Ra 13 1989 03 PDF
Ra 13 1989 03 PDF
Ra 13 1989 03 PDF
Pacariqtambo y el origen de
los Incas
Gary Urton
l l. INTRODUCCION( 1)
trucción del imperio fue la memoria de sus informantes y los restos del mis-
mo que yacían en ruinas a su alrededor, no parece razonable suponer que
existiese una fuente para construir una "verdadera" y no motivada historia
del imperio. Y en segundo lugar, iniciar la interpretación de la historia cultu-
ral y social de los incas partiendo de la noción de que puede haber existido
una versión "verdadera" de la historia estimula la retraducción sistemática,
como ''discrepancias", de las muchas "diferencias" que se encuentran en las
diferentes versiones proporcionadas por las crónicas de un hecho determina-
do; esto a su vez conduce a la noción miope de que el trabajo de la historia
y la historiografía andinas consiste en resolver discrepancias (por ejemplo,
escogiendo una versión sobre las demás) antes que en intentar comprender y
explicar cómo y por qué distintos cronistas -empleando tal vez a diferentes
informantes o clases distintas de ellos- pueden haber llegado a interpreta-
ciones fundamentalmente distintas de la historia. El presente estudio mostra-
rá, en verdad, el papel de ciertas personas -y de ciertos tipos de personas (en
nuestro caso nobles y élites provincianas)- en las representaciones personal y
políticamente motivadas del origen de los incas en Pacariqtambo.
Veremos en este estudio que entre los siglos XVI y XVIII los habitan-
tes de Pacariqtambo fueron conscientes de la identificación de su pueblo
como lugar de origen de los incas ; que ellos participaron activamente en la
construcción de esa tradición y que la emplearon en provecho propio en toda
ocasión posible. Esto se hará patente cuando examinemos el registro de los
pedidos hechos por la familia Callapiña para que se reconociese el status
noble de su linaje, reivindicación que establecía la base para conceder a esta
familia privilegios y exenciones especiales en el sistema fiscal de la colonia.
Lo que estaba en juego para los pobladores de Pacariqtambo en la localiza-
ción o "concretización" del lugar de origen era algo bastante elevado, y la
historia de las manipulaciones de esta tradición mitohistórica que rastreare-
mos es una de luchas individuales y familiares por alcanzar poder y prestigio.
Desearía señalar finalmente que no es intención de este estudio histo-
riar los contenidos del mito del origen incaico en Pacariqtam bo puesto que
nuestra investigación no disminuirá en absoluto el carácter fabuloso y rico en
simbolismo del mito; es más bien mi intención explorar las dimensiones hu-
manas y sociales de su producción.
Cuadro No. 1
Hermanos Hermanas
Mango Qhapaq Mama Oqllu
Ayar Awka Mama Waku
Ayar Kachi Mama lpakura/Kura
Ayar Uchu Mama Rawa
"Y concertado esto entre los ocho, empezaron a mover las gentes que
en aquellas comarcas del cerro había, puniéndoles por premio que los
harían ricos, y les darían las tierras y haciendas de los que conquista-
sen y subjetasen. A lo cual por el interés se movieron diez parcialida-
des o ay/los, que quiere decir entre estos bárbaros linaje o bando .. . "
(Sarmiento 1942: 50; subrayado mío).
Cuadro No. 2
Hanancuzco Hurincuzco
Chawin Cuzco Ayllu Sutiq-t'oqo Ayllu
Arayraka Ayllu Cuzco-kallan Maras Ayllu
Tarpuntay Ayllu Kuykusa Ayllu
Wakaytaqui Ayllu Maska Ayllu
Sañoq Ayllu Uru Ayllu
A poco de ser creados, los ayllus viajaron con los ocho antepasados al
Cusca, donde estaban destinados a formar la base de la organización de la po-
blación no inca del valle (Sarmiento 1942: 50-51 )(8). Dado que un desarro-
llo completo del papel de los diez ayllus en la organización del Cusco incaico
está más allá del campo de este estudio (véase Zuidema 1964 y 1986; Rost-
worowski 1983; Rowe 1985a), limitaré mi análisis a aquellos ayllus que en la
San Sebastián
Cuzco~ O (Sallo)
San Jer6nimo
0 Choco
0
cochona
º (Orna)
HUARQUI
OMatao
_.. Huanacouri
Huanoquite . ~
0 'O '(o.U.r1<J
p., Huaynacancha
0
Maukallaqta Pallota
0 0
bo Pumaurqo
Mollt bam o ·
0Poch,ctl
OTamputaco
O Pacariqtambo
Paruro 0
e= e=
1
e=
5 4 3 2 1 O 5
el imperio.
