Selecciones de Teologia - Volumen 43 (2004)
Selecciones de Teologia - Volumen 43 (2004)
Selecciones de Teologia - Volumen 43 (2004)
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tro del grupo de todos los pasto- ria de la Iglesia católica. Desde
res, él “vela” como centinela. Es el entonces ha sido reiterada diver-
primero de los “servidores de la sas veces, pero ¿ha tenido conse-
unidad”, teniendo, pues, una res- cuencias? Unas Iglesias han res-
ponsabilidad propia respecto de pondido oficialmente: las respues-
todo aquello que concierne a la tas más notables proceden de la
comunión de las comunidades Cámara de los Obispos de la Igle-
cristianas. 4) No hay que separar sia de Inglaterra, de la Iglesia lute-
en modo alguno esta función de rana de Suecia y de la Iglesia pres-
la misión confiada al conjunto de biteriana de los Estados Unidos.
los obispos. 5) Para cumplir me- También se han realizado diversos
jor el ministerio de unidad, hay coloquios. No nos precipitemos
que revisar “la forma de ejercer hablando de una positiva evolu-
el primado”. Para, por una parte, ción de la cuestión, aunque ahora
adecuarse a una “situación nue- el debate sea ciertamente más
va” y, por otra, no renunciar a la cortés que en un pasado no leja-
esencia de su misión. 6) A partir no. En el fondo, como subrayaba
de ahí, Juan Pablo II llama a todos Monseñor Quinn,Arzobispo emé-
los responsables eclesiales y a los rito de San Francisco, las Iglesias
teólogos a “instaurar con él un han de intentar contestar, indivi-
diálogo fraternal y paciente sobre dual y colectivamente, una sola
el tema”. El fundamento es la co- pregunta: “¿Qué quiere Dios de
munión real, aun la imperfecta, ya Pedro? ¿Cuál es su voluntad?” La
existente, y el criterio, el cumpli- postura de cada Iglesia depende
miento de la voluntad de Cristo de su tradición o de su evolución;
sobre su Iglesia. incluso la comunidad católica está
Tal invitación de Juan Pablo II lejos de tener una opinión con-
es una gran novedad en la histo- sensuada sobre el tema.
LAS POSTURAS CONFESIONALES
Clasificar las posturas de las relación de Dios con el hombre a
diferentes Iglesias respecto del lo largo de la historia –el caso más
ministerio de Pedro hoy día no obvio es el de algunas Iglesias que
resulta fácil ya que el diálogo en no sienten la necesidad de un mi-
curso, al suavizar ángulos polémi- nisterio personal de comunión a
cos, enmascara y desplaza ciertas escala universal.
problemáticas unilaterales. Sería
erróneo creer que los viejos re- Las iglesias ortodoxas
flejos confesionales son cosa del
pasado. La postura que las gran- Empecemos por las Iglesias or-
des confesiones toman sobre tan todoxas. Para ellas, un primado
candente cuestión no es sino un universal de la Sede romana sólo
reflejo de su visión específica de es concebible bajo unas condicio-
la naturaleza de la Iglesia e inclu- nes muy estrictas: no puede ser
so, a veces, de cómo conciben la un primado de jurisdicción, pues
4 Bruno Chenu
éste, al implicar una superioridad, nocatólico de Estados Unidos
destruye la catolicidad y la inte- pudo declarar en 1974: “El único
gridad eclesiales. No puede ser la punto necesario en el plano jurí-
prerrogativa de un individuo, sino dico es que el primado sea estruc-
la de una iglesia local, la Iglesia de turado e interpretado de forma
Roma. La comunión eclesial no es que sirva claramente al Evangelio
una comunión de individuos, sino y a la Iglesia de Cristo, y que el
de Iglesias. Se debe ejercer en un ejercicio de su poder no ahogue
contexto sinodal y colegial: el “pri- la libertad cristiana.” Para los lu-
mero” debe actuar con el resto teranos, se trata de una posibili-
de los obispos, en comunión con dad institucional que no hay que
la Iglesia entera. Las decisiones son despreciar; pero, sobre todo, que
el resultado de un consenso. La no hay que sacralizar, como si fue-
recepción de la fe apostólica, for- ra una necesidad del ser de la Igle-
mulada especialmente por los sia. El recurso último es siempre
concilios ecuménicos y celebrada el Evangelio y en modo alguno una
en la eucaristía de la Iglesia local, organización histórica.
es la que expresa la unidad en el
Señor. Hay que distinguir muy bien La iglesia anglicana
los niveles de autoridad: obispo de
Roma, patriarca de Occidente, ser- La Iglesia anglicana, a la que a
vidor de la comunión universal. veces se ha definido como “un
catolicismo sin papa”, es sin duda
Las iglesias nacidas de la Re- la que más cerca está de la óptica
forma católica, merced al profundo diá-
logo de los últimos treinta años.
Si pasamos a las Iglesias y Co- En 1982, el informe final de la
munidades eclesiales nacidas de la ARCIC I (I Comisión Internacio-
Reforma, volvemos a encontrar la nal Anglicana y Romano Católica)
protesta de Lutero que, en la vio- declaraba:“Según la doctrina cris-
lencia de la controversia, trata al tiana, la unidad de la comunidad
papa de “anticristo”. ¿Razones? El cristiana en la verdad pide una
papa reclama para sí mismo el expresión visible. Estamos de
derecho exclusivo de interpretar acuerdo en que una tal expresión
las Escrituras. Al afirmar que no visible es voluntad de Dios y que
puede errar, se constituye en “juez el mantenimiento de la unidad vi-
por encima de las Escrituras”, en sible en el plano universal incluye
lugar de dejarse juzgar por ellas. la episkopé de un primado univer-
Establece nuevos “artículos de fe” sal.” En su visita a Roma, el 30 de
y afirma que los cristianos no pue- septiembre de 1989, el Arzobis-
den salvarse si no se someten a po de Canterbury osaba pregun-
su autoridad. tarse “¿No deberían todos los
Pero, si el papa aceptara some- cristianos reconsiderar el tipo de
terse a la Palabra de Dios, Lutero primado que el obispo de Roma
incluso iría a “besarle los pies”. Por ha ejercido en la Iglesia primitiva,
ello, el grupo de diálogo lutera- una “presidencia en la caridad”
6 Bruno Chenu
Ut unum sint, el espectro de apre- tremo del mundo se conoce en-
ciaciones va del elogio del statu seguida en la otra punta. Ante la
quo a una demanda de revisión tentación de puntos de vista ex-
fundamental de la doctrina cató- tremistas, aumenta el peso del
lica referente al primado. “No to- centro romano en el conjunto. A
car al papa” claman los que hacen partir de ello, el teólogo jesuita
de ese ministerio el lugar de la critica cuatro propuestas de re-
identidad católica.“Es posible ajus- forma: un nombramiento más de-
tar la organización romana a las mocrático de los obispos; una
expectativas de las otras Iglesias”, mayor autoridad del sínodo de
sostienen otros desde una pers- obispos y de las conferencias epis-
pectiva reformista. “No se podrá copales; la limitación del poder de
evitar una reorientación profun- la Curia romana; la limitación de
da de las afirmaciones del Vatica- la autoridad docente del papa. Va
no I”, confiesan los más críticos, señalando los puntos débiles de
en público o en privado. la argumentación de cada una de
Podemos tomar como símbo- las peticiones, no porque se opon-
lo del debate católico interno el ga por principio al cambio, sino
duelo habido el año 2000, en la porque teme que no vaya en el
revista jesuítica America, entre dos sentido correcto. Desde su pun-
eminentes teólogos jesuitas:Avery to de vista, desde el Vaticano II, la
Dulles, posteriormente elevado al Iglesia católica se debate entre las
cardenalato, y Ladislas Orsy, pro- tendencias centralistas y las des-
fesor en la Universidad Gregoria- centralizadoras. No se trata de
na de Roma. elegir entre las dos, sino de tener
Avery Dulles propone la tesis presente que ahora la actividad
siguiente: “La situación mundial legítima de las Iglesias locales re-
contemporánea exige un sucesor quiere una mayor vigilancia que en
de Pedro que, con la asistencia otros tiempos si no se quiere po-
divina, pueda enseñar y dirigir a ner en peligro la unidad de la Igle-
todo el pueblo de Dios”. Avery sia. Se precisa, pues, de un papado
Dulles ha leído efectivamente la “fuerte y enérgico”. Tocará a los
encíclica de Juan Pablo II, pero miembros de la otras Iglesias de-
parece molesto por la reacción de cir si aceptan ese tipo de lideraz-
algunos teólogos católicos que se go.
quejan de un papado excesiva- Ante esa toma de posición,
mente activo y poderoso. Afirma Ladislas Orsy se pregunta si Avery
que hemos de tener en cuenta la Dulles se ha leído bien la encícli-
nueva situación de la Iglesia en un ca de Juan Pablo II. Pues es el mis-
mundo globalizado, dominado por mo Papa quien expresa la necesi-
las comunicaciones electrónicas: dad de encontrar nuevas formas
“En nuestra era electrónica, cuan- de ejercer su ministerio. Quiere
do la información viaja a la veloci- aprender de los demás. Recuer-
dad de la luz, la autoridad global da, además, que la principal pre-
es más importante que nunca”, ocupación del Papa en su reflexión
pues lo que acontece en un ex- no es la mundialización, sino el
8 Bruno Chenu
episkopé, la vigilancia y la supervi- Iglesia es también fruto de la me-
sión que también tiene que ser diación de la historia humana. Así
ejercida en el ámbito universal. pues, resultaría que una realidad
Pero el epíscopos no se generali- teológica pertinente, como la ne-
zó hasta inicios del siglo II. El lec- cesidad de medios institucionales
tor católico debe estar atento a para promover la unidad, no ne-
no proyectar en el NT desarro- cesitaría estar fundada directa-
llos doctrinales e institucionales mente por Jesús durante su vida
posteriores. Algunos exegetas no terrestre y podría ser adaptada
siempre se escapan de tal peligro. según los tiempos. El diálogo con
Hay que reconocer que, en la Igle- los anglicanos interpreta el “de-
sia primitiva, no es Pedro el único recho divino” como “un efecto de
portador de un ministerio de uni- la actuación del Espíritu Santo en
dad: Pedro no puede ser separa- la Iglesia.” No es una condición
do de los Doce; por otra parte, necesaria para el reconocimiento
Pablo y los demás apóstoles, y a de las otras comunidades como
veces los ancianos, han encarna- Iglesias. El Consejo pontificio in-
do esta preocupación de diferen- siste, pues, en distinguir entre “la
tes maneras. El NT refleja tradi- esencia doctrinal del primado pa-
ciones diversas, cada una con su pal y la contingencia histórica del
propia organización. No hay una estilo o de la forma que pueda
búsqueda de un sucesor de Pe- adoptar”. Pudiera ser que la ex-
dro al promover la comunión en tensión del primado papal justifi-
la verdad de Iglesias de distintas cada en ciertas circunstancias, no
culturas. lo esté en otras épocas. No todo
es de “derecho divino” en el cam-
El derecho divino bio coyuntural. De ahí la impor-
tancia de una crítica histórica que
El segundo problema gira al- ayude a la “purificación de las me-
rededor del “derecho divino”. En morias”.
efecto, la Iglesia estima que el pri-
mado del Obispo de Roma per- La jurisdicción universal
tenece a la estructura esencial e
irrevocable de la Iglesia, a su esse Con la cuestión de la “juris-
y no sólo a su bene esse. El Vatica- dicción universal”, llegamos a un
no I afirma que san Pedro tiene elemento crucial del contencioso
sucesores en su primado sobre la interconfesional. El Vaticano I en-
Iglesia universal “por institución seña que “la Iglesia romana, por
de Cristo o por derecho divino” disposición del Señor, posee so-
(Pastor Aeternus, cap. 2). Aquí tam- bre todas las demás un primado
bién el diálogo luteranocatólico de poder ordinario, y ese poder
americano ha aportado un punto de jurisdicción del pontífice roma-
de vista interesante al no querer no, que es verdaderamente epis-
oponer el derecho divino y el de- copal, es inmediato” (Denzinger-
recho humano: lo que puede ser Hünermann [DH] 3060, cf. 3064).
parte del designio de Dios para la Las Iglesias no católicas estiman
10 Bruno Chenu
controles y las revisiones puedan de una infalibilidad que se expre-
ser efectivas y admitidas”. sa en definiciones “irreformables
(DH 3074), por sí mismas y no por
La infalibilidad papal el consentimiento de la Iglesia”, da
por supuesto que el papa ha con-
Queda el último problema que sultado a la Iglesia (obispos, teó-
es el más espinoso: la infalibilidad logos...) sin hacer de ello una obli-
pontificia tal cual ha sido definida gación. Hoy día, prestamos más
por el Vaticano I. Es el último es- atención a los procesos de elabo-
collo en el diálogo sobre el minis- ración de las decisiones doctrina-
terio de unidad a escala universal. les y a los procesos de recepción
El primer paso es no hacer decir teológica y espiritual por parte del
al texto del Vaticano I más de lo conjunto de la comunidad de los
que dice, según el informe de fieles.A propósito de la definición
monseñor Gaser. ¡Demasiadas in- de un concilio, la ARCIC I insiste
terpretaciones maximalistas han sobre la importancia de la recep-
circulado libremente desde 1870! ción: “La Iglesia en la totalidad de
En este punto, también se requie- sus miembros se halla implicada en
re conjugar la autoridad personal una tal definición que clarifica y en-
y la autoridad colegial, como lo ex- riquece su comprensión de la ver-
presa la ARCIC I: “Podemos aho- dad. A su vez, los miembros de la
ra afirmar conjuntamente lo si- Iglesia, al reflexionar atentamente
guiente: la Iglesia necesita a la vez sobre la definición propuesta, escla-
una autoridad múltiple, dispersa, recen su significado. Más aún, aun-
en la que todo el pueblo de Dios que la autoridad de una definición
esté activamente implicado, y tam- no provenga de su recepción por
bién un primado universal, servi- el pueblo de Dios, el asentimiento
dor y foco de la unidad visible en de los fieles es el indicador definiti-
la verdad y el amor. Esto no signi- vo de que la decisión tomada por
fica que deban eliminarse todas las la autoridad de la Iglesia en materia
diferencias, sino que, si las funcio- de fe ha sido preservada de error
nes y cargos desempeñados por por el Espíritu Santo.”
Pedro lo son dentro de la Iglesia Hay que notar que Juan Pablo
viva – Iglesia a la que un primado II ha evitado cuidadosamente el
universal está llamado a servir -, término “infalibilidad” en la Ut
pertenece entonces a la esencia unum sint. Ha ligado le enseñanza
de su función tener una respon- “ex cathedra” con una práctica de
sabilidad docente muy concreta y la comunión, al subrayar la perti-
los pertinentes dones del Espíri- nencia del Obispo de Roma al co-
tu que permitan realizarla”. legio de los obispos que “son sus
Si el texto del Vaticano I habla hermanos en el ministerio” (nº 95).
Vista la complejidad del tema, lica fijar a las demás Iglesias el ca-
no corresponde a la Iglesia cató- lendario de las próximas etapas.
12 Bruno Chenu
GUSTAVO GUTIÉRREZ
13
Escoge, pues, la vida para que vi- de conducta del pueblo.
vas, tú y tu descendencia”. La misma perspectiva se en-
El Dios de la Biblia no olvida la cuentra en el NT:“Amaos los unos
alianza establecida con su pueblo. a los otros como yo os he ama-
Numerosos textos de la Escritu- do”. El amor libre y gratuito de
ra aluden a ello. La memoria de Dios, núcleo de la revelación bí-
Dios es el fundamento del com- blica, es el modelo de acción del
portamiento ético del creyente, creyente. Y esta gratuidad, fuente
que ha de acordarse del amor li- última de la ética que nos presen-
berador de Dios en su relación ta el Evangelio, es lo que hay que
con los otros. Expresiones como recordar. Por esta razón un com-
“acuérdate que fuiste esclavo en ponente de esta memoria es el
Egipto y que Yahvé tu Dios te hizo amor prioritario por los que vi-
salir de allí” son frecuentes al co- ven en condiciones contrarias a
mienzo de un enunciado de reglas la voluntad de vida de Dios.
LA PALABRA PROFÉTICA
14 Gustavo Gutiérrez
lló también un duro combate con- chaza a estos opresores, el arzo-
tra la idolatría. En las Escrituras, bispo no cesó de exhortarlos a la
como en América Latina, el recha- conversión, hablándoles de un
zo de Dios es más por idolatría Dios siempre dispuesto a perdo-
que por ateísmo. La negación del nar. Con toda simplicidad añadía
Dios de la Biblia lo constituyen los que él mismo perdonaba a los ase-
falsos dioses. El peligro de la ido- sinos de los pobres de su país y
latría consiste en poner su con- de los sacerdotes salvadoreños y
fianza en alguien o algo que no es que incluso se anticipaba a perdo-
Dios, o también en jugar a la am- nar a los que pudieran atentar
bigüedad de confiar en Dios bus- contra su propia vida. En todo
cando al mismo tiempo otras ra- caso, la conversión que esperaba
zones de seguridad. Para Romero, de ellos era seria: un arrepenti-
la raíz de la pobreza y de la injus- miento sincero y un cambio radi-
ticia estaba en la idolatría del di- cal de conducta. Dar testimonio
nero: los que oprimen al pueblo de la memoria de Dios es tam-
“desprecian a Dios porque depo- bién hablar de su misericordia y
sitan su confianza en el dinero”. de su permanente disposición a
A pesar del ardor con que re- perdonar,.
LA MISIÓN PROFÉTICA DE LA IGLESIA
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a emigrar, algo que nunca se había la religión más extendida en el
dado (por ejemplo, entre los cop- mundo, el cristianismo es una
tos, los caldeos y los sirios), y ha “gran” religión. El judaísmo, por
producido también una pérdida de ejemplo, es una “gran religión”,
liderazgo, acentuada, en el caso del aunque apenas cuenta 16 millo-
Líbano, como consecuencia de nes de adeptos. Se trata de cam-
una larga guerra (1975-1990). biar por completo el criterio
Este breve resumen de la si- cuantitativo, para pasar a un plan-
tuación revela un problema real y teamiento cualitativo. Las imáge-
serio, pero no una trágica fatali- nes que Jesús emplea en el Evan-
dad. ¿Qué hacer ante el debilita- gelio para representar el Reino de
miento demográfico y socio-polí- Dios y la comunidad cristiana en
tico de los cristianos? ¿Hay que acción –las imágenes de la sal, la
concluir que cada vez les queda luz y la levadura hablan de una
menos espacio en el mundo ára- pequeñísima minoría extremada-
be y que, por tanto, deben prepa- mente activa y dinamizadora. Una
rarse a salir de él? A este respec- pizca de sal da gusto y sabor a
to, quisiera recordar lo que escri- todo un puchero de sopa; un poco
bieron los patriarcas católicos de de levadura hace subir a una gran
Oriente en el párrafo 20 de su cantidad de harina. Conviene re-
segunda carta, fechada en la Pas- cordar también que, en la metá-
cua de 1992: «Recordamos lo que fora evangélica de la sal, el sabor
dijimos en nuestro primer Men- depende de su dispersión: si per-
saje: “La Iglesia no se mide esta- manece concentrada en una par-
dísticamente, por cifras, sino por te del alimento, entonces esa par-
la conciencia viva que sus hijos tie- te queda demasiado salada; y el
nen de su vocación y de su mi- resto, demasiado insípido. De la
sión. Es hora de transformar los misma manera, los cristianos pue-
datos cuantitativos en factores den influir y tener un peso en la
cualitativos. La energía espiritual sociedad cuando se encuentran
ha de ocupar el lugar del volumen dispersos en todo el cuerpo so-
numérico. Por ello, debemos libe- cial. La primera dispersión de los
rarnos de cuantas consecuencias discípulos, tras la persecución,
psicológicas y sociales deletéreas constituyó una ocasión para evan-
ha causado nuestra condición his- gelizar nuevas regiones (cfr. Hch 8).
tórica de minoría, como de la ten-
tación de relegarnos sobre noso- Riquezas y lagunas del Orien-
tros mismos, de la falta de con- te cristiano árabe
fianza, del complejo de persecu-
ción, de marginación o de disolu- La riqueza de los cristianos
ción: “No temas, pequeño reba- que viven en el mundo árabe re-
ño” (Lc 12, 13)». side, en primer lugar, en la varie-
De acuerdo con los patriarcas dad y amplitud del patrimonio que
católicos, pienso que el valor del han recibido, algo que es unáni-
cristianismo no reside en unas memente reconocido, aunque tal
estadísticas brillantes. No por ser vez no siempre se traduzca en
54
y los muchos” y “el uno y el otro”. diversos y complejos? ¿Qué acla-
Nada más. ¿Qué tiene esto que ran y qué oscurecen?
ver con los fenómenos religiosos
EL MONOTEÍSMO PRIMITIVO
Religión de dominio como una pirámide en cuya cús-
pide está la divinidad sola. En co-
El concepto surge en tiempos rrespondencia no es bueno que
de la Ilustración y se supone que haya muchos señores; es mejor
fue acuñado por David Hume para que sólo haya uno. La monarquía
caracterizar la religión de domi- política del señor se ha de corres-
nio de los persas. En las estelas ponder con la monarquía cósmi-
que Jerjes levantaba en las fron- ca de Dios. El imperio del mundo
teras de su reino su puede leer: sólo puede ser uno. Como la di-
“Yo soy Jerjes, el gran Rey, Rey de vinidad, que todo lo domina y no
reyes, Rey de las tierras en las que es dominada por nadie, el empe-
viven toda clase de hombres, …” rador domina a todos y no es
¿En qué sentido está dicho dominado por nadie. Su dominio
esto monoteísticamente? Al úni- es absoluto, pero no arbitrario,
co Dios en el cielo pertenece el pues debe corresponder a la vo-
dominio del mundo; a su imagen luntad y las leyes de la divinidad.
en la tierra pertenece el dominio Igualmente, la obediencia de sus
sobre los pueblos y los territo- súbditos es absoluta, pero no cie-
rios: un dios, un rey, un reino. Es la ga, pues deben seguir la voluntad
transformación religiosa del po- y las leyes de la divinidad. El mo-
der: cuanto más poder, tanto más noteísmo político encontró su
divino. De ahí que el señor terre- última forma en tiempos de la ilus-
nal sea interpretado como dios. tración: “un rey, una fe, una ley”
Esta concepción es antiquísi- (Luis XIV). En la dictadura de Hit-
ma teología política. Se encuen- ler sonó más secular pero no
tra en la ideología china del em- menos religiosamente:“un pueblo,
perador-hijo del cielo, en el “cin- un imperio, un Führer”.
to” estatal japonés y en los mitos
imperiales persas, babilonios y Religión de patriarcado
egipcios. Siempre ha sido una uto-
pía, pues nunca ha existido un Otra forma de monoteísmo
único imperio indiscutido. primitivo se encuentra en la reli-
En occidente, fue Aristóteles gión del patriarcado. Por patriar-
quien formuló el correspondien- cado se entiende el dominio del
te monoteísmo metafísico y polì- varón sobre el poder, la propie-
tico. En el libro XII de su Metafísi- dad y la sucesión, que desde el
ca expone que la divinidad es una, principio de la historia se ha ex-
indivisible, inmutable, impasible, tendido casi por toda la humani-
inmortal y perfecta. El universo dad. Aquí nos limitaremos al pa-
tiene una estructura monárquica, triarcado romano-cristiano, por-
56 Jürgen Moltmann
A la experiencia del Dios libe- para Israel la afirmación de Is 26,
rador sigue la de la alianza de los 13: “Yahvé, Dios nuestro, nos han
liberados con este Dios. Con la dominado otros señores fuera de
autodeterminación del “Yo seré ti, pero no recordaremos otro
vuestro Dios y vosotros seréis mi nombre sino el tuyo”. No se pue-
pueblo”, Dios se compromete de hablar, pues, de que Israel ha
definitivamente con el pueblo de tenido a su Dios como “la reali-
Israel.Y ya que Israel debe su exis- dad que todo lo determina” y
tencia a la elección y liberación como el único y todopoderoso
realizada por Yahvé, no puede ado- señor del cielo y de la tierra.
rar a otros dioses junto a este Israel sabía que el Dios de la
Dios. No se trata de un mono- alianza estaba de su lado como
teísmo absoluto y universal: otros compañero de camino y de sufri-
pueblos tienen otros dioses, pero mientos. Forma parte de la alian-
Israel no debe tener a estos otros za la afirmación: “Quiero habitar
dioses junto a Yahvé. Y la famosa en medio de los israelitas”. Este
Sch’mà (Dt 6, 4.5) dice: “Escucha Dios comparte las alegrías y su-
Israel,Yahvé es nuestro Dios, sólo frimientos de Israel, sus persecu-
Yahvé”. La alianza de Dios con su ciones y esperanzas. Si se compa-
pueblo excluye otros dioses, pero ra este Dios que habita entre ellos
en primer lugar sólo para Israel. con el creador del cielo y de la
Junto con la autodetermina- tierra entonces hay que hablar de
ción de Dios de ser el Dios de la un concepto bipolar de Dios o de
Alianza se da también su autoli- una autodistinción interna de
mitación, que asegura la libertad Dios. El Dios confesado por Israel
de Israel en la alianza con Dios. es un Dios diferenciado en sí mis-
Los mandamientos son instruccio- mo. Su unidad se desdobla histó-
nes cuya observancia protege la ricamente y vuelve a unirse en la
libertad del éxodo. Lo cual con- esperanza de su unidad universal.
tradice el monoteísmo primitivo Cada oración de la Sch´ma de Is-
y su traducción religiosa en po- rael “unifica” a Dios, pues une al
der absoluto y obediencia. Cier- Dios que habita entre nosotros
to que en tiempos del estado de con el Dios que está por encima
Israel (Salomón) hubo una teolo- de todos. Sólo en el Reino de Dios
gía regia importada de Egipto, pero se hará universal lo que en la his-
siempre estuvo limitada por la toria de Israel está dialécticamen-
alianza del pueblo con Dios. Pero te separado y sólo particularmen-
la mayor parte del tiempo Israel te puede ser afirmado.
no fue un estado independiente y Observando, pues, la constitu-
por esto el monoteísmo primiti- ción de la fe de Israel –la autode-
vo imperial le quedó lejos. Sólo terminación de Dios, su autolimi-
en la esperanza escatológica de los tación y su habitar en Israel- es
grandes profetas aparece la idea evidente que el concepto de “mo-
de que el Dios de Israel será, un noteísmo” es inadecuado y no
día, el Dios de todos los pueblos. explica nada.
Pero en su historia sufriente valía
58 Jürgen Moltmann
en el Padre, el Padre está en mí. sente, no vemos todavía que le
Yo y el Padre somos uno”. La uni- esté sometido todo” (Hb 2, 8). El
dad se establece en virtud de la cumplimiento de lo que empezó
mutua inhabitación de las perso- con el envío de Cristo a este
nas. Y para ello dichas personas mundo pertenece al drama esca-
han de ser entendidas como ám- tológico como esboza Pablo en 1
bitos que invitan y son habitables. Co 15: como todos murieron en
Sólo este concepto perijorético Adán, todos resucitarán en Cris-
de la unidad del Dios trino y uno to, primero Cristo, después los de
lleva la experiencia trinitaria de Cristo en su venida. Luego, el fin,
Dios a su concepto justo. Pues con cuando entregue a Dios Padre el
este concepto la unidad de Dios Reino después de haber destrui-
no es un punto de fuga solitario y do todo Principado, Dominación
trascendente, sino una unidad que y Potestad …el último enemigo
invita, acoge y une consigo mis- en ser destruido será la Muerte…
ma. Ni el triángulo ni el círculo Entonces también el Hijo se so-
son buenas imágenes de esto, pues meterá a Aquel que ha sometido
el amor, esencial al Dios trinita- a él todas las cosas (1 Co 15, 22-
rio, es un amor que se desborda, 28). Entonces el Dios trinitario
que todo lo abarca y todo lo une será el Dios de todo y su gloria lo
consigo: “Quien permanece en el penetrará e iluminará todo. Sólo
amor, permanece en Dios y Dios entonces se podrá decir que Dios
en él” (1 Jn 4, 16). En el amor, Dios es la “realidad que todo lo deter-
se abre en espacio habitable de mina” (R. Bultmann, W. Pannen-
sus criaturas y éstas acogen a Dios berg). Sólo entonces se podrá
en sí mismas. hablar de un Dios omnipotente,
Para la cristiandad, la univer- omnipresente y omnisciente. En
salidad y la totalidad del Dios de la historia, estas propiedades de
Cristo pertenecen a la escatolo- Dios son determinadas, limitadas
gía. Con la resurrección Dios ha y conformadas por Cristo.
entronizado a Jesús como Señor ¿Se puede llamar “monoteísta”
de su reino. Por esto, en la histo- a este concepto trinitario-escato-
ria, este reino tiene forma de ser- lógico de Dios, a esta historia de
vidumbre, se caracteriza por el Dios? Si el cristianismo es carac-
dominio del amor, pero es dispu- terizado como “monoteísta”, esta
tado. En principio, Dios lo ha pues- palabra no explica nada, sino que
to todo a sus pies, pero “al pre- oculta lo mejor.
60 Jürgen Moltmann
bería desmitologizar el Corán y batido en todo caso y con todos
trasponerlo de la esfera divina y los medios. Pero esto significa que
eterna a la humana y temporal. el monoteísmo aparentemente
¿Seguiría siendo entonces Maho- puro del Islam tiene un fundamen-
ma, apocalípticamente, el “sello de to dualista. Quien cree en el po-
los profetas”? El Dios del Islam no der de Dios y de Satán, no puede
sólo es el único sino también el ser tenido como monoteísta puro.
universal. Pero el Islam es, histó- El monoteísmo islámico es un
ricamente, particular. monoteísmo dual combativo. Lo
La “casa del Islam” ni abarca cual se hace evidente en la idea
todos los pueblos ni toda la tie- cortante del amigo-enemigo del
rra. Y esto da pie a la escatología Corán sobre creyentes y no cre-
islámica. Por supuesto, al final el yentes. El monoteísmo radical lle-
Dios del Islam será el Dios uni- va siempre (también en el cristia-
versal, pero en la historia todavía nismo y el judaísmo) a este tipo
no lo es: hay creyentes y no cre- de dualismo apocalíptico de com-
yentes, hay el único Dios y Satán. bate. Ahora bien, si el monoteís-
Este Satán, como figura mítica del mo consecuente acaba en un dua-
enemigo de Dios, puede ser ape- lismo apocalíptico de Dios y anti-
dreado en la Meca ritualmente, dios (Satán) y por tanto estamos
pero también puede irrumpir ante un monoteísmo dualista, ¿en
como el “gran Satán” U.S.A. o el qué consiste la univocidad del
“pequeño Satán” Israel. Como concepto “monoteísmo”?
enemigo de Dios ha de ser com-
¿MONOTEÍSMO INCLUYENTE O EXCLUYENTE?
Normalmente, todo mono- ce su belleza original en las rui-
teísmo es excluyente (excluye el nas. Por la misma época, en la isla
politeísmo). La comunidades reli- Elephanta, delante de Bombay, los
giosas llamadas monoteístas, nor- cristianos portugueses intentaron
malmente son intolerantes frente destruir las estatuas de Vischnú y
a otros dioses y religiones. En el Shiva. En estas religiones, que des-
AT la fe en Yahvé prohíbe la ado- cansan sobre una fe personal y no
ración de Baal y de los dioses de sobre una experiencia común, no
la fertilidad. La “idolatría” es una hay más que una única relación
abominación para el “Señor” y ha monógama de cada persona con
de ser perseguida como el peor Dios y su comunidad religiosa.
pecado. En los tiempos de su mi- ¿Es posible que el politeísmo,
sión violenta, el cristianismo des- tal como se puede ver en el reino
truyó sistemáticamente los san- de los dioses de los templos hin-
tuarios de los paganos. De la mis- dúes en India, sea monoteísta? Es
ma manera, en India el islam polí- posible y así lo afirman los exper-
tico ha destruido a sangre y fue- tos en religión en India. Es decir,
go los templos de los hindúes, de hay también un monoteísmo inclu-
manera que hoy sólo se recono- yente.Y es posible con ayuda de la
62 Jürgen Moltmann
MIRJIAM SCHAMBECK
63
nuevos caminos para pensar la mero es que este esbozo parte
vida consagrada, pero no debe lle- de la idea de que Dios habla al
narse precipitadamente. Esta si- hombre, que éste siente que Dios
tuación de vacío teológico entra- le ha “alcanzado” y que ahora de-
ña también la posibilidad de dejar pende de él contestar al flechazo
morir lo viejo y crecer lo nuevo, divino. La vida consagrada o teo-
lo cual puede ayudar a la gente de lógicamente el camino del voto apa-
hoy a entender mejor qué signifi- rece como una forma posible, que
ca la vida consagrada y cómo se se puede entender ciertamente
puede realizar. Este artículo está como un imperativo subjetivo,
caracterizado por esta paradoja. pero que en ningún caso hay que
Por una parte pretende mantener entender en el sentido de un más
abierto el vacío, entendido en ge- o un mejor. De este modo, la vida
neral como productivo; y por otra, consagrada se perfila como la base
proponer cómo puede ser enten- del cristiano común. El segundo
dida hoy la vida consagrada. es que este esbozo no toma como
Estas líneas deben entenderse principio estructural la tríada de
como un esbozo de teología de los consejos evangélicos sino que,
la vida consagrada en tiempos de en razón de una fenomenología
transición. Aunque resulte impo- de la vida consagrada y de una
sible tratar todas sus facetas ni aun reflexión teológica sobre la exis-
hablar lo suficiente de muchas de tencia humana, se proponen la
ellas, de manera que se ponga so- contemplación, la compasión y la co-
bre el tapete un esbozo consis- munión como las dimensiones so-
tente, debe aceptarse su discusión bre las que se desarrolla la vida
al menos por dos motivos: el pri- consagrada.
LOS CONSEJOS EVANGÉLICOS
64 Mirjiam Schambeck
ciones para mostrar que, sobre mación, a todos los cristianos/as.
todo desde el Vaticano II, interpre- Esta es en definitiva la cuestión,
tar la teología de la vida consa- aunque con ella no se pretenda
grada a partir únicamente de los proclamar una “ideología de la di-
consejos evangélicos, resulta cues- ferencia”.
tionable. Todos los planteamien- Aquí intentaremos elucidar
tos teológicos que han intentado qué es lo característico del cami-
convertirlos en principio estruc- no de los votos y al mismo tiem-
tural, deben preguntarse en últi- po esbozar los contornos de una
mo término cuál es la esencia es- posible teología de la vida consa-
pecífica de la vida consagrada, ya grada, teniendo en cuenta las di-
que los consejos evangélicos ata- mensiones de contemplación, compa-
ñen, por el bautismo y la confir- sión y comunión y sus condiciones.
