UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA

POSNOVICIADO SALESIANO – FELIPE

RINALDI

Salesianos de Don Bosco

NOMBRE: EDWIN LARGO ESPITIA
DOCENTE: José Elías Mahecha
FECHA: 08/05/2018
TEMA: SINTESIS
_________________________________________________________________________

SINTESIS DE FENOMENO DE LA REGLIGIÓN DESDE SOCRATES.

Para abordar este tema de la religión es importante ir a sus raíces, al referirme de
ir a sus raíces es poder llegar a los primeros hombres que se cuestionaron sobre
este tema, se conocen como los pensadores antiguos, uno de ellos que más se
resalta es al escritor Hecateo, la cual por medio de una interpretación racional de
los mitos trato de dar respuestas a muchos interrogantes que normalmente
evidenciaba, también se resalta a Jenófanes y Heraclito y posteriormente a
científicos especulativos como Anaxagoras y Demócrito. Todos ellos desde sus
ideas buscaban dar respuestas a todas sus creencias, es por eso que se conoce
como la relatividad de las ideas religiosas que se hacían vigentes en ese momento,
se pude poner el ejemplo “si el buey pudiera pintar, su dios tendría forma de buey”
la razón critica comienza paulatinamente la erosión y final desintegración de
creencias tradicionales de índole popular.
La ilustración representada por estos escritores es anterior a la de los sofistas del
tiempo de Sócrates y de Platón. Se mantiene una relación lejana con el orfirmos y
los pitagóricos. El orfismo es un movimiento religioso originado en la edad arcaica
de la cultura griega. La cual puede considerarse la primera religión helénica que
tiene como fundador Orfeo, esta religión comprende una cosmogonía y una
antropología.
En la idea órfica se planteaba que el alma es una divinidad caída que ha sido
encerrada en el cuerpo como en una tumba y condenada a un ciclo de
reencarnaciones hasta su completa purificación apolínea, Pitágoras de Samos
pensaba que el espíritu del hombre puede limpiarse mediante el estudio, y de
acuerdo con esta postura enseño un modo de vivir en el que la investigación de la
naturaleza se convirtió en una religión. La reflexión sobre la religión nace con el
hombre, pero debe recorrer diversos espacios de lucidez mental y anímica antes de
llegar a una operación crítica y rigurosa.
Socrates representa el comienzo mas articulado y propiamente sistematico de una
filosofía de la religión, entendida como una reflexión sobre los valores, es decir ya
no va a buscar respuestas externas desde la naturaleza, sino que se centra en las
cuestiones humanas, el pensamiento de Sócrates es pionero en conectar una visión

1
 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
POSNOVICIADO SALESIANO – FELIPE
RINALDI

