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La Malinche Cristobal Colon

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La Malinche

Biografia de la Malinche: Fue la interprete de los españoles que ayudo a comunicarse con las etnias de

mesoamerica y formar alianzas en contra del imperio azteca.

La Malinche nació el año 1496 o 1505 y murió el año 1529, pero ¿Quien fue La Malinche? Conocida

también como Malintzin, Malinali o Doña Marina, fue una mujer (casi seguramente de pueblo Nahua) de la

costa del Golfo de México, quien jugó un papel activo y eficaz en la conquista de México " (Imperio

Azteca , maya...), actuando como intérprete, asesora e intermediaria de conquistador español Hernán

Cortés con los pueblos indígenas mesoamericanos (México). Ella también fue amante de Cortés y dio a luz a su

primer hijo, quien es considerado uno de los primeros mestizos (personas de ascendencia mixta europea e

indígena norteamericana). Hoy en día, en México la imagen de La Malinche es un potente icono de referencia

muy polémico, en ella se encuentran diferentes aspectos conflictivos como la encarnación de la traición, o una

víctima del conquistador "Invasor" español, o simplemente como la madre simbólica de la gente del

Nuevo México. A menudo es conocida por el término peyorativo de la Chingada. El término malinchista se

refiere a un mexicano desleal, vende patria y antipatriota.

El cronista Bernal Díaz del Castillo, Cuyo vibrante crónicas "Historia Verdadera de la Conquista de la

Nueva España" . Según esta cronista, La Malinche fue la hija primogénita de un señor noble de Paynala

(cerca de la actual Coatzacoalcos, entonces una "frontera" entre las regiones del Imperio Azteca y el estado

Maya de la Península de Yucatán).

Ayuda de interprete en la Conquista de México


La Malinche fue regalada por el cacique de

Tabasco junto con otras 19 mujeres, algunas piezas de oro y un juego de mantas, después de que Cortés

derrotara a los tabasqueños en la llamada "Batalla de Centla" (en el actual estado de Tabasco). Su edad en el

momento de ser regalada se desconoce, sin embargo se han formulado hipótesis de que tenía veinte años, así

como de la probabilidad de que era atractiva en apariencia de acuerdo a los gustos europeos de la

época. Tras bautizarla e imponerle el nombre de "Marina" fue regalada a su vez a Alonso

Hernández Portocarrero, uno de los capitanes de Cortés, quien descubre que La Malinche hablaba náhuatl

y empieza a utilizarla como intérprete náhuatl-maya, pero también sirvió como interprete un sacerdote español

Gerónimo de Aguilar quien entiendia la lengua maya, porque había pasado varios años en cautiverio entre Los

pueblos mayas en Yucatán tras un naufragio. Cortés utilizo a La Malinche y al español Aguilar para

interpretar las lenguas nativas, pero solo hasta que La Malinche aprendió el español y podría ser

usada como la única intérprete.

Según registros de sobrevivientes, La Malinche se entero de varios planes indígenas para destruir el ejército

español de Hernán Cortés, quien alertado del peligro por su aliada La Malinche engaño a los indígenas con el

fin de llevarlos hacia trampas y emboscarlos

El papel de La Malinche en la conquista de México


Para los conquistadores españoles era importante

contar con un traductor confiable, pero no hay pruebas de que el papel de La Malinche y su influencia fuera

aun más grandes. Bernal Díaz del Castillo, Un soldado que produjo la más completa de los relatos de testigos

oculares de la conquista de México, "Historia verdadera de la conquista de la Nueva España", habla en varias

ocasiones y de forma reverencial de la gran dama "Doña Marina" (siempre usando el honorífico, "Doña"). "Sin

la ayuda de Doña Marina", escribe, "no se hubiera entendido el lenguaje de la Nueva España y México".

Rodríguez de Ocaña, Otro conquistador, refiere una afirmación de Cortés que después de Dios, Marina (La

Malinche) fue la razón principal de su éxito como conquistador de las tierras mesoamericanas.

La evidencia de fuentes indígenas es aún más interesante, tanto en los comentarios sobre su papel, y en su

importancia en los dibujos de los acontecimientos conquista. En el Lienzo de Tlaxcala (Historia de Tlaxcala),

Por ejemplo, Cortés rara vez es representado sin La Malinche, pero ella a veces es retratada de forma

independiente.

La figura actual de La Malinche en México


Hoy en día, la palabra "malinchista" se

utiliza en México para identificar a los compañeros que traicionaron a su país y sus orígenes: los

que mezclaron su sangre y su cultura con Europeos y otras influencias extranjeras. Muchos historiadores creen

que La Malinche habría salvado a su pueblo, ya que sin alguien que fuera capaz de conciliar las dos partes en

disputa habría habido una mayor rivalidad y aniquilamiento de los pueblos indígenas de México . El imperio

azteca fue destruido, pero el pueblo azteca, la lengua, la historia y la cultura todavía existen hoy en día,

gracias en parte a los esfuerzos diplomáticos de la Malinche es lo que escucha a menudo se escucha

Las encomiendas en la época colonial era un sistema que fue empleado principalmente por la corona española
durante la colonización de las Américas para regular el trabajo de los indios americanos.

¿Que son las Encomiendas? Mediante las encomiendas la corona española concedía a una persona un
número determinado de indígenas los cuales estarían bajo su responsabilidad. En teoría, la entega de
encomiendas a los españoles estaba destinada a proteger a los nativos de las guerras entre tribus y para
instruirlos en el aprendizaje del idioma español y para que adoptaran la fe católica: en contribución los
indígenas debían tributar en forma de trabajo, oro u otros productos. Pero en la práctica la diferencia entre la
encomienda y la esclavitud podría ser mínima. Los nativos mediante las encomiendas coloniales fueron
obligados a realizar trabajos forzados y fueron sometidos a castigos extremos y a la muerte si se resistían.

En el antiguo Imperio Inca e incluso en el periodo pre-incaico las tradiciones de la extracción de tributo bajo la
forma de trabajo eran también sistemáticas.

¿Quienes eran los encomenderos?


Los beneficiarios de la encomienda eran por lo general los primeros conquistadores y soldados españoles que
llegaron el continente americano, pero también incluyó a algunas mujeres y a notables indígenas que se
aliaron con la corona. Por ejemplo, a doña Marina y las hijas de Moctezuma (emperador del Imperio Azteca) se
les concedió extensas encomiendas como dote. Los gobernantes incas establecidos después de la conquista
española también solicitaron y obtuvieron encomiendas de la corona. El estado de seres humanos como parte
de un encargo o dependencia bajo el sistema de encomienda colonial sirvió para "definir el estado de la
población India": los nativos eran hombres libres, no esclavos o siervos. A los conquistadores europeos se les
concedió la tutela de los pueblos indígenas que ayudaron a conquistar. La encomienda era esencial para la
corona española para mantener su control sobre el Norte, Centro y Sur América en las primeras décadas
después de la colonización, ya que fue la primera ley orgánica principal instituida en un continente donde
reinaba la enfermedad, la guerra y la agitación. En un principio el sistema de encomienda fue ideado para
satisfacer las necesidades de las economías agrícolas en el Caribe. Más tarde se adoptó para la economía
minera del Perú, y del Alto Perú. Las encomiendas se extendieron desde el comienzo del siglo XVI, año donde
se inicio la Conquista del Perú, hasta el siglo XVII.

En Filipinas, la encomienda fue otorgada también a los nobles locales (principalía), a través de la ley
promulgada por Felipe II, el 11 de junio de 1594.

Historia del surgimiento de la Encomienda


La etimología de la palabra encomienda y encomendero reside en el verbo español encomendar, que significa
"confiar algo". La encomienda se baso en la conocida institución de la Reconquista Española en la que a los
Adelantados se les otorgaba el derecho para extraer el tributo de los musulmanes o de otros campesinos en
las zonas que habían sido conquistadas y reasentadas.

El sistema de encomienda colonial difiere de la institución Peninsular ya que los Encomenderos no eran
propietarios de la tierra en que vivían los indígenas. El sistema no dio lugar a una tenencia de la tierra directa
por parte del encomenderos españoles, las tierras indígenas se mantuvieron en teoría en poder de los
naturales. Este derecho estuvo protegido oficialmente por la Corona de Castilla desde el comienzo de la
conquista. El sistema fue abolido formalmente en 1720, pero ya había perdido su eficacia desde mucho antes.
En muchas áreas, ya había sido abandonado por otras formas de trabajo. En algunas zonas, este sistema casi
feudal persistió. En México, por ejemplo, no fue sino hasta la reforma constitucional después de la Revolución
Mexicana que el sistema de la encomienda fue abolida, y el ejido se convirtió en una entidad jurídica de
nuevo.

Establecimiento de la encomiendas

En 1503, La corona española comenzó a conceder encomiendas legalmente a los soldados, conquistadores y
funcionarios. El sistema de encomiendas fue utilizado por la Corona para la organización de los indígenas en
pequeños asentamientos conocidos como reducciones, en respuesta al crecimiento decreciente de los
indígenas. Cada REDUCCIÓN tenía a un jefe nativo responsable de hacer el seguimiento de los trabajadores en
su comunidad. El sistema de la encomienda no otorgaba la tierra a las personas, pero de forma indirecta
ayudaba en la adquisición de tierras por parte de los colonos. Los encomenderos se familiarizaron con las
tierras de los indígenas, que estaban bajo su tutela, y quisieron apoderarse de ellas a través de medios legales
o extra legales, cuando surgía alguna oportunidad. Como inicialmente estaba definido, el encomendero y su
heredero solo se beneficiarían de la concesión durante dos generaciones, sin embargo, esto no era a menudo
el caso, especialmente si el heredero prestado algún servicio a la corona. El sistema de la encomienda llegó
finalmente a su fin legal en el año 1720, cuando la corona hizo un nuevo intento de erradicación de la
institución conocida como ENCOMIENDA. Los encomenderos ahora estaban obligados a pagar a los indígenas
por su trabajo realizado.

