Modelos Trastornos Alimentarios
Modelos Trastornos Alimentarios
Modelos Trastornos Alimentarios
TESIS DOCTORAL
Presentada por:
Sara Nebot Ibáñez
Dirigida por:
Cristina Botella Arbona
Rosa María Baños Rivera
Estas son las últimas palabras que escribo en esta tesis. Son palabras de
agradecimiento a todas aquellas personas que de forma directa o indirecta han hecho posible
este trabajo.
En primer lugar, quiero dar las gracias a mis directoras, las doctoras Cristina Botella y
Rosa María Baños, por guiarme y apoyarme durante todo este tiempo, por transmitirme su
actitud positiva, su calma y por confiar en la posibilidad de que este trabajo pudiera salir
adelante.
En segundo lugar, quiero dar las gracias a todo el equipo de PREVI porque han
contribuido con su trabajo a que este proyecto saliera adelante y, sobre todo, a mis
compañeras por su apoyo incondicional en aquellos momentos de flaqueza.
No me puedo olvidar, por supuesto, de todos los miembros que formaron parte del
grupo Labpsitec durante los 3 años que compartí con ellos, gracias por transmitirme vuestra
ilusión por la investigación y por vuestro apoyo. Seguramente, si no hubiera tenido la
oportunidad de compartir ese tiempo con vosotros nunca me hubiera aventurado a realizar
una tesis.
Además, quiero agradecer a mi familia todo su apoyo y ánimos incansables. Sobre todo
a mi padre, a mi madre y a mi hermano, grandes sufridores de mi ausencia en esta etapa y que
siempre me han animado a conseguir mis metas.
Finalmente, quiero dar las gracias a David por acompañarme en todo momento en
este proyecto, por su cariño y paciencia, y por transmitirme tranquilidad cuando mis nervios
afloraban.
3
4
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................... 13
MARCO TEÓRICO......................................................................................................................... 15
1.1 DIAGNÓSTICO.............................................................................................................. 15
1.2.3 COMORBILIDAD................................................................................................... 32
5
2. DISPOSITIVOS ASISTENCIALES PARA ATENDER A LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA
ALIMENTARIA .............................................................................................................................. 69
2.4 PERFILES DE LAS PACIENTES CON TCA Y LOS TIPOS DE DISPOSITIVOS ASISTENCIALES
77
4. MÉTODO .............................................................................................................................. 85
5. RESULTADOS........................................................................................................................ 94
5.5 ANÁLISIS DEL RECORRIDO MÁS COMÚN DE LAS PACIENTES ENTRE LOS DIFERENTES
6
DISPOSITIVOS ASISTENCIALES ............................................................................................... 121
6. DISCUSIÓN......................................................................................................................... 139
ANEXO IV: Entrevista Clínica estructurada para los Trastornos de la Personalidad del eje II del
DSM-IV (SCID-II) ........................................................................................................................ 232
ANEXO VIII: Cuestionario de actitudes hacia el propio cuerpo (B.A.T.) .................................... 278
ANEXO IX: Cuestionario de Pensamientos automáticos de Imagen corporal (BIATQ) ............. 280
ANEXO X: E.A.T.-40: versión española (Castro, Toro, Salamero y Guimerá, 1991) .................. 284
7
ÍNDICE DE TABLAS
8
Tabla 22 - Relación entre el dispositivo asistencial utilizado en primer lugar y la comorbilidad
con otros diagnósticos del eje I................................................................................................. 120
Tabla 23 - Estadísticos descriptivos y resultados de los ANOVAS de las variables clínicas durante
la evaluación inicial teniendo en cuenta los diferentes dispositivos asistenciales que utilizan a
lo largo del tratamiento ............................................................................................................ 129
Tabla 24 - Estadísticos descriptivos y resultados de los ANOVAS de las variables clínicas que
miden los autoinformes, teniendo en cuenta los diferentes dispositivos asistenciales que
utilizan a lo largo del tratamiento ............................................................................................. 130
Tabla 25 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y la comorbilidad con otros diagnósticos del eje I................................................ 132
Tabla 26 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y el consumo de tóxicos........................................................................................ 133
Tabla 27 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y el diagnóstico de TCA ......................................................................................... 134
Tabla 28 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y los intentos previos de suicidio .......................................................................... 135
Tabla 29 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y la ideación suicida .............................................................................................. 135
Tabla 30 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y el resultado global del tratamiento ................................................................... 136
Tabla 31 - Relación entre los dispositivos utilizados durante el tratamiento y la gravedad
general valorada por el clínico .................................................................................................. 137
Tabla 32 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y los antecedentes psiquiátricos familiares .......................................................... 138
Tabla 33 - Relación entre los dispositivos utilizados durante el tratamiento y acontecimientos
vitales ........................................................................................................................................ 138
9
ÍNDICE DE FIGURAS
10
ÍNDICE DE GRÁFICOS
11
12
Introducción
INTRODUCCIÓN
Los TCA han ido adquiriendo una gran relevancia socio-sanitaria por su gravedad,
complejidad y dificultad para establecer un diagnóstico y un tratamiento específico. Se trata de
patologías de etiología multifactorial donde intervienen factores genéticos, biológicos, de
personalidad y socioculturales que afectan principalmente, aunque no exclusivamente, a niñas
y adolescentes.
En la actualidad, la alta prevalencia de los TCA y las graves complicaciones que pueden
aparecer durante el curso de la enfermedad están más que acreditadas en la literatura
científica. Los estudios realizados en países europeos que analizan la carga económica indican
que los costes directos (diagnóstico, tratamiento y supervisión o control) y aún más los
indirectos (pérdidas económicas causadas por la enfermedad al paciente y a su entorno social)
suponen un elevado gasto económico, pero sobre todo, una importante pérdida de calidad de
vida para las personas afectadas y sus familias.
13
aparición de la misma en la etapa adolescente, así como las dificultades para la detección y el
tratamiento precoz de esta patología. El plan terapéutico basado en el modelo
transdiagnóstico, aplicable a todos los tipos de TCA, es actualmente el tratamiento que más
apoyo está recibiendo por parte de profesionales e investigadores que trabajan en este
campo. Se trata de una terapia eficaz a la hora de reducir la sintomatología más conductual
(atracones, vómitos, conductas restrictivas) y normalizar actitudes sobre el cuerpo, la comida y
la insatisfacción corporal, entre otros factores mantenedores de los TCA.
Cada vez es más común que los estudios se centren en buscar predictores y
mediadores en los tratamientos para los TCA con el objetivo de mejorar la eficacia del
tratamiento. Algunas de las variables de pre tratamiento asociadas al resultado terapéutico
son la baja autoestima, el bajo peso, la frecuencia y gravedad de los atracones, la comorbilidad
con trastornos de personalidad, el estado de ánimo bajo y una historia previa de obesidad,
entre otros factores que se detallan en apartados posteriores de esta tesis.
Como se ha comentado, los TCA son patologías complejas que requieren, en muchas
ocasiones, de la implicación de diferentes dispositivos asistenciales para su óptima atención:
tratamiento ambulatorio (AMB), hospital de día (HD) y tratamiento hospitalario (CAC).
Además, y teniendo en cuenta la cronicidad de los TCA, también es necesario estudiar qué
variables estarían implicadas en la predicción de estancias hospitalarias más cortas, donde el
tratamiento sea el más óptimo y rentable posible. En esta área, los estudios son limitados,
siendo necesario aportar más datos descriptivos de los pacientes con un diagnóstico de TCA y
de los recursos asistenciales utilizados en cada caso para garantizar el tratamiento más
adecuado.
14
Marco teórico
MARCO TEÓRICO
1.1 DIAGNÓSTICO
Tal y como hemos señalado en la introducción de este tratabjo, los TCA son
enfermedades mentales graves, marcadas por alteraciones en el comportamiento y las
actitudes relacionados con la ingestión de alimentos y la intensa preocupación por el peso o
por la forma del cuerpo (APA, 2014). Se caracterizan por una alteración del patrón de ingesta o
de conductas para controlar el peso, que producen un deterioro físico y psicosocial
significativo. Estas conductas no deben ser secundarias a ninguna enfermedad médica. Como
acabamos de señalar, los TCA son un problema de salud pública importante, ya que afecta a un
importante porcentaje de la población, tienden a ser graves y cronificarse, y se relacionan con
una elevada comorbilidad y mortalidad.
15
adolescencia, junto con otros diagnósticos como la pica y trastorno por rumiación. Finalmente,
en el DSM-IV (APA, 1994) los Trastornos Alimentarios consiguen una categoría diagnóstica
propia y se mantienen sin ningún cambio en su revisión, DSM-IV-TR (APA, 2002). En ambos, se
recogen dos entidades diagnosticas principales que son la AN y la BN. La AN puede ser de tipo
restrictiva o de tipo purgativa, en función de la presencia o ausencia de atracones y conductas
purgativas. La BN puede presentar dos subtipos purgativo y no purgativo, dependerá de la
utilización o no de conductas compensatorias a los atracones. En la última edición del manual,
DSM-5 (APA, 2014) los TCA constituyen un grupo de trastornos mentales denominados
Trastornos Alimentarios y de la ingestión de alimentos y que incluyen la pica, trastorno de
rumiación, trastorno de evitación/restricción de la ingestión de alimentos, AN, BN, trastorno
por atracón, otro trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos especificado y trastorno
alimentario o de la ingestión de alimentos no especificado. Como novedades a ediciones
anteriores, la quinta edición incluye el trastorno por atracón y el trastorno de evitación y
restricción, además de la necesidad de valorar la gravedad de la situación actual del problema.
Mientras que la AN mantiene los subtipos de ediciones anteriores, la BN no presenta subtipos
en esta edición. La relevante heterogeneidad de los TCA y los subtipos ha provocado la
necesidad de realizar todos estos cambios en las clasificaciones con el objetivo de dar
respuesta a la variabilidad clínica existente.
Como se puede observar existe bastante consenso entre las dos principales
clasificaciones diagnósticas, aunque también se manifiesta cierta variabilidad a la hora de
entender estos trastornos.
16
Marco teórico
Especificar si:
17
Tipo restrictivo: durante los últimos tres meses, el individuo no ha tenido episodios
recurrentes de atracones o purgas (es decir, vomito autoprovocado o utilización incorrecta
de laxantes, diuréticos o enemas). Este subtipo describe presentaciones en la que la pérdida
de peso es debida sobre todo a la dieta, el ayuno y/o el ejercicio excesivo.
Tipo con atracones/purgas: Durante los últimos tres meses el individuo ha tenido
episodios recurrentes de atracones o purgas (es decir, vomito autoprovocado o utilización
incorrecta de laxantes, diuréticos o enemas).
Especificar si:
En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios
para la anorexia nerviosa, no se han cumplido ninguno de los criterios durante un periodo
continuado.
18
Marco teórico
19
En primer lugar, podemos observar como ambas clasificaciones tienen como criterio A
la pérdida de peso significativa para su edad y altura esperada, aunque el DSM-5 a diferencia
de la CIE-10 y del DSM-IV-TR no especifica una bajada de peso mínima del 85%. Esta pérdida de
peso se obtiene mediante la restricción de la ingesta energética y otras conductas purgativas
como son el vómito y el uso de laxantes y diuréticos. Este punto se concreta en el criterio B de
la CIE- 10 y en los subtipos del DSM-5 y de su anterior versión. Este tipo de pacientes
manifiestan miedo a engordar y una alteración en la forma en que uno mismo percibe su
propio peso sin que exista reconocimiento de la gravedad del peso corporal bajo actual
(Criterio C en el DSM-5, DSM-IV-TR y CIE-10).
Dentro de las novedades de los criterios del DSM-5 respecto a la AN, nos encontramos
con la eliminación del criterio diagnóstico que implicaba la existencia de amenorrea para poder
realizar el diagnóstico de esta patología y que sí que se encuentra en el criterio D de la CIE-10 y
del DSM-IV-TR. Esto supone un avance en la conceptualización de los criterios diagnósticos, ya
que el uso de anticonceptivos y la posibilidad de amenorrea antes de una pérdida de peso
significativa enmascaran el diagnóstico de AN.
Otra novedad del DSM-5, consiste en especificar la gravedad actual del problema. Para
ello se basa en adultos, en el índice de masa corporal (IMC), o en niños y adolescentes, en el
percentil del IMC. Los límites derivan de las categorías de la OMS para la delgadez en adultos;
para niños y adolescentes, se recomienda utilizar los percentiles de IMC correspondientes. Esta
gravedad pueda aumentar con la intención de que refleje los síntomas clínicos, el grado de
discapacidad funcional y la necesidad de supervisión.
20
Marco teórico
dar conductas purgativas que eliminen los alimentos consumidos. Es importante destacar que
los atracones no sólo son resultado del hambre, sino también de un malestar emocional, por lo
que la comida serviría de alivio y resolvería este malestar a corte plazo de los pacientes (Calvo,
2002). Muchos de los casos de AN que han iniciado con dietas estrictas tienden a desarrollar
BN, a causa de que a medida que la restricción se intensifica, los individuos experimentan
episodios de sobreingestas incontrolables (Grilo, 2006). En las tablas 3 y 4 se presentan los
criterios diagnósticos de la BN del DSM-5 y la CIE-10.
Especificar si:
En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios
para la bulimia nerviosa, algunos pero no todos los criterios no se han cumplido durante un
21
periodo continuado.
En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios para
la bulimia nerviosa, no se ha cumplido ningún de los criterios durante un periodo continuado.
22
Marco teórico
Estos cambios en la última versión del DSM-5 parecen influidos por las numerosas
críticas que recibían los antiguos criterios respecto a la frecuencia de los atracones y el debate
entre las diferencias entre BN no purgativa y el trastorno por atracón. Esta información nos
lleva al siguiente apartado.
El trastorno por atracón (TA) es una entidad nueva en el DSM-5 creada para dar
respuesta a la evidencia empírica que señalaba su existencia, y que explica el comportamiento
alimentario de aquellas personas que no pueden controlar el consumo de alimentos, que
ingieren una gran cantidad de comida en un periodo discreto de tiempo, pero que
posteriormente no realizan maniobras como provocarse el vómito para reducir los efectos de la
sobreingesta (Raich, 2011). Los atracones se deben producir, de promedio, al menos una vez a
la semana durante tres meses.
A pesar de tener solo recientemente una entidad diagnóstica propia, se trata de un
concepto con una larga historia. En los años 50, Hamburger realiza estudios con pacientes
obesos, aunque no es hasta 1959 donde Stunkard emplea por primera vez el término atracón y
los describe como patrón distintivo de algunos pacientes obesos. En el DSM-III y DSM-III-R se
23
introduce dentro del término de BN; aunque, posteriormente, los estudios sobre BN
demuestran que la mayoría de los que comían compulsivamente no padecían BN. Por esta
razón en 1992, Spitzer describe el síndrome de sobreingesta patológica o trastorno por ingesta
compulsiva y Fairburn (1995) sugiere que la categoría comedores compulsivos se enmarque en
una más amplia que la BN. Sin embargo, el DSM-IV lo sigue enmarcando dentro de la BN y el
DSM-IV-TR lo incluye en los trastornos de la conducta alimentaria no especificados.
A continuación, se muestran los criterios del DSM-5 (Tabla 5).
24
Marco teórico
Especificar si:
En remisión parcial: después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios
para el trastorno por atracón, los atracones se producen con una frecuencia media inferior a
un episodio semanal durante un periodo continuado.
En remisión total: después de haberse cumplido con anterioridad todos los criterios
para el trastorno por atracón, no se han cumplido ninguno de los criterios durante un periodo
continuado.
25
Tabla 6 - Criterios diagnósticos de la CIE-10 para la hiperfagia en otras alteraciones
psicológicas
Para poder determinar clínicamente una AN, BN y TA, se deben de cumplir una serie de
síntomas y características, tal y como se reflejan en forma de criterios diagnósticos en las
diferentes clasificaciones diagnósticas. Sin embargo, en la práctica clínica, este conjunto de
síntomas puede no darse de forma completa, lo cual no significa que no exista un TCA. Cuando
se dan varios signos patológicos, pero no de forma completa, se habla de un síndrome parcial,
denominado “Otro trastorno de la conducta alimentaria o de la ingestión de alimentos
especificado”. En ocasiones, estos cuadros incompletos consisten en una etapa inicial o en una
mejoría de la paciente; pero, en ningún caso, hay que desestimar la gravedad.
El DSM-5 define esta categoría como presentaciones en las que predominan los
síntomas característicos de un trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos que causan
malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes
del funcionamiento, pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los trastornos de la
categoría diagnóstica de los trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos. La categoría
de “otro trastorno alimentario y de la ingestión de alimentos especificado” se utiliza en
situaciones en las que el clínico opta por comunicar el motivo por el que la presentación no
cumple los criterios para un trastorno alimentario y de la ingestión de alimentos especifico.
26
Marco teórico
En el presente estudio se han utilizado los criterios del DSM-IV-TR (APA, 2000) ya que
cuando se inició todavía no estaba disponible la última versión del DSM.
27
1.2 CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS
1.2.1 PREVALENCIA
Por otra parte, estudios más recientes encuentran prevalencias para la AN de 0,3-
2,2%, con mayor incidencia en la adolescencia media y tardía y para BN se identifica una
prevalencia aproximada de 0,1-2% (Portela, Da Costa, Mora y Raich, 2012). Un estudio
realizado por Nagl (2016) obtuvo una prevalencia de TCA de 2,9% en mujeres y 0,1% entre los
hombres. La prevalencia de estos trastornos ha ido aumentando hasta tal punto que algunos
autores han utilizado el término de “epidemia” (Peláez et al., 2010).
Los TCA son mucho más frecuentes en mujeres que en hombres, con una incidencia
comparativa hombre‐mujer estimada en 1:10 para AN y en 1:5 para BN (López y Treasure,
2011), aunque en los últimos años se está evidenciando un incremento significativo en
28
Marco teórico
población masculina (Nicholls, 2011; Salas, 2011). Estos problemas afectan especialmente a
mujeres jóvenes y adolescentes. En la población pediátrica se estima una incidencia de 3,01
casos por 100.000 habitantes, de los cuales aproximadamente un 37% reúne los criterios de
AN, un 1,4% de BN y un 43% de TCANE (Nicholls, 2011). Además, 1 de cada 10 tendrá un riesgo
alto de complicaciones y de cronicidad a lo largo de su vida, siendo la AN la tercera causa de
enfermedad crónica en la adolescencia (Herpertz-Dahlmann, 2009).
Una revisión de muestras españolas realizada por Peláez, Raich y Labrador (2010)
revela que las cifras de prevalencia obtenidas en los diferentes estudios epidemiológicos
españoles son similares a las obtenidas en otros países desarrollados (en torno al 1-3% en
población adolescente y joven de ambos sexos; en torno al 4-5% en mujeres jóvenes y adoles-
centes), aunque se detecta un amplio rango de variación en las tasas de prevalencia TCA de
unos estudios a otros. Los síndromes incompletos o no especificados (TCANE) son los cuadros
más prevalentes en población comunitaria escolar adolescente y juvenil. Los síndromes
completos (AN y BN) son menos frecuentes en este tipo de población. Estos datos coinciden
con los encontrados en otros países desarrollados.
Por lo que se refiere a la AN, los datos indican que se trata de un trastorno que se
acompaña de complicaciones tanto de morbilidad como de mortalidad (Perpiñá, 1996). La AN
suele acontecer al final de la etapa puberal (13 – 14 años), con picos de incidencia a los 15 –
18, cayendo posteriormente y siendo menos frecuentes las formas que se inician más allá de
los 20 – 22 años. En estudios más recientes (Micali et al., 2013; Ortega y Laverde, 2000; Pierre,
1998; Sauval, 1999) la edad de inicio de la anorexia ha disminuido hasta los 11 años.
El curso puede ser variable, y algunas personas son capaces de recuperarse tras un
único episodio. Sin embargo, otras pacientes suelen presentar un patrón fluctuante del peso o
un patrón de deterioro a lo largo de los años. Los datos indican que aproximadamente el 50%
de las pacientes con AN evoluciona hasta la remisión total, mientras que entre el 20%-30% de
las pacientes evoluciona a síndromes parciales y del 10% al 20% de los casos se cronifica (Keski-
29
Rahkonen et al., 2007; Lowe, Zipfel, Bucholz, Dupont, Reas, Herzog, 2001; Syeinhausen, 2002;
Zipfel, Lowe, Reas, Dete Herzog, 2000).
