Reestructuración Cognitiva
Reestructuración Cognitiva
Reestructuración Cognitiva
Reestructuración cognitiva (RC) una guía útil: Nuestra vida no se define por nuestras
experiencias, sino por cómo interpretamos todo aquello que vivimos: “Si cometo un error
significa que soy un inepto”, “Si alguien se muestra en desacuerdo conmigo significa
que no le gusto”, “Soy incapaz”, “Soy inferior”, etc… Cada uno de nosotros
comprendemos el mundo a través de representaciones mentales e imágenes totalmente
subjetivas, creadas en base a una representación mental propia, que muchas veces dista
bastante de la realidad. De esta forma, nuestra vida, nuestros sentimientos y nuestro
bienestar depende en gran medida de los pensamientos que genere nuestro cerebro.
Reestructuracion cognitiva RC
La reestructuración cognitiva es una técnica psicológica que nos puede ayudar a modificar
ciertas distorsiones de pensamiento que nos provocan malestar. Descubre aquí: ¿Qué es
la reestructuración cognitiva, ¿Cómo se aplica? Fundamentos, autores, ejercicios y
técnicas, ejemplos de su aplicación en niños, adolescentes, adicciones, ansiedad,
terapia de pareja, adultos mayores, personas con TOC, etc… ¡Y mucho más!
Esta técnica se basa en el modelo A-B-C, donde A son las experiencias que tenemos, B
son las cogniciones o pensamientos acerca de estas experiencias y C es cómo
reaccionamos y cómo nos sentimos con respecto a estas. Por tanto, dependiendo de cómo
sea B, las cogniciones, tendremos mejores o peores reacciones. Estas cogniciones son
modificables.
Según Beck los trastornos emocionales y/o conductuales son resultado de una alteración
en el procesamiento de la información debido a la activación de modos de pensar
disfuncionales que nos llevan a procesar la información de una forma sesgada.
La terapia de Beck es una terapia estructurada, con límite de tiempo y orientada al
problema que pretende aliviar el malestar psicológico. Su enfoque es psicoeducativo y
colaborativo de “descubrimiento guiado”. Es decir, el terapeuta trabaja con el paciente
para descubrir estas creencias y encontrar entre los dos la alternativa racional.
Según Beck son las experiencias tempranas (como la crítica o el rechazo de los padres lo
que crea las creencias disfuncionales (no valgo para nada si no soy querido). A partir de
ahí, cualquier estresor, como una pérdida activa esa creencia disfuncional y se generan
pensamientos automáticos negativos, que son las versiones simplificadas de estas
creencias. Estos pensamientos conducen muy a menudo a trastornos como la depresión o
la ansiedad.
¿Qué son las creencias irracionales? Exigencias absolutistas acerca de uno mismo,
otras personas y el mundo.
Nos inmovilizan
Distorsionan la realidad
Los que reflejan demandas y obligaciones no reales sobre uno mismo o los demás. Los
pensamientos de debe ser, tiene que…, etc.
Las creencias o pensamientos sobre lo que se necesita para ser feliz o sobrevivir.
Mediante el debate socrático o persuasión verbal, se van haciendo una serie de preguntas
para analizar la evidencia empírica del pensamiento irracional. Se evalúan las
consecuencias de ese pensamiento y la utilidad de éste.
En el siguiente vídeo se explica qué son las distorsiones cognitivas y qué hacer con ellas.
A continuación, enumeramos las distorsiones más comunes, aunque hay muchas más.
1. Personalización: Tomarse las cosas como si fueran algo personal, cuando no es así.
Ver los acontecimientos como consecuencias de nuestros actos. Como el ejemplo que
hemos puesto previamente, creer que un conocido no me ha saludado porque está
enfadado conmigo.
2. Lectura de mente: Adivinar lo que otros están pensando, cuando realmente nadie tiene
ese poder y no tener ninguna evidencia de que estén pensando lo que creemos.
8. Los “debería” y “tengo que”: Son demandas o exigencias internas sobre las
capacidades propias o de los demás sin pensar si son razonables en el contexto o situación.
Por ejemplo: Para ser feliz debo ser querido por los demás, debo mantener siempre la
calma, siempre hay que complacer a los demás.
10. Creer en un mundo justo: Las personas que son desgraciadas es porque se lo
merecen
11. Creer que los demás tienen que saber nuestras necesidades: Es decir, creer que
los demás pueden leernos la mente.
12. Esperar o pretender que los demás actúen como creemos que es correcto: No
pensar que cada uno es de una manera, y ha vivido sus experiencias, y no debemos
pretender que los demás piensen como nosotros porque es estamos abocados al fracaso.
13. Basar nuestro valor personal en las opiniones de los demás: Es decir, creerse todo
lo que los demás dicen de nosotros. “Soy una persona egoísta porque tal persona me lo
ha dicho”.
15. Minimización: Darle poca importancia a lo positivo. Por ejemplo: alguna vez me
llaman para salir, pero no lo suficiente.
16. Magnificación: Hacer lo negativo mucho peor de lo que es. Hacer una montaña de
un grano de arena. Por ejemplo: Hemos discutido, nuestra relación seguro que se acaba.
A continuación, detallamos los distintos pasos y ejercicios que hay que llevar a cabo para
realizar la reestructuración cognitiva.
Seguro que al leer las creencias irracionales que hemos enumerado anteriormente te has
dado cuenta de cuales tiendes tener más a menudo. El primer paso es que vayas
identificando poco a poco cuáles son esas distorsiones. ¿Cómo se aplica la
reestructuración cognitiva?
