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A Donde Van Los Sueños

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¿A dónde van los sueños?

¿A dónde van los sueños, me pertenecen o les pertenezco?


¿A dónde van los sueños, me persiguen o los persigo?
Tal vez aguardan adormecidos a que les abra la puerta y verse aparecidos, o
han decidido seguir el hilo del olvido.
Cuantos mundos de sueños perdidos
En la vigilia nocturna a la que me has sometido…
¿A dónde van los sueños que se escapan por las noches?, se guardan, ¿se
reproducen o esperan el alba?

A veces aparecen guardados en mi bolso y caminan en mi espalda, no los siento


livianos, me arden los ojos y el estómago, les debo mi desvelo, no funciona la
plegaria se siente usada.

Me he quitado los anteojos para buscar tus alas, tus aladas atadas a este
sombrío hastío de mis sueños dolidos.

El exilio de tus besos tiene un precio, pienso guarecerme en el otoño de tus


deseos.

¿A dónde van los sueños que por ti claman, a dónde van los sueños que aún no
he soñado?, están perdidos o dormidos.

Vuelvo a intentar sobornar a Morfeo, pero aún están dormidos los sueños que
no me pertenecen. Le ruego por repetir cuando tú, como mujer primordial,
recorriste linda y sapiente el páramo de mi noche, convirtiéndola en jubiloso y
ubérrimo jardín, evoque a la gratitud por esta dulce y deseable agonía de amarte
tanto. Es paradójicamente una agonía cuyo desenlace vislumbra en ser más y
más vida.

Tengo miedo, tengo frío, me mueve la brisa nocturna a pedir tu abrigo


se me escapan los sueños, salto hasta ellos, persigo tus pasos y me encuentro
en tus sueños, cual cálida sombra de tus recuerdos., dame un trozo de noche
para cubrir mis deseos, para llenar estos afanes desmedidos.

Incesante la noche termina en el día, el sol le abre el candado y aunque todavía


castigada le pide permiso y se ahuyenta al vacío, cuan plena la mirada es la
esperanza del renovado brío, el día vuelve a usar su cotidiano atavío.

¿A dónde van las noches sin sus días, a perderse en las estrellas tardías?,
esta noche huele a estrellas novicias y no saben del contagio de mi insomnio
furtivo, dicen que es cuestión de solidaridad, o tal vez complicidad y han venido
acompañarme en ir tras tus leves suspiros.

Qué paradoja, tan cerca y sin tocarte me permito, pérdida en el deseo, anuncio
tu extravío, apenas logro abrazar tu imagen volcada en mis recuerdos y grito:
cuando estabas lejos mis palabras te tocaban y acariciaban tu cuerpo, hoy
pareciera hazaña y desafío tocar tus alas dibujadas en sueños tardíos.

Vuelvo a ti, la puerta permanece cerrada, la llave no accede, subo los escalones
de mis sueños, pero aún sigo despierta, espero el amanecer y termine mi exilio.

Y grito: abre tus puertas, prometo silencio, desayuno en la cama, entre sueños y
risas cubriendo nuestras espaldas, ¿sabes? los dedos son traviesos y los labios
son sabios.

¡Sabes! yo soy fiel... la puerta se cierra, atraviesas a mi orilla de instintos


dormidos bañados de sumisos mimos.

La noche es serena, el tren pasa a lo lejos, escucho los grillos cantando a gritos
sus himnos sentidos, la puerta se abre, y se escapan mis deseos furtivos.
Mis ojos se cansan, no obedecen el llamado de mis manos que insisten en hacer
garabatos hastíos e insisten en buscarte en la espesura de la noche y clamarte
cobijo.
Escapa la noche. Aspirar un aroma, mirar una foto leer ciertos signos y activar la
memoria. Ahora, el día tiene pretexto, tiene horizonte.

Así el día me da la oportunidad de trascender de la fantasía a la objetiva memoria


de lo que si fue. Mis manos se convencen de que sí estuvieron entre las tuyas;
tu piel, ahora lejana patria, si fue al deleite de mis sentidos y el vehículo de mi
espíritu para desangrarlo y renacerlo en letras.

...Pero el amor, con ser vida, cobra en veces dividendos. Hay entonces que dejar
el imperio de soñarte. Iniciaré vulnerable y temeroso el viaje al día y a su rutina.
Pero tengo la certeza que aún quedarán rescoldos del sueño, y extraviado aún
buscaré asirme de tu mano esperando así sujetarme a esa inmediata noche.

Me busco amada, sé que me busco a través de ti, a través de ti, porque mi mejor
historia está, irrevocablemente, ligada a ti, amada.

En veces no me encuentro. No porque no sé qué busco de mí, sé de muy cierto


que busca mi alma en ti, lo sé y sé que soy muy poco para mí en esta doliente
distancia.

¿Qué busco?; ¿A quién busco?... Tú me tienes, porque en ti está mi mejor amor.


Yo, ¿dónde estoy?; ¿Dónde en esta noche, en este amanecer? ¿Lo sabes tú
amada? Por favor Dímelo!!!!!!

Amada de mis anhelos: Se disipan las sombras. Soy testigo del arribo de la
luz. He bebido las últimas horas de la obscuridad en plena vigilia. Llega la
indiscreta claridad y permaneces, permaneces porque auténticamente estás,
estás en la verdadera dimensión del tiempo. Eres intiempo amada o lo que es lo
mismo, tiempo verdadero, no sujeto a la absurda codificación de horas o días,
de luz u obscuridad. Eres, estás, existes en y más allá de todo eso.

Escapa la noche. Aspirar un aroma, mirar una foto, leer ciertos signos y activar
la memoria. Ahora, el día tiene pretexto, tiene horizonte.
Así el día me da la oportunidad de trascender de la fantasía a la objetiva memoria
de lo que si fue. Mis manos se convencen de que sí estuvieron entre las tuyas;
tu piel, ahora lejana patria, si fue al deleite de mis sentidos y el vehículo de mi
espíritu para desangrarlo y renacerlo en letras.

¿Tú crees que el pasado se vuelve faustoso? Se ha atrevido a invadir mis sueños
y presuntuoso toca el filo de mi presente, -anda confiesa y dímelo al oído- que
la noche no escucha, se ha ido.

-Uroboros Sin

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