Los estudios indican que la mortalidad de pacientes que sufren esta patología es del
10% aproximadamente. Las causas más comunes son la inanición, alteración electrolítica o
suicidio (APA, 1994). Datos más recientes sitúan la tasa bruta de mortalidad de la AN en
aproximadamente un 5% por década. La muerte suele ocurrir por las complicaciones médicas a
la propia enfermedad o por suicidio (APA, 2014).
En la BN, los estudios señalan que el menor tiempo en el inicio del tratamiento es un
factor de buen pronóstico, más aún que el tipo y la duración de dicho tratamiento; también
correlaciona con el buen pronóstico el comienzo de la enfermedad en la adolescencia en
comparación con el inicio en la edad adulta. Por otra parte, factores de mal pronóstico serían:
antecedentes de trastornos por consumo de sustancias o el abuso de laxantes; la comorbilidad
con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) (está asociada a una mayor duración de la
30
Marco teórico
Respecto al TA, se conoce menos acerca del curso de la enfermedad, aunque algunos
hallazgos indican que este trastorno alimentario persiste en la mayoría de los casos y, en al
menos la mitad, desemboca en una AN o en una BN (Hoek, 1993).
Con todos estos datos, se puede llegar a la conclusión que se tratan de trastornos con
una tendencia a la cronificación importante. La APA señala que ante la cronificación debemos,
planificar de forma individualizada el tratamiento y tener muy presentes las posibles demandas
que se pueden presentar: hospitalizaciones de repetición, hospitalizaciones parciales, cuidados
residenciales, psicoterapia, apoyo social, uso de medicación (APA, 2000).
31
-IMC persistentemente bajo, no sólo inferior a 17.5 sino, en muchas ocasiones
por debajo de 16 o menos.
Como hemos visto, este estudio (Tierney y Fox, 2009) no considera que el número de
años de enfermedad o el número de tratamientos realizados sean especialmente relevantes a
la hora de definir un caso como “crónico”.
1.2.3 COMORBILIDAD
Los avances en los sistemas diagnósticos actuales, como el DSM-5 y la CIE-10 han
ayudado a mejorar la precisión y especificidad de los TCA. Sin embargo, estos pacientes
presentan una gran cantidad de síntomas que van más allá de los síntomas nucleares
considerados como criterios diagnósticos de los TCA. Esto es lo que se entiende por
comorbilidad, es decir, la presencia de cualquier entidad clínica adicional que ha existido o
exista durante la evolución clínica de un paciente con un diagnóstico de TCA principal.
Los trastornos mentales más comunes en los TCA son los afectivos, principalmente la
depresión mayor, que aparece en el 40% de los pacientes (Braum, 1994), seguido de la distimia
con un 32% (Halmi, 1991) y el abuso de sustancias (Herzog, Keller et al., 1992; Verkes, Pijl et al.,
1996; Kanbur y Harrison, 2016). Además, en un reciente estudio con individuos con trastorno
bipolar se ha encontrado una comorbilidad del 27% con TCA (12% TA, 15% BN y 0,2% AN)
(McElroy, et al., 2016).
32
Marco teórico
casos (Bullick, Sullivan, Fear y Pickering, 1997; Speranza et al., 2001). El trastorno por abuso de
alcohol y otros por consumo de sustancias también pueden ser comórbidos con la AN,
especialmente en el tipo con atracones/purgas (APA, 2014).
También encontramos una amplia comorbilidad en los individuos con BN. Existe un
aumento en la frecuencia de los trastornos de ansiedad, depresivos y bipolares. Estas
alteraciones del estado de ánimo se inician al mismo tiempo o después del desarrollo de la BN.
Estas alteraciones suelen remitir con frecuencia después del tratamiento eficaz de la BN. La
prevalencia del consumo de sustancias como el alcohol y los estimulantes, es de menos del
30% en los individuos con BN (APA, 2014).
Los datos de comorbilidad entre los trastornos de personalidad y los TCA son muy
heterogéneos (Thompson-Brenner, 2008). Se estima la presencia de este tipo de alteraciones,
según diferentes estudios entre un 53% y un 93% (Powers, Coovert et al., 1988; Gartner,
Marcus et al., 1989; Yager, Landsverk et al., 1989; Zanarini, Frankenburg et al., 1990; Skodol,
Oldham et al., 1993). La presencia de un trastorno de personalidad en la AN oscila entre el 23%
al 80%, entre los más comunes se encuentra el trastorno de personalidad por evitación,
dependiente y obsesivo compulsivo (Johnson y Wonderlich, 1992). Un porcentaje sustancial de
individuos con BN presenta características de la personalidad que cumplen los criterios de uno
o varios trastornos de personalidad, siendo el más frecuente el trastorno de la personalidad
límite (APA, 2014).
Hasta ahora nos hemos centrado en la comorbilidad con otros trastornos psicológicos,
aunque no hay que olvidar que se tratan de problemas que también tienen una gran
comorbilidad con otros problemas físicos u orgánicos. Los más comunes se describen a
continuación. La Diabetes Mellitus (DM), donde los estudios muestran cifras de prevalencia
muy variables. Entre el 0,5% y el 7% de los casos de AN y BN presentan una DM tipo 2. Este
porcentaje llega hasta el 20% en los TCANE. Hasta el 9% de los diabéticos obesos presentan un
TCA (Nielson, 2002). La obesidad, está fuertemente vinculada al TA, hasta el 6% de los niños
con obesidad presentan TA. Las enfermedades tiroideas, tanto el hipertiroidismo como el
hipotiroidismo, tienen una relevancia importante en la aparición, curso, pronóstico y
33
tratamiento en los TCA. No se dispone de estudios de prevalencia, sólo de descripción de
casos.
En los trastornos por consumo de sustancias se puede dar una ingesta nutricional
escasa, pero no experimentan miedo a engordar ni alteración de la imagen corporal.
34
Marco teórico
ambos diagnósticos.
Como indican numerosos autores (Cash y Hrabosky, 2003; Perpiñá, 1995, 1999), la
característica que diferencia un TCA y otro trastorno que cursa con síntomas semejantes,
radica en la idea sobrevalorada de adelgazar que sólo se da en los trastornos alimentarios. El
interés por conseguir y mantener un bajo peso es una forma de mejorar la aceptación entre los
iguales, conseguir un reconocimiento social o un medio de conseguir ganancias secundarias a
través del rol de enfermo/a.
Hasta aquí nos hemos centrado en la descripción clínica de los TCA. A continuación,
resumiremos las teorías explicativas psicológicas más relevantes.
En este trabajo vamos a comentar solo aquellos modelos explicativos que más
evidencia han acumulado, y que han identificado un conjunto de factores que pueden
promover la aparición y mantenimiento de los TCA. En primer lugar, nos centraremos en los
modelos explicativos de la AN y posteriormente hablaremos de los modelos explicativos de la
BN.
35
Posteriormente, Vitousek (antes llamada Bemis) reelabora este modelo, centrándose
en el papel del procesamiento de la información, la autorepresentación, las variables de
personalidad y la motivación. Estos autores sugieren que los síntomas se mantienen por unos
esquemas cognitivos organizados alrededor de ideas sobrevaloradas acerca del peso y la figura
(Vitousek y Ewald, 1993; Vitousek y Hollon, 1990; Vitousek y Manke, 1994).
Siguiendo la línea de los autores anteriores, Slade (1982) propone un modelo funcional
en el que el aspecto fundamental para desarrollar y mantener la AN es la necesidad de control.
Por una parte, plantea que la combinación de problemas interpersonales y los conflictos
propios de la adolescencia pueden llegar a causar insatisfacción general con la vida y con uno
mismo. Es en ese momento, cuando aparece la necesidad de control y de lograr tener éxito en
alguna área de la vida de la persona. La combinación de estos aspectos puede predisponer a
presentar autocontrol corporal. Por lo tanto, el mecanismo de mantenimiento parece que se
produce por reforzamiento positivo en forma de sentimientos de éxito y satisfacción en cuanto
al peso. En este sentido, cada vez que la persona logre restringir la ingesta o ayunar
experimenta sentimientos de logro por conseguir su objetivo, rechazar o evitar la ingesta y la
pérdida de peso. Los sentimientos de fracaso en otras áreas de la vida, lleva a la persona a
realizar una dieta intensa. De esta manera, el control del peso se mantiene por refuerzo
negativo debido a la evitación de los estresores que preceden al inicio del trastorno. De esta
manera, la persona se puede limitar a un número de preocupaciones (relacionadas con la AN) y
evita los problemas cotidianos de su vida (relacionados con la adolescencia y el estrés). Estos
problemas provocan un aumento en la insatisfacción de la persona y originan una espiral de la
que es difícil salir (ver figura 1).
36
Marco teórico
Más tarde, Slade (1996) reformuló su teoría y sugirió la teoría del proceso dual del
perfeccionismo para los TCA, en la que indica que el presentar alto perfeccionismo positivo, es
decir, necesidad de éxito, perfección, deseo de delgadez, hace a una persona vulnerable a los
efectos del refuerzo positivo. Sin embargo, el alto perfeccionismo negativo, es decir, evitación
del fracaso, la imperfección y la obesidad, hacen a una persona más vulnerable a los refuerzos
negativos.
37
D) MODELO EVOLUTIVO DE STRIEGEL-MOORE (1993)
Striegel-Moore (1993) enfatiza la importancia del rol sexual, y propone que las niñas se
identifican con su rol sexual, considerando más relevante preocuparse de los sentimientos y el
bienestar de los demás y estando más interesadas en la aprobación social. En las mujeres el
atractivo está ligado a la belleza y ser delgada es una condición central de belleza femenina. Las
mujeres delgadas y que comen poco son consideradas más atractivas y femeninas (Roll,
Federoff y Guthrie, 1991). Por tanto, y según este autor, el conjunto de factores
socioambientales y la interiorización de rol sexual, unidos a la presión estresante de la
adolescencia, podrían explicar el aumento de los TCA.
Garner (1993) señala diferentes factores que participan en el origen y desarrollo de los
TCA, estos los denomina factores predisponentes y factores precipitantes. Finalmente, una vez
instaurado el TCA, aparecen factores de mantenimiento del problema. La conjunción de
factores culturales, familiares e individuales (biológicos y psicológicos) harán que una persona y
no otra inicie una dieta estricta con el propósito de influir en su apariencia y que
desencadenará en el inicio de la enfermedad. Estos factores se muestran en la figura 2.
38
Marco teórico
a) Factores individuales: Por una parte, se refiere a los factores hereditarios que
predisponen a los TCA, ya que se han encontrado que familiares de pacientes presentan con
mayor frecuencia la patología y ésta es aún mayor en el caso de gemelos monocigóticos
(Calvo, 2002). Por otra parte, se alude a las características psicológicas del individuo, como
variables temperamentales, un estilo cognitivo perfeccionista y excesiva necesidad de
aprobación externa.
39
tener en cuenta que la adolescencia es una edad crítica en la que la imagen corporal está
aún poco definida y se producen importantes cambios fisiológicos. La influencia de los
anuncios de los medios de comunicación puede llegar a incrementar las preocupaciones por
la silueta en estas edades. Otro factor es una historia de críticas, burlas y situaciones
negativas relacionadas con el cuerpo, lo que les lleva a formarse unas actitudes negativas y
creencias disfuncionales sobre su cuerpo (Rosen, 1992).
Los factores precipitantes se definen como aquellas situaciones de estrés que inducen
a la aparición del TCA en un momento determinado. Normalmente, un TCA se inicia en el
contexto de un cambio (Calvo, 2002). Algunos ejemplos de estos cambios pueden ser: los
cambios físicos propios de la adolescencia, comentarios y presiones para adelgazar del
entorno, ruptura sentimental, dificultades en el ámbito académico, periodo de exámenes,
muerte de un familiar con el que existe una vinculación emocional, separación de los padres,
cambios de domicilio, abusos sexuales, etc.
40
Marco teórico
añaden importantes e innovadoras ideas sobre los constructos cognitivos relevantes en los
TCA, incluyendo la necesidad de considerar las creencias que el paciente puede tener sobre su
trastorno (p.ej., qué significa para ella tener AN). Por último, estos autores afirman que se
producen creencias tanto pro-anorexia (p.ej., “Si no tuviera AN, mi mundo entero podría
desmoronarse”) como anti-anorexia (p.ej., “La AN ha hecho que deje de tener una vida”), y que
es necesario identificar ambas. En este sentido, señalan que hay que considerar no sólo los
pensamientos automáticos negativos, sino también los pensamientos automáticos positivos
(p.ej., “estoy más atractiva”), así como los juicios basados en las señales interoceptivas.
La dieta restrictiva provoca una pérdida de peso que aumenta la sensación de control.
Esto da lugar a querer tener un control exhaustivo del peso y fomentar las creencias
irracionales sobre éste, lo que a su vez conduce a experimentar sesgos atencionales e
interpretativos hacía toda la información que tiene que ver con las ingestas, el peso y la figura.
Todo ello provoca hipervigilancia, que magnifican las imperfecciones y establece un círculo
41
vicioso. Con el tiempo, dicha hipervigilancia llega a ser aversiva y contribuye a mantener las
preocupaciones acerca el peso y la figura y la restricción se mantiene. Por otro lado, se produce
un declive en la tasa de pérdida de peso, por lo que se empieza a restringir más y se inician
conductas nuevas como el ejercicio físico excesivo, el vómito auto inducido y uso de laxantes y
diuréticos que contribuyen a mantener el TCA (ver figura 3).
Estos autores se centran en intentar explicar por qué algunas personas desarrollan AN
y otras BN. Por una parte, indican que uno de los mantenedores de la AN es el no comer como
vía para prevenir las cogniciones que generan malestar psicológico y las emociones negativas
que puedan experimentarse durante y posterior a la ingesta. Por otro lado, la BN se
caracterizaría por el atracón como medio de hacer desaparecer o bloquear el malestar
psicológico y las emociones negativas. De esta teoría se desprende que la AN podría estar
42
Marco teórico
asociada con un proceso primario de prevención del afecto negativo desencadenado por las
creencias negativas que la persona tiene de sí misma. Por lo que, por primera vez un modelo
relaciona de manera directa la cognición, el afecto y las conductas propias de los TCA.
43
Hasta aquí, hemos visto los avances que en las últimas décadas han ido apareciendo en
las explicaciones de la AN. Al principio, los modelos han hecho un gran hincapié en las
creencias acerca el valor de la delgadez y las ideas sobrevaloradas acerca del peso y la figura. A
partir de ahí, empiezan a considerar los problemas interpersonales y los conflictos de la
adolescencia como desencadenantes de la necesidad de control y éxito. Otros autores añaden
los factores socioculturales como desencadenantes del problema. El modelo biopsicosocial de
Garner recoge los factores anteriores y los denomina factores predisponentes, precipitantes y
mantenedores. Los modelos posteriores empiezan a darle importancia a la regulación
emocional y al contenido de las creencias como factores centrales en la AN. De este modo, se
empieza a relacionar de manera directa la cognición, el afecto y las conductas propias de la AN.
La realidad es que cada vez se tiene una visión más completa de las explicaciones de la AN,
entendiendo que se trata de un problema multifactorial, pero aún nos quedan muchas
cuestiones por resolver.
A) MODELO ADICTIVO DE LA BN
44
Marco teórico
Este autor sugiere que se produce un condicionamiento entre las señales (vista, olfato
y gusto) y las claves contextuales (situación, emociones, pensamientos) presentes durante el
atracón. De esta manera, la presencia de estas señales producirá reacciones fisiológicas
condicionadas (incremento de insulina y disminución de glucosa) que generaran la necesidad
imperiosa de ingerir, por lo que la probabilidad de que se dé un atracón aumenta de forma
considerable. Algunos estudios han encontrado que mujeres con BN tenían mayor respuesta al
ver, oír y saborear su comida favorita en comparación con mujeres que no presentaban un TCA.
Así pues, desde este planteamiento se deriva que el tratamiento debe centrarse en habituarse
a las reacciones mediante la exposición a claves contextuales o alimentos que desencadenan el
atracón, es decir, los pacientes deben tocar, oler, y llevarse a la boca los alimentos sin ingerirlos
(Jansen, 1998; Staiger, Dawe y McCarthy, 2000). Sin embargo, se trata de un modelo con una
limitación importante, ya que no contempla toda la sintomatología de la BN como la
sobrevaloración del peso y la figura.
Este modelo plantea como las personas realizan dietas restrictivas como resultado de
la elevada sobrevaloración de peso y la figura y la insatisfacción corporal que les provoca. Por
otra parte, el afecto negativo y la baja autoestima pueden predisponer a los individuos a
realizar dietas restrictivas. Una vez se ha iniciado la dieta, es de gran dificultad llevarla a cabo
45
con éxito, por lo que la autoestima baja y aumenta el afecto negativo, estados que provocan el
desencadenante del atracón con mayor probabilidad. Los atracones producen mayor
persistencia en la dieta, por lo que se genera un círculo vicioso entre restricción y atracón. Este
modelo fue de gran relevancia ya que fue el primero que incluyó el papel restrictivo de las
dietas en la BN.
Stice (2010) propone una doble vía hacía el trastorno, que se presenta en la figura 4.
Considera como factores relevantes a la hora de explicar la BN: la insatisfacción corporal, el
mantenimiento de una dieta restrictiva y la regulación de emociones negativas. Además, deja
patente importantes implicaciones en la prevención y tratamiento de la BN, como el papel de
la presión social, el ideal de delgadez, la restricción alimentaria y los síntomas depresivos.
46
Marco teórico
47
F) MODELO COGNITIVO DE COOPER, WELLS Y TODD (2004)
Este modelo explica que los eventos desencadenantes (tengan o no relación con la
comida y la figura) ponen en marcha creencias negativas, autoevaluaciones acerca de la
aceptación de los demás y de uno mismo, y emociones negativas como la ansiedad. Las
personas con BN utilizan el comer y la preocupación por la comida como una distracción de las
emociones negativas que experimentan. Además, la conducta de comer también produce
cambios en las cogniciones, en los estados emocionales y en las sensaciones de hambre y
saciedad. Tanto es así que, al inicio del problema, estas sensaciones iniciales son interpretadas
como positivas y se produce una asociación con creencias positivas como comer me relajará.
Sin embrago, al estar asociada la conducta de comer a consecuencias negativas (ganar peso)
aparece un conflicto de creencias acerca de la comida. Como consecuencia, surgen una serie
de creencias permisivas acerca de la comida (p.ej. por una galleta más no pasa nada) o de
pérdida de control (p.ej. no podré parar de comer). Una vez activada esta ambivalencia, se
inicia la conducta de comer y le sigue autoevaluaciones y emociones negativas que mantienen
un círculo vicioso.
Se trata de un modelo que explica con mayor detalle aquellos factores cognitivos que
forman parte tanto del desarrollo como del mantenimiento de la BN. Del mismo modo,
proporciona una explicación más completa sobre el mantenimiento del atracón. Las
implicaciones a nivel terapéutico que se desprenden de este modelo es la incorporación de la
terapia cognitiva en el tratamiento de la BN. Por último, también presenta limitaciones, ya que
no tiene en cuenta los procesos psicopatológicos que están en el origen del trastorno.
48
Marco teórico
similitudes que presenta con el abuso de tóxicos, la mayoría de los modelos han reivindicado el
circulo vicioso de la dieta y el atracón y el papel tan relevante que ejercen las dietas restrictivas
en la BN. Por otra parte, algunos autores añaden a los factores ya mencionados las situaciones
estresantes y las emociones negativas como factores relevantes en la aparición y
mantenimiento de los atracones. Pero los modelos más completos también contemplan la
insatisfacción corporal, la presencia de un IMC elevado y la presión hacía la delgadez como
variables relevantes a la hora de desarrollar BN. En este sentido, las conductas compensatorias
purgativas aparecen cuando se afianzan los efectos cognitivos y fisiológicos del atracón y las
creencias negativas hacen que la persona cambie la conducta de comer por una conducta
compensatoria. Aunque todos estos modelos han supuesto un avance para la comprensión de
la BN, muchas de estas teorías son válidas para explicar el desarrollo de la psicopatología
especificada de los tipos de TCA. Desde esta perspectiva, en los últimos años Fairburn ha
desarrollado lo que se conoce como la teoría transdiagnóstica de los TCA, que explica los
mecanismos comunes implicados en todos estos trastornos. En el siguiente punto se explicará
con más detalle esta teoría, considerada en la actualidad una de las más relevantes y apoyadas
en el ámbito clínico y en la investigación.