66 Mirjiam Schambeck
oración y de experiencia de Dios, La espiritualidad comunicativa
a la búsqueda de caminos para busca una forma de expresión que
exaltar en la palabra o el gesto, le permita captar la relación con
en el símbolo o la danza, las pro- Dios vivida también en sus víncu-
pias experiencias espirituales, en los con la creación, con otras per-
su expresión actual. Es comunica- sonas, consigo mismo; y comuni-
tiva en cuanto comunica y parti- ca información sobre la ubicación
cipa de la fe (dimensión del mar- de la oración, que es el cumpli-
tirio o la predicación), y también miento de la comunión con Dios,
lo es en el sentido de buscar for- procede de Él y a Él se dirige. Lo
mas de expresión comprensibles vivido en la oración impulsa a me-
hoy, no en el lenguaje recóndito jorar este mundo.
de la teología, sino presentando La espiritualidad comunicativa
al Dios de la vida, de tal modo que se sitúa en conjunto sobre un
el contagio de su vitalidad sea horizonte que traza la relación
fuente de consuelo. fundamental entre Dios y el hom-
La espiritualidad comunicativa bre. En otras palabras, la espiri-
busca asimismo formas de oración tualidad no debe reducirse a la
que sean un eco de la comunica- oración y sus formas, sino exten-
ción. La palabra sólo es posible derse a la realización de la huma-
donde puede ser oída o resonar nidad. En este sentido, se hace
en un espacio de quietud y silen- comprensible como la forma en
cio. Pero el silencio no debe bus- que cada uno/una configura su
carse únicamente porque hace vida personal sobre el horizonte
posible la palabra, sino que per- de Dios. Pensar, hablar, obrar y
mite reconocer, como nadie (a no amar forman parte de ello.
ser la pasión, y ésta está estrecha- La contemplación comunicati-
mente unida al silencio) que la vi- va señala dónde se requiere a los
vencia de Dios significa lanzarse a religiosos hoy, estimulándoles a
la impotencia de la inactividad, acentuar la contemplación en la
preparándose a recibir sin poder comunidad de los creyentes, como
exigir. La espiritualidad comunica- “expertos /as en contemplación”.
tiva lo es también en cuanto tie- En concreto, la llamada consiste
ne en cuenta y está conformada en facilitar espacios y tiempos que
por las reglas de la comunicación: ayuden a las personas a preparar-
recibir y dar, escuchar y respon- se al encuentro con Dios en las
der, callar y expresar. diversas circunstancias de su vida:
Y significa igualmente que los promover cursos en que se ejer-
individuos, no retraen su vivencia cite la oración contemplativa, que
espiritual al terreno de lo priva- acentúen un marco de silencio,
do, ya sea de palabra, mente o es- que dispone para el encuentro
pacio, sino que se esfuerzan por con Dios; que ayuden a penetrar
abrirse a la comunidad de la Igle- en la profundidad de sí mismo y
sia y a los fieles reunidos en su mantener la mirada hacia Dios.
entorno (dimensión de la koino- Esto puede significar asimismo
nía, de la comunidad). que los religiosos/as abran sus
68 Mirjiam Schambeck
plía el horizonte del consejo evan- cio (y al mismo tiempo la expre-
gélico de la pobreza. sión concreta) en que se actuali-
La compasión permite ver zan la contemplación y compasión
dónde pueden y deben situarse en la vida consagrada. Como co-
los campos de acción de los reli- munidad de personas que planifi-
giosos y nos permite definirlos can su vida desde la herida divina
como simpatizantes de los margi- y la compasión en una sociedad
nados que, en la comunidad de los célibe, la comunión representa la
fieles y en el mundo de hoy, su- posibilidad y la frontera de la vida
brayan la dedicación a los sin de- consagrada, especificando las di-
rechos y marginados. A ellos les mensiones de la existencia cris-
toca hacer oír su voz profética ahí tiana abiertas por la contempla-
donde alguien es esclavizado o ción y la compasión.
subestimado, tanto en el seno de
la sociedad civil, como en el de la 3. La comunión:
iglesia. El sector de lo social, de la ámbito y expresión concreta
educación en sus diversas facetas de la contemplación y la com-
son, por tanto, ahora como antes, pasión
areópagos de la misión, donde los
religiosos son requeridos e indis- La comunión, como dimensión
pensables. donde se desarrolla la vida con-
Así pues, respecto al camino sagrada, será el espacio en que se
de los votos, contemplación y concretan la contemplación y la
compasión pueden compararse a compasión. En la imagen de la elip-
los dos focos de una elipse, cuya se, la comunión sería tanto el área
relación recíproca puede aclarar circunscrita como su perímetro.
de dónde surge y a dónde se diri- Únicamente en la comunión vivi-
ge la vida consagrada. da concretamente halla su forma
Al mismo tiempo, estas dos el camino de los votos, concebi-
dimensiones plantean una exi- do como respuesta concreta a la
gencia para todos los cristianos/ herida de Dios.
as. ¿Qué es lo característico del En este contexto, comunión
camino peculiar de los votos si significa tanto la “comunidad reli-
las dos dimensiones en que se giosa” concreta, o sea la congre-
desenvuelve la vida consagrada gación religiosa, instituto religio-
son comunes a todos los cris- so, orden, comunidad de vida
tianos/as? apostólica, instituto secular, etc.,
Volviendo a las preguntas plan- en el que uno ha ingresado para
teadas al principio, vemos que el conformar su vida, como también
camino de la vida consagrada es la comunidad concreta, entendi-
una respuesta concreta a la llama- da como comunidad de vida don-
da de Dios, en una forma concre- de cohabita con sus compañeros/
ta, que se realiza como contem- as religiosos/as.
plación y compasión en el marco La vida cuotidiana en común
concreto de comunión en que se (como célibes) concreta qué sig-
vive. Y esta comunión es el espa- nifican contemplación y compa-
PADRES E HIJOS.
A través del libro del Génesis
Las relaciones paterno-filiales atraviesan todo el libro del Génesis, y
esto a pesar de que –como dice el autor– los estudiosos no les hayan
dedicado suficiente atención. El autor sagrado nos muestra una mane-
ra de ser padre y una manera de ser hijo que no deja de tener su
relevancia para nuestro tiempo. Con una sugerente y documentada
manera de abordar el texto bíblico, nos presenta en este artículo An-
dré Wénin este ideal de paternidad (y, consecuentemente, de filiación),
a partir de la historia de Caín, Abraham y Judá. Descubrimos, así, que
se trata de un ideal basado en la libertad, el respeto y la estimación.
Des pères et des fils. En traversant le livre de la Genèse, Revue
d’éthique et de théologie morale “Le Supplement” 225 (2003)
11-34.
16
ante la instigación de la serpiente. La consecuencia, en lo que concier-
ne a las relaciones entre hombre y mujer, está claramente enunciada
en la palabra de Adonaï a la mu- nocer” (ver, 3, 5); una mujer po-
jer: “Hacia tu marido irá tu ape- seída y objeto del dominio de su
tencia y él te dominará” (Gén.3, marido. He aquí bien verificada la
16b). El humano no tarda en ejer- palabra dirigida por Adonaï Dios
cer este dominio sobre la mujer. a la mujer (3, 16 b).
Reaccionando a lo que Dios le ¿Cómo reacciona Eva a esta
dijo, que volverá al polvo (3, 19), actitud? Tal como Adonaï Dios
nombra a la mujer Havvâ,“por ser había dicho, el impulso de su co-
ella la madre de todos los vivien- dicia la lleva hacia “su marido” (3,
tes” (3,20). Dejando de lado su 16b). Pero, de manera sorpren-
status de compañera (2, 18), pone dente, este “hombre” es su hijo
por delante la función maternal, Caín, del cual ella comenta el nom-
de la que Dios subraya que estará bre diciendo: “he adquirido un
marcada por el sufrimiento (3, 16), varón con el favor de Yahvé” (4,
pero a la que el hombre parece 1b). Una madre sujeto, un hijo
ver como posibilidad de superar, objeto, una relación de posesión
por medio de la generación, el lí- –y, encima, un marido suplantado.
mite radical que es la muerte. Un ¿Acaso reemplazado por su hijo
nuevo acto de codicia y de manu- en tanto que “hombre” y por Ado-
misión, porque se trata de utilizar naï como padre? Como el hom-
al otro –a la mujer, pero también bre había hecho con ella, Eva nom-
al hijo– para procurar negar el lí- bra a Caín en función de su de-
mite y la carencia que implica. seo, asignándole su sitio: el de un
Este acto de dominio unilate- objeto para colmar su deseo y el
ral, que constituye la nominación vacío abierto por la actitud de su
de la mujer, es en realidad el tras- compañero. Para pagar al huma-
fondo de lo que pasa con Caín. El no con su misma moneda, ella lo
narrador sigue su relato volvien- aparta de su lugar como sujeto y
do de nuevo sobre lo que el ser actor, y toma a su hijo como ha
humano acaba de hacer. Así, las sido tomada ella misma. En resu-
primeras palabras de la historia de men, empujado por la envidia y
Caín (4, 1a) constituyen un recuer- por el miedo al vacío que lo sos-
do del momento en que el hom- tiene, uno se apodera del otro, que
bre llama por el nombre a su acepta entrar en el juego y lo re-
mujer Eva (3, 20). Al nombrarla, produce sin que su compañero
¿no manifiesta un conocimiento reaccione, como si este juego de
concerniente a su ser de madre? satisfacción en cadena fuera ver-
Observamos la relación des- daderamente satisfactorio. ¿Será
crita en el momento de la con- extraño ver a Caín captado a su
cepción de Caín: un sujeto-causa, vez por una codicia celosa, que le
llamado el hombre, como si él empujará a suplantar a un herma-
solo fuese humano; un acto de no que constituye a sus ojos el
dominio que la serpiente decía obstáculo a su dominio y al goce
que era típico del ser divino “co- de todo?
18 André Wénin
nes, una realidad que Dios viene sábado le asigna simbólicamente
a ver, según el primer significado un deber de emancipación, de au-
verbo hebreo (Ex 20, 5-6 = Dt 5, tonomía. Así hace referencia a la
9-10). Por lo demás, se trata de sentencia de Gen 2,2 que estable-
un dato experiencial que se veri- ce que el hombre ha de dejar a su
fica tanto a nivel individual como padre y a su madre, y esto que
colectivo. La falta de la que se tra- habla de Adán y Eva, que sólo se-
ta es la idolatría, es decir, la elec- rán padres, jamás hijos.
ción de un dios que, a ejemplo de El Decálogo reconoce con cla-
la serpiente, se opone a un Dios ridad suficiente que la relación
creador que, creando, pone lími- entre padre e hijos raramente es
tes e impone carencias para per- ideal, y que las decisiones negati-
mitir relaciones justas. Una elec- vas de los padres en la manera de
ción así por parte de los padres, ejercer su autoridad pueden pe-
gravará inevitablemente la vida de sar muy duramente sobre los hi-
los hijos. En la medida en que el jos e hipotecar su vida y su por-
idólatra proyecta en su dios sus venir. La historia de Caín es una
deseos y sus miedos, este dios demostración insuperable. Pero,
adulará inevitablemente sus de- con este trasfondo ¿sigue siendo
seos de totalidad en relación a sus significativa la orden de honrar
hijos (actitud de Eva frente a Caín). padre y madre? Sí, si uno recuer-
La segunda vez que el decálo- da que el sentido concreto del
go evoca la relación entre padre verbo “kibbéd” es “hacer pesado,
e hijo es en el precepto del sába- cargar de peso”. Esta idea de car-
do (Ex 20,8-ll; Dt 5, l2-l5). Es de- gar de peso al padre y a la madre
ber del padre procurar reposo a tiene sentido cuando se sabe que
su hijo y a su hija (y también al ellos, por lo que son y por las
sirviente, al personal doméstico, decisiones que toman, pueden
a las bestias de carga e incluso a cargar sobre las espaldas de los
los emigrantes) para no ser una hijos pesos que no son suyos, y
especie de faraón doméstico. Este esto, en la medida de su incapaci-
precepto pone un límite al poder dad -relativa- de asumir una justa
paternal. Su alcance no se reduce distancia y una justa autoridad.
al aspecto material o social: tam- Se tratará de “cargar peso” en
bién es simbólico. Permitir al hijo padre y madre, de dejarlos llevar
o a la hija celebrar el sábado es a cada uno sus preocupaciones y
concederles, con el descanso, un pesos, de no aligerarlos. El verbo
espacio de libertad y de vida; es hebreo “aligerar”, significa malde-
reconocerles una forma de igual- cir y tanto Ex 2l, l7 como Lv, 20, 9
dad con el padre a los ojos de advierte que el que “aligera” de
Dios, porque en este día son esta manera a su padre o a su
”como él” en el descanso (Dt, 5, madre se sumerge en la muerte.
l4). En este sentido, reconociendo Además “honrarlos” como seres
implícitamente que un padre pue- humanos consiste en creerlos ca-
de abusar de su poder frente a sus paces de liberarse de sus pesos y
hijos, el precepto de celebrar el no de descargarlos sobre sus hi-
20 André Wénin
(v.31b)- alarga la lista sugiriendo -este gran nombre que Adonaï le
alguna confusión derivada de este dará- y disfrutar de la expansión
estado de hecho. La marcha pue- y de la bendición de vida que ella
de revelar el deseo de vivir de Te- promete-. Pero abandonando así
rakh que, confrontado a la muer- a su padre, ¿acaso Abram no le
te de su hijo y a la esterilidad de honra? En efecto, cuando corta los
su nuera, quiere arrancar de la vínculos de muerte en que Terakh
“hoguera” de sus desdichas -Ur- encierra a los suyos, ¿acaso no
a los que están marcadas por la honra el deseo de vida que, a pe-
muerte. La marcha no cambia sar de todo, ha presidido el naci-
nada de la naturaleza mortífera de miento del hijo y luego la partida
sus relaciones en este clan en el de Ur? Y cuando decide -sin que
que Terakh ejerce su dominio has- Adonaï se lo pida- irse allí donde
ta el punto de privar a los suyos su padre tenía la intención de ir,
de la facultad de ser sujetos de su ¿no da valor al deseo de bienes-
existencia. tar que empujó a su padre a dejar
El padre de Abram vivió su Ur? Y esta decisión no se opone
paternidad de tal manera que lo al deseo de ser para siempre des-
que hacía para el bien de los su- truido en Kharân por una pater-
yos, reforzaba aún más su posi- nidad inadecuada.
ción de piedra angular del dispo- Esta marcha no significa que
sitivo mortífero manifiesto desde Abram esté al final de sus penas:
el nombramiento de Abraham. desde el principio, reproduce la
Terakh sólo podía desmoronar actitud de Therakh “tomando a
este dispositivo encontrando la Saraï, su esposa y a Lot el hijo de
manera de retirarse. Pero no será su hermano” (12,5 ver 11, 31),
así. Al contrario, detiene su clan a antes de abrir el paraguas pater-
medio camino para establecerlo nal, haciendo pasar a Saraï por su
en Kharân, el sitio cuyo nombre hermana, desde que se siente
le recuerda el de su hijo muerto, amenazado como marido (12,10-
Harân. La tentativa de Terakh de 20). Descubrirá así que dejar la
alejar a los suyos de un lugar de casa del padre no se reduce sola-
muerte parece encallar en otro mente a una separación geográfi-
lugar que evoca su funesta tenden- ca, sino que implica sobre todo el
cia a sembrar la muerte, tenden- lento aprendizaje de otra manera
cia que no depende del lugar de de vivir sus relaciones, por con-
residencia, sino de la clase de pa- sentimiento y no por dominio, al
ternidad puesta en práctica por contrario al de su padre. No pue-
este hombre. do detallar aquí este camino inte-
En este punto Adonaï intervie- rior de Abram. Me contentaré con
ne para hacer una separación realzar los dos momentos más
creativa (12,1-4). Llama a Abram significativos de su itinerario, los
a que se marche “por él”, lejos de dos por iniciativa de Adonaï y li-
la casa de su padre. Así podrá te- gados a la paternidad.
ner una descendencia -llegar a ser El primero es el pacto de la
una nación-, recibir un nombre circuncisión (Gn 17).Adonaï cam-
22 André Wénin
a su hijo y para degollar al carne- dre (24,67)- pondrá sus ojos so-
ro macho, el animal padre, que sig- bre Jacob, a semejanza de Sara, que
nifica el poder paternal, que ame- había preferido al hermano me-
naza la vida del hijo. nor. En una especie de celos ma-
Abraham ha dejado por últi- ternos por el segundo hijo, ella
ma vez a su padre rehusando ser actuará como su suegra, hacien-
padre como Therakh. Tampoco do que su preferido pase por en-
nos hemos de extrañar de que, al cima de él, empujándolo a privar
final del relato, Isaac -ya libre- no a su hermano de la bendición pa-
descienda de la montaña con su terna. Esto engendra entre los
padre (v.19), pues, en el corazón hermanos un conflicto que los lle-
de este drama,Abraham ha apren- vará rápidamente a su separación
dido que un padre no puede “aho- (27,42-28,5).
rrar” a su hijo -en el sentido eco- La huida de Jacob lo lleva a casa
nómico del verbo- para guardár- de Labán, su tío materno. Allí se
selo atado a él como le dijo el encuentra con Raquel, sobrina de
mensajero de Dios. No puede “ex- su madre y una preciosa mujer.
tender su mano sobre él” para Para colmo hermana menor como
“hacerle” lo que sea (v. 11-12 ).Al él. Invitado a quedarse y luego a
contrario, cuando desata a Isaac, trabajar en casa de su tío, Jacob
Abraham descubre que el verda- se acerca a Raquel más que a Lea,
dero sentido de su existencia no pero su debilidad hacia ella no le
consiste en la posesión de su hijo, da resultado: astuto como su her-
aunque sea un don de Dios, sino mana, Laban engaña a Jacob con
en la relación con aquél que da y su hija Lea y en beneficio de ella,
es fuente de bendición y de vida como Rebeca engañó a su mari-
desbordante (v. 16-18 ). do con su hijo amado y a favor
Vuelvo a Ismael y a Isaac para suyo. Así Jacob cae en un nuevo
recordar un aspecto de la trans- conflicto con este tío suyo que se
misión que el Génesis saca a re- había hecho llamar “su hermano”
lucir. Esto permitirá enlazar con (29,15 ), mientras que sus dos
la historia de Judá. Desde su lac- mujeres -una odiada, pero fecun-
tancia, Isaac se vio privado de su da, y la otra querida pero estéril-
hermano mayor. Esta frustración, repiten a su modo la tensión en-
¿creó en él un vacío? Después, tre su abuela Sara y su rival Ha-
padre de mellizos, Isaac preferirá gar, incluida la historia de las cria-
al mayor, cazador como Ismael das “madres de alquiler“ (29,31-
(25,27-28) – a no ser que Esaú se 31,23 ). En este contexto nacen
hiciese cazador para responder al los hijos de Jacob, quienes, a su vez,
deseo de su padre. Como su tío, vivirán relaciones de celos y odio,
se casará con extranjeras (26,34), porque Jacob repite en los hijos
antes de tomar por esposa a una de Raquel la preferencia visible
hija de Ismael para contentar a que manifestaba por su madre,
Isaac (28,6-9). Rebeca -de la que actualmente ya muerta (37,1-1).
el narrador dice que con ella se Este rápido recorrido, deja
consoló de la muerte de su ma- entrever que, de una generación
24 André Wénin
tir que, si junto a sus hermanos, era malo, como a veces se tradu-
se encarniza contra José antes de ce. El narrador se toma la moles-
volverse contra su padre, ¿no será tia de precisar que era “mal” por
porque Jacob ya está consolado ser el mayor de Judá: mal orienta-
por la muerte de su querida Ra- do, en mala posición ante la vida,
quel, devolviendo su afecto hacia él, que llega hasta dejar que su pa-
los hijos de ésta, e imponiendo de dre le imponga una mujer. Por esto
manera penosa la carga a sus Dios hace que muera. En cuanto
otros hijos que han llevado el peso a Onân, obligado por la voluntad
de esta preferencia injusta? paterna, rechaza en secreto do-
El narrador explica la historia blegarse y engendrar un hijo que
de Judá y de Tamar (Gn 38 ). Aquí no llevará su nombre y, en cam-
el lector, descubre cómo un hijo, bio, sí el de su hermano. A su vez,
que no honra a su padre, es pa- Dios también hace que muera.
dre. Alejándose del clan paternal, Entonces sin preguntarse si él no
donde la conspiración del silen- tendría algo que ver con la muer-
cio debe ser una carga, se casa y te de sus hijos, Judá piensa que la
tiene tres hijos. Su manera de ser culpable es Tamar. Hay que apar-
padre es contraria al ejemplo que tarla, pero con una piadosa men-
le ha dado su propio padre. De- tira para no perder prestigio.
jando a éste Jacob, que por su mal Así actúa el padre Judá: no cesa
humor ha perdido todo el con- de disponer de sus hijos y su nue-
trol sobre sus hijos, no concibe ra en función de sus deseos, de
poder repetir el mismo error. Se sus proyectos o incluso de sus
ve así que, por iniciativa propia, miedos. Pero, creyendo controlar-
toma una mujer para Er, su pri- lo todo, no ve que todo se le es-
mogénito. Es, el único padre en el capa. Su deseo de vida, activo
Génesis que reacciona así. El ma- cuando se casa, engendra hijos y
yor, una vez muerto Er, obliga a su quiere que éstos tengan una des-
hermano Onân a aceptar la cos- cendencia, pero se encalla por el
tumbre del levirato y dar descen- miedo a la muerte, que lo empuja
dencia a Er tomando a su mujer a infringir la regla del levirato, que
Tamar. Cuando Onân muere, es él había aplicado antes, después de
el que olvidando el levirato, aleja mentir descaradamente para cu-
la mujer de su tercer hijo Shéla, brir su fantasmagórica angustia.
haciéndole creer que se la entre- Queriendo evitar hacer como su
gará cuando sea mayor. padre, lo hizo mucho peor: des-
Judá pretende controlar todo pués de haber impedido vivir a sus
lo que pasa en su casa, sin pre- dos hijos mayores, priva al último
guntarse el por qué de las muer- de tener descendencia, negándo-
tes sucesivas que le atormentan y selo a Tamar, condenada a una viu-
que son señal de que lo esencial dedad recluida y vergonzosa, sin
se le escapa, como si su deseo de contar con la sed de vivir que la
dominio lo cegara. Guiado como anima y la empuja a tomar ries-
estaba por su padre Er, estaba gos. En realidad ella no acepta su-
“mal“ a los ojos de Adonaï. No frir por la falta de su suegro, y se
26 André Wénin
con respeto. De una parte, ponen dando a los otros a casa de su
claramente a Jacob ante sus res- padre. ¿Cómo reaccionarán cuan-
ponsabilidades como padre, por do se presente la ocasión soñada
penosas que sean y, por otra par- para deshacerse de nuevo del hijo
te, pronunciándolas, Judá cree a su de Raquel, el preferido del padre?
padre capaz de no cargarles a to- La trampa funciona pero, sin du-
dos con las consecuencias de su darlo, los hermanos se muestran
problema con sus hijos, cuando solidarios con Benjamín (44,
está en juego la vida de todos. 13.16). Una vez delante de José,
Dicho de otra manera, Judá hon- Judá, que se comprometió con su
ra a su padre enseñándole con padre, asume su responsabilidad
respeto la vía de la verdadera pa- y pronuncia un largo discurso
ternidad, pues un padre digno de (44,18-34) en el que vuelve a hon-
este nombre, no ahoga a uno de rar a su padre de varias maneras.
sus hijos, teniéndolo cautivo de su De entrada, Judá dice que
carencia y de sus angustias, como acepta a su padre tal cual es. ¿Ha
Jacob hace con Benjamín. Un ver- aprendido por experiencia propia
dadero padre tiene confianza en que un padre perfecto no existe?
la palabra de sus hijos y en su ca- Varias veces evoca, como cosa
pacidad de poder convivir con sus normal, la preferencia de su pa-
hermanos. En todo caso, no los dre por los hijos de Raquel, e in-
encierra irremediablemente en cluso le hace decir: “vosotros sa-
sus pasados errores. En fin, un béis que mi mujer me ha dado dos
padre está atento a la vida de cada hijos....” (44, 27). Se ve así que
uno, aunque para eso deba dejar acepta sin reticencia un hecho
que sus hijos sigan su camino. Judá que, al principio, había encendido
honra a su padre dirigiéndose a su odio y el de sus hermanos,
él de adulto a adulto, distante y empujándolos a dar rienda suelta
cercano a la vez. Le indica clara- a su violencia contra José y Jacob.
mente cuál es su responsabilidad, Dejando de desear que su padre
tomando también él mismo la fuese tal cómo él deseaba, y acep-
suya porque se compromete a tando al padre real, Judá lo honra
traer a su hermano, cargándose reconociéndole su gran humani-
así con un peso que le es propio: dad, aunque todo esto no sea de
el de mostrarse como un verda- fácil comprensión para los otros
dero hermano. miembros de la familia.
Al final de la segunda visita de Al mismo tiempo, Judá se
los hermanos, José, viendo que aún muestra lleno de un sincero afec-
no lo habían reconocido a pesar to hacia el anciano, al que no quie-
de las señales que les dejó, pone re de ningún modo agobiar dema-
en práctica una estratagema des- siado. Él ha visto como Jacob ha
tinada a probar su capacidad de estado unido a Benjamín, y sabe
fraternidad con el hijo de Raquel. lo que significa perder a dos hijos
Esconde su capa en la bolsa de –sobre todo cuando no se es
Benjamín, para poderlo acusar y completamente ajeno a sus muer-
quedárselo como esclavo, man- tes.También puede imaginar el dis-
28 André Wénin
ANDRÉ WÉNIN
29
CODICIA E IDOLATRÍA
En las primeras páginas, la Bi- verdadero Dios no fuera el que
blia previene al lector de este pe- da, sino el que toma y guarda el
ligro, a través de una narración todo con una celosa codicia, pues
cuyo móvil es un precepto que secretamente él retiene para sí la
Adonai Dios da al ser humano llave de la vida y de su desarrollo.
respecto al buen uso del jardín Así, no solamente la serpiente se
que le confía (Gen 2, 16-17). No pone implícitamente frente a Ado-
hay aquí una prohibición de la ido- nai Dios, como un dios deseoso
latría, sino una ley que impone, del bien de los humanos, sino que
como necesaria para la vida, una todavía propone una imagen fal-
limitación en el disfrute del todo seada de Adonai, que, en su boca,
– previamente concedido por deviene un dios que no pone lí-
Dios mismo - y en este goce par- mite a su poder, un dios poten-
ticular que proporciona el saber. cialmente violento y homicida en
Esta doble limitación no priva al cierto modo. Como dice Paul
hombre de nada de lo necesario Beauchamp, el deseo del todo se
para satisfacer sus necesidades; apoya sobre la construcción ima-
por el contrario, le proporciona ginaria de un dios “que lo tiene
un lugar para el deseo sin el cual todo”, al cual en el instante del
no sería humano vivir, un lugar pecado interior, yo pretendo igua-
para la comunicación y, por tanto, larme; él me hace así “culpable no
para la relación. Esto explica que, tanto de querer ser como Dios,
inmediatamente después de esta como de querer ser como” yo me
orden,Adonai constata que el ais- “imagino que es Dios”. Es el de-
lamiento del ser humano así “or- seo de la totalidad sin límites el
denado” no es bueno, no está en que habla por boca de la serpien-
el orden de la creación. te; ella arrastra al hombre con su
Pero la serpiente desarrolla lógica, lo encierra en sí mismo en
otra lógica, que podríamos llamar su ignorancia, y lo precipita así a
codicia. En efecto, ella sabe lo que la muerte en el instante mismo
Dios sabe pero se lo guarda celo- en que le hace creer que él va a
samente para sí mismo. Sobrepa- vivir. Creer a la serpiente –pues
sa pues a Dios precisamente en se trata de creerla bajo palabra,
lo que, según ella, tendría como antes que fiarse de Dios que tie-
propio: el conocimiento. Pero la ne palabra– es ciertamente idola-
serpiente habla el lenguaje de la tría. Ésta se funda en la mentira,
codicia, como lo ha visto muy bien una mentira antropológica y teo-
el autor de la carta de Santiago. lógica. No es casual que las dos
La serpiente pretende que el ser versiones del Decálogo terminen
humano pueda realizar su voca- con la prohibición de la codicia
ción de semejarse a la imagen de –para que esta última palabra re-
Dios echando mano del don, de suene en los oídos del oyente,
suerte que nada le falte, que nada advirtiéndole que su vida se juega
le quede por desear, como si el en la manera de aprender a regu-
30 André Wénin
lar sus deseos. to exponencial que conoce el mal
La codicia está estructural- desde que el hombre cede a la
mente unida a dos formas de ido- mentira que le susurra la voz de
latría denunciadas en el Decálo- la codicia.
go: por una parte, otro dios fren- A partir de aquí, la Torah está
te a Adonai y contra él, la serpien- jalonada por una serie de recuer-
te; por otra parte, una represen- dos de la ley inicial: el don no se
tación fáustica del verdadero Dios da sin límites y el consentimiento
sugerida por la misma serpiente. a éstos es el reconocimiento del
La codicia encierra al ser sobre sí don como tal, un don que “no
mismo y le conduce a la “esclavi- colma mi deseo pero es signo,
tud de uno mismo por sí mismo”, para el donante, de la voluntad de
lo que es justamente la idolatría. colmarlo”, un don que es invita-
Así, el Decálogo nos llama la aten- ción a fiarse del donante.
ción frente a una doble falsifica- Aquel a quien Adonai ha elegi-
ción de la obra de Dios: la idola- do para ser testigo entre los pue-
tría que desfigura al mismo Dios blos de su verdad y de su proyec-
y la codicia que deshumaniza al to de bendición para todos, es
hombre. Esa doble falsificación im- invitado a dejar que Dios eduque
plica por esencia la perversión de su deseo mediante un puñado de
la palabra en mentira, lo que de- carencias que afectan a sus dones
nuncian justamente los dos man- esenciales. En los relatos del Gé-
damientos del Decálogo: no pro- nesis se impone a la vista del lec-
nunciar falsamente el nombre de tor la falta de descendencia que
Dios, y no levantar falsos testimo- padecen de manera recurrente los
nios. primeros elegidos –Abraham y
Como contrapunto, en el co- Sara, Isaac y Rebeca, Jacob y Ra-
razón de los diez mandamientos, quel. Esa carencia “preventiva” les
el precepto del sabbat viene a re- prohíbe ver al hijo de otra mane-
cordar al israelita el rasgo central ra que como un don. El padre de-
de la imagen del Dios creador, berá dejar partir prematuramen-
fuente de toda vida. El reposo del te a este hijo–Ismael e Isaac, Ja-
sabbat dulcifica la imagen de Dios cob, después José– como si fuera
impidiendo “la proyección sobre necesario significar claramente
Dios de un poderío en expansión que un hijo no es objeto de pose-
infinita”, que no se contendría en sión. ¿No debe el hombre dejar a
manera alguna para dejar paso a sus padres –como Abram cuando
la alteridad de lo creado. Como su partida hace de él el elegido–
ilustra la secuencia del relato, que- para unirse a su mujer, como han
rer el todo, rechazar la limitación, hecho los patriarcas, a fin de
engendra inevitablemente la vio- aprender a habitar su propia sin-
lencia que destruye la tierra y sus gularidad? Ahora bien, esta ley que
seres vivos. El hombre y la mujer prohibe que el devenir de un hom-
del Edén, su hijo Caín y la genera- bre se opere por réplica sobre su
ción del diluvio forman una se- comienzo en una coincidencia
cuencia ilustrativa del crecimien- idolátrica, imaginaria y esterilizan-
32 André Wénin
manos, autorizados a dominar el Si actúa así, lo hará a imagen del
reino animal, una alimentación Dios que manifiesta su santidad
vegetal, a fin de que sepan que es santificando el sabbat y liberando
posible dominar sin matar, a ima- así al mundo creado de una pre-
gen del Creador. Pues si el ser sencia que sería evanescente. Imi-
humano domina por la violencia, tando a este Dios, Israel será san-
actúa como el ídolo. De este ideal to como él, oponiendo un recha-
de mansedumbre el elegido es el zo definido a los ídolos que la
depositario y testigo, y su alimen- codicia conlleva, al deseo desor-
tación se lo recuerda cotidiana- denado por la seducción del todo,
mente invitándole a moderar este que arrastra a la alienación del ser
cuerpo que le hace visible y ac- por sí mismo y, por tanto, a la rui-
tuante a los ojos de las naciones. na de toda alianza.
