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La Navidad en los Monasterios sevillanos de

Santa Inés y Santa Paula

Álvaro PASTOR TORRES


Sevilla

I. Real Monasterio de Santa Inés.

II. Monasterio de Santa Paula.


I. REAL MONASTERIO DE SANTA INÉS

“En Sevilla, en el mismo el atrio de Santa Inés, y mientras esperaba a que


comenzase la misa del gallo, oí esta tradición a una demandadera del convento.
Como era natural, después de oírla aguardé impaciente a que comenzara la
ceremonia, ansioso de asistir a un prodigio. Nada menos prodigioso, sin embargo,
que el órgano de Santa Inés, ni nada más vulgar que los insulsos motetes con
que nos regaló su organista aquella noche. Al salir de la misa no pude menos
que decirle a la demandadera con aire de burla:

- ¿En qué consiste que el órgano de Maese Pérez suene ahora tan mal?
- ¡Toma –me contestó la vieja-, es que ése no es el suyo!
- ¿No es el suyo? ¿Pues qué ha sido de él?
- Se cayó a pedazos de puro viejo hace una porción de años.
- ¿Y el alma del organista?
- No ha vuelto a aparecer desde que colocaron el que ahora le sustituye”.

Así comienza una de las leyendas más inspiradas de Gustado Adolfo Bécquer:
Maese Pérez el Organista1. Sevilla, además de la evocación del paraíso perdido
por el joven poeta cuando éste tenía 18 años, va a ser para el autor de las Rimas
un ámbito ideal para la leyenda romántica, y la elección de Santa Inés como
lugar en el que se desarrolla la acción no va a ser en absoluto casual, ya que allí
está muy presente otra leyenda popular de gran arraigo hispalense: doña María
Coronel2. En el texto no prima la exactitud histórica, pero la toponimia sevillana
sirve de fondo real a una trama en la que no faltan ingredientes puramente
legendarios: lo sobrenatural, la muerte, el misterio, la música3, el arte, lo sacro,
el folklore, las referencias históricas, etc.4

1
Esta “leyenda sevillana” como la subtituló el propio Bécquer, fue publicada en El
Contemporáneo los días 27 y 29 de diciembre de 1861. Es la primera en la que aparece su
ciudad natal. Parece que no se basa en tradición oral alguna sino que es pura invención de su
autor. BÉCQUER, G.A., Leyendas, Madrid 1987, pp. 305-306, ed. de F. López Estrada, y M.T.
López García-Berdoy.
2
REYES CANO, R., Sevilla en la obra de Bécquer, Sevilla 1980, pp. 17-19.
3
SÁNCHEZ PEDROTE, E., “Bécquer y la música”, en Archivo Hispalense, LIV (1971) 77-130.
4
REYES CANO, R., o.c.,, p. 18.
LA NAVIDAD EN LOS MONASTERIOS SEVILLANOS … 177

En pocos lugares de Sevilla como en el Real Monasterio de Santa Inés se


entremezclan con tanta intensidad historia y leyenda: doña María Coronel5 y
don Pedro “El Justiciero”, Maese Pérez y su órgano. Por tanto la misa del gallo,
en la que se desarrolla gran parte de la leyenda, es uno de los momentos más
mágicos del calendario sevillano, cuando el espíritu de Bécquer, enterrado a
pocos metros de Santa Inés, en el Panteón de Sevillanos Ilustres, sobrevuela el
monasterio de clarisas6.

Este cenobio lo fundó en 1374 la legendaria doña María Fernández Coronel7,


que preservó ante don Pedro “El Cruel” o “El Justiciero” su honor en las
cocinas del monasterio de Santa Clara, arrojándose aceite hirviendo a la cara.
Tras la muerte del rey en la llanura manchega, frente a la fortaleza de la villa
de Montiel, y el advenimiento de la dinastía de los Trastamara, recuperó sus
casas confiscadas en la collación de San Pedro y allí erigió un monasterio en
honor de la virgen Santa Inés.