49
TCANE. La BN es más probable que evolucione a TCANE y las personas que sufren
TCANE tuvieron AN o BN en el pasado.
- La mayor prevalencia de TCA son los denominados TCANE, por esa razón en el
DSM-5 se han incluido una clasificación más amplia de AN y BN.
50
Marco teórico
Este modelo está generando una amplia investigación. Por ejemplo, el estudio de
Dakanalis et al. (2014) comparó el poder explicativo del modelo original y del modelo
extendido de Fairburn sobre una muestra de pacientes diagnosticados de BN y sus variantes
según el DSM-5 (APA, 2013), y se concluyó que el modelo transdiagnóstico explicaba una
mayor proporción de varianza en los comportamientos propios de las pacientes con BN (dieta
restrictiva y atracones).
51
Figura 5 - Modelo Transdiagnóstico de Fairburn
A lo largo de este apartado se han resumido las aportaciones más relevantes que han
intentado comprender mejor los TCA, explicando su desarrollo, los factores implicados y los
factores mantenedores de la AN y BN por separado y después de todas las categorías del
espectro del TCA de forma conjunta. Los numerosos estudios realizados hasta la fecha ponen
de manifiesto que son trastornos complejos, que se deben abordar desde una perspectiva
multifactorial. Identificar y conocer todos estos factores ayudará a realizar mejorías en los
programas de prevención e intervención.
Aunque, como hemos visto, los TCA son trastornos conocidos desde hace años, sin
embargo, no se han publicado propuestas de tratamiento para de estos problemas hasta hace
relativamente poco tiempo. Ha sido a partir de los años 80, coincidiendo con un rápido
52
Marco teórico
53
realización de las comidas. El miembro del equipo que supervisa la comida anima a su correcta
realización en ese tiempo y procura introducir elementos de distracción, evitando hablar de
calorías, dietas, comentarios sobre la comida, etc. La supervisión tiende a prolongarse un
tiempo (por ejemplo, una hora) una vez finalizada la ingesta (American Psychiatric Association,
2006; Cockfield y Philpot, 2009; Couturier y Mahmood, 2009; National Institute for Health and
Clinical Excellence, 2004).
54
Marco teórico
55
de la serotonina como el l-triptófano. No existen datos contrastados en la literatura
acerca de su eficacia.
56
Marco teórico
paciente recupera su autonomía. El “modelo Maudsley” fue sometido a prueba por primera
vez como estrategia de prevención de la pérdida de peso posthospitalization en los diferentes
subgrupos de los pacientes con AN. El estudio reveló los siguientes resultados: en el subgrupo
de pacientes más jóvenes, la terapia produjo una impresionante tasa de recuperación (90% sin
síntomas a los 5 años). Y era mucho más eficaz que una orientación dinámica individual (Eisler
et al., 1997; Russell et al., 1987). Para los pacientes con una edad avanzada de inicio, ninguno
de los tratamientos fue eficaz. Estos resultados han sido replicados en investigaciones
posteriores (Cerradura, Agras, Bryson y Kraemer, 2005; Eisler et al., 2000; Le Grange, Binford y
Loeb, 2005; Le Grange, Eisler, Dare, y Russell, 1992; Strick, 2009).
Los datos parecen indicar que la duración de los síntomas es un fuerte predictor de la
respuesta al protocolo del Maudsley. En estudios con adolescentes con una duración de los
síntomas de 8 meses los resultados fueron positivos, con pacientes con una duración de los
síntomas de 16 meses los resultados fueron pobres y con una muestra de adultos de una
duración de la enfermedad de una media de 6 años la mejoría clínica fue mínima (Dare, Eisler,
Russell, Treasure y Dodge, 2001; Eisler et al., 2000).
Diversos meta-análisis han demostrado que la TCC es más eficaz que otros
tratamientos psicológicos alternativos y la condición de lista de espera (Aardoom et al., 2016;
Ball y Mitchell, 2004; Channon, de Silva, Hemsley y Perkins, 1989; Hay et al. 2009; McIntosh et
al., 2005). Aunque no se han encontrado resultados tan concluyentes como para la BN y el
atracón.
57
en tener una recaída y era más probable lograr un buen resultado (44% vs. 7%) (Pike, Walsh,
Vitousek, Wilson y Bauer, 2003). Los estudios han demostrado que el asesoramiento
nutricional y el tratamiento farmacológico aplicado sin TCC suele ser rechazado por las
pacientes con AN (Halmi et al., 2005). Cuando se compara la TCC con los fármacos, se
encuentra que éstos no producen ningún incremento de los beneficios a los producidos por la
terapia (Walsh, 2006). Además, no se ha encontrado base empírica para el uso generalizado de
antidepresivos en pacientes con AN (Attia, Haiman, Walsh, Flater, 1998), y tampoco se ha
encontrado apoyo que indique que el uso de los fármacos mantengan la mejoría después del
tratamiento hospitalario (Kaye et al., 2001).
Con todo lo descrito anteriormente, vemos que sigue siendo un desafío identificar
tratamientos basados en la evidencia para la AN, ya que hay pocos ensayos comparativos y los
resultados son poco concluyentes. Los resultados más positivos han sido obtenidos en estudios
con adolescentes y que no cumplían todos los criterios de AN. Sin embargo, ninguna de las
modalidades puestas a prueba (terapia familiar, terapia de conducta, TCC, psicoterapia
interpersonal, varias formas de terapia de apoyo) ha conseguido resultados totalmente
favorables con casos de una AN instaurada. Además, la mayoría de estos estudios presentaban
muestras pequeñas y sus resultados no se han podido replicar. En general, son estudios con 8-
10 participantes, por lo que resulta muy difícil extrapolar los resultados a otras poblaciones.
Todo ello indica la dificultad en el tratamiento de esta patología y la necesidad de realizar
estudios controlados aleatorios (Agras et al., 2004; Halmi et al., 2005).
58
Marco teórico
enfermedad (Gowers et al., 2000, Vitousek y Gray, 2006). Los pacientes hospitalizados con AN
perciben a menudo como degradante el tratamiento, otros lo valoran como necesario y
beneficioso (Colton y Pistrang, 2004; Tan, Hope, Stewart y Fitzpatrick, 2003).
59
apetito y se la prefiere en la BN multi impulsiva, es decir la que se asocia con robo,
promiscuidad sexual, compras compulsivas, etc. Otros ISRS frecuentemente
utilizados son el Escitalopram y la Sertralina.
4) Anticonvulsivantes: no se ha demostrado ni en la clínica ni en los
estudios EEG que exista real actividad comicial en las BN, no obstante, el frecuente
empleo de anticomiciales se fundamenta en la impulsividad presente y en la
característica compulsiva del comer bulímico. Se ha estudiado el uso de la
Difenilhidantoina con un resultado alentador y la Carbamacepina, poco empleados
ya para tratar la compulsión bulímica. El Topiramato, de notable efecto
anorexígeno entre sus propiedades secundarias, actualmente se utiliza casi
regularmente en la BN Su empleo se asocia con una gran reducción de atracones y
de purgas, del anhelo por hidratos de carbono, del malestar con la silueta corporal
y del hacer dietas. Asimismo se atenúa notablemente la ansiedad. El Clonazepam
también es un fármaco de elección si se intenta evitar el aumento de peso, pero
muchas pacientes lo utilizan abusivamente.
60
Marco teórico
antidepresivos, sobre todo en el cese de los atracones y las conductas compulsivas. Además, se
ha comparado con otras formas de terapia, y los resultados a corto plazo muestran que la TCC
es más eficaz (Wilson y Fairburn, 2002), consiguiendo eliminar del 30% al 50% de los atracones
y las conductas purgativas de todos los casos de BN. El resto de pacientes, muestran una
mejoría y otros abandonan el tratamiento. Por otra parte, la terapia reduce los síntomas
psiquiátricos secundarios, mejora la autoestima y el funcionamiento global del paciente. Todas
estas mejorías son capaces de mantenerse tras un año de seguimiento.
Wilson, Vitousek y Loeb (2000) sugieren una posible secuencia para el tratamiento de
los TCA con el objetivo de evitar los elevados costes que supone la TCC y llegar a las personas
que no solicitan ayuda, para ello propone estrategias de autoayuda como alternativa (ver
figura 6). Aunque no hay suficiente evidencia empírica que demuestre quien se podría
beneficiar de este tipo de tratamiento, sí que descarta a las pacientes con comorbilidad
psiquiátrica (Grave, 1997).
61
La terapia interpersonal, también se ha utilizado como tratamiento para la BN. Se trata
de una terapia desarrollado originalmente como una psicoterapia estructurada a corto plazo
para la depresión (Klerman, Weissman, Rounsaville y Chevron, 1984), y ha sido adaptada para
la BN por Fairburn (Fairburn, Jones, Peveler, Hope y O'Connor, 1993). Está diseñada para
ayudar a los pacientes a superar su trastorno alimentario mediante la resolución de problemas
de su día a día. Consta de tres fases: en la primera se identifican los problemas, en la segunda
se analizan las dificultades al detalle y se buscan posibles soluciones y por último se valora el
futuro para reducir posibles recaídas. Se considera que reducir los problemas alimentarios está
influenciado por los problemas interpersonales, por lo que mejorar la autoeficacia en la
resolución de dificultades, aumentará la autoestima. Esta terapia no es directiva y tampoco
interpretativa, no se centra en los síntomas del trastorno alimentario.
Las guías NICE (2004) consideran la terapia interpersonal como alternativa a la TCC. Un
estudio donde compararon la terapia interpersonal y la TCC encontraron mejores resultados
para esta última, aunque fueron igual de eficaces en los seguimientos de uno y seis años
(Fairburn, Jones et al., 1993). Un estudio similar posterior encontró que la TCC es más eficaz a
la terapia interpersonal en pacientes con BN, pero tampoco hubo diferencias en el
seguimiento realizado un año después (Agras, Walsh, Fairburn, Wilson y Kraemer, 2000).
62
Marco teórico
Aunque los TCANE no son clínicamente menos graves que la AN y la BN, sin embargo,
se han publicado menos ensayos controlados centrados en estos trastornos a pesar de la
prevalencia y la gravedad clínica que presentan. Las guías NICE no especifican tratamientos
para los TCANE, indicando que no hay estudios empíricos que determinen qué tratamientos
serían eficaces para este trastorno alimentario. Asimismo, se considera que es el profesional el
que, según su juicio clínico, determine a qué trastorno se asemeja más y aplique el tratamiento
basado en la evidencia.
En este punto, el TCC fue reformulado por dos razones, en primer lugar, para
considerar el papel tan relevante que juega la baja autoestima, el perfeccionismo, los
problemas interpersonales y la inestabilidad emocional y en segundo lugar, para poder
aplicarlo como tratamiento para todos los TCA (Fairburn, Cooper y Shafran, 2003). Esta mejoría
en el tratamiento, es lo que conocemos como tratamiento basado en la teoría
transdiagnóstica. Como hemos visto, este acercamiento mantiene que los TCA se deben a una
autovaloración negativa, y desde aquí se intenta explicar tanto la restricción, las conductas de
control del peso y la preocupación por la comida y el peso. La patología nuclear de la
sobrevaloración del peso, la figura y su control es la que desencadena la dieta lo cual puede
derivar en bajo peso o en atracones. Todo ello mantiene la patología nuclear. Por tanto los
atracones no vendrían explicados por la autoevaluación, sino por la restricción. Esta teoría deja
claro que, si se desea eliminar los atracones y las conductas purgativas, es necesario cambiar la
restricción, la sobrevaloración del peso y la figura y la tendencia de regular sus emociones a
través de la alimentación.
A pesar de estos avances, aún existe margen para mejorar su eficacia. Para lograrlo, es
de gran relevancia entender y estudiar los mecanismos de acción, los moderadores y
predictores del resultado del tratamiento.
63
1.4.4 TRATAMIENTOS PARA EL TA
Las personas que buscan tratamiento para el TA suelen ser mayores que las que
presentan AN y BN, aunque sea un problema que seguramente se remonte a la adolescencia
(Grilo y Masheb, 2000). Las primeras investigaciones acerca el tratamiento del TA estuvieron
erróneamente formuladas debido a que vienen del campo de la obesidad y se centran en la
pérdida de peso con dietas alimentarias de muy pocas calorías. Los pacientes con TA
generalmente tienen sobrepeso, por lo que es necesario investigar las posibles complicaciones
clínicas como diabetes, HTA y Dislipidemias, entre otras. Existe una notablemente menor
cantidad de trabajos científicos que los realizados en BN o AN y de los existentes pocos son a
largo plazo.
En cuanto a tratamientos psicológicos, las guías NICE (2004) indican que la TCC es el
tratamiento de elección para en TA, y este enfoque es en general el más investigado Este suele
utilizar una versión adaptada del de la BN. La mayor parte del modelo y estructura de la terapia
se conserva (Fairburn, Marcus y Wilson, 1993), aunque en este caso se hace más hincapié al
comer en exceso caótico que es menos restrictivo que en la BN. En general, la TCC para el TA
produce una reducción de la sintomatología y de los problemas asociados, excepto en la
pérdida de peso. Estos resultados son significativamente superiores en comparación con un
grupo control (Wilfley et al., 1993). Estos datos permanecen tras el seguimiento de un año
(Agras, Telch, Arnow, Eldredge y Marnell, 1997; Wilfley et al., 2002). Además, el 80% de los
pacientes finalizan el tratamiento con mejorías en la depresión y el funcionamiento psicosocial.
64
Marco teórico
65
(Kazmin, 2007). Encontrar estos mecanismos de acción mejoraría la eficacia del tratamiento ya
que podría cambiar y mejorar los elementos que activan estos mecanismos y eliminar aquellos
que no producen cambios (Murphy, Cooper, Hollon, Fairburn, 2009). Los mediadores son
variables que intervienen entre el comienzo del tratamiento y el resultado (Kraemer, 2002).
Aunque no pueden predecir el tratamiento ni se les puede atribuir relación con el resultado.
Los mediadores cambian debido al tratamiento y estos cambios se asocian al resultado
(Kraemer, 2002). Por el contrario, las variables que influyen en el resultado del tratamiento
son los moderadores o predictores. Identificar moderadores nos proporciona conocimiento
sobre qué tratamiento funciona mejor, para quien y bajo qué condiciones (Kraemer, 2016),
mientras que los predictores proporcionan importante información que pronostica el probable
éxito del tratamiento. Ambos dos, pueden utilizarse juntos, con el objetivo de maximizar los
resultados del tratamiento (Agras et al., 2000).
66
Marco teórico
Por otra parte, Castro et al. (2004) realizan un trabajo algo similar, analizando las
variables relacionadas con la rehospitalización después de la recuperación de peso en
pacientes con diagnóstico de AN. Los resultados muestran que el 24,8% de las pacientes
requirieron reingreso tras la recuperación del peso. La duración del trastorno, la pérdida de
peso, el IMC al primer ingreso y la distorsión global de la imagen corporal fueron similares en
todas las pacientes. Sin embargo, las pacientes que necesitaron una readmisión hospitalaria
tuvieron una menor tasa de aumento de peso, una edad media más baja, una puntuación más
alta en el EAT y una mayor sobreestimación de las caderas. Por lo que estas tres variables: la
edad menor de 15 años, la puntuación de EAT por encima de 55, y una tasa de aumento de
peso inferior a 150 gramos por día se asociaron con un mayor porcentaje de reingresos.
Un estudio realizado por Agras (2000) muestra que existen variables clínicas que
67
diferencian a los sujetos que abandonan el tratamiento y los que consiguen completarlo, como
la elevada preocupación por el cuerpo y la intensa impulsividad. Además, encuentran
diferencias entre los que se recuperan tras el tratamiento y los que no lo hacen. En este
sentido parece indicar que un diagnóstico de depresión mayor, un IMC bajo y dificultades a
nivel social eran predictores de una no recuperación. Concluyen que la variable que mejor
predecía el resultado del tratamiento era la ausencia de purgas alrededor de la semana cuatro
de tratamiento.
Los mismos autores, intentaron identificar moderadores del tratamiento de los TCA. El
único moderador con cambios significativos en el tratamiento fue la edad de inicio tardía en el
trastorno por atracón (Grilo et al., 2012a). Con respecto a los predictores, se han estudiado
una gran cantidad de variables que no han demostrado ser significativas a la hora de predecir
buenos resultados en el tratamiento. Sin embargo, los autores atribuyen la falta de
consistencia de los resultados a las dificultades metodológicas que han encontrado a la hora
de analizar los diferentes estudios.
Como podemos observar, aunque aún queda muyco camino por recorrer, ya existen
estudios que señalan qué variables pueden actuar como predictores de buena o mala
respuesta al tratamiento en los distintos TCA. A pesar de esta incipiente línea de investigación,
se necesitan más estudios empíricos que permitan indentifcar los mejores tratamientos para
los distitnos eprfiles de pacientes. Como comentábamos anteriormente, este conocimiento
podría mejorar la eficiencia y al efectividad de los tratamientos dispobieles, reducir los tiempos
de tratamiento y hospitalización, y los costes en el tratamiento, lo que reundará en una mejor
asistencia a las personas que padecen estos problemas.
68
Marco teórico
En este punto describiremos los pasos habituales que se suelen realizar en los casos
detectados de TCA.
En primer lugar, la primera evaluación suele ser realizada por parte del pediatra o del
médico de familia. Si éstos detectan el TCA lo derivan al centro de salud mental (CSM) que le
corresponde para que realicen la evaluación completa y el diagnóstico apropiado, así como la
valoración del tratamiento terapéutico. En los casos más graves y crónicos, en los que se ha
objetivado una imposibilidad de tratamiento ambulatorio y las condiciones físicas del paciente
lo permiten, el paciente puede ser derivado desde el CSM a:
• Hospital de Día Psiquiátrico, en los casos en los que el peso de la comorbilidad con
otras patologías mentales así lo indiquen.
En los casos en los que por la gravedad de su situación clínica debutan con un ingreso
hospitalario, el tratamiento al alta se realiza en el Hospital de Día, según las indicaciones
concretas para cada paciente.
69
Sin embargo, los estudios indican que hay más pacientes con diagnóstico de TCA de los
que son detectados por el sistema de salud mental. En este sentido, el modelo de Golberg y
Hurxley (1990) (ver figura 7) sobre los flujos de demanda en salud mental es una referencia
para la epidemiología de las patologías psiquiátricas. En ellas establece una prevalencia de las
enfermedades mentales del 25% al 35 %. Sin embargo, acude a atención primaria sólo un 22%
y sólo se detecta en estos servicios patología mental a un 10 % del total. Desde atención
primaria se deriva a los servicios de salud mental menos de un 4% de los pacientes y precisan
ingreso en unidades de hospitalización general o específica un 0,5% (Imaz, Ballesteros, Higuera,
Conde, 2008).
Por otra parte, en relación a estudios realizados en los TCA, Hoek y Hoeken (2003)
pone de manifiesto la existencia de sesgos en la detección de dichos trastornos. En la AN hay
una falta de conciencia de enfermedad, también presente en la BN, pero en la BN las
conductas de ocultamiento de los atracones, por los sentimientos de culpabilidad y de
vergüenza y la ausencia de signos externos visibles, como el adelgazamiento, dificultan su
70
Marco teórico
Otros estudios concluyen que sólo el 16% del total de los casos detectados en la
comunidad llegan a ser atendidos por atención primaria y/o los servicios sociales. Estos datos
se justifican por la baja demanda por la propia paciente, pero también por la falta de
conocimiento o de experiencia del profesional, siendo en la mayor parte de los casos
demandas encubiertas; así, la demanda más frecuente son los problemas físicos o somáticos
(estreñimiento, caída del cabello, etc.). Además de la baja detección, pone de manifiesto la
escasa derivación a los servicios de salud mental; así, el 63,7 % de los casos detectados son
derivados a psiquiatría y el resto a otros servicios (medicina interna, 20 %, pediatría, 10%;
ginecología, 5%, y otros, 1,3%) (Cullberg y Engström-Lindberg, 1988; Nakamura et al., 2000).
Sin embargo, no todos los autores defienden esta baja detección y atención para los
TCA y apuntan a porcentajes más altos en la utilización de los servicios.
