Leccion 11
Leccion 11
Leccion 11
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Recientemente se ha estimado que Plutón tampoco es un planeta, sino un planetoide por su tamaño.
Desde el punto de vista astrológico eso no tiene mucha importancia. En astrología se estudia la influencia
de muchos otros cuerpos y puntos geométricos celestes, además de los planetas clásicos.
Primeros
remolinos:
Galaxias.
Neptuno
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Esfera de las
Saturno estrellas fijas
6 Zodíaco.
Urano
7
Plutón
9
(6, 7)
)
Marte Júpiter
4 5
(9) (8 )
Sol
0
Mercurio Venus
2 3
Luna
1
Esfera de los
elementos.
Tierra
?
(Explicación en el texto)
KÉTER:
En la cosmología ptolomaica (modelo de esferas concéntricas con la Tierra fija
en el centro) la esfera más externa correspondía a lo que se conocía como el Primum
mobile, el primer motor. Los cabalistas antiguos hablaban de Kéter en Asiá como los
Primeros Remolinos (Reshit HaGalgulim), anticipando el descubrimiento de las
galaxias. Ésta es la correspondencia actual, particularmente nuestra Galaxia, la Vía
Láctea, y más concretamente el centro de la misma. (Todo ello relativo al sistema
planetario de una estrella específica como es nuestro Sol.) El centro de la Galaxia
constituye el punto de focalización de ese En Sof que conforma el conjunto del espacio-
tiempo cósmico.
JOJMÁ:
Hemos utilizado para Kéter la imagen de un pequeño agujero en el seno de lo
inmanifestado por el que fluían las corrientes de energía que daban lugar a la
manifestación. En el marco de una galaxia espiral concreta toda ella está en movimiento
giratorio alrededor de su centro. Tal movimiento circular o gran rueda establece en sus
partes lo que constituiría un Zodíaco galáctico. Cada parte del mismo no es sólo un
segmento de circunferencia (factor tiempo). Es también una gran corriente espiritual que
une el centro con la circunferencia y viceversa.
El trayecto del sol en una vuelta completa alrededor del centro galáctico (unos
200 millones de años) no es muy conocido y no se sabe si describe, a su vez, órbitas
más pequeñas alrededor de otras formaciones estelares. Pero para nuestro sistema solar
concreto, que evoluciona hacia adentro según su sistema de planetas, las influencias
galácticas se focalizan principalmente a través de la banda zodiacal de estrellas (lo que
se conoce como Zodíaco sideral) que rodea el plano de sus órbitas. Pero este Zodíaco
afecta a los seres planetarios y a las evoluciones globales. Los seres humanos concretos
están sometidos en sus vidas individuales al llamado Zodíaco tropical, ligado a los
equinoccios y solsticios terrestres, es decir, a la relación tierra-sol.
El Zodíaco tropical (el equinoccio de primavera) se desplaza sobre el sideral en
un ciclo de aproximadamente 26.000 años, dando lugar a las eras astrológicas (2.160
años aproximadamente cada una).
En cualquier caso, la esfera del Zodíaco es tradicionalmente la esfera de Jojmá
porque, como la Sabiduría, el Zodíaco es lo que rodea y abraza a todas las cosas desde
todos los puntos de vista posibles. Es, pues, una matriz universal de significados que
cubre todos los ángulos del ser. Al mismo tiempo, es el gran irradiador de energías
hacia el centro – energías que atraviesan los distintos planos universales y son
modificadas o focalizadas por las distintas lentes planetarias –.
La esfera del Zodíaco recibe en hebreo el nombre de Mazlot, palabra que
significa constelaciones, destinos y órbitas. En la cábala zohárica se representa mediante
las trece porciones de la barba (emanación) del Rostro Inmenso o Macroposopos
(Tríada Dios Solo). Recordamos que 13 es el número de la unidad (valor numérico de la
palabra Ejad) y en este contexto representa a los doce signos más el centro.
O el polo: en el Séfer Yetsirá se habla de los doce signos como ligados al Teli –
el Dragón – y hay que tener en cuenta que el polo norte de la eclíptica2 (el camino del
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No confundir con el polo norte usual, que es el del ecuador celeste.
sol por el Zodíaco) alrededor del cual gira el plato del sistema solar, se halla en la
constelación de Draco.
Así, leemos por ejemplo en la Santa Asamblea Menor3:
69. “Pero en las trece medidas de las misericordias se le encuentra, porque esta
Sabiduría oculta en él está dividida en tres senderos en un cuaternario [la generación del
12 = 3×4], y él mismo, el Anciano, las comprende a todas y mediante ellas reina sobre
todas las cosas.”
