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Compitalacion Teorica Jose Acosta Emprendimiento Social en La República Dominicana

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RIPS, ISSN 2255-5986. ❚❙❘ Vol. 14, núm.

2, 2015, 181-192

Recibido: 15/03/2015  Aceptado: 11/11/2015


Compilación teórica: emprendimientos en la República
Dominicana

José Alberto Acosta Guzmán


UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE SANTIAGO,
SANTIAGO DE LOS CABALLEROS, REPÚBLICA DOMINICANA
josacoguz@hotmail.com

Resumen: Este artículo presenta una revisión bibliográfica a las investigaciones realizados sobre
el tema del emprendimiento en la República Dominicana y el mundo. La revisión realizada pone de
relieve el hecho que, aunque es un tema que no ha sido muy investigado en la República Dominicana,
existe un interés marcado por entender y comprender los factores que condicionan, influyen y deter-
minan los emprendimientos por parte de los dominicanos, de forma específica en lo relacionado con
la creación de las microempresa empresas. Además, se trataran temas vinculados a las característi-
cas de las Empresas de las persona emprendedoras, los principales indicadores de las microempresas
se expondrán, dado que el desempeño de las microempresas está asociado a un conjunto de factores
relacionados con el tamaño de la empresa y el nivel de organización que exhibe, el sector donde se
ubica y las características de sus propietarios.
Palabras clave: emprendimiento, empresarios, compilación, antecedentes, constructo.
Abstract: This article presents a literature to research conducted on the topic of entrepreneurship in
the Dominican Republic and the world review. The review highlights the fact that although it is an issue
that not been investigated in the Dominican Republic, there is a clear interest to understand and compre-
hend the factors that affect, influence and determine the enterprises by the Dominicans, of specifically
with regard to the creation of micro enterprises. In addition, issues related to the characteristics of the
companies enterprising person is treated the main indicators of microenterprises will be discussed, since
the performance of microenterprises is associated with a set of factors related to firm size and the level
exhibiting organization, the sector where it is located and the characteristics of their owners.
Keywords: entrepreneurship, business, compilation, background, construct.

Introducción

L
a presente investigación descriptiva y cualitativa, tiene como propósito pre­
sentar la tendencia de las investigaciones que se han realizado a nivel nacional
e internacional alrededor del emprendimiento. Esta exploración descriptiva
se realiza en el marco de la investigación que adelanta el grupo de investigación en
emprendimiento del área de Negocios de la Maestría en Administración de Empresas
de la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA).
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Según Otriz (1992), las microempresas son negocios o unidades no agríco­


las dedicadas a actividades de manufactura, comercio o servicios, que emplean
10 trabajadores o menos, incluyendo al propietario. La definición del concepto
microempresa, implica mantener soterrado un mundo empresarial en constante
efervescencia con aperturas y cierres, con negocios de una misma industria con
características diferentes tanto en su estructura económica como en sus modali­
dades operativas.
La explicación sobre los orígenes de los empresarios emprendedores, ha gene­
rado una rica discusión teórica entre los investigadores de esta área del saber, de
carácter multidisciplinario, que involucra varia generaciones y múltiples accesiones.
En el año 1980, Naisbitt planteó que estábamos pasando de una sociedad de emplea­
dos a una sociedad de empresarios.

