Pluralismo Religioso
Pluralismo Religioso
Pluralismo Religioso
Resumen
El presente artículo desarrolla el tema del pluralismo religioso, ubicándolo primero que todo en
el contexto de los cambios ocurridos en la modernidad, que dieron paso a la llamada
“postmodernidad”. Luego se caracterizan las posturas teológicas que la presencia del
pluralismo religioso genera, sobre todo en términos de la relación del cristianismo con las
distintas tradiciones religiosas. Y finalmente se insinúan algunos elementos del nuevo
paradigma teológico que el pluralismo religioso le está exigiendo a la teología cristiana.
1. La modernidad y la postmodernidad
El pluralismo es una de las características de la modernidad2 que fue reforzada con la llegada
de la postmodernidad. Por lo tanto, es necesario arrancar este recorrido precisando a que se
refieren las palabras modernidad y la postmodernidad. La modernidad es una palabra derivada
de “moderno”, que a su vez es una traducción del termino latino modernus que podría venir,
por contracción y elisión, de las palabras modus hodiernus (literalmente “el modo de hoy”), o
del adverbio modo (ahora, enseguida). La palabra aparece en la historia con el advenimiento de
la instauración definitiva del cristianismo como religión oficial a fines del siglo V; se empleó
por primera vez para distinguir el presente, que se había convertido oficialmente en cristiano,
del pasado romano y pagano.3 La modernidad sucede a la edad media, no sólo en términos
históricos sino en cuanto mentalidad que pasa de lo teocéntrico a lo antropocéntrico, de un tipo
de pensamiento sobrenaturalista-mítico-autoritario a un tipo naturalista-científico-
individualista. Lo característico de la modernidad será el despliegue de los principios y de las
consecuencias del nuevo optimismo depositado en la razón, con las posibilidades que ésta
ofrece para una reorganización racional de la vida individual y colectiva, con la herencia de los
avances de la ciencia de la naturaleza desarrollados durante el siglo XVIII, con los programas
de secularización y libertad, con el progreso intelectual y la liberación del hombre, en fin, con
unas ideas tan vivaces y provistas de tal fuerza agresiva, o defensiva, que subvierten los valores
tradicionales de la inteligibilidad.4
1
Diego Fernando Ospina Arias. Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium – Cali – Colombia. Artículo
presentado en el seminario doctoral 2006: Temas actuales de teología, al profesor Alberto Parra.
2
El pluralismo ha alcanzado su pleno desarrollo sólo en las sociedades modernas. Aquí, los principales aspectos
estructurales de este pluralismo han sido elevados a categoría de valor “ilustrado”, que prevalece sobre los
diversos sistemas de valores que coexisten y compiten entre sí. P. BERGER – T. LUCKMANN., Modernidad,
pluralismo y crisis de sentido. Barcelona: Paidós, 1997.p.60-61; La modernidad se caracteriza por…una visión del
mundo (cosmovisión) descentrada, desacralizada y pluralista. Ya no hay un centro, una ideología única. Aparece
el relativismo y se comienza a cuestionar la posibilidad de un fundamento, una verdad. Estamos en la sociedad del
politeísmo de valores (dioses y demonios). J. M. MARDONES., Postmodernidad y cristianismo. El desafío del
fragmento. 2ed. Santander: Sal terrae, 1988.p.32.
3
J.P. MARGOT., Modernidad, crisis de la modernidad y postmodernidad. Barranquilla, Uninorte, 1999. p.138
4
Ibíd.p.142.
5
El programa iluminista de la modernidad condujo a una catástrofe cuyo infierno real a fuerza de maldad humana
sobrepasa nuestra imaginación. MARGOT., Op.Cít.p.143-144.
2
los variados lenguajes16, y de los múltiples criterios de validación. Se trata de una reacción
frente al uniformismo, absolutismo, dogmatismo, unanimismo y universalismo. La
pluralización que da paso al pluralismo se explica por múltiples factores tales como: el
crecimiento demográfico, la migración y, como fenómeno asociado, la urbanización; la
economía de mercado y la industrialización que agrupan al azar a personas de los tipos más
disímiles y las obligan a interrelacionarse en forma razonablemente pacífica; y los medios de
comunicación masiva que exhiben de manera constante y enfática una pluralidad de formas de
vida y de pensamiento.17
16
Multiplicidad de juegos de lenguaje que según Lyotard constituyen la actitud del pensamiento que la cultura y
saber actual nos ofrece desde la ciencia, la técnica, el arte o los mass media. Ibíd.p.61.