Inicialmente, las encomiendas deberían devolverse a la corona después de dos generaciones , sin embargo,
esto se pasó por alto con mucha frecuencia. En 1574, el Virrey del Perú Diego López de Velasco investigó las
encomiendas y llegó a la conclusión de que había 32.000 familias españolas en el Nuevo Mundo, y que 4.000
de los cuales tenían encomiendas. Había 1.500.000 de nativos que pagaban tributo, y 5 millones de indígenas
"civilizados".

La frase "sin indios no hay Indias (América)" popular en el continente americano, especialmente en el siglo
XVI, hace hincapié en la importancia económica y el atractivo de esta mano de obra, incluso por encima de la
de los metales preciosos u otros recursos naturales.

Abolición de las Encomiendas


La caída del sistema de la encomienda se inició ya en 1510, cuando los misioneros dominicos comenzaron a
protestar contra el abuso de los indígenas en manos de los colonizadores españoles. En 1538, el emperador
español Carlos V se dio cuenta de la gravedad de la situación por la rebelión de los taínos y se vio obligado a
hacer cambios en las políticas sobre el trabajo de los indios. La corona hizo dos intentos fallidos para poner fin
a los abusos del sistema de la encomienda, a través de la Ley de Burgos y Leyes de Indias.

El sacerdote español y ex encomendero, Bartolomé de las Casas, se sometió a una profunda conversión
después de ver el abuso hacia los nativos. Dedicó su vida a escribir y ejercer presión para abolir el sistema de
la encomienda colonial que esclavizaba de manera sistemática a los nativos del Nuevo Mundo. Las Casas
participó en un importante debate en el que impulsó la promulgación de las Leyes Nuevas y el fin del sistema
de las encomiendas en América. Las Leyes de Burgos (1512-1513) y las Leyes Nuevas (1542) fracasaron
debido a oposición colonial y, de hecho, las Nuevas Leyes sobre las indias se aplazaron en el Virreinato del
Perú.

Cuando Blasco Núñez Vela, primer virrey del Perú, trató de hacer cumplir las Leyes Nuevas, que prevé la
supresión gradual de la encomienda, muchos de los encomenderos no estaban dispuestos a cumplir con ello y
se rebelaron contra Núñez Vela. Sin embargo, la encomienda fue reemplazada gradualmente por los llamados
REPARTIMIENTOS en toda la América española a partir de mediados de siglo XVII.

Surgimiento de los Repartimientos de Indios


El sistema de la encomienda fue sucedido por los también abusivos REPARTIMIENTOS DE INDIOS gestionados
por la corona, en la que los trabajadores fueron contratados directamente por los dueños de la hacienda. Al
igual que la encomienda, el Repartimiento no incluyó la atribución de tierras a nadie, sólo la asignación de
trabajadores nativos. Pero ellos fueron asignados directamente a la Corona, que, a través de un funcionario
local los asignaba para trabajar para los colonos por un período de tiempo determinado, generalmente varias
semanas. El repartimiento fue un intento de "reducir los abusos de trabajo forzosos". Como el número de
indígenas había disminuido las actividades mineras fueron reemplazados por las actividades agrícolas en el
siglo XVII, la hacienda surgió debido a que la propiedad de la tierra se volvió más rentable que la adquisición
de mano de obra.
Biografia de Hernan Cortés Monroy Pizarro Altamirano, 1er Marqués del Valle de Oaxaca ( 1485 - 1547

d.c) fue el conquistador español que condujo la expedición que provocaria la caída del Imperio Azteca y

traería grandes riquezas al reino de España, en el siglo XVI. Cortés fue parte de la generación de los

colonizadores españoles que comenzaron la primera fase de la colonización española de las Américas, durante

el reinado de Carlos V de Alemania o Carlos I de España.

Hernán Cortéz fue hijo único de un hidalgo extremeño, llamado Martín Cortés y de Catalina Pizarro Altamirano.

Por vía materna era primo segundo de Francisco Pizarro, quien posteriormente se convertiría en conquistador

del Imperio Inca.

Viaje al Nuevo Mundo: Expediciones y Conquistas

Hernán Cortés decidiría perseguir un futuro en el nuevo mundo. Ya en América Asistió a la isla La española y

más tarde participo en la conquista de Cuba, donde recibió de parte del gobernador, Diego de Velázquez de

Cuellar, una encomienda y, por un breve espacio de tiempo, se convirtió en alcalde (magistrado) de la

segunda ciudad española fundada en la isla. En 1519, fue elegido a capitán de la tercera expedición al

continente, tras las de Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva, para continuar sus

descubrimientos en la costa de Yucatán, una expedición que financiaría en parte. Su enemistad con el

gobernador de Cuba, Diego Velázquez de Cuéllar, resultó en la retirada de la expedición en el último

momento. A su llegada en el continente (parte continental de América), Hernan Cortés ejecuta una estrategia
exitosa de aliarse con algunos pueblos indígenas contra otros. También utilizó a una mujer nativa, Doña

Marina "La Malinche", como intérprete; ella más tarde daría a luz a un hijo de Hernán Cortés.

Conquista del Imperio Azteca

Cuando el gobernador de la isla de Cuba envió emisarios para la detención de Cortés, por tener autorizacion

para dicha expedicion, el luchó utilizando las tropas indígenas como refuerzos y pudo derrotar a la expedición

enviada para su captura. Hernán Cortés escribió cartas directamente al rey pidiendo ser reconocido por sus

éxitos en lugar de castigado por el motín que provoco. Después de que él derroto y subyugo a el Imperio

Azteca, Cortés fue galardonado con el título de Marqués del Valle de Oaxaca, mientras que el más prestigioso

título de Virrey fue dado a un noble de alto rango, Antonio de Mendoza. Hernán Cortés regresaría a España en

el año 1541 donde planeaba su regreso a sus posesiones americanas, pero murió el 2 de diciembre del año

1547.

Fuentes historicas sobre el conquistador y su legado

Debido a las controvertidas y escasaz fuentes de información

históricas confiables sobre él, se ha convertido en un personaje difícil de definir en cuanto a su personalidad y

motivaciones. Más tarde se reconsiderarían el carácter de los conquistadores en el contexto del sentimiento

anticolonial moderno y la muy ampliada preocupación por los derechos humanos ( matanza de millones de
indígenas en las invasiones "Conquistas" europeas al Nuevo Mundo), como tipificado de la "Leyenda Negra de

los conquistadores" como resultado de estas tendencias históricas, las descripciones de Cortés tienden a ser

diferentes: por una lado simplistas y abrumadoras o tambien a idealizarlo como un conquistador romantico.

La expresión de la "Leyenda Negra" sobre los conquistadores europeos aparece de forma explícita por primera

vez en la conferencia de Vicente Blasco Ibáñez impartida en su ciclo de 1909 en Buenos Aires, y titulada «La

leyenda negra de España», donde critica los tópicos de matanzas de indios y otros crimines o atrocidades de

lesa humanidad. Pero no por usar el nombre deja de caer en otro de los tópicos de la leyenda negra: la

decadencia española en todos los órdenes desde el siglo XVII hasta el siglo XIX.

Cristóbal Colón
(Cristóforo Colombo; Génova?, 1451 - Valladolid, 1506) Descubridor de
América. El origen de este navegante, probablemente italiano, está
envuelto en el misterio por obra de él mismo y de su primer biógrafo, su
hijo Hernando Colón. Parece ser que Cristóbal Colón empezó como artesano y
comerciante modesto y que tomó contacto con el mar a través de la
navegación de cabotaje con fines mercantiles.

Cristóbal Colón
En 1476 naufragó la flota genovesa en la que viajaba, al ser atacada por
corsarios franceses cerca del cabo de San Vicente (Portugal); desde
entonces Colón se estableció en Lisboa como agente comercial de la casa
Centurione, para la que realizó viajes a Madeira, Guinea, Inglaterra e
incluso Islandia (1477).

Luego se dedicó a hacer mapas y a adquirir una formación autodidacta:


aprendió las lenguas clásicas, que le permitieron leer los tratados
geográficos antiguos (teniendo así conocimiento de la esfericidad de la
Tierra, defendida por Aristóteles o Tolomeo y comúnmente aceptada entre
los estudiosos del siglo XV), y empezó a tomar contacto con los grandes
geógrafos de la época (como el florentino Toscanelli).
Una idea audaz y equivocada

De unos y otros llegó a Cristóbal Colón la idea de que, siendo la Tierra


esférica, la costa oriental de Asia podría alcanzarse fácilmente navegando
hacia el oeste. Una serie de cálculos erróneos le habían hecho subestimar el
perímetro terrestre y le llevaron a suponer, en consecuencia, que Japón se
hallaba a 2.400 millas marinas de Canarias, distancia que, en realidad, es
la que separa las Antillas del archipiélago canario.