Antecedentes
Durante centurias, se ha venido investigando el constructo emprendedor partiendo
de las expresiones del campo organizacional y empresarial, que se sitúa por primera
vez en el siglo XVII. A partir de esa época hasta la actualidad, numerosos inves­
tigadores han ido dando forma al constructo”emprendedor”, investigadores de los
dotes como Cantillon, Rodriguez, Say, Stuart, Walras, Casson, Schumpeter, Kirzner
y Audretsch.
Se puede consideran a Cantillon (1755) como el primer investigador que uti­
liza el término entrepreneur al señalar explícitamente en su ensayo el rol que tiene
el empresario en la economía. Cuando hace referencia al término entrepreneur no
quiere hacer mención a dueños de empresa, sino a “per­sonas que persiguen la puesta
en funcionamiento de un negocio para obtener un beneficio”, fundamentando esto en
las necesidades existentes en el mercado. Se puede afirmar entonces, que es el primer
investigador que lo utilizó.
Así mismo, mas adelante en el tiempo Say (1803) consideró que la función princi­
pal de la persona emprendedora era la de “ges­tionar recursos de una manera eficiente
a través del conocimiento”, que como resultado de estas actividades le permitiera
aumentar la producción. Stuart (1848) lo introdujo en el hablar ingles, respe­tando y
manteniendo la esencia de la terminología francesa entrepreneur y haciendo relación
con la “asunción de riesgos económicos”, idea muy en la línea de Cantillon.
También, el investigador Walras (1874) situó al emprendedor dentro del marco
de estu­dio de la teoría general de equilibrio económico y definió al empresario como
un individuo que “adquiere en alquiler la tierra, el trabajo y el capital, asociándolos
para, comprando materias primas a otros empresarios, vender por su cuenta y riesgo
los productos obtenidos”.
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Según el economista Schumpeter (1934), “un emprendedor es un individuo que


reúne un conjunto de recursos de forma novedosa, intentando mejorar de forma
rutinaria la oferta de productos existentes en un mercado e incorporando la innova­
ción como constructo intrínseco en la creación de una nueva organización empre­
sarial”. El enfoque de Schumpeter tilda al empresario como eje central o motor del
desarrollo económico, impulsado por las innovaciones que el empre­sario sitúa en el
mercado y que pueden ser de cinco tipos: de producto, de método de producción, de
apertura de un nuevo mercado, utilización de una nueva fuente de materias primas y,
por último, la creación de un tipo de organización industrial.
Según Schumpeter, se puede considerar a un individuo como empresario a
cualquier persona que realice innovaciones en uno de los cinco ámbitos descritos
anteriormente, bien de manera independiente, (por cuenta propia), o bien como eje­
cutivo (empleado) de una organización; caracterís­tica diferencial del empresario de
Schumpeter es que no asuma riesgos a menos que sea su propio capital el invertido
en el proyecto de innovación.
Kirzner (1973, 1998), realiza un aporte significativo en este sentido, añadiendo
algo nuevo con respecto a Schumpeter y es que los mer­cados no son perfectos ni están
en equilibrio. Es pues, que según este, es el emprendedor el que “permite aumentar la
competitividad conduciendo al mercado a una situación de equilibrio” debido a que
cuantos más emprendedores se incorporen al mercado, existirá mayor competencia,
lo que provocará que los precios existente en ese mercado disminuyan. El empren­
dedor, gracias a su iniciativa y coraje pone en funcionamiento nuevas ideas y formas
de orga­nización de los factores de producción. Para Kirzner (1973) no todas las per­
sonas tienen la misma información sobre el valor y los precios de los productos, lo
que constituye una oportunidad el hecho de que diferentes emprendedores tengan
distinta informa­ción sobre la situación del mercado.
Otro investigador, Casson (1982) desarrolló las cualidades que debe poseer
todo mercado de empresa­rios, poniendo de manifiesto la dificultad que existe
para definir objetivamente tal mercado. El principal inconveniente no reside en
la complejidad o en la dimensión del proyecto empresarial, sino más bien en la
cualidad de la decisión, la cual provoca que dicha decisión sea innovadora y per­
mita desarrollar un proyecto empresarial. Por otra parte, “el emprendedor no está
detrás de cada actuación desarrollada por la organización y solo cuando tras una
decisión se produce un cambio fundamental, se podrá hablar de decisiones acer­
tadas o juiciosas”, Casson (1982). Para éste, el espíritu emprendedor, la capacidad
de asumir riesgos, de crear una empresa, es una condición general que puede cla­
sificarse incluso como macroeconómica, estructural, la cual está relacionada con
el funcionamiento general de equilibrio de una economía y con el progreso y la
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evolución social en su conjunto. El equilibrio de una economía es resul­tado de la


