Frans Hals
Frans Hals
Frans Hals
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Se pintó entre 1633 y 1637 y muestra una milicia de Amsterdam que lideraba un
señor llamado el capitán Reinier Reael, le vemos sentado a la izquierda.
Los cargos en las milicias dependían del estatus social y del dinero de los
miembros.
Aunque Hals trabajaba en Haarlem, el encargo para pintar este cuadro le llegó
de Amsterdam, esto demuestra la fama que había alcanzado.
El artista y sus clientes discutieron por este cuadro debido a la tardanza
del pintor. Sabemos que necesitó que todos los miembros de la compañía
posasen para él en sesiones muy cortas según él mismo aseguró. Se discutió si
los retratados deberían de ir a Haarlem o el pintor a Ámsterdam, que está a
unos quince kilómetros de distancia.
En 1637, con el cuadro aún incompleto, la milicia decidió romper el contrato y
pidió a otro pintor llamado Pieter Code que lo terminase. En este caso, como era
costumbre, el trabajo se pagaba por figura, por lo que Hals dejó de ganar dinero.
A pesar de su éxito, Hals tuvo dificultades económicas al final de su vida. Parece
ser que su personalidad no favoreció su negocio.
Aunque no hay documentos que indiquen cómo se encontraba el cuadro
cuando Hals lo dejó, los expertos opinan que las siete figuras de la izquierda son
de su mano.
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-Las expresiones de los rostros y la variedad de los gestos crean la impresión de
que somos testigos de una animada conversación.
-La pintura de retratos solía ser más sencilla, más aburrida que lo que vemos
aquí, con las figuras en poses rígidas.
-Y si se trataba de retratos de grupo, con poca relación entre las figuras.
-Una de las virtudes de Hals fue animar este tipo de pintura.
-Lo hizo pintando cuadros que parecen algo más que retratos. Lo que vemos
aquí podría ser un momento importante en la historia de algún lugar, la firma
de un tratado de paz o algo así.
-Es una paradoja que un pintor que se dedicó casi exclusivamente a los retratos
los acercase a la pintura de temas históricos.
-También es característico en Hals el gusto por dejar a la vista grandes
pinceladas que usaba para representar los brillos.
Esta forma de pintar, dejando las huellas de la factura del cuadro muy
visibles, hizo de Hals uno de los pintores favoritos de los impresionistas y de los
posimpresionistas en el siglo XIX, junto a Velázquez. Van Gogh dijo de este
cuadro que merecía la pena viajar a Amsterdam sólo para verlo y alabó
especialmente la figura de la izquierda, la que lleva el estandarte.
Fijaos en las pinceladas sobre su chaqueta plateada. Pieter Code era un
importante pintor de Ámsterdam aunque su fama actual sea mucho menor que
la de Hals. Se especializó en pintar pequeñas escenas de interiores y retratos de
pequeño formato. La parte que pintó de este cuadro, la parte de la derecha, se
distingue de su forma habitual de pintar.
Se ve que acercó su estilo lo más posible al de Hals para mantener la unidad del
cuadro. Varios personajes posan con el codo hacia fuera lo que les da un aire de
confianza casi chulesca.
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En este otro retrato de Hals vemos las mismas características: la posición del
codo le da un aire confiado, incluso arrogante.
Como en todos los retratos de Hals, la vitalidad en la expresión del retratado es
característica. Las pinceladas que vemos en la superficie le dan un aire
abocetado.