Los Sacramentos A La Iniciación Cristiana
Los Sacramentos A La Iniciación Cristiana
Los Sacramentos A La Iniciación Cristiana
Desde los tiempos apostólicos, para llegar a ser cristiano se sigue un camino y una
iniciación que consta de varias etapas. Este camino comprende siempre unos elementos
esenciales: el anuncio de la palabra, la acogida del Evangelio que lleva a la conversión,
la profesión de fe, el bautismo, la efusión del Espíritu Santo, y el acceso a la comunión
eucarística. Cuando se habla de los tres sacramentos de la Iniciación cristiana, se
entienden los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Eucaristía en la primera
comunión; las posteriores participaciones en el sacramento de la Eucaristía,
evidentemente, no son ya Iniciación cristiana. Se llaman sacramentos de iniciación
cristiana porque:
Pero tal vez la razón más importante de todas es que en el Bautismo la persona queda
“sellada” en su alma con la marca imborrable del “carácter” de Cristo, o dicho de otra
forma, queda marcada como perteneciente a Cristo, y así el Espíritu Santo viene a habitar
en su alma con todos sus dones, talentos y capacidades que le van a permitir llevar en la
práctica una vida cristiana agradable a Dios, para que un día llegue a disfrutar de la
bendición de la gloria del cielo.
El Sacramento de la Confirmación.
La Eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana. Los demás sacramentos, como
también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la
Eucaristía y a ella se ordenan. La Sagrada Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la
Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua. Por la celebración eucarística nos unimos
a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos. La
Eucaristía como tal es celebrada por todos los fieles que asisten a ella en la parroquia o
capilla, pero es presidida por el sacerdote. En este sentido somos todos partícipes de este
sacramento, pero la participación plena se da en la Comunión, en el compartir el Cuerpo
y la Sangre de Cristo, que se entrega a nosotros para nuestra salvación.
Es importantísimo recalcar el sentido comunitario de este sacramento, ya que es la Iglesia
entera la que entrega en ofrenda el pan y el vino que se convertirán en el Cuerpo y la
Sangre de Jesús. Junto a estos dones, se ofrece toda la vida y la comunidad, para celebrar
junto la Resurrección y la Vida de Cristo.
Todo bautizado puede y debe recibir este sacramento. Pero es importante que esté
preparado para ello. Esto significa estar en armonía espiritual con Dios y con la Iglesia,
en fraternidad con el hermano. La comunión es la participación plena en la vida y en la
salvación de Cristo, por ello exige de nosotros un compromiso de adhesión y de fe.
Por lo general, entre los 8 y 9 años comienza el periodo de preparación para recibir la
Comunión. Esta preparación suele durar dos años.
Obviamente, quién no ha recibido su "Primera Comunión" a esta edad, puede hacerlo
posteriormente, con una preparación adecuada. Por esto es muy importante consultar en
la parroquia respectiva los procesos de formación y preparación necesarios para recibir
este sacramento en toda su plenitud.