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Arquitectura Paleocristiana, Islamica, Bizantina

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Arquitectura paleocristiana Isidoro de Mileto y al matemático Antemio de

Tralles Herón de Alejandría , Giovanni di Stefano. Francesco Borromini, Alessandro


Galilei, Ferdinando Fuga
Se distinguen dos etapas:

1. La persecución y clandestinidad con la utilización de las catacumbas.

2. El fortalecimiento del cristianismo como religión oficial, con la construcción de las basilicas.

Catacumbas: Cementerios excavados en las afueras de la ciudad. Se accedía por largos corredores
subterráneos con espacio en las paredes donde se superponían las sepulturas llamadas lóculo
cerradas por una losa sobre la cual estaba escrito el nombre del difunto.También fueron creadas
otras tumbas llamadas arcosolio de forma abovedada, estas eran destinadas a personajes notables
como santos y mártires. En estas tumbas la parte de la galería con arcosolios servía de capilla
funeraria llamada cubículo, estas estaban decoradas con pinturas murales y esculturales.Las
Catacumbas más destacadas son:

Catacumba de San Calixto Catacumba de Santos Pedro y


Marcelino

Catacumba Priscila

Basílica cristiana: Tiene su origen en la basílica tribunalicia romana, de planta rectangular con
varias naves, a la cual se le agrega un crucero. Dando origen al plano con forma de cruz.
El ábside está reservado a los sacerdotes, el altar se halla en el punto de cruce, las columnas que
separan la nave principal de las laterales están unidas por arquitrabes o por arcadas. Las
ceremonias se realizan en la nave principal y los fieles se sitúan en las naves laterales.
En la parte externa de la basílica se encuentra:
 Un nártex o espacio donde se detienen los catecúmenos

 Un atrio o patio rodeado por cuatro pórticos y en el centro una fuente de ablución que
con el tiempo se transformará en bautisterio.

La cubierta de la basílica era de madera, con excepción del ábside, ya que éste era abovedado.

La basílica (plan longitudinal) servía para las reuniones dominicales y como residencia del obispo
o sacerdote. Su forma era alargada, de e 3 ó 5 naves, siendo la central el doble de ancha de las
laterales. En uno de sus extremos se situaba la puerta y en el otro el ábside que marcaba la
dirección a oriente. En un primer momento los techos eran planos, de madera, con tejado a dos
aguas en la nave central y una en las laterales. La iluminación se logra a través de las ventanas de
la nave central, con lo que esta recibe más luz, lo que le da un mayor valor emocional a la misma.

La basílica supone un culto basado en el sacrificio que acontece en el altar, mesa que simboliza el
banquete eucarístico que, a veces se cubre con un baldaquino. En la zona denominada presbiterio,
el obispo preside la asamblea desde el trono o cátedra. Es una disposición heredada de Roma, del
trono imperial. A ambos lados, estaban los asientos del clero mayor. Un poco más hacia los fieles y
dentro de la nave mayor se situaban los ambones o púlpitos; en el de la izquierda se leía el
Evangelio y en el de la derecha las Epístolas. El pequeño espacio reservado para el clero menor se
denominaba coro. Bajo el presbiterio puede haber una cámara o cripta en la que se guardaban las
reliquias. Tras la puerta hay un vestíbulo o nártex, desde el que los catecúmenos asisten al culto,
ya que solo pueden entrar los bautizados. En las naves laterales, aparece otro piso, denominado
tribuna abierta a la nave central , y como estaba reservado a las mujeres recibe el nombre de
“matronium”.

El exterior aparece poco cultivado y la fachada está constituida por un muro plano rematado en
frontón. Los cristianos de Roma no dejaban de ser romanos, por lo que el sentido práctico era una
de sus características, y a la hora de plantearse un edificio para las necesidades de su culto, en vez
de inventarse uno nuevo, adoptan uno preexistente que se adecua a sus necesidades, la basílica
romana, solo que cambiándole el sentido y la utilidad, lo mismo que la simbología. Valoran el
predominio del eje longitudinal por la sensación que produce de movimiento hacia el altar, que
genera un espacio-tensión o espacio-camino que se hará normativo en la arquitectura cristiana
medieval y otro aspecto importante es que el presbiterio quede enmarcado por un arco de triunfo,
una gran arcada de medio punto que simboliza el triunfo de la Iglesia. El que el pueblo tienda a
acercarse hacia el presbiterio es determinante el desarrollo del crucero, ya que el muro se rompe
por los lados a la altura del presbiterio, generando una nave transversal, surgiendo la planta de
cruz latina, que refuerza el efecto simbólico del edificio.
Las basílicas más célebres de Roma son Santa María la Mayor, San Pablo y Santa Sabina. en
Nápoles las de San Jenaro y San Jorge, etc.

Basílicas más importantes:


Basílica San Pablo Extramuros Interior de la Basílica de San Juan Letrá

Basílica Santa Sabina Basílica Santa María la Mayor

Basílica Santa María la Mayor

ARQUITECTURA PALEOCRISTIANA - MAUSOLEOS Y BAPTISTERIOS

PRIMERAS TIPOLOGÍAS ARQUITECTÓNICAS CRISTIANAS:

1.- TEMPLOS BASILICALES.


2.- CONSTRUCCIONES DE PLANTA CENTRADA.
3.- EDIFICIOS EN CRUZ GRIEGA, CON BRAZOS IGUALES.

MAUSOLEOS PALEOCRISTIANOS

- MAUSOLEO DE SANTA CONSTANZA.


ROMA (330)
EDIFICIO EN PLANTA CENTRADA, CON
NAVE DEAMBULATORIO ABOVEDADA
EN TORNO AL ESPACIO CENTRAL -
ÁBSIDE. PÓRTICO CIRCULAR EXTERIOR.
COLUMNATA PAREADA. BÓVEDA CON
MOSAICOS TIPO ALFOMBRA. ORIGEN
DEL TEMPLO CENTRADO
- MAUSOLEO DE GALA PLACIDA. RÁVENA
(420)
PLANTA EN CRUZ GRIEGA, CON
TRAMOS ABOVEDADOS EN ARISTA.
ESPACIO CUBIERTO DE MOSAICOS
FIGURATIVOS.

- MAUSOLEO DE TEODORICO.
RÁVENA (530)
ESPACIOS CENTRADOS SUPERPUESTOS.
CRIPTA Y CAPILLA FUNERARIA CON
CUBIERTA MONOLÍTICA EN MARMOL.

BAPTISTERIOS

CONSTRUCCIONES ADOSADAS AL NARTEX DE LAS BASÍLICAS, CON PLANTA CIRCULAR O


POLIGONAL.

- BAPTISTERIO DE SAN JUAN DE LETRÁN.


ROMA

- BAPTISTERIO DE LOS ORTODOXOS.


RÁVENA

Roma, Italia
CRONOLOGÍA:
330 d. C
ANÁLISIS:
Basílica con forma de cruz latina. En la cabecera tiene un espacio circular, llamado ábside cuyo
pavimento está un poco más elevado, formando el presbiterio. El altar se hallaba en el centro del
ábside, cobijado por la estructura arquitectónica del baldaquinio. La nave es longitudinal, de cinco
calles, con la calle central más ancha que las laterales, de 110 metros de largo. Están separadas
entre ellas por pilares o columnas, que sustentan arcos de medio punto o dinteles, creando una
tensión óptica hacia la cabecera del templo, localizando el punto de fuga en el altar. En el alzado
de la basílica, se sitúa más alta la nave central, en la que se abrían vanos, como en las laterales.
Ninguna de las naves se cubrían con bóvedas sino con techumbre de madera, lo que no provocaba
presión. La basílica sufrirá varias reconstrucciones y, finalmente, llegará hasta nuestros días con
una reconstrucción interior completa y la portada barroca del siglo XVIII, construida bajo la
dirección del Arquitecto Borromini. Fue la primera residencia de los Papas y Catedral de Roma en
la época de Constantino.

Arquitectura Paleocristiana tras el Edicto de Milán

Introducción

El año 311 fue una fecha especialmente significativa para explicar el cambio que se va a producir
en el arte cristiano, de un arte típico de comunidades pobres y semiclandestinas a un arte
monumental y rico.

En esta fecha se promulgó el primer edicto de tolerancia, el Edicto de Valerio Augusto, aunque
tendrá más importancia el Edicto de Milán, del año 313, del mismo carácter tolerante que permite
el culto cristiano sin ningún tipo de cortapisas.

Ambos fueron promulgados por el emperador Augusto Valerio, pero al acceder al trono el
emperador Constantino se da un cambio, si cabe, más favorable para la iglesia cristiana puesto
que una gran parte de la familia de Constantino se va a convertir al cristianismo e incluso se
especula sobre si el propio emperador se hubiese convertido al final de su vida.

Este proceso de dignificación del cristianismo culmina en el año 380 cuando el emperador
Teodosio proclama a la Iglesia cristiana como iglesia oficial del Imperio.

A partir del año 313 los altos dignatarios de la Iglesia se van a convertir paulatinamente en
autoridades del Imperio. De este modo, las jerarquías eclesiásticas van a pasar a ocupar
importante cargos de la administración pública y la Iglesia cristiana se convierte gradualmente en
una institución de poder estrechamente ligada al emperador y a la administración imperial.

Como consecuencia de ello, la liturgia cristiana comenzó a adoptar elementos característicos del
protocolo imperial. Se va a solemnizar y, en consecuencia, va a necesitar un nuevo vocabulario
artístico que iguale los edificios cristianos con los grandes edificios públicos, palacios y templos de
la sociedad romana.

En esta nueva etapa el arte cristiano es financiado por el alto clero y por las clases patricias e
incluso por los propios emperadores. Consecuencia de este alto poder económico nos
encontramos con un arte con tendencia al lujo muy considerable y realizado, por tanto, con
materiales nobles especialmente costosos.

Las principales manifestaciones de este arte van a ser dos: la arquitectura eclesiástica y la pintura
monumental que se va a plasmar a través de los mosaicos (musivaria, el arte de los mosaicos).
La Arquitectura eclesiástica

El principal problema que se plantea la Iglesia en estos momentos es encontrar un modelo


arquitectónico para realizar sus celebraciones litúrgicas con toda pompa.

Evidentemente tiene muchos tipos de edificios a su alrededor que pueden inspirarles, como los
propios templos romanos, pero pronto se deshecha esta idea debido, por un lado a
planteamientos puramente religiosos (reminiscencias de religiones paganas no deseadas…) y por
otro lado porque en los templos romanos no entra la multitud, pero en las celebraciones cristianas
sí.

Así, todo parece indicar que se inspiran en la basílica, un edificio de forma rectangular dividido en
naves por columnas que solía tener una cabecera sobreelevada respecto al resto rematada en una
exedra.

La basílica era muy adecuada debido, por un lado, a su gran dimensión, y por otro, a su
neutralidad, ya que no tenía ninguna función específica y menos aún de carácter religioso, puesto
que podía ser empleada para la administración de justicia, como mercado, como salón del trono,
etc.

Además, los cristianos se percataron de que la basílica era lo suficientemente grande y estaba lo
suficientemente articulada como para poder distribuir a la comunidad cristiana de acuerdo con su
jerarquía: el obispo o presbítero en el centro de la exedra, rodeado por el resto de los presbíteros
sentados en un poyete de piedra que estará circundando la exedra; delante de ellos el altar,
muchas veces ya fuera de la exedra, y delante de éste, los diáconos. En seguida se empieza a
formar un espacio mínimamente cerrado para estos, que será el coro, y detrás de ellos los fieles
situados en las naves.

Generalmente los hombres y las mujeres estarían separados, según las distintas comunidades,
unas veces los hombres estarían delante y las mujeres atrás y otras veces los hombres a un lado y
las mujeres al otro.

Además, la basílica permite la creación de un anexo para que los catecúmenos se retiren durante
los periodos en los que no pudieran estar presentes, el llamado nártex. El baptisterio, si estuviera,
estaría anexo a la basílica.

Otra cosa que también les interesó de la basílica es el hecho de que está organizada en torno a un
gran eje longitudinal que va a dirigir la mirada del fiel directamente y desde el principio hacia el
altar.

La basílica va a ser generalmente de planta rectangular, dividida en naves, con la cabecera


conformada por una exedra y poco a poco (aunque prácticamente hasta el el s.V no se hace
intencionadamente) dirigida al este (Cristo para lo cristianos es la luz que viene al mundo para
iluminar al hombre y se va a convertir en el sol naciente del cristianismo).

En el alzado de la basílica lo más importante va a ser que va a tener luz indirecta pero también
directa; habrá ventanas tanto en la nave central como en las laterales. Esto es posible gracias a
que la techumbre que cubre la nave central es lo suficientemente ligera (siempre será de madera)
como para permitir que la nave central, la más alta, abra vanos y con ello se debilite la capacidad
del muro para sustentar la cubierta.

Las Basílicas del Siglo IV en Roma

Basílica de San Juan de Letrán


Fue empezada aproximadamente en el año 313; está construida un poco después de la Basílica de
San Pedro. Es la catedral, la sede episcopal de Roma en estos momentos. Está orientada al oeste.
Estaba destinada a la liturgia eucarística o sinaxis. Tiene un gran carácter monumental, con cinco
naves, la central más ancha, divididas por columnas. Tiene una exedra o presbyterium
sobreelevada y el altar un poco avanzado respecto a esta. En la exedra había un banco corrido
llamado solea o bema. Había arcos que cerraban de algún modo la vista del septum a los fieles.
También había dos cámaras laterales de las que no se sabe muy bien su función ya que hay un
baptisterio cercano que descarta esa opción.