Salesianos de Don Bosco

del ideal moral objetivo, la piedad socrática que es reflexiva e inteligente, se centra
en la seguridad de que el mundo se halla gobernado por benévolos poderes divinos
de carácter racional, que dirigen el universo, incluso el hombre, hacia lo mejor. La
salud y bondad del alma se consigue cuando ésta conoce realmente el bien y actúa
por ello rectamente. Sócrates propone su doctrina como algo objetivo no como una
simple creación de la mente. La cual fue el primer pensador que concibió al hombre
como una personalidad intelectual y moral y postuló el cuidado del alma como un
deber religioso. Se resalta de Sócrates que actuó de modo espontaneo y natural,
conforme a sus convicciones, como una gran desmitificador y director de
conciencias.
Platón que fue discípulo de Sócrates, él ve la filosofía como el punto de partida de
la religión. La filosofía es la ciencia de la vida humana y por lo tanto abarca la
religión, la cual no busca contradecirla o negarla, sino más bien potenciándola y
haciéndola ser ella misma. Platón es un filósofo y a la vez un escritor religioso.
Filosofía y religión desembocan la una en la otra, hasta formar una única realidad
de vida intelectual y espiritual. Se ha dicho que la Ilíada es todo lo menos religioso
que puede ser un poema épico antiguo. Puede decirse que, por el contrario, que los
escritos de Platón son todo lo religiosos que pueden ser unos textos filosóficos.
El concepto platónico de Dios presenta una diversidad que puede resultar
desorientadora. La teología filosófica o filosofía teológica de Platón no es en
absoluto una investigación más o menos sistemática sobre la esencia de la
divinidad, sino un discurso más bien ocasional y fragmentario sobre lo divino. La
idea del bien es para él lo más excelente que pueda darse y la primera y más alta
de lo divino.
Platón denomina a dios al Demiurgo, que es el ordenador del mundo, desde el punto
restringido de esa ordenación, la cual no es señor soberano del mundo, sino un
aspecto subordinado de principio supremo de la realidad.
Los dioses menores y menos elevados no se distinguen esencialmente de los más
elevados, sino solo por su inferior grado. Platón parce aceptar las deidades
tradicionales, pero esta creencia se mezcla en él con cierta ironía. Parece evidente
que divino expresa más en Platón que dios y que su teología equivale a una
reorganización, racionalización o imposición de orden en el mundo de la divinidad.
Parece que para Platón cuanto más divino es un ser es también más impersonal.
Esto quiere decir que la tarea de todo hombre es buscar acercarse y asemejarse
más a Dios, esto solo se lograría alcanzar desde la razón, el mito del carro alado
pude en cierta manera explicar más este pensamiento ya que muestra que todo
hombre desde la razón, se desarrolla la virtud para poder así controlar a lo humano,
todo que logre controlar esos impulsos humanos, puede llegar a gozar de lo divino.

2
 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
POSNOVICIADO SALESIANO – FELIPE
RINALDI

Salesianos de Don Bosco

Todo hombre que se plantee esta meta lo debe tomar como el horizonte o el fin
último de cada hombre, la cual será el alcanzar el bien supremo es decir de la idea
del bien. En esta lucha constante contra el mal y los desvíos del recto camino, los
dioses aparecen como aliados del ser humano. Es la afinidad íntima con ellos lo que
impulsa al hombre a reconocer su existencia y a honrarlos.
En conclusión, se podría decir que Platón se ha esforzado ante todo en acentuar el
carácter objetivo del bien, al que califica de “el más alto objeto del saber”.

Ahora si nos centraremos en Aristóteles, él piensa que no hay un ser único, sino
muchos seres. Y tampoco hay un bien único, sino muchos seres particulares y
analógicos. Por lo tanto, el objeto de la ética consistirá en investigar cuales son el
bien, la perfección y la felicidad que corresponde al hombre. Para Aristóteles, el bien
propio de cada ser y del hombre en particular, está determinado por las
posibilidades de su naturaleza.
El hombre debe contentarse con el ser que tiene y por lo tanto, con el bien que
corresponde dentro del grado que ocupa la escala ontológica y en la medida que le
es posible el conseguirla.
Cuando Aristóteles nos centra en el bien, también nos hablará del sumo bien: la
cual la ética aristotélica es esencialmente finalista y eudemonista. Toda acción
humana está orientada hacia la consecución de algún bien. Al cual van unidos el
placer y la felicidad. El bien tiene carácter de causa final, que obra sobre el agente
por, atracción extrínseca. Es decir, cuando nos referimos a que todo arte, método,
así como toda elección, aparecen apetecer algún bien. Pero ¿Qué es el bien? El
bien, como el ser, no es una entidad subsistente y universal, sino una realidad que
se encuentra esparcida analógicamente en todas las categorías de los seres.
Aristóteles con el objeto de hallar ese bien el fin orientador del hombre y la regla de
la vida humana, pero no vale la identificación del sumo bien del hombre con Dios. A
Dios le corresponde el bien más alto en si mismo, ya que no puede ser compartido
pues solo le corresponde a la transcendencia divina. Se trata solamente del mayor
bien a que el hombre puede aspirar en esta vida, la cual Aristóteles asigna las
siguientes condiciones: 1. Debe ser perfecto, definitivo, suficiente por sí mismo para
hacer feliz al hombre con su posesión, sin necesidad de que se le sobreañada
ninguna otra cosa. 2. Debe buscarse por sí mismo y no en orden a conseguir otro
bien cualquiera. 3. Debe ser una cosa presente. No consiste en una simple potencia,
aptitud o capacidad para conseguir el bien, sino una posesión real y actual. 4. No
debe ser una cosa puramente pasiva, sino que consiste en la actividad propia y más
elevada del hombre en cuanto tal. 5. Debe hacer al hombre bueno. 6. Su posesión