Por otra parte, algunos marineros portugueses versados en la navegación


atlántica le informaron seguramente de la existencia de islas que
permitirían hacer escala en la navegación transoceánica; e incluso es
posible que, como aseguran teorías menos contrastadas, tuviera noticia de
la existencia de tierras por explorar al otro lado del Océano, procedentes de
marinos portugueses o nórdicos (o de los papeles de su propio suegro,
colonizador de Madeira). En cualquier caso, hacia 1480 Colón estaba
decidido a acometer la empresa de abrir una ruta naval hacia Asia por el
oeste, basado en la acertada hipótesis de que la Tierra era redonda, y en el
doble error de suponerla más pequeña de lo que es y de ignorar la
existencia del continente americano, que se interponía en la ruta
proyectada.

El interés económico del proyecto era indudable en aquella época, ya que el


comercio europeo con Extremo Oriente, basado en la importación de
especias y productos de lujo, era extremadamente lucrativo; dicho
comercio se realizaba por tierra a través de Oriente Medio, controlado por
los árabes. Los portugueses llevaban años intentando abrir una ruta
marítima a la India bordeando la costa africana, empresa que
culminaría Vasco Da Gama en 1498.
El descubrimiento de América
Colón ofreció su proyecto al rey Juan II de Portugal, quien lo sometió al
examen de un comité de expertos. Aunque terminó rechazando la
propuesta, el monarca portugués puso previamente como condición que no
se zarpase desde las Canarias, pues, en caso de que el viaje tuviera éxito,
la Corona de Castilla podría reclamar las tierras conquistadas en virtud del
Tratado de Alcaçobas. Colón encontró demasiado arriesgado partir de
Madeira (sólo confiaba en los cálculos que había trazado desde las
Canarias) y probó suerte en España con el duque de Medina Sidonia y
con los Reyes Católicos, que rechazaron su propuesta por considerarla inviable
y por las desmedidas pretensiones de Colón.
Finalmente, la reina Isabel la Católica aprobó el proyecto de Colón por
mediación del tesorero del rey, Luis de Santángel, a raíz de la toma de
Granada, que ponía fin a la reconquista cristiana de la Península frente al
Islam (1492). La reina firmó las llamadas Capitulaciones de Santa Fe, por
las que concedía a Colón una serie de privilegios como contrapartida a su
arriesgada empresa. Obtenida la financiación necesaria, y contando con la
inestimable ayuda de Martín Alonso Pinzón, Colón armó una flotilla de tres
carabelas (la Pinta, la Niña y la Santa María) con las que partió del puerto de
Palos (Huelva) el 3 de agosto de 1492.

El descubrimiento de América (cuadro de Dióscoro Puebla, c. 1862)

Colón navegó hasta Canarias y luego hacia el oeste, alcanzando la isla de


Guanahaní (San Salvador, en las Bahamas) el 12 de octubre de 1492. Por
primera vez (si se prescinde de la gesta sin consecuencias de los vikingos)
un grupo de europeos pisaba tierras americanas, aunque ni Colón ni sus
tripulantes eran conscientes de ello. En aquel viaje descubrió también Cuba
y La Española (Santo Domingo), e incluso construyó allí un primer
establecimiento español con los restos del naufragio de la Santa María (el
fuerte La Navidad). Persuadido de que había alcanzado las costas asiáticas,
regresó a España con las dos naves restantes en 1493.

Colón realizó tres viajes más para continuar la exploración de aquellas


tierras. En el segundo (1493-1496) tocó Cuba, Jamaica y Puerto Rico y
fundó la ciudad de La Isabela; pero hubo de regresar a España para hacer
frente a las acusaciones surgidas del descontento por su forma de gobernar
La Española. En el tercer viaje (1498-1500) descubrió Trinidad y tocó tierra
firme en la desembocadura del Orinoco; pero la sublevación de los colonos
de La Española forzó su destitución como gobernador y su envío como
prisionero a España.

Tras ser juzgado y rehabilitado, se revisaron sus privilegios (quedando


excluido el poder virreinal) y emprendió un cuarto viaje (1502) con
prohibición de acercarse a La Española; recorrió la costa centroamericana
de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Regresó a España en 1504
y pasó el resto de su vida intentando conseguir mercedes reales para sí
mismo y para sus descendientes, pues el rey Fernando el Católico intentaba
recortar los privilegios concedidos ante las proporciones que iba tomando el
descubrimiento y la inconveniencia de dejar a un advenedizo como único
señor de las Indias.

Colón había descubierto América fortuitamente como consecuencia de su


intuición y de su fuerza de voluntad. Aunque fracasó en su idea original de
abrir una nueva ruta comercial entre Europa y Asia, abrió algo más
importante: un «Nuevo Mundo» que, en los años siguientes, sería
explorado por navegantes, misioneros y soldados de España y Portugal,
incorporando un vasto territorio a la civilización occidental y modificando
profundamente las condiciones políticas y económicas del Viejo Continente.

De Américo Vespucio procede el sonoro nombre con que se bautizó al Nuevo


Mundo; no es extraño que una etimología popular (falsa porque Colón es
una castellanización de su apellido italiano) hiciese derivar del nombre del
descubridor términos nada prestigiosos, como colonialismo o colonizar. El
descubrimiento de América fue, en efecto, el pistoletazo de salida de la
colonización europea del continente, empresa en la que se dieron cita el
heroísmo y la barbarie, el propósito evangelizador y la explotación o
exterminio de los indígenas, el ideal imperial y la sed de oro y poder.
Pioneros de este proceso, que ocuparía todo el siglo XVI y al que pronto se
sumarían otras potencias europeas, fueron los llamados conquistadores,
como Hernán Cortés (México), Francisco Pizarro y Diego de Almagro (Perú) o Pedro de
Valdivia (Chile), entre otros muchos. Aunque los vikingos habían llegado a
América del Norte unos quinientos años antes (expedición de Leif Ericson),
no habían dejado establecimientos permanentes ni habían hecho circular la
noticia del descubrimiento, quedando éste, por tanto, sin consecuencias
hasta tiempos de Colón.

Moctezuma I el Grande
(Tenochtitlán, 1390 - 1469) Quinto emperador azteca (1440-1469). Hijo
del emperador Huitzilihuitl II, en 1417 asumió la dirección del ejército
azteca, cargo que mantendría durante los reinados de Chimalpopoca
(1417-1427) e Itzcóatl (1427-1440). A la muerte de éste, en 1440,
Moctezuma I Ilhuicamina fue elegido soberano del Imperio Azteca e inició
una brillante etapa de expansión militar, con la ayuda de sus aliados
tradicionales, los pequeños Estados de Texcoco y Tlacopan.

Moctezuma I Ilhuicamina según una


ilustración del Manuscrito Tovar

Tras derrotar al rey de Tlatelolco (que había intentado usurpar el trono


azteca), someter a Atonal, señor de Coixtlahuaca, y arrasar las ciudades de
Chalco y Tepeaca, extendió sus posesiones hacia las zonas de Guerrero,
Hidalgo, Puebla y Oaxaca, y llegó a dominar todo el altiplano de Anáhuac.
Estas victorias le permitieron consolidar un poder absoluto, de carácter
teocrático, frente a la siempre influyente nobleza militar y sacerdotal. Sin
embargo, no pudo impedir que una serie de calamidades naturales, como
inundaciones y hambrunas, asolaran su imperio, lo cual provocó la
proliferación de los sacrificios humanos a fin de aplacar la cólera de los
dioses. Cabe señalar, en este sentido, el comienzo de la práctica de las
llamadas guerras floridas, campañas anuales contra las ciudades
independientes de Tlaxcala y Huejotzingo destinadas a capturar prisioneros
para los sacrificios religiosos.

A partir del año 1456, una vez superadas las dificultades, el Estado azteca
recobró la prosperidad y su capital, Tenochtitlán (actual Ciudad de México),
conoció una época de esplendor económico y artístico sin precedentes. A
pesar de su carácter severo y autoritario y de su incapacidad para dotar al
imperio de una administración eficaz, Moctezuma I supo ganarse el aprecio
de sus súbditos y mantenerlo hasta su muerte.

Moctezuma II
(Moctezuma Xocoyotzin; ?, 1466 - Tenochtitlán, hoy Ciudad de México,
actual México, 1520) Noveno emperador azteca (1503-1520). Hijo del
emperador Axayácatl, fue elegido gran sacerdote y, en 1502, sucedió a su
tío Ahuizotl en el gobierno de un vasto imperio, que se extendía desde el
límite meridional del actual Michoacán hasta más allá del istmo de
Tehuantepec y cuya capital era Tenochtitlán (actual Ciudad de México).
Esta gran urbe, fundada hacia 1325 por los aztecas sobre un lago, contaba
en 1519 con una población de unos 100.000 habitantes.
Moctezuma II

A fin de estructurar sus dominios, Moctezuma II organizó el imperio en


diversas provincias, creó una sólida administración central y reguló el
sistema tributario. Al mismo tiempo, prosiguió la expansión militar iniciada
por sus predecesores, aunque no pudo someter a los pueblos enemigos de
Tlaxcala y Texcoco y fracasó en sus expediciones a Guatemala y Nicaragua,
territorios asiduamente frecuentados por los mercaderes aztecas.