El último punto concierne a la cuestión de dónde tuvieron lugar estas
definiciones de identidad. El mito sitúa estos procesos fuera del Cusco , pero
dentro de su inmediata vecindad. La preocupación aquí es el problema del
establecimiento de un punto de vista, al interior del espacio mítico , desde el
cual caracterizar el conjunto de identidades políticas del imperio, especial-
mente la relación entre la nobleza cusqueña y los incas por privilegio y kura-
kas locales de las provincias. Para esto no servían ni el centro ni los extremos
del imperio, puesto que el Cusco y las poblaciones de la periferia del reino
estaban muy alejados el uno de las otras, a la vez en la geografía y en la his-
toria. Se transó seleccionando un lugar intermedio, esto es, un Jugar '1im ítro-
fe" por un lado con la periferia del valle del Cusco y el otro adyacente a lo
que geográfica e históricamente era "afuera". Una vez puestas en movimien-
to en la periferia del Cusco, las personalidades, estructuras y relaciones que
regían la sociedad imperial (por ejemplo, los antepasados, los ayllus, las mi-
tades y el ordenamiento jerarquizado de estos grupos) se desplazaron inexo-
rablemente hacia el centro, definiendo sucesivos límites entre la periferia y el
centro en el viaje de los antepasados hasta que llegaron a descansar al valle
del Cusco .
Lo que examinaremos en lo que resta de este estudio es, en primer lu-
gar, el papel de Sarmiento de Gamboa y sus informantes en la concretización
e historización de "Pacariqtambo" en la mitohistoria imperial y, en segundo
lugar, el sorprendente éxito que ciertas personas de Pacariqtambo tuvieron
en la época colonial temprana en orquestar la mitohistoria del origen del im-
perio con la historia genealógica local.
Figura l
La genealogía de Rodrigo Sutiq Cal/apiña
6 Manco Capee
Q
l Qullaco
Yupanqul Inca 6. ~
Coya
Cori Coca
----- Í -------
:r· Q
/:s.T
(Carhuacalla} - - - - - - - - - - - - - - - 1532
(Conquista)
Fernando Mencia Q
Auquisutic Paucar Martín f:s.
Ocllo Yupanqul Inca Francisca
(Carhuacalla) Sayri
1
Vicente 1 1 Ysidro
Callapirla 6 6 Callapiña 1718
" ... los dos testigos an oido decir por tradicion Antigua a sus mayo-
res y mas Ancianos como el dho Ynga Mane-0 Capac Nacio de Una
Ventanadque llaman Tambo Toco que esta en una Peña tres leguas de
esta Ciu en el valle de Tambo y junto a esta Peña esta otra peña y en
ella otra bentana que llaman Marastoco= Y sauen asimesmo que el
dho. Dn Rodrigo Sutic Callapiña y sus Padres y Abuelos desde el Tpo
del Ynga fueron y son todos Avidos y tenidos por tales Yngas Nobles
y decendientes del dho. Manco Capac Ynga= Y Como tales nunca Pa-
garon Tribu tos Ni siruieron en Tambos ni hisieron mitas ni Seruicios
Personales antes fueron Gouernadores de su Pue 0 . . . " (Apéndice).
gen de la que salió el Sutiq T'oqo Ayllu y los indios tambos; ésta última era
la etnia más importante de la zona de Pacariqtambo. Se·recordará, en lo que
concierne a la ausencia de una referencia explícita a Sutiq T'oqo, que el
hombre a cuyo nombre se dieron estos testimonios se llamaba Rodrigo Sutiq
(Sutic) Callapiña. Su padre y abuelo también llevaban el sobrenombre de
Sutiq, que significa "del nombre". Pudiera darse el caso que la mención del
sobrenombre Sutiq fuese entendida como una referencia a Sutiq T'oqo, pues
parece que hubo una conexión simultánea entre sutiq como sobrenombre ,
como topónimo y como el apelativo de un ayllu. Por ejemplo, uno de los je-
fes del Sutiq T'oqo Ay//u del Cusco, en 1572, se llamaba don Francisco Auca
Micho Auri Sutic (Sarmiento 1942: 50).
