El Neolítico en África. Autor: Julio López Saco
El Neolítico en África. Autor: Julio López Saco
El Neolítico en África. Autor: Julio López Saco
Imágenes (de arriba hacia abajo): una posible escena de combate. Pinturas de Tassili,
Argelia; una serie de fragmentos de huevos de avestruz con decoración; y una gubia del
yacimiento de Shaheinab.
El proceso comenzó en la región del noroeste del continente, en unas fechas que oscilan
entre 7000 y 5000 a.e.c., llegando a su fin en una época tan tardía como el siglo I en la zona
meridional. Los dos elementos clave de la neolitización africana son, por un lado, la llegada
de gentes al valle del Nilo y, por el otro, la evolución autóctona de ciertos grupos
mesolíticos en las zonas interiores del Sáhara y el Magreb.
El norte del continente, de clima mediterráneo, presentaba condiciones aptas para el cultivo
de cereales, esencialmente cebada y trigo. Los yacimientos más antiguos se encuentran en
el Sáhara y el valle del río Nilo. Hacia el VI milenio, los grupos mesolíticos prepastoriles
del área desarrollaron una economía productiva que daría lugar a grupos culturales
diferentes en lo que hoy es Sudán y Egipto, la amplia región del Magreb y el Sáhara.
En el valle del Nilo, gentes provenientes del exterior desarrollarán las culturas de
Shaheinab (Jartúm) y de Fayum.
El neolítico de Jartúm, en el valle medio del Nilo, se data entre 4900 y 3800 a.e.c. Se
relaciona con una tradición mesolítica local así como con el Sáhara. Los yacimientos más
relevantes son Jartúm, Shaheinab, Geili y Kadero. La economía de esta cultura se centra en
la caza y la pesca, en la recolección, sobre todo de sorgo, y en la ganadería de bóvidos,
ovejas y cabras. Existen yacimientos pequeños, cercanos al Nilo, en los que han aparecido
arpones y microlitos y que, por tanto, estarían dedicados a la pesca, así como otros
mayores, más alejados del río, con presencia de cerámica y morteros. Es posible que esta
particularidad responda a una ocupación cíclica. Ciertos indicios apuntan a una
estratificación social. Se trata de algunas inhumaciones en Kadero, en donde ricos ajuares,
con amazonita sahariana, cerámicas de lujo, mazas y conchas provenientes del Mar Rojo,
apuntan hacia esa dirección.
La cultura material, por su parte, está conformada por la presencia de morteros, arpones de
hueso, cerámica impresa, incisa, fina y bruñida, anzuelos confeccionados en concha,
microlitos geométricos y gubias pétreas pulimentadas. En el yacimiento de Jebel Tomat, en
el centro de Sudán, así como en el sitio de Dhar Tichitt, localizado en la actual Mauritania,
es donde se han hallado los primeros restos de especies cultivadas. Al final del Neolítico la
proporción de los yacimientos disminuye, quizá como consecuencia de una economía
ganadera y comercial que suponga el abandono de la agricultura. En cualquier caso, en la
necrópolis de El Kadada (Sudán) así como en la de Kadruka (Nubia septentrional), datadas
entre 2800 y 2300 a.e.c., existen ricos ajuares en tumbas agrupadas alrededor de una más
antigua y suntuosa que se ubica en las zonas más elevadas.
En Merimda y el Fayum (hacia 4450 a.e.c.), se encuentran las primeras culturas neolíticas
del norte del continente, que presentan influencias de la región levantina del Próximo
Oriente de Asia, de donde procederían útiles en piedra pulimentada, puntas de flecha, la
agricultura del trigo, el lino y la cebada, la ganadería de cabras y ovejas, así como, muy
probablemente, el hilado y el tejido, así como del Sáhara, lugar de procedencia de las
hachas pulimentadas, ciertas decoraciones cerámicas y las cuentas de cáscara de avestruz y
de amazonita del Tibesti. En el oasis de El Fayum se descubrieron grandes asentamientos
(con poblaciones que rondarían las dos centenas de personas), en los que se encuentran
cabañas de madera con hogares internos, además de silos concentrados (tal vez comunales),
fechados hacia 3800 a.e.c. La base económica sería mixta, a base de caza y pesca (que
incluiría hipopótamos), la ganadería, centrada en la cría de cerdos, ovejas, cabras y bóvidos,
y la agricultura de cebada y trigo.
En el gran yacimiento de Merimda Beni Salama (3950-3450 a.e.c.), que pudo contener casi
dos millares de personas, las primeras viviendas fueron hechas de madera (luego de adobe),
presentando una planta ovalada, semiexcavada. Entre las casas se ubicaban sepulturas sin
ajuar, sobre todo de mujeres e infantes. Alguas zonas son de trilla, con jarras con función
de silos en los suelos de las viviendas. Aparecieron algunas figurillas humanas, de factura
bastante tosca. En sus fases finales parece que hubo una cierta diferenciación social, pues
algunas casas de un tamaño distinto, con graneros en su interior, pudieran ser un posible
indicio de propiedad privada.
En el África oriental el Neolítico parece originarse a partir de los contactos con grupos de
pastores migrantes que se dirigen hacia el sur escapando de la desecación sahariana. En esta
amplia región el Neolítico se data entre 4000 y 1300 a.e.c., destacando el complejo cultural
llamado Neolítico Pastoral (Kenia y norte de Tanzania).
En el norte del África Oriental fue Etiopía la clave en la difusión de la agricultura. En esta
área se cultivaron, hasta la actualidad, especies de origen asiático, en tanto que la ganadería
de bóvidos, en torno al lago Besaka, se constata ya en el IV milenio. Los vestigios agrícolas
más arcaicos corresponden a los hallazgos de la Cueva de Lalibea, en especial guisantes y
cebada. En las proximidades del célebre lago Turkana, yacimientos de grupos mesolíticos
aparecen asociados con los ejemplos más antiguos de ganado doméstico.
En los sitios del Neolítico Pastoral hay restos de ganado, tanto ovejas y cabras como vacas,
si bien en una proporción inferior a los vestigios de especies animales salvajes, básicamente
ñúes y gacelas, un dato que hace factible pensar que la cría de ganado pudo ser un
complemento. No hay pruebas de cultivo de plantas, si bien se puede pensar que
recolectarían especies silvestres, pues se encontraron morteros. En las tierras altas de
Uganda, Kenia y Etiopía se cultivaron plantas zonales, del tipo del nug y del plátano
africano. En las zonas selváticas se repite el fenómeno, pero con la palma aceitera y
tubérculos como el ñame. La cerámica está también presente.