DES-FIGURACIÓN DE DIOS
¿Es la idolatría la ruina de toda pueblo está unida al hecho de la
alianza? ¿No es precisamente esto ausencia prolongada de Moisés,
lo que nos cuenta la historia lla- que le deja sin guía.Aparentemen-
mada del “ternero de oro” en Ex te, la causa parece ser la no visibi-
32? En esta narración, una cierta lidad de Adonai, aliada con la falta
ambigüedad rodea la imagen de lo de fiabilidad absoluta de su me-
que sería más bien un novillo que diador. Pero, en realidad, es más
un ternero. Así el pueblo le pide a bien el rechazo de Israel a tomar
Aarón: “Haz para nosotros dioses el riesgo de la ausencia lo que le
que vayan delante de nosotros”. remite al misterio de Adonai y a
Después, cuando los israelitas ven la confianza en su representante.
la estatua fabricada por Aarón, En este sentido, el ídolo aparece
gritan: “He aquí tus dioses, Israel, como una tentativa de escapar al
que te han hecho salir del país de misterio, es el miedo de un senti-
Egipto”.Viendo esto Aarón cons- do que juega con la insensatez y
truye un altar y añade enseguida: la incapacidad de correr el riesgo
“Fiesta para Adonai mañana”. Las de la confianza.
cosas empiezan con el deseo del El narrador de Ex 32 insiste
pueblo de darse otros dioses, que en el aspecto de la fabricación: “Y
confunde enseguida con el Dios Aarón esculpió [el oro] con buril,
que le ha liberado de Egipto, an- y lo hizo novillo de metal fundido”.
tes que Aarón identifique la esta- Esta figura esculpida realza clara-
tua como el mismo Adonai. Esta mente la acción del hombre, como
confusión parece interesante, en lo subraya la expresión “obras de
la medida que ilustra cuan difusa manos”, utilizada con frecuencia
es la distinción entre los otros a propósito de los ídolos. Este
dioses y las imágenes de Dios. novillo es una producción del
Pero es necesario ir más a fon- hombre: sale de su imaginación y
do para ver cómo funciona la ido- es el resultado de su actividad ar-
latría en el relato. La petición del tesana. La misma forma dada a
34 André Wénin
que acercarse. Puede permitir es- su angustia. Así, sumergido en la
capar -al menos así se cree- del ilusión, se aleja de Adonai en el
riesgo de un Dios que no sola- momento en que piensa estar
mente era, sino que es y que vie- cerca de él. Pues, en lugar de ren-
ne, de un Dios que dice de sí mis- dir homenaje al Dios de la alianza
mo:“Yo soy el que soy” (Ex 3, 14), que invita a la audacia y a la con-
sustrayéndose así a todo dominio. fianza, al prosternarse ante la es-
Pero, cuando el pueblo cree que tatua de Aarón, se somete de nue-
es posible conocer a Dios en la vo a los “dioses” de Egipto, a lo
imagen, se miente a sí mismo, pues, que tranquiliza, como el poder y
con este sesgo, no ve nada más la riqueza, adecuadamente repre-
que a sí mismo. Dios queda redu- sentadas por el novillo de oro.
cido a lo que Israel quiere que sea Pero este culto conduce a la es-
en su deseo o, mejor, en su angus- clavitud y a la muerte. Es sin duda
tia; sin darse cuenta, lo fabrica a lo que representa en la narración
su imagen, a la imagen de algo de la muerte de tres mil culpables
sí mismo. sorprendidos por los fieles de
Así, en su idolatría, Israel se Adonai (Ex 32, 28). Éstos, por el
encuentra de nuevo encerrado en contrario, son bendecidos por
sí mismo a propósito de Dios. haber eliminado a los que amena-
Creyendo adorarle, sólo se ado- zaban con retornar al pueblo a su
ra a sí mismo, lo que él hace, lo esclavitud.
que él desea, lo que le arranca de
IDOLATRÍA Y PROSTITUCIÓN
36 André Wénin
gar. Su demanda de culto es sólo toria común. De esta manera la
una transposición, una proyección palabra intercambiada hace nacer
de la demanda del pueblo. El hom- un lenguaje propio de la pareja, un
bre es la medida del baal, y su ne- lenguaje que surge a causa de esta
cesidad, la medida del don divino. relación y está modelado por la
Las cosas no ocurren así en el historia singular de la que se sien-
régimen de la alianza, cuya metá- ten llamados a conservar una
fora es la relación conyugal. En memoria viva. Situados en este
esta relación, los bienes económi- contexto, los bienes económicos
cos siguen presentes, pero articu- y los gestos eróticos se encuen-
lados de una manera diferente a tran investidos de nuevas signifi-
la prostitución, ordenados a un caciones y adquieren una fuerza
auténtico reencuentro. Lo que es simbólica y un carácter profunda-
primordial aquí es la pareja y la mente “gratuito”. En este punto
relación mutua, y en este cuadro, la diferencia con la prostitución
los signos -bienes o gestos- fun- es la más sensible.
cionan completamente de otra En el libro de Oseas, Dios tra-
manera y reciben una nueva sig- ta de abrir un camino de alianza a
nificación. En el contexto de un Israel que le arrancará de la pros-
amor verdadero, un regalo -en sí, titución si rechaza todo baalismo.
un bien que cambia de mano- tie- Oseas da prioridad absoluta a la
ne un precio que supera con mu- alianza con Adonai. Por medio de
cho su valor económico. Éste su intermediario, éste trata de
“simboliza” la relación en el sen- restaurar esta relación. Con este
tido que la significa y la edifica. fin necesita atacar el resorte pro-
Asimismo, los gestos eróticos de- fundo del baalismo: la necesidad,
vienen un lugar privilegiado de con su exigencia de inmediatez.
comunión de los cuerpos, nos di- También las sanciones contra el
cen la relación que celebran y pueblo idólatra, consideradas en
construyen, incluso cuando el pla- la primera parte del oráculo del
cer es también búsqueda de sí capítulo 2, apuntan a privar a Is-
mismo. Pues lo que cuenta aquí, rael de los bienes a los que aspira.
es el intercambio mutuo y “gra- En el espacio así dispuesto, una
tuito”. palabra podría ser dicha, después
Pero ¿cómo pueden adquirir cambiada -como si fuera necesa-
un valor simbólico los bienes eco- rio que Israel tuviera la boca va-
nómicos y los gestos eróticos en cía para poder escuchar lo que
la relación amorosa, si no es me- dice Adonai y encontrar la res-
diante una palabra intercambiada puesta. Si entra en el juego, el pue-
que viene a sobredimensionar su blo podrá prestar atención a la
sentido primero? En el diálogo, en palabra de Dios que hace memo-
efecto, los cónyuges se convier- ria de su historia común después
ten en sujetos el uno frente al otro de Egipto -historia de liberación
y se reciben el uno al otro como de todas las esclavitudes con vis-
tales, aprendiendo a reconocerse tas a una alianza de por vida (Os
mutuamente y a construir una his- 2, 16-17). Podrá regresar y buscar
38 André Wénin
PETER S. WILLIAMSON
PRINCIPIOS CATÓLICOS
PARA LA INTERPRETACIÓN DE LA ESCRITURA
La Biblia, Palabra de Dios, es un punto de referencia ineludible para la
comunidad eclesial. Ahora bien, su lenguaje y el contexto en el que
surge pueden hacer de ella un cuerpo extraño para los miembros de
esta comunidad, con otras preocupaciones, con otra sensibilidad. Se
impone, por tanto, la tarea de interpretarla. Esto es lo que se ha
hecho en la Iglesia desde siempre hasta nuestros días, en los que
hemos podido aprovecharnos de los avances propiciados por el méto-
do histórico-crítico, la hermenéutica, etc. En este artículo propone el a.
20 principios para facilitar este acercamiento a las Escrituras, en el
bien entendido de que se trata de principios fácilmente asumibles por
otros acercamientos (protestante, judío). Dichos principios los deduce
del documento de la Comisión bíblica “La interpretación de la Biblia
en la Iglesia” (= IBI).
39
estudio del texto sagrado con la ra, como palabra de Dios para
fe religiosa y con la vida de una la fe cristiana.
comunidad, lo cual puede ser útil Varios factores avalan la inter-
a otras confesiones. Finalmente, pretación de Murphy de que el
este sumario de los principios de documento de la Comisión Bíbli-
hermenéutica católica puede ayu- ca de 1993 puede ser provecho-
dar a los estudiosos comprometi- so para “una respuesta adecuada”
dos en el diálogo ecuménico o en de lo que constituye la interpre-
la colaboración con los católicos. tación católica. Primero, IBI es el
tratado de interpretación bíblica
La Comisión Bíblica y su do- más extenso dado por un docu-
cumento mento oficial de la iglesia. Segun-
do, los autores del documento
La intención de la Comisión contaban con un siglo de expe-
Bíblica era más específica que el riencia católica y de enseñanza del
de ser una respuesta “de doctrina magisterio respecto al método
bíblica católica”, dirigida a John-son científico para estudiar la biblia.
y Murphy. La Comisión trata de la Además, podían tener en cuenta
interpretación de la biblia en la las cuestiones acerca del método
Iglesia con su referencia a la “exé- histórico- crítico, nuevos métodos
gesis católica”. La exégesis católi- exegéticos, e intuiciones de la her-
ca, así definida, se ha de distinguir menéutica filosófica. Tercero, la
del estudio bíblico de los católi- Comisión Bíblica es un cuerpo
cos en un contexto secular o in- internacional de veinte acredita-
ter-religioso. La Comisión Bíblica dos exegetas católicos que reali-
no trató el tema de cómo los exe- zan un trabajo competente y bien
getas católicos deben realizar su recibido por los estudiosos bíbli-
trabajo en ambientes no eclesia- cos, tanto de dentro como de fue-
les, aparte de afirmar que su tra- ra de la iglesia católica. Finalmen-
bajo trate convenientemente “el te, le gustaba al Papa. Aunque IBI
contacto con los colegas no-ca- no es una enseñanza del magiste-
tólicos y en muchas áreas de la rio, en sentido estricto, Juan Pa-
investigación académica”. blo II lo aceptó y lo aprobó, dán-
Hay que notar también que IBI dole un status casi magisterial.
utiliza el término “exégesis” en un Algunos lectores interpreta-
sentido particular. Comúnmente, ron IBI como una evaluación de
se utiliza para el análisis académi- los métodos contemporáneos, o
co, histórico o literario de los tex- como defensa del método histó-
tos, y el término “teología” para rico-crítico y un rechazo del fun-
la explicación del mensaje religio- damentalismo. Estos lectores de-
so de un texto. Sin embargo, para bieron quedar sorprendidos al ver
la Comisión Bíblica, exégesis se que el documento de la Comisión
refiere a la interpretación inte- Bíblica se esfuerza por buscar su
gral, englobando el análisis aca- aproximación global a la inter-
démico completo con una expli- pretación católica. En efecto, si el
cación del sentido de la Escritu- documento se lee desde la óptica
40 Peter S. Williamson
del primer capítulo, aquella sería Aunque la Comisión Bíblica no
la conclusión razonable. Sin em- pretendía definir principios de in-
bargo, el título del documento, in- terpretación, una lectura atenta
troducción, conclusión y estruc- del IBI revela que la Comisión Bí-
tura muestran que los miembros blica hace sus juicios sobre la base
de la Comisión Bíblica tenían un de principios consistentes. A ve-
propósito más amplio. ces estos principios son explíci-
tos: por ejemplo, cuando el docu-
La búsqueda de “principios” mento define de manera precisa
el sentido de la Escritura. Otras
El propósito de mi investiga- veces son implícitos, cuando eva-
ción era presentar los principios lúa las diferentes aproximaciones
de la interpretación bíblica que se exegéticas y da la razón de estas
hallan en IBI. Es decir, los presu- evaluaciones. Finalmente, los prin-
puestos y procedimientos apropiados cipios emergen como conclusio-
para interpretar la Escritura en la nes que se desprenden de seccio-
vida de la iglesia católica. nes descriptivas.
PRINCIPIOS
42 Peter S. Williamson
cluyendo la suya, contiene una in- Principio 5: Dado que, como el
terpretación que compromete la acto de entender cualquier otro es-
subjetividad del interprete. crito antiguo, interpretar la Biblia
supone un acto de entendimiento
Principio 4: Porque la Escritura humano, la hermenéutica filosófica
es palabra de Dios que se ha expre- debe informar la interpretación ca-
sado por escrito, son necesarios aná- tólica. No es posible entender nin-
lisis filológicos y literarios para en- gún texto escrito sin “precompren-
tender todos los medios que emplea- sión”, es decir, sin los presupuestos
ron los autores bíblicos al comunicar que orientan la comprensión. El acto
su mensaje. Los análisis filológicos y de entender incluye una dialéctica
literarios contribuyen a determinar entre la precomprensión del intér-
la lectura auténtica, entender el vo- prete y la perspectiva del texto. Con
cabulario y la sintaxis, distinguir las todo, esta precomprensión debe
unidades textuales, identificar los estar abierto a la corrección en su
géneros, analizar las fuentes y reco- diálogo con la realidad del texto. Ya
nocer la coherencia interna de los que la interpretación de la Biblia
textos. El análisis literario minusva- contiene la subjetividad del intérpre-
lora la importancia de leer la Biblia te, sólo es posible el entendimiento
sincrónicamente, de leer los textos si hay una afinidad fundamental
en su contexto literario y de recono- entre el intérprete y el objeto de la
cer la pluralidad de sentidos en los interpretación. Algunas teorías her-
textos escritos. menéuticas son inadecuadas a cau-
Precisamente porque usa la sa de presuposiciones que son incom-
historia, la exégesis católica recu- patibles con el mensaje de la Biblia.
rre a las disciplinas que se utilizan La hermenéutica filosófica corrige al-
normalmente en la interpretación gunas tendencias de la crítica histó-
de los textos escritos. Este prin- rica, mostrando que el positivismo
cipio se refiere a la totalidad de histórico es inadecuado; que el pa-
estas disciplinas bajo el epígrafe pel del lector, en la interpretación,
“análisis filológico y literario”. Los posibilita el sentido más allá de la
métodos literarios, como la narra- afirmación histórica del texto y, por
tiva y el criticismo retórico, mues- tanto, la apertura a una pluralidad
tran la importancia del estudio de significados. Dado que los cristia-
sincrónico de los textos, parale- nos buscan en la Biblia el sentido
lamente a la perspectiva diacró- para el presente, de los escritos an-
nica del estudio histórico. tiguos, la crítica histórica y literaria
Reconocer la importancia de se ha de incorporar en un modelo
la hermenéutica filosófica es algo de interpretación que supere la dis-
nuevo en los documentos de la tancia, en el tiempo, entre el origen
iglesia católica. Esta afirmación es del texto y el día de hoy. Tanto la
crucial para la entera presentación misma Biblia como la historia de su
de la interpretación católica. La interpretación ofrecen una pauta de
hermenéutica es la bisagra que re-lectura de textos a la luz de nue-
une la fe y la razón en el trabajo vas circunstancias.
exegético. Algunos puntos de este prin-
44 Peter S. Williamson
de entender las realidades de las que critura. El pueblo sencillo, según la
habla la Biblia. misma Escritura, es oyente privilegia-
La precomprensión que acom- do de la palabra de Dios. Al clero,
paña convenientemente la inter- catequistas, exegetas y otros les co-
pretación católica no es meramen- rresponde un papel especial. La au-
te un creer atemático sino, más toridad eclesiástica es responsable
bien, la totalidad de la fe católica. de velar para que la interpretación
Esto no significa que el exegeta permanezca fiel al Evangelio y a la
católico tenga predeterminadas gran tradición, y el magisterio ejerce
sus conclusiones. Según la Comi- el papel de autoridad final si la oca-
sión Bíblica, “toda precompren- sión lo requiere.
sión... conlleva peligros. La exége- Este principio afirma que la
sis católica corre el riesgo de atri- Iglesia es el contexto privilegiado
buir a los textos bíblicos un signi- para entender la Escritura, ya que
ficado que no contienen, pero que una y otra están intrínsecamente
es consecuencia de un ulterior unidas. Conviene notar que IBI no
desarrollo dentro de la tradición. reserva la interpretación de la
El exegeta debe ser consciente de Escritura a una elite. La Escritura
este peligro” (cf. IBC, 3). pertenece a todos y los pobres
El estudio diacrónico capacita son sus destinatarios privilegiados.
al intérprete para distinguir los La función del magisterio no es
niveles de significado asociados al colocarse entre la Escritura y el
texto. Hablando con más ampli- pueblo de Dios sino, más bien, dar
tud, el hecho de que una precom- juicios autorizados si surge la ne-
prensión es inevitable no significa cesidad.
que unas presuposiciones deter-
minen unas conclusiones. La her- Principio 8: La exégesis católica
menéutica filosófica reconoce una pretende interpretar la sagrada Es-
hermenéutica en espiral, cuando critura en continuidad con los mo-
el intérprete acomete el texto. La delos dinámicos de interpretación
integridad académica requiere que que se encuentran en la misma Bi-
las conclusiones referentes al sen- blia. En la Biblia, los escritos tardíos
tido del texto puedan ser verifi- dependen, con frecuencia, de textos
cadas en el mismo texto. anteriores, re-leídos en nuevas cir-
cunstancias. La exégesis católica pre-
Principio 7: La comunidad creyen- tende ser fiel a la comprensión de fe
te, pueblo de Dios, proporciona el expresada en la Biblia y mantener
contexto verdaderamente adecuado el diálogo con la generación de hoy.
para interpretar la Escritura. La Es- La exégesis católica reconoce la uni-
critura adquiere forma dentro de la dad esencial de la Escritura, la cual
tradición de la fe de Israel y de la incluye diferentes perspectivas y un
primera Iglesia y contribuye, a su vez, abanico de testimonios en una larga
al desarrollo de sus tradiciones. Las tradición. La exégesis católica inter-
Escrituras pertenecen a toda la Igle- preta un texto determinado a la luz
sia y todos sus miembros tienen un de todo el canon de la Escritura.
papel en la interpretación de la Es- Este principio afirma que la
46 Peter S. Williamson
definir el canon de la Escritura, para la fe cristiana? Esta pregunta
trazar las orientaciones doctrina- puede ayudar a los exegetas ca-
les básicas de la Iglesia sacadas de tólicos a no perder de vista su
la Escritura (p.e. en cristología) y objetivo.
proveer una interpretación bíbli-
ca teológicamente rica y espiri- El sentido de la Escritura ins-
tualmente nutritiva. La Comisión pirada
alaba los Padres por su ejemplo
de actualización en el último as- Los tres principios que siguen
pecto. Al mismo tiempo, critica describen los varios sentidos de
algunas prácticas exegéticas, en la Escritura. Entre los Padres de
concreto el recurso a la alegoría, la Iglesia era común la distinción
y el hecho de no conceder el peso entre sentido literal y espiritual.
debido al contexto histórico y li- La exégesis medieval aceptó los
terario de los textos. cuatro sentidos de Casiano, el li-
teral (o histórico), el alegórico, el
Principio 11: El fin principal de moral (o tropológico) y el anagó-
la exégesis católica es explicar el gico. Los tres últimos se conocían
mensaje religioso de la Biblia, es de- como espirituales. El criticismo
cir, su significado como palabra que histórico reaccionó contra esta
Dios sigue dirigiendo a la Iglesia y al exégesis que parecía arbitraria o
mundo entero. La finalidad última de subjetiva. El método clásico his-
la exégesis católica es alimentar y tórico-crítico admitió la posibili-
construir el cuerpo de Cristo con la dad de un solo sentido, el de la
palabra de Dios. intención del autor.
Este principio ilumina la misión Según la Comisión Bíblica la
religiosa y pastoral de la interpre- tesis de un solo sentido se “ha ido
tación bíblica: “La exégesis católi- por los suelos” a causa del desa-
ca debería... mantener su identi- rrollo de la hermenéutica filosófi-
dad como disciplina teológica (su- ca y de las teorías del lenguaje. La
brayado en el original), cuyo prin- Comisión insiste en la existencia
cipal propósito es profundizar en de dos sentidos principales, el li-
la fe... En la organización de la la- teral y el espiritual. Un tercer sen-
bor exegética como un todo, la tido de la Escritura, el completo,
orientación respecto a la finalidad es considerado como un particu-
principal debe seguir siendo lo lar subtipo del sentido espiritual.
más importante... Su tarea es rea-
lizar, en la Iglesia y en el mundo, Principio 12: El sentido literal de
una función vital, la de contribuir la Escritura es aquel que fue direc-
a una siempre más auténtica trans- tamente expresado por los autores
misión del contenido de la Escri- inspirados. Dado que es fruto de la
tura inspirada” (Conclusión e). inspiración, este sentido es también
Este principio sugiere una pretendido por Dios, como principal
cuestión útil para evaluar las in- autor. Se llega a este sentido por
terpretaciones: ¿revela el sentido medio de un cuidadoso análisis del
del texto como Palabra de Dios texto dentro del contexto histórico y
48 Peter S. Williamson
getas formados críticamente, haya dos, especialmente del método
reafirmado la tradición de la Igle- histórico-crítico, condujo a la
sia y haya dado una nueva defini- Comisión Bíblica a tratar la cues-
ción del sentido espiritual que tión más amplia de la interpreta-
puede servir, al menos, como pun- ción en la Iglesia. Los dos princi-
to de partida para una ulterior pios que siguen manifiestan sus
discusión. conclusiones fundamentales.
50 Peter S. Williamson
más bien, la visión desde el cora- paces de hacer avanzar la situa-
zón de la comunidad cristiana y la ción presente de manera prove-
vida de fe. El segundo, puntualiza chosa y de acuerdo con la volun-
que la exégesis católica no se con- tad salvadora de Dios en Cristo.
tenta con el contexto histórico y La sección de la Comisión Bí-
literario, como podrían hacerlo blica sobre la actualización fue am-
otra clase de estudios, sino que pliamente reconocida y aplaudida.
averigua el sentido a la luz de todo IBI fue el primer documento de
el canon de la Escritura. El tercer la iglesia sobre la Biblia que usó el
párrafo afirma que propiamente término “actualización”. Genera-
corresponde a los exegetas –no ciones pre-críticas actualizaron la
sólo a los teólogos, predicadores Escritura -es decir, la leyeron a la
y catequistas– explicar el sentido luz de sus circunstancias y proble-
contemporáneo y teológico del mas- sin ser conscientes de la dis-
texto, incluyendo el significado tancia entre la situación a la que
cristológico canónico y eclesial. se dirigía el texto y la suya propia.
IBI enseña que, para ser válida,
Principio 18: La Iglesia recibe la la actualización no puede ser ar-
Biblia como palabra de Dios dirigida bitraria, sino que ha de concor-
tanto a ella misma como al mundo dar con las normas expresadas en
entero en el tiempo presente. La ac- el segundo párrafo de este prin-
tualización es posible, por la rique- cipio. Todos los cristianos están
za de significado contenida en el tex- llamados a actualizar la Escritura.
to bíblico; y es necesaria, porque la Mientras la actualización pastoral
Escritura fue compuesta como res- pertenece a los predicadores y
puesta a las circunstancias del pa- catequistas, más que a los exege-
sado y en el lenguaje adecuado a tas, una buena exégesis está orien-
aquellas circunstancias. La actualiza- tada hacia y prepara el camino de
ción presupone una exégesis correc- la actualización.
ta del texto, en parte determinada
por el sentido literal. El método más Principio 19: El fundamento de
acomodado y provechoso de actua- la inculturación es la convicción cris-
lizar la Escritura es interpretar la tiana de que la palabra de Dios tras-
Escritura por la misma Escritura. La ciende las culturas en las que en-
actualización de un texto bíblico, en contró su expresión. La palabra de
la vida cristiana, dice relación al mis- Dios puede y debe ser comunicada
terio de Cristo y de la Iglesia. de tal manera que llegue a todos los
La actualización contiene tres seres humanos en sus propios con-
pasos: 1) escuchar la Palabra des- textos culturales. El primer estadio
de el interior de la situación con- de inculturación consiste en traducir
creta de uno mismo; 2) identifi- la Escritura a otro idioma. Después
car los aspectos de la situación viene la interpretación, que sitúa el
presente iluminada o cuestiona- mensaje bíblico en relación más ex-
da por el texto bíblico; y 3) sacar, plícita con las maneras de sentir, pen-
de todo el sentido contenido en sar, vivir, y con la expresión adecua-
el texto, aquellos elementos ca- da a la cultura local. Finalmente, se
52 Peter S. Williamson
CONCLUSIÓN
137
personas ni a partidos, sino a las la humanidad.Todo el mundo sabe
imágenes de esas personas y de que la polución producida por los
esos partidos que los media vehi- países más ricos compromete la
culan, y en esto tienen importan- vida del cosmos. Pero, ¿qué gobier-
cia decisiva las empresas de már- no tiene fuerza para cambiar la
keting. No gana las elecciones ni política del medio de transporte
la persona más competente ni el privado en beneficio del público,
partido con mejor programa, sino contrariando así a las construc-
quien consigue responder mejor toras transnacionales de automó-
a las demandas de la opinión pú- viles?
blica en un determinado momen- A mi modo de ver, la dificultad
to. Por eso los sondeos de opi- fundamental se sitúa tanto en el
nión acompañan todo el proceso lado de las mayorías nacionales
electoral y la lucha se traba real- como en el de sus gobernantes.
mente en ese nivel. Las masas no son heroicas ni tie-
La lucha ideológica y de prin- nen visión amplia.Viven del aquí y
cipios cede terreno a la lucha de ahora, en un nivel bien material.
imágenes, y esto explica que, en Difícilmente otean un horizonte
nuestro país, las regiones más po- más amplio y no se dejan seducir
bres y culturalmente menos pre- por él. No tienen la posibilidad de
paradas voten a candidatos que percibir la gravedad de muchos
defienden los intereses que bene- problemas que amenazan la vida
fician a las oligarquías explotado- de la humanidad y del planeta.
ras de los mismos pobres. Ahora bien, son estas mayo-
rías las que escogen a sus líderes,
Democracia representativa, que procuran responder a sus in-
intereses económicos y pro- tereses y deseos para ser elegi-
blemas de la humanidad dos. Muchos participan de la mis-
ma cortedad de miras. Otros, tal
Esta grave deficiencia del sis- vez más lúcidos, tendrían capaci-
tema democrático electoral difi- dad de vislumbrar los problemas
culta muchas veces hacer frente que afectan a la vida humana y al
no sólo a los problemas naciona- cosmos, pero si presentasen algún
les, sino mucho más aún a los que programa político que fuera en la
afectan a la humanidad. Porque la línea, por ejemplo, del espíritu del
respuesta a los intereses inmedia- Club de Roma, no tendrían la más
tos de las naciones no conduce, mínima posibilidad de ganar unas
mediante una mano invisible, al elecciones. Y si una vez en el po-
bien de la humanidad. Al contra- der, pensasen en ser reelegidos,
rio, está constatado que los inte- sólo lo conseguirían si contenta-
reses inmediatos de las personas sen los intereses menores de las
y naciones, sobre todo ricas, que mayorías y no se empeñasen en
detentan la mayoría de los bienes, grandes proyectos humanitarios.
van en contra de los intereses de Lo más terrible es que esto
los más pobres y llegan a amena- funciona en las grandes naciones
zar a largo plazo los intereses de donde, a veces, los líderes toman
CONCLUSIÓN
La perspectiva cristiana se eri- actuales que piensan desde la fuer-
ge en crítica frente a los poderes za, del monopolio del saber, del
Weil Maria evangelisch ist, ist sie auch katholisch – und umgekehrt,
Catholica 56/3 (2002) 226-238.
JUICIOS Y TESIS
Los prejuicios preceden a los car como juicios o como prejui-
juicios. Éstos se han de elaborar, cios. Y esto irá unido a una revi-
mientras que aquéllos caen llo- sión de la falta de reservas, por
vidos del cielo. Es comprensible parte católica, ante la imagen
que muchos se ahorren el paso tradicional de María. El resulta-
del prejuicio al juicio. Pero hay do podría ser un acercamiento
otra razón para ello y procede a la madre bíblica de Cristo, una
de los guardianes de la fe, que mujer en cuya pequeñez se fijó
se esfuerzan por comprobar que el Dios salvador (Lc 1,48).
la gente cree lo mismo que ellos En lo que sigue, conviene te-
y en este esfuerzo se olvidan de ner en cuenta que se juega con la
atender a la misma fe y de com- equivocidad de los términos ca-
pararse con ella. tólico (universal o referido a la
Puede ser útil ver si las re- iglesia católica romana) y evangé-
servas evangélicas frente a la lico (de los evangelios o referido
María católica se han de clasifi- a la iglesia luterana).
93
presentación es así porque los evangelistas hacen afirmaciones
principios de la reforma la han eminentemente teológicas, todo
obligado a ser así. En cierta mane- lo que éstos (y también los pro-
ra, se podría decir que, desde el pios padres de la fe) dicen queda,
siglo XVI, la María católica se ha en virtud del principio de la sola
protestantizado. Se le atribuyen los escriptura, difuminado.Toda inicia-
rasgos que los evangélicos le asig- tiva mariana católica recibe a prio-
nan, mientras éstos la van difumi- ri calificaciones negativas. Cuan-
nando de su doctrina. Los católi- do los papas definieron la Inma-
cos maniobran apologéticamente, culada Concepción (1854) y la
y al tronco del rechazo reformis- Ascensión de María (1950), de las
ta creen deber oponerle el hacha filas protestantes surgió un alari-
de la idolización desenfrenada de do que las páginas resignadas del
la figura neotestamentaria. Pron- “Nuevo libro de la fe” no hacen
to ya no se trató de la defensa de más que ratificar. María es católi-
las ideas tradicionales, sino de ca, no evangélica. Para quien quie-
exaltarla hasta el límite para su- re ser una cosa, vale el “De Maria
brayar la propia identidad. nunquam satis” (de María nunca se
La reacción no se hace espe- hablará lo suficiente, nunca se dirá
rar. La presentación católica de todo lo que se tiene que decir) y
María se convierte en principio para quien quiere ser la otra, vale
hermenéutico de los protestantes. el “De Maria nunquam” (de María
Aunque la madre de Jesús es una no se debe hablar nunca).
figura bíblica genuina, de quien los
“MARÍA ES EVANGÉLICA, NO CATÓLICA”
“Al principio no fue así” (Mt nidad de Dios). Afirma que se da
19, 8). Los reformadores, sobre una analogía entre su destino y el
todo los de Wittenberg, a los que de la iglesia: María es auténtica
nos limitaremos por razones de madre de cada cristiano. Y, por
brevedad, provenían evidentemen- supuesto, es santa y está en co-
te de la tradición piadosa de la munión con Dios (Concepción y
Edad Media tardía, en la que Ma- Asunción).Ya en 1987, Horst Gor-
ría ocupaba un alto rango. Cuan- ski, protestante, estudió minucio-
do Lutero se hizo agustino, pro- samente la mariología de Lutero,
metió “vivir su fe en loor de Ma- con resultados sorprendentemen-
ría”, y nunca olvidó su promesa. te positivos.
Durante toda su vida su espiritua- La actitud ante María viene
lidad se conformó marianamente. determinada por los principios
Se sirvió de la mariología para su reformados fundamentales, es
cristología, como había sostenido decir, la doctrina y la piedad ma-
la iglesia antigua (virginidad siem- rianas de la tardía edad media son
pre perdurable). Pneumatológica- sujetas a revisión y corrección. Las
mente, vio en ella la “posada pia- ideas de Lutero sobre la madre
dosa” del Espíritu Santo (mater- de Cristo son acuñadas por los
94 Wolfgang Beinert
mismos elementos que acuñan los las guerras. Sólo poderes supra-
restantes temas teológicos: fe, sal- terrenales podían ayudar y, por las
vación, liberación, justificación, razones mencionadas, sólo la Rei-
etc., es decir, por la reducción a la na del cielo entraba en conside-
biblia y a la figura de Cristo, so- ración. En todo caso, por lo que
bre todo a la doctrina de su me- concierne a la piedad mariana de
diación única. Para él, el sistema la gente sencilla, sus consecuen-
católico de mediaciones de enton- cias eran indefendibles.
ces (en el que María ocupa un lu- Eliminarlas es la intención de-
gar central), está en contra de esta clarada del reformador. Frente a
mediación única. Y la piedad po- las hipérboles católicas, pretende
pular llegó en este tema a abusos reconducir la actitud cristiana ante
manifiestos. la madre de Dios a sus dimensio-
Es justo que se intente averi- nes bíblicas, que para él ya eran
guar cómo se llegó a tales extre- suficientemente importantes.
mos. La primera razón está en el Como madre del Salvador es tan
monofisismo latente en occiden- excelsa que de ahí se sigue “todo
te, es decir, en la suposición (dog- honor, toda alabanza, y que ella sea
máticamente rechazada) de que única en todo el género humano,
Jesús era, por así decir,“más” Dios y nadie se le puede equiparar pues,
que hombre, por lo que, ante las al igual que el Padre celestial, ella
miserias humanas, podía ser de también ha tenido un Hijo y ¡qué
más utilidad alguien que “sólo fue- Hijo!”. Estas palabras pertenecen
se un ser humano”, como María. a la glosa del Magníficat de 1521:
Por otra parte, está la falta de va- atrás quedaban ya la disputa de
loración de la dimensión femeni- las indulgencias y la ruptura con
na en el cristianismo, compensa- Roma. La protesta de Lutero no
da con la imagen maternal María. es contra María, sino contra el
Y, finalmente, el hecho de que ya hecho de que la María católica de
no nos aceche el terror que ace- su tiempo no es la María del evan-
chaba a los hombres del medioe- gelio. Y luchará por devolverle su
vo, expuestos al hambre, la peste, evangelicidad.
