Cacheo PDF
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Doctor en Derecho por la Universidad de Jaén. Profesor de la Academia de Oficiales de la Guardia Civil
(Sección de San Lorenzo de El Escorial). Capitán de la Guardia Civil (ESO). E-mail:
lmlombarderoexposito@guardiacivil.es
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Artículo 104.1.- Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como
misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.
A lo largo del presente estudio tomaremos como norte las resoluciones de los
Tribunales Constitucional y Supremo que, en esta materia, a nuestro juicio, se ocupan
esencialmente de esos “puntos de fricción”, de esas aparentes antinomias que, en
ocasiones, pueden surgir al conectar las dos misiones constitucionalmente
encomendadas a las FCS.
Abundando en todo ello, los cacheos sobre las personas constituyen uno de los
más importantes medios de indagación que el ordenamiento jurídico pone a disposición
de la Policía Judicial, siendo en la práctica muy utilizados. Vamos pues a tratar de
analizar los límites que la Constitución y la ley establecen para que la policía lleve a
cabo este tipo de diligencias de investigación “de propia autoridad”, así como a
establecer si la regulación legal es o no suficiente.
II. CONCEPTO
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Si deseamos remontarnos algo mas, el francés “cacher” parece provenir del latín “coactare” (apretar). El
vocablo cacheo puede traducirse a otras lenguas. Así, en francés, “fouille”; en portugués, “revista”; en
inglés hemos encontrado, por cachear, “to frisk”; en italiano, cacheo sería “perquisizione personale”; en
holandés, “fouillering” y en alemán “leibesvisitation”.
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SSTS (Sala II), núm. 560/99, de 9 de abril y otra de 7 de julio de 1995.
11
Párrafo segundo del artículo 363 “Siempre que concurran acreditadas razones que lo justifiquen, el Juez
de Instrucción podrá acordar, en resolución motivada, la obtención de muestras biológicas del sospechoso
que resulten indispensables para la determinación de su perfil de ADN. A tal fin, podrá decidir la práctica
de aquellos actos de inspección, reconocimiento o intervención corporal que resulten adecuados a los
principios de proporcionalidad y razonabilidad”, referido exclusivamente a la determinación del perfil del
ADN del sospechoso, lo que no tiene nada que ver, en todo caso con un cacheo.
delito y el que busca objetos o elementos que pudieran constituir, según las
circunstancias del caso, un peligro bien para la propia persona cacheada, bien para
terceros. Este último es un cacheo que se practica normalmente sobre detenidos o
personas a quienes se va a detener inmediatamente, sin solución de continuidad. Junto a
estas dos modalidades, podríamos configurar una tercera categoría, de tipo mixto,
cuando lo que se persigue es tanto la búsqueda de aquellos elementos, potencialmente
objeto de prueba, cuanto de objetos peligrosos para la integridad física tanto de la
persona cacheada como la de terceros, normalmente los miembros de la Policía Judicial
que ejecutan la medida.
Por otro lado, no hemos de dejar de tener en cuenta que si la persona en cuestión
ha introducido en su cavidad bucal algún elemento peligroso para su salud (v.gr.,
bolsitas conteniendo droga), es obligación de los funcionarios de la Policía Judicial, ex
artículo 5.3.b) de la LO 2/86, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el
velar por la vida e integridad de las personas que se encuentren bajo su custodia, por lo
que se estaría dando una situación de necesidad urgente que habilitaría (también) para la
intervención sobre la tan citada cavidad bucal.
IV. NATURALEZA
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Vid. en este sentido, STS (Sala II), núm. 16/93, de 15 de enero.
14
SSTS (Sala II), de 7 de julio de1995, de 23 de diciembre de 1996, núm. 1605/99, de 14 de febrero de
2000 y núm. 1393/02, de 24 de julio.
15
STS (Sala II), núm. 3997/95, de 7 de julio.
16
SSTS (Sala II) núms. 2830/96, de 11 de mayo y 874/98, de 26 de junio.
modalidades constituye una medida de registro corporal, lo que por otro lado, parece
obvio.