17
BERGER., Op.Cít.p.74.
18
FIORENZA, F. S.., Los desafíos del pluralismo y la globalización a la reflexión ética. En: Concilium 292 (Sept
2001) p.575.
19
MARDONES., Op.Cít.p.135.
20
JUAN PABLO II., Discurso del santo padre Juan Pablo II a la academia pontificia de las ciencias sociales. En:
Concilium 292 (Sept 2001) p.503-4.
21
En la época de la llamada globalización, “occidente” ha sido provincializado, hecho local e históricamente
contingente. La globalización ha significado que Occidente tiene que dar ahora cuenta de sí mismo, a los otros y a
sí mismo. E. MENDIETA., Introducción: La linguistificación de lo sagrado como catalizador de la modernidad.
En: Israel o Atenas. Ensayos sobre religión, teología y racionalidad. Madrid, Trotta, 2001. p.45.
22
BERGER –LUCKMANN., Op.Cít.p.88.
23
J. FLAQUER., Fundamentalismo entre la perplejidad, la condena y el intento de comprender. En: Cuadernos
Cristianisme i Justícia No. 77.http//fespinal.com/espinal/llib/es77.rtf
24
FIORENZA., Op.Cít.587; F. TEXEIRA., Una cristología provocada por el pluralismo religioso. Reflexiones en
torno al libro “Jesús, símbolo de Dios” de Roger Haight. RELAT 363. http: //servicioskoinonia.org/relat/363.htm;
GARAY.,Op.Cít; C. GEFFRÉ., Pluralismo religioso e indiferentismo. El Auténtico Desafío de la Teología
Cristiana. RELAT 277. http://servicioskoinonia.org/relat/277.htm.
4
que propenda por la alteridad cultural y que no caiga en un vago relativismo. 25 En último
término se trata de aprovechar positivamente todas las posibilidades que este fenómeno ofrece.
25
J. HABERMAS., Israel o Atenas. Ensayos sobre religión, teología y racionalidad. Edición de Eduardo
Mendieta, Madrid, Trotta, 2001.p.180.
26
J. M. MARDONES., ¿A dónde va la religión? Cristianismo y religiosidad en nuestro tiempo. Santander: Sal
terrae, 1996.p.34-35.
27
Garay hace estas afirmaciones citando a Waldenfels, H., Teología fundamental contextual, Salamanca-España
1994, 37-74.593-595 y a Kasper, W., Die Kirche angesichts der Postmoderne, StZ. 1997 / 10. GARAY.,Op.Cít.
28
J. M. MARDONES., ¿A dónde va la religión?. Op.Cít.p.7.
29
No es raro encontrar que se mezclan los Evangelios con el Corán, el zen o el budismo, ni extraña mucho que se
unan resurrección con reencarnación, “karma” con pecado, “avatares” con “kairós”. FERNÁNDEZ., Op.Cít.p.84-
85; J. M. MARDONES., ¿A dónde va la religión? Op.Cít.p.31-32.
5
El pluralismo a la vez que intenta ser una expresión positiva del actual momento y de la nueva
sensibilidad, ofrece pistas de solución para abordar la multiplicidad de factores y tendencias en
juego. En tal sentido, algunos autores ofrecen pautas interesantes. El primero es Habermas que
entre otras señala tres: implementar una cultura del reconocimiento;33 desarrollar una
modalidad reflexiva de la fe;34 incentivar una conciencia autocrítica.35 Por otro lado, Geffre al
evidenciar el carácter desafiante del pluralismo para la fe cristiana y su pretensión de
exclusividad en el orden de la fe plantea que “el pluralismo religioso, lejos de conducir al
escepticismo o al relativismo, nos tiene que hacer más responsables del futuro del pensamiento
cristiano en el concierto de las religiones del mundo”36. Texeira, por su parte, al reconocer que
la experiencia religiosa contemporánea trae las marcas decisivas de la historicidad y del
pluralismo afirma que “La conciencia de la relatividad impone vivos límites a las pretensiones
de verdad totalizante y excluyente. Las verdades ya no se imponen más como realidades
garantizadas y naturales, sino que deben ser justificadas y demostradas argumentativamente” 37.