interacción entre emprendedores o empresarios y entre aquellos que tienen éxito
y los que fracasan.
Audretsch (2013) ha construido una versión actualizada del papel del empren­
dedor innovador schumpeteriano: se trata de “un agente dispuesto a explotar cono­
cimientos que las empresas establecidas consideran alejados de su negocio central”.
Considera que el emprendedor es el agente del cambio que mediante la toma de una
posición de riesgo acelera la generación y aplicación de las ideas innovadoras en la
economía, debiendo estar la actividad de la empresa ligada a un contexto local y
dentro de este contexto se puede vincular con los viveros de empresas, al ser un ins­
trumento de política económica que fomenta la actividad emprendedora en un terri­
torio. Aun cuando Audretsch no habla explícitamente de los viveros de empresas, sí
resalta la importante influencia que los programas con incentivos públicos tienen en
la actividad emprendedora a través de la formación empresarial, la financiación, la
introducción de normas de calidad y la detección de las oportunidades que ofrece el
mercado. También considera que el tipo de programa elegido y el momento de apli­
cación pueden servir de soporte, pero también de freno en el fomento de la actividad
emprendedora (Audretsch et al., 2002).
Se considera al doctor Príamo Rodríguez, el primer investigador en plantear
el constructo emprendedor en la República Dominicana, el cual ha expresado lo
siguiente, “la verdadera actitud emprendedora, también, es una constante bús­
queda por la excelencia, con miras a lograr la más grande de las satisfacciones
sentimentales del hombre y la mujer que son la felicidad y la libertad humana”
Rodríguez (2011).

Revisión del Constructo de Emprendedor


En sentido amplio, se puede afirmar que un emprendedor es una persona que crea
una empresa. Lo que a simple vista parece una actividad sencilla pero en la práctica
no lo es tanto. Lanzando una ojeada a las definiciones que de dicho término da el
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RALE) se ha encontrado
con que un emprendedor es aquel que “emprende con resolución acciones dificulto­
sas o azarosas”. Por lo tanto, resulta que la expresión no comprende las actividades
cotidianas y rutinarias que realizan los emprendedores. Sin embargo, si se escudriña
el vocablo “empresario”, en su cuarta acepción, da la siguiente definición: “Titular
propietario o directivo de una industria, empresa o negocio”. Se podrían interpretar
que esta última definición coincide más con el constructo emprendedor.
Existen algunos investigadores que realizan dife­rencias entre los vocablos de
empresario y emprendedor; así, Veciana (1998, 2005) afirma, que no todos los due­
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ños de una organización con fines de lucro, reúnen necesariamente la condición de


emprende­dores, ya que pudieron ser dueños por las siguientes razones: (a) porque la
adquirieron mediante compra o por herencia, (b) por lo que solo serían emprende­
dores aquellos que ponen un nuevo negocio y (c) una nueva actividad dentro de una
empresa ya establecida. Gartner (1988), en cambio, diferen­ció entre emprendedores
(crean empresas) y no emprendedores (no crean empresas).
Lückgen et al. (2006) han definido a los líderes emprendedores como “indi­
viduos que están, solos o con otros, activamente involucrados en el origen de una
nueva organización y que esperan ser propietarios de dicho negocio, combinando la
implicación personal con el interés por poseer una parte del negocio”.
Amatori (2010), considera que “el emprendedor pueda ser una persona, que por
cuenta propia o incluso con uno o más empleados que estén en condiciones de ser
muy sensi­ble ante las demandas del mercado, personalizando y adecuando sus accio­
nes en un nicho específico de mercado”. Finalmente, un emprendedor es un indi­
viduo o varios individuos que quieren crear una organización o la han constituido
recientemente buscando satisfacer los deseos y necesidades de los consumidores a
través de un servicio o un producto, generando un derecho de cobro, gestio­nando
para ello unos recursos (humanos, financieros y materiales) que generan una obliga­
ción de pago y obteniendo un resultado empresarial.
Según Rodríguez (2011), el emprendedor, a través del tiempo, ha jugado un
papel trascendental en el desarrollo económico y social de los pueblos y otros pue­
blos han sido testigos del crecimiento de sus organizaciones, de sus empresas y de
su persona. En este mismo sentido ha expresado, el emprendedor vive y motiva
a los demás para que se multiplique la riqueza de su comunidad y de su país. Así
mismo, este autor afirma: el emprendedor es una persona que sabe determinar un
especial valor al hecho de incursionar en lo desconocido, pero siempre con un reto
en su conquista.

