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Títeres corporales en la pasión de Elpidio

Zheyra Sofía Vera Castillo

Universidad Veracruzana

La pasión de Elpidio es una obra de títeres corporales del grupo Carapacho, integrado

por Yanina Vázquez y José Benjamín Cruz. Esta obra se ha presentado en foros como el

Festibaúl Internacional de Títeres, Festival Internacional Rosete Aranda, Festival

Abierto de Pantomima, entre otros. Su participación más reciente fue el 26 de agosto

del 2017 en el teatro Macedonio Alcalá, dentro de las festividades del Día Internacional

del Actor, organizado por la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca.


Esta puesta en escena narra la historia de Elpidio y Elladira. En la primera escena vemos

a un hombre sentado en una silla, luego entra una mujer en estado neutro con un estuche

de guitarra. Ambos están vestidos de color negro, lo cual revela un estado de

neutralidad. Antes de abrir el estuche de guitarra realizan acciones corporales, un juego

de espejo; la imitación de los trazos ejecutados entre uno y otro. Estos movimientos

corporales, según Decroux remiten al arte de la mima. (2000, p. 115)

Del estuche extraen un títere de sexo femenino hecho de tela llamado Elladira, que trae

puesto un vestido rojo y una blusa blanca. La mujer se dobla los perniles de su pantalón

negro para prestarle sus piernas al títere, se pone el títere enfrente y se amarra el vestido

de éste a ella. El hombre inserta un brazo dentro del títere, su compañera hace lo mismo,

ambos lo manipularán.

Elladira abre un tripié y pone encima un cuadro que será su escenografía. El títere,

asimismo, dispone sus propios elementos sobre el escenario. Esta última acción nos

recuerda la concepción de Converso acerca del títere,


“como objeto, de materia muerta que se anima escénicamente, de metáfora en

movimiento; lo que le concede la característica especial de que pueda, al mismo

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tiempo, tener en su naturaleza algo de juguete, de curiosidad o de rito mágico.

El hecho de ser un muñeco que intentará convencernos de que está vivo,

despierta seguramente alguna simpatía, cierta expectación singular, algo de

misterio y encantamiento.” (2000, p. 23)


A continuación el títere adquiere vida y se prepara para presentarnos su historia, con

música de Mozart al fondo.


Hay un cambio de luz y ahora Elladira está sentada en la silla y empieza a tejer, luego se

incorpora para asomarse a la ventana. Los titiriteros, el hombre y la mujer, tienen una

partitura meticulosa de acciones continuas dentro del espacio escénico, ya que abarcan

todo el escenario, con el objeto de producir el correcto sentido y lograr precisión de

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movimiento.

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Fotografía de Sofía Vera.

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Posteriormente, se vuelve a sentar y empieza a tejer de nuevo, oye un ruido y se

incorpora para dirigirse hacia la ventana. Toma su estuche, se va, regresa y pone sobre

la ventana la bufanda que estaba tejiendo. Sale del escenario; poco después se oye el

sonido de un coche frenando bruscamente. Elladira realiza una acción que ejemplifica

un accidente que le ocurre.

El titiritero usa todo su cuerpo para producir el movimiento del títere, se puede decir

que utiliza una mixtura con la mima corporal, en palabras de Decroux

“en nuestra mima corpórea, la jerarquía de órganos de expresión es la siguiente:

primero, el cuerpo; después, los brazos y las manos; y por último, el rostro¿ por

qué mi preferencia por el cuerpo? Por esto: los órganos de expresión del cuerpo

son grandes y los del rostro son pequeños. El cuerpo es pesado y los brazos son

ligeros. ” (2OOO, p. 137),

En el caso de Elladira, todo el cuerpo del titiritero se ve involucrado en el movimiento,

excepto el rostro, el cual no refleja sentimientos. Continuando con la escenificación

Elladira se quita el rostro, una máscara, y se queda con el de una calavera.


La precisión de los movimientos y la sincronía de los dos titiriteros para la

manipulación de un solo títere es el ejemplo de un perfecto entrenamiento corporal, lo

cual está al servicio del títere, ya que no es el cuerpo de los titiriteros el que expresa,

sino el cuerpo de aquel. Las partes que prestan a los títeres son las piernas y las manos

principalmente, pero se puede observar que todo el cuerpo participa en la creación de la

presencia del títere.

Sobre el uso del cuerpo y los títeres Converso comenta,

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1. “ El titiritero no expresa con su cuerpo. Es decir, si bien no expresa el personaje con la

totalidad de su cuerpo como en el teatro de actores, sí emplea todo su cuerpo y en especial

sus manos y brazos para lograr que el cuerpo, y en especial sus manos representen un ser

vivo; es decir, el titiritero actúa creando al personaje con el títere.


2. El titiritero, entonces, necesita de un entrenamiento específico y riguroso que le permita

expresar con el muñeco sin agotarse, manteniendo resistencia y soltura, una libertad

muscular en el cuerpo que permite, al mismo tiempo, concentrar la mayor atención en la

mano y el brazo, a fin de lograr una animación convincente” (2000, p. 29)

Volviendo a la acción escénica, ahora el titiritero abre el estuche y le pide la máscara a

Elladira, la titiritera se coloca sobre el mismo estuche y él la ayuda a colocar el títere

adentro.