En la actualidad es muy distinta, pero se mantienen las naves, el artesonado de madera, la luz
directa y restos del arco del septum.

Hay arqueólogos que opinan que en esta basílica los catecúmenos no se mezclaban con el resto de
fieles ni siquiera en los periodos de liturgia común, sino que los cristianos deberían ocupar la nave
central mientras que los catecúmenos estarían dispuestos en las naves laterales, pero es una
teoría que no está confirmada.

Basílica de San Pedro en Roma


Es un poco anterior a la de San Juan de Letrán, no se sabe cuándo se empezó a construir pero sí
que en el año 329 ya estaba terminada. Es la basílica que había en el lugar en el que está la Basílica
de San Pedro actual.

Era una basílica grandiosa, que fue ejemplo de muchas otras, aunque no es exactamente una
basílica sino un cementerio a modo de basílica, por lo que se la llama cimeterio subteglata
(cementerio bajo techo). Es una basílica occidental, está orientada al oeste, para no cambiar de
lugar la tumba de San Pedro. Tiene una gran fachada que da a un vestíbulo. De ahí se pasa a un
gran atrio, cerrado al exterior y con pórticos a los lados. En el centro había una fuente, llamada
fiala. La parte superior del pórtico se convierte en nártex.
Tenía 5 naves, la central más alta y más ancha, permitiendo la luz directa: las cubiertas eran de
madera y en las naves laterales también había vanos proporcionando luz indirecta. Los fieles se
colocarían en las naves, que estarían separadas del transepto con arcos que llevarían cortinas. El
altar se encuentra prácticamente en el centro de la exedra y está cerrado por una doble
columnata, formando una pérgola. El altar retrocedió ya que la tumba de San Pedro debía estar en
un lugar de fácil acceso para los fieles por lo que se hace un gran transepto para que los fieles
lleguen hasta la tumba, que se encontraba debajo del altar. La planta de cruz latina no se hizo, por
tanto, buscando una simbología, sino debido a un gran problema espacial por las numerosas
tumbas y mesas para ágapes funerarios. En esta iglesia sólo se hacían misas puntuales, por
ejemplo una vez al año en la festividad de San Pedro, etc.

Las Basílicas en los Santos Lugares. Siglo IV

Paralelamente ala construcción de las primeras basílicas cristianas en Roma, la familia de


Constantino se preocupó por construir grandes basílicas en aquellos lugares que de un modo
especial conmemoraban la vida de Cristo.

El problema que se plantea en estos edificios es que deben unir el carácter litúrgico de las basílicas
con el carácter conmemorativo (y también funerario, en el caso de Jerusalén) dado por el lugar.
Así toman una tipología de edificio del arte romano de planta centralizada que los romanos
utilizaban en los mausoleos, de carácter estrictamente funerario, y en los héroa, que aunque
tenían un matiz funerario eran sobretodo monumentos conmemorativos.

Las primeras plantas centralizadas fueron circulares, poligonales o de cruz griega (aquella que
tiene los dos brazos de la misma dimensión que se cruzan en el centro), aunque este último tipo es
mucho menos frecuente, de hecho hasta el s.V no vamos a ver ninguna planta de este tipo. Los
edificios de planta centralizada del arte paleocristiano se llamarán martirium y tendrán un carácter
funerario y conmemorativo indistintamente.

Iglesia de la Natividad de Belén


Se trata de un edificio conmemorativo del nacimiento de Cristo. Se sabe que estaba ya terminada
en el año 313. Según la tradición griega Cristo nació en una gruta, así que en el centro había una
barandilla por la que se podían ver los restos de la gruta en la que supuestamente nació.

En el octógono había unas escaleras que llevaban al centro, donde se encontraba la barandilla con
la gruta, que se encontraba sobreelevado, y otras escaleras que llevaban a un nivel inferior para
que el clero pudiera mantener la gruta en buenas condiciones.

Es muy probable que después de la Misa los fieles fueran a ver la gruta. El clero seguramente se
colocaría alrededor del octógono, que se cree que tenía una cubierta troncopiramidal que tenía un
agujero llamado opaion que permitía el acceso de luz que iluminaba directamente el monumento.
El resto de la basílica seguramente estaría cubierta con una techumbre de madera que permitiría
la entrada de luz directa.

Complejo de Jerusalén
Se trata de un edificio conmemorativo de la muerte de Cristo, por lo que además del carácter
conmemorativo, tiene el carácter funerario.
Es un gran complejo formado por la Basílica de la Resurrección y la Rotonda del Santo Sepulcro o
anástasis. Se empezó a construir en el año 325. La basílica no tenía septum y no hay unidad entre
los arqueólogos sobre la forma de cubrirla: mientras algunos sostienen que estaba cubierta por
una techumbre de madera que permitiría la entrada de luz directa, otros mantienen que la luz
llegaría solamente a través de una tribuna (luz indirecta). Es probable que después de la Misa y de
admirar las reliquias, los fieles salieran al atrio para admirar una piedra del monte Gólgota, donde
fue crucificado Cristo, y luego a la Rotonda donde se encontraba a nivel del suelo un fragmento del
sepulcro de Cristo encastrado en la roca cubierto por un baldaquino. La Rotonda estaba cubierta
por una techumbre troncocónica de madera con un opaion.

Otras construcciones del siglo IV

Basílica de Orleansville
Esta basílica se encuentra en África del Norte y fue construida alrededor del 324, aunque el ábside
añadido es del año 400 aproximadamente. Se trata de una basílica pequeña y sin gran importancia
construida para la tumba de un mártir y que gracias a la adición de un contraábside con carácter
funerario inicia un modelo de basílica funeraria que va a tener mucho éxito en el arte occidental.
Se la denominará basílica de ábsides contrapuestos y por regla general el ábside oriental
(orientado al este) será el litúrgico, mientras el occidental será el martirium.

Mausolo de Santa Constanza


Fue construido en torno al año 350 como mausoleo de Constantina, hija del emperador
Constantino. Es un martiria cristiano perfectamente establecido que viene de los mausoleos y
heroa paganos. Es un mausoleo imperial puesto que estaba destinado a la hija de un emperador.
Como esta princesa era cristiana, el monumento se convierte en un monumento funerario
cristiano. Tiene planta circular. El círculo está relacionado con la infinitud y la perfección. Es una
planta centralizada, pues, con un núcleo central cupulado y un deambulatorio que se comunica
con este núcleo a través de columnas pareadas y que está cubierto por una bóveda anular. La
tumba se encuentra en el centro. En el tambor de la cúpula hay una gran hilada de ventanas que
proporcionan luz directa al núcleo. El deambulatorio también tiene ventanas, que aunque son muy
pequeñas proporcionan también luz indirecta. Vestíbulum con dos pisos. El exterior es muy rudo.
En el deambulatorio hay una serie de pequeños nichos y la bóveda anular que lo cubre está
decorada con los primeros mosaicos cristianos que se conservan.

Plantas centralizadas del siglo V


Las plantas centralizadas se bifurcan y se van a utilizar para los martyria y para los baptisterios, es
decir, van a cumplir dos funciones litúrgicas distintas. Los martyria, de carácter funerario, en
occidente van a tender a convertirse en plantas de cruz griega y normalmente estarán unidos a la
iglesia, mientras que en occidente adquieren una gran monumentalidad y se convierten en
templos normalmente poligonales que estarán exentos. Los baptisterios, en occidente serán de
planta octogonal y estarán próximos a la iglesia, no exentos, mientras que en oriente serán
pequeñas salas de planta cuadrangular unidas al templo.

Baptisterio de San Juan de Letrán


Debía existir desde los principios de la basílica, pero el que conocemos es el que se construyó
entre los años 440 y 432? y que se trata de una reconstrucción que pretende dar al edificio una
mayor suntuosidad.

Es de planta octogonal, se cree que porque el 8 es la suma del 1 (divinidad), el 3 (trinidad) y el 4


(número terrestre por excelencia), que simbolizaría la introducción al hombre en el camino de la
divinidad, pero esto depende del autor porque se puede jugar con numerosas simbologías.

El exterior no es muy suntuoso. El interior es muy clásico, con un deambulatorio que en un


principio debía estar cubierto por un artesonado separado por columnas individuales que
soportan un arquitrabe que soporta unas columnitas que soportan el tambor de la cúpula. El
núcleo es una piscina bautismal. Son edificios muy funcionales, permiten muy bien la circulación
de los fieles.

Baptisterio de Frejus (Francia)


Es muy similar a cualquiera de los muchos baptisterios diseminados por el Imperio. Son más
modestos, más rústicos. No hay deambulatorio, sólo un núcleo central cupulado con un tambor
horadado y un perfil octogonal al exterior, mientras que al interior tiene una alternancia de lados
rectos y semicirculares en forma de nichos, aunque muy poco resaltados. Siempre hay un nicho
mayor en forma de exedra. En el centro se encuentra la piscina bautismal, muy pequeña.

Basílicas del siglo V


Las basílicas del siglo V tuvieron unas características bien definidas:

 Orientación al Este, salvo alguna excepción por imitación específica de San Pedro de
Roma.

 Se mantienen el vestibulum, el atrio y sus pórticos, uno de los cuales sigue funcionando de
nártex.

 Se puede distinguir ya entre exonártex (cuando el nártex ocupa el pórtico adosado al


templo) y esonártex o endonártex (cuando el nártex queda introducido dentro de la
basílica y ya no forma parte del atrio sino que es una especie de sala a modo de vestíbulo
que forma parte de la basílica). Se da un doble nártex en comunidades muy numerosas
donde hay muchos catecúmenos.

 Las basílicas suelen tener tres naves, a veces cinco, siempre cubiertas con techumbre de
madera.

 Hay basílicas con o sin transepto, depende de si tiene reliquias y de la importancia que
estas tengan.

 Comienzan a surgir las criptas, hecho que presupone siempre sobrealzar la zona de la
cabecera con el fin de que quede un espacio o bien a nivel del suelo o bien
semisubterráneo donde colocar las reliquias.

 El altar está justo encima del lugar que ocupen las reliquias y suele estar coronado por un
baldaquino.

 Se mantiene la exedra como lugar donde se colocan los presbíteros.


 Luz directa

 A veces las naves laterales tienen un piso encima llamado tribuna, por muchos autores
llamado matroneum, lo que ha propiciado la idea de que estaba destinado a las mujeres,
pero esto no es correcto ya que estaba destinado a las autoridades políticas.

Basílica de San Lorenzo de Roma


Cumple todas las características anteriores.

Basílica de San Clemente


Es posterior, prácticamente del s.IX, reconstruida sobre una iglesia primitiva respetándola. Es
importante porque muestra cómo era el coro donde estaban los diáconos, que estaba separado
por un pretilium (pretil) o cancel. Hay restos también de las escaleras de un ambón o púlpito.

Basílica de Santa María la Mayor


Es aproximadamente de la misma época del baptisterio. El Papa Sixto III llevó una política muy
propensa a la rehabilitación de basílicas. Se ve muy bien la estructura, pero fue muy reformada
por el Barroco. Cumple todas las características estructurales (altar adelantado y con un
baldaquino, exedra, luz directa, etc.). Ha desaparecido el coro. El arco triunfal está cubierto por
mosaicos muy importantes.

Acheiropoietos de Salónica o Tesalónica


Es el mejor ejemplo de las basílicas "tipo egeo". Fue construida entre el 450 y el 470. Sigue los
modelos de las basílicas romanas: planta basilical, tres naves, exedra, etc., pero con algunas
particularidades:

 Endonártex muy bien comunicado con el interior del templo.

 Arquerías de comunicación entre las naves laterales y centrales cerradas por un pretil o
cancel entre las columnas. Esto significa que en estos lugares la liturgia tenía más
vistosidad y monumentalidad, más procesiones, etc., por lo que los diáconos y presbíteros
necesitaban más espacio para realizarla y este conjunto de actos y procesiones se
realizaban en la nave central mientras que los fieles permanecían en las laterales.

 Para aumentar el espacio para los fieles y catecúmenos, aparece un segundo piso, una
tribuna que crea una nave centrípeda en torno a la nave central, creando un ritmo
centrípedo, envolvente.

Esta iglesia tiene un remate en exedra semicircular, pero esto no es lo común en el Egeo, donde lo
normal es que la exedra tenga un perfil interior semicircular y un perfil exterior poligonal.

Tiene un baptisterio de tipología típicamente oriental, de planta cuadrangular y yuxtapuesto a la


iglesia.

Arquitectura paleocristiana del siglo V en Rávena

Rávena es el foco más representativo de lo que fue la evolución artística hacia el arte cristiano del
siglo VI, llamado protobizantino.
En el año 409 Alarico, rey de los visigodos, invade Italia. La capital del Imperio estaba ya asentada
en Rávena y quizá por la propia majestuosidad de la ciudad, no fue saqueada en contraste con lo
que pasó con Roma.

La princesa Gala Placidia, hija de Teodosio, fue hecha prisionera, pero al morir Alarico, su sucesor
Ataulfo se desposa con ella en el año 413. Ataulfo muere pronto por lo que el hermano de la
princesa, el emperador Honorio, establece el matrimonio de Gala con el general Constancio en el
año 416.