De acuerdo con lo expuesto nos parece excesivo considerar que el cacheo sea
una intervención corporal. En ninguna de sus modalidades el cacheo consiste en extraer
algún elemento del cuerpo (sangre, pelo, etc.) del propio cuerpo. Así pues, no estamos
ante una intervención corporal, sino ante una medida de registro corporal, no
equivalente a la detención.
Aunque nos parece que la dignidad consustancial al ser humano impide hacer de
este un objeto, tenemos que considerar, desde un punto de vista jurídico, que el objeto
sobre el que recae esta diligencia es el propio cuerpo humano, la realidad física que
sirve de soporte a la vida y a todos los derechos que dimanan de la misma. A ello deben
unirse las prendas de ropa y efectos que porte encima la persona de quien es parte
indisoluble dicho cuerpo.
17
En este sentido, STS (Sala II), núm. 277/09, 13de abril.
18
STS (Sala II), núm. 1393/02, de 24 de julio.
19
STS (Sala II), núm. 874/98, de 26 de junio.
actividades delictivas que se recogen en los artículos 1920 y 2021 de la citada ley, en el
curso de los cuales se realizan las diligencias de identificación, que dichos controles son
perfectamente acordes con la Constitución, como declaró el TC en Sentencia de 18 de
noviembre de 199322. Además el artículo 11.1, apartados f) y g) de la LO 2/86, de FCS
23
, faculta a la policía, según el TS, para llevar a cabo los cacheos con inmovilizaciones
transitorias de personas24.
25
SAN (Sala de lo c.a. – Sección 5ª), de 7 de marzo de 2007, ratificada por STS núm. 2785/11, de 13 de
mayo.
26
SAN (Sala de lo c.a. – Sección 5ª), de 11 de julio de 2007.
fraganti”27. La pregunta que surge, con carácter inmediato y en relación con el objeto
de este estudio es si el particular puede llevar a cabo alguna actuación sobre la persona
detenida o debe limitarse a ponerla a disposición de la autoridad judicial (directamente o
a través de los funcionarios de la Policía Judicial) en el plazo más breve posible28.
Trataremos de dar respuesta a estas dos cuestiones no solventadas por los textos
legales, como tantas otras en esta materia. La STS (Sala II), núm. 613/02, de 8 de abril,
nos da una respuesta a una de las dos. Si bien en la misma se hace referencia a la
actuación de un vigilante de seguridad, recordemos que en nuestro ordenamiento
procesal los vigilantes de seguridad son considerados particulares, no agentes de la
autoridad ni mucho menos miembros de la Policía Judicial. Por tanto no pueden
efectuar detenciones más que en los supuestos del artículo 490 LECrim. Ciertamente, sí
tienen la obligación ex artículo 11.1.d) de la Ley 23/1992, de 30 de julio, de Seguridad
Privada, de “Poner inmediatamente a disposición de los miembros de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad a los delincuentes en relación con el objeto de su protección, así
como los instrumentos, efectos y pruebas de los delitos, no pudiendo proceder al
interrogatorio de aquellos”.
27
Artículo 490.- Cualquier persona puede detener: 1/ Al que intentare cometer un delito, en el momento
de ir a cometerlo. 2/ Al delincuente in fraganti. 3/ Al que se fugare del establecimiento penal en que se
halle extinguiendo condena. 4/ Al que se fugare de la cárcel en que estuviere esperando su traslación al
establecimiento penal o lugar en que deba cumplir la condena que se le hubiese impuesto por sentencia
firme. 5/ Al que se fugare al ser conducido al establecimiento o lugar mencionado en el número anterior.
6/ Al que se fugare estando detenido o preso por causa pendiente. 7/ Al procesado o condenado que
estuviere en rebeldía.
28
Artículo 496.- El particular, Autoridad o agente de Policía Judicial que detuviere a una persona en
virtud de lo dispuesto en los precedentes arts., deberá ponerla en libertad o entregarla al Juez más
próximo al lugar en que hubiere hecho la detención dentro de las veinticuatro horas siguientes al acto de
la misma.