“MARÍA ES ‘CATÓLICA’ Y ‘EVANGÉLICA’”
Este subtítulo es una cita del nueva valoración del tema, por
“Catecismo evangélico para adul- parte evangélica. Por parte cató-
tos” de 1975. A sólo dos años del lica, un año antes, Pablo VI, en su
“Nuevo libro de la fe” antes men- escrito apostólico Marialis cultus,
cionado, es una tesis revoluciona- había criticado los abusos católi-
ria. En su sexta edición (año 2000), cos y había exhortado a una doc-
la frase se ha suavizado: “María, trina y un culto marianos ecumé-
como madre de Jesús de Nazaret, nica y bíblicamente responsables.
pertenece al evangelio y de nin- En el trasfondo de estas nue-
guna manera es sólo `católica´”. vas posiciones está el Vaticano II,
Pero no deja de manifestar una que había establecido la posición
96 Wolfgang Beinert
ma de occidente, en las disputas Este pequeño excurso era ne-
confesionales. Hoy, cuando los sig- cesario para que la mirada teoló-
nos de los tiempos apuntan al diá- gica sobre la madre de nuestro
logo y a la comprensión, porque común Señor evitase desde el
la cristiandad no tiene otra alter- principio las gafas de la confesión
nativa para sobrevivir, hemos de propia. La cuestión decisiva de la
recuperar sistemáticamente, des- mariología ha de ser: ¿qué dice la
de las fuentes, su papel y su signi- Biblia de ella? Si María es evangé-
ficado para nuestra religión, re- lica, y sólo evangélica, pueden te-
nunciando incluso a tradicionalis- ner relevancia para la catolicidad
mos ganados con esfuerzo. las reflexiones que se hagan so-
Lo primero que hay que echar bre ella. Y una segunda cuestión
por la borda son los nombres de es la siguiente: si su figura es vista
las confesiones cristianas. Habla- católicamente, es decir, bajo el
mos de católicos, evangélicos u aspecto eclesiológico y antropo-
ortodoxos y con ello no hacemos lógico universal, ¿qué consecuen-
afirmaciones eclesiológicas, sino cias tiene esto para el creyente?
religioso-sociológicas. En realidad, ¿Qué dice la Biblia de María?
queremos aludir a las iglesias ca- De los miles de versículos de la
tólico-romana, evangélico-lutera- Biblia, María aparece en 142, de
na u ortodoxa-griega. Un atribu- los que 141 son de los evangelis-
to estrictamente teológico viene tas (uno en los Hechos) y uno de
precisado por una apostilla, que Pablo (pero no trata de María, sino
tiene un significado limitante. de Jesús). De ellos, 103, es decir,
Como tal, la iglesia de Cristo es el 72% se encuentran en las na-
católica, es decir, vive de la uni- rraciones de la infancia y sólo 38
versalidad de la gracia sobre la tratan de la madre en la vida de
universalidad de la creación. Por adulto del hijo. Siempre ha llama-
esto el adjetivo (católica) apare- do la atención que un balance tex-
ce en el credo que todos los cris- tual en sí tan reducido esté teo-
tianos confiesan. Esta catolicidad, lógicamente tan cargado: María de
con el añadido de “romana”, se Nazaret es la madre de Jesús, que
considera desde un punto de vis- nosotros confesamos como Cris-
ta espiritual-administrativo, sobre to, y lo es no sólo ni en primer
el cual hay opiniones divergentes lugar biológicamente, sino teoló-
y separadoras. También la iglesia gica y espiritualmente. El evange-
de Cristo es evangélica, es decir, lio de Lucas, en su narración de la
fiel al mensaje de la buena nueva, anunciación, explicita lo que quie-
pero Lutero lo interpretó como re decir esto exactamente.
si sobre ello se hubiera formado Según esta narración, la encar-
una comunidad propia. Finalmen- nación del Hijo de Dios es un
te, la iglesia pretende regirse por acontecimiento que descansa úni-
la fe verdadera (ortodoxia), es ca y exclusivamente en la iniciati-
decir, por la realización sin restric- va de la gracia de Dios. El compo-
ciones tanto de su carácter cató- nente narrativo “nacer de una vir-
lico como evangélico. gen” subraya lo más explícitamen-
98 Wolfgang Beinert
que nació en Navidad era Dios gía que tenga en cuenta todos los
desde el principio (siendo, por datos testimoniados en la escri-
tanto, María madre de Dios), he- tura, también los que se refieren
mos sido salvados gracias a su a su madre. Precisamente porque
Hijo. María es evangélica no puede ser
Tarea fundamental de la igle- amputada de la fe universal. Los
sia, es decir, de aquella comunidad reformadores de primera hora lo
humana que se entiende como reconocieron al recibir y asumir
comunidad de redimidos, es con- como tales las confesiones de fe
fiar en ello y anunciarlo. Su carác- de la iglesia antigua.
ter evangélico exige una cristolo-
MIRAR A MARÍA CATÓLICAMENTE
ES TAMBIÉN ALGO BUENO EVANGÉLICAMENTE
Por más que esta afirmación tener valor y serenidad para su-
sea lógica y teológicamente co- perar aquellas barreras que por
rrecta, de acuerdo con la consi- razones de fe no es necesario
deraciones que acabamos de ha- mantener en pie”.
cer, no deja de resultar insatisfac- La pregunta a plantear es la
toria y provocativa a los oídos siguiente: ¿es compatible con la
evangélicos. El tema de María ha “confesión unánime de la fe en
ido cambiando con los tiempos, Cristo” la figura concreta de la
modulándose, transformándose, y mariología y del culto mariano de
no siempre para su bien, lo cual la iglesia católica-romana, pudién-
ha suscitado protestas. El proble- dose reconciliar con el plantea-
ma es que no siempre se ha ido al miento evangélico-luterano, como
núcleo del asunto sino que siem- si de una forma distinta de ser
pre nos hemos quedado con las cristiano se tratara? En este con-
mediaciones históricas, y por tan- texto me limitaré a tratar tres
to superables, a través de las cua- cuestiones: los dogmas marianos
les nos ha sido presentada la figu- de 1854 y 1950; la intercesión de
ra de María. En esto el diálogo ecu- María y su actividad como media-
ménico no ha llegado al final. El dora; el culto mariano.
documento “Communio Sancto-
rum” afirma con sobriedad que Los dogmas marianos de
“antes y ahora siguen existiendo 1854 y 1950
serias razones que hacen apare-
cer a María como una figura entre La fe dogmática en la inmacu-
las iglesias”, y sigue diciendo que lada concepción y en la asunción
“no siempre son de naturaleza de la madre de Dios es algo parti-
teológica, sino que a veces están cular de la iglesia romana, aunque
en el terreno de las emociones o litúrgicamente se encuentre enrai-
de las tradiciones confesionales. Si zado en el cristianismo de orien-
ha de haber un acercamiento, ca- te. Ortodoxos y protestantes re-
tólicos y protestantes ... deberán chazan estos dogmas, al negar la
117
ello Liliane Voyé al hablar de la si- reconocerse de tal o cual familia
tuación religiosa actual en Bélgi- definida por una clara adscripción
ca, habla de “crisis” o “declive” de confesional.
la civilización parroquial. Y Jean- La eclesiología estaba marca-
Luc Brunin, en su libro L’Église des da por dicha situación. La prácti-
banlieues, escribe:“Hemos pasado ca generalizada del bautismo in-
a la descentralización, a la perte- fantil y el mapa parroquial se adap-
nencia múltiple y en red. En una taban a un imaginario eclesial en
realidad urbana que ha estallado, el que la Iglesia era más o menos
la parroquia ya no funciona como coextensiva con la sociedad en la
el centro a partir del cual todo que estaba inserta. Los sacramen-
cobra sentido. En la pastoral, he- tos habían llegado a delimitar las
mos de despedirnos del paradig- etapas de la vida personal, fami-
ma rural”. liar y social. No sólo el bautismo
Paradigma cuyo origen se re- quam primum era vivido como un
montaría a las “guerras de reli- rito de nacimiento, sino que tam-
gión”, de la Europa de los siglos bién la comunión era como rito
XVI y XVII, a las que puso fin el de paso a la adolescencia, el ma-
famoso principio cujus regio, ejus trimonio o la ordenación como
religio. A partir de tal principio, se ritos de entrada en estados par-
dibuja una Europa con unos paí- ticulares, y la “extremaunción”,
ses católicos, un país anglicano y administrada lo más tarde posi-
otros países protestantes. O, si no ble, y la sepultura cristiana, lo eran
países, por lo menos regiones. como postreros ritos de paso.
Pero la situación descrita no El sistema que ha funcionado
es algo peculiar del cristianismo, durante tanto tiempo no es el
también se da en países que los modelo eclesial ideal, sino fruto
musulmanes consideran como tie- de una “inculturación” en un pa-
rras del islam.Y tiene una historia radigma dado, con sus ventajas e
más antigua: la Reconquista espa- inconvenientes.
ñola, terminada en 1492, empujó A pesar de todo, el modelo
a judíos y musulmanes fuera de funcionaba con notas discordan-
las fronteras españolas, o forzó su tes. En aquella época no se habla-
conversión. ba de una pertenencia parcial a la
En un mundo así estabilizado, Iglesia, pero la cuestión estaba
en el que la pertenencia religiosa subyacente. La pertenencia plena
era también una pertenencia so- y total a la Iglesia comportaba la
cial, donde la dimensión religiosa asistencia a la misa dominical y la
era parte integrante de los ele- observancia de las leyes morales
mentos de la personalidad de cada de la Iglesia. Durante la semana
uno, las elecciones personales de santa, muchas personas adultas
los individuos no eran apenas te- acudían al confesionario para ob-
nidas en cuenta. Incluso cuando servar escrupulosamente la ley
la religión llegaba a ser personal- eclesiástica que prescribía “con-
mente importante, la iniciativa fesarse por lo menos una vez al
primera del sujeto no pasaba de año” y “comulgar al menos por
CUESTIONES PLANTEADAS
A LA TEOLOGÍA Y A LA PASTORAL
Atendiendo tanto a la historia podemos apoyarnos en lo que ya
de la Iglesia como a su actualidad, existe o ha existido. Como, a pe-
hemos de reconocer que la cues- sar de todo, las resistencias per-
tión los grados de pertenencia a sisten, hemos de intentar tener-
la Iglesia no es nueva. Aunque hoy las en cuenta para poder abrir
día se plantee de forma distinta, nuevas perspectivas.
PUERTAS ABIERTAS
Preceptos y consejos El catecumenado
RESISTENCIAS
PERSPECTIVAS
¿Cómo compaginar los reque- habla, vivimos en ese espacio. La
rimientos de la actualidad con la manera de estar en él es infinita-
necesaria fidelidad al mensaje mente diversa. Además ¿quién
evangélico? “En la edad de la pan- puede mandar en él? Y, en cual-
talla, de la ‘comunicación’ incon- quier caso, sin poder obligar o
trolable, cada uno puede hacerse castigar. Se puede pensar que tal
la religión que quiera, o pasar de situación conducirá al desinterés,
hacérsela. De repente, la perte- a la confusión, al no compromiso.
nencia es algo asombrosamente Pero también hay otro modo de
libre e interiormente libre. ¿Segui- reaccionar. Es posible, en esa si-
remos hablando de pertenencia? tuación, comprometerse sin reser-
Existe ese inmenso movimiento vas, escoger la vida evangélica con
con la marca de Cristo, se está en toda su fuerza y con rigor” (Mau-
relación con él, se está en él. Nos rice Bellet).
129
liche Mystik, Rudolf Otto compa- toafirmación del yo empírico.
ra la mística del maestro Eckhart Todo esto nos permite pensar
con la mística de Shankara, un fi- que en los comienzos del siglo
lósofo hindú, y presenta el para- XXI la mística podría ser un me-
lelismo de sus estructuras. Llega dio muy adecuado para ir más allá
a demostrar que la mística puede de los límites y contradicciones
ser muy útil para identificar ex- que existen entre las distintas re-
periencias semejantes a través de ligiones y confesiones. Se anuncia
religiones distintas. Paul Tillich, en como un camino que permitirá ir
un viaje a Japón, observó que ha- a una renovación científicamente
bía inesperadas posibilidades de aceptable de la religión. Dejando
diálogo entre las religiones japo- el campo protestante, se puede
nesas tradicionales y el cristianis- citar a Karl Rahner que decía:“Los
mo. Pannenberg pone el acento cristianos del siglo XX serán mís-
en las posibilidades de abrir un ticos o no serán”. Y esto significa
diálogo entre budismo y cristia- que, si se toman en serio sus afir-
nismo a propósito de la espiritua- maciones, se va hacia una trans-
lidad y habla de una convergencia formación de la religión cristiana
de la tradición luterana con la crí- en mística, al menos en parte.
tica del budismo dirigida a la au-
CRÍTICA DE LA MÍSTICA
Es muy sorprendente que los criticado duramente la mística.
dogmáticos del siglo pasado, so- Emil Brunner pretendía que “la
bre todo los de origen protestan- tolerancia mística va estrechamen-
te se hayan mostrado tan críticos te ligada a la ausencia de noción
con la mística. Examinemos sus de un Dios personal. Lo Absoluto
críticas principales: (en neutro) no tiene fuerzas para
1) la mística se opone a la ética: decir no, no está animado por la
ya en el siglo XIX Albrecht Rits- voluntad de conquistar.Todo pue-
chl decía que la mística conducía de ser entendido como símbolo
a un estado de pasividad poco de una última realidad, incluso lo
conciliable con el trabajo que hay que parece más contradictorio. La
que hacer para promover el Rei- mística no desarrolla la voluntad…
no de Dios en este mundo. Resignación, hastío, abandono de
2) La mística se opone a la Igle- toda esperanza de encontrar lo
sia: Ernst Troeltsch decía que la verdadero, lo bueno, parecen co-
mística no era sino una expresión sas inherentes a la mística”.
pasajera de la religión, completa- 4) Mística vs. salvación por la
mente incapaz de fundar iglesias y palabra: también fue Emil Brunner
comunidades, y que haría aumen- quien contrapuso con mayor vi-
tar el individualismo religioso. gor la mística a la palabra. En efec-
3) La mística se opone al Dios to, en la doctrina cristiana la sal-
personal: entre los teólogos de la vación nos viene por la palabra
teología dialéctica, algunos han “exterior”, mientras que, en la
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN
150
ma J. A. Estrada, para muchos cre- en su relación con la divinidad.
yentes “la trinidad” de la religiosi- La sublimación de la figura de
dad popular no es la del Padre, María y la exaltación de sus virtu-
Hijo y Espíritu Santo, sino la del des han servido de arma arroja-
Padre, Madre e Hijo. Los títulos y diza frente al colectivo de las mu-
funciones del Espíritu Santo se han jeres históricas que ha marcado
convertido en advocaciones ma- la existencia de lo femenino den-
rianas (consuelo, refugio, esperan- tro de la vida y los ministerios de
za, remedio, auxilio, etc.). María ha la Iglesia. El modelo, excelente y
sustituido al Espíritu Santo en la original de la mujer María de Na-
comprensión popular de Dios”. zaret, no ha servido para liberar
No es de extrañar que durante teológica, antropológica y eclesial-
siglos el Espíritu Santo haya sido mente la dimensión femenina de
el “Dios olvidado” por la fe cató- la humanidad a lo largo de la his-
lica. La teología del siglo XX vie- toria del cristianismo, sino para
ne haciendo un gran esfuerzo para culpabilizarla y someterla. Esto
recuperar la tercera persona de está cambiando, pero aún queda
la Trinidad, a la vez que la realidad mucho camino por hacer, y debe-
histórico-antropológica de María, mos hacerlo.
RECUPERANDO EL ARQUETIPO MARIALÓGICO
EN LA IGLESIA
“Arkhê” es un término griego trinas secretas transmitidas oral-
que indica siempre prioridad con mente, influyentes en el ánimo de
relación a alguien o a algo. En un todo un grupo que las recibe y las
lenguaje profano puede tener el alimenta de manera dinámica y
sentido de anterioridad en el perfectamente engarzada en cada
tiempo y entonces hablamos del momento de la historia.
punto de inicio de algo. También Usar el término arkhê unido
puede indicar una prioridad que al de typos –figura, modelo–, en-
denota una categoría o dignidad, cierra un sentido de conversión a
que podría ser política social, re- la misteriosa relación que existe
ligiosa. C. G. Jung propone esta entre toda realidad o persona res-
definición: “Arquetipos es una pa- pecto a otras que evocan una di-
ráfrasis explicativa del eidos pla- mensión casi epifánica del mundo
tónico. Esta definición es útil pues trascendente e invisible. Este sen-
indica que los contenidos incons- tido es especialmente significati-
cientes colectivos son tipos arcai- vo en teología. Consiste en reco-
cos –mejor aun– primitivos”. Para nocer que determinada realidad
este autor, esta definición puede o persona refleja con extraordi-
aplicarse tanto a individuos como naria fuerza el Principio (Dios) al
a representaciones colectivas pri- que está unida, y por eso resulta
mitivas, pero aquí ya no son con- atrayente, es decir, digna de ser
tenidos del inconsciente, sino fór- mirada, amada e imitada, de ma-
mulas conscientes a modo de doc- nera tal que llegue a impregnar la
RECONOCER EL ORIGINAL
A TRAVÉS DE LO ORIGINADO
Mirando el perfil original de lo los textos que han servido para
humano-femenino desde la mujer elaborar el modelo y de tomar
María de Nazaret, se acrecienta una cierta distancia crítica respec-
la certeza de una fe que no inven- to a la perspectiva que ofrecen y
ta nada respecto al origen de la a los datos socio-culturales que
entera humanidad en Dios. El ar- regían en la formulación e inter-
quetipo marialógico representa un pretación posterior de los mis-
tipo fundamental y básico de la fe mos. Hemos de aceptar la impor-
cristiana; de una fe que se expre- tancia que tiene la introducción
sa como relación encarnada de de la categoría género, o diferencia
Dios, en y con la historia. Desde de géneros masculino/femenino,
esta vertiente gratuita del acceso en la interpretación de la tradi-
a Dios a nuestra realidad, el mo- ción a efectos de las implicacio-
delo original de lo femenino, su- nes prácticas que se han dado en
mergido en el inconsciente colec- la vida y moral de los creyentes.
tivo de toda una ecclesia, es una El arquetipo femenino que repre-
fuerza que orienta y atrae, no ha- senta María en la Iglesia es válido
cia ella para quedarse en ella, sino para cualquier creyente, hombre
para llevar hacia aquella realidad o mujer, pero lo cierto es que no
que es el Origen en sí: Dios. El ha significado lo mismo para hom-
canto del Magnificat es la mejor bres y mujeres, ni ha contribuido
expresión de lo que intentamos a otorgarles igual dignidad.
expresar, tanto en boca de María Es urgente ensayar una nueva
como de aquéllos que engrande- hermenéutica de la presencia
cen con ella la obra divina. mariana y marialógica en la vida
De ahí la necesidad de revisar de la Iglesia. No podemos mante-
EL CAMINO DE LA PERFECCIÓN.
El sufrimiento en la carta a los Hebreos
83
ñas, por cavernas y antros de la decen, proclamado por Dios
tierra. Y todos ellos, aunque ala- Sumo Sacerdote a semejanza de
bados por su fe, no consiguieron Melquisedec” (Heb 5,8-10). Heb
el objeto de las promesas. Dios nos presenta el sufrimiento de
tenía ya dispuesto algo mejor para Jesús como justificado. La obe-
nosotros, de modo que no llega- diencia la aprendió a través del
ran ellos sin nosotros a la perfec- sufrimiento, consiguiendo así la
ción.” (Heb 11, 35b-40). perfección. Y esta obediencia es
Hebreos (Heb) prepara al lec- también la que se espera de sus
tor a esperar el sufrimiento en seguidores. ¿Ofrece la carta a los
esta vida. Con todo, ¿cómo deter- Hebreos algunas claves o normas
minan y miden los pastores, los para llegar a la perfección? ¿Se
laicos y los profesores el sufri- consigue la perfección a través del
miento que los cristianos han de sufrimiento? ¿Qué es, en definiti-
soportar? ¿Qué es lo que hace va, la perfección? Cristo cierta-
que un sufrimiento esté justifica- mente la consiguió, pero ¿hemos
do o no esté justificado, si es que de seguirle en eso?, ¿nos hemos
existe algo así? de autoinmolar, como hizo él? Si
“Y aun siendo Hijo, con lo que los que fueron torturados y mu-
padeció experimentó la obedien- tilados por causa de su fe, no al-
cia; y llegado a la perfección, se canzaron la perfección, ¿qué es-
convirtió en causa de salvación peranza queda para la mayoría de
eterna para todos los que le obe- los cristianos?
DESCRIPCIÓN DE LA PERFECCIÓN
En Heb, los temas de la per- el sufrimiento? En un amplio es-
fección y el sufrimiento se entre- tudio Hebrews and Perfection, Da-
cruzan a lo largo de trece capítu- vid Peterson plantea una pregun-
los, mezclándose con los temas ta genérica que persigue a todo
del testimonio, la obediencia, su- lector de la carta: “¿Hasta qué
misión, alianza, sacrificio y el mal. punto es riguroso el paralelismo
Desde el principio queda bien cla- entre la perfección de Cristo y la
ro en la carta que Jesús, pionero perfección de sus seguidores que
de la salvación, alcanzó la perfec- se afanan por conseguirla?”. Tras
ción a través del sufrimiento: revisar propuestas lingüísticas y
“Convenía en verdad que Aquel hermenéuticas, Peterson conclu-
por quien es todo y para quien es ye que la perfección de Cristo a
todo, llevara muchos hijos a la glo- través del sufrimiento “proporcio-
ria, perfeccionando mediante el na un marco al discipulado
sufrimiento al que iba a guiarlos a cristiano”.Esta enseñanza, conclu-
la salvación” (Heb 2,10). ye, es más central en Heb de lo
El problema para los seguido- que muchos comentaristas han
res de este pionero surge ya des- creído. Dirigida a un grupo de cris-
de el primer siglo hasta nuestros tianos desilusionados y descora-
días: ¿cómo seguimos a Jesús en zonados, Heb se escribió para
84 Jeanne Stevenson-Moessner
animarlos a participar en la carre- nos van a pie, compartiendo la
ra propuesta, una carrera jalona- vida del país por donde pasan y, si
da de mal y de sufrimiento. Esta tienen sentido común, amoldan-
enseñanza, que vincula la perfec- do su conducta a la de la gente
ción de Cristo con la de los cre- con que conviven. Cierto, son as-
yentes “es central a la exhorta- pirantes del cielo, su verdadera
ción que el escritor hace a un gru- casa, pero la gloria de esa exis-
po de cristianos amenazados por tencia sólo se consigue aceptan-
el desánimo en su proceso de fe”. do el camino de la Encarnación y
Con todo, e irónicamente, su pro- de la Cruz, dos momentos en los
fundo cansancio, y el nuestro, que la gloria de Cristo adquiría
pudo ser causado por el sufri- forma de ocultamiento y manifes-
miento y las luchas contra el mal tación (W. Robinson).
que esperan a los cristianos en su El camino de la Encarnación
correr hacia la plena presencia de arranca de Nazaret y Belén, pero
Cristo. el camino de la Cruz lleva a Jeru-
El camino de la perfección se salén.
podría describir así: los peregri-
EL CAMINO A JERUSALÉN
Heb desarrolla un drama divi- y por el lugar de la reunión. Se
no localizado en la tienda movi- elegía otro macho cabrío como
ble que acompañaba a los hebreos chivo expiatorio. La función del
en la marcha de Egipto a Canaan. chivo expiatorio, el macho cabrío
La tienda incluía el Santo de los que se llevaba al desierto las ini-
Santos que contenía el Arca de la quidades del pueblo, es muy im-
Alianza, con su propiciatorio. Más portante: “Imponiendo ambas
tarde, el templo de Jerusalén se manos sobre la cabeza del macho
construyó de manera que imitara cabrío vivo hará confesión sobre
ese lugar santísimo, donde sólo él de todas las iniquidades de los
podía entrar el sumo sacerdote. hijos de Israel y de todas las re-
A fuera del Santo de los Santos, beldías en todos los pecados del
los sacerdotes de la tribu de Leví ellos, y cargándolas sobre la ca-
ofrecían sacrificios de animales y beza del macho cabrío, lo enviará
ofrendas de comida, rociando el al desierto…” (Lev 16,21).
altar de las ofrendas que habían Cristo, de la tribu de Judá, fue
de quemarse con la sangre de los sacerdote según el orden de Mel-
animales. Una vez al año, el día de quisedec, que además de ser sa-
la Expiación, el sumo sacerdote cerdote era rey, un “rey de justi-
entraba en el Santo de los Santos. cia”. Cristo, como heredero del
Al mismo tiempo, se inmolaba un reino a través de la descendencia
toro como ofrenda propiciatoria de David, sirvió como Rey, com-
para el sumo sacerdote; se inmo- binando ambos oficios, como es-
laba, también, un macho cabrío taban prefigurados en Melquise-
como propiciación por el pueblo dec. El punto principal de esta
El camino de la perfección 85
comparación en Heb consiste en Monte Sión, a la ciudad del Dios
establecer que los cristianos tie- vivo, la Jerusalén celestial:“Por tan-
nen en Cristo un sumo sacerdo- to, levantad las manos caídas y las
te, que entró en el Santo de los rodillas entumecidas y enderezad
Santos representándonos a todos para vuestros pies los caminos
nosotros. Hoy, con todo, nos es tortuosos, para que el cojo no se
más significativa la figura de un descoyunte sino que más bien se
bombero entrando en un edificio cure” (Heb 12,12-13).
en llamas que la de un sacerdote Las mujeres y las minorías no
entrando en lo más íntimo del un sienten atractivo especial por este
santuario. Con todo, la compren- camino de perfección y sus rama-
sión de Heb se basa en el signifi- les de pruebas, auto-sacrificio, abu-
cado de esta acción de Cristo: sos y sufrimiento. Cuando leemos
“Cristo no tiene necesidad de las estadísticas, aun las más con-
ofrecer sacrificios cada día, prime- servadoras, entendemos por qué
ro por sus pecados propios como se rechaza el dolor y los abusos.
aquellos Sumos Sacerdotes, luego Dado que en los Estados Unidos,
por los del pueblo; y esto lo reali- una de cada cuatro mujeres es vio-
zó de una vez para siempre, ofre- lada, una de cada tres jóvenes de
ciéndose a sí mismo” (Heb 7,27). menos de 18 años sufre abusos
A nosotros no nos preocupa sexuales, y que una tercera parte,
emular la alta función sacerdotal si no la mitad, de todas las fami-
de Cristo; el rol de los sacerdo- lias son lugares de violencia para
tes incluye la actividad sacerdo- las mujeres, ¿cómo va a ser posi-
tal. Pero sí nos importa el ser sa- ble que las mujeres se sientan
crificio, como él lo fue. “Por eso, atraídas por una fe que proclama
también Jesús, para santificar al el sufrimiento y el auto-sacrificio?,
pueblo con su sangre, padeció fue- ¿cómo va a aceptar las pruebas y
ra de la puerta.Así pues, salgamos las normas, la auto-desaparición,
donde él fuera del campamento, una minoría étnico-racial, que ha
cargando con su oprobio; que no luchado para vencer una cierta
tenemos aquí ciudad permanen- “invisibilidad cultural” acompaña-
te, sino que andamos buscando la da de iniquidades y atrocidades?
del futuro” (Heb 13,12-14). En resumen, la gente que conoce
El camino de la perfección, re- el dolor levanta, naturalmente,
corrido como lo hizo Jesús, lleva, vallas contra la perspectiva de más
según Heb, a la Jerusalén celestial, dolor. Mary Rose D’Angelo pone
la ciudad del Dios vivo, al Monte en entredicho la disciplina que
Sión. Allí los justos alcanzan la Dios usa con sus “hijos” en
perfección (12,22-23). Con todo, Heb12,5-11: “la unión abusiva de
en el camino hacia la Jerusalén castigo y amor ha persistido como
celestial, hay pruebas y disciplina, lugar común de la educación pa-
castigo y penas, infligidos por Dios triarcal y de la formación del niño,
Padre. Estas palabras de Heb tie- desde la antigüedad hasta nues-
nen el sentido de comentarios tros días”. Otra teóloga feminista
alentadores para los que viajan al declara: “La ecuación amor con
86 Jeanne Stevenson-Moessner
auto-sacrificio, auto-negación y Gill-Austern). Mientras hacemos
auto-abnegación, es peligrosa para un descanso en nuestro camino
la sicología de la mujer, para su de perfección, podríamos también
salud espiritual y física, y es total- pararnos y preguntarnos: ¿de ver-
mente contraria al verdadero ob- dad tiene cabida el auto-sacrificio?
jetivo del amor cristiano” (B. L.
EL CAMINO A JERICÓ: UN RODEO
Para ganar algo de perspectiva de las veces, con el samaritano.
ante esta última pregunta tan se- Con todo, la auto-donación del sa-
ria, cogeremos un desvío que nos maritano también puede derivar
lleve a la ciudad de Jericó, ya que en auto-anulación. El auto-sacrifi-
es en esta ruta donde muchos pe- cio, la sumisión, la obediencia, la
regrinos se hunden en el sufri- auto-entrega son palabras que ale-
miento. Fue en esta ruta donde un jan de la iglesia a muchas mujeres
buen samaritano se paró con el angustiadas. Estas actitudes de
fin de atender a una persona he- auto-negación han hecho a mu-
rida. La impresión de muchos que chos humildes cristianos vulnera-
leen el relato de Lucas (cap.10) es bles a las “fuerzas violentas”, que
que el samaritano se quedó allí sacan provecho de una tal entre-
para siempre, congelado en esa ga. ¿Cómo podrá, entonces, un
postura de sumisión y servicio, cristiano recorrer el camino en-
centrado totalmente en el sufri- tre Jericó y Jerusalén sin capitular
miento del otro; tan es así que ante las “fuerzas violentas” por su
parece que la jornada acaba allí. sensibilidad ante el sufrimiento y
Es el sufrimiento lo que nos la compasión? Heb tenía como ob-
hace pararnos, una y otra vez, en jetivo recuperar la esperanza y la
el camino entre Jerusalén y Jericó. perseverancia de cristianos des-
En su libro Suffering: A Test of Theo- alentados por medio de una seria
logical Method (Sufrimiento: un test discusión sobre el sufrimiento.
de método teológico) Arthur Mc- ¿Qué clase de esperanza se pue-
Gill expone la tesis de que los de encontrar en el camino entre
pastores, sacerdotes, rabinos, han Jerusalén y Jericó que sea capaz
visto el dolor, bajo formas tan dis- de animar a los explotados por su
tintas, en hospitales, en clínicas, en generosa auto-entrega?
salas de espera que llegan a la con- Carol Gilligan, en In a Different
clusión de que el sufrimiento es Voice (Con una voz diferente) pone
el obstáculo principal para creer límites a la auto-explotación. Su-
en Dios. El sufrimiento es la “fuer- giere que el desarrollo moral de
za violenta” que activa su poder las mujeres se produce a través
destructivo, su fuerza debilitado- de tres fases, en el complejo jue-
ra, cada día, en los caminantes cris- go del yo y el otro. La primera fase
tianos. Los seguidores de Jesús que se centra en la preocupación por
recorren diariamente el camino el yo con la finalidad de asegurar
hacia Jericó, se identifican, las más su supervivencia. Cuando la pri-
El camino de la perfección 87
mera fase se percibe ya como nar- llo moral y los procesos espiritua-
cisista o egoísta, aflora una segun- les de la parábola desde otra con-
da fase de desarrollo moral. Con sideración. El ladrón representa la
esta transición aparece el concep- actitud infantil, si no amoral: lo que
to de responsabilidad hacia al otro. es tuyo es mío. El sacerdote y el
Así, en la segunda fase de Gilligan, levita reflejan el estadio narcisis-
la preocupación por el otro se ta: lo que es mío es mío. El sama-
iguala a bondad. Cuando la perso- ritano, preocupándose por el pró-
na que se preocupa por el otro, jimo, representa la actitud altruis-
“la mujer”, según Gilligan, olvida ta tradicionalmente ‘femenina’: lo
preocuparse por su yo y queda que es mío es tuyo.
totalmente centrada en el otro, Mi representación mental de
aparece un desequilibrio o ines- esta parábola se quedó congela-
tabilidad. “La atención por el otro da en una imagen: el samaritano
se confunde con el auto-sacrificio se agachó sobre el herido junto
que hiere y se olvida del yo de la al camino. En 1988, en una con-
persona afectada”. Ésta falla por versación, se me ofreció una nue-
no ser también receptora de aten- va comprensión: éste no es el fi-
ción, el herido al borde del cami- nal de la historia. El samaritano
no, en el análisis de Arthur McGill. continuó su viaje. De repente, caí
Según el autor, una salida de esta en la cuenta del proceso moral de
segunda fase se alcanza cuando una parábola, de la que, por ser-
este dilema es comprendido, a nos tan familiar, habíamos despre-
menudo a través de mucho sufri- ciado el resto de la historia. El sa-
miento. La tercera fase del desa- maritano socorrió la necesidad
rrollo moral, según Gilligan, reve- del herido, llevó al apaleado a una
la una sana conexión entre el yo y posada, dejándolo al cuidado del
el otro en el sentido de que am- posadero, distribuyendo así la
bos son receptores de atención. atención al herido. Prometió vol-
El movimiento de estas tres ver y pagar la deuda. Después,
fases iría desde una postura nar- acabo su viaje. Apoyándose en la
cisista, pasando por una actitud de comunidad, una especie de equi-
auto-negación, a una interdepen- po de trabajo representado por
dencia funcional entre el yo y el el posadero y la posada, el sa-
otro. Si superponemos el esque- maritano pudo preocuparse de
ma de Gilligan a la parábola del sí mismo y del hombre maltre-
samaritano, tendríamos que el sa- cho. Según esta perspectiva, el
cerdote y el levita reflejarían la samaritano nos ofrece otro mo-
primera fase, la preocupación por delo: lo que es mío es mío, pero
el yo; el segundo estadio estaría tengo lo suficiente como para
representado por el buen sama- compartirlo. Esto, según creo,
ritano, pero ¿qué o quién sería el apunta a una manera de compar-
actor de la tercera fase, la co- tir el sufrimiento, pero sin auto-
nexión vital entre la maduración destrucción.“El auto-sacrificio ilí-
del yo y del otro? cito o inauténtico destruye el yo”.
Podemos repensar el desarro- Con otras palabras, no puede ha-
88 Jeanne Stevenson-Moessner
ber un auto-sacrificio, si no hay un del sufrimiento y del auto-sacrifi-
yo que ofrecer. cio que es auto-destrucción. El
¿Hay un lugar para el auto-sa- auto-sacrifico inauténtico mata al
crificio en el camino de la perfec- yo. Recordemos: el samaritano
ción? Una última mirada a la pa- acabó su viaje.Y este viaje implica
rábola del samaritano como pa- una distinción entre el yo y el otro.
radigma suscita dos cuestiones El viaje presupone concienciación
teológicamente relacionadas. Des- y sentido del yo.
de un punto de vista exegético, Diógenes Allen utiliza la pará-
hemos de tener en cuenta el im- bola del samaritano para aclarar
plícito teológico del texto. Los esta realidad. El valor absoluto de
comentaristas nos dicen que, aun- una persona, por contraste con el
que no podemos decir que en la relativo, queda demostrado cuan-
parábola el buen samaritano es do el samaritano se detiene para
Jesucristo, sí podemos decir que ocuparse del hombre malherido.