De ser cierta la inferencia anterior, sería como si los informantes cus-
queños de 1569 hubieran considerado que el linaje de Rodrigo Sutiq Callapi-
ña descendía no solamente de Tampu T'oqo (vía Mango Qhapaq), sino tam-
bién de Sutiq T'oqo (vía la afiliación étnica de este linaje con los indios tam-
bos). El agente de esta doble ascendencia sería el ayllu de afiliación de Rodri-
go. Esto es, él aparece identificado en el documento como miembro del ayllu
Anchacari (también transcrito en el documento como Anchaca). Veremos
luego que un ayllu de este nombre pertenecía a la parcialidad superior de
Pacariqtambo. Según las prácticas incaicas de la herencia, los varones hereda-
ban su afiliación al ayllu a través de su patrilínea y las mujeres, por su matri-
línea (Zuidema 1977). Como Rodrigo sostenía descender patrilinealmente de
Manqo Qhapaq, por implicación éste , salido de Tampu T'oqo, era el antepa-
sado fundador del Anchacari ayllu de Pacariqtambo. Por otro lado, el linaje
de los Sutiq parece haber sido una de las familias principales de este ayllu en
el siglo XVI. En un documento de 1568 que luego será tratado, el principal
de Anchacari (Acchacara) ayllu se llama Luis Sutiq. En esta forma, Rodrigo
Sutiq Callapiña combinaba en su ascendencia el descender de Tampu T'oqo
y de Sutiq T'oqo; la primera establecía sus vínculos con la nobleza incaica,
indicando la segunda su afiliación a un ayllu de los maskas, un subgrupo de la
etnia de los tambos que vivía en la zona de Pacariqtambo.
Vistas las cosas en función a lo alegado por Rodrigo Sutiq Callapiña
acerca de sus antepasados paternos, resulta claro -a partir del testimonio de
1569- que el mito de origen de los incas estaba siendo manipulado dentro
de una red de personas de elevado status del Cusca y de Pacariqtambo, con la
finalidad de aprovechar ciertas características del sistema administrativo co-
lonial hispano. Salvo en el caso de los dos testigos compadres de Rodrigo, no
queda inmediatamente claro cuáles fueron las motivaciones de los declaran-
tes -todos ellos nobles incas- para participar en la causa. Retornaremos des-
pués a esta cuestión por ser un punto central en la historia de la concretiza-
ción del mito de origen. Lo que sí queda claro, empero, son los motivos de
Rodrigo para pedir su testimonio, pues con él logró argumentar exitosamente
su reivindicación de nobleza, recibiendo por ello la exención del pago del tri-
buto, de las mitas y los servicios personales, además de (presumiblemente) ex-
En tiempos del Inka Viraqocha, octavo rey inca, vivía al oeste del
Cusco un pueblo muy guerrero llamado chanka. Ellos avisaron al Inka
Viraqocha que iban a venir y conquistar el valle del Cusco, Viraqo-
cha, viejo y cansado, se asustó con esta amenaza y se retiró a un pue-
" ... como era curioso de saber cosas antiguas, y para perpetuar su
nombre, fue personalmente al cerro de Tambotoco o Pacaritambo,
que todo es una cosa, y entró en la cueva de donde tienen por cierto
que salió Mango Capac y los hermanos que con él vinieron la primera
vez al Cuzco ... " (Sarmiento 1942: 93).
lll3.e. RESUMEN
inca. Esto puede lograrse mejor explorando con mayor detenimiento las
identidades y posibles motivaciones de algunos de los nobles cuyo testimonio
fue central en estos dos procesos.
Que la familia Callapiña de Pacariqtambo fue bastante influyente y
respetada en las comunidades al sur del Cusco y en la misma ciudad lo atesti-
guan, con mayor claridad, las declaraciones proporcionadas en 1569, a nom-
bre de Rodrigo Sutiq Callapiña, por ocho descendientes de la nobleza incaica
del Cusco. Cuando vemos más de cerca quiénes eran estos hombres, nos en-
contramos con la algo sorpresiva circunstancia de que varios de ellos también
atestiguaron en otros procesos que en ese entonces se ventilaban en Cusco; el
resultado neto de sus actividades fue la producción de un cuerpo de testimo-
nios concernientes a los descendientes de los incas en los que aparecieron al-
gunas de las primeras versiones concretizadas y altamente historizadas de la
historia incaica.
