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Desarrollo Psicomotor Modulo

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MODULO V :

DESARROLLO PSICOMOTOR EN
LA NIÑA Y NIÑO MENOR DE 5
AÑOS.

Lic. Patricia Quevedo Reaño

TRUJILLO - 2015
CONTENIDOS

Unidad I:

Marco conceptual
Concepto de Desarrollo
Aspectos del Desarrollo Psicomotor

Unidad II:

La madre y su contribución para el Desarrollo psicomotor del niño:


Desarrollo de vínculos afectivos
El aparato sensorial y perceptivo

Unidad III :
Desarrollo Psicomotor del Niño por edad:
Desarrollo Psicomotor del niño de 0 a3 meses
Desarrollo psicomotor del niño de 4 a 6 mese
Desarrollo Psicomotor del niño de 7 a 9 mese
Desarrollo Psicomotor del niño de 10 a 12 mese
Desarrollo Psicomotor del niño de 1 a 2 años
Desarrollo Psicomotor del niño de 2 a 4 años
INTRODUCCION:

El desarrollo del ser humano se refiere a las sucesivas transformaciones que sufre un óvulo
fecundado hasta convertirse en adulto. Entre los aspectos de este proceso de cambios, el
desarrollo físico y psicomotor requieren una atención especial en los primeros años de la vida
del niño por las sucesivas y rápidas transformaciones que acontecen en su vida, y por las
repercusiones que las mismas tienen en el desarrollo global del ser humano.
El desarrollo integral hace referencia a un crecimiento armónico del aparataje y funcionalidad
sensorial, perceptiva, psicológica, intelectual, motriz, física y del lenguaje.
Este crecimiento se da especialmente durante etapas críticas del desarrollo y maduración
neurocerebral del individuo.
El niño posee antes de su nacimiento un potencial de desarrollo, el cual podrá ser optimizado
en la medida que los factores biológicos y ambientales sean favorables. El desarrollo infantil
debe ser entendido como el producto de la continua interacción entre el fondo de
experiencias, los factores genéticos y el desarrollo biológico.
El fondo de experiencias se refiere al bagaje de vivencias y conocimientos que el niño posee
y que influyen en su forma de percibir el mundo e interactuar con este. Cualquier nuevo
estimulo será asimilado y acomodado en una estructura mental y psicológica existente.
La calidad de los vínculos afectivos constituyen un relevante fondo de experiencias que
marcaran la vida del niño. Existe un consenso generalizado de que la relación madre – padre
– niño, especialmente durante los primeros años de vida, dejan en este último una huella
indeleble que lo marcaran el resto de su vida.
Los factores genéticos ganaron un espacio inicial en los estudios de gemelos separados
inmediatamente después del nacimiento. En estas investigaciones se demostró que estos
hermanos, pese haber sido criados en ambientes familiares distintos, los unos con sus padres
biológicos y los otros con padres adoptivos, obtuvieron resultados similares en pruebas de
inteligencia y en ciertas características de la personalidad como los niveles de introversión y
extroversión.
El desarrollo biológico, tradicionalmente enfocado en el crecimiento del niño y en la
estructura y funcionalidad de los órganos y el cerebro, ha sido enriquecido con el aporte de
las neurociencias. Se ha encontrado que durante los primeros años de vida los estímulos
cognitivos y afectivos son clave para la formación de interconexiones sinápticas y redes
neuronales y que los primeros cinco años de vida constituyen una etapa crítica para la
formación de autopistas cerebrales.
Un aspecto importante del desarrollo es que existe una continua interacción entre los factores
neurocerebrales y las experiencias. Los estímulos favorecen la formación de interconexiones
sinápticas y estas a su vez facilitan el procesamiento de más información del medio.
La integralidad de áreas del desarrollo infantil es evidente al entender que la adquisición de
nuevas destrezas de motricidad fina y de lenguaje incrementan la cantidad y calidad de
estímulos que el niño se autogenera.
El desarrollo infantil se puede explicar sobre la base de algunos principios:
 El niño crece y madura en lo físico, mental y psicológico.
 Los distintos aspectos del desarrollo se afectan mutuamente.
 La biología y el medio ambiente interaccionan entre sí.
 Existen etapas criticas del desarrollo, periodos específicos de la infancia donde tiene
que producirse la maduración.
1. MARCO CONCEPTUAL:

1.1. Concepto de desarrollo:

El desarrollo proviene de factores genéticos, considerados con frecuencia los


responsables últimos del potencial biológico, así como de factores del medio
ambiente, es decir, factores sociales, emocionales y culturales que interactúan entre
sí de forma dinámica y modifican de forma significativa el potencial del crecimiento
y desarrollo. La argumentación a favor de la herencia se basa en la previsibilidad de
la conducta, lo que indica que los factores biológicos están fuertemente implicados
en el desarrollo. Se basa, así mismo, en las secuencias madurativas que siguen dicho
desarrollo y que se rigen por dos leyes fundamentales de la maduración: la ley de
progresión céfalocaudal y la ley próximodistal. Así, el control motor de la cabeza se
consigue antes que el de los brazos y el del tronco, y éste se logra antes que el de las
piernas (secuencia céfalocaudal). De igual forma se domina la cabeza, el tronco y los
brazos antes que la coordinación de las manos y los dedos (secuencia próximodistal)
Sin embargo, la constatación de las diferencias individuales en la adquisición de las
secuencias motóricas, así como el modo diferente que tienen los niños de conseguir
dichas secuencias, aboga por la implicación de los factores ambientales. Está
demostrado que la clase social, la nutrición, las enfermedades infantiles así como el
estilo educativo familiar, son, entre otros, factores de importante repercusión en el
desarrollo físico, psicomotor y adaptativo-social. Por otra parte, los estudios sobre
conducta social, es decir, la atención visual selectiva a la faz humana, la atención
preferencial a los sonidos agudos y femeninos, las respuestas sensomotoras y
cinestésicas al contacto maternal cálido y rítmico, forman parte de las
comprobaciones sobre las que se asienta la confirmación de que la capacidad de crear
lazos sociales y vínculos emocionales va a ser la variable modeladora de desarrollo
general del ser humano, incluido obviamente el desarrollo físico y psicomotor. Está
demostrada la plasticidad del cerebro del bebé, es decir, la hipersensibilidad a los
efectos de la experiencia, hasta el punto de que si una neurona no es estimulada de
forma apropiada, ésta desaparece. Esto confirma, que el desarrollo del cerebro es más
el resultado de un programa biológico y de la experiencia inicial, que el resultado de
un determinismo biológico. Hay un consenso general entre los pediatras y psicólogos
infantiles en considerar que el desarrollo sigue leyes de funcionamiento que explican
las etapas de adquisición de las conductas.
El desarrollo es un proceso continuo y progresivo desde el nacimiento a la
adolescencia. Esto significa que unas etapas preceden a otras en secuencias
ordenadas, y que las nuevas conductas integran las adquisiciones previas. Estos
aspectos suponen que la capacidad de exploración del bebé le lleva a ensayar y poner
en funcionamiento muchas respuestas diferentes en forma relativamente casual y
descoordinada, pero que posteriormente el bebé selecciona las más eficaces para
conseguir lo que se propone y aprende exactamente qué funciona y qué no funciona,
integrando respuestas en un conjunto eficaz. Es por tanto un proceso secuencial, un
proceso en el que unas etapas tienen que ser antecesoras para convertirse en la base
de otras nuevas. Cuando las nuevas adquisiciones se practican repetidamente
proporcionan respuestas voluntarias, dirigidas hacia un fin, cada vez más precisas y
refinadas. Por ello es posible predecir las secuencias del desarrollo, ya que en un
primer momento las conductas motoras y psicomotoras son variables en su aparición,
pero se convierten en predecibles en la medida que se establecen como patrones de
adquisición de otras nuevas. Este proceso de desarrollo comprende actividades
continuas de exploración y selección a través de ensayo y error inicialmente, y,
posteriormente, de planificación progresiva e intencional. Otra ley que funciona en el
desarrollo es la irreversibilidad. Esta irreversibilidad se asienta en la maduración
bioquímica y en los cambios estructurales del encéfalo que, de no mediar una
patología, no pueden revertir. Sin embargo la conjunción de otros factores, como la
nutrición, las posibilidades de movimiento del cuerpo, el apoyo ambiental hacia la
destreza y la tarea que el niño tiene en mente, producen variaciones importantes en el
niño.
Por todo ello, el desarrollo no está genéticamente preestablecido, ya que solo lo
determina la herencia a un nivel muy general, en otros aspectos las condiciones
ambientales promueven o retrasan dichas adquisiciones. La adaptabilidad que el
desarrollo conlleva hace que las conductas permitan un mejor funcionamiento en
diferentes áreas, y esta adaptabilidad va pareja a la diferenciación de las
adquisiciones. Esto significa que en un determinado momento se pierde una habilidad
específica para adquirir otra nueva, de lo contrario no sería posible el crecimiento
adaptativo (gatear y andar). Todas estas leyes regulan el desarrollo del ser humano en
proporciones variables dependiendo de la edad del sujeto y del tipo de conductas a
las que nos estemos refiriendo. Es importante hacer mención de la implicación del
CEREBRO en dicho desarrollo. El cerebro tiene tres partes principales: el tronco
cerebral, responsable del equilibrio y la coordinación; el cerebro medio, que controla
la respiración y la deglución; y el cerebro propiamente dicho que incluye los dos
hemisferios y el haz de nervios que los conecta. Los dos hemisferios están recubiertos
por la corteza cerebral. La corteza cerebral, denominada también córtex, es la parte
del cerebro más evolucionada y controla las acciones voluntarias, es decir, las
funciones de más alto nivel. No toda la corteza cerebral madura uniformemente, sino
que diferentes regiones de la corteza maduran a ritmos diferentes. La primera área en
madurar es el área motora, seguida por el área sensorial y finalizando con las áreas
asociativas. En este progresivo desarrollo se sabe que a los 6 meses, las áreas motoras
primarias de la corteza cerebral se han desarrollado lo suficiente como para dirigir la
mayor parte de los movimientos del bebé. El proceso por el que las neuronas se
recubren de mielina, la mielinización, ayuda a transmitir de manera rápida y eficiente
los impulsos nerviosos, lo que a su vez aumenta la capacidad del niño para realizar
actividades motoras más complejas como levantar la cabeza y el pecho, alcanzar con
los brazos y las manos, rodar, sentarse, pararse y, al final, caminar y correr.