Posteriormente, el titiritero entra a escena con un estuche de guitarra más pequeño, hace

movimientos con él, y luego del interior extrae un traje blanco. La titiritera introduce un

brazo dentro de este traje, luego una pierna y el titiritero una pierna más. El hecho de

compartir este vestuario y hacer los movimientos en sincronía nos describe una

conciencia corporal. Con relación a ello Curci opina que el titiritero “debe tener

conciencia del propio cuerpo en su espacio y, al mismo tiempo, modelar el espacio

dramático de títeres mediante movimientos que creen formas en un espacio que es,

como dijimos y distinto al del propio titiritero”. (2002, p. 114)

Mediante el traje blanco se representa un nuevo personaje llamado Elpidio, quien se

coloca una máscara de calavera y hace una secuencia de movimientos para reconocer su

cuerpo, después otra más para rehacer los mismos movimientos. Un flash back. Los

titiriteros sacan sus brazos y piernas, a continuación, el titiritero se pone el traje, la

titiritera le da una máscara al títere y éste se la coloca. Elpidio toma su estuche de

guitarra y empieza a caminar. Un nuevo personaje vestido de negro y cubierto de la

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cabeza lo sigue (la titiritera), juntos inician una secuencia en la cual este personaje de

negro persigue a Elpidio porque desea robarle su guitarra. El personaje de negro

dispara, simulando una pistola con la mano. La titiritera tiene una bala, un objeto

animado, que va acercando, poco a poco, a la humanidad de Elpidio quien empieza a

realizar una secuencia de movimientos para esquivar la bala, todo ello al ritmo de un

tango. Finalmente, pese a los esfuerzos del personaje, al final de esta secuencia la bala

lo hiere.

Asi pues, en relación con lo que se acaba de ejemplificar debe señalarse que,

“la materia [cualquier objeto de la vida cotidiana: una banana, un rollo de papel,

un pedazo de hielo…] entendida como material de elaboración poética puede

ser más rica que cualquier palabra. El títere es territorio natural de la metáfora.

Solo necesita de titiriteros que se asuman como poeta renunciando al mero rol

de ilustrador ( Kartun en Dubatti 2010, p.24).

La titiritera le pide su máscara a Elpidio, éste se la quita y se queda con la cara de

calavera.

Ambos titiriteros guardan a Elpidio dentro del estuche, luego, se ve una luz, y entonces,

nuevamente lo extraen pero ahora los dos compartirán al títere, quien ya caracterizado

saca un violín de cartón y empieza a tocar una sonata de Mozart. Se desplaza hacia la

ventana y entra al espacio de la casa y se pone la bufanda que ha tejido Elladira, se

sienta en la ventana y descubre que se le sale un hilo, luego, utiliza la bufanda para

hacerle cuerdas al violín y así tocar a Mozart.

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Elpidio empieza a caminar y después de un tramo descubre el otro estuche de guitarra

en cuyo interior se halla Elladira inerte, ante este hecho, hincado frente al estuche,

decide tocar el violín, luego, la saca del interior y la abraza; se quita la lámpara prendida

que trae en su pecho y se la coloca a su amada.

Los dos titiriteros van, paulatinamente, sacando sus brazos y piernas del títere varón,

van animando al títere mujer.

“El títere, en cambio, pertenece al mundo de los objetos, es un actuante con otra

naturaleza, la que está estrechamente emparentada con los ídolos y las

máscaras. Por lo tanto, el titiritero debe representar con el muñeco la acción

dramática, lograr una verdadera metáfora de la acción real” (Converso 2000 p.

22).

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Fotografía de Sofía Vera.

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Ahora, Elladira, que incluso lleva puesta la bufanda, observa el violín que descansa

junto al estuche, entonces, decide buscar a Elpidio en el otro y en el camino lo encuentra

inerte como una piedra, lo abraza, lo estrecha en ella, se quita la lámpara que lleva

colgada y se la coloca a él. De súbito, ella queda inerte, mientras el otro recobra la vida.

Se hace un juego en el cual ambos titiriteros dan vida a cada personaje,

alternativamente. Se trata de una partitura escénica limpia, en la que el titerero tiene un

ritmo corporal y una disposición hacia el títere.

Finalmente, después de todo un proceso dramático, Elpidio se lamenta mientras observa

inerte el cuerpo de su amada. La levanta y la abraza, un momento después, la coloca en

el estuche de guitarra, abraza su violín, se quita la lámpara y poco a poco los titiriteros

lo van colocando dentro del estuche y lo cierran. Elpidio tuvo que elegir entre sus dos

pasiones la música y Elladira.

En un momento dado se oye el Vals para Elisa de Beethoven y unas risas. Aparecen

unos títeres más pequeños que los personajes principales sobre el estuche de la guitarra,

juegan y se abrazan. Los titiriteros, poco a poco, van caminando hacia una luz con los

títeres pequeños y desaparecen.

En conclusión, se puede decir que la importancia de esta obra radica en el uso del

cuerpo para proveer de vida a los títeres, todo el cuerpo del titiritero está al servicio de

ellos. También se observa una mixtura de técnica porque se maneja el títere corporal, el

títere de objeto y la máscara. Se puede concluir que el grupo Carapacho con una

partitura provista de claridad y mediante elementos de expresividad propios del mundo

del títere nos expone, representa, una historia a través del cuerpo en conjunción con la

música.

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El compromiso y entrega de los titiriteros es evidente y comprobable, ellos dan vida a

los títeres, y no solo a la pasión de Elpidio sino a la suya propia porque hacen títeres con

creatividad, técnica, esmero y profesionalismo.

Bibliografía

Converso, Carlos. El entrenamiento del titiritero.

Curci, Rafael. Dialéctica de titiritero en escena.

Decroux, Etinne. Palabras sobre el mimo.

Revista Tramoya sobre títeres.

Páginas de internet consultadas: http://carapachoteatro.blogspot.mx/2011/04/la-pasion-

de-elpidio.html

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