29
Salvo la justificación de haber obrado en virtud de motivos racionalmente suficientes para creer que el
detenido se hallaba comprendido en alguno de los casos legalmente establecidos, ex artículo 491 LECrim.
¿Qué ocurre con los instrumentos, efectos y pruebas del delito que ha habilitado
al particular para efectuar la detención? Evidentemente, ha de entregarlos junto con el
detenido. Eso no plantea mayor problema cuando no estén sobre el cuerpo o en las ropas
del detenido. Pero, ¿qué puede hacer el particular en el caso de que sí lo estén? La
respuesta nos la da el TS, en la sentencia citada, al decir de estas detenciones que “(…)
Se trata desde luego de actuaciones a prevención pero que sin duda alcanzan las
medidas necesarias y proporcionadas para asegurar la puesta a disposición de la
autoridad o de sus agentes del delincuente, así como de los efectos, instrumentos y
pruebas de los hechos presuntamente delictivos (…)” Estas “medidas necesarias y
proporcionadas” a las que se refiere el Tribunal no fueron otras que un registro
superficial en el que un vigilante de seguridad halló nueve pastillas de éxtasis en un
bolsillo del pantalón de la persona a la que detuvo. Estamos hablando de un cacheo
superficial llevado a cabo por un particular, vigilante de seguridad. A nuestro juicio
nada obsta para que cualquier particular, ajustándose a esa necesidad y
proporcionalidad, lleve a cabo un cacheo de la persona detenida.
Nos gustaría hacer aquí mención a las consecuencias penológicas resultantes del
hecho de que el sujeto pasivo se sometiese sin oposición a la diligencia. Las defensas de
algunos imputados han pretendido obtener beneficios penales para sus patrocinados del
hecho de someterse a esta diligencia, pretendiendo equiparar dicho sometimiento a una
confesión. La jurisdicción ha sido, en este asunto, tajante, no admitiendo dicho
sometimiento como una atenuante analógica a la confesión. El oponerse a un cacheo
puede constituir otra infracción, o determinar una gravedad mayor de los hechos, pero
no hacerlo no es motivo de atenuación: es el comportamiento esperable también de
quien ha cometido un delito. Sí que se admite, sin embargo, que el sometimiento a un
examen que además deviene obligatorio puede ser valorable, pero agota su eficacia en la
imposición, vía art. 66, de la pena en sus tramos inferiores31.
30
En este sentido, STS (Sala II), núm. 3997/95, de 7 de julio.
31
En este sentido, STS (Sala II), núm. 422/11, de 18 de mayo.
32
Por todas, las SSTS (Sala II), núm. 1393/02, 24 de julio y del TC núm. 120/90.
33
Entre otras, la STS (Sala II), núm. 525/00, de 31 de marzo.
34
SSTS (Sala II) núms. 352/06, de 15 de marzo y 1133/10, de 21 de diciembre.
35
STS (Sala II), núm. 874/98, de 26 de junio.
36
STS (Sala II), núm. 473/05, de 14 de abril.
37
STS (Sala II), núm. 2830/96, de 11 de mayo.
38
SSTS (Sala II), núms. 2830/96, de 11 de mayo y 874/98, de 26 de junio.
lo que puede considerarse un cacheo policial, salvo lo que ya hemos expuesto sobre la
cavidad bucal.
39
Artículo 17. 1.- Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado de su
libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la forma previstos
en la Ley.
40
En este sentido, entre otras, la STS (Sala II), núm. 560/99, 9 de abril.
41
Entre otras, SSTS (Sala II), núm. 560/99, 9 de abril y otra de 15 de abril de 1993.
42
Tribunal Constitucional (Providencia de 26 de noviembre de 1990, recurso de amparo 2252/90,
ratificadas por las dos de 28 de enero de 1991, recurso de amparo 2260/91 y 2262/91) y STS (Sala II)
núm. 2449/93, de 15 de abril.
43
Por todas, la STC 57/94, de 28 de febrero.
44
Ídem.
45
En relación con este sentimiento del pudor o del recato, se ha estimado que un cacheo que no implique
la retirada de la ropa de los detenidos, no implica actos que pudieran atentar al pudor o el recato de la
persona detenida (vid. STS, Sala II, núm. 1393/02, 24 de julio).