Y citando a Roger Haight reafirma que “este reconocimiento de la historicidad y del pluralismo
no convergen necesariamente en el relativismo religioso. Es posible, afirma, compaginar el
reconocimiento de la verdad en las otras religiones con la universalidad de la verdad mediada
por Jesucristo”38. Y finalmente Mardones recordando que las experiencias religiosas expresan
de maneras diversas lo sagrado,39 invita a una actitud equilibrada en la que por encima del
30
Ibíd.p.25.
31
Ibíd.p.26.
32
J. HABERMAS., Op.Cít.188.
33
Ibíd.p.181-182.
34
Ibíd.p.187.
35
Ibíd.p.187.
36
C. GEFFRÉ., Op.Cít.
37
F. TEXEIRA., Op.Cít.
38
Ibíd. Cita de: R. Haight. Jesus, símbolo de Deus, Sao Paulo: Paulinas, 2003. p225.
39
J. M. MARDONES., ¿A dónde va la religión?. Op.Cít.p.71-72.
6
En el mundo cristiano y especialmente católico, son tres las posturas o modalidades que ha
presentado la relación con las otras iglesias cristianas y con las otras religiones. Ellas son el
exclusivismo, el inclusivismo y el pluralismo. El exclusivismo afirma la necesidad de profesar
la doctrina, recibir los sacramentos y aceptar la autoridad jerárquica y pontificia de la religión
católica para pertenecer a la verdadera religión y encontrar la salvación. Su lema es “fuera de la
Iglesia no hay salvación”,43 sentencia tomada de la bula Unam Sanctam de Bonifacio VIII en
1.302 y luego ratificada en el Concilio de Florencia,44 en los textos justificadores de la
conquista de América, en el Concilio de Trento y prácticamente en toda la eclesiología oficial
católica desde el siglo XIV hasta el XX con la insistencia de Pío XII en que la Iglesia es «Una,
santa, católica, apostólica y romana» y en que toda salvación llega a través de esta Iglesia. 45
Aunque el otrora Cardenal Ratzinger afirma de manera optimista que esta postura en cuanto
negación de la salvación a todos los no cristianos, hoy día no es mantenida seguramente por
nadie,46 no se puede desconocer que se trata de una idea que sigue alimentando ciertos
fundamentalismos e integrismos cristianos.
40
Ibíd.p.8.
41
VELASCO, J. M., Metamorfosis de lo sagrado y futuro del cristianismo.
42
J. HABERMAS., Op.Cít.p.186.
43
La frase «extra ecclesiam nulla salus» es original de san Cipriano, en el siglo III, en quien no tenía el sentido
que posteriormente se le dio. Cf. J. M. VIGIL., Valor salvífico de las religiones no cristianas. RELAT 27.
http://servicioskoinonia.org/relat/027.htm.
44
En 1442 (mucho antes de la ruptura protestante), el Concilio de Florencia (no dogmático) había afirmado
«firmemente creer, profesar y enseñar que ninguno de aquellos que se encuentran fuera de la Iglesia católica, no
sólo los paganos, sino también los judíos, los herejes y los cismáticos, podrán participar en la vida eterna. Irán al
fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles (Mt 25, 4), a menos que antes del término de su
vida sean incorporados a la Iglesia… Nadie, por grandes que sean sus limosnas, o aunque derrame la sangre por
Cristo, podrá salvarse si no permanece en el seno y en la unidad de la Iglesia católica». VIGIL., Op.Cít.
45
Nota 8 de: P. KNITTER., El cristianismo como religión absoluta. Perspectiva católica. RELAT 323.
http://servicioskoinonia.org/relat/323.htm.
46
J. RATZINGER., Fe, verdad, y tolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo. Salamanca: Sígueme,
2005.
