Administracion
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Administración de la Iglesia I.
Índice:
UNIDADES CONTENIDOS PÁGINAS
REGLAS PARLAMENTARIAS.
VI 6.1. Concepto de Reglas Parlamentarias.
6.2. Reglas Parlamentarias Básicas.
Orientaciones metodológicas:
El presente texto está estructurado en 6 unidades. En las mismas se presentan conceptos,
definiciones, principios, teorías, características, reglas Parlamentarias, experiencias e información
tocante a la Administración Eclesial I.
Las conferencias de la docente serán expuestas mediante diapositivas en Power Point. Sin embargo,
se requiere que cada estudiante disponga del material en físico en Word, a fin de que todos y todas
puedan cumplir con los ejercicios y/o trabajos en el aula de clase y las investigaciones extra aula.
Además de las conferencias o exposiciones de la docente, los y las estudiantes realizarán trabajos
grupales en el aula, en los que leerán, analizarán, reflexionarán y expondrán los contenidos que e
la facilitadora orientará en clase.
P.D.: El o la docente está eximido/a para asignar un trabajo diferente al orientado en este texto si así lo considera necesario,
siempre y cuando no sea contrario a los contenidos del mismo.
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Msc. Ana Julia Díaz Lira.
Primera Unidad:
CONCEPTO DE IGLESIA.
Objetivos Específicos
1. Conceptualizar el término Iglesia y su razón.
2. Analizar los aspectos básicos etimológicos e históricos del término Iglesia.
3. Conocer algunos ejemplos neo testamentarios de la palabra Iglesia
1.1. Introducción:
Hay muy pocas palabras que son tan frecuentemente usadas por los cristianos como la
palabra “iglesia”. Desafortunadamente, son pocos los que en verdad entienden esa palabra
del mismo modo en que la Biblia la entiende, y aplican su significado bíblico en la práctica.
Dada la importancia de un claro entendimiento de lo que la Palabra de Dios dice sobre la
iglesia, dedicaremos el estudio de esta primera unidad a su detallado análisis.
Un vistazo a lo que la mayoría de la gente piensa que la palabra “iglesia” significa demuestra
que la gran mayoría usa esta palabra ya sea para denotar un lugar donde se llevan a cabo
varias ceremonias religiosas o como componente en el título de varias denominaciones. Sin
embargo, esos usos de la palabra “iglesia” no corresponden a los de la Palabra de Dios,
haciendo necesario un mejor análisis del significado de esta palabra.
La palabra “iglesia” es una traducción de la palabra griega “ekklesia” que significa “lo que es
llamado”. Como E. W. Bullinger dice, esa palabra era usada “por cualquier asamblea, pero
especialmente por ciudadanos o una selección de ellos, “burgueses”.
En el Nuevo Testamento se usa 115 veces, 3 de las cuales se traduce como “asamblea” y 112
como “Iglesia”. Un vistazo a las 3 veces que esta palabra se traduce como “asamblea” es
suficiente para demostrarnos que no era utilizada únicamente por asambleas de cristianos.
De hecho, en Hechos 19, refiriéndose a una demostración en contra de Pablo, veamos lo que
sucedió en Éfeso dice: Hechos 19:32, 35, 39, 41
N.T., para describir la comunidad de los creyentes, o sea el conjunto de todos aquellos que
escucharon el llamado del Espíritu Santo para dejar la incredulidad y el pecado, para creer en
Cristo Jesús como Su Salvador Personal. En el N.T. la palabra iglesia no significa nunca un
edificio, ni un lugar de culto, como es el caso de hoy en día. Muchos piensan que “iglesia”
significa un lugar como dice en 1Cor. 14:19 “pero en la iglesia, prefiero decir 5 palabras con
inteligencia, para que pueda instruir a los otros, que 10.000 en lenguas”.
En tiempos del NT el término se aplica con mayor frecuencia al cuerpo de personas que creen
en Jesús como el Mesías y lo aceptan, viven sus enseñanzas y están unidos en una
organización creada por Jesús (Mt. 16:18; 1 Co. 3:11; Mt. 28:19, 20; Mr. 16:15, 16; Hch. 2:38,
41, 47; 16:13; Ro. 12:4, 5.
La Iglesia, creación de Dios, construcción de Cristo, animada y habitada por el Espíritu 1Cor
3.16, Ef 2,22, está confiada a los hombres, los apóstoles «escogidos por Jesús bajo la acción
del Espíritu Santo, y luego los que, por la imposición de las manos, recibirán la autoridad para
la realización de la tarea de llamar a otros y otras. 1Tim 4:14 2Tim 1:6.
La Iglesia, guiada por el Espíritu Jn 16:13, es «columna y soporte de la verdad» 1Tim 3,15,
capaz, sin desfallecer, de «guardar el depósito de las sanas palabras recibidas» de los
apóstoles 2Tim 1:13s, es decir, de enunciarlo y explicarlo sin error. Constituida cuerpo de
Cristo por medio del Evangelio Ef 3:6, nacida de un solo bautismo Ef 4:5, nutrida con un solo
pan 1Cor 10:17 reúne en un solo pueblo Gal 3,28 a los hijos del mismo Dios y Padre Ef 4:6;
borra las divisiones humanas reconciliando en un solo pueblo a judíos y paganos Ef 2,14ss,
civilizados y bárbaros, amos y esclavos, hombres y mujeres 1Cor 12:13, Col 3:11, Gal 3:28.
Esta unidad del cuerpo de Cristo, como se dice desde el siglo II; está hecha para reunir todas
las diversidades humanas, hechos10:13 «Mata y come», para adaptarse a todas las culturas
1Cor 9:20 y abarcar al universo entero Mt 28:19.
La Iglesia es santa Ef 5:26, no sólo en su cabeza, sus junturas y sus ligamentos, sino también
en sus miembros que ha santificado el bautismo. Cierto que hay pecadores en la Iglesia 1Cor
5,12; pero están desgarrados entre su pecado y las exigencias del llamamiento que los ha
hecho entrar en la asamblea de los «santos» hechos 9:13. A ejemplo del maestro, la Iglesia no
los rechaza y les ofrece el perdón y la purificación Jn 20,23 Sant 5:15, 1Jn 1:9, sabiendo que
la cizaña puede todavía convertirse en trigo en tanto la muerte no haya anticipado para cada
uno la «siega» Mt 13,30. La Iglesia no tiene su fin en ella misma: conduce al reino definitivo,
por el que la sustituirá la parusía de Cristo y en el que entrará nada impuro Ap. 21:27 22,15.
Las persecuciones avivan su aspiración a transformarse en Jerusalén celestial.
En este estudio trataremos de ampliar razón de ser, conceptos, etimología e historia y algunos
ejemplos del termino Iglesia en el N.T.
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Razón de la Iglesia.
¿Cuál es la razón de ser Iglesia? Mt 28: 19.
La razón de la Iglesia es Evangelizar, siendo este su estilo de vida, la mayor necesidad del
mundo es Jesucristo y lo damos a conocer a través de la evangelización y nuestro testimonio
de vida, porque ahora que estamos en Cristo debemos reflejar al resucitado.
Hacer discípulos, es lo que en realidad todo creyente debiera hacer. Sin embargo, no siempre
es lo que hacemos. En ocasiones, se responsabilizan las circunstancias de no lograrlo. En
otro sentido, pensamos que la gente no siempre está dispuesta para el evangelio. En cambio,
Jesús hizo discípulos y envío la iglesia hacer lo mismo. El hecho de que, el Maestro nos
enviara a conquistar seguidores, fundamenta la verdad que podemos lograrlo. Un aspecto
determinante; los discípulos son de y para Jesucristo. Es probable que, uno de los factores
que debe redefinir la iglesia, sea su disponibilidad a ser obedientes en la gran comisión.