La tradición franciscana hace que los días previos a Navidad se monten


numerosos belenes por muchos rincones del convento. El más notorio, por estar
en un lugar abierto al público como es la iglesia, se coloca en el presbiterio. Las
imágenes de San José y la Virgen, en madera de cedro talladas y policromadas,
para vestir, y de altura algo mayor al tamaño académico (c.1.20 m.), son obras
del escultor contemporáneo Darío Fernández Parra, que esculpió primero la
del bendito Patriarca (2004), y hace sólo dos (2007) la de la Virgen. En una
hornacina del coro bajo, junto a la urna que custodia el cuerpo incorrupto de
doña María Coronel, se conserva otro nacimiento de similar tamaño al que se
coloca en el templo, pero de raíz y hechura claramente barrocas, si bien las
imágenes (San José tallado y la Virgen de vestir) no se ejecutaron ni a la vez
ni por el mismo autor.

Dentro de la clausura hay un notable nacimiento de pequeño tamaño, que


se guarda dentro de un fanal muy conventual con esculturillas de madera

5
(Sevilla, c. 1334-1409). Noble dama sevillana, descendiente de Guzmán El Bueno, era
hija de don Alonso Fernández Coronel, alguacil mayor de Sevilla, y esposa de don Juan de la
Cerda, señor de Gibraleón, ambos ejecutados por levantarse en armas contra Pedro I de
Castilla. Vio confiscadas todas sus posesiones y se retiró a la clausura hispalense de Santa
Clara. Más tarde fundó el monasterio de Santa Inés donde yace su cuerpo incorrupto que es
expuesto todos los años el 2 de diciembre. ROS, C., Doña María Coronel. Historia y leyenda,
Sevilla 1980; GEORGE LO RÉ, A., La leyenda de Doña María Coronel, Valencia 1980:
HURTADO GONZÁLEZ, J.A., “Doña María Coronel: “Exemplum virtutis”, en La clausura
femenina en España, San Lorenzo de el Escorial 2004, t. II, pp. 1321-1338.
6
PASTOR TORRES, A., “Noche de leyenda” en ABC de Sevilla, 31-XII-1986, p. 18;
IDEM, De la Puerta Osario a Triana (Artículos sevillanos), Sevilla 2003, pp. 157-159.
7
VARIOS, Sevilla oculta. Monasterios y conventos de clausura, Sevilla, 1987, pp. 77-102.
178 ÁLVARO PASTOR TORRES

tallada y estofada de principios del siglo XVIII. Sobresale el Niño, que entrecruza
sus piernas. De pintura podemos destacar un lienzo con la adoración de los
pastores de formato apaisado, colgado en la sala de labor (obra correcta del
siglo XVIII) y una copia murillesca bastante tardía de la Virgen fajando a
Jesús, colocada en el archivo. En la sala de ordenación hay un retablo pictórico
presidido por una notable Sagrada Familia, obra dieciochesca de Domingo
Martínez.

Pero sin duda las piezas más interesantes relacionadas con la Navidad en
Santa Inés son dos pinturas sobre tabla del retablo de la Virgen del Rosario
(pequeña imagen de vestir del siglo XVIII), que representan la adoración de
los pastores y la Epifanía. Este altar, en la cabecera de la nave de la Epístola,
muy reformado en su estructura durante el siglo XIX, cuenta con un conjunto
pictórico de 13 tablas realizadas por un anónimo pintor flamenco en el primer
cuarto del siglo XVI. En el banco aparecen la degollación del Bautista, San Blas,
San Pedro, la misa de San Gregorio y San Sebastián, y flanqueando la hornacina
acristalada de la Virgen el resto de las pinturas con escenas de la vida de la
Virgen8.