7
Los matices entre posturas inclusivistas y pluralistas son muy variados, y fundamentan sus
diferencias en la manera de concebir el carácter absoluto, verdadero y universal de Cristo y en
consecuencia del cristianismo. La postura oficial católica que se pregona inclusivista, expresaría
el primer nivel de inclusivismo simple, en el cual, aparecen juntos dos elementos: primero, un
reconocimiento de la existencia de “diferentes tradiciones religiosas (que) contienen y ofrecen
elementos de religiosidad que proceden de Dios y que forman parte de todo lo que el Espíritu
obra en los hombres y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones” (DI
21). Segundo, la consideración de dichas tradiciones con carácter deficitario, insuficiente y por
tanto válido solo en cuanto caminos de preparación evangélica o de adviento hacia Cristo.52 Este
tipo de inclusivismo se autoproclama como perteneciente a la esencia de la historia de la cultura
y de la historia de la religión de la humanidad, dado que existe una universalidad potencial en
las culturas que las hace capaces de entablar contactos mutuos y de ordenarse las unas a las
otras, en virtud de la no impermeabilidad de una verdadera cultura. 53 Otro nivel o expresión del
inclusivismo es el de aquellos, que reconociendo la validez salvífica de las diferentes tradiciones
religiosas, las miran desde el lente cristiano, no necesariamente como preparatorias del adviento
de Cristo, pero si juzgadas desde su cercanía o lejanía con los valores cristianos. Ésta versión
47
Algunos de sus textos explícitamente mostrarán tal perspectiva: LG 9, 16, 62; AG 7; NA 2.
48
KNITTER., Op.Cít.
49
Porque únicamente por medio de la Iglesia católica de Cristo, que es el auxilio general de salvación, puede
alcanzarse la total plenitud de los medios de salvación (UR 3); Por lo cual no podrían salvarse aquellos hombrre
que, conociendo que la Iglesia católica fue instituida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin embargo,
se negasen a entrar o a perseverar en ella (LG 14). CONCILIO VATICANO II. Documentos del Vaticano II.
Constituciones, decretos, declaraciones. 2.ed. Madrid: BAC, 1967.
50
A ellas (las diferentes tradiciones religiosas), sin embargo no se les puede atribuir un origen divino ni una
eficacia salvífica ex opere operato, que es propia de los sacramentos cristianos. Por otro lado, no se puede ignorar
que otros ritos no cristianos en cuanto dependen de supersticiones o de otros errores (cf. 1 Co 10,20-21),
constituyen más bien un obstáculo para la salvación. (DI 21); Si bien es cierto que los no cristianos pueden recibir
la gracia divina, también es cierto que objetivamente se hallan en una situación gravemente deficitaria si se
compara con la de aquellos que, en la Iglesia, tienen la plenitud de los medios salvíficos. (DI 22).
51
P. RICHARD. La Dominus Iesus del cardenal Ratzinger. En: El actual debate de la Teología del Pluralismo.
Después de la Dominus Iesus. Libros Digitales Koinonía, volumen 1.
http://servicioskoinonia.org/LibrosDigitales.p.58.
52
J. RATZINGER., Op.Cít.p.79.
53
Ibíd.p.74.
8
Dado que la explicación detallada de estas variantes excede el propósito de este trabajo, ofrezco
las referencias bibliográficas que permitan un acercamiento más reposado y comparativo, y me
concentro ahora en establecer algunos elementos y criterios que debe poseer un nuevo
paradigma teológico que posibilite el verdadero pluralismo religioso.
54
GEFFRÉ., Op.Cít.
55
GARAY., Op.Cít.
56
P. KNITTER., Hacia una Teología de la Liberación de las religiones. RELAT 255.
http//servicioskoinonia.org/relat/255.htm.
57
A. TORRES QUEIRUGA., Cristianismo y religiones: “inreligionación” y cristianismo asimétrico. RELAT
241. http: //servicioskoinonia.org/relat/241.htm.
58
GARAY., Op.Cít.
9
reconocimiento de una realidad que habla por sí sola, la existencia de una pluralidad de
tradiciones religiosas diversas. Lo segundo implica un discernimiento serio sobre dicho
fenómeno, que sin relativizar la fe cristiana concibe la pluralidad religiosa de forma positiva.
