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Pierre Deyon - Los Origenes de La Europa Moderna: El Mercantilismo

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los de Goma Elvi.’ dcorias —"TROQUELADOS TA 452° — _NEUQUEN Pierre Deyon, profesor de Ia Univer- aldad de Lille, es un perfecto co- nocedor de los textos que hoy dia podemos considerar como cldsicos Ge la economia europea del Renacl- ‘miento; textos muy poco conocidos, s6lo al alcance de los espectalistas, reflejan sin embargo las tentativas de los tedricos que Iban a configu. rar las estructuras econdmicas. y politicas de la Europa actual, y que Aesembocarian en los grandes de finidores del Uberalismo en Ia Gran Bretafa, Plerte Deyon se mueve con mucha habllidad entre una cantidad extraordinaria de documentos y sa- be extract de ellos In gran sinteals anc nos ha ofrecido en su obra més importante, «Los origenes de. la Europa moderna: el mercantilismos Las. relaciones del mercantilismo con el moderno concepts de Estado no han estado precisadas hasta el Momento actual; sin embargo, se- fiala Deyon, el mercantilismo supu- 30 la aplicacién del pragmatismo maquiavelico y el criunio de las fuerzas laicistas en lucha con la cosmogonia eclesiastica, Este ciime Jo de circunstancias son las que evan a la configuracién del capi- talismo moderno y es en ellas don de hay que buscar el origen de mu- chas de las contradicciones y las racine que nadece la socie de la Europa modema: el mercantilismo Europa IE et $ RE capindn 2 Las tearias mercantilistas Nos encontramos de nuevo, desde el principio, con los problemas que evocibamos en la intro- duccién. Ningim ministro se proclamé mercan- tilista, y tampoco ningiin economista tuvo el sentimiento de pertenecer a una escuela, de adhe- rirse a una doctrina coherente, definida por maes* tros y codificada en una biblia. El mercantilismo, como sistema de pensamiento y de intervencién, fue definido por los. liberales de finales del si: glo xvm, para designar y descalificar a aquellos Cuyos argumentos y pricticus repudiaban. Esta particularidad crea una determinada confusién en la polémica y en la histo-iografia. Tal o cual ‘autor antiguo es clasificado tan pronto entre los mercantilistas, como entre los aislados o los pre- cursores del liberalismo. No existe ningin acuer- do universal ni sobre la naturaleza de Ja teoria ni sobre las caracteristicas cle! intervencionismo que dicha teoria justifica. Para algunos, son mer- Cantilistas aquellos que identifican la riqueza na- ional y el volumen de las especies en circulaci6n, para otros lo son aquellos que proclaman la nece- Sidad de autosubsistencia nacional y mantienet” Ja xenofobia contra los mercaderes y los pro- ductos extranjeros. Pare otras todavia, sin duda Jos mejor inspirados, la doctrina se basa en la idea de que la intervencién del Estado debe ase- gurar el equilibrio indispensable de la balanza cH HOUMA. Ss GENTRG DE BBTUDIANTES Diz LA ~~ BAGULTAD DE RUMANIDADI:S ‘Ralversided Bastoni! dol Coonbus 1400 edanos Ain maveors| = pps 62-37 comercial. Segin lar elecciones mas o menos arbitrarias, segin lo. :riterios retenidos, la im- portancia historica y ‘a legitimidad cientifica del sistema varian. Para salir de esta ambigliedad, vamos a examinar, rechazando toda clasificacién aprioristica, la evolucién del pensamiento eco- némico, desde los grandes descubrimientos hasta Ja mitad del siglo xvimr, y a deducir, si es que exis- ten, los elementos de unidad, los temas comunes. Solamente después de este anélisis estaremos en situacién de responder a la pregunta planteada. Podremos decir si la misma nocién es util y ne- cesaria en la historia del pensamiento econémi- co, si los escritores y los expertos se inspiraron, més 0 menos conscientemente en esta teoria, en ningin lugar formulada como tal, pero presente fen todos los espiritus. En la Edad Media se escribié poco sobre las cuestiones de economia y de finanzas. Su apor tacion parece reducirse 2 algunos comentarios de teologia moral y a algunos escritos anénimos sobre las monedas.-Los.doctores-de-la-Iglesia.co- mieitaron, ciertamente, con abundancia los pasa- jes dela Summa Theologica, en la que santo To- més trataba someramente el fraude comercial y el préstamo a interés, pero sin afadir nada nuevo. Los consejeros de los principes discutieron sobre las monedas y las mutaciones, pero sin ex- plicar nada de los mecanismos de los cambios y de los precios. Solamente el libro de Nicolds Oresme, su Traité de la prémigre invention des monnaies parece haber conservado una vida pés- tuma e inspirado a algunos teéricos de la época moderna. Unicamente debido a las transforma- ciones econémicas del siglo xvr aparece una re- “4 a flexién fecunda. Los fenémenos :a ynetarios y so- ciales que en aquel entonces afect; ban a Europa, eran tan sorprendentes que inguietaron a los contemporaneos y mantuvieron su imaginacién en constante especulacién, En un principio se debié al prodigioso ensanchamiento de los limi- tes del mundo habitado, més tarde, la apertura de estos nuevos mercados a las empresas de la economia europea represents el crecimiento en el viejo continente de nuevas metropolis financieras, y pronto, para determmadas poblaciones, una modificacién total de sus condiciones de vida. Las novedades del siglo xvr fueron todavia aque- llas monarquias poderosas, fastuosas, pero siem- pre faltas de dinero, aquellos estados e imperios ‘comprofnetidos en guerras cada vez més costo- sas, aquellos principes dependientes de los ban- queros. ¢Cémo no interrogarse sobre aquellos fa- bulosos cargamentos que se desembarcaban en Sevilla, sobre 12 grandeza y fragilidad del impe- rio de Felipe II, sobre los caminos secretos por Jos que pasaban el oro y la plata que escapaban de Espafia?

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