3
 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
POSNOVICIADO SALESIANO – FELIPE
RINALDI

Salesianos de Don Bosco

debe tener fijeza, estabilidad y continuidad a lo largo de una vida completa y
suficientemente larga.
Hay muchas clases de bienes, unos son preciosos, dignos de toda estimación y
honor, como son la virtud, el alma y el entendimiento, la cual tienen algo divino.
Otros son laudables, como las virtudes, que sirven para obrar bien. Otros pueden
ser la fuerza, la riqueza y la belleza, son simples potencias, que pueden emplearse
para el bien o para el mal.
Aristóteles rechaza rotundamente que los placeres sensibles ayuden al bien propio
del hombre, una vida entregada al placer no es vida humana, sino propia de
esclavos o de animales brutos.
Para determinar en concreto cuales son el bien y la actividad propios del hombre
analiza Aristóteles las distintas funciones del ser humano. la primera es vivir, pero
esta es común al hombre y a las plantas. La segunda, sentir, pero esta es común
del hombre y del animal, y concluye afirmando que lo único que lo hace diferente al
hombre de los demás seres inferiores es la razón. La razón debe dirigir y regular
todos los actos del hombre y en esto consiste esencialmente la vida virtuosa. Es
decir, el hombre debe buscar alcanzar la perfección.
La perfección y la felicidad del hombre consiste en la actividad conforme a la virtud,
es preciso aclarar que esta virtud será la más elevada, donde Aristóteles logra
ubicar las virtudes, dando le características principales, la cual debe de guiar a lo
más precioso que hay en nosotros, debe generar un proceso continuo, es decir
lograr mantenerlo es mayor tiempo posible, la cual debe incluir el más agradable
que logre generar algo de place, se basta a sí mismo el sabio necesita de muy pocas
cosas para vivir, se logra alcanzar la tranquilidad, la vida contemplativa es la única
que se ama a sí misma, la cual esto es lo que diferencia el hombre de los animales,
como se había dicho anteriormente es la razón la que da esa integridad a todo lo
que compete al ser humano.
Entre el bien y el placer buscara alcanzar el punto medio planteaban cirenaicos la
cual ponían el sumo bien en el placer y la de los cínicos que lo consideraban como
un mal. Pero Aristóteles entre las distintas clases de placeres hay que preferir los
que corresponden a la actividad más elevada del hombre, que no es la corpórea,
sino la espiritual. Lo que da al placer su verdadero valor no es el placer mismo, sino
la acción a que corresponde y de la cual resulta. Los verdaderos placeres del
hombre son las acciones conforme a la virtud.
La virtud en Aristóteles, considera el hombre como un compuesto sustancial, integro
por dos principios distintos: cuerpo material y alma espiritual. El cuerpo es sujeto de
pasiones, de potencias, y de hábitos. Las pasiones son aquellos movimientos del
apetito sensitivo que llevan consigo el placer y el dolor. Los vicios y las virtudes no

4
 UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
POSNOVICIADO SALESIANO – FELIPE
RINALDI

Salesianos de Don Bosco

son pasiones ni potencias, sino hábitos. Los hábitos perfeccionan las potencias
activas, esto quiere decir que hay hábitos buenos y malos, la cual la virtud es un
hábito bueno. la cual es por medio de procesos que se logra la virtud a través de
hábitos adquiridos. La virtud se puede hallar en el medio es decir entre lo poco y lo
demasiado un ejemplo claro está el valor es un medio entre la cobardía y la
temeridad.se conocen también las virtudes morales la cual consisten en un medio
entre dos extremos viciosos.
Aristóteles ve también en las virtudes una división de dos partes en el alma unas
que son la irracional que es el sujeto de las virtudes éticas o morales y la otra parte
que es la racional, en la cual están como sustentadas las virtudes dianoeticas o
intelectuales.