Formar parte del envío misionero, implica hacer discípulos en nombre de Jesucristo y para la
gloria de su nombre.
La iglesia en su totalidad, ha sido comisionada a la tarea de revelar el evangelio de salvación,
hasta que este sea formado en la vida de los creyentes.
La tarea precisa urgencia en toda dirección, para hacer misiones en el poder de Jesucristo.
Testificar de la persona de Jesús, nos proporciona la bendición de anunciar su salvación para
formar seguidores al estilo de su maestro.
Conceptos de Iglesia.
pidiendo para los suyos una perfecta unidad de naturaleza, semejante a la del Padre y el Hijo
(Jn 17:11), (Jn 20-23).
La base séptuple de esta unidad queda indicada en (Ef. 4:4-6); esta unidad existe entre
aquellos que adoran y sirven al Dios uno y trino, que han venido a ser miembros del cuerpo de
Cristo, la Iglesia, por el bautismo del Espíritu, teniendo la sola fe que salva y la esperanza viva
del retorno de Cristo. Fuera de esta base, es ilusoria toda búsqueda de unidad. De todas
maneras, no tenemos que hacer, ni organizar la unidad, que es espiritual, mediante nuestros
esfuerzos, sino guardarla en el vínculo de la paz (Ef. 4:1-3). Esto demanda un constante
esfuerzo de los creyentes, y debe llevarnos a la confesión de que todos hemos pecado
gravemente a este respecto. ¡Se debería prestar más atención a la severa advertencia de (1 C
3:16-17). (e) Dones y ministerios en el seno de la iglesia. En el Cuerpo de Cristo cada
miembro recibe uno o varios dones del Espíritu, para capacitarle a actuar en bien del resto de
los miembros. Una enumeración de los dones y ministerios posibles se halla en (1 Co 12:7-
11), (1 Co 28-30), (Ro 12:4-8), (Ef. 4:11).
Por cuanto todos los miembros del cuerpo de Cristo son así dotados y llamados al sacerdocio,
no existe jerarquía en la Iglesia, ni división entre clero y laicos. Lo que sí existe es una
armónica distribución de los dones y ministerios, ejercidos en mutuo amor y sumisión los unos
a los otros (1 P. 4:10-11). En la Iglesia del NT los apóstoles ejercieron un papel que era, en un
sentido, irrepetible (Hech. 1:21-22; Ef. 2:20); los obispos (gr. «supervisores»), llamados
también ancianos (Hech. 14:23; 15:22; 20:17, 18), estaban encargados de velar sobre el
rebaño y de asegurar la predicación y la enseñanza (1 Ti. 3:1-7; 5:17); los diáconos ejercían
un ministerio de servicio (Hech. 3:8-13; 6:2-6; cfr. Ro. 16:1-2: Febe, diaconisa de la iglesia de
Cencrea). Éstos eran cargos siempre establecidos por la irreemplazable autoridad de los
apóstoles bien personal, bien delegada expresamente (1 Ti. 3:1-7, 8-13, 14-15; Tít. 1:5), lo
cual es evidencia de que no eran establecidos por las iglesias mismas. Había también
profetas, evangelistas, pastores y maestros (Ef. 4:11). Éstos son constituidos por la autoridad
directa del mismo Señor, cabeza de la Iglesia (cfr. Hech. 13:1-3), ejerciendo sus ministerios en
comunión con toda la Iglesia pero no, ciertamente, comisionados por ella, sino por el mismo
Señor para edificación mutua. Es además un ministerio plural, y no reducido a un solo
hombre, como sucede tan frecuentemente hoy en día. Las actividades y la autoridad quedan
así en el seno de la Iglesia, de manera que en el Concilio de Jerusalén las decisiones son
tomadas en nombre de los apóstoles, ancianos, hermanos y, finalmente, de toda la Iglesia,
bajo la dirección del Espíritu Santo (Hech. 15:22-23, 28).
El destino eterno de la Iglesia. En esta tierra, la Iglesia es aún imperfecta, incompleta y
menospreciada; no es del mundo y marcha, como su Señor, por el camino de la cruz (Lc.
12:32; Jn. 15:18, 20; 17:14-18). Su tarea es dar testimonio de Jesucristo y ganar almas para
Su nombre (1 P. 2:9-10; Fil. 2:15-16). Tiene que crecer en la santidad (Ef. 4:12-16); es
inminente el momento en que se cumplirá el número de los elegidos (Ro. 11:25) y en que
Cristo hará comparecer ante Sí a su esposa perfecta, gloriosa e irreprensible (Ef. 5:27). Para
ello, su esposa habrá sido arrebatada al cielo al encuentro de su Señor (1 Tés. 4:14-17; cfr.
Mt. 25:1-13), purificada y unida a Él en las Bodas del Cordero (Ap. 19:7-9). Sentada con Cristo
en su trono, reinará con Él por los siglos de los siglos (Ap. 3:21; 22:3-5). Entonces aquellos
que han sido salvos por la fe del Evangelio, gozarán de su felicidad sin adversidad alguna, en
la presencia del mismo Dios, en aquella ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y
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constructor es Dios, gozando de una comunión entrañable con Cristo y con el Padre en una
unión eterna por el Espíritu (He. 11:10; Jn. 14:1-3; Ap. 21:9-22:5). Las últimas palabras de la
Biblia retumban con la esperanza de la Iglesia alimentada por el Espíritu: «Y el Espíritu y la
Esposa dicen: Ven... El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve.
Amén, sí, ven, Señor Jesús» (Ap. 22:17, 20)
Con la predicación del evangelio, las Iglesias se preocupaban por los pobres y marginados
sociales. En Jerusalén, “vendían sus propiedades y sus bienes, y los repartían a todos según
la necesidad de cada uno” (Stg 5:14-15).
La Iglesia no encubre los grandes problemas, errores y pecados que existían en aquellas
comunidades cristianas. En Jerusalén •Ananías y •Safira mintieron (2Ti 3:5-7). En la mayoría
de las cartas a las iglesias de Asia, a las cuales Juan se dirige en el Apocalipsis, se detectan
defectos y pecados que existían en ellas.
La observación de estos aspectos de la vida de las Iglesias, corrientes en toda la historia
hasta el día de hoy, nos asombran las declaraciones apostólicas en cuanto a la Iglesia No “las
Iglesias, sino ”la Iglesia“ Ella es la casa de Dios, la Iglesia del Dios viviente, columna y
baluarte de la verdad" (Efe 5:26-27).
de Dios, que se encarna y se revela en esta realidad a la vez humana y divina, visible y
transcendente, santa y pecadora, pueblo de Dios y cuerpo de Cristo [Ef_1,22-23]; [Ef_2,20];
[Ef_3,10], [Ef_3,21]; [Ef_4,12-16]; [Ef_5,23-32]; [Col_1,18], [Col_1,24-25]; [1Tim_3,15].
cerca del año 250 A.C. (en la traducción conocida como LA SEPTUAGINTA).
El término hebreo "QAHAL" (Cajal) significa "CONVOCAR" y en la Septuaginta es traducido
como "EKKLESIA".
Ejemplos:
(a) En Dt. 18:16 el término "qahal-ekklesia" se traduce al castellano por "asamblea".
(b) En Jueces 20:2 el mismo término se traduce por "reunión".
Segunda Unidad:
Objetivos Específicos
A. Liderazgo
El emprendedor quiere crear, lograr, movilizar personas e ideas para cumplir las metas
trazadas, pero también debe motivarlas para que lo hagan con entusiasmo y disposición. Es
necesario que tenga habilidades organizacionales, que sepas cómo llegar a tus colaboradores
y posibles clientes. Debes convencer e influenciar para concretar negocios.