Significa decir que los seres humanos, de las diversas tradiciones religiosas, no son limitados o
cerrados a la revelación divina, por no percibir la autocomunicación plena y definitiva de Dios
acaecida en Jesucristo; ni se trata de una falla en la misión de la iglesia cristiana, que no
consigue anunciar el misterio trinitario con eficacia. Se trata de pensar el pluralismo religioso
como un querer misterioso de Dios o como designio de Dios para la humanidad. Así, la
pluralidad religiosa no es solamente una contingencia histórico-cultural (de facto), sino que
pertenece al misterio de la bondad que emana de lo divino e inunda toda la humanidad (de
principio). Pensar en el pluralismo religioso como pluralismo de principio es realizar una
opción teológica en el sentido de valorar las tradiciones religiosas pertenecientes al designio
misterioso de Dios.59
Torres Queiruga continuando con lo anterior afirma que si por parte de Dios su presencia
amorosa y salvadora es absoluta, irrestricta y sin condiciones, tanto respecto de cada religión
como de cada hombre o mujer dentro de ella, no puede suceder lo mismo por parte del ser
humano: la percepción y acogida de esa presencia está inexorablemente sometida a los
condicionamientos de la subjetividad humana y a la consiguiente e inevitable desigualdad de
59
R. PANASIEWICZ., Eclesiología relacional y ecumenismo. En: El actual debate de la Teología del Pluralismo.
Después de la Dominus Iesus. Libros Digitales Koinonía, volumen 1.
http://servicioskoinonia.org/LibrosDigitales.p.49.
60
J. COMBLIN. Dominus Iesus, cinco años después. En: El actual debate de la Teología del Pluralismo. Después
de la Dominus Iesus.p.29.
61
F.A. JUNIOR., Diálogo inter-religioso a partir dos pobres. RELAT 311.
http://servicioskoinonia.org/relat/311.htm.
62
Hay que evitar el despreocupado relativismo moderno-ilustrado que equipara todas las verdades, valores y
normas ignorando la realidad vital del hombre…Un indiferentismo teológico para el que todas las posiciones y
negaciones religiosas son igualmente válidas y, por tanto, indiferentes, ahorrándose así la molestia del
“discernimiento de espíritus”, no es una solución auténtica. KÜNG., Op.Cít.p.104.
63
VELASCO., Op.Cít.
10
su respuesta. Por lo demás, basta una ojeada a la historia para ver que, por muchas distinciones
que se hagan, las diversas respuestas no pueden reducirse a simples variaciones equipolentes:
no sólo presentan desniveles profundos que afectan a la experiencia misma, sino que implican
muchas veces contradicciones insuperables. Entre exigir sacrificios humanos o pedir el amor
incluso a los enemigos, así como entre ver a Dios como creador libre del mundo o verlo, en sus
diversas formas, sometido al hado, no cabe hablar de meras variantes, so pena de destruir la
validez de toda experiencia humana y de hacer imposible todo discurso sensato sobre ella. 64 De
ahí que el autor exprese sus reservas frente a un igualitarismo relativista que hace una
equiparación simple y directa de todas las religiones, y afirme que todas las religiones son
verdaderas, aunque no todas ellas lo sean en el mismo grado, como tampoco lo es cualquier
elemento dentro de cada una de ellas. La comparación objetiva entre las religiones, ya no
puede hacerse mediante una dialéctica entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y lo malo,
sino, entre lo verdadero y lo más verdadero, entre lo bueno y lo mejor.65
La relación que se establezca entre las distintas religiones no significa la invitación a que cada
una renuncie a toda pretensión de verdad, o renuncie a su propia identidad. Más bien se debe
motivar la búsqueda de la aceptación del misterio de la voluntad salvífica de Dios para todos
los seres humanos en la praxis de liberación aceptando la pluralidad de las experiencias
religiosas de esta salvación. La teología cristiana asume como verdad universal la revelación de
Dios en Jesucristo, pero es comprensible que un budista considerará a Jesucristo como un ser
humano que se esforzó por la iluminación (un bodhissattva), pero que sólo Sidarta Gautama
sigue siendo para él El Buda; un musulmán considerará a Jesucristo como un gran profeta, pero
sólo Mahoma será para él El Profeta.66 En este diálogo respetuoso se excluye cualquier
dogmatismo, escepticismo, relativismo y más bien se adopta una actitud abierta al pluralismo
de juegos de lenguajes culturales y religiosos, y consciente de la necesidad del entendimiento
mutuo, de los acuerdos y consensos en lo fundamental y de tender puentes para una futura
“ecumene” cultural y religiosa.67
El tercer elemento del nuevo paradigma es el diálogo como una actitud de honda raíz
antropológica. “Yo no dependo exclusivamente de mí mismo. Necesito del otro, del que es
diferente de mí porque tiene algo que yo no tengo…todo aquello que haga ver que yo no acabo
en mí mismo sino que me abro y me despliego en el otro, será una pedagogía pacificadora”68.