46
Ídem.
47
STC núm. 37/1987.
En definitiva, son reiteradas las declaraciones del TS en las que se interpreta que
no se afecta con el cacheo al derecho a la intimidad, en el supuesto de que la actuación
policial esté justificada y se mantenga dentro del respeto al principio de
proporcionalidad51.
Por lo que se refiere a la práctica material del cacheo, deben cumplirse tres
condiciones para que dicha práctica preserve el derecho a la intimidad52: a) que el
cacheo se realice por alguien del mismo sexo53; b) que según la intensidad y alcance
corporal del cacheo se haga en sitio reservado; y c) que se eviten posturas o situaciones
degradantes o humillantes.
48
STS (Sala II), núm. 1393/02, 24 de julio.
49
STS (Sala II), núm. 2148/10, de 11 de noviembre.
50
En este sentido las SSTS (Sala II), de 11 de mayo de 1996 y 874/98, de 26 de mayo. Mantenemos, en
esta cuestión, lo dicho para la cavidad bucal.
51
Por todas, las SSTS de 7 de julio de 1995, de 23 de diciembre de 1996, núm. 1605/99, de 14 de febrero
de 2000 y núm. 1393/02, de 24 de julio.
52
STS (Sala II), núm. 352/06, de 15 de marzo.
53
STS (Sala II), de 23 de febrero de 1994.
En aras de mantener estos principios podemos afirmar, con carácter general, que
el derecho a la presunción de inocencia sólo puede ceder ante la existencia de pruebas
de cargo, lícitamente obtenidas y suficientemente contrastadas a través del debate
contradictorio, en juicio oral y público55, y que la ilicitud en el empleo de los medios
para obtener aquellas, las convierte en inválidas, no desvirtuando la presunción de
inocencia. Recordemos que el artículo 11.1º de la Ley Orgánica del Poder Judicial, en
tal sentido, establece que no surtirán efecto las pruebas obtenidas directa o
indirectamente violentando los derechos o libertades fundamentales. Así pues, la
hipotética ilicitud del cacheo implicaría que cualquier objeto de prueba obtenido en el
mismo, en virtud de la teoría refleja, devendría ilícito y por tanto, inválido. En ese
hipotético supuesto habría existido una vulneración del derecho a la presunción de
inocencia.
54
En este sentido, STS (Sala II), núm. 874/98, de 26 de junio.
55
STS (Sala II), de 28 de diciembre de 1995.
56
STS (Sala II), núm. 525/00, de 31 de marzo.
acusado, por dicha causa, sufriera una manifiesta merma en sus garantía jurídicas57,
protegiendo y apoyando moralmente o ayudando profesionalmente al acusado58.
El criterio interpretativo básico, del que derivan todos los demás, es el de que la
actuación policial ha de estar justificada. Esta justificación implica que la elección de la
persona cacheada por el agente de policía no sea arbitraria ni indiscriminada, ni fruto
del desafuero y además, que sea proporcional62. Es decir, no arbitrariedad y
proporcionalidad.
sospecha no será arbitraria cuando exista algún dato objetivo que permita mantener la
misma64.
El TS no diferencia de modo claro entre los requisitos que han de darse para
practicar un cacheo de aquellos que han de concurrir en la práctica del mismo. Por ello,
64
STS (Sala II), núm. 677/09, de 16 de junio.
65
STS (Sala II), núm. 1066/96, de 23 de diciembre.
66
Entre otras, las SSTS (Sala II), núms. 3997/95, de 7 de julio y 2830/96, de 11 de mayo.
67
STS (Sala II), núm. 677/09, de 16 de junio. Se mantuvo la condena a dos guardias civiles por sendos
delitos de detención ilegal y contra la integridad moral.
El cacheo del detenido está amparado por la ley en los supuestos en ella
establecidos, siempre que esté sujeto a las exigencias de proporcionalidad, razonabilidad
y respeto a la dignidad y decoro del detenido68.
68
SSTS (Sala II), núms. 560/99, de 9 de abril y 473/05, de 14 de abril.