B. Plan
Es desarrollar un proyecto definiendo, objetivos, estrategias, responsables y recursos, con el
fin de ejecutar acciones para lograr resultados; y está elaborado en un escrito donde
planteamos los pasos a desarrollar con sus tiempos y recursos dentro de una organización
definida.
C. Planificación
Es el proceso de establecer las ideas para definir el futuro de la empresa, determinar las
acciones que se deben tomar para el logro exitoso de los objetivos. Todos los procedimientos
han de definirse previamente. Planear te ayudará a analizar e investigar todas las situaciones
posibles. No olvides realizar un plan de negocios.
D. Organización
La estructura de la empresa debe estar bien coordinada para alcanzar las metas planificadas.
Definiendo las tareas y responsabilidades de cada colaborador o del propio emprendedor. Los
recursos y las acciones deben ser organizados mediante estrategias previamente definidas.
Establece una rutina diaria o cronograma en una agenda.
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E. Control
El administrador busca controlar. El emprendedor debe desarrollar el auto control ante
situaciones difíciles para poder dirigir a sus colaboradores y mantener la calma cuando las
cosas no resulten como se espera. También debes supervisar las tareas que desempeñas y
las del resto del equipo, para hacer ajustes o correcciones cuando sea necesario.
F. Coordinación
La sincronización entre las ideas, actividades y recursos materiales, financieros, humanos, es
fundamental para obtener los resultados esperados. Las organizaciones que establecen
metas altas, requieren un mayor nivel de coordinación para alcanzarlas. En el caso de los
emprendedores, es necesario dar seguimiento a todas las acciones para descartar las no
favorable y conservar las positivas. El contacto con clientes y socios ayudará a establecer
relaciones más sólidas y de valor.
G. Creatividad: Cómo hacer lo mejor con los recursos disponibles debe ser el mantra de
cualquier emprendedor. El ingenio y la inspiración son cualidades indispensables porque
suelen existir muchas limitaciones y debes aprovechar lo que tienes a tu disposición para
generar ideas.
H. Perseverancia: Los obstáculos siempre estarán a la orden del día y debes aprender a lidiar
con ellos. Construir un negocio exitoso requiere tiempo. Es como una pequeña planta a la que
debes regar para que crezca. Si no tienes la capacidad y fortaleza para sobrellevar esto, no
podrás salir adelante con tu negocio.
I. Objetivo: Se refiere a los fines propuestos en una actividad, proyecto o programa
determinando en el ámbito empresarial, la expresión organizacional de la orientación a dar en
los procesos, la planificación de acciones y está totalmente ligado con la medición de
resultados.
J. Política: Es el ejercicio del poder en la organización en relación con unos intereses
definidos para lo misional. La política requiere enmarcarse en una actividad en procura de
obtener poder, retenerlo, ejercitarlo con miras al logro de un fin. Una política es de obligatorio
cumplimiento ya que se constituye en norma de actuación organizacional.
K. Meta: La meta de un proyecto es el punto final alcanzado, puede proyectarse a corto,
mediano o largo plazo, la meta es la cuantificación del objetivo que se pretende alcanzar en
un tiempo determinado y con los recursos necesarios, de tal forma que permita medir la
eficacia en el cumplimiento de un programa o proyecto.
L. Estrategia: Estrategia es la determinación de los objetivos básicos a largo plazo de una
empresa, la adopción de los cursos de acción y la asignación de los recursos necesarios para
su cumplimiento, se vale de relaciones y acciones especiales, entre el medio ambiente interno
y externo de la empresa. La estrategia está recogida en el marco definido por la misión, visión,
objetivos, filosofía, principios y valores de una empresa; es decir, debe ser coherente y
pertinente al direccionamiento de la empresa o del proceso a abordar.
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Predicar
Enseñar
Pastorear
Administrar
Aunque la administración es considerada como una fase o expresión del ministerio como
enseñar y predicar, la administración tiene un impacto en todo lo demás que hace la
congregación. Si no se alcanza el presupuesto, si no se abre el templo para los servicios, si
no se encienden las luces, nadie se quedara para escuchar al predicador. Si no se paga la
propiedad, no habrá donde reunirse para orar ni para la joven pareja que va a ser aconsejada
y casada por el pastor. La administración hace posible que se lleven a cabo la mayoría de las
otras fases del ministerio.
Afecta porque la administración es una necesidad en la Iglesia pero también es una realidad,
La administración es necesaria para traer eficiencia, orden y organización al trabajo de la
Iglesia para que todos los recursos incluyendo recursos humanos sean usados efectivamente
para alcanzar logros significativos en el reino y es una necesidad por que el ministerio no se
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Dios está obrando maravillas en nuestros días, nuestras iglesias están creciendo, el desafío
es muy grande, pero también lo es la responsabilidad de organizarlas en forma tal que todo se
haga decentemente y con orden. Cada día hay más personas, más recursos, más obras qué
hacer, más necesidad de administrarlas
A fin de hablar un mismo idioma, al tratar este tema quisiera definir la administración en la
Iglesia como el ordenamiento de todos los recursos de la congregación de tal manera que
esta cumpla su misión. Cuando hablamos de administración no sólo debemos pensar en la
parte económica, sino también en los recursos materiales, humanos y espirituales. Somos
administradores (1 Co. 4,1-2) del Evangelio y seremos fieles en la medida que usemos todos
los recursos en forma sabia para lograr ese fin.
En esto hay dos peligros: 1) Ser tan organizados que no demos lugar a la obra del Espíritu
Santo y, 2) que seamos tan místicos que dejemos todo a la dirección de Dios y procedamos
sin planes. Esto, aparte de traer confusión, nos hará perder tiempo y recursos. Tendremos
menos efectividad en nuestra misión como Iglesia. El secreto está en el equilibrio, en una
administración guiada por el Espíritu Santo.
(Ef. 1:9). Pablo dice en varias ocasiones que Dios “nos eligió,” “nos designó” y “nos
predestinó” según su voluntad.
Observe especialmente Efesios 1:10: “con miras a una buena administración en el
cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están
en los cielos, como las que están en la tierra.”(Biblia de las Américas)
Acá Pablo ve el plan de Dios como una estrategia cósmica que tiene que ver con toda la
creación. El plan de Dios es “reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la
tierra” (Ef. 1:10). Cinco veces en Efesios Pablo habla de “las regiones celestiales.” Dios es el
“Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos,” y Cristo “ascendió
por encima de todos los cielos, para llenarlo todo [el universo entero].” (Ef. 4:6,10).
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Tercera Unidad:
Objetivos Específicos
La Biblia nos enseña del interés de Dios por el uso apropiado de sus recursos. Como sus
siervos, somos responsables del cuidado y adecuada distribución de sus recursos materiales,
financieros, humanos y espirituales.
En el evangelio Según San Mateo 25:45-51 nos da una clara lección cuando un siervo o
administrador usa mal los recueros, o no toma en serio sus responsabilidades.
La Biblia tiene mucho que decir acerca de la Administración y el uso apropiado de las
posesiones de Dios. Por lo tanto, es necesario ver la perspectiva Bíblica sobre el tema. No
es posible comprender o ejercer la administración si no se logra comprender cuál es la
posición del hombre sobre la tierra ¿dueño o administrador?
Estos recursos le guiarán ver la Administración como una herramienta creativa para cuidar lo
que Dios ha puesto en su vida.
Primero, que para ser administrador de los misterios de Dios es necesarios es un servidor.
Segundo, que los misterios de Dios es decir, la iglesia con todos sus factores divinos y
humanos es un cuerpo administrable.