Cristo es la “única concretización” Esto es compasión total y es la
del samaritano.Así, pues, decir que raíz de la auto-estima. “Amar una
Cristo pretendió que el buen sa- cosa es verla como existiendo por
maritano lo representara en su propio derecho, es salir al encuen-
relación con el sufrimiento, es tro de su realidad.Y salir a su en-
decir más de lo que podemos sa- cuentro en este sentido, sobre
ber. Cristo, sin embargo, nos en- todo cuando se trata de un ser
seña un cuarto nivel de respuesta viviente y más si es una persona...
moral al sacrificio: lo que es mío es fundamentalmente apiadarse
es tuyo.Y esto sí que es un sacri- de ella. La intuición de su existen-
ficio supremo, el que para Cristo cia es también una intuición de su
culminó en la cruz, en Jerusalén. sufrimiento, su indefensión, su
El auténtico auto-sacrificio está en profunda vulnerabilidad”.
la médula del evangelio. Christine Sólo nos formaremos un sen-
Gudorf, una moralista cristiana, tido verdadero del yo, dispuesto
añade: “Los momentos de auto- al sacrificio, si es que llega, cuando
sacrificio, tal y como los encon- recibamos la mirada de Dios y
tramos en la crucifixión de Jesús, captemos cuánto valemos a los
son precisamente momentos de ojos de Cristo. Esto es lo que per-
un proceso destinado a acabar en cibimos en Perpetua y Felicidad,
mutuo amor”. A no ser que los las mártires de Cartago. Ellas ha-
que enseñamos y predicamos en cen patente el cuarto nivel de la
la iglesia tengamos muy claro este respuesta moral: lo que es mío es
último punto, seremos culpables tuyo.
de perpetuar una interpretación
SUFRIMIENTO
“El cual, habiendo ofrecido en y lágrimas, al que podía salvarle de
los días de su vida mortal, ruegos la muerte; fue escuchado por su
y súplicas, con poderoso clamor actitud reverente, y aun siendo
El camino de la perfección 89
Hijo con lo que padeció experi- nuales y pobreza. Escogió el sufri-
mentó la obediencia; y llegado a la miento como respuesta a la lla-
perfección se convirtió en causa mada de Dios. Mientras sufría un
de salvación eterna para todos los período de sequedad espiritual,
que le obedecen” (Heb 5,7-9). exclamaba:“Mi ansia por sufrir me
Las madres de la Iglesia no es- fue concedida largamente y, sin
tán de acuerdo sobre este tema embargo, su atracción nunca me
del sufrimiento, sobre todo cuan- abandonó”. Murió a los 23 años
do las palabras sumisión y obe- de tuberculosis.
diencia quedan religadas. Por La madre Teresa de Calcuta,
ejemplo, la teóloga alemana, Do- fundadora de las Misioneras de la
rothee Sölle, en su libro Suffering Caridad, escogió el nombre de
(Sufrimiento) encuentra que el Teresa en recuerdo de Teresa de
sufrimiento como valor educati- Lisieux. El libro de su biografía lle-
vo es negligible. Al quitarle hierro va por título Suffering into joy (Del
al sufrimiento, encuentra elemen- sufrimiento a la alegría). Las her-
tos de masoquismo en la sumisión, manas de la Caridad, además de
viendo también “acentos sádicos” los votos de pobreza, castidad y
en el retrato del Dios vengativo, y obediencia, hacen otro voto de
en la apatía post-cristiana de tole- servir de muchas formas a los más
rar la explotación y la injusticia. pobres de los pobres.Aceptan las
Por otro lado, cuando leemos consecuencias y el sufrimiento. La
la autobiografía de una mística madre Teresa escribió: “Sin nues-
como santa Teresa de Lisieux, ve- tro sufrimiento, nuestro trabajo
mos su ardiente pasión por una no pasaría de ser un trabajo so-
unión más profunda con el Espo- cial, no sería el trabajo de Jesu-
so, Cristo, a través del sufrimien- cristo, no formaría parte de la re-
to. El deseo de sufrir para encon- dención”.
trar una mayor perfección empe- Los teólogos contemporá-
zó ya en su niñez. Teresa realizó neos, los místicos y los santos no
sacrificios continuos desde su in- siempre están de acuerdo sobre
fancia y aceptaba las tribulaciones el camino de la perfección y el
de cuerpo y alma. “He de ser per- sufrimiento implicado.Tal vez deba
feccionada por las tribulaciones y de ser así. Sin embargo, no hemos
he de sufrir aun siendo niña para de dejar de intentar discernir qué
poder ofrecerme a Jesús lo antes clase de sufrimiento hemos de
posible”. “La perfección consiste aceptar los cristianos. ¿Cómo po-
en hacer su voluntad, siendo lo demos conjugar el genuino auto-
que él quiere que seamos”. Lo que sacrificio de mártires como Per-
estaba diciendo es, ni más ni petua y Felicidad, santa Teresa de
menos:”Lo que es mío es tuyo, Lisieux y la madre Teresa de Cal-
Cristo”. Entró en el convento del cuta, si al mismo tiempo rechaza-
Monte Carmelo, Francia, a la edad mos el sangriento escenario que
de 17 años. Allí sufrió ridículiza- abría este artículo?
ciones, privaciones, trabajos ma-
90 Jeanne Stevenson-Moessner
RESIGNACIÓN Y RESISTENCIA
Al tiempo que su sombría si- tivo de promover la sensibilidad
lueta se abre camino en Heb, la pastoral sobre estos temas. Lo
tienda va acompañada de la figura que yo diría ahora a la esposa del
de Moisés. Fue Moisés, criado ejemplo del principio es que se
como hijo del faraón en medio de marchara, imitando a Moisés que
placeres y privilegios, quien vio el abandonó los malos tratos que se
mal trato del pueblo de Dios. No infligían a su pueblo. Obrando así,
contemporizó con el mal o con está resistiendo al mal. La voca-
“las fuerzas violentas”. Escogió el ción no es someternos al abuso
desafío antes que el acato al rey, ni convertirnos en sacrificio, sino
apresurándose activamente a sa- al contrario, resistir al mal, aun-
lir de Egipto, en vez de quedarse que sea usando la resistencia y, a
pasivamente en el mismo. “Esti- veces, a costa de la vida.
mando como riqueza mayor que En programas sobre la resis-
los tesoros de Egipto el oprobio tencia doméstica, no es raro oír:
de Cristo, porque tenía los ojos “Nadie merece ser maltratado”.
puestos en la recompensa. Por la Siempre me he preguntado cómo
fe salió de Egipto sin temer la ira fundamentar teológicamente di-
del rey; se mantuvo firme como si cha frase. Yo diría: Nadie merece
viera al Invisible” (Heb 11,26-27). ser maltratado. Cristo fue maltra-
Siempre que oponemos resis- tado. Su muerte ya fue suficiente.
tencia a las “fuerzas violentas”, Él era no sólo sumo sacerdote,
surge el sufrimiento. Cuando el sino también Sacrificio. Su sacrifi-
emperador romano Septimio Se- cio fue de una vez para siempre y
vero decretó el edicto prohibien- totalmente perfecto. Y ésta es la
do nuevas conversiones al cristia- razón por la que ya no necesita-
nismo, Perpetua escogió resistir- mos más sacrificios.
se al edicto. Renegar de Cristo A un malhechor no le decimos:
para seguir viviendo habría sido “Lo que es mío es tuyo”.A Cristo
una claudicación para ella. sí que se lo podemos decir, como
Las esposas de matrimonios hicieron Perpetua, Felicidad, san-
en los que el marido es un tirano ta Teresa y la madre Teresa. Este
se resignan por diferentes razo- altísimo nivel de desarrollo espi-
nes, por los hijos, por la econo- ritual puede llevar a un verdade-
mía... Lo que ahora voy a decir no ro auto-sacrificio, siempre que sea
es un juicio. Es el resultado de un tras un desarrollo sano y diferen-
seminario de tres clases sobre la ciado del yo.
violencia doméstica, con el obje-
EL CAMINO DE LA COMPETICIÓN
Resistiendo al mal, algunos de heroínas y héroes. “Y todos
morirán. Un ejemplo de ello lo te- ellos, aunque alabados por su fe
nemos en Hebreos 11, en la lista no consiguieron el objeto de las
El camino de la perfección 91
promesas. Dios tenía ya dispues- Las horas iban pasando, al tiempo
to algo mejor para nosotros, de que los adultos remaban hacia el
modo que no llegaran ellos sin no- campamento. Atamos las tres ca-
sotros a la perfección” (Heb noas para unificar nuestros esfuer-
11,39-40). ¿Qué espera, pues, zos. Las chicas del cuarto grado
Dios? comenzaron a entonar canciones
Tom Long usa la imagen de los de su repertorio scout. Durante
Juegos Paralímpicos. “La carrera cinco horas nos fuimos deslizan-
de Dios no es la de los Juegos do lentamente río abajo. Al acer-
Olímpicos, sino la de los Paralím- carnos a un lugar en que se podía
picos, y se exhorta a los “corre- desembarcar, un grupo de acam-
dores cojos”, es decir, a todos los pados y dos de los responsables
disminuidos de cualquier tipo, a nos recibieron calurosamente.
participar en la carrera y a allanar Nos dijeron que los otros dos
el camino donde plantar los pies grupos ya habían llegado y que se
(Heb 12,13; ejemplo tomado de nos habían adelantado para pre-
Prov 4,26). Long también descri- parar el fuego de campamento.
be la gran carrera de la vida cris- El camino de la perfección es
tiana de otra manera: estar a la algo parecido. Cristo, como pio-
cola de la maratón, no en cabeza. nero, se nos ha adelantado para
Para mí, el camino a la perfec- encender el fuego y preparar el
ción se parece más a la excursión lugar. Las heroínas y héroes de
en canoa que, el verano pasado, Heb, la nube de testigos (Heb
hizo un grupo de chicas scouts en 12,1), nos esperan para animarnos
el río Maquoketa. Se presentó un en el cruce del umbral entre esta
grupo de cuarto grado de la es- vida y la que nos aguarda. Nos
cuela, habiendo recibido sólo una aplauden y nos dan la bienvenida.
instrucción de veinte minutos en Fuera del Pionero, los otros no
el manejo de canoas, con una bol- han alcanzado la perfección. Sin
sa de bocadillos y un pupurri de nosotros, el trabajo de la perfec-
canciones. Era una carrera de cin- ción no sería completo. Y noso-
co horas, pero al cabo de unos tros, los cansados, descubriremos
minutos estaban agotadas. Los la forma de completar el camino
adultos salieron corriendo hacia como comunidad de fe, sobre
la proa y popa de las sietes ca- todo si somos capaces de incluir
noas a punto de zozobrar. Mi gru- a los descorazonados y rezagados.
po de tres canoas se dirigió hacia Entonces, no sólo experimentare-
la parte de atrás para socorrer a mos las energías de la victoria, sino
las “expertas canoístas”, cuya bar- que también, a medida en que va-
ca había volcado. Esta ayuda nos yamos quemando las etapas de la
llevó tiempo; pronto perdimos de competición, comprenderemos
vista a los dos primeros grupos. en qué consiste la perfección.
92 Jeanne Stevenson-Moessner
ANDRÉS TORRES QUEIRUGA
LA IMAGEN DE DIOS
EN LA NUEVA SITUACIÓN CULTURAL
En este artículo presenta el autor las condiciones que en nuestra
condición cultural hacen creíble cualquier lenguaje sobre Dios. Se tra-
ta de un buen resumen de las posturas que Torres Queiruga ha venido
defendiendo en los actuales foros teológicos. Resumen que tiene la
ventaja de ser hecho por él mismo y, además, la de no olvidar las
derivaciones pastorales de su pensamiento
A imaxe de Deus na nova situación cultural, Encrucillada 27 (2003)
221-243
103
te alegación:“No podemos limpiar recedor. En él deberá entrar la
la palabra Dios y no podemos visión de Dios en las distintas re-
devolverle su integridad; sin em- ligiones y también participar la
bargo, profanada y mutilada como historia y la fenomenología de la
está, podemos levantarla del pol- religión, así como la larga lista de
vo y sacarla de una hora de gran las tradiciones filosóficas que, con
desánimo” los nombres de “Teología Natu-
La tarea no es fácil y la ambi- ral”, “Filosofía Teológica”, “Filoso-
güedad se adhiere a esa palabra fía de la Religión”, se enfrentaron
como una lapa, suscitando inquie- y enfrentan con este formidable
tud y discusión, adhesión y rece- problema.
lo; promoviendo las iniciativas más Es mejor centrarse en la visión
generosas y siendo utilizada para cristiana de Dios, presente en
los crímenes más abyectos. Des- nuestra cultura y configurando
de la entrada de la modernidad, nuestra arte y nuestro paisaje.
las pruebas con que se intenta fun- Frente a esta visión se toman dis-
dar intelectualmente la existencia tintas opciones y se adoptan dife-
de Aquel a quien remiten fueron rentes posturas. Intentar una re-
cuestionadas y los conceptos con visión crítica que, manteniéndose
los que se busca expresar la pro- fiel a la tradición originaria, no
fundidad de su misterio resultan esquive ni las objeciones reales ni
muchas veces obsoletos. Con el las irrenunciables preguntas de
proceso secularizador se llegó a nuestro tiempo, puede constituir
hablar desde el interior de la teo- un buen servicio, tanto para el
logía y de las iglesias de la “muer- creyente como para el no creyen-
te de Dios”, recogiendo así una te. Para el primero, porque puede
expresión a su vez ambigua, de calibrar mejor el sentido y la tras-
origen profundamente cristiano cendencia de su apuesta. Para el
en Lutero, con ambigua profundi- segundo, porque tiene ocasión de
dad conceptual en Hegel y con medirse no con tópicos obsole-
furia anticristiana en Nietzsche. tos de un fantasma (pre)medieval,
En estas circunstancias, de la sino con la visión actual de sus
discusión teórica cabe esperar contemporáneos, que, unidos en
poco, y tal vez sea preciso espe- una idéntica búsqueda de una
rar a que las aguas de la historia mejor interpretación de lo huma-
cultural se vayan reposando, para no, creen hallarla por un camino
empezar a establecer un diálogo distinto.
verdaderamente sereno y escla-
212
nían, aunque para él ser eso era un manecerle obediente de una manera
tormento. El era y es para mí y para totalmente no patética y nada tre-
muchos un teólogo experimentador y mendista. Muchos de nosotros sabe-
buscador de Dios. Antes se le llama- mos cuantas veces y de qué manera
ba a eso un teólogo místico. Y en él fue puesto a prueba. Siempre puso la
comprendimos nosotros precisamen- experiencia colectiva del Espíritu de
te que ese calificativo es un pleo- Dios en la Iglesia por encima de la
nasmo, una especie de leño de made- suya propia. Nunca criticó a la Iglesia
ra. Y hemos aprendido esto: que la sólo desde fuera (filosófica, socioló-
experiencia de Dios que él pone en gica, políticamente, o como sea), sino
juego y en la que su teología nos ha desde dentro y atendiendo a la mis-
alfabetizado, no es sólo la ocasión para ma pretensión que es propia de la
una mística elitista, sino la expresión Iglesia. Esta crítica inmanente estaba
de una mística popular. No es esoté- movida por la pregunta apasionada
rica, sino cotidiana. Es la mística que acerca de cómo es posible que Dios
en realidad ha sido confiada a todos mismo haya dejado en la Iglesia libre
y se exige de todos. Karl Rahner fue y activo su inexpresable misterio. Y
siempre un universalista. Rompió las esta crítica combatía todas las tenta-
fronteras de la comprensión de la gra- ciones de la Iglesia de traicionar su
cia. La iluminó como ofrenda experi- propia provisionalidad escatológica y
mentable, dirigida a todos y especial- de sustituir el misterio de Dios por
mente a los mínimos, a los más des- ella misma. Karl Rahner ofrece siem-
esperados y a los débiles. Liberó la pre a la Iglesia un criterio confiable
experiencia de Dios, encerrada en la de si este inexpresable misterio de
torre de marfil de una mística amu- Dios está presente y activo en ella: y
rallada, para hacerla salir a lo cotidia- este criterio es el criterio del amor
no, a la vida terriblemente profana de tal como está formulado en el manda-
nuestro tiempo. Confió a todos esa miento bíblico.
experiencia del misterio inexpresable
en la más profunda aquendidad de la Místico, concreto
vida de cada uno. Y por eso ha con-
ducido a muchos, de esta forma, ha- La pertenencia mutua del amor a
cia las huellas mesiánicas de Dios, en Dios y el amor al prójimo ha sido para
medio del ámbito vital de cada uno él la imagen epocal de nuestra expe-
de ellos. riencia de Dios en la modernidad.
Con ello ha llevado el amor al próji-
Un abogado crítico de su Iglesia mo a la cumbre de su prosecución y
de su afirmación, hasta en aquello que
En este universalismo divino en- es su aparición más contradictoria, es
tró también para él la Iglesia. La Igle- decir, el amor político. Pues para Karl
sia como servidora de esa salvación Rahner la mística del piadoso tiene
que Dios ha regalado a todos.Y por- que ser, en cuanto seguimiento del
que él entiende y ama a su Iglesia no Cristo pobre y sufriente, exactamen-
como fin para sí misma, sino como te esto: mística de Dios en resisten-
instrumento escatológico de Dios, cia contra un mundo en el que los
por eso puede serle obediente y per- hombres viven como si no fueran
213
seres humanos y en el que tienen nifiesta. Dentro de las casas de la mo-
destrozado su rostro humano como dernidad en las que se va fabricando
si no hubiera Dios, como si no hubie- la fría muerte del sujeto. Dentro de
ra ningún misterio divino en la vida un tiempo cuyo espíritu objetivo se
de los hombres. Por eso Karl Rahner comprende a sí mismo como liquida-
puede comprender el sufrimiento y ción tardía de todo misterio y como
las luchas de sus hermanos jesuitas producción de un hombre vaciado de
en las Iglesias pobres de esta tierra, lo misterioso que se ve arrojado a la
p.e. en América central y las Filipinas, culpa y a la muerte sin el oscuro tras-
absolutamente como imagen actual fondo del sufrimiento. Karl Rahner
de la mística ignaciana de Dios.Y por habla de la angustia de esa exigente
eso puede hacer un frente contra un falta de misterio. Habla de aquel hom-
dualismo demasiado cómodo entre bre vaciado de todo misterio que
mística y política. cada vez se vuelve más incapaz de
sufrir y por ello mismo más incapaz
Rebelión contra la pérdida del de ser consolado, cada vez más inca-
misterio en la modernidad paz de recordar y, por ello, cada vez
más manipulable que nunca.Y que, en
Este pathos hacia el Dios que está fin de cuentas, solamente es feliz en
a la vez cercano, escondido en el pró- el sentido de una felicidad vacía de
jimo, y también fácilmente pasable por añoranza y de dolor, cuyo verdadero
alto, este pathos Karl Rahner lo une nombre es una infelicidad sin deseos.
siempre con el pathos de Dios de su Enfrentado con estos peligros,
padre Ignacio y con el pathos de Dios ante la apoteosis de la falta de senti-
de un Martín Lutero, cuya pasión por do y la banalidad, que va poniendo al
Dios sólo en clichés prefabricados apa- mundo por debajo del nivel de la crea-
rece como contraria a la de Ignacio ción de Dios, Karl Rahner pronuncia
de Loyola. Karl Rahner ha vivido y ha en todos los hombres, absolutamen-
deletreado esa pasión por Dios en las te en todos, el Misterio de Dios, ex-
circunstancias de nuestro tiempo que perimentable aunque a la vez inex-
solemos apellidar modernidad tardía. presable, y esto no como un acusa-
Su teología es un único levantamien- dor sino como un defensor del hom-
to contra la pérdida del Misterio sen- bre amenazado. El lenguaje de su le-
tida o incluso también anunciada en vantamiento crítico no carece de una
nuestra modernidad. Por eso pronun- corriente de tristeza. Y, sin embargo,
cia el Misterio de Dios en la vida de ésta nunca es denunciatoria, sino que
los hombres, y lo pronuncia metién- casi me atrevería a llamarla socrática.
dolo dentro de este tiempo. Dentro En ella nada se parece al intento de
de un tiempo en el que los mismos meter el Misterio de Dios en las al-
teólogos opinan que deben hablar de mas perplejas, por así decir desde
la ‘muerte de Dios’. Dentro de un arriba y a base de organización. Sino
tiempo en el que nuestras almas, cada que todo se parece más bien a la in-
vez más, son colonizadas por esas es- vitación a un viaje de descubrimien-
tructuras y sistemas anónimos en los tos, invitación a un viaje hacia un pai-
que esa pérdida del Misterio se ha en- saje apenas conocido de la propia vida,
tronizado a sí misma de manera ma- cercano a los abismos de la existen-
214
cia humana que suelen quedar inac- una añoranza a través de todo. Una
cesibles a una reflexión absoluta, pero añoranza que no experimenté como
en los que precisamente el hombre sentimental, ni tampoco como un
moderno se ha quedado anónimo y optimismo barato, ni tampoco como
lleno de enigmas. una tempestad celestial; sino más bien
como un suspiro sin palabras de la
Un padre de la fe, y él mismo sin creatura, como un grito sin palabras
patria hacia la luz ante el rostro escondido
de Dios.
De esta manera, Karl Rahner se Y con la vejez, si no me equivoco,
convirtió para mí en lo que confesé esa añoranza se le ha hecho no más
al principio: mi profesor de teología suave sino más urgente, casi inexpre-
se convirtió en el padre de mi fe. sable. Pesante, difícil de llevar, plomi-
Ciertamente aquí sólo puedo hablar za, una añoranza plomiza, un destie-
de ‘mí’, sólo de mí mismo. Pero, a pe- rro sin defensa. Porque el camino to-
sar de todo, estoy convencido que davía dura y el cansancio crece. Por-
también otros muchos podrían decir que hay mucha ceniza que va cubrien-
también esto de cara a Karl Rahner. do la brasa oscura de la vida y ningu-
Un padre de la fe, y, sin embargo, na tempestad del paraíso que la haga
él mismo sin patria. Así fueron todos de nuevo renacer. Porque una sensa-
y así son en realidad todos estos pa- ción de superfluidad puede revelar el
dres de la fe, estos siervos de Dios, peso total de este anhelo de Dios.
en las tradiciones abrahámicas, en las Karl Rahner nunca se ha defendi-
tradiciones paulinas y en las tradicio- do de esta falta de patria. Ni siquiera
nes ignacianas. En ellos se dejan ver formando alrededor de sí una comu-
las huellas de esa falta de patria, nidad de gente que pensase igual, de
característica de la mesianidad del discípulos íntimos, o una escuela teó-
Hijo, que nos han trasmitido los evan- logica en el sentido tradicional del
gelios. De esa falta de patria mesiáni- término. Una vez, quizás un poco do-
ca del Hijo que a lo largo de toda una lido, parece que dijo: «No tengo nin-
vida fue fiel a su Dios y que al final de gún discípulo». Pues bien, lo que en el
esa vida terrena se sintió abandona- día de hoy ha de permitir que yo diga
do hasta por ese Dios, y, sin embargo, y que deje dicho a propósito de él, es
soportó la tiniebla de Dios. Nunca nos precisamente esto: que él es para no-
interpretó Karl Rahner el cristianis- sotros mucho más que un maestro.
mo como una especie de religión na-
cional burguesa, que ha echado fuera Gracias
todas las esperanzas mortalmente
amenazadas y todos los anhelos he- Por eso quisiera en este momen-
ridos. Nunca recibí su comprensión to invitaros a todos a dar gracias. Las
de la fe como una especie de ideología gracias por este aniversario son en
de la seguridad, como una sublima- fin de cuentas unas gracias a Dios.
ción festiva del actual estado de co- Demos gracias a Dios por este Karl
sas que hemos conseguido, aunque Rahner, por el hecho de que lo he-
fuese el más progresista. Siempre mos tenido entre nosotros, por el
permaneció la falta de patria como hecho de que nos ha regalado un
215
hombre como él, un cristiano en este blado siempre, y quizás sólo, de esto:
tiempo, en que se presiente y se anun- de que estas gracias a Dios pueden
cia la falta de Misterio en nuestro configurar y salvar la vida; de que sin
mundo. Demos gracias a Dios por la esas gracias la vida a fin de cuentas se
orden de Ignacio que marcó a Rah- va a pique; y de que esas gracias son
ner hasta en sus raíces. Demos gra- posibles y son reales en innumerables
cias a Dios por la comunidad eclesial rostros, a veces desconocidos o es-
en la que estamos celebrando este condidos que son también rostros de
día.Y finalmente demos gracias a Dios, este tiempo.
por Dios. Porque Karl Rahner ha ha-
J.B. Metz, Den Glauben lernen und lehren: Dank an Karl Rahner.
Kosel-Verlag, Munchen, 1984.
216
JOSÉ Mª CASTILLO
EL CENTRO DE LA ESPIRITUALIDAD
CRISTIANA
Existe, hoy en día, y en sectores cada vez más amplios, una actitud
altamente receptiva hacia la espiritualidad y todo lo que significa ex-
periencia espiritual y experiencia de Dios, en general. No cabe otra
actitud que la de acoger con simpatía esta realidad. Sin embargo,
resulta necesario, y cada vez más, insistir en aquello que es propio de
la espiritualidad cristiana para evitar presentaciones desfiguradas de
ésta. Lo central de la espiritualidad cristiana se juega en la vida, sobre
todo en la vida de los pobres, y en el seguimiento de Jesús que, a veces,
no deja de presentar aspectos conflictivos.Todo esto se encuentra muy
lejos de una espiritualidad que se contempla a sí misma y preocupada
por unos criterios de perfección que no son los del evangelio.
163
gan a hacerse preguntas muy bási- tante de todas: ¿dónde está el cen-
cas. Voy a afrontar aquí la que, a tro de la espiritualidad cristiana?
mi juicio, me parece la más impor-
DIOS Y LA VIDA
Para poner en claro donde dolor, pasión y muerte, nos dijo
está el centro de la espiritualidad cómo hay que ir por la vida.
cristiana, lo primero es caer en la El hecho es que, en nuestra
cuenta de que las personas que manera de presentar a Dios, por
tenemos creencias religiosas, con una parte, y en nuestro modo de
frecuencia establecemos, sin dar- entender la vida, por otra, hemos
nos cuenta, una relación dialécti- acabado por hacer de Dios y de
ca entre Dios y la vida. Es decir: la vida dos magnitudes enfrenta-
para mucha gente, Dios y la vida das. Porque, para creer en Dios
son dos realidades disociadas y, no hay más remedio que pensar
sobre todo, contrapuestas. Abun- la vida como en realidad no es. Y,
dan las personas que ven en la para vivir la vida con todas sus
vida, con sus males, sus sufrimien- posibilidades y sus gozos, hay que
tos y sus contradicciones, la gran prescindir del Dios que nos han
dificultad para creer en Dios.Y, en enseñado tantas veces.
sentido contrario, abundan tam- Desde el momento en que
bién las personas que ven en Dios mucha gente ve y vive así estas
el gran obstáculo para vivir, desa- cosas, la religión y la vida entran
rrollar y disfrutar la vida en toda en conflicto, porque la religión
su plenitud. Es decir, por una par- complica la vida a la gente que
te, la vida en este “valle de lágri- toma en serio las creencias reli-
mas” representa nada menos que giosas, y la vida, con sus dinamis-
el problema del mal, el obstáculo mos, sus derechos y sus instintos
insalvable para aceptar que exis- más básicos, es vista por los res-
te un Dios infinitamente bueno y ponsables de la religión como un
poderoso. Pero, por otra parte, peligro para los intereses de la
ese Dios, que nos manda y nos institución religiosa.
prohíbe, nos amenaza y nos casti- No se trata de un problema
ga, se traduce y se concreta en el artificial, sino de experiencias y
problema de la religión, que a mu- situaciones que han pasado y si-
cha gente se le hace intolerable, guen pasando.Ahora el Papa anda
por la idea de que, para acercarse pidiendo perdón por las agresio-
a Dios hay que sacrificar el enten- nes que la Iglesia ha cometido
dimiento, aceptando dogmas que contra la vida en tiempos pasa-
no se entienden; sacrificar la vo- dos. Seguramente, dentro de al-
luntad, sometiéndose a mandatos gunos años, el Papa de turno pe-
que resultan costosos; y vencer- dirá perdón por las agresiones que
se lo más posible en todo lo que la Iglesia está cometiendo ahora
nos gusta, porque así nos parece- contra la vida. Antiguamente, la
mos más a Cristo, que con su religión quemaba a sus enemigos.
EVANGELIO Y ESPIRITUALIDAD
171
moderna había demostrado el La frase “se ha de mantener
error de la enseñanza de la encí- definitivamente” se encuentra en
clica.Algunos años más tarde,John la Lumen gentium [25] refiriéndo-
C. Ford y Germain Grisez publi- se a la enseñanza infalible del ma-
caron su más discutido estudio de gisterio universal ordinario de los
esta materia, concluyendo, con obispos.Así, aunque la palabra “in-
una intención completamente dis- falible” no se encuentra en la car-
tinta de Küng, que la enseñanza de ta apostólica, el uso de esta frase
la Iglesia ciertamente había sido suscitó preguntas, ya que el Papa
infalible. Su artículo provocó un proponía una enseñanza “para ser
vivo debate. El interlocutor más mantenida definitivamente”, por
notable fue Francis A. Sullivan. En lo que parece ser un ejercicio del
algunos círculos eclesiásticos cre- magisterio papal ordinario, no del
ció la tendencia a aceptar la tesis magisterio universal ordinario de
de Ford / Grisez: por ejemplo, un todo el colegio episcopal. “¿Qué
vade mecum para confesores, sali- obligación impone este documen-
do de una Congregación Vaticana. to? Se establece explícitamente
que lo que aquí se afirma debe ser
Ordinatio sacerdotalis y Res- mantenido definitivamente en la
ponsum ad dubium iglesia, y que esta cuestión ya no
queda abierta al diálogo de opi-
Quizás la reclamación más sig- niones diferentes. ¿Es una afirma-
nificativa y controvertida del ejer- ción dogmática? El Papa no pro-
cicio del magisterio universal or- pone ninguna nueva fórmula dog-
dinario está asociada a la carta mática, sino que confirma una cer-
apostólica de Juan Pablo II Ordina- teza vivida constantemente y
tio sacerdotalis, sobre la ordenación mantenida firme en la Iglesia.Aquí
de las mujeres. En esta carta es- tenemos un acto de magisterio
cribió:“Para quitar toda duda res- ordinario del Sumo Pontífice, no
pecto a una materia de gran im- una solemne definición ex cathe-
portancia, que pertenece a la mis- dra, aunque en términos de con-
ma constitución divina de la igle- tenido se presenta una doctrina
sia, en virtud de mi ministerio de que se ha de considerar definiti-
confirmar los hermanos, declaro va. Se confirma por la autoridad
que la iglesia no tiene autoridad apostólica del Papa una certeza,
alguna para conferir la ordenación que ciertamente existe en la Igle-
presbiteral a las mujeres y que sia, pero que ahora algunos cues-
esta sentencia tiene que ser man- tionan. Se ha dado una expresión
tenida definitivamente por todos concreta, que también expresa de
los fieles de la iglesia.” Reafirma forma obligatoria lo que siempre
lo que ya se había propuesto an- se ha vivido” (cardenal Ratzinger).
tes en su mismo pontificado, y en La Congregación para la Doc-
el de Pablo VI. La novedad de la trina de la Fe, el 28 de octubre de
carta de 1994 no era la argumen- 1995, publicó un Responsum ad
tación teológica, sino la misma dubium, respuesta formal a una
formulación de la enseñanza. pregunta dirigida a la Santa Sede:
CONCLUSIÓN
En la primitiva Iglesia, los obis- de una manera más solemne, por
pos proclamaban el kerygma apos- medio de concilios y, eventual-
tólico en la confianza de que es- mente, por una solemne senten-
taban unidos con sus hermanos cia papal. En los años que han pa-
obispos en la proclamación de una sado desde el Concilio Vaticano
misma fe en Jesucristo. Esta pre- II, esta intuición básica, de la en-
dicación y enseñanza diaria era la señanza común de los obispos se
manera “ordinaria” por la que los ha transformado en un medio
obispos ejercían su autoridad para dirimir materias controver-
como predicadores y maestros. tidas. Ha emergido una tendencia
Sólo cuando surgía una amenaza, perturbadora, en la cual el carác-
contraria a la fe recibida, se con- ter autoritativo, sobre materias
sideraba necesario “definir” la fe discutidas, se ha reforzado por el
203
Tras una interrupción de dos años, degger, fue importante también la
en los que enseñó latín y griego, obra de Joseph Maréchal, jesuita
siguieron los estudios de teología belga, quien inició un encuentro
en Valkenburg (Holanda), de 1929 de la filosofía de Tomás de Aquino
a 1933. En julio de 1932 fue orde- sobre todo con Kant y Fichte. Fru-
nado sacerdote en Munich. to de muchos años de discusio-
Durante los once años de los nes con Maréchal fue la obra Es-
“estudios normales en la orden”, píritu en el mundo, terminada en
tuvo lugar una dedicación incan- 1936 y publicada en 1939.
sable a las grandes fuentes de la Hoy parece un mal chiste, pero
filosofía y la teología clásicas. Pri- en 1939 fue una amarga realidad
mero, estudió como pocos la filo- el hecho de que Martin Honec-
sofía y la teología académica en ker, titular de la cátedra de filoso-
sus áridos manuales. Cuando más fía en Friburgo, no aceptó este
tarde polemizaba contra esta trabajo como tesis doctoral, no
“teología académica”, que a me- sólo por el carácter predominan-
nudo se había convertido en es- temente sistemático y poco his-
téril y banal, lo hacía desde un tórico de su interpretación de
profundo conocimiento de la mis- Tomás, sino posiblemente también
ma. La obra de Rahner intuyó la a causa de su presunta cercanía al
dinámica oculta y la fuerza inte- pensamiento de Heidegger. Lo
rior de algunas grandes tradicio- cierto es que a Rahner le intere-
nes que habían quedado diseca- saba menos la perspectiva histó-
das en la teología académica. Du- rica que el peso y la dinámica de
rante estos años Rahner se dedi- las ideas fundamentales de Tomás,
có a las grandes fuentes patrísti- que él siguió desarrollando con
cas y a los teólogos de Edad Me- frescor y libertad de espíritu.
dia, así como a los grandes místi- No fue por esta razón, sino
cos, como muestran sus primeras por dificultades personales que
publicaciones. los superiores de su orden le des-
tinaron a profesor de teología
¿Filósofo fracasado? dogmática, y aquel mismo año se
doctoró en teología en la Univer-
Karl Rahner fue destinado a la sidad de Innsbruck con un traba-
enseñanza de la historia de la filo- jo sobre la eclesiología de los Pa-
sofía en Pullach, cerca de Munich. dres de la Iglesia. El estudio, de 135
Para ello, acabados sus estudios páginas, es un trabajo exegético-
de teología, fue enviado con Jo- histórico sobre Jn 19, 34: el ori-
hannes B. Lotz, a su ciudad natal, gen de la Iglesia, como segunda
Friburgo en Brisgovia, donde tuvo Eva, del costado de Cristo, segun-
la suerte de tener a Martin Hei- do Adán. Medio año más tarde fue
degger como profesor. Decisivo habilitado como catedrático de
en este tiempo fue el ejercicio de dogmática con un trabajo de in-
un pensamiento riguroso y la re- vestigación sobre la historia de la
flexión sobre los grandes textos. teología patrística, de la piedad y
Además del pensamiento de Hei- de los místicos medievales. De
RASGOS FUNDAMENTALES
DE LA TEOLOGÍA DE KARL RAHNER
La teología de Karl Rahner filosofía poco común, una fe pro-
vive, de manera radical e insobor- funda, acompañada de una pasión
nable, de una gran experiencia de por el Dios inabarcable y de una
fe. De ahí la aceptación tan am- cercanía y bondad humana, no por
plia que ha encontrado. En el ori- contenida menos fiel. De esta
gen de este pensamiento teológi- fuente vital de la experiencia de
co encontramos, junto a una “eru- un Dios siempre mayor, la teolo-
dición” (a la que se refería iróni- gía de Rahner extrae una y otra
camente) y una capacidad para la vez su dinamismo, rompe los mol-
230
sús recomienda remitirse con pero en cuanto a la puesta en
confianza al Padre, que sabe lo que práctica, se sirve de intermedia-
necesitamos (Mt 6,32; Mt 10,30). rios, gobernando los seres inferio-
Pablo considera que los sufrimien- res por los seres superiores.
tos actuales no se pueden com- Esta predisposición de la pro-
parar con la gloria que nos espe- videncia respeta la naturaleza de
ra (Rom 8,18) y tiene por seguro cada criatura: para ciertos efec-
que “en todas las cosas intervie- tos ha preparado causas necesa-
ne Dios para bien de los que le rias; para otros, causas contingen-
aman” (Rom 8,28). tes (ibid., a.4). El cristiano no debe
hablar de destino, porque la pro-
… a su sistematización esco- videncia da a los seres espiritua-
lástica les un libre albedrío (cf. Contra
Gentes III, 113), ni de azar porque
Este impulso de fe y confianza no puede existir nada que no sea
de la Biblia tomará forma concep- por mandato divino (I, q. 103, a.
tual en la teología. Sigamos la tra- 5). El azar es el nombre que da-
ma propuesta en la Suma Teológi- mos a lo que se produce fuera del
ca de Sto. Tomás. La providencia orden de ciertas causalidades par-
aparece allí como uno de los atri- ticulares, pero que apunta a otra
butos divinos, ligado a la omnis- causalidad que no escapa a Dios
ciencia y a la omnipotencia. Es (ibid., a. 6 et ad 2).
propio de Dios disponer para su Toda la historia está bajo la
fin los seres que ha creado (I q. mirada de Dios, para quien no hay
22 a 1), no sólo de una manera ni futuro ni pasado (cf. I, q.14, a.13).
general en la universalidad de su Que el número de predestinados
naturaleza, sino en su singularidad, esté inmutablemente fijado no se
porque la causalidad creativa se opone para nada al respeto de la
extiende a todas las criaturas, in- libertad de los hombres (cf. q. 23
cluso las libres, cuya libertad de- especialmente a. 7). En cuanto a
pende de la causa primera (ibid., los pocos predestinados, no hay
a.2 ad 4). que ver aquí una limitación de la
Nuestro espíritu distingue dos providencia, sino la manifestación
momentos de la providencia: el de la misericordia divina que con-
que corresponde al plan de la con- cede la visión beatífica, siendo así
cepción de las cosas para su fin y que ésta excede al estado común
el que corresponde a la puesta en de la naturaleza pecadora (q. 23,
práctica de este plan. En cuanto a. 7, ad 3). Sólo queda adorar a
al plan de la concepción, la provi- Dios en sus designios. Su modo
dencia prevé y predispone cada de obrar sólo puede ser sabio y
realidad hasta el mínimo detalle, bueno (q. 26, a. 6, ad.1).