En 1518, informado de la presencia de las naves del explorador


español Juan de Grijalva en la costa de Yucatán, el soberano azteca envió
emisarios y regalos a los extranjeros, a quienes tomó por enviados del dios
de la sabiduría Quetzalcóatl, «la serpiente emplumada», para anunciar su
retorno.
En efecto, según una creencia muy extendida entre los pueblos
mesoamericanos (por ejemplo, en la cultura maya, y también en la tolteca y
azteca), tras haberse enfrentado a Huitzilopochtli, dios de la guerra,
Quetzalcóatl había partido hacia oriente atravesando el mar, no sin antes
prometer que volvería en el año azteca de Ce Acatl, fecha que
correspondería al año 1519. Cuando la expedición de Hernán
Cortés desembarcó en sus costas, Moctezuma no dudó en identificar al
conquistador con Quetzalcóatl y, en noviembre de 1519, lo recibió
solemnemente en Tenochtitlán y lo colmó de valiosos presentes.
Hernán Cortes y Moctezuma Xocoyotzin

Sin embargo, preocupado por la idea de que su vida y la de sus hombres


dependiera tan sólo de la voluntad del emperador, Cortés decidió a los
pocos días llevar a cabo una audaz maniobra y hacer prisionero a
Moctezuma, con la intención de someterlo y mantenerlo en el poder de un
modo simbólico. El ardid de Cortés tuvo éxito, pero la humillante retención
del emperador provocó un creciente malestar entre los aztecas, acentuado
por el comportamiento sacrílego de los españoles hacia Huitzilopochtli, que
con sus ofensas herían en lo más vivo las creencias indígenas.

La tensión estalló en junio de 1520, durante la celebración de la fiesta de


Toxcatl, día en que millares de aztecas, desarmados y vestidos únicamente
con ricas plumas y joyas preciosas, se reunieron en la plaza principal de la
ciudad para iniciar una danza ritual y fueron masacrados por los hombres
de Pedro de Alvarado, lugarteniente de Cortés. A raíz de este suceso, la
aristocracia azteca depuso a Moctezuma y nombró como sucesor a su
hermano Cuitláhuac, quien encabezó la revuelta contra los extranjeros.

Tras cinco días de violentos combates, Cortés intentó utilizar al destronado


emperador para negociar la obtención de un salvoconducto que permitiera
a sus tropas salir de la capital, pero cuando Moctezuma se dirigió a la
multitud enfurecida fue apedreado; murió tres días más tarde a
consecuencia de las heridas sufridas. En cuanto a los españoles, poco antes
de la medianoche del 30 de junio de 1520 iniciaron una desastrosa retirada
de Tenochtitlán, en el transcurso de la cual sufrieron numerosas bajas,
episodio que ha pasado a la historia con el nombre de la «Noche Triste».
Cristóbal Colón y las Capitulaciones de Santa Fe, son dos elementos que tienen
que ir siempre acompañados. Este personaje y este documento representan uno
de los momentos más transcendentales de la historia de España. Gracias a Colón
y a las capitulaciones Castilla consigue la expansión ultramarina que tanto
requería y anhelaba.
En este artículo nos centraremos en la figura del Almirante Cristóbal Colón,
haciendo un breve repaso por su vida para poder entender el cómo y el por qué de
su llegada a tierras castellanas y veremos la importancia que tuvieron las
capitulaciones de Santa Fe y el grandísimo esfuerzo que representó para Colón el
conseguir que fueran aceptadas sus pretensiones.
Anticipar al lector que el documento original de las Capitulaciones se encuentra en
el Archivo de la Corona de Aragón, en Barcelona (registro 3569, folio 136).
Lógicamente he utilizado una transcripción realizada por Millares Carló, una de las
personalidades más influyentes en la paleografía española, publicada por la
editorial Espasa-Calpe.[1]
Este documento se desarrolla en un contexto histórico de gran importancia para el
desarrollo de Castilla, en un principio, y de España en su conjunto más adelante.
Nos encontramos en 1492 año fundamental para la monarquía católica. Se
producirán hechos de grandísima importancia como es la expulsión de los judíos o
la toma de Granada, último bastión musulmán en la península ibérica.
Pero las Capitulaciones de Santa Fe no fueron los primeros intentos de Colón de
convencer a algún príncipe para que participase en dicha empresa, anteriormente
había presentado su idea en la corte de Juan II de Portugal, oferta que fue
declinada por diversos motivos.
Pero realmente, ¿qué sabemos de Cristóbal Colón? Conocemos, por diversas
fuentes, que fue un marino, posiblemente genovés (aunque su origen es incierto)
que nació en torno al 1451. Según la biografía que escribió su hijo, Hernando
Colón, se dedicó al comercio, pero la historiografía no ha dado un perfil claro de
este personaje. Lo que conocemos a ciencia cierta, por diversas fuentes
históricas, es que se instala en Lisboa después de un ataque de corsarios
franceses en 1476. Debido a su relación con el agua, Colón se convirtió en un
autodidacta en el estudio de la cartografía y de las lenguas clásicas con el fin de
enriquecerse con el conocimiento de los tratados de geografía realizados por los
antiguos. Gracias a estos estudios abrazó la teoría de que la Tierra es redonda
(idea que defendía en su tiempo Aristóteles) y que navegando hacia el oeste se
podría llegar a la costa oriental de Asia, punto fundamental en el comercio
mundial.
Colón viajó a la corte de la reina Isabel I de Castilla, presentando su idea al duque
de Medina Sidonia y, posteriormente, a los propios reyes. La idea fue rechazada
por inverosímil e inviable, tanto el proyecto en sí mismo como las condiciones que
Colón pedía. Pero Colón se caracterizaba por ser una persona que no ceja en su
empeño de conseguir lo que quiere, y esta vez no fue menos. Colón aprovechó el
optimismo que reinaba en la corte castellana después de la toma de Granada y
consiguió citarse con la reina Isabel, consiguiendo que su propuesta fuera
aceptada.
Con la redacción de las Capitulaciones de Santa Fe comienza un proceso que
llevo a Castilla a convertirse en uno de los mayores imperios coloniales y
ultramarinos más importantes de la historia. Con este documento comenzó
propiamente dicho la expansión ultramarina, con una política poco participativa en
sus comienzos pero que tornó a mayor control del Estado según avanzaba el siglo
XVI.
Con este documento, Colón conseguía una serie de privilegios, títulos y fortunas,
destacando el título de “Almirante de la mar océana”, de forma vitalicia y
hereditaria y el título de virrey de las tierras que descubriera, con los privilegios
que dicho cargo ostentaba. Con estas concesiones, los Reyes Católicos se
ajustaban a las elevadas pretensiones de Colón. Es aquí donde se aprecia la gran
destreza política de los reyes, ya que a la vuelta del primer viaje la Corona se
negará a aplicar lo capitulado en Santa Fe.
Por lo tanto, ¿fueron las capitulaciones una estratagema para convencer a Colón
de hacer el viaje y aprovecharse después de sus descubrimientos?, posiblemente
no lo sepamos nunca, pero la verdad es que una vez descubierto el nuevo mundo
la monarquía católica no reconoció parte de lo estipulado en Granada. Con esto
comienza un largo proceso judicial con los descendientes del descubridor que no
culminara hasta 1536, cuando los mismos herederos, que interpretaban las
capitulaciones en su forma más literal; es decir, pedían el control de América,
acceden a la oferta presentada por el rey Carlos I de España y V de Alemania, por
la cual conservan el título de almirante, pero renuncian a sus derechos a cambio
de una pensión de 10.000 ducados al año, del marquesado de Jamaica y del
ducado de Veragua.
Con todo esto, se me ocurre otra pregunta. Las capitulaciones de Santa Fe
¿fueron una merced regia o un contrato? Defensores hay de ambas teorías, pero
me inclino a pensar que se tratara de un tipo de contrato de cumplimiento por
ambas partes, porque si no, no se entiende la reclamación judicial de los
herederos de Colón, puesto que si fuera un merced regia, el rey está en su
derecho de otorgarla, pero también de quitarla cuando a él le interese.

Capitulaciones de Santa Fe

Registro de las Capitulaciones de Santa Fe conservado en el Archivo de la Corona de Aragón.

Las Capitulaciones de Santa Fe son un documento suscrito por los Reyes Católicos el 17 de
abril de 1492 en la localidad de Santa Fe, a las afueras de Granada, que recoge los acuerdos
alcanzados con Cristóbal Colón relativos a la expedición que se planeaba de este por el mar
hacia occidente.
En el documento se le otorgan a Cristóbal Colón los títulos de almirante, virrey y gobernador
general de todos los territorios que descubriera o ganase durante su vida, así como la décima
parte de todos los beneficios obtenidos. También se le concedió un diezmo de todas
las mercaderías que hallase, ganase y hubiese en los lugares conquistados. El texto fue
redactado por el secretario Juan de Coloma y el original, hoy perdido, fue firmado por los dos
monarcas. Las Capitulaciones de Santa Fe significaron un reparto anticipado entre Colón y
los Reyes Católicos de los beneficios que reportaría la conquista de lo que después se
llamaría América. Con esos beneficios, Colón logró un rápido ascenso social, al pasar a
formar parte de la nobleza cortesana.
Existe controversia sobre varios aspectos de las Capitulaciones. Durante los pleitos
colombinos se discutió su naturaleza jurídica: mientras que los herederos de Colón afirmaron
que representaba un contrato vinculante, la Corona defendió que se había tratado de una
mera merced revocable; la cuestión sigue siendo debatida hoy día.1 2 Por otra parte, el
encabezamiento del documento afirma que Colón «ha descubierto» ciertas tierras, lo cual ha
dado argumentos a los partidarios de un pre-descubrimiento de América anterior a 1492. Otros
aspectos del texto que han suscitado interpretaciones encontradas son el tratamiento de
«Don» otorgado a Colón y la concesión de los títulos de manera inmediata, que contrastan
con una merced posterior, la Real Provisión del 30 de abril de 1492, que condiciona los títulos
al hallazgo efectivo de nuevas tierras y no utiliza el Don al mencionar a Colón. Esto ha dado
pie a la teoría de que el documento pudo ser modificado en 1493 tras el retorno de Colón de
su primer viaje a las Indias.3