Tercero, que el requisito por excelencia para participar en la administración es la fidelidad.
El fundamento básico sobre el cual descansa la administración eclesial es un claro
entendimiento de la fe cristiana y de la misión de la iglesia. Tal entendimiento es esencial,
porque el único objetivo de la administración eclesial es el cumplimiento del propósito de la
iglesia. Los estudios bíblicos, históricos y teológicos señalan los objetivos de la administración
eclesial y proveen la metodología aceptable para avanzar hacia el logro de los mismos.
La administración eclesial es ministerio, no métodos. Debe estar orientada hacia la persona,
puesto que la misión de la iglesia es dar a conocer el amor de Dios a todas las personas.
La administración eclesial debe procurar ser una disciplina del Espíritu Santo para hacer que
el amor de Dios sea una realidad en la vida de las personas, individual y socialmente. Esto
significa que la administración eclesial, correctamente entendida, posee una cualidad viva y
dinámica.
La administración eclesial es una ciencia, una arte y un don. Como ciencia, la administración
eclesial involucra procedimientos y técnicas que se pueden aprender a través del estudio y la
práctica. Como arte, la administración requiere sensibilidad relacional, intuición y sentido del
tiempo. Este arte no puede simplemente aprenderse, sino que debe estar basado en la
personalidad de los líderes y en su deseo de desarrollar personas y organizaciones. Como
don, la administración se desarrolla espiritualmente, y en muchos pasajes bíblicos se
menciona como requisito de los líderes que atienden las necesidades generales de sus
subordinados, y que a su vez viven en subordinación al Maestro, Jesucristo.
Realicemos un análisis de algunos pasajes bíblicos que son el fundamento de la
administración cristiana.
Ejemplos: En la Biblia se haya valiosos ejemplos de Administración.
En el A.T
En la creación, Dios demuestra su omnisapientísima habilidad administrativa, planeando,
organizando y ejecutando y evaluando cada etapa creativa realizada. Dios vio que todo era
buena en gran manera (Gén. 2:31). 2)
Jesús estaba más interesado en preparar y comisionar a unos pocos que en impresionar a las
multitudes.
Otros ejemplos en el N.T
Dirigiéndose a la Iglesia de Corinto (1 Cor.4:1-6), San Pablo les dice:
1 Así, pues, téngannos los hombres por SERVIDORES de Cristo, y
ADMINISTRADORES de los MISTERIOS de Dios.
2
Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado FIEL.
3
Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni
aun yo me juzgo a mí mismo.
4
Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el
que me juzga es el Señor.
5
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual
aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los
corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
6
Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor
de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está
escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.
Realicemos un ligero análisis exegético de los términos claves que utiliza Pablo y que los
pusimos en mayúsculas en esta perícopa o párrafo dirigido a la Iglesia de Corinto. San Pablo
destina todo el capítulo 4 de Primera Corintios para exhortar a los ADMINISTRADORES, que
los considera como SERVIDORES Y ADMINISTRADORES, tanto de Cristo como de los
misterios de Dios.
En el versículo 1, Pablo comienza utilizando el término SERVIDORES, la forma griega que
utiliza es: (jypherétas Cristu), es decir: subordinado de Cristo. Pablo
utiliza el término jypherétas asociado al término (oikonómus= administrador),
término que a su vez procede de dos raíces griegas: (oikos) que significa CASA, y de
(nomos) que significa LEY. Desde el contexto helénico, el Mayordomo era la persona
que establecía Ley en la Casa. Cuyo concepto no está divorciado de lo que vimos
anteriormente desde el latín, que el MAIOR DOMUS. El mayor, el grande en edad y
experiencia para gobernar o administrar el Domus, la Casa. Sin embargo, para San Pablo, el
oikonómus o el que establece ley en la casa (administrador), debe ser un jypherétas, es
decir, debe estar subordinado a Cristo. El término griego jypherétas tiene un sentido muy
amplio, se refiere a estar subordinado a, se aplicaba a los remeros de barcos, a los
servidores y a toda persona que estaba bajo autoridad. Pablo se lo aplica así mismo.
A criterio de San Pablo, el mayordomo, concepto nuevo en la iglesia cristiana primitiva, debía
tener la característica de estar sujeto o subordinado a Cristo, esta característica estaba
asociada al requisito de ser mayordomo, pero al mismo tiempo era superior a los
conocimientos de administración de una casa. Este concepto no sólo se aplicó a la casa de
los aristócratas, sino también a la Iglesia del Señor. Por ello, Pablo dice a la iglesia de
Corinto que sean Servidores de Cristo y Administradores de los MISTERIOS de Dios.
¿Cuáles son los Misterios de Dios? En Teología Propia hemos entendido que los Misterios de
Dios es toda aquella acción de Dios que trasciende infinitamente las capacidades de
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conocimiento del ser humano. Pero también es cierto que Dios mismo ha querido que
el ser humano lo conozca en esta vida, aunque sea de forma limitada. Por ello, Dios se
ha revelado a sí mismo en la creación y en todo lo visible –que es la revelación natural
que el hombre puede descubrir por su sola razón, sin necesidad de la fe. Pero de forma
más teológica, más profunda y completa por medio de la fe en la revelación
sobrenatural en la historia de la salvación, que alcanza su cúspide definitiva en el Dios
con nosotros, Jesucristo.
En el versículo 2 Pablo agrega otro requisito para los administradores que consiste en que
deben ser fieles. Se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado FIEL. La
forma griega que utiliza Pablo es: (jina pistós tis jeurethe), que
significa: que cada uno sea hallado fiel. Utiliza la forma gramatical del primer aoristo del
subjuntivo en voz pasiva del verbo (jeurisko), lo que implica que para ser administrador, la
fidelidad es la condición necesaria en todas las relaciones humanas y en el manejo del
dinero y en la administración de todas las cosas dentro de la casa (dentro de la iglesia)
y fuera de ella, algo así como en el caso de los empleados bancarios o en otras
situaciones que se requiere de extrema confianza.
Luego, en los versículos del 3 al 6, San Pablo se dedica a aclarar algunas situaciones tanto
personales como de Apolos, ambos en calidades de administradores del Señor. El contexto
histórico de 1 Corintios capítulo 4, que aborda el tema de los administradores, se refiere al
caso de que muchos administradores eran acusados en los tribunales porque sustraían o
robaban dinero o bienes del dueño o amo. Por ello, trasladado el concepto de administrador a
la Iglesia Cristiana, Pablo es enfático al exhortar que los administradores debían ser
SERVIDORES y ADMINSTRADORES, pero también debían ser FIELES, a fin de que dentro
de la iglesia no se repita lo que con frecuencia sucedía con administradores seculares,
que eran acusados en los tribunales como ladrones.
El Concepto básico y fundamental de la Administración eclesial está intrínsecamente asociado
a la ÉTICA CRISTIANA, que se fundamenta en el reconocimiento de que todos los bienes
provienen de Dios y deben ser usados para su gloria, honra y que se aplica por igual a
todo tipo de bienes, ya sea dinero, tiempo, dones, talentos u oportunidades de servicio
en la obra del Señor. David asevera en el Salmo 24: “De Jehová es la tierra y su plenitud, el
mundo y los que en él habitan” (Sal.24:1). No solamente el globo terráqueo es de Dios, sino
también todos los seres vivos animales y personas que habitamos en él.
El ejercicio de la administración, desde una perspectiva cristiana presupone la justicia. “El
significado de la administración eclesial es que los pobres tengan iguales derechos a los
recursos de Dios (Dt. 15:8–9). El sentido de la transformación es que, como administradores
de los abundantes regalos de Dios, hagamos justicia, luchando juntos por medio de la
oración, el ejemplo, la representación y la protesta para tener los recursos redistribuidos y se
limiten las consecuencias de la avaricia (Hchs. 4:32; (Hchs. 5:11)”.