El tiempo de Adviento y las semanas previas a la Navidad son épocas de


mucho trajín en el obrador conventual, que inunda la calle doña María Coronel
de olores a especias tostadas y horno repostero. En el torno del monasterio hay
un incesante chorreo de devotos golosos que van a aprovisionarse de mantecados,
tortas de polvorón, pastas surtidas, magdalenas, cortadillos de cidra, sultanas,
almendradas (su fórmula procede de Palma del Río y fue traída por una religiosa
tras cerrarse el convento de esa localidad cordobesa) tortas de aceite y, sobre
todo, la gran especialidad del convento: los bollitos de Santa Inés. La receta
es sencilla, y está publicada (aceite, “harina de Castilla”, azúcar y ajonjolí),
pero nadie como las clarisas saben darle el punto justo de ingredientes y
horneado para que sean uno de los de manjares más exquisitos de la cocina
sevillana. El otro producto “estrella” son los pestiños, pero sólo se hacen desde
el miércoles de ceniza hasta la primera semana de Pascua de Resurrección.
Comenzaron en 1970 a hacer dulces como medio de vida. La mayoría de las
recetas fueron donadas por un maestro confitero jubilado9, pero en el caso de los
bollitos la fórmula es propia del convento y se hacen desde tiempo inmemorial.

8
Ibídem, pp. 79 y 90
9
FRAGA IRIBARNE, M.L., Guía de dulces de los conventos sevillanos de clausura,
Córdoba 1988, p. 17.
LA NAVIDAD EN LOS MONASTERIOS SEVILLANOS … 179

II. MONASTERIO DE SANTA PAULA

Fundado entre 1473 y 1475 por doña Ana de Santillán (Sevilla, 1424-1489)
que bien pronto contó con la inestimable ayuda de doña Isabel Enríquez,
bisnieta de Enrique III de Castilla y marquesa viuda de Montemor-o-Novo10
(al castellanizarse, Montemayor). Las primeras 14 religiosas tomaron el hábito
jerónimo el 8 de junio de 1475, de manos del prior del monasterio hispalense
de San Jerónimo de Buenavista. El cenobio atesora tanto en la iglesia como
en la clausura una gran cantidad de obras de arte de primer nivel11 y fue pionero
-como en tantas otras cosas- en la apertura de un museo conventual12, gracias
al empeño y a la clarividencia de la Madre Sor Cristina de la Cruz (Zarauz,
Guipúzcoa, 1902-Sevilla, 1984)13. Santa Paula ha tenido vida contemplativa de
forma ininterrumpida desde entonces. Hoy es la clausura más extensa (8853
metros cuadrados de solar y 9846 de superficie construida)14 y más habitada
(33 profesas) de Sevilla.

Al tener por titular a Santa Paula Romana, la Navidad siempre tiene un lugar
destacado en la vida de la comunidad. Hemos de recordar que Santa Paula (Roma,
347- Belén, 404) pasó una etapa muy importante de su vida en Tierra Santa.
Ya viuda, y fascinada por la espiritualidad oriental de Jerónimo de Calcis (San
Jerónimo), decidió dejar la vida monástica que llevaba en Roma y marchar a
los Santos Lugares. Tras viajar por esa zona se estableció en Belén, donde
fundó un monasterio. Murió a los 56 años y fue enterrada en la basílica de la
Natividad15. Por ello no es de extrañar que en la puerta del sancta sanctorum
de la iglesia, el sagrario, esté representado el tema de la adoración de Santa
Paula al Niño Jesús en el pesebre, que viene a ser como una metáfora del
nacimiento de la Orden Jerónima en Belén.

10
MONASTERIO DE SANTA PAULA, Santa Paula Romana y las fundadoras de su
monasterio sevillano, Sevilla 1994, pp. 12-20.
11
VARIOS, Sevilla…, o.c., pp. 119-151. MONASTERIO DE SANTA PAULA, El
Monasterio de Santa Paula, Sevilla 2002.
12
ARTEAGA, Sor C. de, El museo conventual de Santa Paula de Sevilla, Sevilla 1979.
13
Hija de los duques del Infantado, doctora en Ciencias Históricas a los 24 años, profesó
en el monasterio madrileño de la Concepción jerónima en 1936. En 1942 llegó a Santa Paula,
donde fue priora desde 1944 hasta su fallecimiento. Renovó e impulsó la vida monástica
jerónima con numerosas fundaciones. Fue prolífica escritora e investigadora. Actualmente
está marcha su proceso de canonización. PALOMO IGLESIAS, C., Cristina de la Cruz de
Arteaga y Falguera. Breve biografía, Madrid 2001.
14
PÉREZ CANO, M.T., y MOSQUERA ADELL, E., Arquitectura en los conventos de
Sevilla. Una aproximación patrimonial a las clausuras, Sevilla 1991, pp. 168-179.
15
MONASTERIO DE SANTA PAULA, Santa Paula…, o.c., pp. 5-11.
180 ÁLVARO PASTOR TORRES