Se trata de la dialéctica de la búsqueda de la verdad mediante el yo que sale hacia el tu y
viceversa. En tal sentido, Junior69 presenta tres presupuestos necesarios para un verdadero
diálogo: la identidad, la alteridad y la gramática común. El diálogo no significa pérdida de la
identidad, por el contrario, dialoga quien está convencido de lo que es, en términos de límites y
posibilidades, se reconoce y auto-valora en su peculiaridad, desde la diferencia, y no desde
criterios de superioridad o inferioridad. Esta adecuada comprensión de la identidad debe llevar
a cada religión al abandono toda posición de exclusivismo, de privilegio, de autoestima de
“elección”, para que acepte sinceramente el pluralismo de religiones, positivamente querido por
Dios, con todo lo que esta aceptación conlleva de cambio de autocomprensión de la verdad
64
TORRES QUEIRUGA., Op.Cít.
65
Ibíd.
66
GARAY., Op.Cít.
67
MARDONES., Postmodernidad y cristianismo. Op.Cít.149.
68
FLAQUER., Op.Cít.
69
JUNIOR., Op.Cít.
11
El cuarto elemento del nuevo paradigma se refiere a la formulación de las verdades cristianas.
Lo que está aconteciendo con el pluralismo religioso en el campo teológico, según algunos
teólogos, no se trata de una cuestión secundaria o marginal, sino de un fenómeno que está
generando redescubrimientos, sacudida de cimientos y replanteamiento radical en las verdades
teológicas cristianas. No se trata sólo de la aparición de un nuevo tema, o de una teología de
genitivo, sino de una verdadera renovación de la teología fundamental, así como lo ha venido
haciendo desde hace algunos años, nuestra apreciada Teología de la Liberación. Se trata
entonces de una nueva realidad que ha proporcionado a los teólogos nuevas interpretaciones de
la fe cristiana como, por ejemplo, la comprensión de Jesucristo (cristología), de la Iglesia
(eclesiología), de la misión (misionología), de la salvación (soteriología). Verdades cristianas
tenidas como dogmáticas (verdades de fe), por tanto incuestionables, pasan a ser reinterpretadas,
70
J.M. VIGIL., Aceptar sinceramente el pluralismo religioso.
http://latinoamericana.org/2003/textos/castellano/pluralismoreligioso.htm.
71
COMBLIN., Op.Cít.
72
GEFFRE., Op.Cít.
73
KÜNG., Op.Cít.p.116.
74
KNITTER., Hacia una Teología. Op.Cít.
75
RICHARD., Op.Cít.p.58.
76
JUNIOR., Op.Cít.
12
y también reformuladas. Esto no es una simple moda, sino una condición para que el
cristianismo continúe siendo significativo para los hombres y mujeres actuales.77
Quiero terminar a manera de conclusión con dos textos, uno de Ferraro y el otro de Vigil:
“Todos han sido introducidos, ya por la Creación, en el ámbito salvífico de las relaciones con
Dios. Ningún pueblo está «dejado de la mano de Dios». Su religión y su vida toda es una
relación con Dios. El «Dios de todos los nombres», el Dios único, se siente invocado con
nombres distintos desde las diversas religiones, y escucha y acoge con ternura su oración”79.
77
PANASIEWICKS. Op.Cít.p.49.
78
KNITTER, P., El cristianismo. Op.Cít.
79
VIGIL., Valor salvífico. Op.Cít.
13
80
B. FERRARO., El desafío de la fe cristiana en un mundo plural. En: El actual debate de la Teología del
Pluralismo. Después de la Dominus Iesus. p.37.
14
Bibliografía
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