A la iglesia se le ha dado la más grande y más importante administración que el mundo haya
conocido jamás: La salvación. Dios ha encomendado a la iglesia dar a conocer el evangelio
al mundo, pero los y las mayordomos/as responsables de la proclamación del Evangelio de
Jesucristo deben ser SERVIDORES/AS de Cristo y ADMINISTRADORES/AS de los Misterios
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de Dios, pero todos y todas deben ser FIELES. El Señor dueño de la Iglesia requiere expandir
su Reino, pero con personas que le demuestren CONFIANZA plena.
Trabajo en Equipo:
En clase analice el texto bíblico: Mateo 25:21-23. Analizar aquí: 1) por qué el Señor asignó
cantidades diferentes, 2) por qué el Señor se fue y dejó a las personas con las
cantidades de talento asignado, y 3) en términos de mayordomía de los bienes, qué
significan las palabras del Señor: Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel,
sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor.
Hace unos 20 o 30 años atrás, la vida cristiana evangélica era más genuina, de mayor
entrega, se evidenciaba mayor amor por la obra del Señor, la gente trabajaba arduamente en
la iglesia, se levantaban muchísimos campos misioneros, había gran cantidad de hombres y
mujeres dispuestos/as a trabajar en la obra del Señor. En los campos la gente iba caminando
bajo sol o lluvia a las actividades de la iglesia, y los trayectos de camino eran muy largos y
lodosos, pero la gente iba muy contenta.
Trabajo Individual:
Analizar algunos fundamentos de la Administración Eclesial que deben ser aplicados en los y
las administradores/as del Señor en la Iglesia de hoy. A continuación se presentan unos
textos bíblicos que abordan algunos fundamentos de la administración Eclesial.
2 Corintios 8:12.
Lucas 16:8.
Lucas 12:42-44.
Lucas 12:
1 Corintios 4:2.
2 Corintios 8:21.
En la Biblia, se usa la palabra hebrea pequddah' en 1Crónicas 26:30 para referirse al término
administración. Según la enciclopedia de expresiones Bíblicas "Perspicacia en cuanto a las
Escrituras", la raíz de este término proviene de una expresión que significa "dar atención
a". Asimismo, en Ruth 1:6, se usa esa misma palabra para referirse a la supervisión, con la
acepción: "al cuidado de". Otras referencias sobre el uso del concepto "Administrador" en la
Biblia, pueden encontrarse en los siguientes textos: 2 Crónicas 24:11; Números 3:32 y 2
Reyes 11:18. En todos los casos, la aplicación se relaciona con administrar recursos,
supervisar, dar atención a una asignación o estar al cuidado de algo.
Mucho se ha discutido sobre el rol del Administrador en las organizaciones. La definición de
su papel en la empresa moderna es todavía un tema candente, sobre todo si se consideran
los cambios que a nivel estructural y orgánico están sufriendo las organizaciones.
¿Es el Administrador sólo un supervisor o debe ser un líder? ¿Debe él tomar todas las
decisiones? ¿Su motivación es el poder o el logro? ¿Debe tener siempre el control o debería
dar participación a sus subordinados? ¿Debe orientarse hacia la tarea o hacia las relaciones?
¿Tiene que ocuparse del día a día o su responsabilidad principal son los asuntos
estratégicos? ¿Su función es controlar o facilitar? ¿Debe ejercer el poder o la influencia?
¿Qué cualidades necesita para ser un gerente efectivo? Todas estas son las interrogantes que
surgen al momento de abordar el tema del gerente.
¿Qué dice la Biblia respecto al papel del Administrador?
Como ya se ha explicado, en la Biblia se usa la palabra administrador para referirse al hombre
que tenía un puesto de responsabilidad como encargado de algún comercio, alguna propiedad
o bienes, o tenía otras personas bajo su supervisión. Por eso en muchos casos, para referirse
al gerente en la Biblia se habla del Superintendente.
En las Escritura Griegas Cristianas o Nuevo Testamento, el término griego para
superintendente, epískopos, se usa en Hebreos 12:15 con el significado de "vigilar
cuidadosamente". También se usa el sustantivo episkopé, que significa "puesto de
superintendente" (1 Timoteo 3:1).
Un superintendente era alguien que atendía ciertos asuntos o a ciertas personas, haciendo
visitas, inspeccionando y efectuando nombramientos. La Enciclopedia "Perspicacia" dice que
el término griego para superintendencia tiene la idea inherente de supervisión protectora.
Desde la antigüedad hebrea era común el uso de superintendentes (Administradores) para
dar atención a los asuntos de interés político, comercial, civil, militar y religioso.
Los capítulos 23 a 27 del libro Primero de las Crónicas, en las Escrituras Hebreas,
muestran los muchos y diversos puestos y sistemas de Administración que existían durante el
reinado de David, tanto con respecto al sacerdocio del Templo en Jerusalén como a la corte
real, incluidas cuestiones económicas y militares.
La profecía que aparece en el libro del profeta Isaías (60:7) hace una comparación entre los
"superintendentes" y "los que asignan tareas". Este hecho muestra cómo el administrador no
centraliza las decisiones y tareas en sí mismo, sino que puede asignar trabajo a otros, así
como supervisar y velar por los intereses de aquellas personas o cosas confiadas a su
cuidado.
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“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. 1 Co 4:2
Tiene la confianza del dueño. Hace exactamente lo que su patrón le dice. Podríamos decir
que la fidelidad es el comportamiento correcto del administrador en relación con su amo. La
fidelidad depende de una obediencia diaria a lo que Dios nos ha dicho que hagamos. La
obediencia a los mandamientos de la Escritura, la persistencia en reclamar las promesas de la
Palabra de Dios, la consagración diaria para andar en la luz y permanecer en Cristo,
permitiendo que Su Palabra more en nosotros, son las cualidades de un administrador fiel. No
administra los bienes basándose en sus gustos o caprichos, sino en el amor, la fidelidad y la
obediencia a su Señor.
B. Un administrador Fiel es Digno de Confianza:
La integridad es la conducta correcta del mayordomo en relación con otras personas. La virtud
más importante en la vida es la integridad. Como buenos mayordomos, nuestra reputación,
nuestro carácter, la confianza que nos merecen los demás y nuestra integridad, deben estar
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por encima de todo interés personal. Si las personas pueden observar las buenas cosas que
hacemos como mayordomos de Dios, probablemente alabaran al dueño (Mateo 5:16)
C. Un Buen administrador es Sabio:
Sgo. 1:5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada. No te engañes, Dios sabe cuando estamos
malgastando las posesiones, y cuando las usas para Su Gloria. Haga una reflexión y
evaluación personal y pida al Espíritu Santo a que le ayude a invertir su vida donde tenga los
mejores resultados para Su gloria. Necesitamos mucha sabiduría para administrar
correctamente. Podemos ser como José, que todo lo que hacía prosperaba.
D. Un Buen administrador es Fructífero:
La medida de un buen administrador es el fruto de lleva (Mt 25:14-29). Un administrador fiel
escudriña sus oportunidades e invertirá lo que Dios le ha dado, de tal manera que produzca
los mejores resultados. Jesús dijo: los elegí a ustedes para que lleven fruto y vuestro fruto
permanezca (Jn 15:16-9). Recordemos que todo árbol que no da fruto es cortado.
E- Un administrador es Piadoso:
Un buen administrador también se preocupa en vivir una vida piadosa. La santidad es el más
elevado y glorioso atributo de Dios. La piedad personal comienza con nuestro nacimiento
dentro de la familia de Dios. Tenemos que saber que el administrador no solo administra los
bienes, también representa a su amo delante de los demás.