1.2. Aspectos del Desarrollo Psicomotor :


El término psicomotricidad tiene dos acepciones básicas. Para algunos, la
psicomotricidad supone la interrelación entre las funciones neuromotrices y las
funciones psíquicas en el ser humano. Para otros, hace referencia al conjunto de
técnicas encaminadas a un desarrollo global que, partiendo de la educación del
movimiento y gesto, posibilite alcanzar la función simbólica y la interacción correcta
con el medio ambiente. En la actualidad la psicomotricidad contempla ambas
acepciones.
ESQUEMA CORPORAL
Se puede definir como la representación que tenemos de nuestro cuerpo, de los
diferentes segmentos, de sus posibilidades de movimiento y de acción, así como de
sus diversas limitaciones. Es un proceso complejo ligado a procesos perceptivos,
cognitivos y práxicos, que comienza a partir del nacimiento y finaliza en la pubertad,
interviniendo en el mismo la maduración neurológica y sensitiva, la interacción social
y el desarrollo del lenguaje. Las experiencias producidas por el movimiento, los
resultados de dicho movimiento y la percepción del cuerpo de otros sientan las bases
sobre las que se va a elaborar la percepción del cuerpo propio. Durante el segundo
año de vida el niño manifiesta una progresiva diferenciación de algunas partes del
cuerpo y en el tercero, los niños son capaces de identificar ojos, boca, orejas, nariz,
manos, brazos, pies y piernas. El lenguaje va a jugar un papel esencial en la
construcción del esquema corporal, ya que además de permitir nombrar las partes que
componen el cuerpo, como regulador de las secuencias de actos motores en la
interacción con el ambiente a través del juego. La representación corporal hace
posible la utilización del cuerpo de forma coordinada mediante el ajuste de la acción
a lo que se quiere o desea. Entre los 2 y 5 años los niños van mejorando la imagen de
su cuerpo y los elementos que lo integran, van perfeccionando movimientos,
estabilizando su lateralización y conquistando el espacio, relacionándose y actuando
en él. Aunque entre 5 y 6 años el esquema corporal es bastante bueno en cuanto a la
calidad de los movimientos y a la representación que se tiene del mismo, todavía se
deben dominar conceptos espaciotemporales que permitan situarse adecuadamente en
el espacio, en el tiempo y con relación a los objetos. De 6 a 12 años se sigue
perfeccionando el esquema corporal, el movimiento se hace más reflexivo,
permitiendo una potenciación de la representación mental del cuerpo y del
movimiento en función del tiempo y el espacio. Los trastornos del esquema corporal,
si no se deben a una causa de tipo neurológico, se relacionan con déficits en su
conocimiento o en su representación simbólica, por una inadecuada lateralización,
concepción espacial o por no poder situar el cuerpo como un objeto en el campo de
la relación. Se considera que un niño presenta un retraso en la elaboración del
esquema corporal si a los 3 años no es capaz de reconocer, señalando o nombrando,
los elementos de la cara, o si a los 6 no lo reconociera en sí mismo o no pudiera
representarlo, además es esperable que a esta edad los niños distingan su derecha e
izquierda y conozcan algunos conceptos espacio-temporales sencillos como
arriba/abajo, delante/detrás, primero/último, ayer/mañana, etc.
LATERALIDAD
El cuerpo humano aunque a nivel anatómico es simétrico, a nivel funcional es
asimétrico. El término lateralidad se refiere a la preferencia de utilización de una de
las partes simétricas del cuerpo humano, mano, ojo, oído y pie. El proceso por el cual
se desarrolla recibe el nombre de lateralización y depende de la dominancia
hemisférica. Así, si la dominancia hemisférica es izquierda se presenta una
dominancia lateral derecha, y viceversa. El que una persona sea diestra o zurda
depende del proceso de lateralización. Se considera que un niño está
homogéneamente lateralizado si usa de forma consistente los elementos de un
determinado lado, sea éste el derecho (diestro) o el izquierdo (zurdo). Cuando la
ejecución de un sujeto con una mano sea tan buena como con la otra se le denomina
ambidextro. La lateralización se produce entre los 3 y los 6 años. Si un niño de 5 años
no tiene todavía definida su dominancia lateral, especialmente, la referente a la mano,
es necesario reconducir la misma hacia el lado o mano con la que el sujeto se muestre
más hábil y/o preciso.
ESTRUCTURACIÓN ESPACIO-TEMPORAL
La orientación espacial implica establecer relaciones entre el cuerpo y los demás
objetos, está asociada al espacio perceptivo e incluye esencialmente relaciones
topológicas. La estructuración del espacio conlleva adquirir nociones de
conservación, distancia, reversibilidad, etc., por lo que se convierte en un proceso
largo que se va configurando desde los planos más sencillos (arriba, abajo, delante,
atrás...) a los más complejos (derecha-izquierda), dándose primero en la acción y
pasando posteriormente a ser representados en uno mismo, en el otro y en el espacio
con los objetos. No hay que confundir la dominancia lateral con discriminar las
nociones espaciales derecha-izquierda en sí mismo o en los otros. El concepto
derecha-izquierda se va configurando entre los 5 y los 8 años. Generalmente los niños
de 6 años tienen adquiridos los conceptos básicos espaciales y la noción derecha-
izquierda sobre sí mismo. La discriminación de la derecha e izquierda de otro situado
enfrente se consigue a partir de los 8 años y la posición relativa de tres objetos a los
11-12 años. El conocimiento de estos conceptos es fundamental, ya que el
desconocimiento de los mismos se relaciona con alteraciones de la lectura (dislexia),
de la escritura (disgrafía) y dispraxias. La estructuración temporal tiene 2
componentes principales: el orden y la duración. El orden permite tomar conciencia
de la secuencia de los acontecimientos y la duración permite establecer el principio y
final de los mismos. El ritmo sintetiza ambos elementos constituyendo la base de la
experiencia temporal. La evolución de la comprensión del orden y la duración tiene
lugar de los 2 a los 12 años. Los niños de 2 a 6 años tienen dificultades para establecer
seriaciones cronológicas y lógicas de los acontecimientos, pero cuando tienen de 7 a
12 años pueden realizar tareas lógicas que impliquen la conservación, la
reversibilidad y los ordenamientos, lo que va a ayudar a que las nociones temporales
se adquieran completamente. La íntima relación entre ritmo y motricidad se pone de
manifiesto en el movimiento . Igualmente relacionados están el ritmo y la lectura al
principio de su aprendizaje, ya que ésta requiere que se transformen estructuras
visuales, distribuidas en el espacio, en estructuras auditivas, distribuidas en el tiempo.
Al escribir al dictado se da el proceso inverso, y ambas estructuras espacio-temporales
se integran en el proceso lectoescritor. Los sujetos dispráxicos presentan grandes
dificultades para reproducir estructuras rítmicas.
COORDINACIÓN DINÁMICA Y VISOMANUAL
La coordinación consiste en la utilización de forma conjunta de distintos grupos
musculares para la ejecución de una tarea compleja. Esto es posible porque patrones
motores que anteriormente eran independientes se encadenan formando otros
patrones que posteriormente serán automatizados. Una vez que se han automatizado
determinados patrones la presentación de un determinado estímulo la secuencia de
movimientos, por lo que el nivel de atención que se presta a la tarea disminuye,
pudiendo dirigirse a otros aspectos más complejos de la misma o incluso a otra
diferente. La coordinación dinámica general juega un importante papel en la mejora
de los mandos nerviosos y en la precisión de las sensaciones y percepciones. La
ejercitación neuromuscular da lugar a un control de sí mismo que se refleja en la
calidad, la precisión y el dominio en la ejecución de las tareas. Para que el gesto sea
correcto es necesario que se den las siguientes características motrices: precisión
ligada al equilibrio general y a la independencia muscular, posibilidad de repetir el
mismo gesto sin pérdida de precisión, independencia derecha-izquierda, adaptación
al esfuerzo muscular, adaptación sensoriomotriz y adaptación ideomotriz
(representación mental de los gestos a hacer para conseguir el acto deseado). Estas
cualidades evolucionan en función de la madurez neuromotriz y del entrenamiento.
TONO MUSCULAR
Este concepto hace referencia al grado de contracción de los músculos pudiendo ir
desde la hipertonía (tensión) a la hipotonía (relajación). Está sometido, en parte, a un
control involuntario dependiente del sistema nervioso y, en parte, a un control
voluntario. Se va regulando como consecuencia de distintas experiencias que se van
teniendo en tanto que las mismas exijan un control del cuerpo para adecuar las
acciones a los objetivos. Este aspecto repercute en el control postural y en el grado de
extensibilidad de las extremidades. Es un factor relacionado con el mantenimiento y
control de la atención, las emociones y la personalidad.
INDEPENDENCIA MOTRIZ
Consiste en la capacidad para controlar por separado cada segmento motor necesario
para la ejecución de una determinada tarea, aspecto que se espera pueda realizarse
correctamente en niños de 7/8 años.
CONTROL RESPIRATORIO
La respiración está vinculada a la percepción del propio cuerpo y a la atención
interiorizada que controla el tono muscular y la relajación segmentaria. Hay una
estrecha vinculación entre respiración y comportamiento. Existe evidencia de la
relación entre el centro respiratorio y partes corticales y subcorticales del cerebro. La
respiración depende del control voluntario e involuntario y está relacionada con la
atención y la emoción. La toma de conciencia de cómo respiramos y la adecuación
en cómo lo hacemos, tanto en lo referido a ritmo como a profundidad, son los aspectos
fundamentales en el control respiratorio.
EQUILIBRIO
Reúne un conjunto de aptitudes estáticas y dinámicas incluyendo el control de la
postura y el desarrollo de la locomoción. Es un paso esencial en el desarrollo
neuropsicológico del niño ya que es clave para realizar cualquier acción coordinada
e intencional. Cuanto menos equilibrio se tiene más energía se consume en la
ejecución y coordinación de determinada acción, por lo que se acaba distrayendo la
atención e incrementándose la ansiedad.