70. “Un sendero [la decimotercera] que brilla en medio de los pelos que brotan
del cráneo es ese sendero por cuya luz los justos son conducidos al mundo futuro [el
centro que es el polo].”
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Un libro del Zohar. Numeración según la versión de Kabbalah Unveiled, de MacGregor Mathers, RKP,
Londres.
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La misteriosa palabra Teli, sobre la que no hay acuerdo entre los especialistas, parece que proviene de la
raíz “talah”: colgar.
Saturno: Shabbatai o descanso. Corresponde a Biná.
Júpiter: Tsédeq o rectitud. Corresponde a Jésed.
Marte: Maadim o fuerza vehemente.
Sol: Shemesh o luz solar (también Jamáh). Corresponde a Tiféret.
Venus: Nóga o esplendor refulgente. Corresponde a Nétsaj.
Mercurio: Kojab o luz estelar. Corresponde a Hod.
Luna: Lebaná: la blanca, la llama lunar (también Yaréaj). Corresponde a Yesod.
Jésed es el plano alegórico del dios griego Zeus y romano Júpiter, siendo la
expresión del planeta del mismo nombre. Zeus, después de destronar a su padre Cronos,
se afianzó como dios del cielo y de los asuntos terrenos, mientras que a su hermano
Poseidón (Neptuno) le correspondía el dominio de las aguas y a su otro hermano Hades
(Plutón) se le asignó la regencia del mundo de ultratumba.
Zeus, como cabeza del Olimpo, es una buena imagen de Jésed con sus
connotaciones de receptor y proyector de la influencia de las sefirot supremas, como
autoridad espiritual y como regente de las siete sefirot de debajo del Abismo.
También los significados astrológicos de Júpiter se ensamblan bien con esta
sefirá: Abundancia, expansión, crecimiento y generosidad. Asimismo, proyección social
– con el ejercicio de una autoridad sabia y justa y de una gran capacidad de
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Y su esposa y hermana, la titánica Rea es la segunda Tierra. No la primera, Gea, la Tierra primordial,
con la que se une Urano. Gea representa las manifestaciones elementales desatadas, mientras que Rea
corresponde ya al estadio de Tierra virgen (con su vegetación, sus montañas, etc.) antes de la agricultura
(tercera Tierra) que se halla bajo la simbología de Perséfone.
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Tras ser destronado, se dice que Saturno quedó reducido a la condición de simple mortal, yendo
a refugiarse al Lacio, donde puso orden entre los hombres salvajes y les dio leyes. Su reino fue la edad de
oro, dado que sus pacíficos súbditos fueron gobernados con suavidad. Se restableció la igualdad de
condiciones: ningún hombre estaba al servicio de otro, nadie poseía nada en propio y todas las cosas eran
comunes, como si todos sólo hubieran tenido una misma herencia.
organización – moralidad y religión. Todo lo que en general se entiende como
“misericordia” y no en vano Júpiter es considerado como el gran benéfico en astrología.
Algo parecido cabe decir de Hades o Plutón, los dioses griego y romano
respectivamente del mundo de ultratumba. Astronómicamente Plutón se halla en los
confines del sistema solar, hallándose tan lejano que no puede verse ni con ayuda del
telescopio y sólo puede ser fotografiado. Su carácter de dios del mundo de los muertos,
al que da su propio nombre – el Hades – y la completa inevitabilidad e inflexibilidad de
sus designios, le sitúan en Daát en el Árbol de la Vida.
Daát es la puerta entre los mundos y en relación con la deuda kármica su justicia
es absoluta. Pero dentro de los mundos de la forma su influencia se ejerce mediante
Guevurá, dando esa contundencia de juicio que se obtiene de ver la verdad y no las
apariencias, trayendo cambios drásticos en la perspectiva del individuo que le fuerzan a
reorientar su vida (de ahí el carácter regenerativo de Plutón) y desempeñando el papel
de destructor y barrendero de los dioses para despejar el camino de todo aquello que se
opone a la evolución.
Se dice que Plutón es un planeta de grandes luces y sombras. En efecto,
actuando al nivel del inconsciente profundo energiza y saca a relucir los aspectos peores
del ser humano, pero también puede llevarle – por sublimación – a las máximas alturas
espirituales. Todo ello es típico de Escorpio, el signo de Marte cuya regencia principal
ahora ha pasado a ocupar Plutón.