F.- un buen administrador
* Dedica diariamente un tiempo o estar en la presencia de Dios por medio del estudio Bíblico y
de la oración.
* Le obedecemos en todas las cosas y evitamos todo aquello que deshonra al Señor.
*Mantenemos las cuentas claras con Dios.
*Sabemos valorar lo que tenemos, sea poco o mucho.
Para ser un buen administrador tenemos que ordenar nuestra propia vida. Todo nuestro estilo
de vida debe reflejar el hecho de que somos responsables al Señor por el manejo de los
recursos de toda índole que El haya puesto en nuestras manos.
Requisitos:
La Biblia plantea los siguientes requisitos de interés para los Administradores:
A. Madurez de carácter
B. Libre de acusación
C. No un borracho, pendenciero
D. No ser ávido de ganancia (falta de honradez)
E. De juicio sano
F. Capacitado para enseñar
G. Que pueda exhortar y censurar
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H. No ser un golpeador
I. No ser terco, sino razonable
J. No ser belicoso ni propenso a la ira
K. Probado en cuanto a aptitud
Usted puede hallar estas y otras características del Administrador Bíblico en los siguientes
textos de las Escrituras Griegas Cristianas: 1 Timoteo 3:1-7, Tito 1:5-9
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Cuarta Unidad:
Objetivos Específicos:
Aplicar al contexto Eclesial de hoy los principios y teorías administrativas que más se adecuen a
nuestra realidad para administrar de manera eficiente el trabajo en la Iglesia.
Establece los distintos modos de retribución para el obrero y adiciona elementos como el pago
de primas, premios especiales e incluso participación en los beneficios.
El sistema de cálculo para el reparto de utilidades considera aspectos globales (días
trabajados y salarios devengados) que estandarizan las cantidades apagar, dejando a un lado
la verdadera participación que haya tenido cada trabajador, sus aportaciones, calidad en el
desempeño de sus funciones y otros aspectos, que quizá le hubieran hecho recibir con una
misma mejor, una cantidad mayor, o tal vez menor.
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8. Principio de la centralización.
No lo establece Fayol al nivel de una frase, sino más bien hace una serie de consideraciones
alrededor de él.
Son los principios de unidad de mando y de dirección los que condicionan en buena parte
esto.
Del carácter del jefe, de su valor, del valor de sus subordinados y también de las condiciones
dela empresa depende la parte de la iniciativa que conviene dejar a los intermediarios.
Se podría llegar a establecer así una relación:
Estilo democrático de dirección que busca más que subordinados, colaboradores; igual a
descentralización.
Estilo autocrático que conceptúe la dirección como privilegio y, por lo tanto, a los empleados
como meros agentes; igual a centralización. “Todo lo que aumenta la importancia del papel de
los subordinados es descentralización; todo lo que disminuye la importancia de ese papel es
centralización”.
9. Principio de la jerarquía.
Fayol nos habla de la jerarquía como la serie de niveles que existen desde la autoridad
suprema hasta los puestos de menor importancia. Entiende por vía jerárquica el camino que
siguen las comunicaciones pasando por todos los niveles de la organización desde o hacia la
máxima autoridad.
10. Principio del orden.
“un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”, “un lugar para cada persona y cada
persona en su lugar”. El autor analizando busca lograr una armonía mediante la aplicación de
aspectos técnicos de organización, reclutamiento, etc.
3. Teoría humanista: El representante es Elton Mayo, quien en el año 1932 elaboró esta teoría
desde una perspectiva conductista con enfoque en las relaciones humanas. Se basa en la
organización informal, aquella que subyace por fuera de la organización formal. Considera al
trabajador un hombre social, y las aportaciones es que estudia a la organización como grupos
de personas, la delegación plena de la autoridad, la autonomía del trabajador, la importancia
del contenido del cargo, las recompensas y sanciones sociales, el nivel de producción
depende de la integración social. Los incentivos principales del trabajador son los sociales y
los simbólicos. Los resultados son la eficiencia óptima.
4. Teoría del comportamiento: Su representante es Abraham Maslow quien en el año 1950
desarrolló esta teoría desde una perspectiva conductista. Estudia la organización formal y la
informal. Se enfoca en la psicología organizacional y el concepto de organización se basa en
relaciones interpersonales. La concepción del hombre es de un ser individual y social. Los
aportes de la teoría del comportamiento es la teoría de Maslow de las necesidades humanas
sobre la base de una pirámide de necesidades que el hombre va satisfaciendo a medida que
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cumple metas. Los incentivos tienen que ver con la pirámide de necesidades, y busca al
empleado satisfecho.
5. Teoría X / Y: El representante es Douglas Mac Gregor quien elaboró esta teoría con una
perspectiva mecanicista. El enfoque de la organización es de innovación y creatividad. El
concepto de la organización es de positivos: Y y negativos X. La concepción del hombre es de
un ser individual y social. La teoría X lleva a las personas a hacer exactamente lo que la
organización pide que haga, ya que se da en forma de imposición.
La teoría Y desarrolla un estilo de administración muy abierto y extremadamente democrático.
Autócrata = X versus Autocontrol= Y
6. Teoría neoclásica: Esta teoría fue elaborada por Peter Drucker en 1954 bajo la perspectiva
metodológica. Considera a la organización formal y a la informal. Para Drucker la
organización es un sistema social con objetivos por alcanzar racionalmente. Los aportes de
esta teoría es que le asigna alta jerarquía a los conceptos clásicos de estructura, autoridad y
responsabilidad. Además incorpora otros enfoques teóricos como la dinámica de grupos, la
organización informal, la comunicación interpersonal y la apertura hacia una dirección
democrática. Los objetivos organizacionales son la integración entre objetivos individuales de
los trabajadores con los objetivos organizacionales.
7. Teoría estructuralista: Su representante es James Burnham en 1947. La perspectiva la
ubica sobre la estructura organizacional, las personas y el ambiente. Tiene un enfoque de la
organización múltiple y globalizante, formal e informal. La organización es considerada una
unidad social grande y compleja. Se basa en un sistema abierto y utiliza un modelo natural. El
hombre, para el estructuralismo, es un ser social que desempeña roles dentro de varias
organizaciones. Los aportes de la teoría estructuralista son los niveles jerárquicos: 1. nivel
técnico, 2. nivel gerencial, 3. nivel institucional. Los objetivos organizacionales tratan de lograr
un equilibrio entre los objetivos organizacionales e individuales. Los incentivos son materiales
y sociales.
8. Teoría burocrática: Esta teoría fue esbozada por Max Weber en 1940. Su perspectiva se
basa en la estructura organizacional. Se basa en la organización formal y el enfoque es un
sistema cerrado. La organización es humana pero basada en la racionalidad. Las
característica de la organización son una serie de normas y reglamentos, división del trabajo,
impersonalidad de las relaciones, jerarquía de autoridad, rutina y procedimientos. Los aportes
son un enfoque de sistema cerrado, énfasis en la planeación y control, establecimientos de
tipos de sociedades y autoridades.
9. Teoría de los sistemas. El referente de esta teoría es Ludwing von Bertalanffy (1951). Tiene
una perspectiva integradora, y define a la organización como un sistema abierto o cerrado. No
se limita a la división y coordinación entre los departamentos como teorías anteriores. Los
aportes de esta teoría, es el globalismo o totalidad. Define la Entropía: tendencia de los
sistemas a desgastarse. Las organizaciones como clases de sistemas sociales. Las funciones
de un sistema dependen de su estructura. Los objetivos organizaciones son, evitar la entropía.
