Aplicación en La Ingeniería Civil
Aplicación en La Ingeniería Civil
Aplicación en La Ingeniería Civil
Eventos sísmicos de gran intensidad ocurren cada año en diferentes zonas del
mundo. Recientemente, estos han cobrado miles de vidas humanas, así como
incalculables pérdidas económicas. Una forma de mitigar estos daños es la
reducción de los efectos sísmicos sobre las estructuras. Existen diferentes
técnicas para reducir los efectos de eventos dinámicos. Las primeras usadas
fueron la inclusión de aisladores de base, cuyo objetivo es la colocación de una
capa intermedia entre la estructura y el terreno. Esta técnica tiene un cierto
grado de eficiencia y depende en gran medida de las características de la
excitación a la que está sujeta la estructura. De esta manera no
necesariamente será efectiva para cualquier tipo de sismo. En las últimas
décadas, los sistemas de control estructural han cobrado importancia dentro
del campo de la ingeniería estructural. Estos sistemas no buscan el aislamiento
de la estructura, sino el delimitar su respuesta por medio de dispositivos
ubicados estratégicamente en ella. Hay una gran variedad de estos
dispositivos basados en diferentes principios de funcionamiento. Uno de los
más atractivos por su eficiencia son los sistemas activos. Éstos pueden
producir fuerzas sobre la estructura tanto de empuje como de jale. Éstas, si no
son calculadas correctamente, pueden provocar una desestabilización del
sistema. Adicionalmente, requieren de grandes cantidades de energía, que, en
el momento de un evento sísmico, puede no estar disponible. Así, será
necesario contar con fuentes alternativas de energía en caso de una
emergencia. Otros sistemas menos eficientes son los semiactivos. Éstos
combinan las bondades de sistemas activos y pasivos. Dado su principio de
funcionamiento, sólo pueden oponerse al movimiento de la estructura de
forma variable, de tal forma que no pueden desestabilizar al sistema.
Finalmente, la energía necesaria para su operación puede ser proporcionada
por una batería de baja potencia. De acuerdo con las características descritas
en este estudio sólo se consideran los dispositivos semiactivos como sistemas
de control estructural. Recientemente se han buscado nuevas estrategias de
control que no necesariamente involucran a la misma estructura sino a la
unión de dos o más de ellas. La idea es aprovechar el control que pueda ejercer
una estructura sobre la otra y de esta manera realizar un algoritmo que
minimice las respuestas de ambos edificios. El concepto de acoplar edificios
fue introducido en Estados Unidos por Klein et al. en 1972, y pocos años
después por Kuneida en Japón (Christenson, 2001). Desde ese tiempo, se
realizaron muchos estudios analíticos y pruebas experimentales, primero
enfocados en las características de los edificios; luego se plantearon variantes
del dispositivo de acoplamiento, como el tipo, la cantidad y ubicación
adecuada de éstos, para generar un control adecuado; y posteriormente se
implantan dispositivos de control (activo, pasivo y semiactivo) como
elemento de conexión para mejorar las respuestas de ambas estructuras. El
objetivo de este trabajo es el definir las características, ubicación y número de
dispositivos de control semiactivo necesarios para el acoplamiento de dos
estructuras para lograr una disminución en su demanda de desplazamiento
ante un evento sísmico. La organización de esta investigación está planteada
de la siguiente manera. Primero se hace una revisión de los diferentes
sistemas de control. Se puntualizan sus ventajas y desventajas.
Posteriormente se estudia el efecto que tiene la similitud dinámica entre el
acoplamiento de dos estructuras. El siguiente paso es la selección de dos
sistemas de estructurales a ser acoplados. Se utilizan dispositivos activos,
pasivos y semiactivos y se determina la mejor configuración de los mismos
(cantidad y ubicación). Por último, se utilizan diferentes esquemas de control
como elemento de unión entre estructuras y se analizan las propiedades
dinámicas de ambos modelos bajo diferentes excitaciones de terreno.
CONTROL ESTRUCTURAL
En las últimas décadas, el control estructural ha cobrado gran importancia
como alternativa eficaz para mitigar los efectos dañinos de los desastres
naturales (sismo y viento). La noción de control estructural se remonta 110
años atrás, cuando John Milne (Profesor de ingeniería en Japón) construye
una pequeña casa de madera sobre esferas, para demostrar que la estructura
puede estar aislada de los movimientos del terreno. Por otro lado, a principios
del siglo XX, se encontró que los motores de los automóviles y aviones
producían importantes vibraciones sobre los puntos de conexión. Por esta
razón se vio la necesidad de aislar, absorber o incrementar el
amortiguamiento de dichas vibraciones (Housner et al., 1997). La idea de
control estructural, es incrementar el amortiguamiento suplementario de las
estructuras mediante dispositivos especiales, y de esta manera tengan un
desempeño superior ante las cargas dinámicas externas.