Cuando te sientas mal reflexiona acerca de qué pensamientos has tenido que te han
llevado a sentirte mal y anótalos. Puedes crear autorregistros con tres columnas, una en
la que describas la situación, otra lo que piensas y otra lo que sientes. De ahí podrás sacar
mucha información acerca de los pensamientos que te van apareciendo.
A veces los pensamientos se manifiestan como imágenes. Por ello es difícil encontrar la
creencia que subyace a esa imagen y es una tarea que requiere cierto esfuerzo.
Este paso es esencial para tomar consciencia de cuáles son nuestros pensamientos
irracionales para luego trabajar sobre ellos y modificarlos.
Por ejemplo, puede que pienses a menudo que cuando alguien está serio o callado es
porque está enfadado por tu culpa.
Seguimos con nuestro ejemplo: Juan está serio, seguro que está enfadado conmigo. ¿Es
totalmente cierto este pensamiento? ¿Qué evidencia tenemos de que esté enfadado por
nuestra culpa? ¿Nos lo ha dicho? ¿Puedo probarlo? ¿Es eso una buena prueba ¿Tenemos
evidencia en contra de nuestra afirmación? ¿Hay algo que nos indique que puede que nos
equivoquemos?
¿De qué me sirve pensar que está enfadado conmigo? ¿Soluciono mis problemas
pensando esto? ¿Me ayuda en algo? ¿Qué conseguiré pensando así? Estos pensamientos
no nos suelen ayudan. De hecho, siempre nos hacen sentir mal y no ayudan a solucionar
ninguna situación.
En caso de sí estuviera enfadado conmigo, ¿Es tan grave? ¿Es lo peor que podría pasar?
¿Por qué sería tan horroroso? ¿Podré soportarlo? ¿Dentro de unos años me acordaré de
esto? ¿Puedes imaginarte continuando con tu vida aun cuando esto
ocurriera así?
La mayoría de situaciones no son tan graves como para preocuparnos en exceso por ellas.
Si crees que Juan está enfadado contigo puedes, simplemente preguntárselo para salir de
dudas. Si resulta que sí estaba enfadado contigo, es una buena oportunidad para hablarlo
y solucionarlo.
Una vez que te hayas dado cuenta de que tu pensamiento es irracional, es hora de aplicar
esta técnica de reestructuración cognitiva: Encuentra pensamientos alternativos
racionales. Para ello pregúntate:
¿Hay otra forma de interpretar esta situación?
¿Podría hacer algo más útil que darle vueltas a este pensamiento?
¿Esta forma de interpretar la realidad me ayuda a conseguir mis objetivos? ¿Me ayuda a
tener mejor estado de ánimo?
También es importante eliminar los “debería” y los “tengo que” y sustituirlos por “me
gustaría” o “preferiría”. No “necesito alguien que me quiera”, sino “Me gustaría que
alguien me quisiera, pero si no tampoco es el fin del mundo. Puedo apañármelas bien yo
solo/a”.
A continuación, damos unos ejemplos prácticos dependiendo del problema que tengamos.
La reestructuración cognitiva es una buena herramienta y eficaz en muchos casos, pero
en otros es posible que no funcione bien, por el tipo de persona y por su problema
concreto. Por ello, si existe un trastorno psicológico o el malestar es muy grande, lo más
adecuado es acudir a un profesional. Y en ningún caso esta herramienta debe utilizarse
como técnica única, sino dentro del conjunto de la terapia.
Los niños también pueden hacer reestructuración cognitiva, pero siempre adaptado a su
edad. En terapia el trabajo con niños se realiza normalmente a través del juego para que
puedan prestar atención y lo entiendan bien. Estos ejercicios son adecuados para niños de
entre 6 y 11 años.
Lupa gigante: esto puede ayudar a los chicos a que analicen más profundamente las
situaciones y sus pensamientos. “¿Qué crees que ha pasado para que te sientas así?
¿Cogemos una lupa y la ponemos ahí?”
¿Esto es totalmente cierto? ¿Qué evidencias tengo de que vayan a pensar que soy tonto o
inútil? ¿Acaso cuando veo a alguien hablar en público y ponerse nervioso pienso que es
tonto? ¿Y tengo el poder de adivinar lo que va a pasar y lo que va a pensar la gente?
¿Me sirve de algo pensar que me va a salir mal? ¿Hace que me ponga menos nervioso?
Si realmente me pongo nervioso, ¿es lo más terrible que me podría pasar? ¿Podré
soportarlo?
Imagina que llegas a casa cansado/a y esperas que tu pareja se ofrezca a hacer la cena.
Como no lo hace la terminas haciendo tú y piensas: “Es un/a egoísta, debería haberse
ofrecido. Siempre me toca a mí. Estoy harto/a”
¿Es totalmente cierto esto? ¿Hay cosas que hace por mi si yo pedírselo? ¿Es cierto que
siempre me toca a mí o hay veces que no?
¿Este pensamiento me sirve de algo? Realmente solo hace que me enfade con mi pareja
y no solucionemos nada.
Pensamiento alternativo: Quizá es cierto que yo haga la cena muchas veces, pero no
siempre. Mi pareja sí que hace cosas por mí, y hoy quizá no se ha dado cuenta de que
estaba cansado/a. Si no se lo digo, no va a adivinar que no me apetece cocinar. La próxima
vez, se lo pediré.
Las pruebas de realidad pueden ser también muy útiles para que se dé cuenta de la poca
probabilidad de las consecuencias terribles que anticipa