Emprendedores
Varios autores han expresado, el aporte en cuanto a la definición del constructo
«emprendedor» logrando un rico repertorio de los diferentes significados y matices
que este pueden adoptar Alonso y Galve, (2008) que se vincula por lo general, con
valores positivos, ya que simboliza a aquel que toma la iniciativa, siendo el motor que
empuja a la realización de una empresa, superando las adversidades que esto supone.
Los emprendedores, atendiendo a su función de nuevos empresarios, son personas
que innovan, identifican y crean nuevas oportunidades de negocios (Campos, 1997):
reuniendo y coordinando nuevas combinaciones de recursos para extraer los máxi­
mos beneficios de sus innovaciones en un entorno incierto, en otras palabras, reali­
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zan la gestión directiva de los diferentes recursos que se ponen en juego para crear la
empresa (Casillas y Martí, 2003, Bermejo y de la Vega, 2003). Está claro que si existe
un elemento esencial y determinante del éxito empresarial, ese es la propia actitud
del emprendedor y su forma de enfrentarse al riesgo (Maqueda et al., 2003), pero este
constructo no deja de ser concebido como tautológico.
Aunque existen varios autores que han afirmando de forma categórica, factores
como la edad, el sexo, el estatus social, la educación, los ingresos y el acceso a las
fuentes de financiación como determinantes de la decisión de crear una empresa
(Minniti et al., 2006) y otros investigadores se han orientado hacia la búsqueda del
elemento individualista del emprendedor (Robinson, 1987) como institución econó­
mica y no como conjunto de cualidades personales (Valcarce y Sequera, 2006), en la
practica la mayoría destaca algún rasgo como característico, que definen el carácter
de los emprendedores.
En la actualidad, existe cierta discusión sobre si estas cualidades esenciales
pueden ser adquiridas y desarrolladas por cualquier persona o, por el contrario, los
emprendedores tienen una serie de características innatas que facilitan su crecimiento
y desarrollo y por lo tanto, esto conlleva la inquietud de realizar la siguiente premisa,
si el emprendedor nace o se hace. Se puede afirmar con certeza que el emprendedor
nace, pero no se estará en lo cierto ya que existen ciertas capacidades empresariales
(Filella, 1997): habilidades que el emprendedor posee o debe adquirir y que se rela­
cionan directamente con la capacidad de gestión de la futura empresa y que a diferen­
cia de las cualidades intrínsecas, pueden ser estudiadas y aprendidas a través de una
educación y formación empresarial adecuada.
Además, el emprendedor, junto con poseer cualidades psicológicas adecuadas
para ser emprendedor y ambicioso se ha de estar preparado para el trabajo y el sacri­
ficio (López-Amo, 2005). En los negocios se pueden aprender comportamientos
específicos (Pérez-Orive, 2004) derivados de la cercanía al cliente y a la experiencia.
Está muy claro que en el emprendedor se combinarán las influencias que ejercen el
entorno y de sus propias características individuales.
Existen altas probabilidades, el emprendedor no nace, se hace, pero al igual
que un aprendiz de pianista necesita agilizar su destreza digital, su vista y, sobre
todo, su oído, un emprendedor necesitará potenciar sus capacidades, tanto per­
sonales como empresariales. Algunas características son adquiridas en el proceso
de crecimiento y desarrollo (García y Boria, 2006), pero el aprendizaje de otras
resultarán inviables.
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Tabla 1
Principales características o aptitudes que, según sus autores definen al emprendedor

Concepto Descripción

Pasión Realmente, hay que querer, desear y amar; hay que sentir la pasión fundamental por la
vida, combinada con una pasión empresarial; hay que amar lo que se hace para poderlo
vivir y sentir día a día y así disfrutar su empoderamiento. Rodríguez 2011).