Los datos reflejan una realidad que se considera poco satisfactoria, con un porcentaje
alto de casos no detectados y sobre todo con una baja derivación a los servicios ambulatorios
de psiquiatría. Esta situación puede reflejar la percepción de la insuficiencia e inadaptación de
los recursos de la red a este tipo de patología, como los relativos a la falta de conciencia de
enfermedad y al rechazo a la atención psiquiátrica, tanto de los pacientes como de las familias,
que se da en muchos de estos cuadros.
Los TCA, como hemos visto, son una enfermedad compleja que implica tanto factores
sociales, culturales y estilos de vida que afectan a procesos fisiológicos y psicológicos en un
proceso con tendencia a cronificarse. La gravedad de estas patologías ha provocado alarma
social y ha puesto de manifiesto la carencia de dispositivos eficaces para el tratamiento. Los
71
TCA no han recibido gran atención en las estructuras sanitarias, encontrándonos con falta de
recursos y en muchas ocasiones, estos pacientes son excluidos de la red asistencial, por lo que
no reciben el tratamiento recomendado por las guías clínicas.
Las diferentes actuaciones en los TCA se pueden realizar en tres diferentes dispositivos
asistenciales:
72
Marco teórico
Las ventajas que se pueden observar de este dispositivo son múltiples. Por un lado, se
ha posicionado como una buena alternativa, por liberar camas hospitalarias y disminuir la
presión asistencial del tratamiento ambulatorio. Además, se puede tratar a un mayor número
de pacientes que en hospitalización completa, se reducen los gastos. Al mismo tiempo, no se
pierde la relación del paciente con su entorno, la familia participa en mayor medida de las
medidas terapéuticas fundamentando así el compromiso y la colaboración en el tratamiento.
Sin embargo, también existen desventajas de este dispositivo. El tiempo libre de la paciente
puede interferir en el proceso terapéutico y la motivación de la paciente.
Los objetivos prioritarios del hospital de día para pacientes con AN son los siguientes:
73
- Recuperación ponderal.
Por otro lado, los objetivos del hospital de día para pacientes con BN deben ser los
siguientes:
- Restablecer las pautas nutricionales normales: establecer una dieta normal y una
secuencia de alimentación normalizada.
74
Marco teórico
psiquiatría general con los individuos de otras patologías psiquiátricas, en lugar de unidades
específicas para TCA. Los ingresos hospitalarios se llevan a cabo cuando la salud del paciente
un muy precaria debido a la desnutrición o a las conductas purgativas graves que lleven a
descompensaciones electrolíticas y cuando exista riesgo de conductas autolesivas graves.
Existen criterios de hospitalización según la OMS: 1) Pérdida de peso muy rápida y grave que
generalmente es inferior al 85% del peso normativo correspondiente a la edad, talla y sexo; 2)
Complicaciones médicas graves (descompensación electrolítica, alteraciones cardiacas, etc.); 3)
Presencia de trastornos psiquiátricos asociados graves; 4) Falta de respuesta a un tratamiento
ambulatorio, sin conseguir mejoría en el peso o en las conductas purgativas y/o atracones; 5)
Imposibilidad de tratamiento ambulatorio debido a un ambiente familiar disfuncional que
actúa como mantenedor del problema; 6) Tentativas de suicidio graves, ya que algunas
pacientes con anorexia pueden tener un alto riesgo de suicidio como una forma de huida por
el sufrimiento psicológico que supone el rechazo a subir de peso. Es pues fundamental
establecer pautas de prevención del suicidio, por lo que el hospital de día no es el lugar
adecuado cuando éstas son de medio o alto riesgo; 7) Cuando la paciente resida lejos del
hospital de día más cercano.
Los ingresos hospitalarios pueden ser voluntarios, pera también forzosos si el equipo
clínico considera de extrema gravedad la condición física de la paciente y ésta se niega al
ingreso. (Calvo, 2002; Raich, 2011).
75
Para personas con AN hospitalizadas conviene establecer un programa
de tratamiento dirigido a suprimir los síntomas y normalizar el peso.
Los tratamientos psicológicos deben ir orientados a modificar las
actitudes hacia el peso y la figura corporal y el miedo a ganas peso.
En personas con AN hospitalizadas no es conveniente utilizar
programas de modificación de conducta rígidos.
Tras el alta hospitalaria las personas con anorexia nerviosa deberían de
recibir atención ambulatoria.
En niños y adolescentes con anorexia nerviosa que necesiten
hospitalización deberían tenerse en cuenta las necesidades educativas y sociales
correspondientes a su edad.
76
Marco teórico
8 Unidades de Salud Mental Infanto-Juvenil (USMI-J). Las USMI-J prestan una atención
especializada, tanto en régimen ambulatorio como de hospitalización completa o parcial, a la
población infantil y adolescente menor de edad, derivada desde las unidades de salud mental
comunitaria de su ámbito de influencia.
77
Como hemos visto la AN es un trastorno psicológico grave y las directrices de los
países europeos consideran que el tratamiento hospitalario es el tratamiento de elección para
una gravedad moderada o grave o pacientes que no han mejorado con el tratamiento
ambulatorio. En los últimos años el número de hospitalizaciones de niñas con un diagnóstico
de AN ha aumentado en Europa (German Institute for federal Statistics, 2013; Pavlova, Uher,
Dragomirecka, Papezova, Trends, 2010; Health and Social Care Information Centre, 2013), por
ejemplo en Inglaterra del año 2011 al año 2012, se incrementó un 16% los ingresos
hospitalarios, las adolescentes con AN representaban casi la mitad de las admisiones
hospitalarias, además la duración de las estancias aumentó en más de 4 semanas.
Sin embargo, hay líneas que prefieren el centro de día a la hospitalización ya que le
encuentran numerosas ventajas, como el aprendizaje de numerosas estrategias que se podrían
transferir más fácilmente a la vida cotidiana, un ambiente menos aversivo que el hospitalario,
no pérdida de las relaciones sociales (Guarda, Pinto, Coughlin, Hussain, Haug, Heinberg, 2007;
Krug et al., 2013). El estudio de Goldstein (2011) encuentra que las pacientes con AN
consiguen un aumento de peso significativo, objetivo prioritario en el tratamiento de la AN, en
un dispositivo asistencial de centro de día y esta mejoría se mantiene a los 12 meses. Por otra
parte, Herpertz-Dahlmann et al. (2014) realizaron un estudio multicéntrico con pacientes con e
AN entre 11 y 18 años de edad en 6 centros de Alemania. Los criterios de elección fueron un
bajo IMC y que fuera el primer ingreso hospitalario, en el que estuvieron ingresadas. Un grupo
al azar permanecieron hospitalizadas y otro grupo al azar continuaron el tratamiento en
régimen de centro de día. Los resultados sugieren que ambos grupos consiguieron un aumento
de peso y que estos resultados se mantienen después de 12 meses de seguimiento. El 20 % de
los pacientes sufrieron una recaída en el primer año. La duración media del tratamiento
hospitalario fue de 14,6 semanas y la duración media del régimen de centro de día fue 16,5
semanas.
78
Marco teórico
A pesar de que las variables significativas en los estudios son muy limitadas, se
consideran como factores relacionados de la estancia hospitalaria la presencia de trastornos
psicológicos en la infancia, intentos de suicidio, vivir lejos de su vivienda, consumo de tóxicos,
conductas delictivas en el inicio de la enfermedad, años de evolución, el subtipo de AN, la
presencia de comorbilidad (trastorno obsesivo compulsivo, depresión mayor o trastorno de la
personalidad) (Strick et al. 2009).
Strick et al. (2009) realizaron un estudio en Francia con una muestra amplia de 268
pacientes hospitalizados con diagnóstico de AN, y encontraron que las variables significativas
que repercutían en la duración de la estancia hospitalaria eran los años de evolución de la AN
antes del ingreso, la utilización de la sonda gástrica durante el tratamiento, la presencia de un
trastorno comórbido durante el ingreso.
79
Algunos estudios ponen de manifiesto las numerosas ventajas que tiene el tratamiento
en régimen de centro de día en comparación con la hospitalización. Por ejemplo, Marshall
(2011) analiza las diferencias entre la hospitalización y el centro de día en patologías
psiquiátricas y los resultados muestran resultados similares respecto a las readmisiones,
calidad de vida y satisfacción con el tratamiento y menores costes por parte del tratamiento de
centro de día. Sin embargo señala algunas desventajas como que es menos eficaz para la
intervención en crisis. También hay estudios que indican que ambos tratamiento promueven
ganancia de peso, pero las pacientes que recibieron tratamiento en centro de día obtuvieron
mejores puntuaciones en bienestar psíquico y ajuste psicosexual lo que refleja que están más
preparados para la incorporación a la vida cotidiana (Herpertz-Dahlmann, 2014). Por otro lado,
el gasto económico es sustancialmente inferior en un tratamiento de centro de día que en el
hospitalario.
Como hemos visto los TCA son alteraciones en los comportamientos con la comida que
repercuten sobre la salud de quienes la padecen. Aunque hemos avanzado mucho en su
comprensión, siguen quedando muchas preguntas por responder, tanto sobre su etiología y
explicación, como de su tratamiento Es importante conocer las causas que han llevado a una
persona a tener y mantener un TCA, pero también qué diferencias se dan entre las personas
con diferentes diagnósticos de TCA y qué características tienen las pacientes que responden al
tratamiento administrado. De esta manera se podrán aplicar tratamientos más eficaces lo que
reducirá el costo económico y los recursos asistenciales, ya que hablamos de patologías de
larga duración y con un porcentaje elevado de recaídas.
80
Marco experimental
MARCO EXPERIMENTAL
3. OBJETIVOS E HIPÓTESIS
Objetivo general
Objetivos específicos
1) Describir una muestra de pacientes con diagnóstico de TCA que piden ayuda en un
centro especializado, desde Enero de 2001 hasta febrero de 2014, en función de las
siguientes variables:
Edad
Sexo
Diagnóstico
Comorbilidad en eje I y eje II
Gravedad
Años de evolución
Antecedentes familiares
Consumo de tóxicos
Ideación suicida
Intentos previos de suicidio
Ingresos previos
Acontecimientos vitales
Antecedentes familiares psiquiátricos
81
IMC
Gravedad general valorada por el profesional
Duración, total dispositivos utilizados y resultado del de tratamiento en los
diferentes dispositivos asistenciales.
2) Analizar las diferencias en estas variables en función del diagnóstico de TCA (AN, BN y
TCANE).
5) Estudiar las diferencias entre los perfiles, en función del dispositivo asistencial de
inicio.
6) Analizar el recorrido más común de los pacientes entre los diferentes dispositivos
asistenciales.
9) Examinar perfiles en los pacientes dependiendo de los dispositivos que han utilizado a
lo largo del tratamiento.
82
Marco experimental
Hipótesis
1) En cuanto a las variables demográficas, se espera que los pacientes con un diagnóstico
de AN tengan una edad de inicio inferior a las pacientes con BN y TCANE. En las 3
categorías diagnósticas se espera un mayor número de mujeres que de hombres. En
cuanto a comorbilidad en Eje I del DSM, se espera que sea más frecuente en la AN con
diagnósticos como el TOC y en el eje II con diagnósticos dentro del Clúster C. En
pacientes con diagnóstico de BN se espera que presenten comorbilidad en eje I con
diagnósticos emocionales y en eje II con trastornos de personalidad clúster B, por lo
que será también más frecuente en este trastorno el consumo de tóxicos y los intentos
previos de suicidio. Con respecto al IMC, se espera que los pacientes con AN tengan un
IMC inferior a 18,5 y las pacientes con BN y TCANE un IMC a partir de 18,5, entre
parámetros de normopeso y sobrepeso. Se espera que no haya diferencias en los 3
diagnósticos en cuanto a la presencia de antecedentes familiares y acontecimientos
vitales. La duración y el número de dispositivos totales utilizados será mayor en las
categorías de TCA completas como los son la AN y la BN. Además, tanto la AN como la
BN se espera que hayan tenido ingresos previos.
3) Por lo que se refiere a las diferencias en las características de los usuarios de los
distintos dispositivos asistenciales, se espera que los pacientes que ingresan en el CAC
tendrán una edad menor, mayor comorbilidad diagnóstica tanto en eje I como en eje II,
la gravedad valorada por el profesional será mayor y el IMC será bajo o de riesgo.
Además, es más probable que presenten consumo de tóxicos, ingresos previos,
intentos previos de suicidio e ideación suicida en mayor proporción. Se espera que
utilicen mayor número de dispositivos y que la duración del tratamiento sea mayor que
en los pacientes que ingresan en CD o AMB.
83
4) En cuanto al recorrido más común, se espera que si un paciente inicia en CAC, después
utilice el dispositivo CD y posteriormente el dispositivo AMB. Si el paciente inicia en
CD, se espera que pase posteriormente al dispositivo AMB. Cuando un paciente inicia
en AMB, se espera que lo más probable sea que permanezca durante todo el
tratamiento en él, a no ser que se produzca un empeoramiento, lo que llevaría a un
ingreso en CD.
6) El IMC tras el tratamiento deberá aumentar para los pacientes con diagnóstico de AN,
tendrá que mantenerse o disminuir para los pacientes con diagnóstico de BN y TCANE.
7) Cuando los pacientes utilicen todos los dispositivos asistenciales existentes, se espera
que el inicio de su problema alimentario sea a más temprana edad y que los años de
evolución del problema sea mayor. Además, es más probable que presenten ingresos
previos con más asiduidad que las pacientes que solo han utilizado el dispositivo CD y
AMB y solo el dispositivo AMB. Por otra parte, los pacientes que utilizan todos los
dispositivos presentaran mayor comorbilidad en eje I y eje II, consumo de tóxicos,
intentos previos de suicidio, mayor ideación suicida, y será menos probable que
obtengan el alta y más probable que abandonen el tratamiento. Por otro lado, serán
pacientes valorados con mayor gravedad por el profesional.
84
Marco experimental
4. MÉTODO
85
muestra el diagnóstico sin tener en cuenta los subtipos, aun así, el TCANE era el más frecuente
entre los diagnósticos de TCA. El rango de IMC se situó entre 14,70 y 40,10 con una media total
de 20,70 (DT= 5,32). Los años de evolución que los pacientes llevaban sufriendo el TCA tenía
un rango entre 0 y 23 con una media de 5,63 años (DT=5,27). El resto de variables descriptoras
de la muestra se expone en el apartado de resultados.
Diagnóstico
33,90% AN
39,80%
BN
TCANE
26,40%
Nota. AN = anorexia nerviosa; BN = bulimia nerviosa; TCANE = trastorno de la conducta alimentaria no especificado
(incluye el trastorno por atracón).
4.3 INSTRUMENTOS
86
Marco experimental
87
peso.
Entrevista Clínica Estructurada para los trastornos de la personalidad del Eje II del
DSM-IV (SCID-II; First et al., 1999). Esta entrevista diagnóstica recoge los criterios de la
Asociación Psiquiátrica Americana (APA) para los trastornos de la personalidad del grupo A
(esquizoide, esquizotípico y paranoide), del grupo B (antisocial, histriónico, límite y narcisista) y
del grupo C (dependiente, depresivo, evitativo, obsesivo-compulsivo y pasivo-agresivo). La
evaluación mediante la SCID-II incluye tres columnas: en la primera de ellas aparecen las
preguntas, en la segunda se enumeran los criterios diagnósticos del DSM-IV y, en la última, se
puntúa el ítem de la siguiente manera: ¿?= información inadecuada; 1:= ausencia de síntoma;
2= el criterio casi se alcanza, pero no plenamente; 3= se cumple el criterio. Aparte de esta
entrevista, es posible la administración de un cuestionario de personalidad auto-
cumplimentado que actúa como cribado. Consta de 119 ítems de respuesta dicotómica (SI/NO)
y su corrección se basa en el número de respuestas positivas que la persona ha dado en cada
uno de los posibles trastornos evaluados. Para agilizar el proceso de evaluación en el presente
estudio se ha hecho uso de ambos instrumentos. Así, en primer lugar, se ha utilizado el
cuestionario y, posteriormente, en aquellos ítems contestados de forma afirmativa y que
superaban la puntuación de corte, se ha evaluado en mayor profundidad administrando la
parte de la entrevista diagnóstica correspondiente. Los estudios de fiabilidad y validez
realizados muestran gran variabilidad en los resultados, pero en su mayoría arrojan índices
aceptables (First et al., 1999).
88
Marco experimental
89
Test de las Actitudes Corporales (BAT: Body Attitud Test; Probst, Vandereycken, Van
Coppenolle y Vanderlinden, 1995). Es una escala que evalúa distintos aspectos de la
insatisfacción con el cuerpo como son pensamientos, emociones y las actitudes hacia
determinadas características corporales y del cuerpo en su totalidad. Se compone de 20 ítems
que se puntúan en una escala tipo likert de 5 puntos en la que 0 es nunca y 5 siempre. La
puntuación oscila entre 0 y 100. El punto de corte que distingue entre población general y
población clínica en la versión original realizada por (Probst, Vandereycken, Van Coppenolle y
Vanderlinden, 1995) es de 36. En estudios con población española el coeficiente de
consistencia interna es de .92 y la fiabilidad test-retest de .91 (Gila, Castro, Gómez, Toro y
Salamero, 1999). En población española también se ha obteniendo una consistencia interna de
.92 y la fiabilidad test- retest .87. Además, se han obtenido muy buenas correlaciones con el
ASI 0,67, BASS 0,71, BIATQ 0,78, SIBID 0,77 (Salvador, Quero, Baños, Perpiñá y Botella, 2004).
90
Marco experimental
The Eating Attitudes Test -EAT- (Test de Actitudes Alimentarias) (Garner y Garfinkel,
1979; Garner, Olmsted, Bohr y Garfinkel, 1982). Versión española adaptada por Castro,
Toro, Salamero y Guimerá (1991). Consiste en un cuestionario diseñado para evaluar la
patología alimentaria, cuyo objetivo es evaluar la presencia de actitudes y conductas
asociadas con la anorexia nerviosa, especialmente aquellas relacionadas con el miedo a
ganar peso, el impulso a adelgazar y los patrones alimentarios restrictivos.
Se trata de un auto-informe que, en su versión original, consta de 40 ítems (EAT-40),
cada uno de los cuales se evalúa en una escala Likert de 6 puntos (desde "siempre" hasta
"nunca"). La estructura factorial del EAT revela 7 factores: preocupación por la comida,
imagen corporal por la delgadez, vómitos y abuso de laxantes, hacer dieta, comer lento,
comer clandestino y presión social percibida por ganar peso (Garner y Garfinkel, 1979).
Las puntuaciones altas son indicativas de presencia de síntomas, pero no
necesariamente de un diagnóstico de anorexia. Según sugieren los autores, la puntuación de
corte que identifica actitudes y comportamientos alimentarios alterados es de 30.
En cuanto a sus propiedades psicométricas, y con respecto a la fiabilidad, la
consistencia interna de la puntuación total es de 0,79 en muestras clínicas (pacientes
anoréxicas), de 0,94 para la población general, y de 0,94 al agruparse ambas muestras (33
pacientes con anorexia y 59 controles) (Garner y Garfinkel, 1979). La fiabilidad test retest
para un intervalo de 2-3 semanas es de 0,84 (Carter y Moss, 1984).
Por lo que respecta a su validez concurrente, el EAT presenta unas correlaciones de
moderadas a altas con las tres escalas de síntomas del EDI (Garner, Olmsted y Polivy, 1983),
concretamente 0,81 con impulso a adelgazar; 0,50 con insatisfacción corporal y 0,42 con
bulimia, y con el BITE se encuentra una correlación de 0,70 (Henderson y Freeman, 1987).
Y por último, en cuanto a su validez discriminante, el EAT es útil para detectar en la
población general a personas que tienen problemas importantes relacionados con los
trastornos alimentarios, si bien la mayoría de las personas que obtienen las puntuaciones
más altas no tienen por qué presentar el síndrome completo de anorexia nerviosa (Carter y
Moss, 1984).
En definitiva, el EAT es un buen instrumento para discriminar entre grupos clínicos
de trastornos alimentarios (bien sea de anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno por
atracón) y población general; sin embargo no es un instrumento capaz de diferenciar entre
grupos de anorexia y bulimia nerviosas (Williamson, Cubic and Gleaves, 1993). Comentar
que este instrumento es sensible al cambio y refleja cambios en la sintomatología de las
91
pacientes recuperadas (Garner y Garfinkel, 1979). Podemos decir que el EAT es el
cuestionario autoaplicado más usado, de fácil utilización, ya que requiere de un nivel de
lectura comprensiva equivalente a quinto año de primaria. Su fiabilidad test-retest oscila
entre el 77 y 95%, con valor predictivo positivo del 82% y predictivo negativo del 93%.