Esto es, el 2 de mayo de 1569 los ocho testigos identificados en el
documento Callapiña (nota 13) comparecieron ante el licenciado Juan Ayllón
para dar testimonio, a nombre de Rodrigo, sobre el origen de Mango Qhapaq
en Pacariqtambo. Una semana después, el 9 de marzo, Juan Ayllón recibió
las declaraciones de diez testigos sobre los descendientes de Thupa Inka Yu-
panki, hijo de Pachakuti lnka y padre de Wayna Qhapaq, último inca incues-
tionable (Rowe 1985a). Tres de los testigos de este proceso habían declarado
la semana anterior para Rodrigo Sutiq Callapiña. Y por último, en algún mo-
mento de ese entonces, Sarmiento de Gamboa recogía testimonios sobre la
historia y las costumbres de los incas de miembros de los ayllus reales y no
reales del Cusco. Tres de sus informantes también declararon en el proceso
Callapiña, uno de ellos (Juan Pizarro Yupanki) atestiguó además en el proce-
so de los descendientes de Thupa Inka Yupanki (Rowe 1985a: 237-238).
Las coincidencias entre los declarantes de las tres causas arriba descri-
tas aparecen en el Cuadro 3.
El espacio no permite una discusión exhaustiva de todas las conexio-
nes presentadas en el cuadro. Sin embargo, será particularmente instructivo
ocuparse con mayor detalle de uno de los testigos (Domingo Pascac) y de
otros dos más someramente (Juan Pizarro Yupanqui y Gonzalo Ampura
Llama Oca). Esto tiene como finalidad subrayar que el procedimiento parti-
cular con que Rodrigo Sutiq Callapifía intentó (exitosamente) establecer la
nobleza ancestral de su linaje era parte de un proceso mayor -y tal vez un
acontecimiento precipitante, dado el momento- de las acciones emprendi-
das por las élites indígenas de la región para reacomodarse en la inminente
reestructuración y reorganización de la población nativa que en ese momento
efectuaba el virrey Toledo.
Sarmiento de Gamboa entrevistó a más de cien khipukamayuqs al
preparar la redacción de su historia de los incas para el virrey Toledo (Sar-
miento 1942: 176-179). Luego de completarla hizo que fuera leída a 42
miembros de los ayllus reales (panaqas) del Cusco. Estos 42 hombres son
Cuadro No. 3
Testigos de Testigos seleccionados por Testigos seleccionados
Rodrigo Sutiq Cal/apiña los descendientes de Thupo por Sarmiento de
(2 de mayo .de 1569) Inka Yupanki (9 de mayo 1569) Gamboa (1572)
Cuadro No. 4
1 2 3 4 5 6
1568 1571 1595 1792 1836 1980-88
HANANSAYAQ
Naivapuca Nayba Naigua Nayhua Nayhua
Quinuara Quinoaca Quimbara Quinuara Quinhuara Quinhuara
Acchacara Achacari Acchacari Acchacar Acchacara Aqchakar
Caruacalla Carnacollo Carbacalla Carguacaya Ccarhuacalla Qarhuacalla
l ro
Pachicti Pachete Pachite Pachipti Pachecte Qarhuacalla
2do
Marcagalla
HURINSAYAQ
Cuño Cuño San Miguel San Miguel San Miguel San Miguel
Guatupasta Pirca Pirca Pirca P'irca
Cuypa Aupa Coypa Coypa Ccoypa Y anchacalla
Guancho y Guaycho/ Guaicho Huaycho Huaycho
Anchacalla Marangalla Y anchacalla Huaychacalla Puma tambo
Referencias:
Columna 1 - Glave, comunicación personal (ver nota 17).
Columna 2 - Ulloa, 1909.
Columna 3-A.M.A., c., Exp. #5877, 1944.
Columna 4 -A.D.C., Intendencia, Gobierno, Leg. 141, 1791-92.