2. LA MADRE Y SU CONTRIBUCION PARA EL DESARROLLO

PSICOMOTOR DEL NIÑO

La madre es, sin duda, la mayor fuente de afecto y estímulo para el desarrollo integral
del niño. Cuando tiene un bebé, lo arrulla, le canta, lo acaricia. Éste a su vez le
responde con un gesto de bienestar, o simplemente con su mirada. Este episodio tan
simple, vivido una y otra vez en la historia de la humanidad, es un eslabón más en la
formación de los vínculos afectivos.
El famoso psicólogo danés Eric Erikson propuso años atrás que el primer año de vida
es fundamental para creer o no creer en el mundo. Los niños que se sienten queridos
desarrollan una percepción positiva de la vida, confían en sí mismos y en los demás,
son optimistas y les acompaña siempre la idea de que sí podrán alcanzar sus sueños.
2.1. Desarrollo de Vínculos Afectivos :

El vínculo afectivo se define como un lazo de afecto filial que una persona establece
con otra y que se manifiesta mediante el intento de mantener un alto nivel de
proximidad con quien es objeto del apego. Estudios realizados en la década 1970-
1980 señalaron que los vínculos se forman desde la etapa intrauterina, y que
inmediatamente después del nacimiento, el seno materno y el contacto piel con piel,
son fundamentales para su fortalecimiento.

El recién nacido pone en evidencia una serie de sistemas de comportamiento que


llaman a la respuesta y cercanía materna, y que por tanto estimulan la creación de
vínculos afectivos. Entre estos comportamientos están las expresiones faciales de
agrado, interés, malhumor, disgusto y rechazo y la capacidad visomotora para seguir
con la vista y fijar la mirada en objetos quietos o en movimiento.

Un déficit en la formación de vínculos afectivos madre-hijo, durante el primer año de


vida, tiene repercusiones en la organización de las funciones afectivas, perceptivas y
cognitivas, siendo más afectados aquellos procesos intelectuales relacionados con el
lenguaje, el pensamiento abstracto y otras funciones simbólicas.

¿Qué aspectos pueden afectar la formación de los vínculos afectivos? Existen posibles
factores de riesgo tanto en el niño como en la madre y su entorno.

En el niño, constituyen factores de riesgo el hecho de tener un temperamento difícil,


la prematurez y la presencia de problemas alimenticios; en la madre, los embarazos
frecuentes y la edad; y en el ambiente familiar, el maltrato infantil. Desde luego,
existen otros factores que también pueden poner en riesgo la formación de vínculos
afectivos.

Ya hacia la sexta semana de vida, el bebé mira madre directamente a los ojos, hecho
que hace sentirse observada, y por tanto, fortalece los vínculos.

Para evaluar la calidad del vínculo, observamos el comportamiento del niño: sus
reacciones, de juego, la presencia de la cercanía o lejanía con respecto a su madre y
el extraño.

De un niño que mantiene un vínculo seguro con su madre se esperaría el siguiente


patrón de comportamiento:

• Ansiedad y muchas veces llanto en ausencia de su madre.

• Ansiedad en presencia de un extraño.

• En los episodios de reunión con su madre, se muestra complacido ante su regreso

• En presencia de su madre y un extraño, utiliza a ésta como «una base segura» desde
la cual explorará el medio. Inicialmente mantendrá una estrecha cercanía con su
madre, pero poco a poco podrá alejarse de ella para iniciar su exploración del entorno
e interacción con el extraño.

Estudios sobre la calidad del vínculo afectivo madre-niño durante los primeros años
de vida, sugieren que el mismo afecta el nivel de exploración que el niño tiene en su
entorno; de esta manera, un niño con un vínculo seguro usará a su madre como una
base segura a partir de la cual explorará, conocerá y aprenderá más de su entorno.
llanto o malestar

2.2. El Aparato Sensorial y Perceptivo :

Se puede decir que la vida del lactante transcurre en un mundo guiado más por las
sensaciones y percepciones antes que por los recuerdos y anticipaciones . Poseemos
seis sistemas sensoriales con los que conocemos y nos relacionamos con nosotros
mismos y con el mundo que nos rodea: tacto, gusto, olfato, oído, vista y
propiocepción.

Vale señalar tres aspectos importantes con respecto a los sistemas sensoriales:

1. Los sentidos trabajan de manera integrada para ofrecernos información del medio.
Esta integración ocurre especialmente durante los primeros años de vida, decreciendo
con el paso del tiempo, en razón de que la acuidad sensorial no es valorada en nuestra
cultura y sistema educativo. Es una pena que los currículos de estudio de niños
mayores de seis años descuiden casi por completo este importante aspecto del
desarrollo, que no sólo es un medio para conocer el medio ambiente, sino también
una importante forma de conocernos a nosotros mismos.