Aptitud positiva De esta manera se asumen las cargas laborales y las inclemencias del mercado y se toman
medidas meditadas sin dejarse influir por los estados de ánimo (Timmons, 1994).

Creatividad Esta característica puede ser clave, como hemos visto, para diferenciar al emprendedor
del empresario. La creación de una nueva empresa constituye el nacimiento de un nuevo
sistema (Hawkins y Turla, 1987).

Iniciativa La proactividad se relaciona con tomar la iniciativa anticipando y llevando a cabo nuevas
oportunidades, y crear o participar en mercados emergentes (Gibb, 1993).

Tenacidad Para lograr el éxito hay que desear poder desarrollar las ideas y ponerlas en práctica, hay
que creer tan decididamente en esa idea que todo lo demás carezca de sentido compara-
do con ella (Rock, 1987).

Integridad La integridad del emprendedor se deriva del conocimiento que tiene, primero de si mis-
mo y después de los demás (Rodríguez 2011).

Decisión Es una capacidad específica de la labor gerencial, que conformará el modelo de mando
ejercido (Arents 2004).

Fuente: elaboración propia

Una gran cantidad de emprendedores han expresado, que van a poner en marcha
su empresa para lograr su independencia y controlar el destino de su vida personal
y empresarial, pero esas metas resultan exorbitantes y vagas (Williams, Duncan y
Ginter, 2006). El riesgo del emprendedor en todo este proceso es inevitable y evadir
ese riesgo es la clave de la supervivencia empresarial, orientando siempre el negocio
a favor de la recompensa y alejándola de contratiempos.

Crecimiento emprendimientos República Dominicana


El crecimiento y evolución del sector empresarial en los dos últimos años han reve­
lado el posicionamiento espacial que estas unidades productivas han adquirido en la
economía nacional. Entre los años 1993 y 2013 la cantidad de microempresas en el
país se ha incrementado en más de un 100%, pasando de 309,279 unidades en 1993
a 772,899 negocios en el 2013. Esto indica una tasa de crecimiento de 150%, lo que
equivale a una tasa de crecimiento promedio anual de 4.7%. Esto implica, que entre
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1993 y 2013 el crecimiento de las microempresas en la República Dominicana superó