Al morir Honorio, el hijo de Constancio y Gala Placidia, llamado Valentiniano III se convierte en el
nuevo emperador de Occidente, pero como tiene poca edad, Gala Placidia ejerció de regente y
tutora del emperador durante bastantes años.

Bajo su regencia, Rávena gozó de un periodo de paz que durará prácticamente el segundo cuarto
del siglo V y durante estos años, Gala se dedicó a embellecer la ciudad. De esta época nos vamos a
encontrar el baptisterio ortodoxo y el mausoleo de Gala Placidia.

En el 476 cae definitivamente el Imperio Romano de Occidente. Odoacro se apropia de Rávena y el


emperador de Oriente envía, para recuperar el Imperio a un hijo adoptivo, Teodorico, que
procedía del pueblo ostrogodo y que al principio como rehén y después como hijo adoptivo
permaneció durante muchos años en la corte romana de oriente.

Teodorico conquista la ciudad y una gran parte de Italia y establece en ella un reino ostrogodo que
acepta la supremacía política del emperador de oriente. Teodorico estaba totalmente romanizado
por lo que respeta la ciudad y contribuye a su continuidad artística y cultural respecto a lo que
habían hecho los emperadores anteriores.

Teodorico realizó una gran iglesia, San Apolinar Nuovo/Nuevo.

Teodorico era cristiano arriano por lo que mandó edificar también un nuevo baptisterio, llamado
Baptisterio Arriano.

Mausoleo de Gala Placidia


Es un martiria, de finalidad funeraria por su propia forma. Se encontraba unido a la capilla del
palacio imperial, llamada Capilla de la Santa Croce, y hay estudiosos que dudan sobre si este
edificio estaba destinado a ser mausoleo de Gala Placidia o tenía ya funciones funerarias, como
guardar reliquias, y simplemente se enterró allí a Gala.
Tiene planta de cruz griega, que es aquella que tiene cuatro brazos iguales que se cruzan en el
centro y que siempre aparece coronado por un cuerpo sobreelevado respecto a los brazos. Está
realizado en ladrillo, como el resto de construcciones de Rávena, salvo alguna excepción, ya que
no había canteras de piedra en la zona. El cuerpo elevado tiene sólo una pequeña ventana por
lado, por lo que la iluminación es muy escasa. Es un edificio muy pequeño.

La decoración exterior de los muros es a base de arquerías ciegas. Esto va a tener muchísima
repercusión en la Edad Medio y su finalidad es la de adornar el muro a través de los efectos del
claroscuro que provocan las oquedades de los propios arcos, creando efectos cromáticos. Al
mismo tiempo supone un refuerzo importante para el muro cuando tiene que sustentar, por
ejemplo, el peso de unas bóvedas de cañón.

En cuanto a la decoración del interior, cada brazo está cubierto con bóveda de cañón. Todo el
edificio está recubierto con mosaicos de simbología cristiana. El cuerpo sobreelevado está
cubierto por una bóveda vaída, que es una bóveda ligeramente rebajada. Está cubierta por un
mosaico que representa una bóveda celeste presidida por una cruz y en las enjutas se encuentran
los cuatro símbolos del Tetramorfos.

En las paredes del cuerpo sobreelevado aparecen apóstoles alabando la cruz. En el brazo del
oriente se encuentra representado el martirio de San Lorenzo. En los brazos norte y sur hay una
decoración con siervos, que simbolizan a las almas bienaventuradas, bebiendo del agua viva,
Cristo. En el fondo del brazo de la puerta, que está orientado a occidente, está representada la
Pastoral celeste: es una representación de Cristo en el paraíso con las almas bienaventuradas,
simbolizadas a través de ovejas. Hay influencias de la iconografía imperial: Cristo entronizado
(aunque el trono es sustituido por piedras) con una gran cruz gemada con símbolos de poder y
presenta un nimbo. Además, hay un juego de planos, creando perspectiva, aunque hay ciertos
detalles de conceptualización, como las piedras totalmente geometrizadas, las plantas con
perspectiva inversa, etc.
Baptisterio Neoniaño u Ortodoxo
Es de planta octogonal y está construido en ladrillo. Presenta una decoración exterior de arquillos
ciegos y bandas que buscan efectos claroscuristas.

En el interior hay una alternancia de muros rectos y muros con nichos, aunque estos son muy
pequeños. En la cabecera el nicho se hace un poco mayor. En el interior hay una gran variedad de
materiales polícromos muy ricos. En el centro hay una piscina bautismal. En cada lado hay una
ventana y está cupulado. La cúpula está cubierta por un mosaico grandioso decorado en 3
registros:

En el primer registro, el central, aparece representado el bautismo de Cristo, con Cristo sumergido
en el río. A su izquierda aparece la figura de Juan Bautista que porta algo (quizá también rocía) y
una gran cruz. Encima aparece una gran paloma simbolizando el Espíritu Santo. A su derecha
aparece el río Jordán simbolizado en el dios pagano del río, que aparece con una vara de la
fertilidad. Desde el punto de vista estilístico, las aguas forman una cortina cromática que está
intensificada por la cortina cromática del fondo que anula totalmente el espacio. Sin embargo, hay
un cierto intento de recreación de espacio en el que ocupa San Juan en su postura, que está con
las piernas apoyadas en distintos planos, aunque las piedras son totalmente geométricas.

En el segundo registro están representados los apóstoles caminando unos hacia otros. Pedro es el
eje de todo el cortejo. Crea un gran volumen con su indumentaria y con la ofrenda que lleva. Sus
plegados tienden al hieratismo, a la geometrización. La cabeza le da un gran realismo y también
hay representación de la anatomía en la espalda, que está cargada de hombros, ya que se trata de
un hombre mayor.

En el tercer registro están representadas una serie de construcciones, que probablemente


representan iglesias.

San Apolinar Nuovo


Está relacionada con las basílicas tipo Egeo. Tiene un exonártex y tres naves separadas por
columnas, es más ancha que larga y más alta que ancha, lo que le da una gran amplitud espacial.
Los vanos de la nave central y de las naves laterales son del mismo tamaño, lo que unifica
totalmente su iluminación. La exedra al exterior tiene forma poligonal en vez de la forma
semicircular del interior. Tiene un campanille exento de planta circular con numerosos vanos que
van aumentando su luz a medida que se va aumentando en altura.

La decoración del interior es extraordinaria. Hubo ciertos cambios realizados por Justiniano ya que
no podía permitir que en la iglesia más importante de Rávena en esos momentos hubiese
mosaicos en los que se representaba un cortejo dirigido por Teodosio y su mujer, que eran
arrianos. Encima de las arcadas había tres registros.

En el registro inferior aparecían en época de Teodosio los cortejos del rey y la reina ofreciendo, el
cortejo masculino, dirigido por Teodosio desde el palacio imperial de Rávena, ofrendas a un Cristo
entronizado y custodiado por ángeles, y el femenino, dirigido por su mujer, saliendo del puerto de
Rávena, a una Epifanía formada por los Reyes Magos y una Vírgen teotocos con el niño en sus
brazos. Sin embargo, Justiniano hace ciertos cambios: quita los cortejos y los sustituye por un
cortejo de Santos y otro de Santas. Sin embargo, mantiene el palacio y el puerto de Rávena y la
figura de Cristo y la Epifanía.
En el segundo aparecen, en los intersticios de las ventanas, santos. El registro superior estaba
formado por pequeños mosaicos que relatan la vida de Cristo. Destacan:

 Juicio Final: esta escena está presidida por Cristo entronizado (sobre rocas) con el nimbo
crucífero. A su derecha aparecen figuras con un predominio del blanco y de luminosidad
(ovejas, que representan a los bienaventurados), sobre las que hay un ángel. A su
izquierda hay otro ángel con cara azulada y los pies con dedos similares a garras, el ángel
caído, que aparece acompañado por ovejas más bien oscuras, los condenados. Es la
primera representación del Juicio Final. El uso de colores simbólicos es muy importante.

 La Última Cena: La mesa tiene forma de sigma (semicircular), tiene perspectiva abatida y
los comensales están sentados al estilo romano. El pez (Cristo) preside la cena. Cristo
aparece con el nimbo crucífero, distinto ropaje y más grande que los demás:
jerarquización. Los apóstoles están superpuestos, anulando el espacio, además del telón
cromático.

 La negación de Pedro: aparece un gallo como símbolo parlante. Hay referencias espaciales,
como la arquitectura, aunque sea muy geométrica, que marcan una cierta sensación de
espacio frente al telón cromático.

 La pesca milagrosa.

El Baptisterio Arriano
Es muy pequeño, de planta octogonal, con alternancia de tramos rectos y tramos con nichos, el de
la exedra algo mayor. Está cupulado, con una cúpula sostenida por un tambor horadado. Los
nichos se abren por debajo del tambor. La decoración es más pobre y está situada en la cúpula y
dividida en dos registros. En el central aparece representado el bautismo de Cristo de una manera
muy similar al baptisterio neoniaño: en el centro Cristo, con el Espíritu Santo encima, a su derecha
el dios del río Jordán con una vara florecida y un cántaro que da agua al río, con una
representación de la anatomía muy buena, y a su izquierda Juan un poco más alto, tocando a
Cristo y creando un buen volumen. El agua es una cortina cromática que cubre la anatomía de
Cristo, que es bastante esquemática. En el segundo registro aparecen apóstoles de la época de
Justiniano.

Arquitectura islámica
Arte islámico. Orígenes y características:

Dos rasgos dominantes del arte y la arquitectura islámicas, la importancia de la decoración


caligráfica y la composición espacial de la mezquita, estuvieron íntimamente ligados a la doctrina
islámica y se desarrollaron en los primeros tiempos de su religión. En Medina, Mahoma reunió a
un grupo de creyentes para celebrar la oración comunitaria. La casa de Mahoma consistía en un
recinto cuadrado de muros de adobe abierto a un patio, rematado por un soportal o cobertizo en
el lado sur. En el muro oriental se levantaron las habitaciones de las mujeres del Profeta, volcadas
hacia el patio, donde se reunían los fieles para orar bajo las directrices de Mahoma, que se subía
en un estrado para dirigirles. En esta disposición se ha querido establecer el origen de las futuras
mezquitas, que suelen presentar un patio interior (sahn) rodeado de pórticos (riwaqs) y un espacio
cubierto (haram), articulado mediante naves de columnas y delimitado por la quibla, el muro que
señala la dirección de La Meca.

Influencias del arte islámico:


Los primeros seguidores de Mahoma fueron pueblos nómadas procedentes de la península
Arábiga, con escasas tradiciones artísticas, en contraste de los imperios que conquistaron
posteriormente. A medida que se expandió, el islam asimiló las distintas tradiciones culturales y
artísticas de los pueblos sometidos, instaurando así un estilo artístico propio, que varía de acuerdo
con las diversas áreas climáticas o los materiales disponibles. Algunos motivos adaptados de otras
culturas se convirtieron en temas universales del mundo islámico. El arte islámico evolucionó a
partir de muchas fuentes, como las romanas, paleocristianas o bizantinas, que se entremezclaron
en su primera arquitectura, el arte persa Sasánida y los estilos del centro de Asia, incorporados a
través de las incursiones turcas y mongolas. El arte chino constituyó un ingrediente esencial de la
pintura, la cerámica y las artes textiles.

Desarrollo histórico:
El desarrollo del arte islámico desde el siglo VII al XVIII se divide en tres periodos.

1. El periodo de formación, que coincide aproximadamente con el califato Omeya (661-750),


bajo cuyo mandato el territorio islámico se extendió desde Damasco (Siria) hasta España;

2. el periodo medio que abarca la época de los califas Abasíes (750-1258), establecidos en
Bagdad (Irak), hasta la conquista mongola,

3. y el periodo que transcurre entre esta conquista y el siglo XVIII.

Dentro de esta secuencia se pueden discernir, en las diferentes partes del mundo islámico,
diversos estilos artísticos asociados a las correspondientes dinastías de gobernantes. Además de
aquellos relativos a las grandes dinastías Omeya y Abasí, cabe mencionar otros estilos, como el de
los turcos Selyúcidas, que gobernaron Irán desde mediados del siglo XI a 1157; el de los kánidas,
pueblo mongol que controló el este de Irán de 1256 a 1349; los Timuríes, grandes mecenas de la
cultura iraní, instaurados al oeste de Irán entre 1378 y 1502 y los Safawíes, gobernantes de la
totalidad de Irán de 1502 a 1736. El arte islámico también floreció bajo los turcos otomanos, que
dirigieron Turquía de 1299 a 1922 y extendieron su imperio por Egipto y Siria en el siglo XVI. En el
noreste africano destacan estilos relacionados con el reinado de los fatimíes (909-1171) y con el
de los mamelucos, que controlaron estos territorios desde 1250, mientras que en el Magreb y el
sur de la península Ibérica cabe mencionar el apogeo de las tribus bereberes, los almorávides y los
almohades, así como la dinastía Nazarí del reino de Granada.