Capitulaciones para la conquista de Canarias[editar]


En aquellos años la palabra "capitulaciones" designaba varios tipos de documentos jurídicos o
diplomáticos, tanto entre estados como entre particulares y estados.2 Para la conquista de
nuevos territorios, en la Edad Media la Corona de Castilla no recurría a ejércitos propios
permanentes sino que contrataba la misión a particulares poderosos, a cambio de títulos y
beneficios económicos que se recogían en una capitulación.
Esto ocurrió en particular durante la conquista de las islas Canarias, cuyas capitulaciones son
el antecedente inmediato de las capitulaciones de Santa Fe.4 Las capitulaciones firmadas por
los reyes de Castilla a principios del siglo XV para la conquista de Canarias eran
típicamente feudales: los nobles que emprendían la conquista se erigían en señores de las
islas, vasallos de Castilla pero con amplia autonomía. La justificación de la empresa era, al
menos en teoría, la propagación del cristianismo. Por el contrario, las acordadas a finales de
siglo por los Reyes Católicos se limitan a conceder beneficios económicos pero no señoríos, lo
cual es un reflejo de la monarquía autoritaria que impusieron sobre la aristocracia a lo largo de
su reinado. Los documentos seguían mencionando un móvil religioso pero cada vez más
como mero pretexto.4 Sin embargo, las capitulaciones con Cristóbal Colón romperán este
esquema ya que le concederán un señorío hereditario sobre las tierras conquistadas y no se
hará ninguna mención de objetivo religioso.5

La búsqueda de patronazgo para el proyecto de Colón[editar]


Véase también: Cristóbal Colón#La búsqueda de patronazgo

Hacia 1480 Cristóbal Colón vivía en Portugal, en las islas Madeira, y por matrimonio había
entrado a formar parte de la nobleza portuguesa. Debió ser por entonces cuando concibió la
idea de navegar hacia occidente por el océano Atlántico hasta llegar a Cipango o a las Indias.
Entre 1483 y 1485 le presentó su proyecto al rey Juan II de Portugal pero este fue escéptico y,
tras consultar con tres de sus consejeros expertos en cosmografía, desestimó la
propuesta.6 Los portugueses llevaban al menos desde los años 1460 realizando viajes de
exploración hacia el oeste de los archipiélagos de Canarias, Madeira y Azores.7 El 3 de marzo
de 1486, poco después de la negativa a Colón, Juan II sí autorizó una expedición liderada por
Ferdinand van Olmen (conocido en Portugal como Fernam Dulmo) para descubrir y conquistar
la isla de las Siete Ciudades.8 En la capitulación con van Olmen, el rey le concedió un señorío
hereditario sobre todas las tierras que conquistase a cambio de que él financiase y organizase
el viaje íntegramente. El que Colón probablemente no dispusiese de dinero para armar su
expedición pudo ser uno de los motivos por los que Juan II rechazase su proyecto en favor del
de van Olmen.9
Colón, tras su fracaso ante el rey, sumado quizás a la muerte de su esposa 10 o quizás
también a la campaña lanzada por Juan II contra la Casa de Braganza,11 emigró de Portugal
al vecino reino de Castilla.
Colón les propuso su proyecto a los reyes de Castilla y Aragón, Isabel y Fernando, que no lo
aceptaron por varios motivos. En aquel momento los reyes dedicaban todos sus recursos a
la conquista de Granada, último reino musulmán de la península Ibérica. Hernando de
Talavera temía que el viaje propuesto por Colón transgrediera el tratado de Alcáçovas firmado
con Portugal y llevase a la apertura de otro conflicto bélico.12 Por otra parte una comisión de
expertos dictaminó que era imposible que fuera verdad lo que decía Colón.13
Colón viajó entonces de nuevo a Portugal, en 1488, por motivos desconocidos.12 Allí pudo
asistir al regreso de Bartolomeu Dias 14 del viaje en el que había descubierto el cabo de Buena
Esperanza, extremo sur de África tras el cual se abría a los portugueses la vía marítima a la
India por el océano Índico. A partir de entonces Juan II se centró en la explotación de esa ruta
y desestimó la exploración hacia occidente por el Atlántico.7 Colón regresó a Andalucía y le
planteó su proyecto al duque de Medina Sidonia, que lo rechazó, y después a Luis de la
Cerda, duque de Medinaceli, quien se mostró interesado y acogió a Colón durante dos
años.12 Sin embargo, al ser consultada, la reina mandó llamar a Colón 15 y le prometió
ocuparse de su plan tan pronto como terminara la conquista de Granada.

Negociación final[editar]
El 25 de noviembre de 1491 Granada se rindió a los cristianos. Los representantes del reino
nazarí y los de Castilla y Aragón firmaron unas capitulaciones (llamadas "capitulaciones de
Granada", a no confundir con las "de Santa Fe") que detallaban las condiciones en que se
realizaría la transferencia de soberanía. Colón partió del monasterio de la Rábida, donde se
encontraba desde octubre, y se unió a la corte en Santa Fe hacia el 31 de diciembre.16 Santa
Fe era el campamento que habían establecido los reyes castellano-aragoneses en la vega de
Granada como cuartel general durante el asedio.
Se entablaron negociaciones entre Colón y la Corona por medio de dos representantes: Juan
Pérez, fraile de la Rábida, por Colón y el secretario Juan de Coloma por la Corona.17 Según
los relatos de Hernando Colón y de Bartolomé de las Casas, no fue posible llegar a un
acuerdo debido a que Colón reclamaba los títulos de almirante y virrey, por lo que fue
despedido de la corte. Entonces Luis de Santángel, un alto funcionario, intercedió por Colón
ante la reina y se comprometió a adelantar el dinero que tendría que invertir la Corona en la
expedición. Siempre según la versión de Hernando Colón y Las Casas, la reina cambió
entonces de opinión, envió a un correo a traer de vuelta al genovés y le ordenó a Coloma que
aceptase sus peticiones.18 El 17 de abril de 1492 alcanzaron finalmente un acuerdo y se
redactaron unas capitulaciones que posteriormente se han denominado Capitulaciones de
Santa Fe.

Contenido[editar]
Texto completo de las capitulaciones de Santa Fe

Encabezado[editar]
El documento, del cual se conservan varias copias, comienza mencionando los dos
motivos por los que los reyes conceden a Cristóbal Colón "las cosas suplicadas": en
primer lugar por «lo que ha descubierto» en el Atlántico y en segundo lugar por el viaje
que pronto va a emprender. El texto llama a los reyes «vuestras altezas», lo cual sugiere
que fue redactado por Colón y que la Corona se limitó a aprobarlo.19 Según la versión
conservada en el Archivo de la Corona de Aragón:
Las cosas suplicadas e que vuestras altezas dan e otorgan a don Christoual de colon en alguna
satisfacion de lo que ha descubierto en las mares oçeanas y del viage que agora con el ayuda de
Dios ha de fazer por ellas en seruicio de vuestras altezas son las que se siguen

Capítulos[editar]
A continuación se listan en cinco puntos, denominados «capítulos» en la época, los títulos
y privilegios otorgados a Colón. Al final de cada uno de ellos se lee «Plaze a sus
altezas. Juan de coloma.»
 El título vitalicio y hereditario de almirante de todas las «islas y tierras firmes» que
Colón descubriese o conquistase «por su mano o industria» en «las Mares Oceánas».
Para precisar cuáles eran las atribuciones de este título, se especifica que serían las
mismas que tuvo Alonso Enríquez de Quiñones,20 almirante mayor de
Castilla fallecido en 1485. La familia Enríquez había alcanzado una gran importancia
en la sociedad castellana de la época y las responsabilidades del cargo de almirante
eran, al menos en teoría, muy amplias: era el jefe de todas las flotas de guerra y de
los astilleros así como administrador de la justicia en el mar y en los puertos.21 En la
práctica ni Colón ni la Corona sabían exactamente en 1492 cuáles eran las
atribuciones y los privilegios de los almirantes de Castilla.22
Primeramente que vuestras altezas como Sennores que son de las dichas mares oceanas fazen
dende agora al dicho don Christoual Colon su almirante en todas aquellas islas y tierras firmes que
por su mano o industria se descubriran o ganaran en las dichas mares oceanas para durante su
vida y despues del muerto a sus herederos e successores de uno en otro perpetuamente con todas
aquellas preheminencias e prerrogativas pertenecientes al tal officio e segund que don alfonso
enriquez, quondam, almirante mayor de castilla e los otros sus predecessores en el dicho officio lo
tenian en sus districtos.