INTRODUCCIÓN
217
dad. Para los creyentes las cura- preciso analizar la historicidad de
ciones serán milagros, mientras sus milagros. No está a nuestro
que para los agnósticos se trata- alcance decidir la cuestión teoló-
rá de enfermedades psicosomáticas gica de si unos determinados he-
sensibles a influencias como la hip- chos extraordinarios de Jesús fue-
nosis, el impacto de una fuerte per- ron o no auténticos milagros, en-
sonalidad o la autosugestión. tendidos como intervenciones
Jesús une íntimamente la Bue- directas de Dios par realizar co-
na Noticia y la curación de los sas imposibles de realizar por un
enfermos. La proclamación del ser humano. Es necesaria la inves-
Evangelio es curativa en sí misma, tigación histórica y aplicar crite-
y no hacer de él una experiencia rios de historicidad. Por tanto, en
sanadora tiene considerables im- cuanto a la cuestión de la historici-
plicaciones éticas. Es visible el dad, podemos decir que el crite-
amor con que se entregó Jesús a rio de testimonio de múltiples
enfermos y marginados, devolvién- fuentes y el criterio de coheren-
doles su valía personal. La sana- cia parecen corroborar que Jesús
ción y salvación que Dios despier- realizó acciones extraordinarias
ta están en íntima relación con las juzgadas como milagros. Las tra-
fuentes de energía curativas y la diciones sobre milagros de Jesús
capacidad interna de regeneración están tan atestiguadas en diversas
del propio ser humano. El deste- fuentes hacia el final de la prime-
llo del Espíritu sobrepasa la tota- ra generación cristiana que es
lidad de lo psicosomático y cura. imposible, dada su importancia
Para poder hablar con verdad cuantitativa, su total invención por
de la acción sanadora de Jesús es parte de la Iglesia primitiva.
CONCLUSIÓN
LA VIOLENCIA EN LA IGLESIA
Hablar de violencia en la Iglesia parece un contrasentido. Sin embar-
go, la historia de la Iglesia, divina y humana a la vez, muestra que la
violencia ha sido practicada por ella interior y exteriormente, suscitan-
do o tratando de reprimir conflictos entre jerarquía y base, entre inter-
pretaciones tradicionales de la fe o nuevos acercamientos a la misma,
entre exegetas, teólogos, moralistas y magisterio, entre institución y
carisma, entre Iglesia y sociedad
INTRODUCCIÓN
187
La tensión de dos movimien- ción y la cohesión, protegiendo su
tos presentes en los grupos identidad mediante el dogma, la
humanos ley, el poder centralizado. En su
aspecto carismático, se prioriza la
Todo grupo humano estructu- recta praxis, las relaciones frater-
rado vive la tensión entre dos nas, la cercanía con la gente, es-
movimientos: uno centrípeto y pecialmente los pobres, la denun-
uno centrífugo. El primero se pre- cia profética. Se vive y promueve
ocupa de conservar la identidad; la solidaridad, la inculturación del
el segundo, de encarnarla y reno- evangelio, la descentralización y
varla con dinamismo y creatividad la práctica del amor cristiano
para que el grupo se mantenga con su dimensión social para
con vida y para que su existencia promover la justicia en el mun-
siga teniendo sentido. Ordinaria- do. Como en todo grupo huma-
mente, el movimiento centrípeto no, aquí también el camino para
está representado por quienes resolver las tensiones es el diálo-
tienen el poder y la autoridad. Una go que conduzca a la aceptación
parte de la base, en cambio, tien- de la diversidad en la unidad cons-
de a buscar caminos nuevos, a truida alrededor de lo que real-
transformar las estructuras, a mente es esencial.
cuestionar aspectos organizativos
del grupo. El modelo de Iglesia
Ambas tendencias pueden
querer imponerse a través de una La forma como la Iglesia se
cierta violencia. Si se impone el entiende a sí misma y se presenta
movimiento centrípeto, los miem- a los demás influye igualmente en
bros se verán obligados a vivir una la forma de concebir y ejercer el
identidad estática en el someti- poder. Éste puede conducir a la
miento y la uniformidad. Si se im- violencia impositiva o al servicio
pone el centrífugo, el grupo co- abierto a la confrontación y al diá-
rre el peligro de la dispersión y la logo en la búsqueda de los cami-
fragmentación que conducen a la nos de Dios para la Iglesia.
pérdida de la propia identidad. Desde el edicto de Constan-
Este doble peligro sólo se supera tino (s. IV) hasta el Vaticano II pre-
con la integración armoniosa de dominó el modelo de Iglesia como
ambas tendencias a través del diá- sociedad perfecta con acentua-
logo y la aceptación de un plura- ción de lo jerárquico, lo que im-
lismo en la unidad. plicó la distinción de dos catego-
En la Iglesia hay dos aspectos rías de cristianos: el clero y los
necesarios y complementarios: el religiosos, por un lado, y los laicos,
institucional (que concretiza el por otro; la Iglesia que enseña y la
movimiento centrípeto) y el ca- que aprende; la jerarquía que go-
rismático (que concretiza el cen- bierna, decide, determina y el lai-
trífugo). En su aspecto institucio- cado que obedece, acepta y eje-
nal, la Iglesia valora más la recta cuta. En ella, las distinciones se dan
doctrina, la disciplina, la organiza- piramidalmente por una jerarquía
PROBLEMAS
PRINCIPIOS
194
do. En cambio, no parecía, ni en- aspecto institucional y el aspecto
tonces ni durante el postconci- carismático son coesenciales en
lio, que la vocación universal a la constitución de la Iglesia y con-
la santidad debiera convertirse curren, aunque de manera dife-
en el punto fuerte de toda la rente, a su vida, a su renovación
nueva evangelización. Pero, tan- y a la santificación del pueblo de
to en la constitución conciliar Dios”. Tal “redescubrimiento
como en las indicaciones de Juan providencial de la dimensión ca-
Pablo II para el tercer milenio, rismática de la Iglesia” en cuanto
existe la decidida determinación “constitutiva de su ser”, ha teni-
de proponer a todos los fieles do lugar durante los años poste-
“el nivel máximo de vida cristia- riores al concilio (a partir de múl-
na” y “el radicalismo de las bien- tiples y amplias experiencias ecle-
aventuranzas”, hasta hacer de siales). Pero todavía no hemos
ellas “el núcleo de los progra- asimilado todo el alcance de tal
mas pastorales”. La empresa re- redescubrimiento.
quiere mucho coraje: el Santo Para profundizar verdadera-
Padre quiere y pide, para todos mente en esas tres “novedades
los cristianos, una educación en eclesiológicas”, articularlas entre
la oración capaz de conducirlos sí y extraer de ellas nuevas intui-
hasta las cumbres místicas, que los ciones y un nuevo dinamismo para
lleve a vivir una dilección amoro- la vida consagrada, nos parece
sa por Cristo: “hasta una verda- importante dilucidar la coheren-
dera locura del corazón”. cia de una convicción que tien-
En la Iglesia, los estados de vida de a identificar la dimensión ca-
han de concebirse en una com- rismática de la vida cristiana con
plementariedad real y de servicio la vida religiosa o con sus expre-
recíproco. Hay que tener en cuen- siones. Hay que resituar los “ca-
ta y aplicar, en primer lugar, la rismas” en el espacio común de
“eclesiología de comunión”, según la vida eclesial. Los tres puntos
la cual las vocaciones y estados subrayados marcan una eclesiolo-
de vida, en lugar de estar “orde- gía en la que el protagonista es el
nados jerárquicamente”, estén fiel bautizado con su “dignidad
“ordenados los unos a los otros” eminente”, su “vocación a la san-
para un servicio recíproco y com- tidad”, “sus derechos y sus debe-
plementario. Y, en segundo lugar, res”, sus dones y sus tareas, y el
la “eclesiología de misión”, según “lugar único” que debe ocupar en
la cual todas las vocaciones y es- el marco de la comunión y de la
tados de vida deben concurrir en misión eclesial.
la única misión de la Iglesia, cada El fiel cristiano debe ser con-
uno con su específica aportación siderado el destinatario primero
y de acuerdo con su propio dina- de los carismas que el Espíritu dis-
mismo. tribuye en la Iglesia.
El Papa ha reafirmado que “el
Sünde aus der Sicht feministischer Theologie, Stimmen der Zeit 76 (2003) 211-221
Otro impulso de la teología feminista hacia una nueva definición de pecado consiste
sencillamente en que las teólogas feministas se toman en serio la concepción bíblica del
pecado como fracaso en la relación con Dios y su creación. El pecado como destructor
de la relación, tanto individual como estructural, lo estudia la teología feminista en una
infinitud de variaciones. Este aspecto del pecado como perturbación de la relación con
Dios, con los hombres, con las criaturas que nos rodean y consigo mismo, viene tratado
de forma nueva y acuciante sobre todo en la concepción de Rosemary Radford Ruether,
en la que las estructuras de relación destruidas se evalúan como el centro del pecado
estructural del sexismo.
Significativo y de cara a una nueva definición del pecado especialmente digno de
atención es la constatación de Ruether acerca de la interdependencia de cada uno de
los sistemas de relaciones del hombre perturbados, según la cual la relación alienada
entre los sexos se refleja en la relación perturbada hacia Dios, hacia los demás, hacia sí
mismo y hacia la naturaleza. Ruether reconoce así que la relación perturbada hacia
Dios y hacia las demás realidades se condicionan mutuamente, oponiéndose a todas
las demás interpretaciones del pecado, aun las que asoman en el círculo de la teología
feminista, que no toman debidamente en cuenta la conexión que media entre el yo, el
mundo y la referencia a Dios.
Con su proyecto, Ruether recuerda explícitamente que la relación de los hombres
con Dios no ocurre en una cámara del vacío, sino ligada íntimamente a sus relaciones
hacia sí mismo y el mundo que nos rodea. El pecado, como relación perturbada o
totalmente rota con Dios, afecta igualmente a toda la creación. Y viceversa, la relación
corrompida del hombre consigo mismo y con el mundo ambiental está en clara
interdependencia con la ruptura de sus relaciones con Dios. Según Ruether, pecar es
un juego triangular, entre el hombre, el mundo y Dios. Donde no se toma claramente en
cuenta la conexión entre la referencia a Dios, al mundo y a sí mismo, la teología actual
no sólo pierde un eslabón que le permita continuar la tradición bíblico-agustiniana, sino
sobre todo algo de la multiplicidad en que puede aparecer la realidad del pecador o de
la pecadora, precisamente hoy y dentro de la teología: el que el pecado sea un fallo de
la relación vital con Dios, con los hombres, con todas las criaturas y consigo mismo,
halla su acongojante expresión en la expansión de las recientes perturbaciones del
mundo ambiental y de las correspondientes destrucciones de la humanidad por tanta
violencia física o psíquica.
La violencia entre pueblos que profesan diferentes religiones tiene una larga
historia y en la segunda mitad del siglo XX se ha extendido mucho más. Samuel
Huntington (1996) identificó civilizaciones con religiones y sugirió que el próximo
conflicto sería entre cristianismo e islam. Pocos años antes de estas predicciones
(Segundo Parlamento Mundial de las Religiones, 1993), los participantes
proclamaron que no podía haber paz en el mundo sin paz entre las religiones. En
octubre de 1986 y en enero de 2002 los líderes de todas las religiones se reunieron
en Asís para rezar por la paz. En este contexto nos preguntamos por qué los
creyentes luchan entre sí y cómo podemos evitar tal conflicto.
COMUNALISMO RELIGIOSO
Los conflictos entre grupos surgen cuando son obligados a compartir un mismo
espacio geográfico, económico y político ¿Quién controla la situación? Esta necesidad
de dominar parece constituir una exigencia básica de los seres humanos y, para
satisfacerla, sobre todo en situaciones cruciales (por ejemplo, en la competición por los
recursos económicos limitados) los individuos consideran indispensable el apoyo del
grupo. Un grupo religioso –que será el más fuerte por tener a Dios de su parte– puede
estar más extrechamente unido que un grupo de clase.
La religión se vuelve comunalista. El comunalismo consiste en el uso político de la
identidad religiosa grupal: quienes pertenecen a una misma religión piensan que
comparten unos mismos intereses económicos y políticos. Las religiones quedan
envueltas en conflictos económicos y políticos. Los profetas percibirán tal abuso de la
religión e intentarán, condenando sus propios abusos, usar la religión para promover la
paz.
FUNDAMENTALISMO RELIGIOSO
VIOLENCIA RELIGIOSA
Los grupos sociales son los reales responsables de la violencia por motivos
económicos y políticos. El poder de la religión es frecuentemente utilizado para legitimar
tal conflicto. Incluso el fundamentalismo religioso no parece volverse violento, a menos
que esté mezclado con factores políticos y con intereses económicos no tan ocultos.
También podríamos estar tentados de pensar que las religiones, en sí mismas, son
promotoras de paz, personal (interna) y social. Las religiones son muy ambiguas en
este punto.
René Girard sugiere que la violencia está en el origen de la religión. Se da una
tendencia humana básica que desea tener lo que los otros tienen (mimesis o imitación),
utilizando la violencia para apropiarse de lo que el otro posee. En una comunidad, esta
tendencia a la violencia mutua es proyectada sobre un chivo expiatorio –una persona
débil o un extranjero– a quien se da muerte. Este acto de violencia ayuda a la
comunidad a purgarse de su propia agresividad. En el cristianismo, Dios en Jesús, a
través de la entrega de sí mismo como chivo expiatorio y por la ritualización de esta
entrega en la eucaristía, nos libera de la necesidad de encontrar otros chivos
expiatorios, de la violencia y de la culpa consiguiente. Pienso que esta teoría envilece la
religión, considerándola un producto de la violencia humana. Pero el hecho de que esta
teoría encuentre hoy mercado muestra cuán fácilmente la violencia puede ser justificada
y utilizada por la religión.
Todas las religiones comienzan como una búsqueda de solución para el problema
del mal, en cuanto es un sufrimiento inmerecido. El sufrimiento es visto como un castigo
por el pecado (sólo atribuible a los hombres), que parece ser tan grande que la mayoría
de las religiones necesitan un poder maligno como Satanás que tienta y provoca a los
hombres. Aunque Satanás será vencido finalmente por Dios, se ha originado un
conflicto continuo entre el bien y el mal, el cual toma forma histórica, humana y social.
La lucha está dirigida contra aquellos –personas o estructuras– que son vistos como los
agentes de Satanás en este mundo. La violencia contra ellos no sólo es aceptada, sino
también animada: una “guerra justa” se convierte fácilmente en una “guerra santa”. Las
escrituras de todas las religiones están repletas de tales guerras. El AT está lleno de
guerras (con frecuencia humanamente injustificables) del pueblo de Dios contra sus
enemigos. El NT habla de la lucha entre Jesús y Satanás: Jesús es quien es muerto al
final. La muerte de Jesús es interpretada como castigo por los pecados de la
humanidad.
El hinduismo tiene sus guerras épicas entre las fuerzas del bien y del mal, en el
Ramayana y en el Mahabharata. En el Corán, Mahoma está al frente de un ejército,
aunque la última batalla en defensa de la Meca se desarrolla sin violencia. Sólo en el
budismo la lucha entre el bien y el mal es vista como una batalla moral, interior.
Todas las religiones, excepto el budismo, tienden a demonizar el enemigo y a
justificar la violencia, e incluso a animarla: no se puede decir que las religiones no
defienden o no justifican la violencia. No estoy afirmando que las religiones sean
intrínsecamente violentas, sino que justifican la violencia en determinadas
circunstancias.
VIOLENCIA SACRIFICIAL
Hay otro principio religioso que parece también justificar la violencia: todas las
religiones hablan –en un contexto de pecado, culpa y propiciación– de sacrificio. En la
historia de las religiones encontramos todo un espectro que va desde el sacrificio
humano al sacrifico “espiritual”. El sacrificio es la entrega de sí mismo y de la propia
vida, que se realiza simbólicamente mediante la entrega de vidas de animales. El
sacrificio implica asesinato y violencia. El jainismo, el budismo y algunas formas de
hinduísmo abolirán los sacrificios sangrientos, insistiendo en la autorealización a través
de la meditación en búsqueda de la liberación definitiva.
Los cristianos no hemos abandonado el lenguaje sacrifical en la comprensión de la
redención realizada por Jesús: la entrega de sí mismo como signo de amor y servicio
tiene un sentido profundo. Pero debemos liberar esta auto-entrega de cualquier sentido
de reparación o satisfacción y distinguir entre auto-entrega y sufrimiento. El sufrimiento
puede ser accidental; no es un elemento esencial del amor o de la entrega (aunque
pueda ser un medio de mostrar amor en una circunstancia concreta).
Aunque las religiones pueden provocar la violencia, también pueden inspirar la paz.
Las estructuras económicas y políticas estarán siempre guiadas por el lucro y el poder.
La búsqueda de la justicia y de la paz sólo puede venir de las religiones. Incluso
aquellas que justifican la violencia, siempre proponen la paz como su fin. ¿Cómo
pueden las religiones promover la paz?
Difícilmente pueden las religiones promover la paz si no están en paz entre sí.
¿Cómo pueden las religiones promover la paz entre sí? Como cristiano, puedo sólo
reflexionar sobre lo que nosotros –cristianos– podríamos hacer para vivir en paz con los
creyentes de otras religiones y promover la paz en otros niveles. En este contexto, el
diálogo interreligioso indica no sólo una actitud, sino también un plan de acción.
Los líderes que hablan en nombre de la Iglesia parecen hablar un doble lenguaje.
Por un lado, el papa invita a los líderes de las otras religiones a reunirse para orar por la
paz; por otro lado, el Vaticano (la Dominus Iesus es un ejemplo) tacha a las otras
religiones de deficientes. No sé quién nos da el derecho de juzgar a los otros en
cuestiones religiosas, sobre todo después de reconocer la libertad de Dios y de los
otros. Los líderes de la Iglesia sugieren que están alentando el diálogo sólo porque no
pueden proclamar el Evangelio. Por eso, los miembros de otras religiones ven con
sospecha el entusiasmo que algunos cristianos demuestran con relación al diálogo. Una
cosa es decir que es necesario no negar las propias convicciones (todos los creyentes
piensan que su religión es la mejor), otra cuestión es, en la práctica misionera, proseguir
con la actitud y el lenguaje agresivos de cruzada religiosa. Si quiero comunicar la buena
nueva que Dios comunicó a otros hombres dotados de libertad, con su propia
experiencia de Dios, sólo lo podré hacer en forma de diálogo, teniendo en cuenta dicha
experiencia. A veces uno se pregunta por qué los que intentan imponer su versión del
cristianismo en los países de Oriente y del Sur, no demuestran un mismo celo en
convertir las poblaciones descristianizadas del Norte y de Occidente.
No decimos que todas las religiones son lo mismo ni que todas son iguales. La
gracia salvífica de Dios llega a las personas allí donde están. Las diversas religiones
facilitan un encuentro salvífico divino-humano. Todos los sistemas e instituciones
religiosas, inclusive la Iglesia, tienen sus limitaciones y su pecabilidad: todos
necesitamos ser desafiados, proféticamente, a convertirnos. Si creemos que el Espíritu
de Dios está presente en todas partes, debemos discernir entonces su presencia y no
hacer juicios a priori de los planes de Dios hacia los seres humanos, basándonos en
nuestra experiencia de Dios. No estamos buscando tampoco un denominador común
que unificaría todas las religiones: Dios es libre para decir palabras diferentes a pueblos
diferentes.
EL DIÁLOGO DE LA ACCIÓN
Al querer identificar las causas de la violencia debemos distinguir entre los líderes y
la masa. Los primeros deben ser identificados y juzgados de acuerdo con las leyes del
país. La masa se comporta, frecuentemente, de modo inhumano e irracional, enfurecida
por la emoción. Hay casos de personas que habiendo participado en actos de violencia,
como integrantes de la masa, se avergüenzan de lo hecho cuando reflexionan más
tarde. Debe haber medios de promover esta auto-reflexión, concienciación y conversión.
Al mismo tiempo los que han sido víctimas deben ser conducidas a adquirir confianza.
El Estado no es la autoridad apropiada para conducir este proceso de reconciliación: le
falta autoridad moral y credibilidad. Son los grupos interreligiosos, constituidos por los
líderes comunitarios, quienes deben tomar la iniciativa de promover la paz y la
reconciliación. El diálogo de la acción sólo es posible en un contexto democrático,
donde haya libertad y posibilidad de participación de todos.
EL DIÁLOGO DE LA VIDA
ORANDO JUNTOS
Visto que todas las religiones (excepto el budismo) creen en Dios y que ninguna
religión es realmente politeísta, el encuentro entre religiones –el más profundo– puede
acontecer en presencia de Dios. En Asís (octubre de 1986 y enero de 2001) las
diversas religiones oraron por la paz. No oraron juntas, pero cada una reconoció y
respetó la oración de las otras. Décadas antes, en India, Mahatma Gandhi fomentaba la
oración interreligiosa como medio de promover la paz y la amistad: los diversos grupos
religiosos diferentes leían sus escrituras, cantaban sus himnos y rezaban, mientras la
actitud de los otros fieles podía ir desde la presencia respetuosa a la participación
activa. Si reconociéramos que todos estamos rezando al único Dios, deberíamos ser
capaces de relativizar y de entrar en las estructuras simbólicas de las otras religiones,
siempre que éstas no insistieran en lo específico de sus mitos, fe e historia. En este
proceso, cada religión descubre la diferencia entre sus propios símbolos y sentidos,
aceptando la convergencia de sentido mediante un pluralismo de símbolos. Esta oración
interreligiosa está siendo muy común en Asia.
En lo que concierne a la teología cristiana, si creemos que el Espíritu de Dios está
presente en las otras religiones, podemos aceptar la posibilidad de que Dios les hable
en sus escrituras oficiales. Aunque Dios no nos haya dirigido estas palabras a nosotros,
el hecho de haber sido dirigidas a otros seres humanos significa que no son totalmente
irrelevantes para nosotros, especialmente en un contexto interreligioso.
Abandonada ya la perspectiva del cristianismo como plenitud de las otras religiones y
reconocidas éstas y aceptadas como diferentes, surge la pregunta de si un cristiano
puede aspirar a una experiencia hindú de Dios o de lo Último. ¿Puede alguien ser un
hindú-cristiano? No es una cuestión ni abstracta ni académica; es una cuestión
experiencial. Los intentos y las experiencias de unos pocos muestran cómo las fronteras
que separan las religiones no son tan impermeables como sus propios devotos
imaginan. Aquí llegamos al diálogo en su nivel más profundo.
CONCLUSIÓN
Jesús dijo que el sábado era para el hombre y no el hombre para el sábado. De
modo parecido podemos decir que las religiones son para las personas y para sus vidas
en el mundo: las personas no viven para sus religiones. El mandamiento fundamental
es amarse los unos a los otros y amar a Dios en el otro, y no el luchar respecto de qué
símbolo de Dios es verdadero. En el último día, Jesús no preguntará qué Dios hemos
adorado, sino si servimos al pobre y al necesitado. Dios no es exclusivista. Las
personas y sus religiones, sí. Una vez que estamos ciertos de que el amor salvífico de
Dios en Cristo y de que el Espíritu alcanza a todas las otras personas por caminos no
conocidos por nosotros, podemos testimoniar, sin ansiedad y sin agresividad, el amor
de auto-anonadamiento de Cristo. Podemos dejar que Dios, en cuanto Dios, reúna
todas las cosas, para que Dios sea todo en todo (cfr. 1Cor 15, 28). Podemos respetar la
libertad de Dios y la libertad de las personas. Reconocer y aceptar la libertad del otro es
estar dispuesto al diálogo. Entonces la violencia en nombre de la religión ya no existirá
más.
EL MAL
El mal es un concepto difícil de delimitar. No es simple, sino amplio, como el del bien,
o los de vida y muerte. No es secundario, y menos unido a su opuesto, y presentado
como alternativa: Elige tu camino, el bien o el mal... Pero ¿qué bien, qué mal? La
pregunta existencial es vital: ¿Qué elegir para nutrirse y no envenenarse, para
protegerse u orientarse? Caminar, pero ¿en qué dirección? El problema es discernir la
calidad de cada uno de los elementos de esa vida que anhelamos y que tiene diversos
niveles, como testifica la conceptualidad griega que va de bios a zoé. En ética o en lo
religioso, es siempre la cualidad lo que prescribe el ser. Por otro lado, el léxico que
designa las formas del mal es amplio y heterogéneo: falta, pecado, dolor, muerte,
desgracia, engaño, mentira, sufrimiento (sobre todo el del inocente). Todo ello esconde
diversos tipos y órdenes de mal soportado, de mal cometido, así como el enigma del
mal radical, es decir, de su origen. No es una paradoja sin importancia que el mal (por lo
que se refiere al mal cometido e imputable responsablemente) no pueda ser querido, si
no es so capa de algún bien.
LAS CULTURAS
Pero también es complicado tratar de las culturas. Aquí las consideraremos como el
conjunto de mediaciones (lengua, costumbres, prácticas, visiones del mundo, etc.) que
permiten que un grupo humano, más o menos grande, humanice la naturaleza y, con
ello, dé lugar a grupos humanos diferenciados. En ellos, es posible señalar algunos
rasgos distintivos, a pesar de que las culturas interaccionan constantemente entre sí y
que actualmente todas están en crisis. Se enfrentan claramente a una secularización,
acelerada por sus dos factores principales, el dinero y la tecnología. No olvidemos
tampoco que las culturas tradicionales tienen matriz religiosa y que, en ellas, no es
posible disociar o considerar de manera autónoma religión, cosmovisión, sabiduría,
principios éticos, instituciones políticas.
Debemos, pues, multiplicar las precauciones, sobre todo para evitar el
comparativismo. Pero, dicho esto, en lo concerniente a la comprensión del mal,
creemos posible sugerir algunos rasgos distintivos importantes a partir del éthos de las
grandes culturas religiosas.
En el plano formal: incluso cuando se trate de universos mentales o de sistemas de
representación muy alejados, en nuestro pensamiento estarán presentes dos preguntas
que, aunque de inspiración “cristiana”, tienen un alcance universal. Son éstas: en las
condiciones concretas en las que acontece el mal ¿qué pasa con la preocupación por el
otro? ¿qué se puede esperar del porvenir?
En el plano material del campo observado, consideraremos primero lo que se ha
convenido en denominar “religiones tradicionales”. Seguidamente, al modo clásico,
distinguiremos entre el este y el oeste, entre el oriente asiático y el occidente (en sus
raíces semíticas). En oriente consideraremos el hinduismo y el budismo; en occidente,
los tres grande monoteísmos, pero mostrando articulados el judaísmo y su brote
rebelde, el cristianismo; y, luego, el más reciente, el Islam. No se designa ninguna
esencia pura, sino, en todos los casos, un conjunto extremadamente abigarrado de
versiones de estas religiones. Luego, unas breves observaciones darán lugar a una
reflexión final.
POSICIONES BUDISTAS
Reagrupamos las tres grandes religiones de origen semítico bajo este vocablo. Con
ello podemos perder de vista dos cosas: que la mayoría de las religiones tradicionales,
detrás de su abigarrado panteón, reconocen un ser supremo, y que el monoteísmo
trinitario del cristianismo, aunque tan radicalmente monoteísta como el judaísmo o el
Islam, presenta contra el mal un modelo de salvación totalmente específico en la
persona del Verbo encarnado.
“Los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta a los enigmas
escondidos en la condición humana que, hoy como ayer, conturban el corazón humano:
¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido y la finalidad de la vida? ¿Qué es el bien y qué
es el pecado? ¿Cuál es el origen y cuál el sentido del sufrimiento? ¿Cuál es el camino
que conduce a la verdadera felicidad?” (Nostra Aetate, 1). A pesar de ello, en lo que se
refiere al mal, hay que introducir algunas diferencias significativas.
JUDAÍSMO
El judaísmo (antiguo y moderno) es un caso paradójico: numéricamente no
representa casi nada. Pero su impacto es tal que, cuando reivindica su singularidad,
proclama a la vez una palabra que, segunda paradoja, el cristianismo contribuye a
universalizar.
Las escrituras leídas posteriores al exilio –la Ley y los profetas, pero también los
escritos sapienciales– iluminan el bien y el mal con una luz propia. El historiador de las
culturas descubre textos con estándares de las religiones tradicionales, como el seguir
las costumbres de los antepasados, por ejemplo, en los libros sapienciales. Pero otros
textos, concretamente los históricos y proféticos, hacen lecturas y relecturas de la
historia del pueblo que se van centrando en la categoría de “Alianza”, entre Dios y el
Pueblo, por elección de Dios, y en los mandamientos ligados a esa Alianza. Para un
cristiano, tal estructura es ya cruciforme: la vertical de la relación con Dios, contraria a
toda idolatría, encaja con la horizontal de los mandamientos que mueven a abrir los
brazos al otro ser humano, al recordarnos la permanente condición de esclavos
liberados y de inmigrantes condenados a una vida compartida, más allá incluso de la
fraternidad ligada a la genealogía común.
Sobre el fondo del relato de una creación que es fundamentalmente buena, después
de un relato de la caída original que no descarga todo el peso del mal únicamente sobre
la humanidad, el bien y el mal ya no son tales con relación a un orden inmemorial (el
cosmos y la historia política han quedado desacralizados) sino en relación al
llamamiento a la responsabilidad hecho por un Dios personal presente en los episodios
felices o desgraciados de tal historia. El bien que proviene de tener una vida fecunda y
compartida, a imagen del deseo o voluntad de Dios, no carece de mediaciones que
aseguren tal promesa: la metáfora de la tierra (tierra de esclavitud de la que el pueblo
ha sido liberado, tierra prometida hacia la cual hay que marchar, tierra por fin habitada
pero de la que se abusa, tierra de la que se es arrojado al exilio, tierra a la que se
volverá y reino de Dios esperado) proclama que las cosas se juegan aquí y ahora, y no
en un eterno recomenzar. La promesa de salvación es para este mundo y estos
cuerpos, mientras que el juicio, que atiende a las circunstancias, escruta los riñones y
los corazones.
Sorprende que el tema del sufrimiento esté planteado en el interior mismo del corpus
de las escrituras, en un despliegue que va de Job a la figura misteriosa del Siervo
sufriente. Cierto que ha existido el mal soportado durante la esclavitud en Egipto; existe
el mal cometido en la tierra por fin habitada, en concreto la idolatría y la injusticia que
los profetas denuncian en nombre de Dios, a costa de riesgos y peligros personales.
Pero existe también el sufrimiento de la deportación, que es la desgracia radical porque
elimina los signos de la presencia de Dios en medio de su pueblo, al ser invadida la
tierra, profanado el Templo y destruido el linaje real. La grandeza de Israel consiste en
mantener la esperanza contra toda esperanza porque la Presencia no está contenida en
los muros sino ligada al pueblo, esté donde esté y ocurra lo que le ocurra. El diálogo
puede resultar tempestuoso: si bien los profetas reprochan, en nombre de Dios, a los
que no practican el derecho y la justicia, que así ponen en peligro el porvenir del pueblo,
tampoco faltan, sobre todo en los Salmos, enfermos o justos perseguidos que claman a
Dios con gritos de protesta: Si eres Dios, ¿dónde estás? ¡Vuelve hacia nosotros tu
rostro! ¡Muestra que eres Dios! ¿Por qué la desgracia injusta? El libro de Job destaca
entre todos los demás: Primero, elimina la equivalencia entre bendición y prosperidad o
desgracia y pecado, y todo el régimen de contraprestación de dones en materia de
religión (yo te doy obediencia, tú me das prosperidad). La respuesta teofánica, en el
diálogo privado entre Job y Dios no termina en el aplastamiento o humillación de la
criatura ante una actuación incomprensible de un Dios que seria ambivalente y puede
aportar tanto la desgracia como la felicidad. La palabra dirigida a Job, le hace
comprender que, al igual que él no puede dominar su origen, tampoco debe desesperar
de su fin.
Y esto es lo más asombroso: el conjunto de las escrituras bíblicas da testimonio de
que la experiencia que el creyente hace del mal la realiza, sin que ello disminuya su
enigma, dentro de una experiencia de salvación de la que hay memoria y esperanza
fundadas, pues hay una Palabra que Dios ha dado y que no retirará jamás. Si el
descubrimiento de las profundidades del mal se realiza en la salvación, y las del pecado
en el perdón, la historia no es leída como el simple combate repetitivo entre el bien y el
mal, sino como el despliegue de los caminos de esta salvación, hasta la victoria
definitiva sobre el mal y la muerte de un Dios cuya Santidad es amor. El abismo de ese
amor es más profundo que nuestra afección al pecado. El judaísmo posterior a la
destrucción del segundo Templo, de dominante rabínica y del que es contemporáneo el
cristianismo hasta nuestros días, habiendo sido desposeído de su Tierra, habita la Torá,
que escruta aun en sus menores signos. Con su gran apuesta de fidelidad escrupulosa
en el comentario y en la práctica de los mandamientos, del mayor al más chico, no
pretende singularizarse entre las naciones, sino dar testimonio del amor de Dios y del
prójimo, para poner de manifiesto los fundamentos de la esperanza.
EL CRISTIANISMO
ISLAM
Se dice a menudo que en el Islam el tema del mal es marginal porque comporta un
fatalismo innato. Eso no es exacto; sería más justo decir que la soberanía y
trascendencia absolutas de la voluntad divina absorben tanto lo necesario del orden
natural como las contingencias y los riesgos de la historia individual y de los pueblos. El
decreto divino, insondable y misterioso, debe ser adorado, y nada puede ser
emprendido por el hombre sin añadir en seguida “si Dios quiere”: los deseos, las
preferencias, los proyectos de los humanos no son conmensurables con la voluntad
divina. Dios no quiere otra cosa que el Bien, y que los hombres obren el bien o el mal es
algo que no puede ocurrir sin que en cada momento la voluntad de Dios impulse el bien
y no permita el mal, en el horizonte del juicio final en la muerte de cada uno, que
comporta tanto la retribución como la misericordia. Hay en ello algo distinto al
sentimiento de un orden del mundo y de una providencia: el tiempo es precario,
discontinuo, la prosperidad puede ser considerada una bendición, pero puede
desaparecer un instante después. Ahí está el fondo de la cuestión, con relación a
occidente: en ningún momento la libertad humana puede dejarse llevar por un impulso
prometeico. Por otra parte, si todo lo que acontece, incluida la desgracia, pertenece
misteriosamente al decreto divino, en cierto modo no hay que desesperar a pesar del
sufrimiento, dado que todo está en manos de Dios.