De este cuestionario disponemos de datos elaborados en nuestro país (Toro, de la
versión española del EAT-40 (Castro, Toro, Salamero y Guimerá, 1991). En este último
trabajo, llevado a cabo con un grupo de 78 mujeres adolescentes y un grupo de 78
anoréxicas, se obtuvo un índice de consistencia interna de 0.93 para ambos grupos y de 0.92
para la muestra anoréxica. En la validación española, a diferencia del trabajo original, se
recomienda una puntuación de corte de 20 ya que permite una sensibilidad del 91% y una
especificidad 69.2%.
Eating Disorder Inventory (EDI-2; Garner et al., 1991). Se trata de una prueba que
consta de 91 ítems, que proporciona datos sobre los aspectos psicológicos y conductuales de
los trastornos de la conducta alimentaria (TCA). Cada uno de ellos debe contestarse indicando
si cada situación les ocurre “nunca”, “pocas veces”, “a veces”, “a menudo”, “casi siempre” o
“siempre”.
Consta de diferentes subescalas clínicamente relevantes: deseo de delgadez, síntomas
bulímicos, insatisfacción corporal, ineficacia, perfeccionismo, desconfianza interpersonal,
conciencia interoceptiva, miedo a madurar, ascetismo, impulsividad e inseguridad social. En
esta prueba la puntuación de cada subescala tiene más valor que la puntuación total. Resulta
muy interesante su uso para ver la evolución psicológica durante el tratamiento, y la escala de
deseo o tendencia a la delgadez, se ha usado como prueba de screening.
La fiabilidad del cuestionario refleja una consistencia interna que oscila entre 0,83 y
0,92, excepto la subescala de Miedo a la Madurez que es de 0,65. La fiabilidad test-retest
oscila entre 0,79 y 0,95 (tras una semana), excepto la subescala de conciencia interoceptiva
que es de 0,67. Tras tres semanas la fiabilidad oscila entre 0,81 y 0,97, excepto la subescala de
Miedo a Madurar que es de 0,65. Tras un año la fiabilidad oscilaba entre 0,41 y 0,75. Con
respecto a la validez, la correlación de la subescala de Motivación para Adelgazar con el Test
de Actitudes hacia la Comida (EAT) fue de 0,71; la subescala de Restricciones Alimentarias y el
EAT tuvo una correlación de 0,61; la subescala de Bulimia con las subescalas de Bulimia y
Preocupación por la Comida del EAT fue de 0,68. Discrimina entre pacientes con trastornos de
alimentación de personas sin trastorno. Es sensible al cambio producido tras el tratamiento en
92
Marco experimental
93
5. RESULTADOS
Para el análisis de datos del presente trabajo se ha utilizado el SPSS versión 20.0. Con
la finalidad de estructurar y clarificar la exposición de los resultados, las variables analizadas
han sido agrupadas en las siguientes categorías:
En primer lugar, se exponen los resultados de los análisis llevados a cabo con el
objetivo de describir la muestra en las variables socio-demográficas y clínicas. En la tabla 7 se
pueden observar los estadísticos descriptivos de la muestra.
94
Marco experimental
años con una media de 23,62 y una desviación típica de 8,94. Respecto al diagnóstico,
siguiendo los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR (APA, 2002), 60 de los pacientes (18,6 %)
cumplían criterios de AN restrictiva, 49 pacientes (15,2%) cumplían criterios de AN purgativa,
15 pacientes (4,7%) cumplían criterios para BN no purgativa, 70 pacientes (21,7%) cumplían
criterios para BN purgativa, 8 pacientes (2,5%) cumplían criterios para el diagnóstico de TA y, el
mayor porcentaje de la muestra, 120 pacientes (37,3%) cumplían criterios diagnósticos para un
TCANE.
El rango de IMC se situó entre 14,70 y 40,10 con una media total de 20,70 y una
desviación típica de 5,32.
Los años de evolución que los pacientes llevaban sufriendo el TCA tenía un rango entre
0 y 23 con una media de 5,63 años y una desviación típica de 5,27.
95
n Muestra total
(N = 322)
Sexo
Mujeres (%) 307 95,3%
Hombres (%) 15 4,7%
Edad M(DT) - 23,62 (8,94)
Diagnóstico
AN restrictiva (%) 60 18,6%
AN purgativa (%) 49 15,2%
BN no purgativa (%) 15 4,7%
BN purgativa (%) 70 21,7%
Trastorno por atracón (%) 8 2,5%
TCANE (%) 120 37,3%
IMC M(DT) - 20,70 (5,32)
Años de evolución M(DT) - 5,63 (5,27)
Comorbilidad eje I
Ninguno (%) 217 67,4%
Trastorno Ansiedad (%) 14 4,3%
Depresión Mayor (%) 32 9,9%
Abuso de Sustancias (%) 17 5,3%
Trastornos Somatomofos (%) 3 0,9%
TEPT (%) 15 4,7%
Trastorno Bipolar (%) 2 0,6%
Abuso Alcohol (%) 17 5,3%
Trastorno Esquizoafectivo (%) 2 0,6%
TOC (%) 3 0,9%
Comorbilidad eje II
Ninguno (%) 54 16,6%
TLP (%) 88 27,3%
TPOC (%) 49 15,2%
TP Dependiente (%) 6 1,9%
TP Histriónico (%) 25 7,8%
TP Evitación (%) 10 3,1%
TP Paranoide (%) 1 0,3%
TP Esquizotipico (%) 3 0,9%
TPNE (%) 50 15,5%
Rasgos Clúster B (%) 28 8,7%
Rasgos Clúster C (%) 8 2,5%
Tóxicos
Ninguno (%) 273 84,7%
Alcohol (%) 15 4,7%
Cocaína (%) 18 5,6%
Cannabis (%) 7 2,2%
Benzodiacepinas (%) 1 0,3%
Alcohol y Cocaína (%) 8 2,5%
Ideación suicida* 16 13%
Intentos previos de suicidio* 34 26,8%
Nota. M = Media; DT = Desviación típica; AN = Anorexia nerviosa; BN = Bulimia nerviosa; TCANE = Trastorno de
conducta alimentario no especificado; IMC = Índice de masa corporal. TEPT = Trastorno estrés postraumático; TOC =
Trastorno obsesivo compulsivo; TLP = Trastorno límite de personalidad; TP = Trastorno de personalidad; TPOC =
Trastorno de personalidad obsesivo compulsiva; TPNE = Trastorno de personalidad no especificado; *n =123 y n=
127 respectivamente.
96
Marco experimental
Muestra total
n
(N = 130)
AF psiquiátricos
Ninguno 52 40 %
Afectivos (%) 19 14,6 %
Psicóticos (%) 2 1,5 %
Tóxicos (%) 14 10,8 %
TCA (%) 28 21,5 %
Otros (%) 15 11,5 %
97
5.1.2 ANÁLISIS DESCRIPTIVOS ACERCA DE LA GRAVEDAD GENERAL OBSERVADA POR EL
CLÍNICO
Gravedad
8,30%
Algo
23,30%
Moderada
38,90% Bastante
29,50%
Mucha
Los resultados que hacen referencia a la duración del tratamiento total en días
de los pacientes en los diferentes dispositivos utilizados, muestran un rango entre los 0 y 3.249
días de tratamiento con una media de 894,49 (DT= 739,38). Los pacientes como promedio
utilizaron entre 2 y 3 dispositivos asistenciales (M=2,55; DT= 2,18). El resultado del tratamiento
global en la muestra indica que 195 participantes (66,6%) obtienen el alta clínica, 53 pacientes
(18%) abandonan el tratamiento, 16 pacientes (5,4%) fueron derivados a un dispositivo
externo por la dificultad de llevar a cabo el tratamiento en el centro y 30 de los participantes
(10,2%) continuaban en tratamiento en el momento del análisis de los datos. La Tabla 9
98
Marco experimental
Muestra total
n
Nota. M = Media; DT = Desviación típica. La n de cada variable varía de la siguiente manera: n=249; n= 300; n= 294.
Para realizar estos análisis, se han utilizado las 3 categorías diagnósticas (AN, BN,
TCANE), sin tener en cuenta los subtipos dentro de los diagnósticos y el TA se ha incluido
dentro de los TCANE. Para analizar la relación entre distintas variables categóricas se llevaron a
cabo pruebas chi-cuadrado. En algunas tablas de contingencia se observó un porcentaje mayor
al 20% de casillas con una frecuencia esperada inferior a 5, por lo que los resultados del
contraste chi-cuadrado con el método asintótico típico podrían no ser fiables. Los resultados
asintóticos obtenidos a partir de conjuntos de datos pequeños o dispersos, o de tablas no
equilibradas pueden llevar a conclusiones erróneas. Las pruebas exactas permiten obtener un
nivel de significación exacto sin confiar en supuestos que los datos podrían no cumplir, por lo
que se realizó una prueba de chi-cuadrado mediante muestreo Monte Carlo, con 10.000
muestras y un nivel de confianza del 99%. La estimación de Monte Carlo es una estimación no
sesgada del nivel de significación exacto, calculada mediante el muestreo repetido a partir de
un conjunto de tablas con iguales dimensiones y marginales de fila y columna que la tabla
observada. El método de Monte Carlo permite estimar la significación exacta sin tener que
99
confiar en los supuestos que requiere el método asintótico.
Por último, para analizar el grado de asociación entre las variables, se utilizó el
coeficiente V de Cramer, que oscila entre 0 (nada de relación) y 1 (relación perfecta). Según
Cohen (1988, el valor 0.1 representa un valor pequeño, 0.3 un valor medio, y 0.5 un valor
grande. Se utilizó dicho coeficiente debido a que resulta más útil cuando las variables tienen
más de dos categorías.
Este tipo de análisis se llevó a cabo para una serie de variables como la
comorbilidad, la gravedad general observada por el clínico, ideación suicida, la comorbilidad
con trastornos del eje II, como los trastornos de personalidad. A continuación, se describen
con más detalle estos resultados.
100
Marco experimental
relevantes.
AN BN TCANE
F p
M (DT) M (DT) M (DT)
Años de evolución 4,91 (5,48) 6,79 (4,78) 5,36 (5,36) 2,17 .117
Ingresos previos 0,90 (1,43) 1,42 (3,08) 0,98 (2,59) 0,85 .431
Duración del tto. 807,88 (700,08) 991 (782,46) 909,79 (744,25) 1,13 .324
Nota. M = Media; DT = Desviación típica; AN = Anorexia nerviosa; BN = Bulimia nerviosa; TCANE = Trastorno de la
conducta alimentaria no especificado; IMC = Índice de masa corporal; tto. = Tratamiento.
30
24,77 25,12
25
21,34 22,03 23,02
20 18,3
16,78 16,97
15,01 AN
15
BN
10 TCANE
0
Edad de consulta Edad de inicio IMC
Nota. AN = Anorexia nerviosa; BN =Bulimia nerviosa; TCANE = Trastorno de la conducta alimentaria no especificado.
101
En cuanto a la relación entre el tipo de diagnóstico y el tipo de comorbilidad en el eje I
que presentan los pacientes, la significación exacta mediante el método Monte Carlo indica
que no se puede mantener la hipótesis nula de independencia, χ2 (18, N = 322) = 34,12, p =
.006, por lo que existe una asociación estadísticamente significativa entre el tipo de
diagnóstico y el tipo de comorbilidad que presentan los pacientes. Concretamente, atendiendo
a los residuos tipificados corregidos (RTC), hay un porcentaje mayor al que cabría esperar por
azar de pacientes con AN (RTC = 3,2) que no tienen ninguna comorbilidad con otro trastorno
del eje I. Existe un mayor porcentaje al esperado de pacientes con AN que presentan un
Trastorno Esquizoafectivo (RTC = 2,0). Por otra parte, se observa un porcentaje mayor a lo
esperado de pacientes con BN que presentan comorbilidad con abuso de sustancias y TEPT
(RTC = 2,6 y 2,4, respectivamente) que las pacientes con AN (RTA = -0,9 y -1,7,
respectivamente). En el caso de pacientes con un TCANE se observa un porcentaje mayor a lo
esperado que presenten más comorbilidad con un Trastorno Depresivo Mayor (RTC = 2,0).
102
Marco experimental
Tabla 11 - Relación entre el diagnóstico de TCA y la comorbilidad observada con otros diagnósticos del eje I
Comorbilidad eje I
Ninguno TA TDM TAS TSOM TEPT TB TAA TEA TOC TOTAL
AN Recuento 86 4 9 4 1 2 0 1 2 0 109
FE 73,5 4,7 10,8 5,8 1,0 5,1 0,7 5,8 0,7 1,0
% del tot. 26,7% 1,2% 2,8% 1,2% 0,3% 0,6% 0% 0,3% 0,6% 0 33,9%
RTC 3,2 -0,4 -0,07 -0,9 0,0 -1,7 -1,0 -2,5 2,0 -1,2
BN Recuento 52 3 5 9 0 8 1 6 0 1 85
FE 57,3 3,7 8,4 4,5 0,8 4,0 0,5 4,5 0,5 0,8
% del tot. 16,1% 0,9% 1,6% 2,8% 0% 2,5% 0,3% 1,9% 0% 0,3% 26,4%
RTC -1,4 -0,4 -1,5 2,6 -1,0 2,4 0,8 0,9 -0,8 0,3
Nota. AN =Anorexia nerviosa; BN =Bulimia nerviosa; TCANE =Trastorno de la conducta alimentaria; TA =Trastornos de ansiedad; TDM =Trastorno de depresión mayor; TAS = Trastorno
de abuso de sustancias; TSOM =Trastornos somatomorfos; TEPT =Trastornos somatomorfos; TEPT =Trastorno por estrés postraumático; TB =Trastorno bipolar; TAA =Trastorno por
abuso de alcohol; TEA = Trastorno esquizoafectivo, TOC = Trastorno obsesivo compulsivo; FE =Frecuencia esperada; tot =Total; RTC =Residuos tipificados corregidos.
103
En la tabla 12 se presentan los estadísticos que muestran la relación entre el
diagnóstico de TCA y la gravedad general observada por el clínico. Como se puede observar,
existe una relación significativa, lo que indica que no se puede mantener la hipótesis nula de
independencia, χ2 (6, N = 193) = 13,20, p = .040, los datos muestran que existe una asociación
estadísticamente significativa entre el tipo de diagnóstico y la gravedad observada por el
clínico. En concreto, se observa un porcentaje mayor al que cabría esperar por azar de
pacientes con BN valorados por el clínico como teniendo “mucha” gravedad (RTC =2,6).
Además, también se observa un porcentaje mayor de lo esperado por azar que pacientes con
AN sean valorados con “bastante” gravedad (RTC=-2,0), mientras que pacientes con TCANE
presentan “algo” de gravedad (RTC =2,2).
El estadístico V de Cramer fue 0,19 (p = .040), lo que representa una asociación
pequeña-media entre el tipo de diagnóstico y la gravedad general percibida por el clínico.
Tabla 12 - Relación entre diagnóstico de TCA y la gravedad general valorada por el clínico
GRAVEDAD GENERAL
BN Recuento 4 23 12 21 60
FE 5,0 23,3 17,7 14,0
% del tot. 2,1% 11,9% 6,2% 10,9% 31,1%
RTC -0,5 -0,1 -2,0 2,6
TCANE Recuento 9 24 18 11 62
FE 5,1 24,1 18,3 14,5
% del tot. 4,7% 12,4% 9,3% 5,7% 32,1%
RTC 2,2 0,0 -0,1 -1,3
104
Marco experimental
BN Recuento 20 19 39
FE 28,6 10,4
% del tot. 15,7% 15,0% 30,7%
RTC -3,7 3,7
TCANE Recuento 36 9 45
FE 33,0 12,0
% del tot. 28,3% 7,1% 35,4%
RTC 1,3 -1,3
105
El estadístico V de Cramer fue 0,27 (p < .001), lo que representa una asociación
pequeña-media entre el tipo de diagnóstico y la posibilidad de experimentar un Trastorno de
la Personalidad comórbido.
En cuanto a la relación entre el diagnóstico y el sexo de los pacientes, los datos indican
que se puede mantener la hipótesis nula de independencia, χ2 (2, N = 322) = 3,95, p = .137, ya
que no existe una asociación estadísticamente significativa entre ambas variables, aunque
parece que hay un porcentaje mayor del esperado de que los pacientes con BN sean mujeres
(RTC = 1,8) y una probabilidad mayor de la esperada de que los pacientes con TCANE sean
varones (RTC = 1,6). El estadístico V de Cramer fue 0,11 (p= .137), lo que representa una
asociación pequeña entre el tipo de diagnóstico y el sexo de los pacientes. Se puede observar
con más detalle en la tabla 15.
106
Marco experimental
Trastornos de Personalidad
Ninguno TLP TPOC TPD TPH TPE TPP TPET TPNE RCB RCC TOTAL
AN Recuento 22 18 27 1 8 8 1 0 16 6 2 109
FE 18,3 29,8 16,6 2,0 8,5 3,4 0,3 1,0 16,9 9,5 2,7
% del tot. 6,8% 5,6% 8,4% 0,3% 2,5% 2,5% 0,3% 0% 5% 1,9% 0,6% 33,9%
RTC 1,2 -3,1 3,4 -0,9 -0,2 3,1 1,4 -1,2 -0,3 -1,5 -0,5
BN Recuento 11 33 10 4 5 0 0 2 10 7 3 85
FE 14,3 23,2 12,9 1,6 6,6 2,6 0,3 0,8 13,2 7,4 2,1
% del tot. 3,4% 10,2% 3,1% 1,2% 1,6% 0% 0% 0,6% 3,1% 2,2% 0,9% 26,4%
RTC -1,1 2,8 -1,0 2,3 -0,8 -1,9 -0,6 1,6 -1,1 -0,2 0,7
Nota. AN = Anorexia nerviosa; BN = Bulimia nerviosa; TCANE = Trastorno de la conducta alimentaria no especificado; TLP = Trastorno límite de la personalidad; TPOC = Trastorno de la
personalidad obsesivo compulsivo; TPD = Trastorno de la personalidad dependiente; TPH = Trastorno de la personalidad histriónico; TPE = Trastorno de la personalidad evitativo; TPP =
Trastorno de la personalidad paranoide; TPET = Trastorno de la personalidad esquizotípico; TPNE = Trastorno de la personalidad no especificado; RCB = Rasgos disfuncionales de la
personalidad clúster B; RCC = Rasgos disfuncionales de la personalidad clúster C; FE =Frecuencia esperada; tot. = Total; RTC = Residuos tipificados.
107
Tabla 15 - Relación entre el diagnóstico de TCA y el sexo de los pacientes
BN Recuento 84 1 85
FE 81,0 4,0
% del tot. 26,1 % 0,3 % 26,4 %
RTC 1,8 -1,8
108
Marco experimental
Tabla 16 - Relación entre el diagnóstico y el consumo de tóxicos por parte de los pacientes
Tóxicos
Diagnostico Ninguno Alcohol Cocaína Cannabis Bzd Alcohol y Total
Cocaína
AN Recuento 101 2 2 2 1 1 109
FE 92,4 5,1 6,1 2,4 0,3 2,7
% del tot. 31,4% 0,6% 0,6% 0,6% 0,3% 0,3% 33,9%
RTC 2,8 -1,7 -2,1 -0,3 1,4 -1,3
BN Recuento 68 4 5 3 0 5 85
FE 72,1 4,0 4,8 1, 8 0,3 2,1
% del tot. 21,1% 1,2% 1,6% 0,9% 0% 1,6% 26,4%
RTC -1,4 0,0 0,1 1,0 -0,6 2,3
109
Tabla 17 - Relación entre el diagnóstico de TCA y la ideación suicida
Ideación suicida
DIAGNÓSTICO NO SI TOTAL
AN Recuento 38 4 42
FE 36,5 5,5
% del tot. 30,9% 3,3% 34,1%
RTC 0,8 -0,8
BN Recuento 32 6 38
FE 33,1 4,9
% del tot. 26% 4,9% 30,9%
RTC -0,6 0,6
TCANE Recuento 37 6 43
FE 37,4 5,6
% del tot. 30,1% 4,9% 35%
RTC -0,2 0,2
110
Marco experimental
Esquemas de Apariencia (IEA), las puntuaciones de las 3 categorías diagnósticas oscilan entre
27 y 36, por lo que se trata de pacientes que realizan una valoración del aspecto físico como
aspecto central de la propia valía personal. En el BSQ, todos los subgrupos obtienen
puntuaciones superiores a 105, lo que indica que todos se consideran de claro riesgo. Del
mismo modo, las puntuaciones del BAT son superiores a 36, punto de corte establecido, por lo
que la insatisfacción corporal es relevante en estos pacientes. El componente cognitivo de la
imagen corporal es evaluado a través del BIATQ, las puntuaciones obtenidas son elevadas en
las 3 categorías diagnósticas, donde los pensamientos negativos son mucho mayores que los
pensamientos positivos. El EAT 40, encargado de evaluar la presencia de actitudes y conductas
patológicas alimentarias, muestra medias que oscilan entre 41 y 50 lo que indican que todos
ellos muestran sintomatología alimentaría propia de un TCA. Todas las subescalas del EDI-2
presentan puntuaciones altas con independencia de la categoría diagnóstica. Las subescalas
que muestran puntuaciones más elevadas son el deseo de adelgazar, la insatisfacción corporal,
la ineficacia y la alexitimia.