69
SSTS (Sala II), núms. 1378/99, 6 de octubre, 3139/98, 31 de marzo y 1133/10, de 21 de diciembre.
70
Fácil es comprender lo que es la violencia física, pero el concepto de violencia moral nos parece de
difícil aprehensión.
71
STS (Sala II), núm. 677/09, de 16 de junio.
XII. CASUÍSTICA
Como muy bien ha dicho ya el TS, “(…) lo cierto es que reglas de intervención
coactiva directa como estas se encuentran en el derecho vigente de los Estados de la
Unión Europea y no han sido considerados como opuestos a la tradición constitucional
de los mismos” 76.Veamos cómo se regula esta diligencia en los países occidentales de
nuestro entorno próximo.
72
STS (Sala II), núm. 560/99, de 9 de abril.
73
STS (Sala II), núm. 2449/93, de 15 de abril.
74
STS (Sala II), núm. 1164/94, de 23 de febrero.
75
STS (Sala II), núm. 677/09, de 16 de junio.
76
STS (Sala II), núm. 3997/95, de 7 de julio.
77
1. En caso de flagrancia delictiva o en el caso de evasión, los oficiales de Policía Judicial procederán a
un cacheo o a un registro domiciliario cuando tengan motivos fundados de creer que sobre una persona
estén ocultas cosas o huellas relacionadas con el delito que puedan ser eliminadas o desaparecidas o bien
que estas cosas o huellas estén en un lugar determinado o que en aquel lugar esté la persona encartada o el
fugitivo.
78
2. Cuando haya que ejecutar un mandamiento de encarcelamiento con respecto a una persona imputada
o condenada por uno de los delitos contemplados para el articulo 380 o bien encartado por un delito, los
oficiales de Policía Judicial pueden también proceder a un cacheo o a un registro domiciliario si se
cumplen las premisas señaladas en el párrafo 1 y hay singulares razones de urgencia que no permitan la
emisión de un inmediato decreto de registro.
79
En idéntico sentido, la STS (Sala II), núm. 3997/95, de 7 de julio.
80
En el mismo sentido, ídem.
81
La información relativa al cacheo policial en Francia ha sido proporcionada gentilmente al autor por el
Capitán de la Gendarmerie Nacionale, Stéphane Caille, actualmente destinado como profesor en la
Academia de Oficiales de la Guardia Civil (Sección de Aranjuez), en un programa de intercambio de
docentes entre ambas instituciones.
Este análisis efectuado por el TS en relación con el cacheo con desnudo integral
en el marco de una investigación penal, sienta ciertas premisas con claridad meridiana,
pero suscita algunos interrogantes. Entre las primeras, y aunque ya va de suyo en la
categoría, ha de estarse en el seno de una investigación penal. Para que exista una
investigación penal, debe haber habido previamente una infracción penal (delito o falta).
Dicha investigación penal normalmente será conocida por los agentes ejecutantes,
82
Por todas, la STS (Sala II), núm. 677/09, de 16 de junio.
83
LO 1/79. Art. 23.- Los registros y cacheos en las personas de los internos, sus pertenencias y locales
que ocupen, los recuentos, así como las requisas de las instalaciones del establecimiento, se efectuarán en
los casos, con las garantías y periodicidad que reglamentariamente se determinen y dentro del respeto a la
dignidad de la persona.
84
RD 190/96. Art. 68 (Registros, cacheos y requisas).- 1. Se llevarán a cabo registros y cacheos de las
personas, ropas y enseres de los internos y requisas de las puertas, ventanas, suelos, paredes y techos de
las celdas o dormitorios, así como de los locales y dependencias de uso común.
2. Por motivos de seguridad concretos y específicos, cuando existan razones individuales y contrastadas
que hagan pensar que el interno oculta en su cuerpo algún objeto peligroso o sustancia susceptible de
causar daño a la salud o integridad física de las personas o de alterar la seguridad o convivencia ordenada
del Establecimiento, se podrá realizar cacheo con desnudo integral con autorización del Jefe de Servicios.