 Los títulos de virrey y gobernador de dichas tierras, que incluía el derecho de


presentar a la Corona una terna de candidatos para cada oficio de gobierno.20 El
documento no precisa las atribuciones de estos cargos ni si serán hereditarios o no.
Esta ambigüedad se aclararía en cartas de privilegios posteriores.21
Otrosí que vuestras altezas fazen al dicho don Christoual su visorey e gouernador general en todas
las dichas tierras firmes e yslas que como dicho es el descubriere o ganare en las dichas mares; e
que paral regimiento de cada huna e qualquiere dellas, faga el election de tres personas para cada
oficio, e que vuestras altezas tomen y scojan uno el que mas fuere su seruicio; e assi seran mejor
regidas las tierras que nuestro Sennor le dexara fallar e ganar a seruicio de vuestras altezas.

 El 10 % de todas las ganancias económicas que se generasen en los territorios de su


Almirantazgo (el otro 90 % quedaba para la Corona). Esta cláusula era muy diferente
de la práctica habitual, que consistía en que el capitulante financiaba su expedición él
mismo y con los bienes obtenidos primero cubría sus gastos y luego le entregaba un
impuesto del 20 % sobre los beneficios a la Corona (el "quinto real"). Se cree que la
excepción en las capitulaciones de Santa Fe se debe a que fue la Corona la que
financió el viaje de Colón.23
Item que de todas e qualesquiere mercadurias siquiere sean perlas piedras preciosas oro plata
specieria e otras qualesquiere cosas e mercadurias de qualquiere specie nombre e manera que
sean que se compraren trocaren fallaren ganaren e hovieren dentro en los limites del dicho
almirantadgo, que dende agora vuestras altezas fazen merced al dicho don Christoual e quieren
que haya e lieue para si la dezena parte de todo ello quitadas las costas todas que se fizieren en
ello por manera que de lo que quedare limpio e libre haya e tome la dicha decima parte para si
mismo e faga della a su voluntad quedando las otras nueve partes para vuestras altezas.

 La autoridad para Colón, o para un teniente designado por él, de juzgar los pleitos
mercantiles que se originasen en la empresa. En este caso al «Plaze a sus altezas»
se le añadió una frase que condicionaba este derecho a que también lo hubiese
tenido el almirante Enríquez: "si pertenece al dicho officio de almirante segunt que lo tenia
el dicho almirante don alonso enriquez, quondam, y los otros sus antecessores en sus districtos
y siendo justo". En la práctica Colón nunca llegó a ejercitar este derecho.23
Otrosi que si a causa de las mercadurias quel trahera de las yslas y tierras que assi como dicho es
se ganaren o descubrieren o de las que en trueque de aquellas se tomaren aqua de otros
mercadores naciere pleyto alguno en el logar dondel dicho comercio e tracto se terna y fara que si
por la preheminencia de su officio de almirante le pertenecera conocer del tal pleyto plega a
vuestras altezas que el o su teniente e no otro Juez conozcan del tal pleyto, e assi lo prouean
dende agora.

 Por último la opción, pero no la obligación, de contribuir con la octava parte de los
gastos de toda futura expedición, a cambio de recibir luego una parte similar de los
beneficios obtenidos. Los historiadores discrepan sobre si Colón llegó a ejercer esta
opción alguna vez.24
Item que en todos los nauios que se armaren paral dicho tracto e negociacion cada y quando y
quantas vezes se armaren que pueda el dicho don Christoual colon si quisiere contribuyr e pagar la
ochena parte de todo lo que se gastare en el armazon e que tanbien haya e lieue del prouecho la
ochena parte de lo que resultare de la tal armada.

Fecha y firmas[editar]
El texto concluye dando el lugar y la fecha en la que se despachó el documento:
Son otorgadas e despachadas con las respuestas de vuestras altezas en fin de cada hun Capitulo
en la villa de Santa fe de la vega de granada a XVII de abril del anno del nacimiento de nuestro
Sennor Mil CCCCLXXXXII [1492].
Las copias conservadas incluyen a continuación las frases "yo el Rey" y "yo la Reyna"
para indicar que el original había sido rubricado por ambos monarcas, así como el nombre
del redactor, Juan de Coloma,25 que era el secretario del rey.26 Por último en algunas
copias se indica que el documento fue registrado por "Calçena", es decir, el registrador de
la Cancillería de Aragón Juan Ruiz de Calcena.

Ejemplares conservados[editar]

El Archivo de Indias de Sevilla conserva dos transcripciones del original de las Capitulaciones de
Santa Fe.

La copia más antigua de las Capitulaciones de Santa Fe se conserva en el Archivo de la


Corona de Aragón, dentro de la unidad Archivo Real (Real Cancillería). El texto de las
Capitulaciones se registró en los folios 135v-136v del volumen 9 (registro 3569) de la
serie Diversorum sigilli secreti, en la que se transcribían documentos expedidos con el sello
secreto del rey.25 En el índice del volumen el documento aparece titulado con el nombre
de la parte a la que se refiere: Christofori Colon.27 En el mismo registro 3569 figuran justo a
continuación otros dos documentos relacionados directamente con el primer viaje de
Colón: un salvoconducto y una carta de presentación a cualquier soberano extranjero con
el que se encontrase la expedición (el nombre del monarca fue dejado en blanco). Ambos
textos fueron redactados en latín por Juan de Coloma y fechados en Granada a 17 y 30
de abril respectivamente.28
A Cristóbal Colón se le debió entregar el original, hoy perdido, que a su muerte fue
depositado en el monasterio de la Cartuja de Sevilla. De él se conservan en el Archivo
General de Indias dos copias posteriores: un traslado realizado por un notario en la
Española en diciembre de 1495 29 y un asiento en un registro cedulario.30 Bartolomé de
las Casas transcribió alguna de estas copias en su Historia general de las
Indias,31 introduciendo una modificación en el primer párrafo: en vez de "ha descubierto"
anotó "ha de descubrir". Se conserva también un ejemplar impreso con el texto del
privilegio de confirmación otorgado en Burgos en 1497, que probablemente fuese editado
a título privado por la familia Colón durante los Pleitos Colombinos.32
La primera publicación impresa moderna del texto de las Capitulaciones se debió a Martín
Fernández de Navarrete en 1825, que se basó en el traslado notarial de 1495 y siguió el
mismo criterio que Las Casas en cuanto al «ha de descubrir». El primero en llamar la
atención sobre el registro conservado en el Archivo de la Corona de Aragón fue el
investigador Gustav Bergenroth, que publicó en 1862 una traducción al inglés.33 La obra
de Bergenroth dio a conocer por primera vez el contenido exacto de las Capitulaciones,
incluyendo el "ha descubierto", lo cual vino a reforzar las tesis de los partidarios de un pre-
descubrimiento de América.34

Confirmación y desarrollo[editar]

Escudo del almirante Cristóbal Colón dibujado por Gonzalo Fernández de Oviedo en
su Historia (1536).

Las Capitulaciones de Santa Fe fueron copiadas, desarrolladas y ampliadas en una serie


de documentos oficiales emitidos entre 1492 y 1497.
Real privilegio del 30 de abril de 1492
Texto completo
Al igual que las Capitulaciones de Santa Fe, este documento fue redactado por Juan
de Coloma y firmado por los reyes. Mientras que de las Capitulaciones del 17 de abril
se discute si fueron una concesión regia o si tuvieron valor jurídico como contrato,
este documento del 30 de abril se considera unánimemente una merced concedida
por los reyes.31 Se conserva su registro oficial en el Archivo General de Simancas.35
En contraste con las Capitulaciones de Santa Fe, este documento no trata a Colón de
"Don" y condiciona la concesión del título de almirante a que efectivamente Colón
descubra y gane nuevas tierras.36 Por otra parte, establece de manera inequívoca el
carácter hereditario de los tres cargos concedidos, no solo el de almirante sino
también los de virrey y gobernador.1 Rumeu de Armas ha señalado que esta última
disposición era ilegal y nula por contravenir una decisión de las Cortes de Castilla de
1480 que había prohibido la transmisión hereditaria de cargos públicos.37
Carta de confirmación del 28 de mayo de 1493
Tras regresar Colón del primer viaje, los reyes confirmaron el privilegio del 30 de abril
de 1492 por medio de un documento fechado en Barcelona y redactado por el
secretario Fernando Álvarez de Toledo.38 En él establecieron además una
demarcación geográfica clara al cargo de Almirante del mar Océano: a occidente
del meridiano que "pasa de las islas de los Azores a la isla del Cabo Verde", que es el
mismo límite que por las mismas fechas fijó la primera de las Bulas Alejandrinas para
los dominios de Castilla en el Atlántico.39 También le otorgaron el derecho de usar el
sello real y expedir documentos en nombre de los monarcas.40 El original se conserva
en el Archivo General de Indias. Hernando Colón publicó el texto íntegro en
su Historia del Almirante, impresa en Venecia en 1571.41
Carta de privilegio del 23 de abril de 1497
Cuando Colón regresó de su segundo viaje a las Indias, solicitó a los reyes una
confirmación de las Capitulaciones de Santa Fe elevándolas al rango de carta de
privilegio emplomada. Los reyes accedieron, por lo cual la Cancillería Mayor del Sello
Mayor redactó y selló el documento, fechado a 23 de abril de 1497 que incluye
palabra por palabra el texto de las Capitulaciones. Hoy día se conserva el original de
esta carta de privilegio en el Archivo General de Indias 42 y su registro en el Archivo
General de Simancas.43
En la misma fecha de 23 de abril de 1497 Colón recibió otra carta de privilegio
emplomada que confirmaba sus títulos de almirante, virrey y gobernador así como una
serie de copias autorizadas de todos los privilegios de los Almirantes de Castilla, a los
cuales se había equiparado en categoría gracias a las Capitulaciones de Santa Fe.
Con copias todos estos documentos Colón constituyó en 1498 el denominado Libro de
los privilegios, cuyo original se conserva también en el Archivo de Indias.44 Con
posterioridad, en 1502, Colón ordenó hacer cuatro copias manuscritas del Libro, de
las cuales dos se las envió al embajador genovés Nicolò Oderigo. Una de ellas se
conserva todavía en el archivo de Génova mientras que la otra está en París porque
fue robada por el ejército de Napoleón. Una tercera copia fue depositada en
el monasterio de la Cartuja, fue usada por los herederos de Colón y más tarde
desapareció. La cuarta copia, en papel y no en pergamino como las otras, se la envió
Colón a su representante en Santo Domingo, Alonso Sánchez de Carvajal; también se
perdió.45 La familia Colón hizo también una pequeña edición impresa de la carta de
privilegio a finales de los años 1520, durante los Pleitos Colombinos.46