Columna 5 - A.D.C., Tesorería Fiscal de Cuzco. Libros de Matrículas, Lib. 1, 1836.
Columna 6 - Urton 1984 y 1988.
corno los qatay ("hijos políticos") de los ayllus del pueblo (Urton s.f.).
Hasta la reforma agraria de comienzos de la década de 1970 existie-
ron vínculos más formales entre Pacariqtarnbo y los anexos, en forma de je-
rarquías duales de prestigio de los funcionarios de las fiestas-cargo, los vara-
yoqkuna ("portadores de vara"). Cada mitad tenía su jerarquía respectiva de
funcionarios. En su interior, cada ayllu y anexo tenía un conjunto de tres
funcionarios varayoqkuna; estos comprendían a un maestro vara y dos asis-
tentes, conocidos como alguaciles o regidores (los primeros servían a los
maestros varas de los ayllus, los segundos a los de los anexos). Los varayoq-
kuna de tres de los anexos, y por lo tanto los pueblos anexos mismos, perte-
necían a Hanansayaq; los tres restantes, a Hurinsayaq (ver Cuadro 5 ).
Cuadro No. 5
Nayhua Qoypa
Colqueuqru P'irca
Mollebamba / Ayllo Pachecti Warubamba
AyJiu Origen
• Ayllu o Anexo de
Hanansayaq •
Qarhuacalla
~
~
Nayhua Coralpata y Colqueuqru
0 Ayllu o Anexo de Quinhuara Cerro Quinhuara Grande
Hurinsayaq
Sitio incaico
O (según Bauer 1987: 203)
1
~
Aqchakar
Qarhuacalla
Pachecti
Cerro Aqchakar
Qarhuacalla
Pachecti
Sitio preincaico
l::!.. (según Bauer 1987: 203)
San Miguel Sullukllapata y Sta. María
t P'irca Jurinka
~ Yanchacalla Cerro Yanchacalla
-~ Huaycho Pukarapata
~ Qoypa
Puma tambo
Qoypa
Puma tambo
:o
(1)
<
¡¡¡ ·
....
"')>
o
j
a.
j
-"')>
j!
-.J
o
t
e::::,
1 2 3 =
4 5
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Urton: Historia de un mito
podemos arrojar sobre la interpretación del mito de origen inca en base a una
comprensión de los materiales históricos y etnográficos del pueblo y la región
de Pacariqtambo mismo? Responderé a esta pregunta desde dos perspectivas:
la primera concierne al viaje de los antepasados de Tampu T'oqo al Cusco; la
segunda se ocupará del status de los antepasados y los diez ayllus no reales
fonnados en Pacariqtambo.
Figura 2
I
HANANCUZCO
CHINCHAYSUYU ANTISUYU
....
....
APENDICE
EL DOCUMENTO CALLAPINA
[ 1]
Presst°n
En la Gran Ciud del Cuzco en dose diaz del mes de Mayo de mill y
quinientos y sesenta y nueve años Ante El muy Magnifico Señor Licenciado
Juan Ayllon Theniente de Correxidor y Juzticia Mayor en ella y su Jurisdic-
cion por su Magestad y en presencia de mí Sancho Ortis de Orus Exno Publi-
co y del Cavildo de ella Parecio Dn Rodrigo Sutec Callapiña y presenta la
Peticion y Preguntas Siguientes.