Además, para que una vida sepa cómo salir del mal, se proclama la voluntad de Dios
de dos maneras. Por una parte, mediante el Corán, comentado por los hadiths o
“dichos” del Profeta, que pone los fundamentos; por otra, mediante el derecho, el fiqh,
muy desarrollado y que lo relaciona todo, incluso las menores prescripciones cotidianas,
con la verdadera religión, atendiendo siempre muy pragmáticamente a las
circunstancias y momentos. La primera y la última palabra respecto al bien y al mal
corresponden a la revelación coránica, considerada como ley natural, la mejor para
cualquier hombre. La fe en Dios Uno, el islam como “abandono” en Dios, es el centro de
todo, y la confesión de fe formulada en la sahada, el primer deber. El mal supremo,
imperdonable, es la infidelidad, kufr, que merece el castigo eterno. Los otros cuatro
“pilares” del Islam marcan el camino: la oración cotidiana, la limosna legal, el ayuno del
Ramadán, la peregrinación a la Meca. Múltiples corrientes de pensamiento, teológicas y
jurídicas, forman un inmenso corpus de casuísticas, y distinguen faltas graves y leves.
En última instancia, es pecado todo lo que lesiona el derecho de Dios y de los hombres,
definidos por el Corán y tal como Dios ha encargado que la comunidad musulmana los
haga respetar sobre la tierra. Hoy día, cuando algunos quieren identificar en el
imaginario colectivo Islam y violencia, hay que recordar cómo las culturas musulmanas
han preconizado la hospitalidad, la ayuda a los más pobres y la misericordia.
CONCLUSION
La revisión anterior da mucho que meditar. Las versiones del mal a través de las
religiones y culturas son de una riqueza y diversidad tan prodigiosa que nos obligan a
unos comentarios ceñidos que apunten a los grandes temas de reflexión.
1. Sobre la multiplicidad de representaciones del bien y del mal. Quien se sorprenda
del hecho, no ha captado las dimensiones del hápax que es el ser humano, que en la
profundidad de su conciencia recoge estratificada toda la historia de la especie, desde
lo histórico hasta lo biológico. ¿Podemos seguir hablando de “naturaleza humana”? Sí,
incluso cuando lo específico de la naturaleza humana, dado que es un ser espiritual y
carnal a la vez, sea ser un ser inacabado. En lenguaje cristiano: ella es imagen de Dios,
pero todavía no ha llegado a coincidir del todo en el parecido. Por otra parte, los dos
grandes conceptos de naturaleza y persona, reelaborados por la Tradición a propósito
del misterio cristológico, deben mantener su orientación semántica: la persona dice la
singularidad insustituible y el valor infinito de cada ser humano, la “naturaleza” dice la
comunidad de realidad (contra todo racismo). Sorprende que todas las versiones del
mal hablen de la naturaleza como de un orden, y de un orden inteligible. Sólo se
avanzará hacia una moral compartible por cualquier humano, sea cual sea la tradición a
que pertenezca, si se profundiza en el concepto de naturaleza, para sacarlo del
positivismo que trata al ser humano como un “objeto” cualquiera, entre los demás
objetos del mundo. Porque no es sólo objeto, sino también sujeto, y sujeto espiritual. El
concepto debe estar abierto a dos frentes: al de una moral de la vida, ahora que la
bioética difumina las fronteras entre lo natural y lo artificial, y al de la moral social, ahora
que el ultraliberalismo quiere hacer pasar por naturales la ley del mercado y su “mano
invisible”, sin preocuparse de la justicia. El mal, para una naturaleza espiritual, no queda
bien definido cuando se dice que va “contra naturaleza”, sino cuando significa ofensas a
la justicia e impedimentos a la libertad. (En el plano teológico, además, la salvación y/o
la justificación tienen que ver con la salud, la curación y la liberación, interior y
colectiva).
2. Quizá sea más fácil señalar el mal que definir el bien. El bien siempre está por
venir, del mismo modo que Dios no ha terminado de manifestarse como “más grande”,
al hacer que la humanidad vaya siendo cada vez “más grande”. En el fondo, no hemos
llegado a saber del todo qué es, gracias a Dios, el hombre y no hemos terminado de
construir el bien a través de los bienes: nada está escrito por adelantado. Pero sabemos
y podemos desde ahora oponernos, con todas nuestras fuerzas, a lo intolerable, a lo
inhumano. Paul Beauchamp observaba en cierta ocasión que aunque los
mandamientos de Dios están formulados a menudo de forma negativa, “¡No matarás!”,
no es porque la prohibición sea estructurante, sino porque, aunque no acabemos de
saber qué es la vida y qué formas deba tomar, sin embargo el mal que la destruye
deber ser rechazado ya de inmediato. Las antropologías pueden ser muy diferentes,
pero lo que afecta a los dalit de la India, a los excluidos de nuestras sociedades
llamadas avanzadas, a los que sufren las guerras o las injusticias nos remite a la
fraternidad, radicalizada para los creyentes porque es “de Dios”, ya que radica en una
filiación dada por Cristo, a compartir más aún que la proveniente de la creación.
3. Sobre la responsabilidad humana en el mal, es indispensable recurrir a análisis
más filosóficos y a las pertinentes distinciones. Primero, entre finitud y culpabilidad:
entre los males que una cultura o una religión considera como soportables y que son
parte de la finitud, y lo que para ella es propiamente injustificable. En las mismas
escrituras descubrimos ese equilibrio entre el saber hacer de la sabiduría y el
radicalismo profético. Luego, diferenciar las componentes que permiten una evaluación
moral: la ley, la conciencia y la situación. ¿Qué hace la ley para determinar el bien y el
mal? ¿Se reconoce que hay que educar y afinar la conciencia en su percepción del bien
y del mal? ¿Se tiene en cuenta, para juzgar del bien y del mal, la complejidad de las
situaciones, insertas también ellas en trayectorias indescifrables si se desconectan sus
fases?
En las culturas secularizadas que experimentan una crisis de tradición, descrita
generalmente como una pérdida de puntos de referencia, confusión de valores y
relativismo generalizado, que son causa de angustia, el peso de la responsabilidad
carga en exceso sobre los individuos que, además, intentan salir adelante,
defendiéndose con dificultad de los “estándares” dominantes en esta jungla. Éstos
imponen sus criterios competitivos de resultados y de éxitos, pero la presión social, mal
contrarrestada por los medios de comunicación social y por la educación, tampoco
ayudan a distinguir entre lo que es normal por frecuencia y lo que es en verdad
normativo.
4. ¿Rehusaremos la justificación del mal que sufre el inocente o no? Rehusar
justificarlo equivale a decir que no tiene sentido. Cuando uno se formula la pregunta:
¿por qué el mal?, de hecho está planteando dos cuestiones. Un “por qué” apunta a las
causas (este niño ha contraído una calentura mortal, este pueblo ha soportado a un
tirano sanguinario, los relatos de la pasión muestran que los manejos de mediocridades
despreciables son los que llevan a la muerte a Cristo inocente). Pero, ¿”por qué” en
vistas a qué? A nada. Sostengo, con la fe cristiana, que en nuestro rechazo del mal del
inocente hay algo que nos descubre quién es y cómo es Dios para nosotros: el Viviente.
Esto obliga a elaborar una teología de la Cruz muy precisa, que no permita creer que
el mal inocente es legítimo y que lo recomendado es la resignación. La muerte de Cristo
es la última manifestación de la lógica de su existencia reveladora de Dios: no
considerar su vida como presa o bien a retener, y no responder a la violencia con la
violencia. Su caso es único y va ligado a su cualidad de Hijo de Dios. Al preferir cargar
con la consecuencia y dejarse la piel, prefiere que el otro que lo mata pueda cambiar y
vivir, y que en ello Dios sea reconocido. “El centurión que estaba ante él, viendo que
había expirado así – es el “así” lo que hay que subrayar y no el hecho de estuviera ya
muerto – dijo: verdaderamente, ese hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39). Pero, desde
entonces (y esto lo celebramos cada vez que “anunciamos la muerte del Señor”,
momento en que nos hacemos contemporáneos del Crucificado-resucitado en la
Eucaristía) existe la esperanza que nos permite anunciar la Buena Nueva de la
salvación para todos: Dios es el mismo para nosotros, hoy y para siempre, tal cual se
nos mostró aquel día, Aquél que se ha hecho solidario de todo ser humano, perdido,
excluido, sufriente, moribundo desde esta vida y para la vida eterna.
PSICOANÁLISIS Y CRISTIANISMO
Varias y variadas son las cuestiones que se plantean al pensamiento
cristiano a la luz del análisis psíquico del hecho religioso. Todas se
plantean a partir del dato de la omnipotencia infantil como motor de
lo ilusorio y de la ambivalencia afectiva. Estos elementos, descubiertos
por la labor psicoanalítica, condicionan y determinan la relación con la
autoridad, la representación de Dios, la idea de salvación, la proble-
mática siempre difícil de los sentimientos de culpabilidad y sus vincu-
laciones íntimas con la sexualidad y las tendencias agresivas.
Psicoanálisis y cristianismo, Proyección 50(2003) 333-355.
INTRODUCCIÓN
322
sonancia con este mundo. La ex- rá la posibilidad de la existencia
periencia del resucitado mostró de Dios, de la vida en el más allá o
su temple y audacia para plantar de la concepción virginal de Ma-
cara a lo que, para muchos, sólo ría. El psicoanálisis sólo sabe de la
era una liquidación de las posibili- cuestión del inconsciente. Pero
dades de la fe. esta cuestión le plantea al pensa-
A pesar de muchas formula- miento teológico una revisión de
ciones de Freud, no es propio del cualquier decir o sentir que pue-
psicoanálisis pronunciarse sobre da llevar a cabo, ya sea en térmi-
la verdad o falsedad de ningún nos propios del pensamiento más
postulado religioso, sino sólo de tradicional o progresista. Los me-
la verdad o mentira con la que el canismos inconscientes de fondo
sujeto pronuncia estos enuncia- pueden, paradójicamente, ser
dos. El psicoanálisis no se plantea- idénticos en uno u otro caso.
RELIGIÓN Y OMNIPOTENCIA
El psicoanálisis cuestiona las que de ella se deriva. En el senti-
conexiones existentes entre la miento de omnipotencia tendría-
formulación de tal o cual creen- mos que encontrar la raíz común
cia y los eventuales contenidos de esos dos grandes temas en los
inconscientes que puedan estar que Freud insistió a la hora de in-
condicionándola en un sentido u tentar comprender el hecho reli-
otro. El inconsciente determina gioso.
siempre cualquier tipo de formu- Freud nos conduce hasta la
lación consciente, religiosa o no. infancia, enlazada al narcisismo
La cuestión que se plantea es la como estadio infantil de la evolu-
de la dirección más sana o más ción libidinal. De él procede este
patológica, más elaborada o más alto valor concedido a las propias
primitiva, más madura o más re- ideas, sentimientos o afectos. El
gresiva o infantil en la que se está neurótico, deudor de su pasado
produciendo esa ineludible deter- infantil, se resiste a conceder a la
minación inconsciente. realidad una causalidad que de
Esas conexiones entre la modo tan importante le afecta y
creencia religiosa y los dinamis- prefiere atribuírsela a su propio
mos del inconsciente son innume- mundo de deseos. Sólo considera
rables. En cada historia singular eficaz lo que él previamente ha
poseerán una estructura única y pensado o sentido. La madurez del
específica. De toda la crítica freu- ser humano pasa por la renuncia
diana al hecho religioso se dedu- a esta primacía del mundo inter-
ce la cuestión de la omnipotencia no de los deseos sobre el de la
infantil, motor que alimenta el realidad. El adulto ha realizado un
posible dinamismo de la religión, duelo por sus antiguos e infanti-
como ilusión o como intento de les sentimientos de omnipotencia.
solventar la problemática de la Este duelo no resulta fácil. Se-
ambivalencia afectiva y la culpa gún Freud, la religión se presta, en
SEXUALIDAD, AGRESIVIDAD
El psicoanálisis nos ha hecho capítulo más importante de su
ver que los campos de la sexuali- experiencia moral. Pueden vivir
dad y la agresividad movilizan la situaciones éticas muy cuestiona-
culpabilidad de modo casi auto- bles en el terreno profesional, sin
mático e irracional. Amor y odio experimentar por ello especial
son los padres de la omnipoten- culpa. Cualquier transgresión de
cia y, en íntima relación con ello, la norma en el campo de la sexua-
sexualidad y agresividad generan lidad despierta en ellos la incomo-
una culpa que, desde el punto de didad de la culpa y la necesidad
vista cristiano, habría que discer- de buscar remedio mediante el
nir y analizar para comprender la sacramento de la reconciliación.
relación existente que pueda, o no, Parece como si Dios fuera espe-
existir entre esos sentimientos de cialmente sensible a esta dimen-
culpa y lo que sería una auténtica sión de la conducta y como si la
situación de pecado. relación con Él tuviera en este
Los temas concernientes a la terreno el campo fundamental
sexualidad y a la agresividad co- que habría que atender de modo
bran una relevancia muy particu- preferente. La interpretación psi-
lar cuando la concepción de Dios coanalítica, que enlaza la sexuali-
y su salvación se desarrollan en dad con la cuestión del “padre
ese nivel infantil de la omnipoten- imaginario”, podría clarificar mu-
cia y de sumisión al padre imagi- cho estos comportamientos.
nario. El Dios que allí surge es es- En el mensaje de Jesús el amor
pecialmente celoso y sensible a los y la apertura generosa y solidaria
temas de la sexualidad y agresivi- ante los otros se presenta como
dad, tal como sucede en la diná- lo más importante. Ese amor es
mica de la situación edípica. Pero el principio fundamental que con-
parece, según una lectura elemen- figura la dinámica de la sexualidad
tal de los evangelios, que al Dios y los demás aspectos de la exis-
de Jesús le preocupan también tencia. La convergencia de sexua-
muchas otras cosas del compor- lidad y amor se convertirá en el
tamiento de sus seguidores. principio ético fundamental para
Para muchos creyentes, la determinar la vida del cristiano en
sexualidad se ha convertido en el este terreno. Más allá de su dimen-
Il libro di Rut. Una esegesi della Torah dal punto di vista delle donne,
Rassegna di Teologia 44 (2003) 651-662
275
Las diversas maneras de en- con la anciana, a dejar el propio
tender la vida de las mujeres entorno e integrarse en el extran-
jero hasta el fin de sus días (1,16s).
Noemí decide volver con sus En la sociedad patriarcal, en la
dos nueras a Belén, al saber del que las estructuras sociales son
fin de la carestía en su patria. Du- androcéntricas, las mujeres sin
rante el viaje (1,6-22) se da cuen- hombre se encuentran en grave
ta de que no puede mantenerlas desventaja en la lucha por la su-
e intenta enviarlas de regreso a la pervivencia. El juramento de Rut
casa que en un contexto patriar- es una alternativa a primera vista
cal se llamaría “paterna”, dicién- inadecuada en un contexto pa-
doles: «Andad, volveos las dos a triarcal.
casa de vuestra madre».
Las despide bendiciéndolas y Rut y su pertenencia a la co-
deseándoles una vida feliz y segu- munidad de las mujeres
ra. Piensa Noemí que ellas encon-
trarán esta seguridad en la casa La suegra acepta la decisión de
de sus futuros maridos, y la posi- Rut sin mostrar ninguna reacción
bilidad de matrimonio de las dos (1,18). Cuando Noemí llega de
viudas será más alta en el propio regreso a Belén, las mujeres del
pueblo que en un pueblo extran- lugar la reconocen y acogen (1,19-
jero, en Judá. La visión de la vida 21). Ella explica su amargo desti-
de Noemí es tradicional: una mu- no. Ni Noemí ni las mujeres de
jer encuentra su realización y su Belén valoran la compañía de Rut,
seguridad sólo en la casa del pro- que ni siquiera es mencionada:
pio marido. para una vida completa resulta
Rut y Orpá no se dejan con- evidente que tan sólo cuentan los
vencer.Ambas piensan volver con hombres. Sólo el narrador modi-
ella “a tu pueblo”, al pueblo de fica la opinión de Noemí cuando
Noemí, definiendo de este modo afirma haber sido devuelta a Be-
el pueblo no respecto a los pro- lén “vacía”: Rut ha vuelto con ella
pios maridos muertos, sino res- (1,19.22).
pecto a una mujer, Noemí. El juramento de Rut implica el
En un segundo intento, Orpá hecho de que no puede buscar
se deja convencer por la suegra y sola un lugar en la sociedad. Un
regresa a su pueblo, pero Rut per- nuevo matrimonio significaría
manece con Noemí (1,14). Rut abandonar a la suegra, porque la
tiene una visión diferente de la madre de un marido difunto no
vida. Hace un juramento que la ata sería aceptada en la casa de un
no a un hombre, sino a una mu- futuro esposo. Por ello, Rut ha de
jer: jura fidelidad a la suegra hasta hallar una solución para ambas.
la muerte. Quiere andar tras un En Belén, Noemí permanece
pueblo y un Dios que ha conoci- pasiva, ya que las mujeres la acep-
do a través de la suegra, a través, tan y ella aún tiene un pariente
pues, de una intervención feme- allí, que pertenece a la familia de
nina. Rut está dispuesta a convivir su difunto marido: se trata de un
El libro de Rut: una exégesis de la Torah desde la óptica de las mujeres 277
bajo con las jornaleras, durante la de acogerla en la casa de su futu-
noche con Noemí. El capítulo 3 ro marido.
debe ser leído desde este punto En lugar de seducirle, Rut ha
de vista. apelado al comportamiento ético
del hombre: ella le ha dicho lo que
En una comunidad no con- debe hacer, y él lo acepta (3,11
vencional, las mujeres siguen difiere de la orden de la suegra
caminos no convencionales en 3,4). Si, al comienzo, Booz se
complacía en su rol de protector,
Noemí busca un nuevo matri- ahora trata a la mujer a su mismo
monio para Rut, única solución nivel: el hombre virtuoso,“de bue-
para que la joven pueda hallar la na posición”, (2,1) acepta a la viu-
felicidad y la realización. Por ello, da extranjera, de baja extracción
le hace una proposición ambigua: social, como una “mujer virtuosa”
ir de noche a la era, donde Booz (3,11b) y la invita a pasar la noche
orea su cebada, bien vestida, lim- con él. A la mañana siguiente, am-
pia y perfumada; esperar a que el bos se separan antes de que cla-
hombre haya comido y bebido y ree el día. Booz da a Rut una bue-
esté alegre, para acostarse con él na parte de su cosecha y se va
(3,4). Luego deberá hacer aquello directamente a las puertas de la
que Booz le diga. ciudad, donde quiere hacer oficial
Esta propuesta no es fácil para la promesa hecha en la noche.
la joven viuda, ya que pondrá en Cuando Rut llega a casa por la
riesgo su “honor”, valor máximo mañana entrega el regalo de Booz
en una sociedad androcéntrica. Si como obsequio para la suegra. Rut
no se trata de seducir al hombre, explica sólo las acciones de Booz
hay una posibilidad inevitable de y oculta las suyas (3,16). Noemí
ser seducida. Algunos autores y vuelve a poner su propia esperan-
autoras han afirmado que los tex- za sobre los varones (3,18). Pero
tos con “voces femeninas” son Rut ha seguido desde el principio
reconocibles porque no ocultan su propio plan: ha entregado su
la sexualidad femenina, sino que vida a la suegra y en el futuro no
la evidencian. se separará de Noemí. La realiza-
Rut va a la era y espera hasta ción de su vida no está junto a un
que el hombre se ha adormecido. hombre, sino en comunidad con
Cuando el hombre se despierta a la suegra.
media noche, halla a la mujer jun-
to a él (3,8). Pero Rut no espera El matrimonio de interés
a que Booz le diga qué debe ha-
cer, sino que es ella quien habla. Booz actúa como Rut quería:
Solicita el matrimonio para sí y presenta a juicio como un mismo
el rescate para la suegra, aco- asunto el levirato y el rescate. Un
giéndose al deber de solidaridad solo derecho salvaría a una sola
hacia los parientes pobres. Así de las dos mujeres. Ante los an-
mantiene la promesa de fidelidad cianos de la ciudad Booz cita las
a Noemí, pues abre la posibilidad palabras de la ley, que es andro-
El libro de Rut: una exégesis de la Torah desde la óptica de las mujeres 279
aquí el pueblo hable de la descen- la escena final es la clásica –aun-
dencia de la mujer, y no del hom- que no banal– representación pa-
bre, refuerza el punto de vista de triarcal de la madre con el hijo en
la fundación de una genealogía por brazos, y no la hija. El libro de Rut
una mujer. da testimonio de que ya en aquel
La visión del mundo del libro tiempo había un conflicto en el
de Rut es completamente feme- orden social existente y en la for-
nina, aun cuando permanecen los ma de entender la vida y la auto-
restos de un orden social patriar- determinación de las mujeres, y
cal. El objetivo es el matrimonio, muestra una posible solución rea-
que no separa a Rut de Noemí, y lista.
DOS EJEMPLOS DE LA RECEPCIÓN DEL DERECHO
Y LA ÉTICA A FAVOR DE LAS MUJERES
Desde el inicio de los años también a textos narrativos del
setenta también los exegetas va- Pentateuco, del cual toma moti-
rones han adoptado la teoría de vos y tradiciones que ayudan a
que el libro de Rut pudiera haber entenderlo correctamente.
sido escrito por una mujer. Pero
más importante que saber con Una moabita aceptada en la
precisión si el autor es un hom- comunidad y en la genealogía
bre o una mujer, es que el libro del pueblo
está escrito desde un punto de
vista ciertamente femenino. Dado A pesar de Dt 23,4s, una ante-
que la misma Biblia hebrea consi- pasada moabita ha sido incluida en
dera la posibilidad de que ciertos la genealogía de David.Aunque tal
textos hayan sido escritos por inclusión no responda a un hecho
mujeres, como el cántico de Ma- histórico, quien escribió el libro
ría, Débora o Ana, es también rea- de Rut no sólo ha abatido la pro-
lista pensar que el libro de Rut sea hibición, sino también su justifica-
obra de una mujer. ción, al haber dado los moabitas
El hecho de que en el libro de el pan a la hambrienta familia de
Rut se encuentren citas de tex- Judá, y aún más la moabita Rut ha
tos escritos tras el exilio confir- provisto el sustento de Noemí en
ma la tesis de que haya sido escri- su patria, Belén. Cada día la nuera
to en el período persa. Respecto ha llevado a casa el pan para la
a la finalidad, concuerdo con los suegra y, más aún, la ha manteni-
estudiosos que ven el libro de Rut do hasta el fin de sus días a través
como un texto contrario, aunque de su boda con Booz. La “Ha-
no polémico, al intento del libro lakha”, la exégesis del párrafo ci-
de Esdras y Nehemías de prohi- tado contra los moabitas, indica
bir los matrimonios mixtos. que esa ley decae al no valer ya
Los estudios han evidenciado su justificación.
cómo el libro de Rut recurre a Quien escribió el libro de Rut,
textos de la ley de la Torah, pero aun no aceptando la incorpora-
El libro de Rut: una exégesis de la Torah desde la óptica de las mujeres 281
primera vez por Rut en la era, que tado como la observancia del de-
reúne en un cuerpo único el levi- ber de rescate, respecto a las pre-
rato y la obligación del rescate, se cedentes exégesis, que consideran
provee a las dos viudas y, al mis- el libro de Rut no contemporá-
mo tiempo, Booz puede desposar neo del período de compilación
a una mujer extranjera sin dejar de las leyes de la Torah. Mi visión
de cumplir la Torah.Así, la ley sirve del libro de Rut prevé que la his-
a las mujeres vivas, también a las toria haya sido escrita para dar una
extranjeras, y no a los hombres halakha, una nueva interpretación
muertos. de la Torah, con el fin último de ha-
Mi exégesis respecto a las dos cer el bien a todas las mujeres. En
leyes del libro de Rut explica me- tal sentido, puede ser considerada
jor los motivos por los cuales el como una historia “feminista”.
matrimonio levirático es presen-
CONCLUSIÓN: EL LIBRO DE RUT,
EXÉGESIS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LAS MUJERES
Los autores del libro de Esdras la genealogía del fin del libro en-
y Nehemías usaron las leyes de la caja con esta tesis, al presentar la
Torah para prohibir los matrimo- descendencia de Peres, hijo de
nios mixtos, mientras que la au- Tamar y Judá (Gn 38,29s), hasta
tora del libro de Rut usa las mis- David, pasando por Obed, hijo de
mas leyes para autorizarlos. Los Rut y Booz, recogiendo la histo-
primeros traen como ejemplo a ria de Israel desde el Génesis has-
Salomón, casado con muchas mu- ta la monarquía davídica.
jeres extranjeras y que abandona Al insertar en la Biblia el libro
a su Dios (Ne 13,26), mientras que de Rut, la autora ha sabido pre-
la otra trae como ejemplo el ma- sentar su interpretación de la To-
trimonio mixto del bisabuelo de rah de un modo aceptable oficial-
David, padre de Salomón, que ha mente. Hasta hoy, durante el
fundado así la gran estirpe real de Schawuot (Pentecostés), que cele-
Judea (Rt 4,18-22). bra el don de la Torah, la tradición
El libro de Rut no es una no- hebrea prevé leer el libro de Rut
velita rosa, sino que es en reali- como lectura oficial, honrando así
dad una historia política. Como ya también a la autora que consiguió
lo hace el Génesis, cuenta la his- interpretar magistralmente las le-
toria del pueblo de Dios como yes para sostener y mejorar la vida
una historia de mujeres. También de la comunidad.
283
transmisión de la fe no a nivel de do de la tradición bíblica y cris-
método, sino a nivel del conteni- tiana.
APROXIMACIÓN TEOLÓGICA:
DIOS QUIERE DARSE A CONOCER
¿Por qué anunciar el evange- hasta que repose en Ti» (Agustín).
lio? ¿Para qué evangelizar? Mi pri- Pero este conocimiento no nos
mera respuesta es teológica: Dios manifiesta de ninguna manera el
quiere darse a conocer a los hom- misterio del amor de Dios, no nos
bres. La tradición bíblica dice que dice de ninguna manera quién es
Dios nos conoce y nos ama y Él.Yo no puedo conocer a Dios a
quiere ser conocido y amado por no ser que se revele.
nosotros, la obra de sus manos. Si Dios quiere comunicarse y
Hay, evidentemente, otras res- darse a conocer no es para ense-
puestas. Es muy importante que ñarnos algunas ideas, sino porque
en nuestra sociedad secularizada, Él quiere vivir con nosotros y
donde la religión es un asunto compartir con nosotros su vida:
privado y marginal, y donde mu- Él no quiere ser Dios sin noso-
chos ya no saben lo que es el cris- tros. Esta primera aproximación
tianismo o la fe cristiana, la Iglesia teológica es muy importante para
salga del anonimato, busque una comprender lo que está en juego
manifestación pública y se dé a en la evangelización: se trata de
conocer. También será importan- Dios que quiere ser conocido; no
te mostrar el sentido, la necesi- se trata ni de nosotros ni de la
dad incluso, de la religión para la Iglesia. No se trata de recuperar
humanización del hombre, de la el terreno perdido por una insti-
sociedad. ¿No será tiempo ya de tución; se trata de Dios que nos
recuperar nuestro lugar, construc- ama y que quiere vivir con noso-
tivo y necesario, en la sociedad? tros, se trata de la revelación del
No niego que todo esto pue- Dios de la alianza: amor y alianza
dan ser razones para evangelizar, no son posibles sin libertad y sin
pero no es la razón fundamental. un gran respeto.
En el anuncio del evangelio se tra- Que los hombres conozcan el
ta del misterio de Dios: Dios Nombre de Dios y lo reencuen-
quiere darse a conocer y quiere tren como fuente de felicidad y
ser conocido por nosotros. Y de salvación no es nunca el resul-
para ello Él tiene necesidad –es tado de nuestros proyectos pas-
su gloria y su gozo– de nosotros torales: no es nuestro trabajo
y de su iglesia. quien aporta la fe a la humanidad.
Pero ¿no hay ya un deseo y un Ciertamente, nosotros debemos
conocimiento de Dios en cada ser anunciar el Evangelio y tratar de
humano? El hombre sabe que hay que la Palabra de Dios pueda ser
algo o alguien que lo supera: «Tú entendida y recibida, pero que los
nos has hecho para Ti, Señor, y hombres digan efectivamente «sí»
nuestro corazón está inquieto a Dios y lleguen a la fe, es algo
PLANTEAMIENTO
349
La parte histórica Así, Lucas habla de un censo de
alcance imperial hecho bajo Qui-
Al principio de su narración, rino. Hoy sabemos por Josefo que
Lucas nombra a dos personajes mandó hacer un censo, en el año
históricos: César Augusto, empe- sexto d. C., siendo ya Judea pro-
rador romano, y Quirino, su go- vincia romana. Pero este censo no
bernador en Siria. Y habla de un tuvo alcance imperial ni se hizo
acto administrativo muy normal: alrededor del nacimiento de Je-
una evaluación del censo con fi- sús, que tuvo lugar al menos 10
nes recaudatorios, al que se refie- años antes, en vida de Herodes el
re con un concepto preciso apo- Grande.
graphé (en latín, census). Que los Tales inexactitudes los encuen-
aludidos tuvieran que viajar a su tra el historiador en las mejores
ciudad, corresponde en todo caso fuentes y no se irrita por ello. El
a las obligaciones de la época de escritor antiguo o tuvo malos in-
que la propiedad debía ser decla- formadores o confundió algo o
rada en el lugar convenido, es de- aceptó la inexactitud con una in-
cir, en la oficina recaudatoria más tención determinada. Por lo de-
cercana, y personalmente. José via- más, el escritor antiguo no lo te-
ja de Nazaret a Belén porque allí nía fácil cuando de datos exactos
tiene sus bienes raíces.Y María va se trataba, lo cual ha sido así has-
con él, a pesar de su embarazo, ta los tiempos modernos. No sea-
porque también ella tiene allí su mos demasiado estrictos con Lu-
patrimonio. No son los únicos que cas (que no disponía de la obra
se encuentran en esta situación y de Josefo) ni esperemos de él algo
no sorprende que acaben refu- que sólo es posible en los tiem-
giándose en un establo, es decir, pos más recientes.
una de las cuevas usadas como Lucas presenta correctamen-
establo alrededor de Belén. Y ahí te lo principal. Augusto tuvo cui-
lo único que podía servir como dado de que a su muerte todo el
cuna del recién nacido era un pe- orbis terrarum estuviese registra-
sebre. do y evaluado por primera vez en
Todo esto está contado con la historia. Para Augusto era im-
sobriedad y no es legendario. Al portante el dominio de todo el
historiador tradicional sólo le sor- mundo y no sólo de una parte,
prende que una fuente histórica como se puede ver en las mone-
hable del destino de una familia das que hizo acuñar, con inscrip-
de artesanos, que normalmente ciones como “César, hijo de la di-
no hacen historia. Los evangelios, vinidad”. También fue Augusto
en cambio, hablan preponderan- quien llevó hasta el final la inicia-
temente de gente humilde. Por tiva de Agripa de tener una cierta
eso, los historiadores tradiciona- descripción geográfica del mundo,
les tienen problemas con ellos. cuyos principales resultados fijó
En un análisis más preciso, el en una inscripción. Con la expre-
historiador descubre ciertas in- sión “todo el mundo”, que Augus-
exactitudes en los datos lucanos. to quería abarcar, Lucas dio el
Del texto del Bhagavad-Gîtâ podemos concluir, en primer lugar, que la forma del
avat¯ara es real y no una mera apariencia. Aunque Krsna sea ingénito e inmutable,
llega a ser (4.6,8), emana él mismo (4.7), tiene diferentes nacimientos (4.5) y vuelve a
tomar o asume una forma humana o cuerpo (9.11). En otras palabras, aunque Krsna
sea eterno e inmutable en tanto que ser divino, produce su cuerpo avat¯ara en la forma
de un ser humano. De ahí resulta natural concluir que la forma humana de Krsna es un
cuerpo real y no un cuerpo ilusorio. En segundo lugar, tendríamos que deducir que el
cuerpo de Krsna es imperfecto, ya que llega a ser recurriendo a una naturaleza material
(4.6). Ésta está compuesta de tres gunas y por tanto su forma tiene que ser imperfecta,
porque aunque las tres gunas se pueden considerar «perfectas» en la medida que
siguen su propia naturaleza, son imperfectas en comparación con formas superiores de
ser, así como la materia, por su naturaleza, es imperfecta comparada con el espíritu, el
cual es más perfecto; o como las criaturas son imperfectas en contraste con Dios, que
es lo más perfecto. Ya que el cuerpo de Krsna está hecho de naturaleza material
imperfecta, podemos deducir que el Bhagavad-Gîtâ da a entender que tiene un cuerpo
imperfecto. Su cuerpo humano queda limitado por su naturaleza material, que es
llamada su naturaleza inferior (7.4-5). De esta manera Krsna es realmente divino y
realmente humano y, por lo tanto, imperfecto como un humano. Más tarde los
vaisnavitas desarrollaron la idea de una «materia pura» que constituiría el cuerpo o
forma avat¯ara.
En el Bhagavad-Gîtâ, Krsna, a quien también se llama Visnu, es el que desciende
como avat¯ara. Sin embargo, en algunos ulteriores desarrollos es a menudo
considerado como uno de los muchos descendimientos de Visnu. Entre diferentes listas,
hay una estándar de diez avat¯aras: el Pez, la Tortuga, el Cerdo, el Hombre-León, el
enano, Parasurâma, Râma, Krsna, el Buddha y Kalkin. Krsna y también a veces Rama y
el Hombre-León son plenamente avat¯aras, en los cuales todos los poderes de Visnu
están presentes, mientras que los otros son llamadosavat¯aras parciales.
El propósito general de un avat¯ara consiste en restablecer la justicia destruyendo a
los malvados y protegiendo a los buenos. No obstante, hay también otros objetivos. Por
ejemplo, uno puede venir para enseñar un aspecto particular del conocimiento, otro
puede inducir al error a los malvados, otro puede anunciar la era dorada como si fuera
un mesías, etc. Algunos de los que descienden ayudan a los devotos a practicar varias
formas de devoción amorosa, incluso sometiéndose ellos mismos a los devotos. De
todas maneras, no todo avat¯ara viene para garantizar la salvación última.