Arquitectura:
El escaso ritual del culto islámico dio lugar a dos tipologías de carácter religioso: la mezquita
(masjid), recinto donde la comunidad se reúne para orar, y la madrasa o escuela coránica. Dentro
de la arquitectura civil destacan los palacios, los caravasares y las ciudades, en las que se consiguió
un planeamiento racionalizado de acuerdo con las canalizaciones de agua y la protección frente al
calor. Otro edificio importante en el islam es el mausoleo, enterramiento de un gobernante y
símbolo de su poder terrenal. Todos estos edificios religiosos y seculares tienen numerosos
elementos estructurales y decorativos en común. Mezquitas El muro de la quibla indica la
dirección hacia la que los musulmanes deben dirigir su oración, la ciudad santa de La Meca. Para
diferenciarla del resto de las paredes del templo se abre en ella un pequeño ábside o nicho
llamado mihrab, similar al altar cristiano pero sin su contenido simbólico. El resto de las sala de
oración es un espacio techado indiferenciado, dividido en ocasiones por series de arquerías sobre
columnas, paralelas o transversales al muro de la quibla. Esta disposición, heredada de las basílicas
paleocristianas y transformada por el culto musulmán en la tipología conocida como mezquita
hipóstila, evita las articulaciones espaciales jerarquizadas, características de sus antecesoras
cristianas. Otra de las novedades de estas salas hipóstilas es su capacidad para crecer
indefinidamente, como en el caso de la mezquita de Córdoba (España, siglos VIII-X), ampliada en
numerosas ocasiones debido al aumento de la población. PatioLas mezquitas, sin embargo,
mantuvieron la concepción primitiva del rezo al aire libre, en un patio rodeado de soportales que
proporcionaban sombra a los fieles. Por ello la sala de oración permaneció como un espacio
abierto al patio o sahn, que siguió siendo un elemento importante del conjunto, a menudo con
igual o mayor superficie que la zona cubierta. En algunos casos como en las mezquitas de Córdoba
o Sevilla (España) el sahn imitaba la configuración interior por medio de filas de naranjos alineados
y a la misma distancia que las columnas de la sala adyacente. Además, en el patio solían aparecer
dos elementos característicos: la fuente para las abluciones (sabial) y la torre para llamar a la
oración, el alminar o minarete.

Minarete:
En los primeros tiempos no existía el alminar, de modo que los fieles
se reunían para orar sin necesidad de una llamada previa. Sin
embargo, debido al aumento de la congregación, se acabó
instituyendo la llamada de un muecín, a viva voz, desde la cubierta
más alta del edificio. La Gran Mezquita Omeya de Damasco (705-715)
es el primer ejemplo que presenta una torre o minarete, situada en
una de las esquinas del patio, para realizar esta función.

Cúpula:
Las cúpulas, un elemento importante de la arquitectura islámica, proceden de la arquitectura
Sasánida y de las tradiciones paleocristianas. La primera mezquita monumental se conoce con el
nombre de cúpula de la Roca (Jerusalén, finales del siglo VII), un espacio centralizado de planta
octogonal rodeado por dos deambulatorios y cubierto por una gran cúpula. Su composición deriva
de la arquitectura romana, probablemente de la mezquita del Santo Sepulcro (siglo IV)
en Jerusalén. La mezquita de la Roca está decorada con mosaicos coloristas, tanto en su interior
como en el exterior y alberga la piedra desde la que, según la tradición musulmana, Mahoma
ascendió al cielo. El mausoleo, construido a principios del siglo X, para
el gobernador de Bujoro, en Asia Central, es otro ejemplo de gran
relevancia arquitectónica. Este edificio cuadrado de ladrillo posee una
cúpula sobre trompas (pequeños arcos que hacen de puente en los
ángulos del cuadrado para facilitar la transición hacia el espacio
circular de la cubierta), derivadas del Irán Sasánida en lugar de las
tradicionales pechinas (secciones esféricas triangulares) propias de la arquitectura bizantina.Bajo
los otomanos las mezquitas se construyen siguiendo la tradición bizantina. De este modo, la
magnífica mezquita de Selimiya (1569-1574) en Edirne (Turquía), obra del arquitecto turco Sinan,
posee una colosal cúpula precedida por un patio porticado, donde se multiplican las pequeñas
cúpulas y semicúpulas. La composición es similar a la de la basílica de Santa Sofía en
Constantinopla (actual Estambul, Turquía), el ejemplo más significativo de la arquitectura
bizantina, que luego fue convertida en mezquita. Esta forma -que Sinan también empleó en la
mezquita de Solimán- influyó en el diseño de otras mezquitas de Oriente Próximo y la India. Iwan
En las mezquitas Abasíes de Irak, aunque se mantiene la tipología hipóstila siria, se va imponiendo
el modelo formado por un patio central al que comunican los diversos iwanes o salas abovedadas
que se abren a través de grandes arcos. Esta disposición tiene su origen en la arquitectura del Irán
Sasánida.

Arco apuntado:
Aunque el arco de herradura está estrechamente ligado a la arquitectura islámica, su origen se
remonta al Imperio romano. Los visigodos de la península Ibérica lo emplean en numerosas
ocasiones, y sus invasores Omeyas lo adaptaron finalmente para las construcciones musulmanas.
Otro de los arcos empleados por los arquitectos islámicos fue el apuntado, de origen sirio-romano
y también recogido por la dinastía Omeya, aunque más tarde se difundió por el califato de Bagdad.
Desde allí se transmitió hacia África, y los pueblos bereberes del Atlas lo exportaron hacia sus
territorios españoles, donde se conservó entre los artífices mudéjares que, a su vez, extendieron
su empleo por Latinoamérica.

Mimbar y maqsura:
El mimbar o púlpito se utilizó por primera vez en la mezquita de Medina. Al principio se empleaba
como estrado, pero pronto se convirtió en un verdadero púlpito para la predicación del imán. Otro
de los elementos característicos de las mezquitas es la maqsura, un espacio acotado por arquerías
situado delante del mihrab y decorado con mayor riqueza. Es un ámbito destinado a los
gobernantes de la comunidad con el fin de protegerles de sus enemigos, especialmente después
de que varios de los primeros califas fueran asesinados por la espalda durante la oración.
Madrasas Bajo los Abasíes se introdujo en Irán una nueva tipología de edificio religioso, la madrasa
o seminario religioso. Su forma, basada en la arquitectura Sasánida, dio lugar a un nuevo tipo de
mezquita que se difundió rápidamente por numerosos países. La madrasa y la mezquita-madrasa
están configuradas por iwanes, es decir, salas emplazadas en los ejes de un rectángulo que se
abren con grandes arcos a un patio central. Las madrasas suelen disponer de habitaciones en
torno al patio dedicadas al estudio o a los dormitorios de los estudiantes. En algunos edificios del
último periodo, el patio está cubierto por una gran cúpula. A partir del siglo XI fueron elegidos por
califas y emires para construir sus mausoleos. La mezquita del Viernes (donde se congrega el
mayor número de fieles de una ciudad) de Ispahan (siglo XI, Irán), es el primer ejemplo de
mezquita-madrasa. En este edificio, como en muchas tumbas del mismo periodo, aparece la
decoración a base de mocárabes, especie de estalactitas o formas prismáticas que penden de las
bóvedas o arcos. Entre los ejemplos tardíos de mezquita madrasa destacan, también en Ispahan, la
Masjid-i-Sha, en la que el iwan principal está coronado por una elevada cúpula apuntada y la
Lutfullah, con otra cúpula recubierta con espléndidos azulejos.

Arquitectura civil:
Durante la época de los Omeyas y primeros Abasíes, los príncipes de las familias construyeron
varios palacios en el desierto de Siria e Irak. Algunos de ellos estaban rodeados por terrenos de
caza -como los de los últimos reyes Sasánidas- y otros disponían de baños abovedados derivados
de la arquitectura tardorromana, que también se aprecia en su empleo como villas o
explotaciones agrícolas. Por ello, estos palacios supusieron una síntesis entre las tradiciones
orientales y occidentales, característica del primer arte islámico. Al mismo tiempo demostraban
una cierta libertad frente a las recomendaciones contra el arte figurativo, que no llegaban a
alcanzar connotaciones prohibitivas en el Corán pero sí en los hadit (tradiciones orales) del siglo IX.
Los palacios Omeyas estaban decorados con mosaicos, pinturas murales y estucos, representando
animales, escenas cortesanas o al propio califa. Esta decoración deriva en gran medida de la
tradición Sasánida.En el periodo medio, el mundo islámico produjo los mejores frutos de su
civilización urbana. Con la invasión de los mongoles, no obstante, muchas ciudades fueron
destruidas o reducidas a pueblos, y se perdieron los ingeniosos sistemas hidráulicos que las
permitían existir. Bajo los Abasíes se fundó en medio del desierto, cerca de Bagdad, una ciudad
administrativa llamada Samarra, que no llegó a terminarse. Samarra ocupaba una extensión de
175 hectáreas rodeada por una enorme muralla, contaba con jardines, palacios, edificios
administrativos, una mezquita, baños y cuarteles. Los edificios residenciales estaban decorados
con pinturas figurativas, pero los motivos ornamentales más delicados están tallados en estuco,
siguiendo esquemas geométricos de origen turco. Todas estas ciudades de nueva planta, como
Samarra, El-Fustat (cerca de El Cairo y conocida por excavaciones) o Medinat al-Zahara, cuentan
con importantes infraestructuras como acueductos y redes de alcantarillado. Otro de estos
palacios-ciudades del mundo islámico fue la ya citada Medinat al-Zahara en las cercanías de
Córdoba, edificada por el primer califa cordobés Abd-al-Rahman III de la dinastía Omeya huida
desde Siria hasta al-Andalus y destruida por las tribus bereberes en el siglo XI. La tradición islámica
de los palacios-ciudades se mantuvo en el norte de África, en Estambul, donde los turcos
otomanos comenzaron en 1454 la construcción del palacio Topkapi, y en el reino Nazarí de
Granada (España), con el magistral palacio de la Alhambra. El conjunto de la Alhambra está
formado por un fortaleza o alcazaba y por el palacio real. A su vez, el núcleo principal del palacio
está constituido por una zona oficial en torno al patio de Comares y otra residencial abierta al
patio de los Leones. En el centro de este último aparece una fuente sobre figuras de leones con
surtidores en sus bocas. El mismo tema del león se repite en la escultura de bronce de pequeño
formato y en numerosos recipientes cerámicos. En Irán los últimos grandes constructores fueron
los Safawíes, cuya contribución a la arquitectura civil incluye puentes, campos de polo y palacios
con miradores de madera. En el palacio de Abbas I se construyó una galería de arte para albergar
su colección de porcelanas chinas. Los caravasares fueron una contribución Selyúcida. Son lugares
de descanso para los viajeros de las rutas de caravanas y cuentan con una sala de columnas o
apadana y un patio para los animales. Otros edificios destacados de la arquitectura civil islámica
fueron los baños públicos, bazares, jardines y ribats o guarniciones fronterizas, como los que se
conservan en Túnez.

Tumbas y mausoleos:
Las tumbas y los mausoleos, levantados como símbolos del poder de los gobernantes fallecidos, se
convirtieron en los monumentos más importantes del islam después de las mezquitas y los
palacios. Entre los ejemplos más destacados se halla la necrópolis de las afueras de El Cairo, que
presenta tumbas cupuladas construidas por los mamelucos en el siglo XV. La necrópolis Sah-i-
Zindeh (siglos XV y XVI) erigida por los Timuríes en Samarcanda, es un impresionante grupo de
edificios de ladrillo cubiertos con esbeltas cúpulas sobre tambores, como la tumba de Tamerlán.
En Irán, bajo la dominación mongola, se desarrolló un tipo característico de enterramiento cuyo
ejemplo más brillante es el gran mausoleo de Sultaniyah (siglo XIV), cuya cúpula se eleva aún más
por la inclusión de un tambor octogonal. En relación a este tipo, la obra más representativa del
periodo mongol (o mogol) en la India es el famoso Taj Mahal, en Agra, un mausoleo construido en
el siglo XVII por arquitectos iraníes.

Decoración arquitectónica:
El estuco, el ladrillo y el azulejo se usaron como elementos decorativos en los edificios islámicos.
Los Selyúcidas añadieron la cerámica vidriada. La superficie de los mihrabs, con sus bandas de
inscripciones coránicas, se realizaron en estuco tallado o barro vidriado. Los paneles murales se
adornaron con motivos decorativos de lacería geométrica sobre azulejos. En la arquitectura de los
Timuríes y en la Córdoba califal, los mihrabs se recubrieron con teselas de mosaico de colores
brillantes. Los turcos fueron destacados productores de cerámica. En el Irán Safawí, la mayor parte
de los edificios públicos se decoraron con azulejos. La gama cromática incluyó el dorado y el verde,
que se aplicaban mezclados en vez de por separado, como se hacía anteriormente.Las celosías de
madera tallada, en ocasiones con incrustaciones de marfil, también proporcionaron un soporte
para la decoración arquitectónica en el mundo islámico. Se emplearon en macsuras, mimbares,
ventanas, pantallas y puertas. Los relieves de piedra y de mármol se encuentran en lugares tan
distantes como Turquía, Egipto y España.Artes decorativasLa proscripción de la temática
figurativa, contenida en los hadit, es similar a la iconoclasia desarrollada durante el periodo del
Imperio bizantino.Estas prohibiciones o recomendaciones se seguían estrictamente en el caso de
la arquitectura religiosa, como en el caso de las mezquitas, pero la arquitectura civil las transgredía
en numerosas ocasiones, dependiendo en cualquier caso de la ortodoxia del gobernante de turno.
En el palacio de Msatta (principios del siglo VIII) en el desierto sirio, se aprecia una clara distinción
entre la decoración de las dependencias laicas y las religiosas. Los relieves situados en la zona de la
mezquita son totalmente abstractos, mientras que los del resto del edificio presentan decoración
figurativa zoomórfica. De todos modos, la representación de figuras humanas y animales se hace
de forma convencional y con finalidad estrictamente decorativa. Por otro lado estas limitaciones
supusieron un acicate para el desarrollo de un repertorio basado en diversas formas y motivos,
como la epigrafía (inscripciones caligráficas), el ataurique o decoración vegetal estilizada
(arabescos) y la decoración geométrica o de lacería.

