Felicidad en Kant
Felicidad en Kant
Felicidad en Kant
INTRODUCCIÓN
“Dos cosas llenan al alma cada vez con nuevo y creciente encanto y
veneración, con cada uno el razonamiento se ocupa más frecuente y
continuamente, el cielo certero sobre mi cabeza y el principio moral dentro
de mi".
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Todas la citas –señaladas en cursiva- del presente escrito son de Kant y a partir de esta
son extraídas de la “Metafísica de las Costumbres”.
Por ello cabe diferenciar entre dos tipos de felicidad la que viene de la simple
satisfacción de los deseos y la verdadera felicidad que consistiría en un
sentimiento totalmente ajeno a los resultados de la acción y que experimenta
complacencia total simplemente en el recto cumplimiento del deber.
“Pero, aun sin referimos aquí al deber, ya tienen todos los hombres por sí
mismos una poderosísima e íntima inclinación por la felicidad, porque
justamente en esta idea se resume la totalidad de las inclinaciones.”
Una inclinación poderosísima e íntima es sin duda un gran motor tanto para actos
como para pensamientos y sentimientos, no nos queda más que dar sentido y
orientación a tan poderoso motor.
Los deseos, todos ellos, exigen su plena e inmediata satisfacción, todo deseo
exige su aniquilación, su cese, quiere extinguirse o extinguir más bien la ansiedad
y el dolor que causa el permanecer insatisfecho, el problema es que busca
extinguirse mediante su satisfacción, en este contexto llamamos felicidad a la
extinción de aquella ansiedad y felicidad completa a la completa aniquilación de
sus deseos, a la satisfacción del total de sus inclinaciones.
Sin embargo tal satisfacción o felicidad total se torna imposible de lograr puesto
que la satisfacción de unas inclinaciones dificulta o perjudica la satisfacción de
otras, por ejemplo comer en exceso o mal perjudica la salud, o descansar
demasiado o trabajar demasiado, o hablar demasiado o callar demasiado… y un
largo etcétera.
La felicidad, como sea que se la entienda, es siempre una idea total, exige
plenitud total, debe abarcar todo el espacio, todo el tiempo y todo el ser, no
descansará hasta que no se logre totalmente, esto la hace una fuente inagotable
de energía, la cual podemos usarla bien o usarla mal.
“La causa de ello es que todos los elementos que pertenecen al concepto de
la felicidad son empíricos, es decir, que tienen que derivarse de la
experiencia, y que, sin embargo, para la idea de felicidad se exige un todo
absoluto, un máximum de bienestar en mi estado actual y en todo estado
futuro.”
“De procurar cada cual su propia felicidad no por inclinación sino por
deber, y sólo entonces tiene su conducta un verdadero valor moral.”
Esto quiere decir que ni hacer lo que me gusta ni hacer lo que puedo es propio de
una conducta moral aún cuando ello me cause satisfacción, estas tendencias, si
bien son deseables, no son imprescindibles y por ello simplemente no pueden
mandar la conducta del hombre.
“Hay un propósito que no sólo pueden tener, sino que puede suponerse
con total seguridad que todos tienen por una necesidad natural, y éste es el
propósito de felicidad.”
Y no pretender obrar bien únicamente por cálculo de intereses como lo que hace
el que:
Por ello hay una diferencia radical en actuar por deber y actuar conforme al
deber pero no por deber sino por que me conviene, el primero es un acto moral,
el segundo es un acto inmoral. Kant ejemplifica esto con una sociedad de
comerciantes que decide no competir con precios no porque sea su deber no
especular sino porque no les conviene echar abajo los precios.
No basta con parecer moral sin duda hay que ser moral, no basta con imitar
actos, repetir palabras, hay que descubrir los motivos correctos para cada una de
nuestras palabras y de nuestros actos en cada instante de la vida y actuar por
ellos, tan solo el intentarlo nos traerá la verdadera felicidad, esto es Valor Moral.
Estas reflexiones que nos impulsan a hacer las cosas correctas sin cálculo de
beneficios sirven inclusive ante la búsqueda de la felicidad, así el filósofo afirma:
“En realidad, encontramos que cuanto más se preocupa una razón cultivada
del propósito de gozar de la vida y alcanzar la felicidad, tanto más se aleja el
hombre de la verdadera satisfacción, por lo cual muchos, y precisamente los
más experimentados en el uso de la razón, acaban por sentir, con tal de que
sean suficientemente sinceros para confesarlo, cierto grado de misología u
odio a la razón, porque tras hacer un balance de todas las ventajas que
sacan, no digo ya de la invención de todas las artes del lujo vulgar, sino
incluso de las ciencias (que al fin y al cabo les parece un lujo del
entendimiento), hallan, sin embargo, que se han echado encima más penas
que felicidad hayan podido ganar, y, más que despreciar, envidian al
hombre común, que es más propicio a la dirección del mero instinto natural
y no consiente a su razón que ejerza gran influencia en su hacer y omitir.”
“El sentimiento moral, ese supuesto sentido especial está, sin embargo, más
cerca de la moralidad y su dignidad, pues tributa a la virtud el honor de
atribuirle inmediatamente satisfacción y aprecio sin decirle en su cara, por
así decir, que no es su belleza, sino el provecho, lo que nos vincula a ella.”
LA LIBERTAD TOTAL
Todo ser humano pertenece –por su doble naturaleza- tanto al mundo inteligible
como al mundo sensible (individualidad y personalidad), por el gobierno del
principio superior –individualidad- el hombre descubre la autonomía de la
voluntad es decir la completa libertad de la voluntad humana respecto de todo
tipo de pasiones, propias y ajenas; por el gobierno de su principio inferior –
personalidad- el hombre se somete a la infinita variedad y diversidad de seres que
conforman la naturaleza material, en este sentido:
“Si no existe una buena voluntad que dirija y acomode a un fin universal el
influjo de esa felicidad y con él el principio general de la acción, jamás
podrá llegar a sentir satisfacción, por lo que la buena voluntad parece
constituir la ineludible condición que nos hace dignos de ser felices.”
CONCLUSIONES
"La libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás
facultades."
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“La realización sería, entonces, un problema selectivo de conciencia y no una simple
acumulación de experiencias corporales o psicológicas.” Jorge Ángel Livraga
Introducción a la Sabiduría de Antiguo Oriente.