Lo mismo cabe decir de Mercurio en relación con Hod, el plano del intelecto y
de la comunicación. Hermes-Mercurio era, en mitología clásica, el mensajero, intérprete
y ministro de los dioses, con sus sandalias y casco alados y portando el caduceo – su
vara con dos serpientes entrelazadas representando las polaridades cruzadas alrededor
del pilar del medio –.
El símbolo de las alas denota la rapidez y alcance del pensamiento, capaz de
tender un puente entre los dioses y los hombres. El caduceo alude a la capacidad de la
mente de apaciguar querellas y reconciliar opuestos. De hecho, el mercurio alquímico
era el intermediario (hermafrodita) en la conjunción entre el Rey-Sol y la Reina-Luna.
Astrológicamente Mercurio rige sobre las facultades mentales, sobre el arte de la
palabra hablada y escrita y, uniendo la capacidad de relación con la utilidad y lo
práctico, sobre el comercio y el cambio. Y no es necesario recalcar aquí la figura de
Hermes Trismegisto, inventor de la escritura y del lenguaje, y patrón de la medicina y
de todas las formas de conocimiento (exotérico y esotérico) para acabar de completar el
cuadro de la sefirá Hod tal como se expresa en el mundo de Asiá.
A Yesod le corresponde la Luna, que rige sobre el plano etérico o doble etérico
como a veces se le llama. El nivel etérico es el primer nivel extensivo por encima de lo
físico y cumple la característica yesódica de entramado o andamiaje de lo físico. El éter
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De hecho, en Delfos, Apolo y Dionisos llegaron a fundirse tanto que aparecen como hermanos. Quizá
sea la unión entre dos aspectos tan aparentemente opuestos y representativos del alma griega lo que
explique el llamado “milagro” de esa cultura.
es el elemento que por su extremada receptividad y plasticidad conduce todas las
influencias de los mundos superiores.
En astrología la Luna representa la receptividad, sensitividad e imaginación en
su aspecto pasivo, pero también la fluctuación, adaptabilidad y capacidad de respuesta
en su forma más dinámica. Suele tomarse a la luna como símbolo de lo femenino, pero
en otro orden distinto al de Venus: no en el aspecto de amante pero sí en el de gestación
y cuidado maternal, protegiendo y proporcionando todas las cosas necesarias para el
crecimiento. También en el aspecto de receptividad, sensibilidad e intuición, sin que
ello conlleve ninguna predeterminación respecto al género de la persona que las ostenta,
que puede ser tanto hombre como mujer.
La Luna es un espejo que ha de mantenerse limpio y puro, tanto de influencias
intelectuales (Hod) como emocionales (Nétsaj) si queremos que refleje la luz lo más
perfectamente posible. En general rige sobre el psiquismo y la capacidad de
comunicación con el “más allá”. En la mitología griega la luna viene representada por
tres diosas: Artemisa (Diana), la diosa virgen que en su inaccesibilidad representa la
pureza del mundo primitivo; Hécate, diosa de los hechizos y las apariciones; y Selene,
que rige más bien sobre la fluctuación y el ritmo lunar. Sin embargo, los pueblos
semitas siempre han considerado a la Luna como masculina, aludiendo a la capacidad
fertilizadora y fecundadora de Yesod y a la vitalidad de lo natural y orgánico.
Con esto se termina nuestro recorrido por los cuatro mundos desde el punto de
vista de los poderes e influencias que los conforman.
Como se puede deducir, el conjunto de influencias superpuestas que actúa sobre
una persona en un momento dado es muy complicado. A las propias de su tikún como
alma individual (y que se manifiestan en su propia estructura sefirótica personal), hay
que sumar las provenientes de la propia especie humana, tanto al nivel de las relaciones
personales y sociales como de sus ciclos históricos evolutivos. Hay que añadir las
influencias de los mundos superiores (Yetsirá, Briá y Atsilut, subjetivas y objetivas), las
astrológicas (zodiacales y planetarias, personales y colectivas) y, en particular, las del
ser planetario Tierra, que incluye también a los reinos elementales y a otras evoluciones
paralelas. Y todo ello construido sobre el marco de la materia-energía con su conjunto
particular de leyes. La maestría consiste en conocer todas estas influencias y aprender a
trabajar en conjunción creativa y colaborativa con ellas.
Lección undécima: MUNDO DE ASIAH
ANEXO: NOTAS SOBRE EL ZODÍACO ESTELAR.
ZODIACO
Se dice que el zodiaco natural o sideral es el de las “estrellas fijas” pues desde el
punto de vista geocéntrico así lo parece si se observa el cielo desde la Tierra. Es una
forma de hablar pues en el Universo todo está en movimiento.