La pieza, repujada en plata de ley en su color, es obra de Cayetano González16,


el más reputado diseñador de orfebrería en la Sevilla del segundo tercio del siglo
XX. El sagrario se hizo con la plata de una cubertería, producto de un legado
testamentario, y se concluyó tras no pocos retrasos. En el exterior tiene la siguiente
inscripción: “Acabose el día de Santa Cristina. Fue consagrado por el Emmo.
Sr. Pedro, Cardenal Segura y Sáenz, arzobispo de Sevilla a 24 de julio del año
del Señor de 1951”. Otra leyenda, ya en el interior, da cuenta de la donante y
de sus circunstancias: “En memoria de sus padres, Don Luis Borrego y Doña
Mercedes Gutiérrez de la Cuadra, consagró este Sagrario en memoria de su muy
indigna hija, esposa de Cristo, Sor Ana María de Cristo Borrego Gutiérrez”17.

Una de las piezas más admiradas del museo conventual es un peculiar,


barroco y abigarrado nacimiento del siglo XVIII con cientos de figuras repartidas
en muchas escenas, tanto religiosas como profanas: desde la expulsión del
paraíso a la matanza de los inocentes, pasando por un coro de ángeles músicos y
cantores que sostienen en sus manos cartelas con el texto completo del Gloria, la
Anunciación, la Visitación, etc. Se conserva en una gran hornacina del coro alto.
Algunas piezas están firmadas por Fernando de Santiago18.

Sin salir de esa estancia hoy museística y antaño contemplativa, encontramos


a “Manolito”, el Niño “oficial” del monasterio. Como es normal en cualquier
cenobio hay decenas de imágenes que representan a Jesús niño, pero ninguna
concita las atenciones y mimos de esta pequeña efigie de barro y tela encolada,
aunque generalmente vestido, que recostado parece bendecir. Está atribuido
a Cristóbal Ramos19. Es la escultura que adora la Comunidad durante los días de
Navidad, y en este tiempo permanece en el coro bajo, ocupando un lugar de
preferencia justo delante del banco prioral. Según una antigua costumbre llegó
al monasterio tras ser depositado por un anónimo donante en el torno. Para el
besapies de los fieles, en la iglesia, se utiliza uno seriado de Olot que fue
regalado a Sor María Bernarda, y que durante muchos años estuvo prestado a
la comunidad jerónima masculina de San Isidoro del Campo.

Aún dentro del recoleto museo conventual, en la llamada sala de las trojes
(antiguo granero o cilla) se puede admirar un nacimiento atribuido con todo

16
GARCÍA OLLOQUI, Mª.V., Orfebrería sevillana: Cayetano González, Sevilla 1992,
pp. 235-240.
17
Noticia facilitada por Sor Remedios de la Rosa, a la que agradezco sus atenciones, al
igual que a toda la Comunidad, encabezada por su priora, Sor Tiyama Irimpan, y también
muy especialmente a Sor María Bernarda, conservadora del museo.
18
VARIOS, Sevilla…, o.c, p. 128.
19
MONTESINOS MONTESINOS, C., El escultor sevillano D. Cristóbal Ramos (1725-
1799), Sevilla 1986, pp. 37 y 67.
LA NAVIDAD EN LOS MONASTERIOS SEVILLANOS … 181

fundamento también a Cristóbal Ramos20, uno de los más insignes escultores


en la Sevilla de la segunda mitad del XVIII21. Obra modelada en terracota
policromada, su factura es fiel reflejo del estilo de su autor, que deriva para
este tipo de representaciones de la plástica de Luisa Roldán “La Roldana”.
La composición está ambientada dentro de un portal con numerosos elementos
vegetales. Este nacimiento tiene notable relación con los de la Escuela de Cristo
(c. 1798) y la colegial del Salvador, que procede a su vez de la desparecida
parroquial de San Miguel22. En uno de los locutorios del convento encontramos
en su fanal de cristal otro nacimiento con figuras de terracota policromada
del siglo XIX.

