Poemas de Tomás Barrera
Poemas de Tomás Barrera
Poemas de Tomás Barrera
Hoy trabaja en un
libro llamado imágenes de un río sin pendiente.
ARTE TÉCNICA
como base
aerolito en potencia
sin cambios
VUELTA A CHILE 1976
Multitud monocroma
en la ruta panamericana
y occidente de la carretera
en tv
LA META, FRAGMENTOS 2 Y 3.
Primero me detuve
o un zumbido sordo
Invención hallazgo/
Cuerpo a-cuerpo > rápido > Instante detenido ~ entendimiento abierto >
1- Hay fluidez, pero también resistencia, la imagen del ciclista cuando anda en bicicleta.
2- No hay fluidez, pero tampoco resistencia, la imagen del ciclista cuando no anda en bicicleta.
3- Cuando anda, el ciclista realiza su andar y no otro.
4- Cuando no anda, su andar permanece intacto, e inagotable, el ciclista retorna a casa por la ruta de la
indiferenciación.
Grábala en tu cuerpo
ciclista
procura sostener
oculta en tu respiración
trata de
estructurarla
cuando
vayas solo
frente
al viento
o en la punta
del pelotón
EPÍLOGO: EL CICLO-TUR, LA PRÁCTICA Y SUS CONSECUENCIAS.
Ciertamente prefería no ser yo quien nos guiara. Pero un impulso irrefrenable articuló mi cuerpo y el
cuerpo de mi pensamiento como el de un ciclista, de tal forma que olvidé mis inquietudes y salí de mi
mismo sin echar vista atrás.
Partí solo. Esto me dio el tiempo de desarrollar algunas formas de andar que me permitieran, llegado el
momento, adaptar mi flujo al flujo de los demás. Me habitúe al silencio, a la insipidez y a la blancura
como signos de amistad, de modo que ignoraba si quizás ya andaba acompañado.
A medida que pasaban los kilómetros y los días, desarrollamos un sistema que consistía en no registrar
nuestro recorrido en el tiempo ni en el espacio para no hacer diferencias respecto a lxs nuevxs
compañerxs que nos comenzaban a acompañar. Lo que trajo una consecuencia feliz: junto con las cifras,
muchxs de nosotrxs olvidamos quiénes éramos, por lo que ya casi ni nos importaba si andábamos solxs
o acompañadxs, pues cualquier cosa que se digiera, salvo nuestra meta que aún guardábamos, nos parecía
de la mayor novedad.
En cada vereda una orilla del mundo nos venía a saludar. Ganamos un montón de carreras en las que ni
concursamos, y si, de vez en cuando, un policía nos preguntaba de donde veníamos, todxs respondíamos
que lo ignorábamos y seguíamos de largo sin dar tiempo a la detención personal.
Pero pasó que un día, en nuestro afán por ir cada vez más livianxs, olvidamos por completo nuestro
sistema de orientación y con él nuestra dirección y nuestra meta.
Y en medio de la nada la ruta no era nada más que yo pedaleando. Pero ya no era yo quien pedaleaba.
Solo. Ya no era yo quien está.