Petic.on
Muy Magnifico Señor Dn Rodrigo Sutec Callapiña Casique Principal y Gover-
nador del Ayllo An Reducido en el Pueº de San Pedro de Pacaritambo de la
Provª de Chilques y Masquez = Hijo Lexitimo
[ 1V]
de Dn Franco hanco Sutic Callapiña Casique Principal y Governaor que fue
del dho Pue0 de Pacaritambo contenido en la Real Cedula de Armas que pre-
ssento Con el Juramt 0 y Solemnidad en dro Nessesario = Y de Dª Angelina
Cori Coillor Paresco Ante Umd. Y Digo que el dho mi Padre fue Ynga Prin-
zipal y decendiente por Linia Recta de Baron de Manco Capac Primer Rey y
señor Natural que fue deestos Reynos del Peru y Como F[?]nl Gano la Real
Cedula de Armas que presento= Y La dha mi madre fue hija Lexitima de on
Martín Yupanqui hijo de quilaco Yupanqui Ynga del Ayllo Caruacalla de
dho Pue 0 de Pacaritambo y de la Coya Coricoca que murieron Gentiles= Y
el dho Dn Franco hanco Sutic mi Padre fue hijo Lexitimo de Don Femanº
Auquisutic y de Dª Mencia Paucar ocllo y a difuntos de la Cassa y Sangre
Real del dho Manco Capac y como tales desde sus Padres y Progenitores Por
ser Como fueron yngas Prinzipales y conosidos por tales desde El tpo del
ynga nunca xamas sirvieron en Tambos ni en otros Servicios ni pagaron Tri-
butos antes si fueron acotados y Respetados de todos los Yngas Prinsipales
del dho Pue 0 y de los de las ocho Parroquias deesta Ciud de lo qual me com-
biene hacer una Provansa para perpetua memoria Como major Aya Lugar de
dro. y que se Exeminen los testigos que presentare por las preguntas Siguien-
tes=
( l) Primeramente Si conosen al dho Don Rodrigo Callapiña Casique Principal
del Ayllo Ancbaca del Pue 0 de Pacaritambo y Conosieron a Dn Fernando
Auquisutec Abuelo del dho Dn Rodrigo Sutec Callapiña y a Dn Franco han-
co sutec su Padre del dho Dn Rodrigo = A Dn Martín Yupanqui Ynga del
Ayllo Caruacalla Abuelo Materno del dho Dn Rodrigo y si tubieron noticia
del Ynga Manco Capac Señor Natural que fue de estos Reynos y de quilaco
Yupanqui Ynga y de la
[2]
Coya Coricoca que murieron Gentiles.
(2) Y si Saven que el dho Dn Franco hanco sutec fue Casado y Velado segun
orden de la sta Madre Y glecia Con Dª Angelina Coricoyllor y de este Matri-
monio hubieron y Procrearon por su hijo Lexitimo al dho Dn Rodrigo Sutec
Callapiña a quien le Criaron y alimentaron llamando les de hijo y el a ellos de
Padre y Madre y en esta Posecion asido y es avido y tenido y Comunmte Re-
putado Sin auer cosa en contrario.
(3) Y si Saven que la dha Dª Angelina CoriCoyllor Madre del dho on Rodri-
go Sutec Callapiña fue hija lexitima de Don Martín Yupanqui hijo de quilaco
Yupanqui Ynga del Ayllo Caruacalla Reducido en el Pue 0 de San Pedro de
Pacaritambo y de la Coya Cori Coca que mµrieron Gentiles= Y Durante el
Matrimonio que contrajeron entre el dho Dn Martin Yupanqui y Dª Franca
Sayri huvieron y procrearon por tal su hija lexitima a la dha Dª Angelina
Coricoillor = Y la críaron y alimentaron llamandola de tal hija y en esta opi-
nion y fama asido y es avida y tenida y comunmte Reputada.
(4) Y si sauen que el dho Dn Franco hanco Sutec Padre del dho Dn Rodrigo
Sutec Callapiña fue hijo Lexitimo de Dn Fernando Auquisutec y de Dª Men-
cia Paucar ocllo ya difuntos y por ser los suso dhos Parientes muy Sercanos
y decendientes por Linia Recta de Baron de Manco Capac Primer Rey y Se-
ñor Natural que fue de estos Reynos del Peru Le onrro la Cesarea Magestad
del Señor Emperador Carlos quinto con la Cedula de Armas que ba por
Cauesa de esta filiación Para el y Para todos sus decendientes y los que fue-
ron de la Sangre y Prosapía del dho Manco Capac.
(5) Y si sauen que por ser tales Y ngas Principales y de Sangre Real y Prosapía
del dho Ynga Manco Capac los dhos Dn franco hanco Su tic y de Dª Angelina
Coricoyllor fueron Respetados y acatados de los Yngas de las ocho Parro-
quías de esta Ciudad del Cuzco y el dho Dn Franco hanco Sutic fue y es Ca-
sique Principal y Gouernaor del dho Pueº de
[2v]
San Pedro de Pacaritambo y la dha Dª Angelina CoriCoyllor como hija Lexi-
tima de Dn Martín Yupanqui y nieta de quilaco Yupanqui Ynga del Ay/lo
Caruacalla asi mesmo fue Respetada de los Principales y los unos y los otros
desde el Tpo del Ynga fueron Conosidos por Tales Yngas nobles y como Ta-
les Nunca pagaron Tributo ni jamas sirvieron en Tambos ny en otros Servi-
cios Personales Antes fueron Govemadores de su Pueº.