3. El cacheo con desnudo integral se efectuará por funcionarios del mismo sexo que el interno, en lugar
cerrado sin la presencia de otros internos y preservando, en todo lo posible, la intimidad.
4. Si el resultado del cacheo con desnudo integral fuese infructuoso y persistiese la sospecha, se podrá
solicitar por el Director a la Autoridad judicial competente la autorización para la aplicación de otros
medios de control adecuados.
5. De los registros, requisas, cacheos y controles citados se formulará parte escrito, que deberá especificar
los cacheos con desnudo integral efectuados, firmado por los funcionarios que lo hayan efectuado y
dirigido al Jefe de Servicios.
Art. 45.7: Los cacheos con desnudo integral de los visitantes únicamente podrán llevarse a cabo por las
razones y en la forma establecidas en el artículo 68 debidamente motivadas. En caso de que el visitante se
niegue a realizar el cacheo, la comunicación no se llevará a cabo, sin perjuicio de las medidas que
pudieran adoptarse por si los hechos pudieran ser constitutivos de delito.
aunque no es preciso que conozcan todos sus pormenores, es decir, no es necesario que
sean los instructores de las diligencias policiales. Cabe añadir que, incluso, no es
necesario que conozcan nada de la investigación penal, más que la existencia de la
infracción que la motiva. Es concebible que los actuantes hayan recibido órdenes de sus
superiores jerárquicos para llevar a cabo determinadas actuaciones materiales derivadas
de dicha investigación, conociendo genéricamente la existencia de una infracción, sin
más detalles. Cualquier exigencia en otro sentido conduciría a una paralización de los
servicios de policiales en general y de Policía Judicial en particular.
En segundo lugar, y esto queda también suficientemente claro, los objetos que se
buscan mediante el cacheo con desnudo integral, han de estar ocultos. Quizás pudiera
parecer una obviedad, pero un objeto peligroso o de tenencia prohibida no oculto, sólo
puede motivar por parte de la Policía Judicial la orden al portador de su entrega, con las
advertencias oportunas y caso de negativa a la misma, la detención del desobediente,
caso de ser ello necesario y la incautación del objeto.
En tercer lugar esos objetos han de ser peligrosos o de tenencia delictiva. Los
objetos peligrosos pueden serlo tanto para el interesado, como para terceros. Aquí
podemos incluir tanto armas u objetos susceptibles de ser empleados como un arma (por
ej., un cúter), como determinadas sustancias que pueden ser peligrosas para el
interesado85. Respecto a los objetos de tenencia delictiva, sobran ulteriores
explicaciones. Decir nada más que se trata de los objetos o sustancias cuya simple
tenencia es constitutiva de delito.
Por último y por lo que se refiere a la mención al peligro que estos objetos
puedan suponer para el interesado o para terceros, ya ha quedado razonado en el
anterior párrafo.
que coincide con la apreciación interna y diferente de cada individuo. Pero este criterio,
así entendido, es de muy difícil o incluso imposible aplicación. Por ello, hemos de
considerar que estos datos objetivos son datos externos al propio agente, constatables y
contrastables. Podríamos pensar, creemos que con acierto, que estaríamos ante lo que el
TS denomina, cuando es él quien lleva a cabo el análisis, indicios (potencialmente
fundamentadores de la denominada prueba indiciaria).
La otra interrogante que nos surge se refiere al hecho de exigirse que no haya
posibilidad de acudir a otros medios (suponemos que menos lesivos para la intimidad)
por el peligro que esta situación pueda suponer para él (cacheado) o para terceros. El
cacheo con desnudo integral se lleva a cabo, normalmente, en los centros de detención
de las FCS, donde no se cuenta con medios alternativos, como aparatos de rayos X o
ecografía. Si es necesario emplear esos medios debería desplazarse al detenido al lugar
donde éstos e encontrasen. La consecuencia que podemos extraer es que la concurrencia
del requisito de urgencia es necesaria para que se justifique la práctica de esta actuación.
Veamos ahora si estos requisitos que exige el TS se cumplen en la normativa que regula
el cacheo con desnudo integral.