Anomalías y controversias[editar]
Naturaleza jurídica[editar]
Existe controversia sobre la naturaleza jurídica de las Capitulaciones y su valor
efectivo. En particular se discute sobre si se trató de un contrato vinculante o de una
merced.31Para los herederos de Colón las Capitulaciones de Santa Fe eran un
contrato privado que vinculaba a las dos partes. Esta opinión la reflejan hoy día
historiadores como Luis Arranz.47 Por el contrario la Corona defendió que se trataba
de una concesión graciosa y por tanto revocable, interpretación con la que está de
acuerdo Francisco Morales Padrón.2 Entre ambos extremos algunos historiadores
piensan que se trató de un pacto de naturaleza feudal, en el que las dos partes
asumieron obligaciones pero no como iguales.25

«... ha descubierto»[editar]
El uso del pretérito perfecto «ha descubierto» en el encabezado de las capitulaciones
sugiere que Colón se atribuyó descubrimientos de tierras anteriores a 1492, lo cual
para historiadores como Henry Vignaud,48 Juan Manzano, Luis Arranz o Gustavo
Vargas respalda la teoría del predescubrimiento de América.47 49 Por el
contrario Antonio Ballesteros Beretta opinó que el «ha descubierto» refleja una mera
hipótesis que Colón habría planteado sobre una ruta hacia oriente por occidente. Esta
es la interpretación que recogió el gobierno de España en la descripción de las
Capitulaciones enviada a la UNESCO en 2007.25 27 El historiador Antonio Rumeu de
Armas sostuvo una tercera interpretación según la cual el registro conservado en el
Archivo de la Corona de Aragón correspondería a una versión de las capitulaciones
modificada en 1493, tras el retorno de Colón del primer viaje. Los oficiales de la
Corona habrían introducido interpolaciones que modificaron la redacción original. Ello
explicaría tanto el «ha descubierto» como otras dos anomalías del texto: el llamar
«Don» a Colón, tratamiento que no tuvo hasta marzo de 1493;3 y el afirmar que los
reyes son «señores (...) de las mares océanas», un título que no utilizaron hasta mayo
de 1493.50 Siempre según Rumeu, «el viaje que agora ha de fazer» mencionado en el
encabezado de las Capitulaciones sería el segundo viaje de Colón y no el primero.51
Este aspecto de las Capitulaciones fue desconocido durante varios siglos porque
tanto Bartolomé de las Casas como Alonso de Santa Cruz decidieron modificar la
frase original cambiando el «ha descubierto» por «ha de descubrir» o «había de
descubrir». La forma modificada «ha de descubrir» es la que adoptó también Martín
Fernández de Navarrete en el siglo XIX,52 y como su transcripción fue ampliamente
copiada y traducida a otras lenguas, el error se propagó.47

Objetivos de la expedición[editar]
El texto de las Capitulaciones de Santa Fe no menciona en ningún momento
ni Asia ni las Indias como objetivo del viaje mientras que parece presuponer la
existencia de tierras en el océano Atlántico.25 El objetivo de la expedición es
puramente imperialista ("descubrir" y "ganar" tierras) y económico, ya que cita perlas,
piedras preciosas, oro, plata y especias. En ningún momento se menciona ningún
objetivo religioso o evangelizador.25
Sin embargo, en el salvoconducto en latín entregado por la Corona a Colón junto con
las Capitulaciones de Santa Fe y dirigido a cualquier autoridad extranjera con la que
se encontrase, se lee que Colón ha sido enviado “per maria oçeana ad partes Indie”
("por las mares océanas a las partes de la India") para, entre otros fines, "fidei
ortodoxe aumentum" ("el aumento de la fe ortodoxa").53

Trámite burocrático atípico[editar]


El texto de las capitulaciones fue registrado por el sigillator de la Cancillería de
Aragón, Juan Ruiz de Calcena,26 y se conservó en un archivo de esa Corona. No se
conserva ningún registro equivalente entre los documentos de la Corona de Castilla
del Archivo General de Simancas. Lo normal para un documento castellano habría
sido que lo acordase el consejero real Rodrigo Maldonado de Talavera, lo
registrase Sebastián de Olano y le pusiese el sello de la poridad el canciller Francisco
de Madrid 54 pero las Capitulaciones fueron tramitadas por tres burócratas
aragoneses: Juan de Coloma, Juan Ruiz de Calcena y Miguel Pérez de Almazán. Se
da la circunstancia de que la orden de expulsión de los judíos de Castilla (el
llamado Edicto de Granada), casi simultánea a las Capitulaciones de Santa Fe,
también fue tramitada por los tres aragoneses, también fue copiada en el registro
3569 del Diversorum sigilli secreti aragonés y tampoco se conserva su original en
ningún archivo castellano. La orden de expulsión era un documento secreto, fechado
el 31 de marzo de 1492 pero enviado con instrucciones de no ser leído hasta el 1 de
mayo. Esta similitud ha llevado al historiador Antonio Rumeu de Armas a postular que
las Capitulaciones de Santa Fe también debieron ser un documento secreto y por ello
tramitadas de manera anormal para esconderlas de espías extranjeros.55
Por otra parte en las transcripciones de las capitulaciones de Santa Fe se lee al final
de cada uno de los capítulos la frase «Plaze a sus altezas. Johan de Coloma». Hay
otras capitulaciones de la misma época en las que la Corona responde punto por
punto pero las de Santa Fe son las únicas en las que además firman los reyes.2 Por
otra parte, la inusual fórmula "plaze a sus altezas" podría ser una influencia de la
práctica de las cortes catalanas, cuyas propuestas eran aprobadas por el monarca
escribiendo "plau al senyor rei" (es decir, "place al señor rey").56
Es también anormal que el documento no marque ninguna contrapartida ni limitación
a las prerrogativas de Colón. Por ejemplo habría sido lógico que regulase cómo
recibiría la Corona el 90 % de los beneficios que no correspondían a Colón o en qué
puerto deberían descargarse las mercancías. La Corona parece haberse limitado a
aceptar pasivamente el texto propuesto por Colón.19

Título de virrey[editar]
En las Capitulaciones a Colón se le concedió el título de virrey de los territorios que
descubriera. Durante el siglo XV dicho título era utilizado oficialmente en la Corona de
Aragón, principalmente para el reino de Sicilia, cuyo virrey en 1492 era el
castellano Fernando de Acuña.57 En la Corona de Castilla no existía oficialmente el
cargo pero sí se llamó así oficiosamente a los dos gobernadores generales
nombrados por los reyes durante la guerra de Granada para gobernar los territorios
castellanos al norte del Sistema Central: el condestable Pedro Fernández de
Velasco y el almirante Alonso Enríquez de Quiñones.58 Por otra parte es anómalo que
las Capitulaciones otorguen primero el título de almirante y después el de virrey, ya
que el cargo de virrey normalmente era más importante. Según Rumeu de Armas esto
pudo deberse a que el redactor original del documento fue Colón y a sus ojos el título
de almirante era más prestigioso.59
La concesión de títulos de tanta autoridad como los de virrey y almirante supuso una
ruptura con la tendencia impuesta por los reyes Fernando e Isabel en las
capitulaciones anteriores a la de Santa Fe —las de la conquista de Canarias— en las
que habían eliminado la concesión de señoríos a fin de preservar el poder de
la monarquía autoritaria. Tampoco se encuentran cargos señoriales ni vitalicios en las
capitulaciones posteriores acordadas para la conquista de América; como mucho, a
algún conquistador la Corona lo nombraría gobernador de algún territorio.60
El por qué la Corona aceptó en el caso de Colón concederle títulos y cargos tan
excepcionales es objeto de debate entre los historiadores. El rey Fernando, veinte
años después, dio su versión del motivo: "todo lo que agora se puede descubrir es
muy fácil de descobrir y no mirando estando todos los que hablan en descobrir
quieren tener fin a la Capitulación que se hizo con el Almirante Colon y no piensan
como entonces nynguna esperança avía de lo que se descubrió ny se pensaba que
aquello pudiese ser la merced que Yo le hago"; es decir, Fernando justifica las
concesiones a Colón por las bajas expectativas con que se veía su proyecto.61
Consecuencias[editar]
Descubrimiento de América e instauración del monopolio
colombino[editar]

Ilustración de una de las cartas anunciando el Descubrimiento de las Indias publicada en 1493
tras el primer viaje de Colón.