En términos generales, la arquitectura islámica puede clasificarse en dos categorías: edificios


destinados a las prácticas y enseñanzas del Islam: como es el caso de las mezquitas, madrasas y los
mausoleos; y los relacionados con los asuntos políticos, económicos o militar: los palacios,
los caravansarays y las fortificaciones.

Mezquitas
Por razones evidentes, la mezquita ocupa el lugar central en la arquitectura islámica. Representa
el símbolo del Islam. Este papel simbólico fue comprendido por los musulmanes en una etapa muy
temprana, y desempeñó un papel importante en la creación de adecuados signos visibles para el
edificio: el alminar, la cúpula, el mihrab o elminbar.

La primera mezquita del Islam fue el patio de la casa del profeta en Medina, desprovista de
cualquier refinamiento arquitectónico. Las primeras mezquitas construidas por los musulmanes a
medida que se expandía su imperio eran de gran sencillez. A partir de aquellos primeros edificios
se desarrolló la mezquita del ÿumu’a o mezquita del viernes, cuyos elementos esenciales han
permanecido inalterados durante casi 1400 años. Su planta general consiste en un gran patio
rodeado de galerías con arcos, cuyo número de arcadas es más elevado en el lado orientado hacia
la Meca (qibla) que en los otros lados. La Mezquita Mayor omeya de Damasco, cuya planta se
inspira en la mezquita del Profeta, se convirtió en el prototipo de muchas mezquitas construidas
en diversas partes del mundo islámico.

Otros dos tipos de mezquitas se desarrollaron en Anatolia y posteriormente en los dominios


otomanos: la mezquita basilical y la mezquita con cúpula. La primera tipología consiste en una
simple basílica o sala de columnas inspirada en las tradiciones romana tardía y bizantina Siria,
introducidas con ciertas modificaciones durante el siglo V/XI. En la segunda tipología, que se
desarrolló durante el período otomano, el espacio interior se organiza bajo una cúpula única. Los
arquitectos otomanos crearon en las grandes mezquitas imperiales un nuevo estilo de
construcción con cúpulas, fusionando la tradición de la mezquita islámica con la edificación con
cúpula en Anatolia. La cúpula principal descansa sobre una estructura de planta hexagonal,
mientras que las crujías laterales están cubiertas por cúpulas más pequeñas. Este énfasis en la
creación de un espacio interior dominado por una única cúpula se convirtió en el punto de partida
de un estilo que habría de difundirse en el siglo X/XVI. Durante este período, las mezquitas se
convirtieron en conjuntos sociales multifuncionales formados por una zawiya, una madrasa, una
cocina pública, unas termas, un caravansaray y un mausoleo dedicado al fundador. El
monumento más importante de esta tipología es la mezquita Sülaymeniye de Estambul,
construida en 965/1557 por el gran arquitecto Sinán.

El alminar desde lo alto del cual el muezín llama a los musulmanes al salat, es el signo más
prominente de la mezquita. En Siria, el alminar tradicional consiste en una torre de planta
cuadrada construida en piedra. Los alminares del Egipto mameluco se dividen en tres partes: una
torre de planta cuadrada en la parte inferior, una sección intermedia de planta octogonal y una
parte superior cilíndrica rematada por una pequeña cúpula. Su cuerpo central está ricamente
decorado y la zona de transición entre las diversas secciones está recubierta con una franja
decorativa de mocárabes. Los alminares norteafricanos y españoles, que comparten la torre
cuadrada con los sirios, están decorados con paneles de motivos ornamentales dispuestos en
torno a ventanas geminadas. Durante el período otomano las torres cuadradas fueron sustituidas
por alminares octogonales y cilíndricos. Suelen ser alminares puntiagudos de gran altura y, aunque
las mezquitas sólo suelen tener un único alminar, en las ciudades más importantes, pueden tener
dos, cuatro o incluso seis.

Madrasas

Parece probable que fueran los selyukíes quienes construyeran las primeras madrasas en Persia a
principios del siglo V/XI, cuando se trataba de pequeñas edificaciones con una sala central con
cúpula y dos iwans laterales. Posteriormente se desarrolló una tipología con un patio abierto y
un iwan central rodeados de galerías. En Anatolia, durante el siglo VI/XII, la madrasa se
transformó en un edificio multifuncional que servía como escuela médica, hospital psiquiátrico,
hospicio con comedores públicos (imaret) y mausoleo.

La difusión del Islam con el madzhab sunní alcanzó un nuevo momento cumbre en Siria y Egipto
bajo el reinado de los zenyíes y los ayyubíes (siglos VI/XII p. VII/XIII). Esto condujo a la aparición de
la madrasa fundada por un dirigente cívico o político en aras del desarrollo de la jurisprudencia
islámica. La fundación venía seguida de la concesión de una dotación financiera en
perpetuidad (waqf), generalmente las rentas de unas tierras o propiedades en la forma de un
pomar, unas tiendas en algún mercado (suq) o unas termas (hammam). La madrasa respondía
tradicionalmente a una planta cruciforme con un patio central rodeado de cuatro iwans. Esta
edificación no tardó en convertirse en la forma arquitectónica dominante, a partir de la cual las
mezquitas adoptaron la planta de cuatro iwans. Posteriormente, fue perdiendo su exclusiva
función de enseñanza del Islam, y política como instrumento de propaganda, comenzando a
asumir funciones cívicas más amplias, como mezquita y mausoleo en honor del benefactor. La
construcción de madrasas en Egipto y especialmente en El Cairo adquirió un nuevo impulso con la
llegada de los mamelucos. La típica madrasa cairota de esta época consistía en un gigantesco
edificio con cuatro iwans, un espléndido portal de mocárabes (muqarnas) y unas espléndidas
fachadas. Con la toma del poder por parte de los otomanos en el siglo X/XVI, las dobles
fundaciones conjuntas, las típicas mezquitas-madrasas, se difundieron en la forma de extensos
conjuntos que gozaban del patronazgo imperial. El iwan fue desapareciendo gradualmente,
sustituido por la sala con cúpula dominante. El aumento sustancial en el número de celdas con
cúpulas para estudiantes constituye uno de los elementos que caracterizan
las madrasas otomanas.

Una de las varias tipologías de edificios que puede relacionarse con la madrasa en virtud tanto de
su función como de su forma es la janqa. Este término, más que a un tipo concreto de edificio, se
refiere a una institución que aloja a los miembros de una orden mística musulmana. Los
historiadores han utilizado también los siguientes términos como sinónimos de janqa: en el
Magreb, zawiya; en el mundo otomano, tekke; y en general, ribat. El sufismo dominó de forma
permanente el uso de la janqa, que se originó en el este de Persia durante el siglo IV/X. En su
forma más simple, la janqa era una casa donde un grupo de discípulos se reunían en torno a un
maestro (shayj) y estaba equipada con instalaciones para la celebración de reuniones, la
realización del salat y la vida comunitaria. La fundación de janqas floreció bajo cl dominio de los
selyukíes en los siglos V/XI y VI/XII, y se benefició de la estrecha asociación entre el sufismo y
el madzhab shafi'i, favorecida por la elite dominante.

Mausoleos

La terminología utilizada por las fuentes islámicas para referirse a la tipología del mausoleo es muy
variada. El término descriptivo corriente de turba hace referencia a la función del edificio como
lugar de enterramiento. Otro término, el de qubba, hace hincapié en lo más identificable, la
cúpula, y a menudo se aplica a una estructura donde se conmemora a los profetas bíblicos, a los
compañeros del Profeta Muhammad (s.a.s.) o a personajes notables. La función del mausoleo no
se limita exclusivamente a la de lugar de enterramiento y conmemoración, sino que juega también
un papel importante para las prácticas del Islam. Son venerados como tumbas de los awlias locales
(íntimos de Allah) y se han convertido en lugares de congregación popular. A menudo, estas
edificaciones suelen estar ornamentadas con citas coránicas y dotadas de un mihrab que los
convierte en lugares para las prácticas del Islam (salat, dzikr, sama). En algunos casos, el mausoleo
forma parte de alguna edificación contigua. Las formas de los mausoleos islámicos medievales son
muy variadas, pero la forma tradicional tiene la planta cuadrada y está rematada por una cúpula.

Palacios

El período omeya se caracteriza por los palacios y las casas de baños situados en remotos
parajes desérticos. Su planta básica proviene de los modelos militares romanos. Aunque la
decoración de estas edificaciones es ecléctica, constituyen los mejores ejemplos del incipiente
estilo decorativo islámico. Entre los medios utilizados para llevar a cabo esta notable diversidad de
motivos decorativos se encuentran los mosaicos, las pinturas murales y las esculturas de piedra o
estuco. Los palacios abbasíes de Irak, tales como los de Samarra y Ujaydir, responden al mismo
esquema en planta que sus predecesores omeyas, pero sobresalen por su mayor tamaño, el uso
de un gran iwan, una cúpula y un patio, así como por el recurso generalizado a las decoraciones de
estuco. Los palacios del período islámico tardío desarrollaron un estilo característico diferente,
más decorativo y menos monumental. El ejemplo más notable de palacio real o principesco es la
Alhambra. La amplia superficie del palacio se fragmenta en una serie de unidades independientes:
jardines, pabellones y patios. Sin embargo, el rasgo más sobresaliente de la Alhambra es la
decoración, que brinda una atmósfera extraordinaria al interior del edificio.

Caravansarays

El caravansaray suele hacer referencia a una gran estructura que ofrece alojamiento a
viajeros y comerciantes.

Generalmente es de planta cuadrada o rectangular, y ofrece una única entrada monumental


saliente y torres en los muros exteriores. En torno a un gran espacio central rodeado por galerías
se organizan habitaciones para los viajeros, almacenes de mercancía y establos.

Esta tipología de edificio responde a una amplia variedad de funciones, como lo demuestran
sus múltiples denominaciones: jan, han, funduq o ribat. Estos términos señalan diferencias
lingüísticas regionales más que distinciones funcionales o tipológicas. Las fuentes arquitectónicas
de los diversos tipos de carawansarays son difíciles de identificar. Algunas derivan tal vez
del castrum o campamento militar romano, con el que se relacionan los palacios omeyas del
desierto. Otras tipologías, como las frecuentes en Mesopotamia o Persia, se asocian más bien a la
arquitectura doméstica.

Organización urbana

Desde aproximadamente el siglo III/X, cualquier ciudad de cierta importancia, se dotó de


torres y muros fortificados, elaboradas puertas urbanas y una prominente ciudadela (qal'a o
alcazaba) como asentamiento del poder. Estas últimas son construcciones realizadas con
materiales característicos de la región circundante: piedra en Siria, Palestina y Egipto, o ladrillo,
piedra y tapial en la Península Ibérica y el Norte de África. Un ejemplo singular de arquitectura
militar es el ribat. Desde el punto de vista técnico, consistía en un palacio fortificado destinado a
los guerreros musulmanes que se consagraban, ya fuera provisional o permanentemente, a la
defensa de las fronteras. El ribat de Susa, en Túnez, recuerda los primeros palacios islámicos, pero
difiere de ellos en su distribución interior con grandes salas, así como por su mezquita y alminar.
La división en barrios de la mayoría de las ciudades islámicas se basa en la afinidad étnica y
cultural, y constituye por otra parte un sistema de organización urbana que facilita la
administración cívica. En cada barrio hay siempre una mezquita. En el interior o en sus
proximidades hay, además, una casa de baños, una fuente, un horno y una agrupación de tiendas.
Su estructura está formada por una red de calles y callejones, y un conjunto de viviendas. Según la
región y el período, las casas adoptan diferentes rasgos que responden a las distintas tradiciones
históricas y culturales, el clima o los materiales de construcción disponibles.

El mercado (suq), que actúa como centro neurálgico de los negocios locales, es de hecho el
elemento característico más relevante de las ciudades musulmanas. La distancia del mercado a la
mezquita determina su organización espacial por gremios especializados. Por ejemplo, las
profesiones consideradas limpias y honorables (libreros, perfumeros y sastres) se sitúan en el
entorno inmediato de la mezquita, mientras que los oficios asociados al ruido y el mal olor
(herreros, curtidores, tintoreros) se sitúan progresivamente más lejos de ella. Esta distribución
topográfica responde a imperativos basados estrictamente en criterios técnicos.