2. Durante los primeros años de vida los sentidos son la primera fuente de
conocimiento. Al nacimiento no existe el pensamiento simbólico ni el razonamiento
lógico, solo el mundo sensorial y perceptivo. De ahí que es muy importante que los
estímulos sean variados y gratificantes.

3. Los humanos mostramos diferencias en nuestros patrones sensoriales y en nuestra


capacidad para aprender a través de uno u otro sentido. Los niños y también los
adultos aprenden más fácilmente a través de un sentido que de otro.

Al nacimiento, los sentidos y la capacidad perceptiva se encuentran bastante


desarrollados. Así, a las pocas horas de nacido, el neonato reconoce a su madre
mediante el olfato, la visión y la audición. Sin embargo, estas funciones deberán aún
desarrollarse con base en las experiencias y la maduración biológica.

3. DESARROLLO PSICOMOTOR POR EDAD :

3.1. Desarrollo Psicomotor en el Niño de 0 a 3 meses:

El recién nacido presenta una serie de reflejos, que son movimientos innatos,
involuntarios y no intencionados, y que van desapareciendo a lo largo de los 0 a
3 meses de vida para dar paso a movimientos voluntarios, intencionados,
adquiridos y realizados de forma consciente. Durante el primer mes de vida, el
bebé presenta solamente movimientos reflejos de respiración, de succión y de
prensión.

A partir del primer mes, los reflejos que el bebé presentaba desde su nacimiento
se van asociando a otros procesos, como mirar, chupar, coger objetos, etc., que
espontáneamente repite muchas veces al día. Gracias a esta práctica, los reflejos
iniciales se refinan, se perfeccionan y el bebé consigue practicarlos cada vez de
forma más voluntaria y con un mayor control.
En esta etapa, es crucial que los reflejos que inicialmente se presentaban de forma
simple y aislada se vayan coordinando:

 Coordinación visión-audición: ya es capaz de coordinar visión y audición, y ya


puede seguir con la mirada un objeto con sonido o identificar la voz humana.
 Coordinación succión-prensión: desarrolla la habilidad de llevarse a la boca todo
lo que puede coger y de chuparse la mano.
 Coordinación visión-prensión: es capaz de localizar visualmente objetos,
cogerlos, y acercarlos para poder verlos mejor. Esta evolución de la coordinación
entre el ojo y la mano es muy importante, pues se convertirá en un medio
fundamental en la exploración y el conocimiento del entorno.

Durante el primer mes de vida, tumbado boca arriba, el recién nacido puede girar
la cabecita hacia un lado, y además es capaz de localizar un ruido y diferenciar
la voz humana. A partir de la semana de vida, reconoce la voz de sus padres. Con
la mirada también es capaz de seguir un objeto o una cara en un ángulo de 45º.
A los 3 meses, ya lo puede seguir en un ángulo de 180º. En este periodo, el bebé
tiene preferencia por la cara humana e inicia la sonrisa como resultado de una
sensación de bienestar.

Hacia los 3 meses aparece la sonrisa intencionada del bebé, la sonrisa social.
Como respuesta positiva a la cara del padre o de la madre y a los estímulos que
recibe, el bebé empieza a emitir sonidos guturales. Estos sonidos son
los precursores del habla.

Actividades de estimulación de los 0 a los 3 meses


 El desarrollo motor y el de la inteligencia van muy unidos, especialmente en las

primeras etapas de la vida. Por ello, la estimulación del bebé en este periodo es
aún muy general.
 En esta etapa podemos estimular al bebé favoreciendo la lactancia materna. Con
ella, se ayuda a potenciar los sentidos que el bebé tiene más desarrollados,
como el gusto, el tacto, el oído y el olfato. Cuando la madre amamanta al bebé,
lo tiene piel con piel. Es muy positivo envolver este momento en una
atmósfera agradable y cálida, y acariciar, besar y hablar al bebé.
 Si el bebé no es amamantado y sigue una alimentación con biberón, se puede
establecer el vínculo de la misma manera, piel con piel, creando un entorno cálido
y agradable en el que puede intervenir el otro progenitor. No temáis tener a
vuestro hijo en brazos durante mucho rato. Pensad que él ha pasado 9 meses en
contacto permanente con la madre y que necesita este contacto, le da seguridad.
A medida que vaya creciendo, será más autónomo, siendo esta seguridad inicial
que le habéis proporcionado clave para quepueda descubrir el mundo sin
necesidad de estar en contacto permanente con vosotros.
 Después del baño podéis hacer masajes al bebé, cosquillas y pedorretas. Además
de ayudar a desarrollar el sentido del tacto, favorecéis que mueva piernas y
brazos como respuesta a lo que se le hace y que vaya incrementando su fuerza y
mejorando la coordinación de sus miembros. Hacer cosquillas en las plantas de
los pies o en las palmas de las manos favorecerá también su movimiento.
 A partir del segundo mes, un bebé tumbado boca abajo ya es capaz de levantar la
cabeza 45º y girarla hacia donde haya oído un sonido. Para estimular esta acción,
la madre o el padre podéis tumbaros frente al bebé y mirarle, sonreírle o hablarle.
 Durante este periodo, además de girar la cabeza buscando un sonido, el bebé
también puede fijar la mirada y seguir un objeto en un ángulo de 180º. Para
estimular esto, se puede hacer sonar un sonajero y hacer que el niño siga su ruido.
También podéis cantar o hablarle mientras os desplazáis dentro de su campo
visual para que os siga con la mirada, o hacerlo también con un muñeco de trapo.

3.2. Desarrollo Psicomotor en el Niño de 4 a 6 meses:

A partir de los 3 meses, y hasta los 6 meses, el bebé puede sostener la cabeza
cuando lo cogemos y si lo dejamos boca abajo, apoyándose sobre los antebrazos,
levanta el tórax y aguanta la cabecita.

Al colocarle un juguete en la mano, lo coge de forma voluntaria iniciando así


el juego con las manos.

También es capaz de realizar otras actividades, como seguir un objeto con la


mirada, girando la cabeza. Al oír un sonido, gira la cabeza hacia donde se ha
producido el ruido. Se entretiene mirándose las manos y moviéndolas. También
aparece la visión en perspectiva. Es decir: ya puede percibir la profundidad.

En esta etapa, el bebé busca activamente el contacto social y muestra interés por
los objetos y las personas. También inicia la risa con ruido y el balbuceo.
Entre el 3º y 4º mes se inicia la actividad lúdica del bebé, es decir, empieza a
jugar. Disfruta jugando él solo y también con un adulto.

