∂ 2 ∂ ∂ ∂2
Como (−i· ) = − y ( ) = ( )( ) = 2 , se tiene finalmente:
∂x ∂x ∂x ∂x
− 2 ∂2 ∂
+ U ( x, t ) = i··
2m ∂x 2
∂t
que es una relación entre operadores. Tiene sentido cuando se aplica a cualquier función de onda
pues, como hemos visto, no es otra cosa que el principio de conservación de la energía. En
definitiva, al operar con una función de onda cualquiera, se obtiene la ecuación de Schrödinger
para esa función de onda:
− 2 ∂ 2ψ ∂ψ
+ U ( x, t ) = i··
2m ∂x 2
∂t
cuya solución ψ ( x, t ) será la función de onda asociada a la partícula que se considere. En la
ecuación anterior m es la masa de la partícula que se desea estudiar y U ( x, t ) es la energía
potencial asociada al campo de fuerzas (conservativas) que actúa sobre la partícula.
La función de onda solución del problema será, en general, compleja; no debemos
intentar dar un sentido físico a dicha función, es solamente un recurso matemático, un elemento
de cálculo que predice adecuadamente algunas propiedades; nunca una realidad en sí misma.
Concretamente, la conexión básica entre las propiedades de la función de onda ψ ( x, t ) y
el comportamiento de la partícula asociada se expresa en términos del postulado de Born, debido
a Max Born (1926). Dicho postulado establece que: “Si en el instante “t” se realiza una medida
de la posición de la partícula asociada a la función ψ ( x, t ) , entonces la probabilidad P ( x, t ) de
cambiar de signo la parte imaginaria). El postulado de Born tiene sentido puesto que ψ *ψ es
siempre positiva y, si la función de onda está normalizada, su valor está comprendido entre 0 y 1,
como exige la probabilidad.
En efecto, dada una función genérica ψ ( x, t ) = Re( x, t ) + i·Im(x, t ) , donde Re(x,t) e Im(x,t)
representan, respectivamente, la parte real e imaginaria de la misma, se tendrá
ψ * ( x, t ) = Re( x, t ) − i·Im(x, t ) .
Por lo que:
ψ * ( x, t )·ψ ( x, t ) = [Re( x, t ) − i·Im(x, t ) ] [Re( x, t ) + i·Im(x, t ) ]=
= Re 2 ( x, t ) − i 2 ·Im2 ( x, t ) = Re 2 ( x, t ) + Im 2 ( x, t ) ≥ 0
Antes se ha mencionado que la función de onda debe estar normalizada. Esa normalización
consiste en imponer que la probabilidad de encontrar a la partícula en algún lugar del espacio sea
1, es decir, que la partícula exista. Matemáticamente
∞ ∞
∫−∞
P( x)·dx = ∫ ψ * ( x, t )·ψ ( x, t )·dx = 1
−∞
Dicha condición permite determinar algunas constantes de la función de onda y darles el valor
adecuado.
Cuando la energía potencial no dependa del tiempo, la ecuación de Schrödinger se puede
simplificar a la denominada ecuación de Schrödinger independiente del tiempo
− 2 d 2ϕ ( x)
+ U ( x)·ϕ ( x) = E ·ϕ ( x)
2m dx 2
donde ϕ (x) expresa la dependencia espacial de la función de onda. Puede demostrarse que, en
estos casos en que U = U (x) la función de onda completa es una onda estacionaria dada por
E
− i · ·t
ψ ( x, t ) = ϕ ( x)·e −i ·ω ·t = ϕ ( x)·e
.
U ( x) = 0 si 0≤x≤L
U (x) = ∞ si x < 0; x > L
Como la energía potencial es ∞ en los extremos de la caja, la partícula nunca podrá superarla y
ϕ (x) =0 fuera de la caja. Como U = U (x) , la ecuación a resolver será la ecuación independiente
del tiempo con U ( x) = 0 en el interior de la caja.
− 2 d 2ϕ ( x )
= E·ϕ ( x)
2m dx 2
Operando:
d 2ϕ ( x ) 2m·E
2
= − 2 ·ϕ ( x) = −cte 2 ·ϕ ( x)
dx
donde se ha definido
2m·E
2
= cte 2 ≡ k 2
La ecuación anterior es análoga a la de un movimiento armónico simple 1. Por tanto, la solución
será:
ϕ ( x) = A·sen(kx + φ )
ϕ ( x = 0) = 0
Las condiciones de contorno del problema permiten determinar las constantes. En
ϕ ( x = L ) = 0
efecto:
0 = A·sen(0 + φ ) → senφ = 0 → φ =0
n·π
0 = A·sen(k ·L) → sen(k ·L) = 0 → k ·L = n·π → k=
L
donde n = 1, 2, 3, etc. El valor n = 0 no es posible porque ni k ni L son nulos (dicho de otro
modo, la solución n = 0 no es una función de onda).
2m·E
Sustituyendo en nuestro cambio de variable k 2 = se obtienen los posibles valores de
2
energía de la partícula:
k 2 · 2 n 2 ·π 2 · 2
E= =
2m 2m·L2
La energía de la partícula está cuantizada y dicha cuantización aparece de forma natural al
resolver la ecuación de Schrödinger que gobierna su comportamiento. El valor E = 0 no está
permitido, es decir, la partícula no puede estar en reposo porque se violaría el principio de
h
incertidumbre. Como ∆x ≈ L, ∆p no puede ser nulo porque ∆x·∆p ≥ .
4π
Finalmente, la función de onda será:
n·π
ϕ ( x) = A·sen ·x
L
∞ L n·π ·x
La condición de normalización ∫−∞
P ( x)·dx = 1 → ∫
0
A 2 ·sen 2
L
·dx = 1 permite
d 2x k k
1
Recuérdese que la ecuación para el sistema masa-muelle = − ·x tenía por solución x = A·sen ·t + φ . Como
m m
2
dt
las ecuaciones son formalmente idénticas, puede trasladarse el resultado identificando correctamente las variables.
2
Y, despejando para obtener el valor de A: A =
L
1 1
donde se ha empleado la relación sen 2α = − ·cos 2α ).
2 2
Por tanto, la función de onda normalizada será:
2 nπ
ϕ ( x) = sen x .
L L
Criado Aldeanueva, F., Aguiar, J. y Gómez Merino, A. (2011) Ampliación de Física en la Ingeniería
OCW- Universidad de Málaga http://ocw.uma.es
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