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LA ARQUITECTURA ISLÁMICA
“En verdad, que lo menos provechoso para un creyente y lo que devora su riqueza, es
construir” (Mahoma)

En este pasaje del Corán, Mahoma no estaba expresando un rechazo personal a la arquitectura,
sino la incomprensión que toda cultura nómada manifestaba ante ella.
Cuando eran nómadas, los árabes vivían en jaimas, unas tiendas hechas de pieles de camello que
montaban y desmontaban cada día en el curso de sus viajes por el desierto. Este sistema de
habitación quedó fuertemente anclado en la mentalidad islámica incluso después de varios siglos
de vida sedentaria, lo que se tradujo en un concepto arquitectónico en el que la economía de
medios y la rapidez de construcción resultaban más importantes que la monumentalidad.
La arquitectura islámica recoge, sintetiza y difunde los procedimientos ancestrales de
construcción, tanto en estructuras como en técnicas y materiales. El punto de partida es,
pues, el creciente fértil, donde había tenido su origen una cultura arquitectónica basada en la
explotación de las posibilidades técnicas de materiales deleznables, fundamentalmente del barro.
Los muros y las bóvedas de adobe permitían también crear interiores frescos en regiones que,
como en las que nació y se difundió el Islam, tienen un clima caluroso. La funcionalidad de la obra
es decir, la adecuación de materiales y formas a las necesidades inmediatas, constituyó el criterio
rector de toda la arquitectura islámica.
El mismo sentido tiene la elección de materiales constructivos donde, en contraste con la tradición
occidental de sillería de piedra, se advierte una preferencia por los materiales deleznables
( madera, barro y yeso) más baratos y que permiten una construcción más rápida. El valor
genuino del arte islámico consiste en su capacidad de conseguir el efecto de riqueza y
monumentalidad simplemente a través de la manipulación de estos materiales. El muro se
reviste con materiales duros e impermeables, como la cerámica vidriada o el estuco, para
preservarlo del roce y de la humedad y evitar así su ruina.
Este sistema de enmascaramiento de estructuras hay que considerarlo otra pervivencia más de las
tradiciones beduinas, relacionada con el recuerdo de los tapices y las alfombras con las que
decoraban sus jaimas. Las telas ricamente decoradas, las joyas y los cofres en los que se
guardaban, constituían la parte más significativa del mobiliario de la vida nómada y el símbolo del
poder. Por ello, el sistema decorativo de los paramentos arquitectónicos adoptó los motivos y los
esquemas compositivos de la decoración textil, produciendo el efecto de tapices colgados. (…)
El repertorio de técnicas artísticas conoció en el mundo islámico un desarrollo muy importante
gracias al contacto con pueblos que, como el chino, el persa o el bizantino, tenían unas
tradiciones artesanales muy ricas. La técnica de la cerámica vidriada desarrolló fórmulas tan
sofisticadas como a de reflejos dorados o la del alicatado, un sistema de revestimiento del muro
que sustituye al mosaico y en el que piezas de formas y colores diferentes encajan entre sí como
un rompecabezas, formando diseños geométricos. Estos mismos diseños geométricos los
encontramos proyectados en las obras de ataujería (los artesonados de madera, que
constituyeron uno de los sistemas de cubiertas más utilizados del mundo hispanomusulmán) o de
damasquinado (la técnica que consiste en decorar objetos de bronce o de hierro embutiendo en
ellos hilos de metales preciosos).
La razón de que, en general, el arte islámico sea anicónico, hay que buscarla en las tradiciones
beduinas, en las que la vida nómada hace inviable el desarrollo de actividades artísticas como la
escultura o la pintura mural. En la cultura beduina la imagen estaba en la poesía y en los cuentos
que se trasmitían de padres a hijos por tradición oral. Imágenes que representaban las
coordenadas y los valores de la vida del desierto, un universo mineral y abstracto donde el agua,
las estrellas y las piedras preciosas son sus constantes referentes poéticos.

LA ARQUITECTURA.
La arquitectura islámica es un síntesis de elementos bizantinos, cristianos, coptos, etc. La
carencia, en un principio de un estilo propio, hace que se dejen influir intensamente por
los estilos de los pueblos conquistados. La amplitud geográfica del imperio explicará la variedad
de formas y soluciones que ellos acabarán sistematizando y universalizando.
Podemos destacar los siguientes rasgos:
Þ La altura de los edificios suele ser escasa, siendo una constante la armonía e integración del
edificio en el paisaje circundante. Los orígenes geográficos del islam y el sentido religioso de su
arte condicionan este factor: el desierto impone la horizontalidad y el primitivo nomadismo de los
beduinos árabes, la preferencia por edificios de escasa envergadura (jaimas que se montan y
transportan con suma facilidad).
Þ El edificio más importante es la mezquita, centro de reunión y oración de la comunidad de
creyentes (Umma). También se construyen palacios, mausoleos, medersas, etc.
Þ Los materiales que se usan con mayor frecuencia son el ladrillo o el mampuesto, el yeso, la
madera y, en menor medida, la piedra por sus mayores exigencias técnicas y constructivas.
Þ La arquitectura no muestra un gran interés por los problemas constructivos; los edificios suelen
inscribirse en volúmenes cúbicos en los que destacan las semiesferas de sus cúpulas y las altas
torres o minaretes de sus mezquitas.
Þ la columna y el pilar mantienen su función como soporte, pero dada la ligereza de las
techumbres de madera, generalmente son delgadas.
Þ Utilizan una gran variedad de cubiertas abovedadas: cúpulas, bóvedas de crucería,
gallonadas, caladas, etc.
Þ Del arte visigótico español toman el arco de herradura que, más tarde, se extenderá por todo el
mundo islámico. Otras variedades con un marcado carácter decorativo son: arcos polilobulados,
de herradura apuntados, etc. También es característica la dicromía de las dovelas.
Þ Destaca su profundo gusto por la decoración interior que, con frecuencia, no se talla en la
piedra misma, sino en placas de piedra de escaso grosor o de yeso, que se aplican después sobre
el muro. El gusto por la policromía hace que las formas decorativas de los tableros de yeso se
realcen con vivos colores y que se conceda un papel muy importante a la cerámica vidriada. La
madera es también un elemento valioso, enriquecida con temas menudos y delicados.
Þ La decoración musulmana es de tipo anicónica y antinaturalista. Salvo en algunas escuelas,
se excluyen los temas animados (antropomórficos y zoomórficos), reduciéndose a los de carácter
vegetal (ataurique) y geométrico (lacería). Predomina, pues, el aniconismo y la abstracción. La
decoración de tipo vegetal se denomina ataurique; la de carácter geométrico, de lazo o lacería; la
de caligrafía, cúfica o nasjí. El arabesco pasa por ser la máxima expresión de la calidad
abstracta de la decoración musulmana.
Þ La decoración islámica, contra el efecto de fantasía desbordante que sus temas menudos y
numerosos producen en un primer momento, es hija del placer por la reiteración, y no de un
deseo de variedad. Se trata de series que se repiten una y otra vez (como las suras del Corán)
creando una sensación de infinitud.

Las artes plásticas condicionadas por su carácter anicónico-religioso, no alcanzan un gran


desarrollo, salvo en la iluminación de libros científicos y, sobre todo, en la cerámica y los
alicatados.

EL ARTE ISLÁMICO: LA ARQUITECTURA.


LA MEZQUITA
El monumento capital es la mezquita (MASYID), lugar de oración para la comunidad musulmana
(Umma), que tiene escasas exigencias arquitectónicas. En realidad, basta con un espacio de
terreno libre de impurezas, incluso sin cubierta alguna, donde el musulmán ora en dirección a La
Meca. Pero las primeras mezquitas de Siria no tardan en crear un tipo monumental de planta
rectangular, donde, a sus orígenes en la casa de Mahoma en Medina, se pueden añadir el eco de
las basílicas paleocristianas.

Su estructura es, con frecuencia, como sigue:

· El patio o SAHN, a cielo descubierto, rodeado de una arquería o un muro y con


una fuente o SABIL para las abluciones rituales que preceden a la oración, que suele estar
cubierta con un templete. En uno de sus lados se sitúa la torre AL-MINAR Ó MINARETE, que
puede tener diversas plantas (cuadrada, octogonal, etc.), desde donde el almuédano llama a la
oración. El patio precede a la Sala de oración, dividida en numerosas naves o HARAM, orientadas
perpendicularmente hacia el muro o QUIBLA, que da frente al este, en dirección a La Meca. En
este muro se abre un nicho generalmente en el eje central, o MIHRAB, que es el lugar santo de
la mezquita y suele estar profusamente decorado. Su origen puede estar en los ábsides
paleocristianos o bizantinos. Ante el mihrab se sitúa la MAXURA, un recinto generalmente cercado
por estar dedicado al califa o al imán; junto a la maxura se suele situar un púlpito o MIMBAR,
desde el que se lanzan sermones a los fieles.
· En época abasida se suelen añadir unas salas abovedadas, cerradas en tres de sus cuatro lados,
llamadas IWAN.
1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA ISLÁMICA
2. ESTILOS PROPIOS ARQUITECTÓNICOS

Palacio de Moulay Hafid- Tanger

1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA ISLÁMICA

El arte musulmán se caracteriza por la riqueza de su decoración mediante motivos geométricos,


caligráficos y vegetales que crean bellos arabescos y lacerías y por la diversidad estética, enriquecida
por los aportes bizantinos, mesopotámicos y persas de las primeras etapas de su formación, y
posteriormente con la difusión del Islam por los diferentes territorios geográficos se fue enriqueciendo
con peculiaridades locales y regionales en los diferentes periodos históricos omeya, abbasí, fatimí, aglabí,
almohade, etc. a la vez que mantiene un carácter estilístico común al que contribuyen los elementos
decorativos empleados y una fuerte significación espiritual que lo caracteriza.

Una de las facetas más brillantes del arte islámico fue la arquitectura. Los edificios de carácter civil y
religioso se caracterizan por la complejidad técnica y por su gran belleza, evitando la sensación de vacío.
Las paredes de los monumentos están embellecidas con decoraciones con cubiertas de cerámica,
mosaicos o azulejos, piedra esculpida y mármoles tallados. La decoración transforma los espacios sobre
los que se aplica buscando efectos tridimensionales y de continuidad espacial, partiendo de unos sólidos
conocimientos matemáticos y sobre la base de principios básicos como la repetición, y la mezcla de
materiales y texturas, las formas geométricas (cuadrado, círculo, polígono) se constituyen en módulos
que se superponen y repiten convirtiéndose en motivos decorativos que transmiten una sensación de
fluidez espacial.

Los materiales utilizados variarán en función del lugar, así por ejemplo el adobe será ampliamente
utilizado en Iraq, mientras que la piedra lo será en Siria y Egipto.
Los elementos arquitectónicos más característicos del Islam
son el arco, la cúpula y el iwan.
El arte islámico empleó una extensa variedad de arcos. En un
primer momento se empleó el arco de medio punto sobre
columnas, de tradición bizantina, pero enseguida se elaboró el
arco de herradura, arco lanceolado, arco trilobulado o
polilobulado, arco peraltado o rebajado, y arco angrelado.

En cuanto a las cúpulas, las primeras cúpulas eran semiesféricas


según el estilo bizantino, pero después adquieren otro estilo al
apoyarse en un alto tambor circular. La unión entre la cúpula y la
base se hacía con diferentes tipos de uniones: trompas,
pechinos, arquillos, nichos, medias naranjas, y mocárabes para
cúpulas de diferentes formas.

El iwan era una sala cubierta por una bóveda de cañón,


completamente cubierta por uno de sus lados y que con el tiempo
formaba parte de los patios, por ejemplo en las mezquitas, en
forma de amplio portal con la parte frontal abierta por un alto arco
inscrito en un rectángulo y el techo unido a la pared del fondo por
medio de mocárabes.
Mezquita de Aqsunqur (Egipto)

Las técnicas arquitectónicas emplean materiales diversos como la piedra, el ladrillo, la madera o el bronce
para conseguir diferentes efectos decorativos.

En la construcción en piedra se consiguen efectos de policromía alternando piedras oscuras y claras,


como en la Mezquita Omeya de Hama, o alternando capas de piedras y capas de ladrillos. También se
cubren paredes con placas de mármol de diferentes colores, que gracias a sus cortes, dibujan diferentes
motivos geométricos: cuadrados, rombos, círculos, etc. como en la Cúpula de la Roca. En Época
Selyuquí se reproducen motivos arabescos con la mampostería de piedra y en época de al-Nasir en
Bagdad destacan la madrasa Mustansariya y el Palacio de los abbasíes (siglo XIII).

En algunas construcciones, como por ejemplo el castillo de Mshatta (740) de época omeya en Ammán,
hay ornamentación esculpida en las fachadas sobre la misma superficie de la pared: tallos, hojas,
racimos, pájaros, etc. Es una escultura por escavación o ahuecada.

La técnica de ladrillo es otra técnica arquitectónica que ofrece buenas características mecánicas como
la resistencia a la compresión y escasa resistencia a la tensión. Además, se fabrica en serie por
moldeado, con formato constante. Se emplea sobre todo en el arco, la bóveda y la cúpula.

Su colocación juega con la sombra y la luz, ritmos y motivos, como por ejemplo la colocación, en avance
y retroceso, con efectos de luz y sombra y de tejido o cestería como en la madrasa de Qal´a en Bagdad.

En la Mezquita de Al-Azhar (970) se empleó la técnica de ladrillo estucado.

Otra técnica de ladrillo para conseguir policromía es la cerámica mural, decorando con ladrillos
esmaltados o con mosaicos de azulejos.