el crecimiento promedio anual de la población dominicana, la cual aumentó en pro­
medio 1.5% por año Ortiz (2013).
A nivel nacional, los estimados arrojados en la encuesta realizada por el Fondo­
Micro 2013 indican que por cada 1,000 habitantes en la República dominicana exis­
ten 75 microempresas, lo que refleja un incremento de una tasa de 85% con respecto
al año 1993 cuando por cada 1,000 habitantes había 41 microempresas. Este incre­
mento en este sector empresarial, sugiere que estas unidades se han expandido en la
población, como una alternativa para la generación de ingresos, dado que el mercado
laboral formal genera insuficientes puestos de trabajo, con salarios bajos y con difi­
cultad de acceso, especialmente para los jóvenes o personas de más de 45 años.
El impacto positivo que alcanzaría la microempresa como ente dinámico en la
generación de empleos e ingresos y en la superación de la pobreza está estrechamente
relacionado con el tipo de microempresas que se crea y que se fomente en las políti­
cas públicas. Si estas microempresas, aunque pequeñas, tienen una alta capacidad de
generar empleo e ingresos pudieran tener un impacto positivo en el ritmo de creci­
miento de la economía. Si, por el contrario, estas microempresas son de subsistencia,
esto implicaría la permanencia de una situación de pobreza y una limitada contribu­
ción a la dinámica económica del país. Ortiz (2013).
En otro orden de ideas, el proceso urbanístico registrado en los últimos 20 años
se ha caracterizado, fundamentalmente, por una dinámica migración del campo a la
ciudad e interprovincial, lo que ha influido en el crecimiento de de este sector. Las
microempresas, son las indicadas para proveer los bienes y servicios que requiere
la población en los nuevos asentamientos urbanos, donde regularmente hay una
menor penetración de grandes empresas. Así mismo, en los nuevos barrios que van
ensanchando el perímetro urbano de las ciudades se instalan colmadones, salones de
belleza, farmacias, ferreterías, talleres, ventas de ropa y artículos varios, actividades
típicas y propias del microempresarial.
Según Ortiz (2013) lo expresado con anterioridad se refleja al observar, que en el
año 1993, el 60% de estas unidades empresariales estaba ubicado en las zonas urba­
nas, mientras que para el 2013 ese porcentaje aumentó a 83.3%. En contraste, los
pequeños emprendimientos de la zona rural redujeron su participación de un 40% en
el 1993, a un 16.7% en el 2013, lo que se corresponde con una menor concentración
de la población en los campos del país. En otras palabras, se puede afirmar que la
creación de nuevas microempresas será proporcional a la cantidad de habitantes que
ocupan determinada zona geográfica.
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Empleo que generan los emprendimientos en República Dominicana


Un aspecto relevante de las microempresas es el rol preponderante que han jugado
como ente generadoras como fuente de empleo. La fuerza de trabajo ocupada en
este sector refleja un notable crecimiento en las dos últimas décadas. En el año 1993
las microempresas emplearon 711,934 hombres y mujeres, mientras que para el año
2013 se incremento el número de empleados a 1,644,260; lo que quiere indicar que
este sector empresarial ha generado unos 932,000 empleos adicionales, que equivalen
a más de la mitad del aumento del empleo en la economía dominicana de los últimos
20 años Ortiz (2013).
Si se toma en comparación como ha evolucionado el mercado laboral entre 1993
y abril 2013, se puede que el número de ocupados en la economía creció en 2.5%
promedio anual, en tanto que el crecimiento de la Población Económicamente Activa
(PEA) fue de 2.3% anual12. La tasa de crecimiento del empleo en las microempresas
fue de un 4.3% anual en promedio, lo que evidencia el papel fundamental que tienen
estas unidades productivas como generadoras de empleo en la economía.
La alta proporción de microempresas en zonas urbanizadas se relaciona con la
concentración de habitantes y los flujos migratorios internos, pues hace dos décadas
se estimaba que el 43.9% de la población vivía en zonas rurales y más del 38.4% de
las microempresas estaban ubicadas en campos del país, en tanto que el 56.1% de la
población dominicana estaba localizada en las ciudades y pueblos, con una propor­
ción del 61.6% de microempresas en esos centros urbanos13.