De los 3 a los 6 meses va controlando cada vez más y de forma más estable su
cabeza. A partir de los 4 meses, cuando está tumbado, si le ayudamos a sentarse
cogiéndole de las manos, es capaz de desplazar su cabecita con el tronco. Se
puede mantener sentado durante bastante rato, apoyando la región lumbar,
aunque sin apoyo sólo se aguantará un ratito. A partir de los 6 meses, ya es capaz
de permanecer sentado sin apoyarse.

Si colocamos un objeto cerca del bebé es capaz de cogerlo de forma voluntaria y


llevárselo a la boca. Aproximadamente hacia el 3º mes puede observar un ángulo
de 180º y en el 6º, ya es capaz de percibir la profundidad.

La curiosidad se convertirá en un motor que potenciará el desarrollo del niño.

3.3. Desarrollo Psicomotor en el Niño de 7 a 9 meses:

Desarrollo Motor:
• Puede permanecer sentado, se arrastra, gatea y da vueltas sobre sí mismo
• Descubre el golpeteo de los objetos con su mano
• Es capaz de juntar dos objetos y golpearlos
• En el 8º mes permanece sentado, cambia de posición y regresa a la misma, gira
sin perder el equilibrio y brinca sentado
• En el 9º mes gatea con destreza, sube y baja escalones gateando y se mete
debajo de sillas y mesas
• Se pone de pie agarrado de la pared o algún mueble, dando pequeños pasos
• Se acomoda bien en un asiento y puede permanecer así por más de 10 minutos
• Sus movimientos comienzan a ser más finos, adquiere destrezas para sacar y
meter objetos de algún bote y de ensartar algunos objetos
• Es capaz de construir torres con objetos
• Agarrará los objetos y no querrá soltarlos
Desarrollo Sensorial:
• A partir de 7º mes la agudeza visual del niño es igual a la del adulto
• Escucha con atención canciones y conversaciones
• Disfruta los juguetes que producen sonido y es capaz de diferenciarlos
• Utiliza el tacto y la lengua para conocer bien los objetos cercanos a él
• Le gusta explorar los contenidos de cajas y botes metiendo la mano y llevándose
todo a la boca, de este modo reconoce cada objeto
Desarrollo Cognitivo:
• Desarrolla su noción espacial, distinguiendo la distancia en la que se encuentra
un objeto
• Se reconoce al reflejarse en el espejo
• Recuerda acciones pasadas
Desarrollo del Lenguaje :
• Es capaz de dar solución a problemas simples tales como encontrar objetos que
le han sido escondidos
• Combina conductas aprendidas anteriormente con nuevos actos
• Comienza a utilizar objetos para atraer otros: jala del mantel para alcanzar el
pan
• Comienza a evadir obstáculos para llegar a los objetos
• Mantiene una serie de ideas en su mente
• Puede seguir algunas instrucciones sencillas: acuéstale, dame eso etc.
• Diferencia entre personas y objetos
• Comienza a utilizar los fonemas b y d
• Se hacen cada vez más frecuentes las repeticiones de sílabas continuas: tatata,
bababa, pipipi
• Articula palabras cortas por imitación: papá, bebé
Desarrollo Socio-afectivo :
• Durante el 9º mes el niño requiere de reconocimiento y aprobación por lo que
a veces hace algunos shows para llamar la atención
• Comienza a defender los suyo y sus posesiones Se muestra muy sensible ante
la presencia de otros niños
• Le gusta estar en compañía de mamá por lo que llorando, demanda su presencia
3.4. Desarrollo Psicomotor en el Niño de 9 a 12 meses:

De los 9 a los 12 meses es una etapa ideal para realizar actividades de


estimulación, en la que el niño va cogiendo confianza, y consolida o perfecciona
el desplazamiento mediante el gateo sobre las manos, con los brazos estirados y
sobre las rodillas. Superado el aprendizaje del gateo, de los 9 a 12 meses el
desplazamiento empieza a ser más sincronizado, con apoyo sobre las palmas de
las manos y las plantas de los pies (como un oso), aunque también puede utilizar
otras formas para moverse (sentado o con una pierna encogida).

En este periodo, el niño puede empezar a andar. Puede ponerse de pie, y levanta
un pie mientras se apoya con fuerza sobre el otro. Para incitarle a ello, podéis
cogerle primero de las dos manos y posteriormente de una. Más adelante podrá
apoyarse en los muebles.

También es capaz de coger un objeto pequeño haciendo pinza con el dedo pulgar
y el índice.

Cuando se le llama por su nombre, lo reconoce y responde. Repite palabras


simples como papá y mamá, mostrando su evolución en el lenguaje hablado.

En esta etapa aparecen las conductas intencionales, es decir, el niño es capaz de


coordinar medios y fines. Sus acciones tienen una intención clara, ya que están
dirigidas a alcanzar un objetivo y parecen más “inteligentes” que en etapas
anteriores. Puede, por ejemplo, apartar un peluche para coger un cochecito. Esta
secuencia de medios-fines tiene una importancia vital en el desarrollo del
concepto del objeto.

Durante este periodo, el bebé ya puede interpretar indicios de acontecimientos


inmediatos que no están directamente ligados a su propia conducta en forma de
estímulo-respuesta. Por tanto, es capaz de anticipar que algo del mundo exterior
va a ocurrir. Esto le ayuda a empezar a entender que el mundo exterior está
ordenado y que él tiene cierto control sobre el mismo.

A diferencia del estadio anterior, a partir de ahora el bebé es capaz de imitar


conductas diferentes de sus actividades habituales. Es decir, puede aprender por
imitación con sólo mirar lo que hacen los demás. El aprendizaje por observación
es una fuente muy importante de progreso intelectual y evolutivo. Además, el
bebé puede imitar acciones aunque no se vea o se oiga a sí mismo realizándolas.

A esta edad, el juego empieza a convertirse en una actividad mucho más


divertida y lúdica para el bebé. Empieza a disfrutar del “medio” y no sólo del
“fin”. Es decir, es capaz de ignorar por qué lleva a cabo una acción para ejercitar
el medio por simple placer. Por ejemplo, le gusta estirar una cuerda a la que va
unida un juguete, olvidando por qué la estira (para poder coger el juguete).

El juego, igual que la imitación, empieza a convertirse en un instrumento del


desarrollo intelectual, constituyendo un elemento imprescindible para el
aprendizaje y el desarrollo mental del niño.

