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Diez Décimas de Saludo Al Pueblo Argentino

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DIEZ DÉCIMAS DE SALUDO AL PUEBLO ARGENTINO

Allá en mi pago hay un pueblo Pero mucho no duraron


que se llama no-me-olvides; las flores en el balcón
quien lo conozca que cuide el rosquero y su ambición,
su recuerdo como gema, imprudente, las cortaron.
porque hay olvidos que queman Y fueron las mismas manos
y hay memorias que engrandecen, que arruinaron el vergel,
cosas que no lo parecen, las que acabaron con él,
como el témpano flotante, las que hoy muestran, codiciosas,
por debajo son gigantes en vez del ramo de rosas
sumergidos, que estremecen. unas flores de papel.

Mi pueblo es un mar sereno No falta el bobalicón


bajo un cielo de tormenta: nostálgico del jardín,
laten en su vida lenta pero entre todos el ruin
los estrépitos del trueno. es el que trajo al ladrón;
Pudo engendrar en su seno ése no tiene perdón:
las montoneras de otrora si protegen sus ganancias
y cuando llegue la hora, la decencia y la ignorancia
mañana, también podrá del pueblo, son sus amores;
clavar a su voluntad no encuentra causas mejores
mil estrellas en la aurora. para comprarse otra estancia.

No hay cosa más sin apuro Ése sí no es oriental,


que un pueblo haciendo la historia. ni gringo, ni brasilero;
No lo seduce la gloria su pasión es el dinero
ni se imagina el futuro. porque es multinacional.
Marcha con paso seguro, Mentiroso universal
calculando cada paso desde que vino Hernandarias,
y lo que parece atraso piensa en sus cuentas bancarias
suele transformarse pronto ponderando a los poetas
en cosas que para el tonto que hacen con torpes recetas
son causa de su fracaso. canciones estrafalarias.

Mi pueblo no es argentino, Así pues no habrá camino


ni paraguayo ni austral; que no recorramos juntos.
se llama “Pueblo Oriental” Tratamos el mismo asunto
por razón de su destino. orientales y argentinos,
Pero recorre el camino ecuatorianos, fueguinos,
de sus hermanos amados, venezolanos, cusqueños,
el de tantos humillados, blancos, negros y trigueños
el de América morena forjados en el trabajo,
la sangre de cuyas venas nacimos de un mismo gajo
también late en su costado. del árbol de nuestros sueños.

Mi pueblo no estuvo ausente Y ahora reciban, señores,


ni mucho menos de espaldas un saludo fraternal;
a la trágica y amarga dice mi Pueblo Oriental:
historia del continente. ya vendrán tiempos mejores.
Fuimos un balcón al frente Cifra de nuestros amores
de un inquilinato en ruinas poncho patria en el espanto
–el de América Latina de mi pueblo y sus quebrantos
frustrada en malos amores– no les puedo conversar,
cultivando algunas flores sólo les quise entregar
entre Brasil y Argentina. su corazón con mi canto.
MILONGA DE PEÓN DE CAMPO

Yo nunca tuve tropilla,


Siempre montao en ajeno.
Tuve un zaino que, de bueno,
Ni pisaba la gravilla.
Vivo una vida sencilla,
Como es la del pobre peón.
Madrugón tras madrugón
Con lluvia, escarcha o pampero.
A veces me duelen, fieros,
Los hígados y el riñón.

Soy peón de la Estancia Vieja,


—Partido de Magdalena—
Y aunque no valga la pena
Anote que no son quejas.
Un portón lleno de rejas
Y allá en el fondo, un chalé.
Lo recibirá un valet
Que anda siempre disfrazao,
Más no se asuste, cuñao,
Y por mí pregúntele.

Ni se le ocurra decir
Que viene pa visitarme
Diga que viene a cobrarme
Y lo han de dejar pasar.
Allí le van a mostrar
Que siga los eucaliptos.
Al final verá un ranchito
Que han levantao estas manos
¡Esa es su casa, paisano!
¡Ahí puede pegar el grito!

Allí le voy a enseñar


Mis mancarromidos perros,
Unas espuelas de fierro
Y un montón de cosas más.
Si es entendido, verá
Ponchos de fina trama
Y el retrato de mi mama,
Que es donde rezo, pensando
Mientras lo voy adornando
Con florcitas de retama.

Qué puede ofertarle un peón


Que no sean sus pobrezas
A veces me entra tristeza,
Y otras veces rebelión.
En más de alguna ocasión
Quisiera hacerme perdiz,
Para ver de ser feliz
En algún pago lejano.
Pero a la verdad, paisano,
Me gusta el aire de aquí...

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