En la iglesia del monasterio se monta cada año un belén con figuras de


tamaño algo menor al natural. La Virgen y San José, que están arrodillados,
son de tela encolada y estofada, fechables a finales del XVIII o principios
del XIX. El Niño que se les coloca es moderno y seriado. En ocasiones se le
pone como pequeño pastor el Niño Jesús de la Divina Pastora que preside la
sala capitular. Durante mucho tiempo las piezas principales de este misterio
se prestaron a los Hermanos de San Juan de Dios para su nacimiento del
Hospital de la Misericordia.

Es tradición que cada religiosa coloque su propio misterio en su celda. Hay


por tanto muy variadas representaciones del tema. Entre todos ellos destaca, por
su calidad y por los recuerdos que tiene, el nacimiento (la Virgen y San José
arrodillados, el Niño en una cuna con respaldo de numerosas cabezas angelicales,
la burra y el buey, de unos 20 cm. de altura) que modeló en barro, coció y después
policromó el afamado escultor e imaginero Sebastián Santos Rojas23. Perteneció
a la Madre Cristina y fue ejecutado a mediados del siglo XX. De este mismo
artista se conservan en el cenobio dos pequeños Niños Jesús, uno en madera
que fue de la M. Asunción, y otro de terracota que tras tenerlo M. Aurora ahora
lo conserva Sor Remedios de la Rosa24.

De las representaciones pictóricas de tema navideño que hay en Santa


Paula hemos de citar: un extraordinario y monumental25 lienzo tenebrista con la
adoración de los pastores que preside un testero de la sala principal del museo
(llamada de San Isidoro y que antes fue el primitivo templo del convento),

20
ARTEAGA, Sor C. de, o.c., p. 111.
21
MONTESINOS MONTESINOS, C., o.c.
22
Ibídem, pp. 36-37 y 66.
23
SANTOS CALERO, S., Sebastián Santos Rojas. Escultor-imaginero, Sevilla 2005.
24
Ninguna de estas tres obras las hemos visto señaladas en los diferentes estudios que hay
sobre este escultor.
25
Mide 3,06 x 2,02 m.
182 ÁLVARO PASTOR TORRES

atribuido sucesivamente a José de Ribera26 y a Juan Do, discípulo de “El


Españoleto” en Nápoles27; una pintura flamenca sobre cobre del siglo XVII con
la adoración de los pastores, en la misma sala que el anterior, y dos lienzos que
cuelgan del claustro principal: la adoración de los pastores y la Epifanía. Son
obras de factura bastante popular fechables a finales del siglo XVIII.
En la escalera nueva o “de Sor María de Belén” (pues fue diseñada por
esta religiosa en la segunda mitad del siglo XX) se conserva un relieve de barro
cocido y barnizado de estética muy posconciliar con tema navideño: la Sacra
Familia. Es obra del que fuera religioso jerónimo en San Isidoro del Campo
P. Manuel Castro, discípulo del también monje-artista fray José María Aguilar.
Representa en forma casi circular gracias a dos alas de ángel que enmarcan
la escena a la Virgen y a San José sosteniendo a Jesús en sus brazos sobre un
pesebre, todo ello modelado con suavidad.
Es tradición secular en Santa Paula colocar un bello y antiguo cantoral28 en el
facistol el día de la Expectación de Nuestra Señora, el 18 de diciembre, para cantar
las antífonas de la O. Antiguamente, antes de la renovación litúrgica, durante la
hora prima del día de Navidad se cantaba en polifonía la calenda. En ese mismo
facistol reposa habitualmente un bellísimo relieve de la Virgen de Belén.
Larga y fecunda es la tradición repostera en este monasterio. Cuando se acerca
la Navidad su compás pequeño se llena de personas que buscan aprovisionarse
de carne membrillo y, sobre todo, de sus famosas mermeladas. Como en tantas
cosas este cenobio fue adelantado en la elaboración y distribución de sus dulces.
Ya en 1955 comenzaron a vender las mermeladas29, si bien se tiene constancia
documental que a mediados del siglo XVII ya se despachaban por el torno los
dulces: “La señora doña Luisa de Solís, abadesa este año de 1650, con el
deseo de los aumentos de la comunidad, arbitró que se hiciesen dulces para
el socorro de las depositarias, y puso a María de Cabrera, doncella eminente,
que la comunidad le diese ración y estuviese en el ejercicio de este granjeo,
que se ha logrado bien, vendiéndolos en puerta y torno con la decencia que se
debe, ahorrando muchos maravedíes a caja”.