3.5. Desarrollo Psicomotor en el Niño de 1 a 2 años:

Cuando el desarrollo del niño transcurre sin ningún tipo de alteración, al arribar
a los 12 meses debe dominar la marcha erecta, la que le proporciona un mayor
intercambio con el medio, posibilitándole enfrentarse a este con una mayor
independencia. En este proceso de intercambio se enriquece la actividad con los
objetos produciéndose la asimilación de la lengua materna.

Estos dos logros del desarrollo que alcanza el niño en esta segunda etapa de su
vida: el dominio de la marcha y el desarrollo del lenguaje, le permiten la
ejecución de los movimientos con una participación más activa de su
pensamiento. Esto se debe a que en el nivel mental del desarrollo en estas edades,
los niños logran hacer más efectivas sus acciones por medio de las
representaciones sensoriales, ejemplo: cuando el niño salta, lo realiza pensando
en el animalito que conoce.
Esta potencialidad se debe aprovechar para el desarrollo motor e intelectual
del pequeño, de ahí la necesidad de que el adulto estimule la actividad del niño,
sin interferir en sus iniciativas. En este sentido las tareas motrices se le deben
proponer evitando la demostración de las mismas mediante modelos, a fin de
lograr la activación del pensamiento.

Las tareas motrices en estas edades pueden ser sugeridas al niño mediante
representaciones de objetos, animales conocidos, factores de la naturaleza,
relatos de cuentos, cantos y rimas. En la medida que avanzan en este grupo de
edad, las respuestas motrices se relacionan cada vez más, con el cuerpo y el
espacio donde el niño se mueve, Ejemplo: Se le pregunta al niño: dónde están las
manos, él es capaz de mostrarlas y realizar determinado movimiento que puede
o no ser sugerido por el adulto.

En el desarrollo motor del niño de 1 a 2 años se incorporaran habilidades


primarias que permitirán la ejecución de movimientos cada vez más complejos,
ejemplo: a partir de la marcha surgen los primeros intentos de carrera y en la
medida que aumenta la fase de vuelo de la carrera, aparece un incipiente Saltillo.

La actividad motriz del pequeño se torna más activa e independiente. Las


informaciones que el niño adquiere en torno al conocimiento y manejo de su
cuerpo y a los desplazamientos en el espacio, hace que él se apropie
progresivamente de las vivencias necesarias para avanzar en su desarrollo.

El niño a los 12 meses aprecia una marcha en una sola dirección, con
movimientos coordinados de brazos y piernas. Son capaces de caminar por tablas
anchas o sendas separadas a nivel del piso. Al final de este grupo de edad también
caminan por líneas trazadas en el piso

Manipulan los objetos antes de lanzarlos al frente y en dirección hacia abajo,.


Estos lanzamientos lo realizan sin orientación.
El éxito de caminar sustituye al gateo, no obstante en muchas ocasiones realizan
desplazamientos en forma de gateo para alcanzar objetos a nivel del piso y otras
veces lo realizan para subir y bajar de obstáculos a pequeñas alturas. Les gusta
mucho subir peldaños de una escalera, este movimiento lo realizan aún sin
coordinación en los movimientos de brazos y piernas: colocan un pie, a
continuación el otro y después suben una y otra mano. Se manifiestan los
primeros intentos de carrera ya que la realizan en la punta de los pies, con pasos
rápidos y cortos. El salto como tal no se aprecia en este grupo de edad, pues solo
intentan dar Saltillo en el lugar con poco despegue de los pies del piso.

La actividad motriz de 0 a 1 año, solo constituye una aproximación, pues en el


criterio de valoración del desarrollo del niño debe tenerse en cuenta que existen
diferencias individuales que requieren ser consideradas. No obstante si la vida
del niño transcurre en un ambiente donde se le ofrezca posibilidades de
movimiento, brindándole la seguridad, confianza y afectividad necesaria, la
evolución del desarrollo motor ocurre de forma consecuente y los movimientos
se logran con mejor coordinación, orientación, equilibrio y ritmo en su ejecución,
lo que solo es posible por la vivencia práctica.

En muchas ocasiones escuchamos a los padres decirle al niño: No corras que te


caes o le interrumpen bruscamente una tarea motora como: Subir las escaleras,
por el peligro de un accidente. Es necesario que se tomen las medidas de cuidado
y seguridad para facilitar la actividad del niño, pero nunca frustrarla o limitarla,
pues de esa forma frenamos el desarrollo.

Se debe facilitar al pequeño un lugar seguro (césped, arena, alfombra), con


suficiente espacio donde el niño pueda correr y hasta amortiguar sus inevitables
caídas en esta etapa de adquisición de habilidades. De la misma forma se deben
propiciar el acceso del niño a diferentes objetos, obstáculos, recursos naturales al
aire libre, donde él pueda (bajo nuestra observación), realizar diferentes
desplazamientos: saltar, arrastrarse, deslizarse, rodar su cuerpo, lanzar objetos,
conducirlos, rodarlos, en fin, todas las actividades necesarias para su organismo
en esta etapa de crecimiento y también para su desarrollo cognitivo y estado
emocional. El niño que tiene la posibilidad de jugar al aire libre o en un lugar
ventilado y sus movimientos no se limitan, sino por el contrario el adulto
participa con él, sin interferir en sus acciones, sino estimulándolo y brindándole
la ayuda y orientaciones necesarias, tiene mayores posibilidades de desarrollarse
en un ambiente saludable lo que influye notablemente en su desarrollo
psicomotriz.

3.6. Desarrollo Psicomotor en el Niño de 2 a 4 años:

La edad preescolar es un periodo de cambios importantes. El niño va a avanzar


mucho en el lenguaje, en la motricidad fina y gruesa.Estos cambios permitirán
que el niño sea cada vez más autónomo y que sea capaz de socializarse.

A esta edad suelen iniciar la escolarización (guardería o colegio) y el juego


simbólico y social (con otros niños).Inician el control de esfínteres.

Empiezan a comprender conceptos abstractos.

Empiezan a aceptar las normas. Tienen las primeras ideas de moralidad.

Y también es la etapa en la que aparecen las rabietas, las respuestas insolentes o


los sentimientos de gratitud.