Entre los que descienden hay incluso aquellos que son partes del cuerpo de Visnu o
de sus ornamentos. De hecho, para algunos, toda criatura es un avat¯ara. El
Pâñcarâtra clasifica los avat¯ara de la manera siguiente: 1) Directos ava- t¯aras, los
primeros, que proceden directamente de Dios; 2) Extasiados o poseídos avat¯aras, que
son criaturas animadas en las que Dios entra según su forma o poder); 3) Agrupados u
ordenados avat¯aras, con funciones cósmicas, de supervisión o salvíficas,
respectivamente; 4) Controlador interno avat¯ara, que es Dios inspirándonos desde
nuestro interior; y 5) el culto avat¯ara a saber: un descenso de Visnu en una imagen
consagrada dedicada al culto. Diversas escuelas aceptan básicamente estos diferentes
tipos de avat¯aras con modificaciones menores
El vaisnavismo bengalí y algunas otras escuelas sustituyen a Visnu por Krsna, que
es la fuente de todo avat¯ara (avat¯arin). El vaisnavismo bengalí categoriza los
avat¯aras de Krsna de la siguiente manera: (1) Purusavat¯ara, que es el primer
avat¯ara y aparece como Sankarsana, Pradyumna y Aniruddha; (2) Gunavat¯aras, es
decir, la triada de Brahmâ, Visnu y Siva que presiden a las gunas rajas, sattva y tamas
respectivamente; (3) Lîlava-t¯aras, que son generalmente las mejor conocidas; y (4)
Kalpa-Manvantara y Yuga-avat¯aras, que descienden durante los periodos cósmicos
llamados Kalpas .
Entre los que descienden, los hay que toman la forma de animales, de cuerpo que es
en parte animal y en parte humano y de seres humanos, tanto hombres como mujeres –
por ejemplo la avat¯ara femenina Mohini–. De todas maneras, hay también avat¯aras
que tienen forma de plantas, por ejemplo, el tortuoso árbol mango en el bosque de
Dandaka, y de piedras, por ejemplo, la piedra sâlagrâma.
Relacionada con la creencia en avat¯aras está también la idea de vibhûtis, es decir,
las manifestaciones de Dios en diferentes cualidades y aspectos de la vida humana.
Generalmente estas cualidades o aspectos son los primeros o mejores de su clase, por
ejemplo la vida en las criaturas, la fragancia en la tierra, el coraje en los humanos, la
luna entre las estrellas, el Himalaya entre las montañas, etc. Pero a veces Dios se
manifiesta también en el deseo y en el juego de dados.
Varios fundadores y santos de las sectas Vaisnava se consideran también avat¯aras.
Por ejemplo, Nimbârka es el descendiente de Sudarsana Cakra o disco de Krsna y
Râdhâ. El Âlvâr Tiruppân es el avat¯ara de Srivatsa de Visnu (el rizo del pelo de su
pecho), Ântâl es el descendiente de Laksmi (la mujer de Visnu o sakti), mientras que
otros Âlvârs son avat¯aras de los servidores de Visnu en su cielo eterno Vaikuntha.
Alakiya Manavâla es considerado como un avat¯ara de Râmâjuna.
En tiempos modernos, hay un número considerable de individuos que son
considerados como avat¯aras por sus seguidores, por ejemplo, Ramakrishna y
Aurobindo, entre muchos otros. Es interesante destacar que Mira Richard o la Madre de
Pondicherry, que nació en París de padres egipcios, es considerada también como una
avat¯ara. Meher Baba, de origen zoroastriano, se refería a sí misma como una
descendiente y afirmaba haber sido Cristo. Satya Sai Baba afirma ser un avat¯ara de
Jesucristo así como de Shirdi Sai Baba.
Seguidores hindúes europeos no-vaisnavitas han propuesto varias teorías en
relación con los avat¯aras. 1) Visnuización: un ava-t¯ara particular era considerado
originariamente no como una forma de Visnu, sino como «visnuizado» ulteriormente.
Por ejemplo, en textos más antiguos el pez es mencionado sólo como pez sin conexión
con ninguna divinidad; con posterioridad es asociado con Prajâpati, y sólo más tarde
considerado un avat¯ara de Visnu. 2) Apoteosis: el avat¯ara en cuestión era
inicialmente un héroe que posteriormente fue divinizado. Por ejemplo, se afirma que
Râma es descrito sólo como héroe en las partes antiguas (libros 2-6) de Râmâyana,
pero considerado como divino en las partes ulteriores (libros 1 y 7). (3) Personalidad
compuesta: por ejemplo, se supone que Krsna, el niño Dios, el amante adolescente y el
héroe adulto son tres Krsnas diferentes que ulteriormente se combinan en una
personalidad compuesta.
Diría que incluso si estas teorías fuesen verdaderas, un vaisnavita podría afirmar que
ha habido una evolución en la comprensión humana de la divinidad de los ava-t¯aras de
Visnu, de la misma manera que la trinidad cristiana se conoció sólo en los tiempos del
NT. El hecho de que la existencia de la Trinidad fuese comprendida sólo más tarde no
significa que la Trinidad no existiera por toda la eternidad. De forma parecida, los
discípulos de Jesús tomaron conciencia de la divinidad de Jesús sólo después de su
resurrección (Lc 24; Jn 20,9).
EL DESARROLLO DE LA DOCTRINA
EN EL CRISTIANISMO
COMPARACIÓN
Similitudes
En este contexto vale la pena destacar que, en algunos casos, el avat¯ara y Cristo
han sido utilizados de manera indebida o abusiva por gente con intereses creados.
Desde un punto de vista socio-religioso, algunos avat¯aras han sido interpretados como
los que expresan la superioridad o dominación o acción opresiva de un grupo sobre
otro. Por ejemplo, la historia del avat¯ara Vâmana (enano) se ha interpretado como la
dominación de la raza aria sobre la raza dravidiana, representada por Bali, que es
relegado a los mundos inferiores. El conflicto entre Râma y Râvana se ha interpretado
también en un sentido racial, aquél representando a los arios y éste a los dravidianos.
Tanto es así que en lugar de celebrar Râma-lîlâ (la alegre y agradecida conmemoración
y reescenificación de las maravillosas hazañas de Râma) algunos grupos dravidianos,
especialmente en el Tamil Nadu, celebran Râvana-lîlâ glorificando sus hazañas
heroicas y quemando la esfinge de Râma. Los Brahamanes se representan como
superiores a los Ksatriyas en la historia del Brahaman Parasurâma, que en venganza
extermina a todos los hombres de la clase Ksatriya veintiuna veces. De todas maneras,
en la historia Râma, el incidente de la superioridad de Râma en relación a Parasurâma
curvando el arco de Visnu se podría entender como que sugiere la superioridad de los
Ksatriyas sobre los Brahamanes. En el caso del avat¯ara Buddha, los hindúes son
representados como religiosamente superiores a los budistas. También en la historia de
la Cristiandad, se ha vinculado a Cristo con conquistas militares, colonizaciones,
destrucción de culturas, persecuciones e intolerancia para con otras religiones. «Cristo
Rey» ha sido también asociado con los intereses de los ricos y poderosos, que explotan
a los pobres y desamparados. En una carta abierta a Juan Pablo II, cuando visitó Perú,
representantes de diferentes movimientos indígenas escribieron lo siguiente: “Juan
Pablo II: Nosotros, los andinos e indios americanos, hemos decidido aprovechar su
visita para devolverle su Biblia, ya que en quinientos años no nos ha traído amor, paz o
justicia. Le rogamos que se lleve su Biblia y que la devuelva a nuestros opresores, ya
que ellos, más que nosotros, necesitan sus lecciones morales. Desde la llegada de
Cristóbal Colón siempre se ha impuesto por la fuerza a América latina una cultura, una
lengua, una religión y unos valores que pertenecen a Europa. La Biblia llegó hasta
nosotros como una parte de la transformación colonial impuesta. Fue el arma ideológica
de aquél asalto colonialista. La espada española que atacó y asesinó a los indios de
día, de noche se convertía en la cruz que atacaba su alma.”
La solución a este problema, naturalmente, no consiste en tirar por la ventana la
Biblia o las Escrituras hindúes, sino en separar lo que es esencial y perenne de lo que
es accidental y culturalmente condicionado. Dándonos cuenta de que la religión puede y
ha sido manipulada, lo que necesitamos es reinterpretar la Biblia y los textos hindúes en
un sentido liberador.
Diferencias
Aunque hay diferencias, los dos conceptos deavat¯ara y encarnación no son tan
antitéticos como podría parecer a primera vista. Las distinciones no son siempre
tajantes; antes bien son a menudo diferencias matizadas. Como veremos las
variaciones se deben a las diferentes cosmovisiones de las dos tradiciones.
Hay muchos y repetidos ava-t¯aras, mientras que Cristo sólo se da una vez. Esto es
congruente con las respectivas cosmovisiones cíclicas y lineales de las dos tradiciones.
En el hinduismo hay ciclos de evolución y de disolución, por esta razón en el seno de
esta cosmovisión tiene sentido que los avat¯aras vengan una y otra vez en épocas
diferentes. Pero en el cristianismo el mundo es creado una sola vez y se mueve de
manera linear hacia un objetivo final, por esta razón tiene sentido que la encarnación
tenga lugar una vez por todas. Asimismo, el cristianismo no cree en la reencarnación:
uno tiene sólo una oportunidad, una vida. En cambio el hinduismo cree en la
reencarnación.
La distinción básica entre la única encarnación frente a diversos y repetidos
avat¯aras necesita ser matizada con más precisión. También en el AT encontramos
referencias a diversas teofanías, a Dios manifestándose Él mismo a gente, por ejemplo,
en forma de fuego, de columna de fuego, etc. pero éstas no se consideran como
encarnaciones. En segundo lugar, el Cristo resucitado se manifiesta también a sus
discípulos, pero no se trata una nueva encarnación.
En tercer lugar, en el Cristianismo se habla de la segunda venida de Cristo, es decir,
el regreso de Cristo en la gloria para juzgar el mundo, para castigar a los malvados y
recompensar a los justos. Hoy en día, no se da mucho protagonismo a la segunda
venida pero forma parte aún de la enseñanza oficial del Cristianismo. L. Berkhof,
refiriéndose a Hch 1,11, destaca que la segunda venida de Cristo no será meramente
una plena manifestación de su poder espiritual, sino un regreso real, en persona, en su
cuerpo físico, que será visible. Esta segunda venida de Cristo, pues, es en un cierto
sentido, similar al regreso de un avat¯ara. De todas maneras, difiere también de la
teoría general de los sucesivos avat¯aras, puesto que no se trata de una nueva
encarnación sino del mismo idéntico Cristo volviendo en la gloria, al final del mundo. En
otras palabras, una vez la segunda Persona (la Palabra) de la Trinidad tiene una
naturaleza humana, no abandona esta naturaleza humana, aunque sea glorificado en
su segunda venida. Por otra parte, una vez los avat¯aras han cumplido los propósitos
por que han descendido, abandonan sus cuerpos y regresan a su forma original (Visnu).
No obstante, hay excepciones. Por ejemplo, en el vaisnavismo bengalí los avat¯aras
son eternos; esto es, el avat¯ara siempre tiene aquella forma y nunca la abandona. Aun
así, hay una diferencia: hay diferentes avat¯aras eternos en el vaisnavismo bengalí,
mientras que en el cristianismo sólo hay una encarnación eterna.
Samuel Rayan menciona también la presencia de Cristo en los corazones humanos
y la continuación de su actividad en el mundo a través del Espíritu. Con anterioridad V.
Chakkarai había afirmado más contundentemente que «el Espíritu de Jesús se encarna
una y otra vez en el corazón de los hombres... Dios habita en los hombres... no sólo con
ellos, sino en ellos». Si bien es verdad que, en el cristianismo, Cristo está presente en el
pueblo y en el mundo, especialmente a través de su Espíritu, esta presencia no es la
misma que su presencia física y corporal. Por otra parte, en el vaisnavismo bengalí,
Krsna, que es la fuente de los avat¯aras, se encuentra eternamente presente no sólo en
su cielo eterno, sino también en las tierras de los diferentes universos.
Por lo que respecta al hinduis-mo, hay una cierta proporción de singularidad implícita
en la creencia en uno u otro avat¯ara considerado como Ser Supremo (por ejemplo
Krna o Râma), y también en la tradición, entre algunos hindúes, de sólo un avat¯ara
apareciendo en cada era o yuga. Uno podría pensar que la repetición frecuente de
avat¯aras y especialmente la extensión del concepto a cada criatura puede mermar el
significado teológico de la doctrina, pero sirve también para destacar la providencia de
Dios y su divina presencia en todas las criaturas. Esto tiene que ser considerado
conjuntamente con la visión cósmica, opuesta a la cosmovisión lineal, histórica y
antropocéntrica del cristianismo. En la visión cósmica, todo está impregnado por la
divinidad, y así percibimos repetidamente y en diferentes momentos las manifestaciones
divinas. En el cristianismo, por otra parte, el énfasis se pone en la transcendencia divina
y, por esta razón, se subraya el carácter único de la intervención de Cristo, que es el
único mediador.
Referencia a la salvación
CONCLUSIÓN
Segundo, las diferencias entre las dos doctrinas son debidas a sus diferentes
cosmovisiones. Tiene sentido tener muchos y repetidos avat¯aras en una cosmovisión
cíclica y, de forma parecida, uno ve la congruencia de comprender la encarnación como
hecho que tiene lugar una vez por todas en una cosmovisión lineal. Esta comprensión
ayuda a cada tradición a apreciar a la otra y a considerarla a la vez en la propia
perspectiva. Hemos visto también que, aunque tanto la encarnación como los avat¯aras
son reales, la encarnación es imperfecta mientras que los avat¯aras son perfectos. Esto
está vinculado con las respectivas cosmovisiones: en el hinduismo la materia y el
espíritu están unidos sólo debido al karma y a la ignorancia, mientras que en el
cristianismo el alma humana es sustancialmente relativa a la materia y, por lo tanto,
sería menos difícil admitir defectos en Cristo, ya que la materia no esta tan alienada del
espíritu. De todas maneras, otra vez en este punto, la diferencia no es tan importante
como pueda parecer inicialmente, ya que Cristo no tiene pecado y, después de la
resurrección, no está ya sujeto a las necesidades humanas. Por parte hindú, en algunas
escuelas, la materia es una parte o aspecto de Dios. Esto da a la materia alguna
importancia ya que no es algo ajeno a Dios. Podemos también recordar en este
contexto la distinción significativa entre «real» e «histórico»: lo que es histórico puede
ser real, pero lo que es real no necesariamente es histórico. Las implicaciones de esta
distinción son importantes.
Hemos destacado que a veces la práctica no siempre está en consonancia con la
teoría. Por ejemplo, el cristianismo paradójicamente no toma suficientemente en serio la
humanidad del indefenso niño Jesús, aunque esto sería congruente con la comprensión
de la encarnación. Por otra parte, el hinduismo practica el amor paternal (vâtsalya)
hacia los niños Râma o Krsna, que son plenamente divinos y perfectos. Mientras que
diversos avat¯aras son frecuentemente violentos, la religión hindú generalmente alaba
la virtud de la no violencia. Por otra parte, los seguidores de Jesús, que fue en gran
parte no violento, han desencadenado una tremenda dosis de violencia en el mundo.
Las religiones teístas creen que Dios está presente en el universo de diversas
maneras. Primeramente, Dios está presente en todas partes. Esta omnipresencia es
una presencia general, espiritual. De todas maneras, Dios se presenta también de otras
maneras. La gente experimenta una presencia especial de Dios en lugares sagrados y
en momentos de conmemoración de hechos sagrados. La presencia de Cristo en la
Eucaristía y la permanencia del Arcâvatâra en la imagen sagrada son otras formas de
Dios haciéndose presente. Dios está también presente en nuestros corazones,
especialmente como Espíritu Santo en el cristianismo y como Antaryâmin en el
hinduismo. Pero si consideramos la presencia de Dios en los avat¯aras y en la
encarnación descubrimos que el modo de manifestación es diferente. En el cristianismo
el énfasis se pone en la «presencia histórica», mientras que la manifestación en el
hinduismo es «ahistórica». En ambos casos hay una manifestación real, una presencia
real, pero la manera de manifestarse es diferente. Cada tipo de presencia tiene también
diferentes implicaciones. Cada una de estas visiones insiste en un aspecto o en una
forma de la presencia de Dios. Cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes y, de
esta manera, los dos puntos de vista se pueden complementar mutuamente.
La presencia de similitudes en las dos tradiciones ayuda a confirmar y a fortalecer
cada tradición. Para las dos supone un impulso ver cómo la otra tradición religioso-
cultural habla también de la especial presencia de Dios en el mundo, destacando, por
ejemplo, la implicación en el mundo más que la huida del mundo. En segundo lugar, a
parte de hacer posible una mejor comprensión de la otra religión, la comparación
contribuye también a que cada tradición tenga una mayor comprensión de si misma.
Cristianos e hindúes pueden considerar como evidentes sus respectivas cosmovisiones,
la lineal o circular, quizás ni siquiera dándose cuenta de ello. Sólo cuando encuentran
una comprensión diferente de la realidad, empiezan a investigar sus propias
presuposiciones y, al hacerlo, comprenden de una manera más profunda el significado y
el sentido de su propia cosmovisión. Empiezan a ver también cómo los diferentes
elementos en sus tradiciones se dan en su cosmovisión y adquieren sentido en el seno
de esta cosmovisión. A través de este mutuo encuentro, cristianos e hindúes
comprenden más profundamente las razones por las que hay muchos y repetidos
avat¯aras y por qué sólo hay una encarnación en el cristianismo.
Complementariedad
En tercer lugar, los dos puntos de vista pueden complementarse. Esto puede ocurrir
en dos sentidos. Primero, el hecho de que la otra tradición esté también haciendo algo
que es característico de la propia tradición puede incitar a uno a comprender las
implicaciones de la propia doctrina y a traducirlo en una praxis con sentido. Así, por
ejemplo, la percepción de que los hindúes toman al niño Krsna o Râma más en serio
puede ser un incentivo para los cristianos para prestar más atención a las implicaciones
derivadas del hecho de que Cristo asuma una naturaleza humana débil e imperfecta. En
este caso, Navidad sería un tiempo ideal para que los cristianos practicasen un amor
paternal (vâtsalya) hacia el niño Jesús y, de esta manera, enriqueciesen su relación con
Dios a través de una forma de devoción que prácticamente no existe en el cristianismo.
De forma parecida, el sentido cósmico y la proximidad a la naturaleza en el hinduismo
podrían inspirar a los cristianos a explorar más profundamente la redención del mundo
material, ya que forma parte de la comprensión cristiana de Cristo, en el sentido de que
éste asume la naturaleza humana, que incluye la materia. Aunque el ideal de trabajar
para la prosperidad del mundo esté presente en el hinduismo, la implementación actual
de este ideal de servicio a la sociedad no está tan extendido como en el cristianismo.
Esta comprensión puede suponer un impulso adicional para el hinduismo para redescubrir el
valor de la prosperidad social y, de esta manera, cumplir la enseñanza de Krsna y establecer
el reino de Râma (Râma-râjya).
El segundo tipo de complementariedad tiene lugar gracias al contraste de
cosmovisiones. Las cristologías contemporáneas ponen justamente de relieve todo lo
que implica que Dios se haga hombre, por ejemplo, el crecimiento de Cristo en
conocimiento o la progresiva comprensión de su misión. Haciendo esto, sacan
inspiración de la experiencia original de los discípulos de Cristo, tal y como ésta queda
articulada en el NT. De todas maneras, en el caso de algunas interpretaciones
modernas de Cristo, el péndulo parece oscilar un poco excesivamente en esta
dirección. En tal escenario, la doctrina hindú del avat¯ara puede significar un correctivo
saludable a un componente histórico sobredimensionado de algunas cristologías
contemporáneas. Por otra parte, la convicción cristiana puede contribuir a que el
hinduismo adquiera un sentido más profundo de la historia y del compromiso con el
mundo. La asunción, por parte de Cristo, de una naturaleza humana débil supone
ciertamente una inspiración para trabajar para el progreso del desarrollo humano. Los
hinduistas pueden encontrar apoyo en las doctrinas de diferentes escuelas según las
cuales la materia es el cuerpo de Dios o una parte o aspecto de Dios y, de esta manera,
tomar más en serio la materia, el progreso y el desarrollo humano. Al mismo tiempo, el
fuerte acento en el restablecimiento de la justicia en los relatos avat¯ara puede dar un
mayor empuje a los teólogos cristianos de la liberación en su intento de descubrir los
elementos liberadores de la encarnación de Cristo (y también de su segunda venida),
así como ayudar a los pobres y oprimidos a luchar por sus derechos. Por otra parte, el
énfasis específico que se pone en el cristianismo en el Salvador que sufre puede ser
una inspiración para el hinduismo a la hora de descubrir los valores redentores y
curativos del autosufrimiento, que tendría que ser distinguido de la práctica del
ascetismo. Este último es para el bien de la persona que hace penitencia, mientras que
el concepto de autosufrimiento es para provocar la conversión y sanar a otro. Mahatma
Gandhi integró esta comprensión cristiana del sufrimiento en su teoría y práctica de la
no-violencia (ahimsâ).
En este encuentro de dos tradiciones hay también la posibilidad de que, cuando una
tradición intenta asimilar elementos de la otra tradición, estos elementos originales se
someten a una transformación y adquieren un nuevo sentido y significado. Quizás éste
es el camino que debe tomar el futuro diálogo interreligioso entre dos tradiciones.
ENCARNACIÓN Y PASCUA
La historia de Jesús tal como se refleja en el Evangelio de Juan
1. Preexistencia y encarnación
5. El libro de la fe
Se dan entre nosotros tres tipos de cristianismo –que el autor califica de emocional,
ético y de autorrealización– cuya debilidad radica en un pacto ingenuo con los
dioses de nuestra cultura. Es cierto que el proceso de inculturación incluye la
asimilación de la cultura en la que el cristianismo incide, pero también es cierto que
implica la crítica y la transformación de la misma por la fuerza del evangelio.
SENTIDO Y PROPÓSITO
Tesis principal
La tesis que defenderé en este escrito es muy simple: desde una observación de
nuestra realidad eclesial, de nuestros esfuerzos pastorales, me da la impresión de que
circulan con carta de ciudadanía entre nosotros tres versiones del cristianismo que, por
poner un acento unilateral en un aspecto, terminan por desvirtuar la fe cristiana. Cada
una de ellas configura un cierto tipo de cristianismo que denomino, respectivamente,
emocional, ético y de autorrealización. Se trata de tres aspectos con entidad propia,
según los cuales estamos intentando en los últimos lustros proponer y vivir la fe
cristiana de manera accesible a nuestros conciudadanos. No son excluyentes,
comprenden un gran intento de inculturación de la fe cristiana.
Me limitaré a presentar una serie de pinceladas básicas, tanto de la descripción del
tipo de cristianismo, como de los elementos teológicos con los que habrían de
enriquecerse. Para terminar ofreceré unas reflexiones conclusivas. Estas reflexiones se
inscriben de un modo muy general dentro del horizonte que Juan Pablo II viene
marcando en vistas a una nueva evangelización.
Siguiendo a Rahner
Tipologías y antídoto
CRISTIANISMO EMOCIONAL
Descripción
Constatamos hoy el hecho, más o menos presente en todas las librerías, de que en
el mundo de las editoriales se divulga el libro de “autoayuda”, de una psicología
accesible, de consumo de masas, que promete la felicidad y la solución a los problemas
ordinarios de la vida. Así, se encuentran libros para ser feliz, para relacionarse con la
pareja o con otras personas, alcanzar el éxito, aceptarse uno mismo, conocerse mejor,
tratar bien el propio cuerpo, y un largo etcétera.
¿Por qué se ha situado la literatura de autoayuda en el ámbito de la religión? ¿Por
qué en las casas de oración y de ejercicios espirituales se ofrecen cursos de relajación,
fines de semana con técnicas psicológicas? Uno de los dioses más potentes de nuestra
sociedad y cultura, al que servimos fielmente, es el bienestar emocional. Una persona
feliz y madura se siente emocionalmente bien, está contenta consigo misma. Bajo el
presupuesto de que el cristianismo nos promete la plenitud personal –cosa que es
cierta– hemos extraído la conclusión de que nos ha de llevar hacia el bienestar
emocional. Por tanto, hay una línea pastoral y de presentación de la fe que presenta el
cristianismo como un aliado al servicio del bienestar emocional.
Uno de los casos más flagrantes en los que esto ha ocurrido es la práctica del
discernimiento de espíritus o discernimiento espiritual. El discernimiento de espíritus
arranca, en la tradición cristiana, de la sabiduría acumulada por los Padres del desierto
y por grandes teólogos de la vida espiritual. Pide un olfato muy fino, un gran
desprendimiento del propio yo, una gran ascesis y fuertes dosis de abnegación para no
dejarse embelesar por los engaños, bajo apariencia de bien. En la dinámica de los
Ejercicios Espirituales de san Ignacio no se debe pasar a materias de elección sin
haberse situado pacíficamente en la indiferencia, en el deseo de servir a Dios Nuestro
Señor como fin primero y principal al que todo lo demás se subordina (cf. Ejercicios
Espirituales, 169): pobreza o riqueza, honor o deshonor, vida larga o corta, salud o
enfermedad (cf. ibid., 23). Por tanto, el bienestar emocional no se puede considerar
como un fin. Más bien habrá de persuadirse uno de la conveniencia de “salir del propio
amor, querer, interés” (cf. ibid., 189).
Resumiendo, la práctica del discernimiento habría de poner en guardia contra el
contentamiento fácil y poco abnegado. Sin embargo lo que circula en ciertas
comunidades cristianas es que aquello que produce paz, gozo y alegría, procede del
buen espíritu. Sin embargo, san Ignacio insiste en que hay que caer en la cuenta de la
situación espiritual del sujeto, pues el buen espíritu puede “punzar y remorder”
(Ejercicios, 314), es decir, desasosegar el bienestar emocional. Y al revés, el bienestar
emocional puede provenir tanto del buen espíritu como del mal espíritu (ibid., 331). Por
tanto, en sí mismo no basta para identificar la llamada de Dios ni su presencia. Según
las reglas de san Ignacio, el bienestar emocional habría de ser objeto de indiferencia, no
de búsqueda por sí mismo. Muchas decisiones espirituales se toman desde el engaño
por haber “endiosado” el bienestar emocional. Para muchas personas el criterio último
es si encuentran paz. Entienden que la paz y el sosiego son señales inequívocas de
que procede de Dios.
Este tipo de cristianismo se centra en la propia subjetividad y la comunidad cristiana
deviene un nicho cerrado. La liturgia, en vez de expresar la alabanza pública a Dios por
Jesucristo en el Espíritu, se convierte en una reunión intimista, reducida al grupo de
amigos, sin capacidad de iniciar a los otros en la fe. En estas comunidades en la liturgia
no se tiende a venerar al Señor que se nos da en el sacrificio eucarístico; los silencios
prolongados sobran, la palabra lo inunda todo, en el compartir hay que explicar
predominantemente cómo se siente uno, qué le pasa, cuáles son sus emociones
humanas y espirituales, generando asimismo una cierta dificultad para la vivencia de la
comunión eclesial que se manifiesta precisamente en la convicción de participar y vivir
la misma eucaristía del Señor, ya se celebre en una comunidad o en otra.
Resulta difícil para estos cristianos asimilar elementos de la doctrina que no
repercutan de modo directo y claro en sus sentimientos. Por poner algún ejemplo, el
sacramento de la penitencia tendrá sentido en tanto en cuanto me ayude a sentir el
perdón de Dios; o una eucaristía valdrá si me siento bien acogido, formando parte de
una comunidad. El elemento objetivo de los sacramentos, en cuanto presencia y
mediación de la gracia, se subordina a su contribución al bienestar emocional.
No cabe duda de que en nuestra sociedad masificada necesitamos un ámbito de
relaciones personales cercanas y que la comunidad cristiana está llamada a que ésta
sea una de sus dimensiones. También es cierto que el sentimiento, lo afectivo, es un
componente fundamental de toda persona humana. La fe cristiana, arraigada en la
encarnación, no puede ignorarlo. Dios nos alcanza también en nuestro sentir, en
nuestra subjetividad, en nuestra emotividad e intimidad. Lo afectivo constituye un campo
fundamental en la vida espiritual, en la relación con Dios y con los demás, en la
maduración creyente de la persona. El problema radica en la simplificación: en la
reducción de la fe a los sentimientos de la fe, en la reducción de la religión al
sentimiento. Se ha asimilado uno de los dogmas de la modernidad: el criterio de la
verdad es el sujeto que no se deja construir desde fuera, para el que la abnegación y la
renuncia no existen en el entorno de la cultura de hoy y que no puede asimilar la
sabiduría de la cruz.
CRISTIANISMO ÉTICO
Descripción
Cristianismo místico
Igual que se desenmascara el cristianismo ético, lo mismo pasa con su antídoto: hay
un rumor en la Iglesia y en la pastoral que pide atender a la mística, a la experiencia de
Dios, el trato y la familiaridad con él.
En este sentido, en la fe cristiana “el imperativo” (lo ético), va detrás del “indicativo” y
espoleado por el, la salvación acaecida en Cristo. Lo podemos expresar con una
imagen plástica: el imperativo cabalga sobre el indicativo. Alterar el orden distorsiona
radicalmente la fe cristiana. Hemos de partir de la Buena Noticia del Evangelio de la
salvación. Y luego extraer las consecuencias sobre el tipo de moral congruente con el
nuevo ser en Cristo, con la vida de seguimiento propia del discípulo. El cristianismo
ético corre el peligro de perder la relación con Dios, la experiencia directa, única y
personal de Dios, la familiaridad con Él. Y este aspecto resulta esencial en la
experiencia religiosa. El encuentro con Dios comporta una serie de consecuencias para
la vida ética, de igual manera que la calidad ética de las personas favorece o dificulta el
conocimiento de Dios (cf. Rm 1, 18-32); pero lo religioso contiene una idiosincrasia y
singularidad propia que no es reducible a lo ético.
Para la fe cristiana el pobre y la pobreza no es solamente una categoría ética sino
también teologal. Ante el pobre y la pobreza la fe cristiana reacciona con la misericordia,
con la acogida y la lucha contra la pobreza, generada por la injusticia. Esto es inherente
a la fe. Pero la fe cristiana también es capaz de amar la pobreza, porque el pobre y la
pobreza poseen una dimensión teologal. Cuando el pobre nos habla de Dios y de su
presencia, de su modo de presencia en el mundo, se está desbordando el ámbito de la
ética y la moral, para entrar en el terreno de lo teologal: de quién y cómo es Dios, de
cómo actúa, de su presencia silente y callada en el mundo, de las preferencias de Dios,
de la manera de dirigirse a Dios, de cómo Dios dirige y construye la historia. Todo esto
supera el ámbito del compromiso ético.
Sin una relación explícita con Dios, con el Padre de toda misericordia, tal como se da
en la oración y la liturgia, cercenamos el ámbito de la fe, relación que posee efectos
sanantes y potenciadores de la persona. Saberse amado, perdonado y creado vertebra
interiormente a la persona. Esto no obsta para que también el cristiano se sienta
llamado e interpelado para acudir en ayuda de los hermanos saqueados por los
salteadores y abandonados en los márgenes de la historia.
El cristiano no se entiende tampoco sin una relación personal con Jesucristo. El nos
ha amado con un amor personal y personalizado. Es el camino, la verdad y la vida, el
quicio de todas las bendiciones. La vida cristiana se articula como un seguimiento del
Señor (especialmente en los sinópticos) o como conformación con Cristo (en los textos
paulinos). Lo cual incluye también la dimensión ética. Pero implica además, y sobre
todo, una relación de agradecimiento, reverencia y reconocimiento, una acogida alegre
y entusiasta de su salvación.
Naturalmente, el Espíritu Santo también resulta fundamental para la vida cristiana.
Es el espíritu consolador quien nos injerta en Cristo, en su interno conocimiento y en su
vida. Es el Espíritu que nos concede el sensus Christi para reproducir las actitudes de
Jesús en nuestra historia. Es el espíritu quien nos inhabita y capacita para ser testigos y
evangelizadores.
Desde aquí podemos mirar hacia los sacramentos. Su calidad no se puede valorar
solamente en cuanto instrumentos de transformación ética y social, de ayuda para
seguir la dura tarea del testimonio cristiano. En los sacramentos se abre una dimensión
importante de acogida del don de Dios, de la gracia, de la alabanza comunitaria a su
santo Nombre.
Finalmente, uno de los elementos que tiende a perderse en el cristianismo ético es la
gratuidad, algo tan cercano a una palabra tan central para la fe cristiana como es la
gracia. Saber vivir agradecido y agradeciendo supone tener un motor formidable y unas
energías que nos inmunizan de prometeísmos y nos contagian de humildad y alegría. El
compromiso del agradecido parte de la desmesura entre el don recibido y la respuesta
al mismo, necesitado de mostrar un gesto de gratitud, como si quisiera devolver algo;
pero con el consuelo enorme de vivir extrayendo de un pozo siempre mayor, más
profundo, más nítido y vital.
CRISTIANISMO DE LA AUTORREALIZACIÓN
Descripción
CONCLUSIÓN
Los tres tipos de cristianismo insuficientes son de alguna manera contrarios a la cruz
de Cristo. En ninguno de ellos se recibe la salvación de Cristo en la cruz.
1. El bienestar emocional repugna con la cruz de Cristo y la llamada a compartirla (cf.
Mt 10,38; 16,24 y par.) No se entiende que el seguimiento implique una comunidad de
sufrimiento y de destino con el Señor. Se quiere entrar en la gloria, pero sin acompañar
al Señor en la pena.
2. En el cristianismo ético no se reconoce el sentimiento de pasividad que supone
recibir gratuitamente la salvación. De alguna manera se busca la propia salvación a
través de la propia acción ética y altruista, en la línea de lo prometeico. Es necesario
demostrar mucho a Dios, a los demás y a sí mismo en esta versión de la fe cristiana. Se
sitúa en una compulsión para dar la talla. Pero no se termina de captar que en la cruz
nosotros somos justificados y que en ella se manifiesta la justicia de Dios (Rm 3, 21-26)
La salvación que viene de Jesús, o se ignora o se entiende como una revelación
sangrante de lo que ocurre en la historia y se ha de contrarrestar con la militancia ética.
3. En el cristianismo de la autorrealización el éxito propio se convierte en la
salvación. Para esa teología no puede haber presencia de Dios en el dolor. Si el sujeto
es el centro y quien dicta los planes, Dios no podría intervenir cambiándolos, sino que
su función sería más bien la de un fuerte aliado para ayudar a conseguir estos objetivos.
En este cristianismo, Dios no es un verdadero Señor sino un buen siervo al servicio de
otro señor: el propio yo.