Por lo que se refiere a las FCSE, la práctica del cacheo con desnudo integral está
regulada por una norma con rango administrativo, en concreto una Instrucción de la
Secretaría de Estado de Seguridad87. Tras un extenso preámbulo, irreprochable desde el
punto de vista de la protección de los derechos fundamentales y fundamentando su
contenido en varias sentencias del TC en relación con el tema que nos ocupa, ciñe la
posibilidad de efectuar este tipo de cacheos exclusivamente a los detenidos o presos.
Por tanto, la detención se configura como requisito sine qua non para la realización de
este tipo de cacheo. También describe dicha Instrucción cuál es la finalidad de este
cacheo: averiguar si el sujeto porta en los pliegues u otras partes de su cuerpo o entre
sus ropas algún objeto peligroso o prueba incriminatoria. El desnudo integral es, según
esta norma, “(…) la diligencia policial consistente en poner al descubierto las partes
pudendas o íntimas de una persona, así como el tipo de cacheo que suponga
introducción directa de manos u otros objetos en contacto con las mismas”.
87
Instrucción núm. 19/05, de 13 de septiembre, del Secretario de Estado de Seguridad, relativa a la
práctica de diligencias de registro personal por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
pueda realizar esta diligencia sistemáticamente, es decir, con carácter general a todo
detenido. Será esa valoración y justificación la que permita adoptar esta medida.
Finaliza la Instrucción con una exclusión en relación con las personas que
pueden ser sometidas a esta diligencia. Aclara dicha norma que las personas que sean
conducidas a dependencias policiales con el único objeto de proceder a su
identificación, en virtud de la habilitación contemplada en el art. 20 de la LO 1/92, no se
consideran detenidos y por tanto no puede practicárseles este tipo de cacheo. Solamente
deben someterse a un control superficial sobre los objetos que portan, lo que podría
comprender el cacheo superficial sobre sus ropas o su vestimenta externa.
La norma analizada es, en general, muy respetuosa con la doctrina generada por
los Tribunales Constitucional y Supremo, con la excepción de algunas expresiones cuya
ambigüedad hemos puesto de manifiesto (introducción de manos u objetos). Pocos
reproches pueden formulársele a su contenido. Este puede ser mejorable, pero es
esencialmente ajustado a la normativa constitucional y legal. Sin embargo,
consideramos que se ve afectada por una mácula: su rango normativo. La regulación de
una actuación de la Policía Judicial que puede suponer una importante intromisión en el
ámbito de los derechos fundamentales de las personas obligadas a someterse a ella,
requiere un superior rango normativo. De lege ferenda, nos satisfaría su regulación (no
exhaustiva, pero sí a grandes rasgos) en la LECrim, o en su defecto, en la LO 1/92, de
Protección de la Seguridad Ciudadana. Sería preciso su posterior desarrollo mediante un
instrumento tipo reglamento, que requiriese aprobación por medio de un Real Decreto, o
al menos, una Orden Ministerial y no mediante una Instrucción de un órgano
subordinado a un Ministro.
XV. CONCLUSIONES
organismos velan por el respeto a los derechos fundamentales de todos, y como muy
bien sabemos, los derechos de cada individuo constituyen el límite de los derechos de
los demás. En estas zonas de fricción, de conflicto, es donde despliega su eficacia la
actuación de los organismos de seguridad. Para que la actuación de los mismos sea
realmente eficaz, el ordenamiento jurídico les dota de un haz de poderes, que por su
afección a los derechos fundamentales precisa de límites muy claros, para que no pasen
de ser de garantes de los derechos de los administrados a invasores de los mismos.
Uno de los múltiples instrumentos que la ley otorga en España (como en los
países de nuestro entorno), es la posibilidad de someter a los administrados a
determinadas diligencias de registro personal, conocidas como cacheos. La práctica del
cacheo policial se encuentra habilitada por normativa con rango legal y ha sido objeto
de atención por nuestros tribunales (tanto de la jurisdicción ordinaria como de la
constitucional), por su posible incidencia en los derechos fundamentales de las personas
cacheadas.
Key words: Frisking. Fundamental rights. Frisking with nudity. Comparative law.