Desarrollo motor grueso

El niño, a partir de los dos años va mejorando habilidades como correr, saltar,
trepar, bailar. A los 3 años, ya tiene adquiridas muchas de las capacidades
motoras de un adulto. A partir de entonces seguirá perfeccionándolas de forma
progresiva. Todos estos avances permiten desarrollar lo que se llama “esquema
corporal” es decir, cómo ve el niño su propio cuerpo y sus distintas partes. Se da
cuenta de lo que puede hacer con él y de sus limitaciones

Desarrollo motor fino


El niño entre los 2 y los 3 años adquiere nuevas habilidades para utilizar sus
manos. Manipula objetos pequeños con mayor destreza y coordinación.

Puede pasar perfectamente las páginas de los cuentos, abrir y cerrar tapones,
jugar con juguetes más complicados (construcciones, piezas).

Las muñecas, los dedos y las palmas de las manos pueden realizar funciones
concretas como comer y beber solos. Estos nuevos avances le dan cada vez más
autonomía.

Entre los 3 a 5 años perfecciona todo lo anterior. Empieza a garabatear. Hace


trazos verticales, horizontales o circulares cada vez más pequeños y precisos.
Esto marca el inicio del aprendizaje de la escritura.

Desarrollo visual

La agudeza visual del niño sigue aumentando durante la etapa preescolar. Se


estima que a los 2 años es la mitad y a los 5 años dos tercios de lo normal. No
tendrá la agudeza del adulto hasta la época escolar.

A esta edad es normal que el niño tenga hipermetropía. No es necesario tratarla


salvo que provoque estrabismo. Los ojos están preparados para realizar
movimientos tan precisos como la lectura.

La visión en tres dimensiones (visión binocular) está bien desarrollada. Gracias


a esto puede calcular distancias y situarse en el espacio que le rodea. Valorar a
esta edad este tipo de visión puede prevenir la aparición de un ojo vago. A esta
edad es fácil de tratar y corregir.

Desarrollo del lenguaje

Durante los años preescolares tiene lugar una “explosión” del lenguaje. El
vocabulario, la gramática y el uso de la lengua muestran una marcada y rápida
mejoría. Un niño de 2 años dice frases de dos palabras (sujeto y verbo). Y usa o
entiende entre 20 y 200 palabras. Después de los 2 años la adquisición de palabras
va a un ritmo vertiginoso. A los 3 años puede llegar a utilizar 1000. Poco a poco
el niño irá utilizando conceptos cada vez más complejos. Conjugando los verbos
de forma apropiada. Introduciendo adjetivos, primero de uso general (grande-
pequeño) para después especializarlos (pesado-ligero). Introduciendo
preposiciones, etc. Podrá construir frases completamente correctas en torno a los
5 años y medio.

Desarrollo cognitivo

El inicio de la escolarización, el desarrollo del lenguaje y el desarrollo psicomotor


potencian el desarrollo cognitivo en esta etapa.

El niño preescolar pregunta mucho. Se interesa por todo lo que hay a su


alrededor. Los porqués iniciales son seguidos por preguntas mucho más
elaboradas. Intenta comprender el mundo que le rodea.

Comienza a distinguir algunas propiedades de los objetos (colores, tamaños,


formas geométricas). A comprender conceptos abstractos (frío, hambre, calor).
A contar y a entender el concepto de cantidad (hasta tres a los 3 años, cuatro a
los 4 años y 10 ó más a los 5).

Aumenta su memoria. Aprende modos de memorizar, como repetir o narrar lo


que ha de recordar. La memoria autobiográfica (recuerdos de la propia
existencia) es la que se desarrolla en primer lugar. Empezará a centrar la atención
y a poder planificar acciones. La mejora de sus habilidades favorece el gusto por
el uso del lápiz. Hace círculos, después cruces y finalmente líneas oblicuas.
Colorea. Intenta copiar dibujos.

A los 5 años los dibujos son muy elaborados. En la figura humana diferenciará
varias partes (cabeza, tronco y extremidades). Al final de esta etapa, muchos
niños, aprenden ya a copiar letras y a memorizar su forma. Es el inicio de la
escritura y la lectura.
Desarrollo social y afectivo

Entre los 2 y 3 años de edad el mundo del niño se abre enormemente. La figura
materna empieza a no ser tan importante. El niño se considera autosuficiente.
Desea hacer todo por sí mismo. Aprenderá a comer solo, a desnudarse, a vestirse.

Los conflictos debidos a este deseo de autonomía son la causa de los berrinches
y pataletas propios de esta edad.

También es la etapa en la que se inicia el control de esfínteres. En primer lugar,


el diurno (entre los 2- 3 años). En muchos niños también el nocturno. A partir de
los 4 años ya desean ir ellos solos al baño aunque a veces pidan ayuda para
limpiarse.

En esta época muchos niños acuden por primera vez a la guardería o a la escuela.
Empiezan a relacionarse con otros niños.

El juego empieza a ser simbólico o de imitación. Da vida a los objetos y juguetes.


A través de ellos, imita el mundo de los mayores. El juego solitario del niño de 2
años va convirtiéndose en juego con sus iguales. Primero en paralelo y más
adelante en grupo. Pueden aceptar normas y reglas.

A partir del 4º año de vida el niño está cada vez más involucrado en actividades
y papeles figurativos. En su imaginación ocurren situaciones que él piensa que
son reales. Es la época en la que aparecen los amigos imaginarios.

Aparecen las primeras manifestaciones de moralidad. De lo que está bien (lo que
agrada a sus padres) y lo que está mal.

Finalmente, a nivel afectivo muestra sentimientos de gratitud, simpatía y


comprensión. Usa diversas formas de cortesía.
Desarrollo sexual

En esta etapa se produce un hito importante en la sexualidad infantil. Se establece


su identidad de género. Es decir, se identifica a sí mismo como niño o como niña.

Entre los dos y tres años el niño aprende a conocer su cuerpo. Se interesa por
todas sus partes incluidos los genitales. Su curiosidad le lleva a manipularlos.

Más adelante puede mostrar interés en los genitales de otros niños o de sus
padres, y en querer tocarlos.

Hacen preguntas sobre el porqué de las diferencias entre sexos. Sobre la


reproducción. Sobre el origen de los bebés. Observan con atención lo que sucede
entre los adultos que los rodean, tanto en la propia familia como en la televisión
o en el cine .Y es normal que a partir de los cuatro años tengan lugar los juegos
sexuales infantiles (jugar a médicos o a papás y mamás).

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