Artículo principal: Primer viaje de Colón

La firma de las capitulaciones de Santa Fe y las órdenes regias emitidas a


continuación posibilitaron la organización por Colón de su primer viaje a las Indias, el
cual se considera el punto de inicio del descubrimiento de América. Participaron
tres carabelas: la Pinta, la Niña y la Santa María, al mando de Martín Alonso
Pinzón, Vicente Yáñez Pinzón y Juan de la Cosa, respectivamente. Según la versión
de Bartolomé de las Casas, que es la aceptada mayoritariamente por los
historiadores, las naves partieron de Palos el 3 de agosto de 1492 y se dirigieron a
las Canarias. El 12 de octubre llegaron a la isla de Guanahani. Colón siguió con su
periplo por el Caribe, llegó a Cuba el 28 de octubre y a la Española el 6 de diciembre.
El 24 de diciembre la Santa María encalló en las costas de La Española y con sus
restos se construyó el Fuerte Navidad. La expedición emprendió el regreso el 16 de
enero de 1493 y unos días más tarde una tormenta separó a las dos naves
supervivientes. La Pinta, al mando de Pinzón, llegó a Bayona (Galicia) a finales de
febrero y anunció a los Reyes Católicos el descubrimiento.62 Al recibir la noticia los
reyes decretaron la prohibición inmediata de ir "a las Yndias" sin autorización 62 y
encargaron a sus embajadores en Roma la obtención de unas bulas, denominadas
"Bulas Alejandrinas", con las que el papa Alejandro VI otorgaría a Castilla y León el
monopolio de las tierras descubiertas al oeste de cierto meridiano. Entre tanto,
la Niña, en la que viajaba Colón, hizo escala el 17 de febrero en la
isla portuguesa de Santa María, en las Azores, y el 4 de marzo recaló en Lisboa.
Embajadores portugueses salieron inmediatamente hacia la corte de los Reyes
Católicos, situada en esas fechas en Barcelona, para reclamar las tierras descubiertas
por los navegantes castellanos, en un ambiente de tensión diplomática y pre-bélica.
Colón regresó a Castilla por el puerto de Palos y de allí marchó a Sevilla y después a
Barcelona, donde fue recibido por los reyes, que reconocieron su descubrimiento y le
confirmaron sus títulos de almirante, virrey y gobernador. Al mismo tiempo le
apremiaron a completar la preparación de una segunda expedición a las Indias,
mucho mayor en barcos y hombres, bajo la supervisión del obispo Juan Rodríguez de
Fonseca.

Segundo y tercer viajes de Colón[editar]


Artículos principales: Segundo viaje de Colón y Tercer viaje de Colón.

El Segundo Viaje finalmente partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1493 con


diecisiete naves. Su objetivo oficial era explorar, colonizar y predicar la fe católica por
los territorios que habían sido descubiertos en el primer viaje, mientras en la península
continuaban las negociaciones diplomáticas entre Castilla y Portugal, que culminaron
en la firma del Tratado de Tordesillas en 1494. Colón desembarcó en la isla de Puerto
Rico el 19 de noviembre y fundó la ciudad de La Isabela en la Española el 6 de enero
de 1494. Poco después regresaron a España doce buques de la flota mientras en el
Caribe continuaban los viajes de descubrimiento a distintos territorios. Fonseca envió
varias flotillas con provisiones en 1495 y 1496 mientras que la larga ausencia de
Colón de la Española llevó a pensar que había muerto. Por ello en 1495 la Corona
reorganizó el gobierno de las Indias y liberalizó las expediciones privadas de
descubrimiento y comercio.63 Al oír estas noticias, Colón retornó alarmado a Europa
en junio de 1496 e inmediatamente reclamó sus derechos. Tuvo éxito ya que en 1497
recibió cartas plomadas de confirmación de sus títulos y privilegios.42 Más aun, logró
que la Corona anulase el decreto liberalizador de 1495 y que por tanto le quedase a
Colón tácitamente el monopolio sobre todo el Nuevo Mundo, incluso sobre los
territorios que no descubriese él mismo. Este último privilegio suponía, sin embargo, ir
más allá de lo acordado en Santa Fe en 1492.64
Colón regresó al Caribe el 30 de mayo de 1498 desde Sanlúcar de Barrameda al
mando de seis barcos. Llegó el 31 de julio a la isla Trinidad y desde el 4 al 12 de
agosto exploró el golfo de Paria, el cual separa Trinidad de Venezuela. El 19 de
agosto marchó a La Española para encontrarse con que la mayoría de los españoles
allí asentados estaban descontentos, al sentirse engañados por Colón sobre las
riquezas que encontrarían. Colón intentó repetidas veces pactar con los sublevados,
los taínos y los caribes. Algunos de los españoles que habían retornado denunciaron
a Colón ante la corte por mal gobierno. En 1499 los reyes nombraron a Francisco de
Bobadilla nuevo gobernador para La Española, despojando a Colón del cargo.37 A su
llegada a la isla, el 23 de agosto de 1500, Bobadilla detuvo a Colón y a sus hermanos
y los embarcó presos hacia España.

Ruptura del monopolio descubridor[editar]


En 1499, antes incluso del retorno de Colón encadenado, la Corona comenzó a
otorgar a otros exploradores permisos para ir a descubrir nuevas tierras a las Indias.
Se acogieron para ello a un punto que había quedado ambiguo en las capitulaciones
de Santa Fe: si el monopolio de Colón se extendería o no a toda tierra que se
descubriese en el futuro.63 Cada candidato a descubridor se encargaba de financiar y
armar su expedición tras negociar unas capitulaciones específicas con la Corona,
representada por el obispo Fonseca. Entre los primeros viajes así lanzados destacan
el de Alonso de Ojeda, que llegó hasta la actual Venezuela en 1499, y en el mismo
año el de Vicente Yáñez Pinzón que se convirtió en el primer europeo en llegar al río
Amazonas y las costas del actual Brasil. Las capitulaciones para estos viajes,
contrariamente a las de Santa Fe, se limitaron a otorgar beneficios económicos y,
como mucho, cargos de gobernador pero no señoríos hereditarios.65 Por otra parte la
Corona dejó la financiación de la mayoría de las nuevas expediciones en manos
de sociedades mercantiles, formadas por el capitán de cada
expedición, capitalistas que no se embarcaban y otros socios menores que aportaban
sobre todo su trabajo.66
Colón fue liberado a su retorno a España por orden de la Corona y emprendió la tarea
de recopilar todos los documentos que le habían concedido títulos y derechos en
un Libro de los privilegios. Más tarde, en 1502, emprendió su cuarto viaje a las Indias,
para el cual tuvo que firmar con la Corona una capitulación específica al igual que los
demás descubridores privados. Poco antes de partir, los reyes informaron a Colón del
nombramiento de un nuevo gobernador para la Española, Nicolás de Ovando, con lo
cual Colón quedaba despojado de ese título.63 En este viaje Colón perdió todos sus
barcos y no consiguió su objetivo de hallar un paso hacia Asia. Regresó fracasado a
España en 1504 y murió dos años después. Le sucedió en el cargo de Almirante de la
mar Océana su hijo mayor, Diego Colón.

Pleitos colombinos[editar]
Artículo principal: Pleitos colombinos

Desde el nombramiento de Ovando como gobernador de la Española en 1500,


primero Cristóbal Colón y luego su primogénito Diego presentaron varios memoriales
y peticiones a la Corona reclamando los derechos que estimaban pisoteados. En 1511
Diego inició la reclamación por vía judicial de los privilegios y títulos otorgados por los
reyes a su padre, principalmente en base al privilegio del 30 de abril de 1492, a las
capitulaciones de Santa Fe (a las que se llamaba "la Capitulación de los çinco capítulos")
y sus confirmaciones posteriores. Diego Colón arguyó que todos estos documentos
eran contratos y no mercedes, y en particular lo defendió para el del 30 de abril de
1492 porque era el que afirmaba sin lugar a dudas que todos los títulos eran
hereditarios, contrariamente a las capitulaciones de Santa Fe, que eran más
ambiguas sobre este punto.1
Dio así comienzo un largo pleito al que los historiadores han llamado "los pleitos
colombinos". Los fiscales de la Corona inicialmente centraron su defensa en negar
valor contractual a los documentos otorgados a Colón. En 1535, sin embargo, el
nuevo fiscal encargado del caso dio un giro a su estrategia y concedió que las
capitulaciones de Santa Fe sí que habían sido un contrato (no así los otros
privilegios). El fiscal se centró en demostrar que Colón había incumplido dicho
contrato porque los auténticos descubridores de las Indias habían sido en
realidad Martín Alonso Pinzón y sus hermanos.1
Tras varias sentencias provisionales que luego fueron revocadas, la parte principal del
pleito terminó en 1536 con un arbitraje: a los herederos de Colón se les reconoció el
título de almirante (no los de virrey y gobernador), así como el ducado de Veragua (en
la región del Darién) y la gobernación de Jamaica.67 Persistieron aún disputas
judiciales entre diferentes ramas de la familia Colón que solo se resolverían a finales
del siglo XVIII.63

Inscripción en el registro de la Memoria del Mundo[editar]


En 2007 el gobierno de España solicitó a la UNESCO la inscripción de las
Capitulaciones de Santa Fe en el programa "Memoria del Mundo"; en concreto la
solicitó para el registro conservado en el Archivo de la Corona de Aragón. La
inscripción fue aceptada en 2009.6

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