La variedad de la lista de mermeladas se ha ido incrementando notablemente


y ha sido objeto de un estudio monográfico30. A las primigenias de naranja

26
ARTEAGA, Sor C. de, o.c., p. 112. Parece ser que fue adquirido por el duque el
Infantado al anticuario sevillano Pintado.
27
VARIOS, Sevilla…, o.c., p. 127.
28
Concretamente es el núm. 2 de los conservados en el archivo monástico.
29
FRAGA IRIBARNE, M.L., o.c., p. 18.
30
CARMONA, J. y TORRENT, M., Mermeladas y conservas del convento. Recetas del
monasterio de Santa Paula de Sevilla, Barcelona 2005.
LA NAVIDAD EN LOS MONASTERIOS SEVILLANOS … 183

amarga (receta inglesa), limón, albaricoque, ciruela, fresa, melocotón, higo,


manzana, tomate o pera, se le fueron añadiendo con el tiempo crema de castaña
y de batata, mermeladas de mora, kiwi, frambuesa, manzana con menta, pomelo
o zanahoria; gelatinas de azahar, rosas, jazmín, frambuesas, ciruelas rojas,
guayaba o piña y naranja; el dulce de cidra o de pimiento y la confitura de melón.

Pero no sólo se despachan sus famosas mermeladas en el monasterio. Una


muy famosa cadena de grandes almacenes las vende en sus supermercados, y
también pueden pedirse por internet31. Aparte de las mermeladas y confituras, la
lista de especialidades en Santa Paula no es grande. Bien famosos son también
los tocinos de cielo. Hasta no hace mucho los hacía Sor María Magdalena; ahora
es Sor Marta la que se encarga de ellos, se venden por docenas y medias docenas.
Últimamente se hacen para Navidad alfajores mozárabes, con una antigua receta
de Olvera aportada por Sor Remedios. Es sin duda dulce de tradición árabe,
donde se mezclan azúcar, especias, nueces, almendra y otros ingredientes.
También el año pasado comenzaron a elaborar y comercializar un magnífico
turrón a la piedra en sus correspondientes cajas de madera. Tienen publicado
un par de recetarios, deliciosos y poco difundidos, donde encontramos muchas
fórmulas de repostería32.

Todas estas delicias se venden en la portería, que es atendida por las hermanas
jerónimas “externas” (que no tienen voto de clausura). En cambio en el antiguo
torno conventual se pueden adquirir productos típicamente navideños de los
monasterios de jerónimas de Nuestra Señora de los Ángeles de Constantina y
de Santa María de la Asunción de Morón de la Frontera. En este caso la lista
sí es extensa y va desde los panes de Cádiz y turrones de diverso tipo (15
especialidades) hasta variados chocolates, pasando por figuritas de mazapán,
yemas, almendras garrapiñadas, marrón glacé, tartas de almendra, pan de higo,
kirschetas bolas de coco o polvorones especiales.

31
http://www.santapaula.es/tienda_cesta.php
32
Monasterio de Santa Paula, Antiguas recetas dulces, Sevilla 1998; Idem, Dulzuras y
delicias de Santa Paula, Sevilla 1998.
184 ÁLVARO PASTOR TORRES
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