Otras técnicas arquitectónicas emplean el bronce, como es el caso de la arquitectura del del siglo XIV en
El Cairo para las puertas de edificios religiosos con mocárabe geométrico como el Pórtico del bimaristán
de Nur-al-Din, de Damasco (1154).

La madera se emplea especialmente en los mihrab, como en el mausoleo de Qaitbay de El Cairo (1472)
o el mihrab de la mezquita Halawiya de Aleppo. También en madera destaca por ejemplo en Fez el
tejadillo de cedro que remata el pórtico del funduq al-Nayyarin de Fez (s. XVII), o en Siria, la madera
pintada de época otomana, como por ejemplo el Palacio Dahda de Damasco (s. XVIII), la Casa Sibai
(Damasco), la Casa Ashikbash (Alepo), o la Casa Al-Azem (Damasco).

Entre las técnicas ornamentales se empleó la pintura mural, utilizada casi exclusivamente en
arquitectura civil. Se conservan pocas pinturas y en mal estado. Algunos de los más destacados son los
murales de los palacios de Qusayr Amra en Jordania, Qasr al-Hayr en Siria, y Yawsaq al-Jaqani (836-
839) y Djawsak Khakani ambos en Samarra. Se trata de pinturas figurativas, que muestran una rica
iconografía del mundo cotidiano: escenas de baño, atletismo, etc.

También se empleó en una primera época del arte islámico el mosaico en la decoración de mezquitas,
palacios, alcazabas y baños. Los más antiguos que se conocen son los de la Cúpula de la Roca, con
motivos florales entrelazados con piedras preciosas. Pero, su uso decae rápidamente, llegando casi a
desaparecer a mediados del siglo VIII.

Otra técnica oranmental de construcción en piedra es el estuco, fácil de moldear que se adapta a los
diferentes soportes arquitectónicos como por ejemplo las bóvedas. El estuco es un revestimiento de yeso,
obtenido por calcinación de la roca natural o de cal, que se decora con cincelado. Se puede ver este tipo
de decoración por ejemplo en Qasr al-Gharbi (728) de Siria.

Destacan en la arquitectura islámica tres grandes temáticas: la vegetación, la geometría y la escritura.

Los motivos vegetales en época omeya eran sobre todo hojas de acanto, pámpanos, racimos de uvas
y palmetas. En el siglo XI predomina una palmeta trilobada constituida por hojas bífidas curvadas,
acoladas simétricamente y que se unen por sus extremos y sobre este motivo básico se injertan otros
elementos anexos. Un modelo que se evoca a menudo es el árbol de la vida, símbolo mesopotámico de
la resurrección y la inmortalidad.

El adorno vegetal se fue transformando hasta los límites de la abstracción, dando paso al "arabesco", en
árabe Tawriq, que consiste en un tallo vegetal continuo que puede crecer indefinidamente a lo largo de
los frisos describiendo una sinusoidal o cualquier combinación simétrica siguiendo ejes verticales u
horizontales y que se divide regularmente para dar origen a otros tallos secundarios, que pueden, a su
vez, escindirse o reintegrarse a un tallo central. Se obtiene con ello un rítmico movimiento ondular,
carente de tensiones y capaz de originar efectos tridimensionales cuando se juega con la anchura, el
color y la textura de los diferentes tallos.

Los motivos geométricos aparecen en piedra, ladrillo, mosaico, placas


de mármol, madera, estuco, etc. pero sobre todo en las placas cerámicas.
También se conocen con el nombre de lacerías, y tenían como base el
círculo dividido mediante polígonos regulares. Tomando su radio como
unidad lineal, se originaban figuras de gran variedad, gracias a la
aplicación de los principios de repetición simétrica, de multiplicación o de
subdivisión geométrica. De todos los motivos resultantes, el más frecuente
son las estrellas, que pueden ofrecer seis, ocho, diez, doce, catorce,
dieciséis o más puntas. De la combinación de figuras geométricas básicas
surgen otras nuevas o configuraciones que se destacan con colores
diferentes o jugando con la alternancia del claro y el oscuro.

La decoración con mocárabes es uno de los recursos más extendidos y


caracteristicos del arte musulmán, que consiste en un sistema rectangular
de la trama geométrica al que se le asocia un trenzado. De ellos surgen
polígonos estrellados y una línea, que gracias al trenzado, carece de
horizonte y fin. Los morcárabes se tallaron fundamentalmente en yeso,
decorando cornisas y aleros de los tejados, capiteles y bóvedas. Un
ejemplo de decoración con mocárabe en la arquitectura del siglo XII es la
Madrasa del Sultán Hassan en Egipto.
Mezquita Muayyad (Egipto)
Mezquita Sultan Hassan (Egipto)

La caligrafía es otro motivo ornamental del Islam. Con la palabra escrita, especialmente inscripciones
coránicas, se decoraron las mezquitas y sus objetos litúrgicos, aunque también pueden ser textos
místicos o poéticos. El primer ejemplo es la escritura que aparece en la Cúpula de la Roca. Luego
aparecerá también en la Mezquita de Damasco y Medina. Al principio se empleaba una escritura kufí
caracterizada por su aspecto angular, pero después, las letras adoptan formas vegetales, el kufí
"frondoso" o "trenzado", o formas "cuadrangules", donde las letras se imbrican unas en otras, y forman
laberintos.

La letra kufí empezó a sustituirse a comienzos del siglo X por una letra cursiva, un método de escritura
que se llamaba "escritura proporcionada" (jatt al mansub), que empieza a aparecer en la ornamentación
arquitectónica. El trazado suele acabar en un gancho, las palabras se pueden alargar en altura o se
alargan hacia la izquierda.

2. ESTILOS PROPIOS ARQUITECTÓNICOS

En cada país se distinguen peculiaridades y estilos propios arquitectónicos, como en el Yemen con
ornamentación con motivos geométricos pintados con cal sobre los muros de los ladrillos. En la capital
Sanaa algunas casas son torres de cinco o seis pisos que datan del siglo X. Una arquitectura similar
también se puede encontrar en algunas regiones de Arabia Saudí donde aún se conservan algunas
edificaciones tradicionales. En la región del Najd oriental las construcciones son de adobe alisado con
estuco de barro y el tejado se construye con vigas de madera, por ejemplo el tamarisco, con hojas de
palma extendidas encima; suele haber un patio central con sólo pequeñas ventanas al exterior; mientras
que en la región del Hijaz central se encuentran casas de dos, tres o más pisos, con techos planos, y
decoraciones de celosías de madera en la fachada de los pisos superiores alrededor de ventanas y
balcones.

Otros estilos arquitectónicos se caracterizan por la austeridad y la sobriedad, sin ornamentación como
las Mezquitas de Djerba en Túnez o las edificaciones de los almohades en Marruecos como la Mezquita
de Tinmal (1153) o la Mezquita de Kutubiya o de los libreros de Marrakesh. También son ejemplos de
austeridad las edificaciones mozabitas de Argelia en la región del Mzab, como por ejemplo en Ghardaia
y Melika, donde las viviendas se construyen aterrazadas en círculos concéntricos alrededor de un
santuario y una muralla rodeando la ciudad.

Los fatimíes también desarrollaron un estilo peculiar principalmente en Egipto, como se puede apreciar
en algunas obras como la Mezquita de Al-Azhar. También introducen un nuevo tipo de Mezquitas de
piedra como la Mezquita de al-Akmar.

En el siglo XIV se extiende por la región del Sáhara el estilo conocido como sudanés, introducido por el
arquitecto granadino Ishak as-Sahili al-Garnati, que trabajó con el mansa Suleiman del Imperio de Mali y
creó un estilo particular denominado estilo sudanés, empleando el barro, arcilla, paja y madera de acacia
para sus construcciones. La ciudad de Tombuctú en Mali es la que posee las manifestaciones más
elaboradas de este estilo arquitectónico, que se extendió además por Costa de Marfil, Burkina Fasso,
Ghana y Mauritania. En Mauritania, por ejemplo en la ciudad de Oualata se encuentran edificaciones de
adobe rojizo con patios interiores de las casas con decoración en muros y puertas con color blanco sobre
fondo de arcilla roja o con color púrpura sobre fondo blanco.
La Arquitectura
bizantina
Introducción
Dos hechos fundamentales marcan el inicio de la cultura bizantina:

1. La fundación de Constantinopla (antigua Bizancio) en el año


330. La fundación de la ciudad supuso el traslado a la misma, por
parte del emperador Constantino, de la capitalidad del Imperio por la
supremacía económica de la zona oriental, su mejor situación
estratégica frente a la presión de los pueblos bárbaros y el mayor
empuje del cristianismo en estos territorios.
2. La división del Imperio Romano en el año 395. El Imperio
Romano se había convertido en un amplio estado difícil de gobernar,
lo que llevó a su división entre los dos hijos, Honorio y Arcadio, del
emperador Teodosio. El Imperio Romano de Occidente, con capital
en Roma, sucumbirá, como consecuencia de su deterioro y
decadencia, a las invasiones bárbaras en el año 476,
fragmentándose en nuevos estados.

El Imperio Bizantino se desarrolla en la parte oriental del Imperio


Romano con capital en Constantinopla (antigua Bizancio) desde el siglo
V al siglo XV.
La civilización bizantina surge de la fusión de la tradición imperial de
Roma con el pensamiento cristiano a la que se añaden ciertos
elementos culturales griegos y orientales.
Se trata de una cultura teocrática fundamentada en
el cesaropapismo,término que designa la estrecha relación entre el
emperador y la jerarquía eclesiástica.
Su arte es esencialmente religioso y sus construcciones fundamentales
serán los templos donde se desarrollan ceremonias que prestan especial
atención a la escenografía y la aparatosidad.
El arte bizantino ejercerá una gran influencia en el arte de occidente y
la iconografía medieval.

En el Imperio Bizantino cabe destacar tres periodos o Edades de


Oro bien diferenciadas:

1. La primera tiene lugar durante los siglos VI y VII y en ella sobresale


la época del emperador Justiniano (527 - 565 ) caracterizada por
un destacado auge cultural.
2. El siguiente período comienza en la segunda mitad del siglo IX y
finaliza con la toma de Constantinopla por los cruzados venecianos
en el año 1204. Durante esta época se producirá el Cisma de
Oriente (1054) por el que la Iglesia de Bizancio (ortodoxa) se separa
de la Iglesia de Roma (católica).
3. La tercera época se centra en el siglo XIV y concluye con la toma
de Constantinopla por los turcos en el año 1453que supondrá el
fin del Imperio Bizantino.

Características
1. Las plantas más utilizadas seguirán siendo la tradicional de
la basílicapaleocristiana y también la octogonal y la de cruz
griega inscrita en un cuadrado o rectángulo.
2. Los espacios se cubrían con cúpulas, uno de los elementos más
típicos del arte bizantino. (simbolismo cosmológico)
3. La transición del cuadrado de la planta a la circunferencia de la
cúpula se realizaba mediante pechinas(triángulos esféricos o
curvilíneos).
4. Como soporte, además del muro, era frecuente el uso
de columnas con capiteles trabajados a trépano y rematados por
un cimacio.
5. El espacio interior era amplio, ligero y ricamente decorado con
mármoles y mosaicos.
6. El aspecto exterior de los edificios no les preocupaba y solía ser
de ladrillo, macizo y sin adornos.

Cronología y edificios significativos.


La Época de Justiniano (siglo VI)
Primera Edad de Oro.
En el siglo VI durante el reinado del emperador Justiniano, gran
mecenas de las artes, se realizan las construcciones más importantes del
arte bizantino.
La basílica de Santa Sofía de Constantinopla se presenta como la obra
cumbre y el ejemplo más singular de la arquitectura bizantina. El templo
se contruyó en la década de los años treinta el siglo VI (532-537). Sus
arquitectos fueron Antemio de Tralles (matemático) e Isidoro de Mileto
(ingeniero). Ambos partieron de la herencia técnica y constructiva de la
antigüedad clásica fusionando una planta basilical occidental con un
modelo centralizado oriental. El resultado es una planta de cruz griega
inscrita en una planta basilical de tres naves.
La gran cúpula central, de 31 metros de diámetro y 55 de altura, se
sostiene sobre dos medias cúpulas y estas a su vez sobre otras dos más
pequeñas situadas en los ángulos. Esta multiplicación de cúpulas crea un
novedoso sistema de soportes encadenados que se reparten el peso de la
gran cúpula central y supone uno de los rasgos definitorios de la
arquitectura bizantina.
El exterior ofrece un aspecto macizo que no se corresponde con su interior,
decorado a base de mármoles policromos y de mosaicos que aumentaban
la grandiosidad del edificio.
En 1453, con la caída de Constantinopla en manos de los turcos, la basílica
quedó convertida en mezquita, añadiéndosele los minaretes exteriores y
desapareciendo parte de su decoración interior que disminuyeron su
explendor original.
La época de Justiniano tuvo también su esplendor artístico fuera de
Constantinopla. El ejemplo más claro es la iglesia italiana de San Vital de
Rávena, mandada construir por Justiniano al mismo tiempo que Santa
Sofía.
Rávena tras su conquista en tiempos de Justiniano, fue sede del gobierno
bizantino en Occidente. Eso explica la localización en esta ciudad de
importantes templos bizantinos como San Apolinar in clase, San Apolinar
nuevo pero sobre todo San Vital.
La iglesia de San Vital, consagrada en el año 547, parece que fue
concebida como capilla palatina o iglesia imperial, aunque el emperador
nunca la visitó. Tiene planta central octogonal cubierta por una gran cúpula
y rodeada por un deambulatorio, pero su ábside con presbiterio define un
eje longitudinal dentro de la planta centralizada.
Su ingreso estaba precedido por un atrio desaparecido y un nártex, que no
es perpendicular al eje que conduce al presbiterio.
Una vez más, contrasta su pobre aspecto exterior con la riquísima
decoración interior de mármoles y mosaicos, entre los cuales destacan los
cortejos de Justiniano y de su esposa Teodora, uno frente al otro en el
ábside de la cabecera, ofreciendo a la iglesia una patena y un cáliz de oro
respectivamente.