Los incentivos son tecnificarse. Y los resultados que busca esta organización son la
tecnificación y la agilidad de los procesos.
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10. Teoría matemática. Los representantes de esta teoría son: Herbert Simon, Von Neumann y
Mongesntem. Se desarrolló entre 1947-1954. Desde una perspectiva de ‘toma de decisiones
acertadas’. El enfoque de organización es cuantitativo. Y se concibe a la organización como
un espacio donde se aplican procesos decisorios. La teoría de la matemática se basa en dos
perspectivas: la del proceso y la del problema, de las cuales se obtiene las características de
la toma de decisiones que son: Decisiones programadas y no programadas. Las aportaciones
son: teorías de los juegos: estrategia y análisis de conflictos, de los grafos: técnicas de
planeación y programación por medio de redes -de las colas: cuida el tiempo de espera, la
cantidad de clientes y el tiempo de prestación del servicio.
11. Teoría contingencial. Elaborada en 1980 por William Dill, William Starbuck, James
Thompson, Paul Lawrence, Jay Lorsch y Tom Burns. La organización es un sistema abierto.
Existe una relación funcional entre las condiciones del ambiente y las técnicas administrativas.
Subraya el ajuste entre procesos organizacionales y las características de la situación,
requería la adaptación de la estructura organizacional a diversas contingencias. Considera
que el funcionamiento de una organización depende de la interacción con el entorno a partir
de la influencia del ambiente, la tecnología, la estructura y el comportamiento. Los objetivos
organizacionales son: tener un plan A, B y C para cada situación.
¿Qué pasa con la Iglesia? ¿Por qué hay tantos líderes que no son funcionales debido a la
mala administración de la Iglesia? ¿De quién es la responsabilidad de los desórdenes que
ocurren en el seno del cuerpo de Cristo? ¿Por qué en los seminarios e institutos bíblicos se
descuida tanto la formación de la administración en los futuros líderes?
Como no queremos caer en el mismo error, comenzaremos considerando dos asuntos de
suprema importancia en lo que nos compete: Los principios básicos y las teorías
administrativas para conocer de qué manera son aplicables a la Iglesia a la luz de la Biblia.
Cada líder y miembro de una iglesia deben entender que esta es un organismo vivo
administrable, (una empresa espiritual). Es por ello que debemos entender que los mismos
principios que rigen las empresas seculares, deben ser aplicados para la Iglesia, si queremos
que haya éxito, aunque hay ciertos principios que deben ser vistos desde otra óptica. No
vamos a renunciar a los principios empresariales, pero tampoco vamos a querer manejar a la
Iglesia como si tuviésemos una fábrica. Tampoco podemos pensar de que como la Iglesia es
la empresa de Dios, que “el Señor se encargue de suplir todas las cosas y nosotros
descansaremos”.
La idea de todo esto es que si la Iglesia es un organismo vivo administrable, las cosas no
pueden ser improvisadas, o ¿cuál fábrica abre en la mañana y los empleados se preguntan
qué irán a elaborar ese día? ¿Hoy haremos pantalones o clavos? ¿Quizá el patrón esté
pensando que hoy podamos hacer bolsas de algodón de azúcar o nos ponga a fabricar un
barco? ¡No! Esto sería ridículo.
¿Cómo es posible que un cristiano llegue a tiempo al culto pero en su trabajo su jefe deba
estar llamándole la atención porque siempre llega tarde? Y al contrario, ¿cómo es posible que
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un cristiano llegue de primero a su trabajo pero llega al culto a mitad de la prédica? La Biblia
tiene una exhortación a esto en Filipenses 2.15: “…para que lleguen a ser sin defecto e
inocentes, hijos de Dios irreprensibles, en medio de una nación torcida y corrupta, brillando
como luces en el mundo”
Quinta Unidad:
EL PELIGRO DE LA PREDICACIÓN CUANDO LA BIBLIA NO ES SU
BASE O LA FUENTE: Una exposición analítica-reflexiva.
Objetivos Específicos:
La predicación es comunicación y como tal, hay que ubicarla dentro de la relación del orador
con la audiencia. En ese evento conocido como el momento de la predicación, el predicador
presenta el mensaje a la iglesia del Señor, lo articula a ésta y luego lo presenta al mundo.
Este evento se encuentra afectado por la experiencia del predicador, la tradición, las
Escrituras y las necesidades particulares del conjunto de las personas a las cuales se les
presenta el mensaje.
Hay por lo menos tres factores que influyen en la acción de la predicación. En primer lugar, la
persona del predicador. Definitivamente, no se puede separar el carácter del predicador de
la acción de la proclamación de la Palabra. Otros profesionales pueden separar su carácter
de su acción profesional, pero éste no es el caso del predicador.
El segundo factor que influye en la acción de la predicación es la audiencia. La predicación
es una comunicación entre dos partes. La audiencia, como una de las partes, tiene tanta
participación en el mensaje como el predicador. El mensaje tiene que llegar a la audiencia. El
mismo va dirigido a un grupo de personas en un tiempo y lugar particulares. Este mensaje
tiene que lograr que la audiencia piense, sienta decida y haga algo durante la acción de la
predicación. Desde esta perspectiva, debe hablar a la congregación y en muchas ocasiones,
por la congregación. En otras palabras, la proclamación es una afirmación de la palabra de
iglesia a sí misma y al mundo.
El tercer factor que influye en la acción de la predicación son las Escrituras. Por eso nuestra
preocupación de hablar sobre: el peligro de la predicación cuando la Biblia no es su base,
es decir, el peligro de predicar sin la Biblia. La predicación debe presentar las Escrituras
como una voz viva, eficaz y poderosa a la congregación. El texto bíblico dice: “Porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta
partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón” (Heb.4:12).
1
Wilfredo Estrada. Op. Cit. En Continente Nuevo, 1992.
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En tercer lugar, las Escrituras le ofrecen una continua variedad de temas al predicador.
Al leerlas, el predicador encuentra temas diversos que le ofrecen una gama de posibilidades
para alimentar la iglesia sin caer en la monotonía. Los predicadores que caen en la
monotonía infecunda han perdido el contacto con el texto bíblico. Éste constantemente
renueva al predicador y le ofrece alternativas de pastos nuevos, “...saca de su tesoro cosas
nuevas...” (Mt.13:52).
No hay duda de que la interpretación de las Escrituras es esencial en la predicación. Una de
las funciones fundamentales del predicador es interpretar el texto bíblico a su audiencia
con la misma fuerza que el texto tuvo para aquella primera audiencia. Los que escuchan
las Escrituras interpretadas hoy, deben sentir la misma urgencia, el mismo deseo e intención
de responder a éstas que aquellos que las escucharon por primera vez. El predicador debe
leer el texto para encontrar el mensaje que éste le ofrece de inmediato. Esa primera lectura
del texto debe ser sin ningún tipo de ayuda externa para oír, pensar, sentir, imaginar y
hacer preguntas con relación al texto. Las preguntas pueden ser:
¿De qué habla este texto?
¿Qué dice para mí este texto?
¿Qué enseña este texto?, etc.
Durante la lectura del texto, el predicador abre su propia vida y se compromete honestamente
con la Palabra misma para comenzar a analizar lo que más tarde se convertirá en mensaje.
Al mismo tiempo, el predicador comienza a identificarse con la audiencia que más adelante
oirá el texto y tendrá que, sin ningún tipo de ayuda, reaccionar al texto de acuerdo a sus
propios pensamientos y necesidades.