. Corresponde a la sefirá de Jojmá, en la que se considera el zodiaco como una
matriz de ideas, como chorros de energías que producen influencias espirituales, no sólo
psicológicas.
ZODIACO SIDERAL
Aries
Fuego cardinal. Generación de la luz, autoconciencia. Raíz de la individualidad.
Yo soy. La identidad suprema. Principios universales por los que se ha de regir toda la
civilización. Energía psíquica autoconsciente, la conciencia que deviene en el
pensamiento y en el juicio.
Época histórica de la Edad de Aries: 2160 a. C. al año 0 aproximadamente.
Concepciones monoteístas de Dios, como Yo Soy, entre judíos, Islam, etc., en cualquier
lugar del mundo, por las influencias que recibe de Aries el ser planetario Tierra.
El mundo sólo subsiste por la justicia, el gran mito fundador de todas las
civilizaciones de la Era de Aries (derecho romano). Fundación de la sociedad humana.
Los Dioses legisladores son de Fuego.
Cáncer
Agua Cardinal. El continuo, el Uno y el Todo. El círculo, el huevo cósmico, la
serpiente que se muerde la cola, la sabiduría propiamente dicha. El puro ser, el Nombre
de Dios como contenedor de todas las cosas. El Tao (flujo en el universo que mantiene
todo en orden y equilibrio, que nunca para).
Libra
Aire Cardinal. El aire como el alma común de todo lo existente, de la
humanidad. La sustancia de la mente, la voz, el aliento, la palabra. Toda forma de vida
que se manifiesta a través del Espíritu, del aliento o de la voz. Ponderada en la balanza,
símbolo de vida.
Capricornio
Tierra Cardinal. Cardinal es fuerza, generación. La gran madre cósmica, la
Tierra generadora, la generación de lo material. El mito fundacional es la Tierra
surgiendo de las aguas.
Tauro
Tierra Fija. Dios como creador. Creación por la palabra. Dioses creadores. La
escritura, que solidifica la palabra, es un don de la Era de Tauro.
Leo
Fuego Fijo. Dios como soberano del mundo. El mito fundacional es el de la
jerarquía. La relación del rey con su reino.
Escorpio
Agua Fija. Insondables profundidades. Abismo de agua. Sabiduría como
significado oculto, inconsciente.
Desprenderse de la conciencia y sumergirse en el inconsciente, liberándose de
los demonios.
Acuario
Aire Fijo. Vamos hacia esta Era, aún estamos en transición, saliendo de Piscis.
Espíritu Santo que llena la mente de iluminación, sentido, conocimiento.
Acuario, el aguador, que vierte el agua, mente de Dios que vierte el agua de la
sabiduría.
El Árbol de la vida es un símbolo de Acuario. Símbolo de la libertad. El rostro
del hombre. En esta Era el hombre recuperará su divinidad, su carácter solar.
En los signos Mutables (Pilar del Medio, la Deidad como el sumo bien de todas
las criaturas), Dios está en el mundo porque los seres lo reflejan, porque Dios envía a
los profetas y mensajeros, porque hace del hombre su morada (el Dios interior).
Géminis
Aire Mutable. La idea de “bien” de Platón, el bien que participa de todas las
cosas. Angeles mensajeros. Opuestos pero complementarios. Lo semejante, regido por
la fraternidad.
Virgo
Tierra Mutable. Símbolo de la materia prima, que puede adoptar todas las
formas pero queda inmodificada, por lo tanto, virgen.
La sabiduría como femenina. La previsora, preservadora, providencia divina.
Regalo de la tierra: cereales. Imagen de la diosa virgen con una espiga en la mano.
Sagitario
Fuego Mutable. Esplendor de la luz. Signo de la visión, de luz interior o
exterior, que es manifestación de la presencia divina que establece su morada entre los
hombres.
Representado por el arquero que teje un puente entre los mundos (parte inferior
de animal, parte superior apuntando hacia lo divino con el arco), alianza entre Dios y los
hombres. Dios envía a sus profetas. Técnicas de ascenso y descenso.
Piscis
Agua Mutable. Rayo de amor, océano continuo donde el pez nada libremente.
Salir de nosotros mismos y, en la entrega al otro, descubrir nuestra divinidad.
El amor nos hace divinos. El acto supremo de amor es el sacrificio. Borra la
ilusión de la separatividad (el agua como continuo de amor).
El cordero inmolado (Cristo, Krisna, Adonis...).