111
Tabla 18 - Estadísticos descriptivos y resultados de los ANOVA de los autoinformes
administrados durante la evaluación inicial en cada una de las submuestras
AN BN TCANE
F p
M (DT) M (DT) M (DT)
Nota. M = Media; DT = Desviación típica; AN = Anorèxia nerviosa; BN = Bulimia nerviosa; TCANE = Trastorno de la
conducta alimentaria no especificado; ; BDI-II = Inventario de Depresión de Beck; IEA = Inventario de esquemas de
apariencia; BSQ = Cuestionario de la forma corporal; BAT = Test de actitudes corporales; BIATQ = Cuestionario de
pensamientos automáticos de la imagen corporal; EAT40 = Cuestionario de actitudes hacia la comida; EDI 2 =
Inventario de trastornos de la conducta alimentaria (DA = Deseo de adelgazar; BU = Bulimia; IC = Insatisfacción
corporal; I = Ineficacia; P = Perfeccionismo; D =Desconfianza; A = Alexitimia; MC = Miedo a crecer; AS = Asceticismo;
IM = Impulsividad; IN = Inseguridad).
112
Marco experimental
En este apartado se analiza el papel del tipo de dispositivo al que es asignado cada
paciente al inicio del tratamiento (AMB, CD y CAC). Para ello, se han llevado a cabo ANOVAs de
un factor. La tabla 19 y la gráfico 4 muestran los resultados.
113
Tabla 19 - Estadísticos descriptivos y resultados de los ANOVAs de distintas variables clínicas
en los pacientes, en los distintos dispositivos asistenciales
AMB CD CAC
F p
M (DT) M (DT) M (DT)
Edad de consulta 24,72 (9,34) 19,64 (6,31) 25,86 (9,97) 6,91 .001
Años de evolución 5,46 (5,07) 5,02 (4,85) 9,86 (6,63) 5.11 .007
Ingresos previos 1,11 (2,37) 1,08 (2,93) 2,14 (2,63) 1,07 .347
Duración del tto. 905,52 (714,33) 792,31 (744,96) 1169,50 (1008,59) 1,35 .262
Nota. M = Media; DT = Desviación típica; AMB = Ambulatorio; CD = Centro de día; CAC = Centro de atención 24
horas; IMC = Índice de masa corporal; tto. = Tratamiento.
30
25,86
24,72
25
19,64
20
AMB
15
CD
10 CAC
0
Edad de consulta
114
Marco experimental
20
17,88
18
16
16 14,32
14
12 AMB
10
CD
8
CAC
6
4
2
0
Edad de inicio
23
22,09
22
21
AMB
20
19,26 CD
18,84 CAC
19
18
17
IMC
12
9,86
10
8
AMB
6 5,46
5,02 CD
4 CAC
0
Años de evolución
115
7
5,79
6
4 AMB
3 CD
2,38 2,37
CAC
2
0
Dispositivos utilizados
116
Marco experimental
AMB CD CAC
F p
M (DT) M (DT) M (DT)
Nota. M = Media; DT = Desviación típica; AMB = Ambulatorio; CD = Centro de día; CAC = Centro de atención 24
horas; BDI-II= Inventario de Depresión de Beck; IEA = Inventario de esquemas de apariencia; BSQ = Cuestionario de
la forma corporal; BAT = Test de actitudes corporales; BIATQ= Cuestionario de pensamientos automáticos de la
imagen corporal; EAT40 = Cuestionario de actitudes hacia la comida; EDI 2 = Inventario de trastornos de la conducta
alimentaria (DA = Deseo de adelgazar; BU = Bulimia; IC = Insatisfacción corporal; I = Ineficacia; P = Perfeccionismo; D
= Desconfianza; A = Alexitimia; MC = Miedo a crecer; AS = Asceticismo; IM = Impulsividad; IN = Inseguridad).
117
Para analizar la relación del resto de variables teniendo en cuenta el dispositivo
asistencial que los pacientes utilizan en primer lugar, se utilizó de nuevo el método Monte
Carlo. Los resultados encontrados se presentan en la tabla 21. Los datos indican que existe una
asociación estadísticamente significativa entre el dispositivo asistencial de ingreso y el
diagnóstico χ2 (4, N = 296) = 10,27, p = .037. Se observa un mayor porcentaje del que cabría
esperar por azar en los pacientes que acceden al CD como primer dispositivo sí presentan un
diagnóstico de AN (RTC = 2,9). Sin embargo, hay un porcentaje mayor de lo esperado que los
pacientes acceden a AMB como primer dispositivo asistencial si presentan un diagnóstico de
TCANE (RTC = 2,6). El estadístico V de Cramer fue 0,13 (p= .036).
Tabla 21- Relación entre el primer dispositivo asistencial al que acceden los pacientes y los
distintos diagnósticos de TCA
DIAGNÓSTICO
DISPOSITIVO AN BN TCANE TOT
AMB Recuento 70 56 105 231
FE 78 57 96
% del tot. 23,6% 18,9% 35,5% 78%
RTC -2,4 -0,3 2,6
CD Recuento 26 12 13 51
FE 17,2 12,6 21,2
% del tot. 8,8 % 4,1% 4,4% 17,2%
RTC 2,9 -0,2 -2,6
CAC Recuento 4 5 5 14
FE 4,7 3,5 5,8
% del tot. 1,4% 1,7% 1,7% 4,7%
RTC -0,4 1,0 -0,5
118
Marco experimental
119
Tabla 22 - Relación entre el dispositivo asistencial utilizado en primer lugar y la comorbilidad con otros diagnósticos del eje I
Comorbilidad eje I
Ninguno TA TDM TAS TSOM TEPT TB TAA TEA TOC TOTAL
AMB Recuento 163 12 16 11 2 10 1 13 2 1 231
FE 160 10,1 21,1 13,3 1,6 8,6 1,6 10,9 1,6 2,3
% del tot. 55,1% 4,1% 5,4% 3,7% 0,7% 3,4% 0,3% 4,4% 0,7% 0,3% 78%
RTC 0,9 1,3 -2,5 -1,4 0,8 1,1 -1,0 1,4 0,8 -1,9
CD Recuento 38 0 8 3 0 1 0 1 0 0 51
FE 35,3 2,2 4,7 2,9 0,3 1,9 0,3 2,4 0,3 0,5
% del tot. 12,8% 0% 2,7% 1% 0% 0,3% 0% 0,3% 0% 0% 17,2%
RTC 0,9 -1,7 1,8 0,0 -0,6 -0,7 -0,6 -1,0 -0,6 -0,8
CAC Recuento 4 1 3 3 0 0 1 0 0 2 14
FE 9,7 0,6 1,3 0,8 0,1 0,5 0,1 0,7 0,1 0,1
% del tot. 1,4% 0,3% 1% 1% 0% 0% 0,3% 0% 0% 0,7% 4,7%
RTC -3,4 0,5 1,6 1,6 -0,3 -0,8 3,0 -0,9 -0,3 5,1
Nota. AMB = Ambulatorio; CD = Centro de día; CAC = Centro de atención continuada; TA = Trastornos de ansiedad; TDM = Trastorno de depresión mayor; TAS= Trastorno de abuso de
sustancias; TSOM = Trastornos somatomorfos; TEPT = Trastornos somatomorfos; TEPT = Trastorno por estrés postraumático; TB = Trastorno bipolar; TAA = Trastorno por abuso de
alcohol; TEA = Trastorno esquizoafectivo, TOC = Trastorno obsesivo compulsivo; FE= Frecuencia esperada; tot. = Total; RTC = Residuos tipificados corregidos.
120
Marco experimental
5.5 ANÁLISIS DEL RECORRIDO MÁS COMÚN DE LAS PACIENTES ENTRE LOS
DIFERENTES DISPOSITIVOS ASISTENCIALES
En el siguiente apartado se analizarán los resultados acerca del recorrido más común
que realizan los pacientes de este estudio. En primer lugar, se utilizó un ANOVA de un factor
para la variable total de dispositivos utilizados según el diagnóstico y según el dispositivo
asistencial que se utiliza en primera instancia. Los resultados indicaron que no existían
diferencias significativas en el número de dispositivos utilizados en función del diagnóstico,
F(2,1) = 0,46 p = .633. Sin embargo, sí que existen diferencias significativas en el número de
dispositivos asistenciales utilizados y el dispositivo al que se accede al inicio del tratamiento,
F(2,1) = 18,04 p < .001. Los pacientes que acceden al CAC como primer dispositivo utilizan de
media un mayor número de dispositivos en comparación con aquellos pacientes que acceden a
AMB o CD. En las gráfico 5 y gráfico 6 se muestran los resultados.
121
Gráfico 5 - Medias de los dispositivos asistenciales utilizados según las categorías
diagnósticas
2,8 2,76
2,75
2,7
2,65
2,6 AN
2,55
2,48 BN
2,5 2,47
TCANE
2,45
2,4
2,35
2,3
Total dispositivos
6 5,79
4 AMB
CD
3
2,38 2,37
CAC
2
0
Total dispositivos
122
Marco experimental
de nuevo AMB. Teniendo en cuenta los primeros 4 dispositivos, el 42,5 % de las pacientes
realizaron el siguiente recorrido 1-2-1-2 que significa ingreso en AMB, después CD, de nuevo
AMB y por último CD. En los gráficos 7 y 8 se presentan los porcentajes de la evolución del
recorrido de los 3 y 4 primeros dispositivos utilizados por las pacientes.
121 132 123 212 321 323 232 131 231 313
123
Gráfico 8 - Porcentajes de la evolución de los 4 primeros dispositivos
12,50% 12,50%
7,50%
5%
2,50% 2,50% 2,50% 2,50% 2,50% 2,50% 2,50% 2,50%
1212 1232 1321 2121 3212 2323 1213 1313 1323 3132 3232 1312 1231
Posteriormente, se analizó el tiempo (en días) que se permanecía en cada uno de los
dispositivos asistenciales. Para ello se realizó un ANOVA de un factor. No se encontraron
diferencias significativas en el tiempo (en días) en el que permanecían en cada uno de los
dispositivos, F(2,1) = 1,35 p = .26). En la gráfico 9 se muestran los resultados descriptivos.
124
Marco experimental
1400
1169,5
1200
1000 905,52
792,31
800 AMB
CD
600
CAC
400
200
0
Días
Para el análisis de mediación realizado en este punto se han utilizado únicamente las
variables que tenían un tamaño de la muestra suficiente para realizar tal análisis, en este caso
la N era de 44 y 45, por ello se han tenido que descartar otras variables que no cumplían con
este requisito.
Se llevó a cabo un análisis de mediación simple para explorar si la importancia que los
pacientes otorgan a la apariencia física (ASI) mediaba la relación entre la insatisfacción
corporal (BSQ) y la sintomatología alimentaria (EAT-40). Para ello, se llevó a cabo el
procedimiento descrito por Hayes (2013) utilizando la marco PROCESS para SPSS, versión 2.15
(modelo 4).
Este procedimiento permite obtener distintos tipos de efectos: el efecto de la variable
independiente (BSQ) sobre la variable mediadora propuesta (ASI), el efecto de la variable
mediadora (ASI) sobre la variable dependiente (EAT-40), el efecto directo de la variable
independiente (BSQ) sobre la variable dependiente (EAT-40), manteniendo constante la
variable mediadora (ASI), el efecto indirecto de la variable independiente (BSQ) sobre la
variable dependiente (EAT-40) a través de la variable mediadora (ASI), y el efecto total de la
125
variable independiente (BSQ) sobre la variable dependiente (EAT-40) (que representa la suma
del efecto directo e indirecto). La mediación se produce cuando la relación entre la variable
independiente y la variable dependiente se reduce cuando se incluye otra variable en el
modelo, y se evalúa a través del tamaño del efecto indirecto y su intervalo de confianza (IC).
Para su evaluación, en el procedimiento original, se calcularon los IC del 95% con el sesgo
corregido basados en 5.000 muestras usando bootstrapping. Cuando el intervalo de confianza
del efecto indirecto no incluye el valor cero, se puede concluir que se ha producido la
mediación. En la Figura 8 se muestra el modelo de mediación.
Los resultados muestran que hay un efecto indirecto de la insatisfacción corporal (BSQ)
en la sintomatología alimentaria (EAT-40) a través de la importancia que se le otorga a la
apariencia física (ASI), ya que el intervalo de confianza del efecto indirecto no incluye el cero,
b1 = 0.12, IC 95% [0.03, 0.27]. Según Preacher y Kelley (2011), el tamaño del efecto de dicho
efecto indirecto se consideraría entre medio y grande, к2 = 0.18. Además, el efecto total fue
significativo, b = 0.32, t = 3.63, p < .001, pero el efecto directo no fue significativo, b = 0.02, t =
1.89, p = .067. Es decir, los pacientes que tienen mayor insatisfacción corporal otorgan una
mayor importancia a su apariencia física, y aquellos que le otorgan una mayor importancia a su
apariencia física tienen mayor sintomatología alimentaria. Por tanto, la importancia que se le
otorga a la apariencia física media la relación entre insatisfacción corporal y sintomatología
alimentaria. Sin embargo, no hay evidencia de que una mayor insatisfacción corporal influya
en tener una mayor gravedad de sintomatología alimentaria, independientemente de su
efecto en la importancia que se le otorga a la apariencia física.
1
Los valores b representan los coeficientes de regresión no estandarizados del modelo
de mediación.
126
Marco experimental
ASI
BSQ EAT-40
Efecto total = 0.32*** (0.09)
Efecto directo = 0.20 (0.11)
Efecto indirecto = 0.12, IC 95% [0.03, 0.27]
Para analizar los cambios en el IMC de los pacientes tras el tratamiento se llevaron a
cabo pruebas “t” de Student para muestras relacionadas. Los resultados indicaron que las
pacientes con AN aumentaron de forma significativa el IMC tras el tratamiento, t = -5,05; g. l. =
44; p < .001. Lo mismo sucedió con las pacientes con un diagnóstico de BN, se produjeron
cambios significativos entre el IMC pre- tratamiento y IMC post- tratamiento, t = -2,16; g. l.
=40; p= .037. Sin embargo no existieron diferencias significativas para las pacientes con TCANE,
t = -1,46; g. l. =47; p= .151.
Teniendo en cuenta los subtipos de las 3 categorías diagnósticas con respecto a los
cambios en el IMC post tratamiento se encontraron diferencias significativas en las pacientes
que presentaban un diagnóstico de AN restrictiva t = -5,86; g. l.=23; p = .000; BN purgativa, t = -
2,02; g. l. =32; p= .052. Sin embargo, no hay cambios significativos en el IMC para los pacientes
con diagnóstico de AN purgativa, t = -1,94; g. l. =20; p= .067, BN no purgativa, t = -0,71; g. l. =7;
p= .501, Trastorno por atracón, t = 0,17; g. l. = 1; p= .894 y TCANE, t = -1,51; g. l. =45; p= .139.
Las medias del IMC pre y post tratamiento según las 3 categorías diagnósticas y según los
127
subtipos se pueden observar en las gráficos 10 y 11.
Gráfico 10 - Medias del IMC pre y post tratamiento según las 3 categorías diagnósticas
30
25
20
15 Pre
Post
10
0
AN BN TCANE
Gráfico 11 - Medias del IMC pre y post tratamiento según los subtipos en cada una de las
categorías diagnósticas
35
30
25
20
15
Pre
10
Post
5
0
Nota. AN = Anorexia nerviosa; BN = Bulimia nerviosa; TA = Trastorno por atracón; TCANE = Trastorno de la conducta
alimentaria no especificado.
128
Marco experimental
Edad de consulta 25,13 (9,75) 22,60 (8,74) 23,69 (8,12) 2,02 .135
Edad de inicio 18,85 (7,88) 16,04 (4,70) 15,75 (4,43) 4,25 .016
Años de evolución 4,90 (5,40) 5,38 (4,98) 7,23 (5,65) 2,34 .099
Ingresos previos 0,61 (1,21) 0,74 (1,29) 2,73 (4,47) 10,84 .000
Duración del tto. 620,51 (471,12) 1031,24 (805,97) 1264,81 (860,27) 14,95 .000
Nota. M = Media; DT = Desviación típica; AMB = Ambulatorio; CD = Centro de día; IMC = Índice de masa corporal; tto. =
Tratamiento.
129
Tabla 24 - Estadísticos descriptivos y resultados de los ANOVAS de las variables clínicas que
miden los autoinformes, teniendo en cuenta los diferentes dispositivos asistenciales que
utilizan a lo largo del tratamiento
Nota. M = Media; DT = Desviación típica; AMB = Ambulatorio; CD = Centro de día; BDI-II = Inventario de Depresión
de Beck; IEA = Inventario de esquemas de apariencia; BSQ = Cuestionario de la forma corporal; BAT = Test de
actitudes corporales; BIATQ = Cuestionario de pensamientos automáticos de la imagen corporal; EAT40 =
Cuestionario de actitudes hacia la comida; EDI 2 = Inventario de trastornos de la conducta alimentaria (DA = Deseo
de adelgazar; BU = Bulimia; IC = Insatisfacción corporal; I= Ineficacia; P = Perfeccionismo; D =Desconfianza; A =
Alexitimia; MC = Miedo a crecer; AS = Asceticismo; IM =Impulsividad; IN = Inseguridad).
130
Marco experimental
Con respecto a la comorbilidad en eje I, los análisis indican que existe una asociación
estadísticamente significativa con el número de dispositivos utilizados durante el tratamiento
χ2 (18, N = 294) = 37,87, p = .004. El estadístico V de Cramer fue 0,25 (p= .004): un porcentaje
mayor del esperado por azar de las pacientes que pasan por todos los dispositivos presentan
más comorbilidad con diagnósticos del eje I, como el abuso de sustancias (RTC = 2,5), el
trastorno bipolar (RTC = 3,3) y el TOC (RTC = 3,3). Por otra parte, hay un porcentaje mayor del
esperado por azar que las pacientes que únicamente utilizan AMB no presenten ninguna
comorbilidad (RTC = 2). Se pueden observar con más detalle los datos en la tabla 25.
Tal y como se puede ver en la tabla 26, la relación entre los dispositivos asistenciales
utilizados a lo largo del tratamiento y el consumo de tóxicos tiene una asociación
estadísticamente significativa, χ2 (10, N = 294) = 29,72, p = .002. El estadístico V de Cramer fue
0,23 (p= .002). Los resultados muestran que hay un porcentaje mayor del esperado de
pacientes que utilizan como único recurso asistencial AMB, que no consumen ningún tóxico
(RTC= 3,0) que las pacientes que utilizan otros dispositivos como CD y CAC. Además, hay un
porcentaje mayor del esperado de pacientes que utilizan todos los recursos asistenciales que
consumen cannabis (RTC= 3,5) y benzodiacepinas (RTC= 2,4).