En la Segunda Edad de Oro el modelo de iglesia que predominará será


el de planta de cruz griega con cúpulas que se realzan a base de alto
tambor. En este periodo la influencia bizantina también se deja sentir en
Italia y el emplo de ello es la iglesia de San Marcos de Venecia.

En la Tercera Edad de Oro el arte bizantino se extenderá por Gracia,


Creta y Rusia, donde hacen su aparición las cúpulas bulbosas y el
aumento de la decoración exterior. Uno de las construcciones más
notables de esta época será la Catedral de la Asunción de Moscú.
ARQUITECTURA BIZANTINA
Se denomina arquitectura bizantina al estilo arquitectónico que estuvo vigente durante el Imperio
Bizantino (Imperio Romano de Oriente) desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el
siglo V. La capital del Imperio de Oriente era Constantinopla (Constantinopolis o ciudad de
Constantino), cuyo nombre anterior fue Bizancio y, actualmente, Estambul, y ello desde el año
330, momento que otros autores fijan como el inicio de la arquitectura bizantina.
La arquitectura bizantina se inscribe dentro del marco del arte bizantino, y abarca pues un largo
espacio de tiempo, que se inicia en el siglo IV y al que pone fin abruptamente la caída de
Constantinopla en manos de los turcos otomanos en 1453, ya en el siglo XV. Debido a su
dilatada duración en el tiempo, suele dividirse para su estudio en tres períodos diferenciados: un
período inicial, un período intermedio y un período final.
*El Imperio Romano se dividió en 2 zonas (año 283 d.C.); el Occidental con capital RAVENA y el
Oriental con capital CONSTANTINOPLA.
La nueva y gran capital de Roma se trasladó a Constantinopla en el año 324 d.C. y duró hasta el
año 1453 d.C, cuando terminó por la conquista de los turcos.
*La arquitectura bizantina recibió, sobre una base formada esencialmente por la arquitectura
romana, fuertes influencias de otros estilos arquitectónicos, especialmente de estilos procedentes
de la zona de Oriente Medio.
*Algunas de las características distintivas de la arquitectura bizantina son, además de la forma ya
indicada de las cúpulas, el uso del ladrillo como material constructivo en sustitución de la piedra,
el uso masivo de los mosaicos como elemento decorativo en sustitución de las esculturas, la
mayor elevación de los edificios como resultado del realce de las cúpulas, y el hallazgo de un
sistema que permite conjugar el uso constructivo para las dichas cúpulas de un soporte
de planta cuadrada pero que permite el remate mediante un tambor en una cúpula redonda, en
muchas ocasiones con prolongación de un alero ondulado.
Primer Período o período inicial
Obras más importantes en Constantinopla:
1. Basílica de San Demetrio de Salónica.
2. Iglesia de los Santos Apóstoles (536-546).
3. Iglesia de Santa Irene.
4. Iglesia de los Santos Sergio y Baco (527).
5. Iglesia de Santa Sofía (532-537).
Obras más importantes en Ravena:
1. Iglesia de San Vital (522-547).
2. Iglesia de San Apolinar in Classe (534-549).
3. Iglesia de San Apolinar Nuevo.
Período Intermedio
Su obra más importante San Marcos de Venecia. Entre los siglos IX - XI
Período Final
Difusión por el resto de Europa

PECHINAS

CÙPULAS SOBRE PECHINAS


PLANTA BASILICA SE SERGIO Y VACO

BASILICA SANTA SOPHIA


MEZQUITA AZUL

SAN APOLINAR NUEVO


BASILICA DE SANTA IRENE EN CONSTANTINOPLA
El Imperio Bizantino es la continuación del Imperio romano en el mediterráneo oriental. Se
constituyó en 395 cuando el emperador itálico Teodosio I El Grande dividió el imperio romano
entre sus dos hijos: Arcadio y Honorio, dejando al primero el Imperio de oriente. Después de
la caída del imperio romano de occidente en manos de los bárbaros Constantinopla se
transformó en la capital cultural por excelencia del mundo occidental. En Constantinopla tuvo
auge la arquitectura bizantina.
El arte bizantino es una confluencia de estilos griegos, helenísticos, romanos y orientales.
El arte bizantino es continuador del arte paleocristiano oriental.
Santa Madre Sofía o Hagia Sophia en Turquía.

Constantinopla o ciudad de Constantino, capital del imperio, en honor al emperador que


instauró el cristianismo como religión oficial del imperio, hizo que el arte y la arquitectura
bizantina destacaran por una prolífica ejecución de iglesias, capillas, mausoleos
y monasterios.
La utilización de material en la arquitectura bizantina fue pobre (piedra y ladrillo solamente)
en el exterior, pero en el interior las catedrales estaban recubiertas con materiales lujosos
como mosaicos con teselas, mármoles, cerámica vidriada y láminas de oro y plata que le
dieron a los templos una influencia oriental.
Interior de la Basílica Hagia Sofía.

Se destacó el uso de cúpula sobre pechinas, es decir, triángulos esféricos que facilitan el
paso de la planta cuadrada a la circular de la cúpula, que simbólicamente es una imagen del
cielo. También del mundo romano y paleocristiano, los arquitectos bizantinos tomaron el uso
del arco de medio punto y la columna con un capitel troncocónico muy decorado,
generalmente con motivos vegetales o geométricos, labrado a trépano y encima del cual hay
un cimacio, pieza de forma trapezoidal.
Hay una gran variedad de plantas en las construcciones bizantinas. La arquitectura bizantina
muestra preferencia por la planta central pero también hay edificios de planta basilical y de
cruz griega (con los brazos iguales). El arte bizantino presenta 3 influencias: el cristianismo
incipiente, el racionalismo griego y el Islam. Durante este período surge el movimiento
iconoclasta en el siglo VIII porque un sector del clero se alarma porque los fieles adoran
imágenes y deciden destruirlas.
La arquitectura bizantina está dividia en tres períodos: la primera edad de oro, la segunda y
la tercera.

Primera edad de oro de la arquitectura bizantina

En el siglo VI y VII se realizaron muchas obras en Constantinopla. Allí el emperador


Justiniano hizo construir la Iglesia de Santa Sofía, la obra maestra del arte bizantino. Otro
lugar donde se aprecia la arquitectura de esta época es Ravena. En Sinaí, Egipto, se
construyó el Monasteiro de Santa Catalina. Su nombre original fue monasterio de la
Transfiguración del Señor. En estos dos primeros siglos podemos hablar de la primera edad
de oro de este arte en el que el emperador Justiniano fue su principal impulsor.

Segunda edad de oro de la arquitectura bizantina


Pobre en monumentos este período comienza en 850 y perdura hasta 1204 cuando
Constantinopla es conquistada por los cruzados. Es la etapa donde se consolidan los
aspectos formales y espirituales del arte bizantino, la verdadera etapa creadora y definitoria.

Tercera edad de oro de la arquitectura bizantina

La tercera edad de oro abarca el período entre SXIII y XV coincidiendo con las dinastías de los
Comnenos y los paleólogos. Predominaban las plantas de iglesias cubiertas con cúpulas
abulbadas sobre tambores circulares o poligonales.

Al período de los Comnenos pertenece:

El Elmali kilise en Capadocia


En Constantinopla, la iglesia del Pantocrator (hoy conocida como Zeyrek Camii) y la iglesia de
Theotokos Kyriotissa (Virgen del Trono) conocida hoy como Kalenderhane Camii
Igualmente se han conservado numerosas iglesias en el Cáucas, Rusia, Bulgaria, Sebia y
otros países eslavos, al igual que en Sicilia (Cappella Palatina del Palazzo dei Normanni) o
Venecia (Santa María de la Asunción en Torcello).

Al período de los Paleólogos pertenecen:

Una docena de iglesias en Constantinopla, especialmente San Salvador de Chora y


Theotokos Pammakaristas (Santa Madre de Dios). Una característica de todas ellas es la de
no acentuar la verticalidad, primando la estructura horizontal, lo que no las dota de la
magnificencia de otras iglesias de Constantinopla.
Santa Sofía de Trebisonda
La iglesia de los Santos Apóstoles de Salónica del siglo XIV
La iglesia de Mistras, en el Pelopones
Algunos monasterios del Monte Athos
Iglesia Elmali Kilise

Iglesia de la Virgen del Trono

Construcciones destacadas de la arquitectura bizantina:


La Iglesia de la Asunción del Kremlin
Hagia Sofia en Estambul
Plaza de San Marcos en Venecia.

La Primera Edad de Oro (siglos VI a VIII)

Hagia Sofia en Estambul

En el siglo VI durante el reinado del emperador Justiniano, gran mecenas de las artes, se realizaron muchas
construcciones tanto en Constantinopla como en Rávena. En Constantinopla hizo construir la iglesia de Santa
Sofia dedicada a la Sabiduría divina. Es la obra maestra del arte bizantino. Sus arquitectos fueron Antemio de
Tralles e Isidoro de Mileto, que ya habían trabajado para el emperador en construcciones militares. La planta, muy
original, combina la planta basilical y la central. Es casi rectangular con un doble nártex en la entrada y el interior
dividido en tres naves; en la nave central, que acaba con un ábside en la cabecera, se eleva una gran cúpula de 31
m. de diámetro y 55 metros de altura, en un intento de superar la cúpula del Panteón romano, sustentada sobre
cuatro pechinas apoyadas sobre pilares y contrarrestada por un sistema de semicúpulas y exedras (cuartos de
esfera) que descargan su peso en contrafuertes exteriores. La cúpula está recubierta por teselas doradas y una gran
cruz azul que al entrar la luz por las ventanas da la sensación de que la cúpula está flotando en el aire. En el exterior
da la sensación de ser más baja. Hay Los turcos, tras la toma de la ciudad en 1453, convirtieron a Santa Sofia en
una mezquita musulmana y le añadieron cuatro minaretes; ahora es un museo.
En Rávena, la capital del exarcado occidental situado en el nordeste de Italia, quedan magníficos ejemplos de
templos bizantinos como San Vital, de planta octogonal con deambulatorio, cúpula central sobre pechinas sostenida
por ocho pilares y amplio nártex a los pies, y San Apolinar in Classe y el Nuevo, ambas iglesias de planta basilical.

La Segunda Edad de Oro (siglos IX a XII)

Plaza de San Marcos en Venecia.

Predominan las iglesias de planta de cruz griega, cubiertas con cúpulas que se asientan sobre tambores poligonales.
A este tipo pertenecía la desaparecida iglesia de Nea de Constantinopla, mandada construir por Basilio I. Pero los
mejores edificios están fuera de la capital. En Italia destaca la basílica de San Marcos de Venecia, del siglo XI, de
planta de cruz griega inscrita en un rectángulo con cinco cúpulas sobre tambor y tres ábsides; el nártex también
tiene pequeñas cúpulas. Se inspira en la iglesia de los Santos Apóstoles. De la misma época son Santa Sofía, en
Kiev, de forma basilical de cinco naves y la iglesia de Dafni, en Grecia.
La Tercera Edad de Oro (siglos XIII-XV)
El siglo XIV constituye un periodo de renacimiento y esplendor del arte bizantino. A esta etapa corresponden en
Grecia las iglesias de Mistra (Peoloponeso) y los monasterios del Monte Athos. El arte bizantino se sigue
extendiendo por los valles del Danubio, por Rumania y Bulgaria, llegando a las tierras rusas. En Moscú destaca la
iglesia de la Asunción del Kremlin, del siglo XVI, con cinco cúpulas bulbosas sobre elevados tambores, muy
características de este periodo.

Son elementos característicos de la arquitectura bizantina el empleo de materiales pobres (piedra y ladrillo) en el
exterior; sin embargo en el interior estaban recubiertos por materiales lujosos como mosaicos con teselas,
mármoles, cerámica vidriada y láminas de oro y plata que le dan al templo una policromía de influencia oriental.

Detalle de la iglesia de la Asunción del Kremlin (tercera edad de oro).

Su gran aportación fue el empleo de la cúpula sobre pechinas, es decir, triángulos esféricos que facilitan el paso
de la planta cuadrada a la circular de la cúpula, que simbólicamente es una imagen del cielo. También del mundo
romano y paleocristiano tomaron el uso del arco de medio punto y la columna con un capitel troncocónico muy
decorado, generalmente con motivos vegetales o geométricos, labrado a trépano y encima del cual hay un cimacio,
pieza de forma trapezoidal.
Hay una gran variedad de plantas. Muestran preferencia por la planta central pero también hay edificios de planta
basilical y de cruz griega (con los brazos iguales).

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