El Humanismo
El Humanismo
El Humanismo
Frente a la mentalidad medieval que todo giraba en torno a Dios, los humanistas se
preocuparon por el ser humano. Consideraban que el ser humano era el centro
del mundo y se dedicaron a estudiarlo: su pensamiento, historia, anatomía.
Se inspiraron en la literatura, la filosofía y el arte de la Antigüedad. Esto permitió la
traducción de grandes autores clásicos.
El humanismo difundió la búsqueda de la verdad a través de la razón y la experiencia.
Los humanistas investigaban por sí mismo, discutían los resultados y defendían el
valor de la reflexión personal.
Tenían una profunda curiosidad por la ciencia y el progreso técnico que llevó a la
difusión de un nuevo espíritu científico basado en la observación y experimentación.
La utilización de las lenguas vernáculas como vehículo de transmisión, en lugar del
griego o latín
El antropocentrismo o consideración de que el hombre es importante, su inteligencia el
valor superior, al servicio de la fe que le une con el Creador.
Se restaura la fe en el hombre contemporáneo porque posee valores importantes
capaz de
superar a los de la Antigüedad Clásica.
Se vuelve a apreciar la fama como virtud de tradición clásica, el esfuerzo en la
superación,
y el conocimiento de lo sensorial.• La razón humana adquiere valor supremo.
La razón humana adquiere valor supremo
Búsqueda de una espiritualidad más humana, interior, (devotio moderna, erasmismo),
más libre y directa y menos externa y material.
La idealización y estilización de la realidad. Se pinta la realidad mejor de lo que es, se
la
ennoblece (nobilitare).
Se ve como legítimo el deseo de fama, gloria, prestigio y poder, valores paganos que
mejoran al hombre.
Entre otros.
Estoicos
(Del griego: “stóa”, pórtico.) Los estoicos fueron los representantes de una tendencia filosófica
surgida en la Grecia Antigua alrededor del siglo III antes de nuestra era y que siguió existiendo
durante muchos siglos. La denominación procede del “stóa” griego, el pórtico donde enseñaba el
fundador del estoicismo, Zenón de Citio (alrededor de los años 336-264 antes de nuestra era). La
historia del estoicismo se divide en tres períodos: el “stóa” antiguo (su más célebre pensador era
Crisipo, años 281-207 antes de nuestra era), el “stóa” medio y el nuevo. En la época del Imperio
Romano, el “stóa” (nuevo), con su preferencia por la ética y los problemas morales, que le
caracteriza, está representado por Séneca (alrededor de los años 2-65), Epicteto (alrededor de los
años 50-138) y Marco Aurelio (121-180). Los estoicos dividían la filosofía en lógica, física y ética. En
su lógica desenvolvieron la teoría sensualista (ver: Sensualismo) del conocimiento. Todos los
conocimientos, según esta teoría, son suministrados por las percepciones sensoriales. El alma, antes
de la experiencia, es una tabla rasa. Las ideas son impresiones de los objetos en el alma. Las
representaciones sensibles son sometidas después a una reelaboración por la inteligencia: así se
forman los conceptos y los juicios generales. El depositario de todos los procesos del conocimiento,
según la doctrina de los estoicos, es el alma, que representa un cuerpo de una clase especial, el
pneuma (unión de aire con fuego). En el terreno de la física, los estoicos se evidencian como
materialistas; desenvuelven la teoría de Heráclito (ver) sobre el fuego. Consideran la Naturaleza
como un todo íntegro material, y al mismo tiempo, racional y vivo, cuyas partes todas se hallan en
movimiento. “El sabio estoico no tiene en cuenta, ni mucho menos, ‘una vida sin desarrollo vital’, sino
una vida absolutamente móvil, como ya se deriva de su concepción sobre la Naturaleza, concepción
heracliteana, dinámica, en desarrollo y viva” (Marx). El fuego es al mismo tiempo la razón (el logos),
la divinidad. Todo en el mundo está sujeto a la severa necesidad. La noción de los antiguos sobre el
destino adquiere en los estoicos el carácter de una conexión causal de las cosas. De la filosofía
naturalista de los estoicos se deriva la regla fundamental del “hombre prudente”: “vivir en
conformidad con la Naturaleza”, es decir, en conformidad con la razón mundial e individual. El
hombre, al someterse a la razón, se desembaraza de las pasiones y del yugo de las cosas exteriores,
alcanza la impasibilidad (la “apatía”). El hombre libre es feliz y sólo está sujeto a su propia voluntad.
Su felicidad es condicionada, no por los placeres sensuales, sino por la conciencia de la virtud. Así
como todos los objetos proceden de la sustancia única (el fuego), así también las inteligencias de
los hombres son partículas de la razón universal. El hombre es ciudadano del universo. El esclavo y
el amo, el noble y el plebeyo, en principio, son iguales. Esta proclamación de igualdad y la tendencia
cosmopolita de los estoicos fueron la expresión ideológica del comienzo de la desintegración de la
sociedad esclavista.