Predicar desde las Escrituras es una experiencia agotadora, pero al mismo tiempo
refrescante. Es una renuncia a lo puramente trivial para ir a las raíces de la fe normativa de la
iglesia y traducir esa fe en acción práctica para que la audiencia pueda manejar su situación
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“aquí” y “ahora” y al mismo tiempo, mantener su esperanza en que el futuro está en las manos
de Dios. Asumir esta responsabilidad en la predicación requiere sencillez, humildad y
compromiso. La alternativa es ceder al peligro de predicar sin la Biblia. ¡Dios nos libre de
caer en semejante peligro!
El mensaje no se debe ofrecer como un mero ejercicio intelectual, sino basado en un texto que lo autentique como
Palabra de Dios a la iglesia en el “aquí” y el “ahora” y en el peregrinaje hacia el futuro.
(Wilfredo Estrada).
¿Es posible hacer una exposición de un texto bíblico utilizando los mismos métodos para
interpretar y explicar un texto de Miguel de Cervantes? La respuesta es NO. De hecho, me
da la impresión de que a veces en algunas iglesias se hace precisamente eso, lo cual es
lamentable. Pero como estamos hablando de un sermón bíblico, se debe entender la
categoría espiritual, el carácter trascendente de la actividad expositiva que se va a hacer
desde el púlpito, cosa que se supone es muy diferente a una charla académica.
Nos acercamos entonces a la porción bíblica que queremos estudiar para luego explicarla a
otros con un entendimiento claro, pero nunca ausente, de lo que el Señor Jesús nos quiso
decir en Juan 6:63: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Ante
una declaración de esta naturaleza se nos hace más imperativa la necesidad de someternos
realmente al texto y no hacer que él se someta a nosotros. Somos nosotros que nos
debemos poner a disposición del texto bíblico, no al revés. Si logramos eso, si nos
acercamos al texto con una actitud de siervos de la palabra, entonces es buena señal que
estamos comenzando a hacer bien las cosas.
Por supuesto, lo primero que tenemos que ver es la selección del texto. La predicación
expositiva supone una limitación en cuanto a la porción bíblica que usaremos para el sermón.
Es cierto que se puede predicar sobre un libro de la Biblia, en una solo ocasión, dando una
idea general del mismo. Pero no es eso lo que entendemos como predicación expositiva.
Cuando se selecciona ese estilo de sermón nos estamos atando a una porción bíblica
que no ha de ser demasiado extensa, pues sabemos que si lo es, estaríamos a tantos
pensamientos que nos pondría en una indecisión, sería como estar en un jardín donde
hay demasiadas flores hermosas para escoger.
El texto bíblico, entonces, no debe ser tan extenso para una predicación expositiva, pero
también es importante que usted se cerciore de que no está mutilando la idea del texto. Por
ejemplo, si va a predicar en Juan 6, hay que estar seguro si la idea del pensamiento que inicia
en el versículo 1 termina en el versículo 10 ó 15, porque si la idea termina en el versículo 15,
pero usted predica hasta el versículo 10, significa entonces, que está mutilando el
pensamiento completo que el texto desarrolla. Por otro lado, si la idea termina en el versículo
10 y usted predica hasta el versículo 15, está mezclando dos ideas y dos pensamientos que
no se corresponden. Todo eso implica y es parte de la escogencia del texto.
3) La extensión del texto bíblico.
Como decíamos anteriormente, el texto debe ser preferentemente corto, breve. ¿Qué tan
corto y breve? En buena medida esto estará condicionado por el grado de profundidad que
pretendamos alcanzar y la cantidad de tiempo que el público (no nosotros, salvo en
excepciones) esté dispuesto a dedicar al tiempo que durará el sermón. Otros factores deben
ser tomados en consideración, incluyendo la capacidad intelectual de la audiencia. Sin
embargo, si estudiamos con la actitud antes señalada, preparando nuestro sermón como
“siervos de la Palabra”, es muy posible que el texto nos sorprenda presentándonos una
abundancia de ideas y pensamientos que no suponíamos que estaban allí.
Muchas veces hemos escogido un texto para estudiarlo y luego predicar sobre él, pero según
se va desarrollando nuestro trabajo bajo el imperio de la porción, descubrimos en ella facetas
interesantísimas que nos han obligado a recortar más la extensión del texto a exponer. Es
bueno tomar en cuenta el tiempo que disponemos para predicar, si el tiempo es corto,
podemos hacer una exposición resumida. Resumir no significa mutilar información, sino,
sintetizar. Si disponemos de un tiempo mayor para predicar, entonces podemos ser más
amplios en la exposición del contenido del texto.
debemos hacernos el propósito de tratar que el sabor de ese caldo esté siempre
presente en el momento en que estudiemos y expliquemos el contenido rico de la
porción bíblica.
Un texto fuera de su contexto histórico, es como una comida que puede oler sabrosa, pero si
no le echó los sazonadores correspondientes y adecuados, el sabor es horrible y puede ser
rechazado. Mucho cuidado con hacer prédicas de textos bíblicos que no han sido bien
contextualizados.
¿Por qué es necesario contextualizar el texto bíblico? Es bueno saber que toda la Biblia
se escribió en contextos geográficos e históricos muy distintos al contexto de nosotros en
América Latina. La Biblia se escribió en tres contextos geográficos distintos: África, Asia y
Europa. Pero cuando se escribió la Biblia en un período aproximado de unos 1500 a 1600
años, esos tres continentes no eran como son hoy en la modernidad. La Biblia se escribió
originalmente en tres idiomas: hebreo, arameo y griego. Miles de ideas, pensamientos,
conceptos, sentidos, significados y argumentos que nos presenta la Biblia, fueron escritos y
desarrollados en otros idiomas muy distintos a los idiomas que se conocen hoy en nuestro
contexto. Por ello, es más que necesario, que el predicador haga una CONTEXTUALIZACIÓN
del texto bíblico. En pocas palabras, la contextualización del texto es explicar el texto en su
sentido y significado original en el marco de su contexto histórico. Luego debe traerlo,
analizarlo, adaptarlo y aplicarlo al contexto de hoy.
También para el análisis del texto bíblico, puede aplicar el Método OIA, es decir, la
Observación, la Interpretación y la Aplicación.
pasajes paralelos, es decir, hacer uso de todos aquellos pasajes que usted considere, pero
que esté muy seguro que refuerzan el contenido del texto que ha escogido para predicar.
Tomando en cuanto este consejo general, la persona que piensa predicar expositivamente
irá apuntando las ideas que el texto le señala. La mayoría de predicadores expositivos
utilizan esos apuntes conformando un bosquejo con frases cortas que le servirán de guía en el
momento de exponer. Otros predicadores prefieren escribir sus ideas un poco más extensas.
Para esto NO existe una regla fija.
Lo importante siempre será escribir y presentar clara y exactamente las ideas que el texto
presenta. Lo que nunca debe variar y que sí es fijo, y como condición fundamental, es que se
deben hacer todas estas funciones o trabajos con una actitud de siervos de la Palabra. Para
que sea ella la que realmente hable y no nosotros.
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Bibliografía:
1. Bruce Mawhinney (1997). Predicando con frescura. Ed. Portavoz y Desarrollo Cristiano
Internacional. Grand Rapids, Michigan, y San José Costa Rica.
4. José Antonio Forzán (2010). Manual de Expresión Oral. Ed. Autor-Editor. Madrid, España.
5. Juan A. Broadus (1981). Tratado sobre la Predicación. CBP. El Paso, Taxas. EE.UU.
9. María del Socorro Fonseca Yerena (2005). Comunicación Oral: Fundamentos y Práctica
estratégica. Ed. Pearson, México.
11. Socorro Fonseca (2011). Comunicación Oral y Escrita. Ed. Pearson. México.
12. Stephen Olford & David Olford. Guía de Predicación Expositiva. Ed. Unilit. EE.UU.