131
Tabla 25 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el tratamiento y la comorbilidad con otros diagnósticos del eje I
Comorbilidad eje I
Ninguno TA TDM TAS TSOM TEPT TB TAA TEA TOC TOTAL
AMB Recuento 90 4 10 3 1 3 0 6 1 0 118
FE 82,3 5,2 10,8 6,4 0,8 4,4 0,8 5,6 0,8 0,8
% del tot. 30,6% 1,4% 3,4% 1% 0,3% 1% 0% 2% 0,3% 0% 40,1%
RTC 2,0 -0,7 -0,3 -1,8 0,3 -0,9 -1,2 0,2 0,3 -1,2
TODOS Recuento 22 3 4 6 0 2 2 3 1 2 45
FE 31,4 2,0 4,1 2,4 0,3 1,7 0,3 2,1 0,3 0,3
% del tot. 7,5% 1,0% 1,4% 2% 0% 0,7% 0,7% 1% 0,3% 0,7% 15,3%
RTC -3,3 0,8 -0,1 2,5 -0,6 0,3 3,3 0,7 1,4 3,3
Nota. AMB = Ambulatorio; CD = Centro de día; CAC = Centro de atención continuada; TA = Trastornos de ansiedad; TDM = Trastorno de depresión mayor; TAS= Trastorno de abuso de
sustancias; TSOM = Trastornos somatomorfos; TEPT = Trastornos somatomorfos; TEPT = Trastorno por estrés postraumático; TB = Trastorno bipolar; TAA = Trastorno por abuso de
alcohol; TEA = Trastorno esquizoafectivo, TOC = Trastorno obsesivo compulsivo; FE= Frecuencia esperada; tot. = Total; RTC = Residuos tipificados corregidos.
132
Tabla 26 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y el consumo de tóxicos
Tóxicos
DISPOSITIVO Ninguno Alcohol Cocaína Cannabis Bzd Alcohol y Cocaína Total
TODOS Recuento 31 4 3 4 1 2 45
FE 38,1 2,0 2,6 0,9 0,2 1,2
% del tot. 10,5% 1,4% 1% 1,4% 0,3% 0,7% 15,3 %
RTC -3,2 1,6 0,3 3,5 2,4 0,8
DIAGNÓSTICO
DISPOSITIVO AN BN TCANE TOTAL
AMB Recuento 37 27 54 118
FE 40,1 28,5 49,4
% del tot. 12,6% 9,2% 18,4% 40,1%
RTC -0,8 -0,4 1,1
TODOS Recuento 15 15 15 45
FE 15,3 10,9 18,8
% del tot. 5,1% 5,1% 5,1% 15,3%
RTC -0,1 1,6 -1,3
134
Marco experimental
AMB+CD Recuento 57 15 72
FE 52,7 19,3
% del tot. 46,3% 12,2% 58,5%
RTC 1,8 -1,8
TODOS Recuento 18 15 33
FE 24,1 8,9
% del tot. 14,6% 12,2% 26,8%
RTC -2,8 2,8
Ideación suicida
Dispositivos NO SI TOTAL
AMB Recuento 16 1 17
FE 14,7 2,3
% del tot. 13,4% 0,8% 14,3%
RTC 1,0 -1,0
AMB+CD Recuento 60 9 69
FE 59,7 9,3
% del tot. 50,4% 7,6% 58%
RTC 0,2 -0,2
TODOS Recuento 27 6 33
FE 28,6 4,4
% del tot. 22,7% 5% 27,7%
RTC -0,9 0,9
135
Por otra parte, se ha encontrado una asociación significativa entre los
dispositivos asistenciales utilizados a lo largo del tratamiento y el resultado global del
tratamiento, χ2 (6, N = 270) = 20,74, p = .002, siendo el estadístico V de Cramer de 0,20 (p=
.002). Lo mismo sucede entre los dispositivos utilizados y la gravedad valorada por el clínico χ2
(6, N = 167) = 24,67, p < .001. El estadístico V de Cramer fue 0,27 (p< .001). En las tablas 30 y
31 se presentan estos resultados con más detalle. En primer lugar, hay un porcentaje mayor
del esperado de pacientes que utilizan todos los dispositivos y finalmente abandonen el
tratamiento (RTC= 3,3), de hecho se observa una mayor probabilidad de la esperada respecto
a los abandonos que de altas en pacientes que utilizaban los tres dispositivos. Por el contrario,
hay un porcentaje mayor del esperado de pacientes que utilizan únicamente AMB y que
obtienen el alta clínica (RTC = 2,4) que de las pacientes que utilizan el resto de dispositivos.
Con respecto a la gravedad, se observa en la tabla 31, que hay un porcentaje mayor del
esperado de pacientes con “mucha” gravedad (RTC = 4,6) que utilizan los 3 dispositivos
asistenciales.
RESULTADO TRATAMIENTO
TODOS Recuento 17 15 4 5 41
FE 26,7 7,4 2,3 4,6
% del tot. 6,3% 5,6% 1,5% 1,9% 15,2%
RTC -3,5 3,3 1,3 0,2
136
Marco experimental
GRAVEDAD GENERAL
AMB+CD Recuento 6 38 27 16 87
FE 6,8 33,3 26 20,8
% del tot. 3,6% 22,8% 16,2% 9,6% 52,1%
RTC -0,4 1,5 0,3 -1,8
TODOS Recuento 1 9 9 20 39
FE 3 14,9 11,7 9,3
% del tot. 0,6% 5,4% 5,4% 12% 23,4%
RTC -1,4 -2,2 -1,1 4,6
137
Tabla 32 - Relación entre los distintos dispositivos asistenciales utilizados durante el
tratamiento y los antecedentes psiquiátricos familiares
Dispositivos NO SI TOTAL
AMB Recuento 9 8 17
FE 6,9 10,1
% del tot. 7,1% 6,3% 13,5%
RTC 1,1 -1,1
AMB+CD Recuento 28 49 77
FE 31,2 45,8
% del tot. 22,2% 38,9% 61,1%
RTC -1,2 1,2
TODOS Recuento 14 18 32
FE 13 19
% del tot. 11,1% 14,3% 25,4%
RTC 0,4 -0,4
ACONTECIMIENTOS VITALES
AMB+CD Recuento 32 7 8 6 18 71
FE 37 7,2 7,8 6 13,1
% del tot. 26,9% 5,9% 6,7% 5% 15,1% 59,7%
RTC -1,9 -0,1 0,1 0 2,3
TODOS Recuento 17 3 3 4 4 31
FE 16,2 3,1 3,4 2,6 5,7
% del tot. 14,3% 2,5% 2,5% 3,4% 3,4% 26,1%
RTC 0,4 -0,1 -0,3 1,1 -0,9
138
Marco experimental
6. DISCUSIÓN
El objetivo principal del presente trabajo ha sido analizar las variables descriptivas
relevantes en pacientes diagnosticados de un TCA (AN, BN o TCANE) en distintos dispositivos
asistenciales (ambulatorio, centro de día, centro 24 horas), e intentar identificar posibles
perfiles en función de los dispositivos asistenciales asignados. Para ello, se realizó un estudio
descriptivo de una amplia muestra de pacientes que provenían de una unidad especializada en
TCA.
139
antecedentes psiquiátricos familiares, siendo el TCA el más común. También presentaban
algún acontecimiento negativo/estresante que le había generado o le generaba interferencia
en sus vidas, como fueron burlas (10,6%), duelo (9,8%) y maltrato (8,1%) entre otros.
En cuanto al sexo de los participantes, los datos no dejan lugar a duda acerca de que
los TCA son problemas que afectan mayoritariamente a mujeres. En este sentido, un estudio
realizado por Nagl (2016) obtuvo una prevalencia de TCA de 2,9% en mujeres y 0,1% entre los
hombres y se señala una incidencia comparativa hombre‐mujer estimada en 1:10 para AN y en
1:5 para BN (López y Treasure, 2011).
Por lo que se refiere a la comorbilidad en eje I y en eje II, también los datos son
similares a los informados en la literatura. Los trastornos mentales más comunes en los TCA
son los afectivos, principalmente la depresión mayor, que aparece en el 40% de los pacientes
(Braum, 1994) y los datos de comorbilidad entre los trastornos de personalidad y los TCA
estima la presencia de este tipo de alteraciones, según diferentes estudios entre un 53% y un
93% (Gartner, Marcus et al. 1989; Martín, 2009; Powers, Coovert et al. 1988; Skodol, Oldham
et al. 1993; Yager, Landsverk et al. 1989; Zanarini, Frankenburg et al. 1990).
En cuanto a la duración del tratamiento, los datos también señalan lo indicado por
otros estudios. Debido a la complejidad de estos trastornos, la duración suele ser larga y
140
Marco experimental
Con respecto a la comorbilidad en eje II, las pacientes con AN presentan con más
frecuencia un Trastorno de Personalidad Obsesivo y un Trastorno de la Personalidad por
Evitación, mientras que las pacientes con BN tienden a presentar un TLP y un Trastorno de
Personalidad Dependiente.
La gravedad general observada por el clínico para la BN muestra que era más probable
que tuvieran “mucha” gravedad, mientras que en el caso de la AN presentaba “bastante”
gravedad y el TCANE presentaba “algo” de gravedad. Además, los pacientes con diagnóstico de
BN presentaban más intentos previos de suicidio.
En cuanto a los autoinformes, los pacientes con AN tenían puntuaciones más bajas en
el IEA, en el BSQ, en el BAT y en las subescalas del EDI-2 de bulimia y alexitimia. Todo ello
indica que los pacientes con diagnóstico de AN estaban menor preocupados que los pacientes
pertenecientes a las otras categorías diagnósticas por su apariencia física, y daban menor
importancia al papel que dicha apariencia pudiera tener en sus vidas, además de presentar
141
menor ansiedad e insatisfacción con el propio cuerpo.
En la presente tesis, se planteó que la edad de inicio y el IMC de las pacientes con AN
sería inferior a los de las pacientes con BN o TCANE, y atendiendo a los datos cabe afirmar que
los resultados van parcialmente a favor de las hipótesis planteadas. Las diferencias en la edad
de inicio entre las diferentes categorías diagnósticas va en la línea de la literatura previa, ya
que varios estudios indican que la AN suele iniciarse de manera más temprana, lo cual además
implica una gran alarma social, dado que cada vez el inicio de este trastorno es más prematuro
(Micali et al., 2013; Ortega y Laverde, 2000; Pierre, 1998; Sauval, 1999).
Por otra parte, se planteó que la comorbilidad más frecuente con el eje I de la AN sería
el TOC, sin embargo, los resultados han revelado que no había un trastonro más típicamente
comórbido en la AN. Por lo que respecta a la comorbilidad en el eje I, la literatura indica que la
mayoría de pacientes con diagnóstico de AN presentan otro trastorno como la ansiedad
generalizada, el trastorno de pánico, TOC (Bullick, Sullivan, Fear y Pickering, 1997; Speranza et
al., 2001). En la muestra de la presente tesis estos datos no se confirman, ya que la mayoría de
las pacientes con AN no presentaban ningún trastorno comórbido en el eje I.
En cuanto a la gravedad, tanto para la AN como para la BN, los profesionales valoraron
la presencia de una gravedad elevada, lo que no es de extrañar, dada la complejidad de estos
problemas, y su tendencia a la cronificación y necesidad, en algunos casos, de hospitalización
(APA, 1994; Carla, 2014; Hoek, 1993; Keski-Rahkonen et al., 2007).
142
Marco experimental
En cuanto a diferencias en función del tipo de diagnóstico, los pacientes con TCANE
suelen utilizar en primer lugar el dispositivo asistencial de AMB, mientras que los que
presentan un diagnóstico de AN suelen utilizar como primer dispositivo el CD.
En relación a la comorbilidad con el eje I, es más común que los pacientes que ingresan
en CAC tengan otro trastorno en eje I como abuso de sustancias, trastorno bipolar y Trastorno
Obsesivo Compulsivo.
Resumiendo, los pacientes que ingresan en primer lugar en CAC presentan un IMC más
bajo, utilizan mayor número de dispositivos y suelen tener comorbilidad con otro diagnóstico
en eje I. Además, suelen tener una mayor edad, y su edad en el momento de iniciarse el
problema también es más alta. Asimismo, presentan una mayor impulsividad, y un sentido de
143
auto-eficacia más bajo. Estos resultados están de acuerdo con las recomendaciones y criterios
usuales que se indican para la hospitalización y tratamiento para los TCA, en los que se enfatiza
que un IMC bajo requiere de un tratamiento intensivo como es el CD o CAC (Guía de Práctica
Clínica sobre Trastornos de la Conducta alimentaria, 2009). Por ese motivo, es esperable que el
IMC de los pacientes que ingresan en tratamiento AMB sea mayor. Además, según la OMS, el
motivo de ingreso en CD o en CAC no depende únicamente del IMC, sino que se considera que
la impulsividad también tiene un papel relevante. En el presente estudio, se observa que los
pacientes ingresados en CAC presentan una mayor impulsividad en la escala del EDI2 de
impulsividad que los pacientes de CD. Los estudios que han analizado variables clínicas en
pacientes hospitalizados revelan resultados similares a los de la presente tesis, es decir, se
trata de pacientes con comorbilidad diagnóstica en el eje I. Mekuri, et al. (2016) añade a esta
información, que además estas variables se consideran predictores del resultado del
tratamiento.
Por último, hay que destacar que otras variables que inicialmente pudieran parecer
relevantes, como consumo de tóxicos, ingresos previos, intentos previos de suicidio e ideación
suicida no fueron capaces de discriminar entre los pacientes asignados a los distintos
dispositivos asistenciales.
4. En cuanto al tipo de diagnóstico y los dispositivos utilizados, los resultados no
mostraron diferencias significativas en el número de dispositivos utilizados. Estos datos no van
a favor de la hipótesis planteada. Se esperaba que los pacientes con AN o con BN utilizarían
mayor número de dispositivos que los pacientes con TCANE, pero los resultados muestran que
no hay diferencias significativas.
Sí se encontraron diferencias en el número de dispositivos utilizados, en función de
cuál es el que se accede al inicio. Los pacientes que acceden al CAC en primera instancia
utilizan de media un mayor número de dispositivos, en comparación con aquellos que acceden
a AMB o CD.
Tras analizar el recorrido más común de uso de los dispositivos asistenciales, nos
encontramos con que el 69,6% ingresa primero en AMB, después CD y por último de nuevo
AMB. Cuando consideramos los primeros 4 dispositivos, el 42,5 % de los pacientes primero
ingresa en AMB, después CD, de nuevo AMB y por último CD. Estos resultados cumplen
parcialmente estas hipótesis.
El tiempo (en días) que se permanecía en cada uno de los dispositivos asistenciales era
144
Marco experimental
similar para los tres dispositivos. Aunque inicialmente esperábamos que la duración fuera
mayor en el dispositivo CAC, debido a la intensidad del abordaje terapéutico que se ofrece, sin
embargo los resultados muestran que el tiempo fue similar en todos los dispositivos. Los
estudios realizados en otros países en cuanto a la duración del tratamiento hospitalario
muestran que es de 18-19 semanas y la duración del tratamiento en CD es de 12 semanas
aproximadamente (Gowers et al., 2007; Goldstein et al., 2011; Olmsted et al., 2010; Royal
College of Psychiatrists, 2012; Strik, 2009). Las estancias largas no se han relacionado
directamente con el diagnóstico, pero si con variables como la presencia de comorbilidad, la
edad tardía en la aparición del problema, ingresos previos, consumo de tóxicos y años de
evolución. Aunque sí que existen estudios que comparan el tratamiento en pacientes de CAC y
CD, no se han encontrado estudios que analicen la transferencia entre los diferentes
dispositivos asistenciales.
Aunque no se puede hablar de una relación directa, sí que se puede observar cómo la
preocupación por la apariencia física hace que aumente el número de síntomas propios de un
TCA, por lo que estos resultados van en la línea de la hipótesis planteada previamente.
Estos resultados apoyan la idea de la mayoría de modelos explicativos de los TCA que
asocia la relación entre la insatisfacción corporal, las preocupaciones por la apariencia física, el
peso, la comida y el inicio de conductas propias de los TCA.
6. Tras el tratamiento, el IMC de los pacientes aumentó en todos los casos con
independencia del diagnóstico que presentaban. Este aumento de peso fue significativo en la
AN restrictiva y en la BN purgativa. Inicialmente, esperábamos solo cambios de peso
significativos en pacientes con AN, y no con BN y TCANE, pero sin embargo, los resultados
indican que todos los pacientes incrementaron de peso.
145
7. En cuanto a los perfiles de pacientes en función de los dispositivos utilizados a
lo largo del tratamiento, podemos concluir lo siguiente:
Los pacientes que utilizan todos los dispositivos (AMB+CD+CAC) tienen una edad de
inicio del problema más baja, presentan mayor número de ingresos previos y están más
tiempo (en días) en tratamiento. Además, los pacientes que pasan por todos los dispositivos
presentan más comorbilidad con diagnósticos del eje I como el abuso de sustancias, el
trastorno bipolar y TOC. Los tóxicos más comunes en el consumo de tóxicos son el cannabis y
las benzodiacepinas. También se trata de pacientes con mayor número de intentos de suicidio
previos. En el caso de los pacientes que utilizan todos los dispositivos, es más probable que
acaben abandonando el tratamiento. Con respecto a la gravedad observada por el profesional,
es más probable que utilicen todos los dispositivos aquellos valorados de “mucha” gravedad.
Los pacientes que utilizaban AMB+CD suelen presentar consumo de tóxicos como el
cannabis y las benzodiacepinas, como sucede también con los pacientes que utilizaban todos
los dispositivos.
Por otra parte, los pacientes que únicamente utilizan AMB son los que presentan
menos comorbilidad y un menor consumo de tóxicos. Además, estos pacientes tienen una
mayor probabilidad de recibir el alta clínica que el resto.
Los resultados encontrados en este punto apoyan la hipótesis planteada, ya que avala
la idea de que los pacientes que utilizan todos los dispositivos presentan mayor gravedad del
problema alimentario.
146
Marco experimental
En cuanto a las limitaciones de este trabajo, hay que destacar, en primer lugar, la
pérdida de datos clínicos relevantes de algunas variables analizadas. Es decir, como se ha
podido observar en el apartado de los resultados, a pesar de que la muestra total es de 322
pacientes, no se disponía de la totalidad de los datos de todos los pacientes en todas las
variables clínicas. Por otra parte, al tratarse de un estudio retrospectivo, cuando se plantearon
las medidas de evaluación relevantes que podían ser objeto de análisis, no estaban recogidos
algunos datos ni se había administrado los autoinformes a todos los pacientes. Esto provocó
que el tamaño de la muestra de los autoinformes fuera pequeño, limitando en gran medida la
generalización de los resultados. Además, la presente tesis se tuvo que limitar a las variables
que estaban establecidas y recogidas previamente.
147
7. CONCLUSIONES
Este trabajo ha intentado buscar diferencias entre pacientes con TCA que son
asignadas a distintos dispositivos asistenciales, con el fin de encontrar variables que sirvan
como potenciales predictores y mediadores de un mejor resultado terapéutico. Como hemos
visto a lo largo de estas páginas, los TCA son un problema de salud pública que supone un
elevado coste económico y de recursos, por lo que se requieren más investigaciones en este
campo que ayuden a mejorar la eficacia, eficiencia y efectividad de la asistencia a estos
pacientes.
Los datos reflejan una realidad poco satisfactoria a la hora de detectar los casos en
atención primaria y como consecuencia hay una baja derivación a los servicios de psiquiatría.
Esta situación refleja la insuficiencia e inadaptación de los recursos de la red asistencial ante
este tipo de patologías. Por ello, es de gran relevancia la existencia de unidades funcionales
para la atención a los TCA que puedan trabajar en los diferentes dispositivos asistenciales.
No hay que olvidar, que se trata de pacientes que con frecuencia son readmitidos en
los diferentes dispositivos y que la duración en estos es elevada. Este argumento ha
fomentado el inicio de la investigación entre la eficacia de diferentes dispositivos asistenciales
(p.ej. CD y hospitalización) y logrando resultados similares respecto a la mejoría en el peso de
los pacientes y obteniendo mayor autonomía y autoeficacia en el dispositivo de CD (Herpertz-
Dahlmann, 2014). Se trata de ofrecer en cada momento de la enfermedad, el tratamiento más
148
Marco experimental
adecuado y con la intensidad adecuada con el objetivo que el paciente requiera una forma de
intervención cada vez menos intrusiva, obteniendo una mayor autonomía en las distintas áreas
de su vida de una forma progresiva, realizando un seguimiento, y finalizando con un
tratamiento en régimen ambulatorio, cuyo objetivo es el mantenimiento de la recuperación y
la prevención de recaídas.