Composición del Empleo


Ortiz (2013) ha indicado, en las microempresas se pueden encontrar diferentes tipos
de trabajadores. Por un lado están los propietarios, que suelen ser el único empleado
de las empresas unipersonales, pero hay también empleados asalariados, empleados
no pagados y empleados en proceso de aprendizaje. Los resultados de la encuesta
FondoMicro 2013 presentan que los dueños, continúan siendo la principal fuerza
laboral de estas unidades productivas, ya que representan el 49.1% del empleo y labo­
ran en el 93.7% de las empresas. En la realidad, todas las empresas unipersonales
(98.2%) tienen a su propietario como único trabajador.
Se debe destacar el aumento de la participación de los empleados pagados como
parte de la fuerza trabajadora de las microempresas, dado que representan el 34.1%
del empleo y casi seis de cada 10 unidades productivas contratan mano de obra asala­
riada. En contraste, los trabajadores no pagados han perdido representatividad, pues
solo representan el 14% del empleo total del sector, siendo parte de la estructura
del empleo del 22.3% del universo de microempresas. La menor participación del
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empleo recae en los aprendices, que representan el 2% del empleo en menos del 5%
de las microempresas. Ortiz (2013).
La composición del empleo por tipo de trabajador que arroja la encuesta Fon­
doMicro 2013 sugiere un incremento en la calidad del empleo de las empresas en
los últimos 20 años. En el 1993 el 23.7% del empleo correspondió a trabajadores
pagados, mientras que para el 2013 se reporta un aumento en la participación de este
tipo de trabajadores en más de diez puntos porcentuales, para constituir el 34.1%
de la fuerza laboral. En cambio, la participación del trabajador no pagado se redujo
prácticamente a la mitad entre 1993 y 2013.
Además, es interesante analizar las diferencias que se establecen en la estructura
del empleo según el género del propietario del negocio. En las empresas lideradas por
mujeres, las propietarias constituyen la principal fuerza laboral (62.1%), en tanto que
en las empresas de propiedad masculina los trabajadores pagados tienen una mayor
relevancia (46.1%) en relación con los demás tipos de trabajadores. Igualmente, las
empresas de mujeres utilizan más mano de obra no remunerada (19.2%) que las
empresas de hombre (11.5%) o propiedad conjunta (9.4%).
En cuanto a la generación el empleo en las microempresas según el género del
trabajador, los resultados de la encuesta FondoMicro 2013 muestran que las muje­
res representan el 46% del empleo total generado por las microempresas y, a su vez,
el 59% de las empresas tiene alguna mujer como parte de su planilla laboral. Esto
representa un incremento de 6.4 puntos porcentuales en comparación con el año
1993, donde las mujeres constituían el 39.5% de toda la fuerza laboral ocupada en las
microempresas Ortiz (2013).

Conclusiones
La investigación realizada pone de manifiesto el hecho de que, aunque es un
tema que no ha sido estudiado de manera suficiente, existe un interés marcado por
parte de los investigadores del campo empresarial, por comprender los factores que
condicionan, influyen y determinan los emprendimientos en la República Domini­
cana y el mundo, de manera específica en lo relacionado con la creación, manteni­
miento y desarrollo y de nuevas empresas.
Las investigaciones, que han sido tomadas en consideración para la elabora­
ción de esta investigación descriptiva y cualitativa, muestran la variedad de enfoques
y énfasis de las diferentes investigaciones alrededor del mundo. Estas muestran el
aporte de diversas disciplinas como la psicología, la sociología, la administración,
la economía, que aportan a la comprensión del emprendimiento en sentido general.
Cuando en un país, como la República Dominicana se da una situación de des­
empleo en la juventud, aun con lo mucho que ha crecido el tejido empresarial, se
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José Alberto Acosta Guzmán

puede considerar poco innovador y competitivo por la carencia de nuevas iniciati­


vas empresariales, se hace necesaria una intervención coordinada por parte de los
diferentes sectores que conforman el entorno socioeconómico del país. Finalmente
la República dominicana, así como Hispanoamérica se lleva el rezago en cuanto al
fomento de los emprendimientos, pero existen evidencia claras y precisas, de que se
está dando pasos importantes en la dirección correcta con el objetivo de promoverla
y fomentarla a nivel nacional.
Finalmente, los últimos 20 años, han sido decisivos en cuanto al avance de los
emprendedores en el ámbito empresarial y socioeconómico en sus diferentes ámbi­
tos, pero todavía no se puede expresar, de una situación igual en comparación con los
asiáticos ( los dragones del Asia), solo queda expresar que se debe continuar empren­
diendo nuevos negocios pero, con un alto índice de emprendimiento, para que en el
devenir de los años se puede entonces anunciar ( República dominicana es un país,
netamente emprendedor).

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