Realizar un proceso de cambio estable lleva mucho tiempo. Un TCA puede implicar
años de tratamiento intensivo (el promedio de duración es de 2-4 años) y debe continuar
aunque los aspectos alimentarios se hayan establizado. Durante este tiempo de terapia, se
tendrán que abordar numerosos obstáculos como la falta de motivación y la ganancia de peso,
fundamentales para la recuperación. La duración del tratamiento, dependerá principalmente
del tiempo de evolución del trastorno y su gravedad (Calvo, 2002). De forma general, los
pacientes consiguen mejorías y estabilidad, se trata de pacientes que recuperan su peso,
disminuyen sus preocupaciones y aceptan su cuerpo. Otros se recuperan de forma parcial.
Generalmente, recuperan parte de su peso, mantienen alimentos prohibidos y preocupación
por el peso y la figura. Un grupo pequeño, no se recupera y mantiene las conductas
patológicas a lo largo de los años.
Aunque queda mucho camino por recorrer, estos datos pueden aportar luz a la hora
de realizar árboles de decisión cuando un paciente con TCA busca ayuda y hay que decidir que
dispositivo asistencial y tratamiento es el más idóneo. Sin duda, las características de la
psicopatología y la gravedad que presente van a ser factores de gran importancia, pero es
necesario avanzar tomando en consideración muchas otras variables y factores para poder
disponer de información adicional que resulte relevante y nos ayude a tomar decisiones
informadas que repercutan en una mejor atención a cada uno de los pacientes.
149
Referencias bibliográficas
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189
190
Anexos
ANEXOS
TERAPEUTA:
FECHA:
1. DATOS PERSONALES
Nombre: Apellidos:
Dirección:
C.P.: Población:
Religión:
2.1 ¿Cuál es el problema o los problemas que le han llevado a buscar tratamiento?
2.2 En la siguiente escala de 1 a 10 ¿dónde situaría Ud. la gravedad de su problema?
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
2.3 ¿En qué situaciones aparece el problema? (En qué lugares, con qué personas, a qué
horas y qué días)
2.5 ¿Qué hace Vd. cuando surge el problema? (antes, durante y después)
192
Anexos
2.8 ¿Qué sensaciones físicas tiene cuando ocurre el problema? (Antes y después)
3. INTERFERENCIA
3.1 ¿Cómo afecta el problema en su vida? (en el trabajo, en su casa, en su relación con
otras personas)
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
3.2 ¿Cómo afecta el problema a las personas que se relacionan con Vd.?
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
4. EVOLUCIÓN Y DESARROLLO
4.1 ¿Cuándo esto que le sucede empezó a ser un problema para Vd.?
193
4.3 ¿El problema ha permanecido igual desde entonces, ha mejorado, ha empeorado?
(Si hay cambios, cuándo ocurrieron, en qué circunstancias y qué acontecimientos lo
acompañaron)
4.4 ¿Qué ha hecho Vd. hasta ahora para solucionar su problema? (Por sí mismo,
tratamientos recibidos, medicación actual)
4.5 ¿Ha tenido Vd. algún problema psicológico antes de la aparición del problema
actual? No ( ) Sí ( ) ¿Qué problema? ¿Recibió algún tipo de tratamiento?
(especificar)
5. CAUSALIDAD
194
Anexos
6.2 ¿Toma bebidas alcohólicas en las comidas? ¿Y fuera de las comidas? ¿Y durante el
fin de semana? (Frecuencia y cantidad)
6.5 ¿Le cuesta más trabajo de lo habitual hacer las tareas cotidianas? ¿Le cuesta levantarse de
la cama para empezar un nuevo día?
6.6 ¿Ha perdido el interés por las cosas que antes le agradaban?
6.8 ¿Siente que vale la pena vivir? ¿Piensa mucho en la muerte? ¿Se ha planteado
acabar con su vida?
195
6.9 ¿Está preocupado o molesto por algo más de lo habitual en Vd.?
6.14 ¿Hay alguna cosa que tenga que hacer una y otra vez sin poder resistirse a
hacerlo? (Por ejemplo, lavarse las manos en repetidas ocasiones, revisar algo varias
veces, etc.)
196
Anexos
6.15 ¿Hay alguna conducta que haga de manera impulsiva, siendo muy difícil para Vd.
controlarla? (Por ejemplo, arrancarse el pelo, jugar a las máquinas tragaperras, comer,
agresiones físicas o verbales, etc.)
6.16 ¿Ha tenido alguna vez una experiencia realmente traumática (algo que no le suele
ocurrir al resto de la gente)?(Poner ejemplos) ¿Hasta qué punto le sigue afectando?
6.18 ¿En qué medida está satisfecho con su cuerpo o con partes de él?
6.19 ¿Hay algún otro problema que no hayamos tratado aquí y del que quisiera hablar?
197
8. OBSERVACIONES
8.1 Apariencia física, tono de voz, fluidez en el habla, postura, tics, estado de ánimo(al
inicio, durante y al final de la entrevista), grado de colaboración con el terapeuta y
algún otro dato que resulte relevante.
198
Anexos
INSTRUCCIONES
Vamos a hacerle una serie de preguntas para obtener un panorama amplio de su vida.
Sus respuestas nos van a servir para abordar, del modo más completo y profundo que
resulte posible, los problemas que le aquejan y, además, estas preguntas facilitarán su
tratamiento.
199
DATOS PERSONALES
FAMILIA
1. Padre:
Nombre: ___________________ Edad: _____ Profesión: _______________________
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Si su padre ha fallecido ¿qué edad tenía Ud. cuando murió y qué efecto le produjo su
muerte?
200
Anexos
2. Madre:
Nombre: ___________________ Edad: _____ Profesión: _______________________
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Si su madre ha fallecido ¿qué edad tenía Ud. cuando murió? ¿Qué efecto le produjo su
muerte?
201
3. ¿Cómo es la relación entre sus padres? (Describir brevemente)
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
4. Si su padre/madre han iniciado una nueva relación de pareja, indique la edad que
tenía Ud. cuando su madre/padre la inició: __________
Valorar: _____
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
202
Anexos
¿Qué me puede decir de su hermano/a? ¿Cómo se lleva con él/ella? ¿Ha sido siempre
así? (Describir brevemente)
Valorar: _____
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
¿Qué me puede decir de su hermano/a? ¿Cómo se lleva con él/ella? ¿Ha sido siempre
así? (Describir brevemente)
Valorar: _____
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
¿Qué me puede decir de su hermano/a? ¿Cómo se lleva con él/ella? ¿Ha sido siempre
así? (Describir brevemente)
Valorar: _____
203
0 1 2 3 4 5
El "responsable" El "cariñoso"
El "quejica" El "pasota"
El "consentido"
El "fuerte" El "débil"
El "dominante" El "bueno"
¿Hay algún miembro de su familia que se le conozca por un apodo? ¿Por qué?
7. ¿Qué temas suelen ser objeto de discrepancia en su familia? ¿Se discute con
frecuencia? ¿Cómo suelen ser las discusiones?
204
Anexos
9. ¿Actualmente, existe algún problema en su familia? ¿De qué modo les afecta?
(Especificar).
DATOS LABORALES
205
4. ¿Tiene problemas económicos?
DATOS ACADÉMICOS
0 1 2 3 4 5
Ninguna Mucha
206
Anexos
Primarios:
Medios:
Superiores:
Valorar: _____
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
207
2. ¿Quiénes son las personas más importantes en su vida? ¿Por qué?
0 1 2 3 4 5
¿Hay alguna afición o hobby del pasado que haya dejado de hacer? ¿Por qué?
208
Anexos
1. ¿Mantiene Ud. alguna actividad sexual? ¿De qué tipo (caricias, masturbación, con
su pareja, esporádica...? ¿Con qué frecuencia?
2. Orientación sexual. ¿Ud. se siente atraído por los miembros del sexo opuesto, de
su propio sexo, o ambos?
Valorar _____
0 1 2 3 4 5
Nada Mucho
6. ¿Toma medidas para prevenir las enfermedades de transmisión sexual? ¿De qué
tipo?
209
DATOS SOBRE LA PAREJA
1. Datos personales.
Nombre: ___________________ Edad: _____ Profesión: _______________________
¿Cómo es la relación?
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
¿En qué cree Ud. que debe basarse una relación de pareja?
210
Anexos
¿Y para su pareja?
0 1 2 3 4 5
Nada Mucho
0 1 2 3 4 5
Nada Mucho
¿Qué actividades de ocio realiza Ud. con su pareja? (tiempo, frecuencia y satisfacción)
¿Tiene su pareja algún problema importante? (de salud, económico, legal, etc.)
211
PATERNIDAD
1. Si tiene hijos indique su nombre, edad, sexo, y la relación que mantiene con cada
uno de ellos.
Relación:
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Relación:
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Valorar _____
212
Anexos
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
2. ¿Ha sufrido alguna enfermedad grave? Cítelas e indique qué edad tenía.
4. ¿Cuándo se sometió por última vez a una revisión médica? ¿Qué resultados
generales obtuvo sobre su estado de salud?
6. ¿Tiene algún problema para dormir (p. ej., tarda en dormirse, se despierta durante
la noche, tiene pesadillas, no duerme bastante, se levanta cansado, etc.)?
213
7. ¿Cómo calificaría su apetito? (Rastrear nº de ingestas, si restringe alimentos,
compensa, etc.)
Valorar _____
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Valorar _____
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
214
Anexos
¿Hay alguna otra cuestión que no hayamos planteado y de la que quisiera hablar?
OBSERVACIONES.
GENOGRAMA
215
ANEXO III: Entrevista de TA
(Perpiñá, 1998)
Nombre: Fecha:
SI NO
EXCESO INFRA
2.1. ¿Y en la adolescencia?
216
Anexos
5.- Con la altura actual ¿Cuánto ha sido lo que más has pesado?
¿Cuándo?
¿A raíz de qué? ¿Hay alguna razón para ello? -Explorar estilo de vida-
5.2- Después de ello ¿ganaste peso? Cuánto (periodo de tiempo) Por qué
217
6.- Con la altura actual ¿Cuánto ha sido lo que menos has pesado?
¿Cuándo?
¿Cómo?
1 kilo
2 kilos
5 kilos
1 kilo
2 kilos
5 kilos
218
Anexos
8.- Tal y como estás ahora, ¿Te gusta tu cuerpo? ¿Por qué?
8.1.- ¿Qué piensas, qué sientes sobre el hecho de estar gorda? ¿Piensas que ahora
estas gorda (explorar si se “siente gorda”)?
10.- ¿En qué medida estás satisfecha con tu peso actual? (Si el peso no les importa,
retomar pregunta 8, o cambiar peso por cuerpo)
11.- ¿Crees que has perdido mucho peso? (o en su caso has ganado mucho peso)
12.1 ¿En qué te basas para decir que ese sería tu peso ideal?
219
¿Crees que con ese peso te encontrarías mejor (física, estéticamente)?
14.- ¿Qué actitud tiene tu familia con el peso y la apariencia corporal? Los más
próximos (Matizar antes/después de empezar a perder peso)
15.- ¿Qué comentarios te molestan que hagan los demás sobre tu cuerpo?
15.1. ¿Hay gente que diga que estas gorda? ¿Quiénes son? ¿Han dicho eso en el
pasado? ¿Quiénes eran?
220
Anexos
17.- ¿Qué es lo que piensas cuando te pesas? (Matizar antes/después del acto de
pesarse)
18.- ¿Te gusta mirarte al espejo (explorar si utiliza marcadores: costillas, rodillas,
tripa...)
19.- ¿Te gusta que tu ropa te quede ceñida? (Explorar si utiliza la ropa como marcador.
Dar ejemplos)
20.- ¿Llevas una vida muy activa? Cuéntame qué haces un día normal
21.- ¿Practicas algún ejercicio? (incluido andar o bailar) ¿Cuál, con qué frecuencia,
durante cuánto tiempo?
221
22.- Cuando haces ejercicio, ¿piensas en las calorías que estás quemando?
25.- ¿Sientes que has perdido control sobre tu cuerpo? ¿Cómo vives esa pérdida de
control, en qué lo notas?
222
Anexos
Desayuno/almuerzo/comida/sobremesa/merienda/cena/antes de dormir/durante la
noche
4.- ¿Cuántas veces te has puesto a régimen o has intentado restringir tus comidas para
controlar tu peso?
5.- Hay alguna situación o factor en el que parecía incrementarse o decrecer tus
períodos de restricción? (Poner ejemplos: exámenes, enfados...)
7.- Descríbeme las comidas de un día normal antes de ir al centro de salud (antes de
iniciar intervención) (En su caso, qué comiste ayer)
223
- Sabes cuántas calorías ingerías por día?
8.2 Qué reacción emocional tienes cuando comes esos alimentos “prohibidos”
(culpable, nerviosa...)
9.-Temes perder el control sobre lo que comes, por ejemplo comer dos pastelitos en
vez de uno o comer más de lo que pensabas? -atracones subjetivos-
Antes:
224
Anexos
Durante:
Después:
10.- ¿Te has “atracado” de comida alguna vez? -comer bastante cantidad de comida en
poco tiempo-.
225
10.4 Qué emociones -estado de ánimo antes- /factores le preceden
226
Anexos
11.- Si consideras que tienes control sobre la comida. Crees que es un logro. Te sientes
orgullosa o feliz por ello ¿por qué?
12.- Has intentado alguna vez vomitar (cuándo, ingesta normal o atracón). Frecuencia.
¿Vomitas después de las comidas o de los atracones o sólo después de comer ciertos
tipos de alimentos?
¿Hay algún método que hayas descubierto para no vomitar aunque tengas ganas de
hacerlo?
13.- ¿Has tomado diuréticos (herbolarios), laxantes o supresores del apetito? Cuándo.
Cantidad. Frecuencia.
227
14.- ¿Has hecho ejercicio para quemar calorías? Cuándo. Duración. Frecuencia.
15.- (En caso de que ya esté en tratamiento) Descríbeme las comidas de un día normal
de ahora ¿Qué comiste ayer?
16.- ¿Te sientes hinchada después de comer? -cualquier ingesta, ingesta particular
228
Anexos
21.- ¿En qué piensas, qué sientes cuando estás comiendo? (explorar culpa/disgusto
aunque sea una comida normal)
Deprisa/despacio
23.- ¿Piensas en la comida a lo largo del día (Ptos intrusivos)? ¿Le dedicas demasiado
tiempo a pensar en la comida?
229
25.- ¿Te gusta hacer la compra?
AREA SOCIAL
3.- ¿Evitas salir con tus amigos para no ponerte en evidencia, para que no te observen?
¿Por qué?
230
Anexos
6.- ¿Qué actividad haces durante el fin de semana? Casa, fuera de casa.
AUTOESTIMA
231
ANEXO IV: Entrevista Clínica estructurada para los Trastornos de la
Personalidad del eje II del DSM-IV (SCID-II)
232
Anexos
233
234
Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
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Anexos
269
270
Anexos
271
272
Anexos
Instrucciones:
0 1 2 3 4
2. Lo que hay de malo en mi aspecto es una de las primeras cosas que la gente nota en
mí
4. Si pudiera tener el aspecto que deseo, mi vida sería mucho más feliz
273
7. Mi aspecto es responsable de gran parte de lo que me ha ocurrido en la vida
8. Debería hacer cualquier cosa a mi alcance para tener siempre el mejor aspecto
posible
10.Para mujeres: Para ser femenina, una mujer ha de ser tan guapa como sea posible
Para hombres: Para ser masculino, un hombre ha de ser tan apuesto como sea
posible
11. Los mensajes de los medios de comunicación en nuestra sociedad hacen imposible
que yo esté satisfecha con mi aspecto
12. La única forma en la que me podría gustar mi apariencia sería cambiando el aspecto
que tengo
274
Anexos
Nombre........................................................................Código/DNI ...........................
4 Con
1 Nunca 2 Rara vez 3 A veces 5 Normalmente 6 Siempre
Frecuencia
2. ¿Has estado tan preocupado/a por tu silueta como para pensar que has de hacer
dieta?
3. ¿Has pensado que tenías caderas, nalgas o muslos demasiado grades en relación con el
resto del cuerpo?
4. ¿Has tenido miedo a engordar?
275
7. ¿Te has sentido tan mal por tu figura que has llegado a llorar?
10. ¿Te preocupa observar la forma de tus muslos cuando estás sentada?
12. ¿Te has fijado en la silueta de otras chicos/ as y al compararlo con la tuya el balance ha
sido negativo?
13. ¿Pensar en tu silueta ha interferido en tu capacidad de concentración (ej. mirando la
televisión, leer, o manteniendo la conservación)?
14. ¿Desnudarte (ej. para bañarte o en la ducha) te hace sentir gordo/a?
17. ¿Te has sentido gordo/a al comer dulces, pasteles u otras comidas con un alto
contenido en calorías?
18. ¿Has evitado ir a actos sociales (ej. fiestas) porque te sentías mal con tu figura?
21. ¿Las preocupaciones acerca de tu silueta te han hecho empezar una dieta para
adelgazar?
22. ¿Te has sentido más contento /a con tu figura cuando tu estómago estaba vacío (ej.
por la mañana)?
23. ¿Has pensado que la figura que tienes es debido a tu falta de autocontrol?
24. ¿Te preocupa que otra gente vea que tienes celulitis en el estómago o en las caderas?
25. ¿Has pensado que no es justo que otras personas sean más delgadas que tú?
27. ¿Estando con otra gente, ¿te ha preocupado ocupar demasiado espacio (ej. al sentarte
en un sofá o en el asiento de un autobús?
28. ¿Te has preocupado porque tu carne tenga surcos?
31. ¿Has evitado situaciones en que la gente pudiera ver tu cuerpo? (ej. cambiarte de ropa
en un lugar público o ir a la piscina)
32. ¿Has tomado laxantes para sentirte más delgado /a?
276
Anexos
33. ¿Has sido especialmente consciente de tu silueta estando con otras personas?
34. ¿Las preocupaciones acerca de tu silueta, te han hecho pensar que tienes que hacer
ejercicio?
277
ANEXO VIII: Cuestionario de actitudes hacia el propio cuerpo (B.A.T.)
Nombre:................................................................................. Fecha:........................
Este cuestionario se refiere a lo que tú piensas y sientes acerca de tu cuerpo. Por favor,
contesta cada pregunta cuidadosamente. No hay respuestas correctas ni incorrectas. Contesta
trazando una X en el número más adecuado para ti. Todos los resultados serán estrictamente
confidenciales.
Descriptores:
0= nunca; 1= muy pocas veces; 2= algunas veces; 3= bastantes veces; 4= muchas veces;
5= siempre
278
Anexos
279
ANEXO IX: Cuestionario de Pensamientos automáticos de Imagen corporal (BIATQ)
A continuación encontrarás una serie de pensamientos sobre el aspecto personal que, a veces,
surgen de repente en la cabeza de las personas en diversas situaciones. Por favor, lee cada
pensamiento e indica con cuánta frecuencia has tenido ese pensamiento a lo largo de la
semana pasada. Lee cada frase atentamente y señala lo que se corresponda en tu caso
siguiendo la siguiente escala:
1 2 3 4 5
PENSAMIENTOS NEGATIVOS
280
Anexos
281
26. Me siento poco atractiva, así que debe haber algo raro en mi aspecto
28. Los demás se dan cuenta enseguida de lo que hay de raro en mi cuerpo
32. Pienso que no soy atractiva sobre todo cuando estoy con gente atractiva
PENSAMIENTOS POSITIVOS
7. Sigo pensando que soy atractiva incluso cuando estoy con gente más atractiva que yo
282
Anexos
283
ANEXO X: E.A.T.-40: versión española (Castro, Toro, Salamero y Guimerá, 1991)
NOMBRE: FECHA:
284
Anexos
285
36. Me siento incómoda/o después
de comer dulces.
37. Me comprometo a hacer
régimen.
38. Me gusta sentir el estómago
vacío.
39. Disfruto probando comidas
nuevas y sabrosas..
40. Tengo ganas de vomitar después
de las comidas.
286
Anexos
Nombre:
Fecha:
287
17.Confío en los demás............................................................................................
28.He tenido “atracones” en los que tenía la sensación de que no podía parar de
comer....................................................................................................................
288
Anexos
52.Creo que o hago las cosas perfectamente o mejor que no las haga...............
54. Necesito mantener a la gente a distancia (me incomoda que alguien intente intimar
conmigo)...............................................................................
289
58.Los mejores años de la vida son cuando te haces adulto..................................
70. Digo cosas de manera impulsiva que luego me arrepiento de haber dicho...
290
Anexos
291