(6) Y si sauen que todo lo suso dho Es Verdad Publico y notorio Publica Vos
y fama y despues de lo suso dho En la Ciud del Cuzco en dose diaz del mes
de Mayo de mill y quinientos y sesenta y nueve años
Testigo
En Precensia y con Asistencia del Muy Magnifico Señor Lizenciado Juan
Ayllon Theniente de Correxor y Justicia Mayor en ella Por su Magd y de mi
el pressente Exn° Publico el dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña Para la dha
Ymformacion Presento por testigo a Don Diego Atao Yupanqui y a Santiago
Aucamira yngas Naturales de esta Ciud de los quales y de Cada uno de ellos
Se tomó y Reciuió Juramento en forma Segun dro. Por Lengua de hemanº
de Morales Ynterprete General por Dios y por Una Señal de Cruz En que Pu-
sieron sus manos derechas y Prometieron de decir Verdad y al dho Juramen-
to dijeron síjuro y Amen = Y lo que los dhos testigos y Cada uno de ellos
Dijeron y de Pusieron es como se sigue.
( 1) A la Primera Pregunta dixo q conosen y conosieron a los en ella Conte-
nios de las Preguntas Generales de la Ley que le fueron hechas y declaradas
Dixeron que no le tocan ninguna de ellas y que el dho Dn Diego Atao Yu-
panqui es de Edad de ochenta y sinco años y el dho Santiago Aucamira de
Nouenta y tres años.
(2) A [la] Segunda pregunta = Dixo que como Vieron a Dn Franco hanco
Sutic y Vio que el suso dho fue Casado y Velado Segun orden de la Santa
Madre Ygª con Dª Angelina Cori Coyllor y de este Matrimonio hubieron y
procrearon por su hijo Lexitimo a Dn Rodrigo Callapiña a quien Criaron y
alimentaron Llamandole de hijo y el a los suso dhos de Padre y Madre Y en
esta Poseción y fama asido y es avido y tenido y Comunm te Reputado Sin
aver cosa en contrario
[3]
Y esto Responden.
(3) A la tercera Pregunta dijeron que Conosieron trataron y Comunicaron a
Dª Angelina Coricoyllor Madre del dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña y Saue ·
por auerlo Visto que la Suso dha fue hija Lexitima de Don Martín Yupanqui
hijo de quilaco Yupanqui Ynga Casique Prinzipal del Aillo Caruacalla del dho
Pue 0 de Pacaritambo y de la Coya Cori Cuca que murieron Gentiles y que
Durante el Matrimonio que contrajieron entre el dho Dn Martín Yupanqui y
Dª franca Sayri huvieron y procrearon por tal su hija Lexitima a la dha Dª
Angelina Coricoyllor y a vista de estos testigos la Criaron y alimentaron lla-
mandola de Tal hija y en esta Poseción fama y opinión asido y es auida y
tenida y Comunm te Reputada sin auer cosa en Contrario y esto Responden.
(4) A la quarta Pregunta dijeron que Conosieron trataron y Comunicaron fa-
miliarmente a Don Femanº Auqui Sutic Casique Principal y Govern°r que
fue del Pue 0 de San Pedro de Pacaritambo y a Dª Mencia Paucar ocllo ya
Difuntos y sauen por auerlo Visto que los suso dhos fueron Casados y Vela-
dos segun orden de lasta Madre Ygª de Roma y que les Vio hacer Vida Mari-
dable En uno y de este Matrimonio huvieron y Procrearon por su hijo Lexiti-
mo al dho Dn Franco hanco Sutic contenido en la Cedula Real de Armas que
ba por Cauesa de estos Autos y lo Críaron y Alimentaron llamandole de hijo
y el a ellos de Padre y Madre y en esta Poseción opinión y fama asido y es
auido y tenido y Comunm te Reputado Sin auer Cosa en Contrario y esto es
lo que Saue de esta pregunta y Responde a ella.
(5) A la quinta pregunta Dijeron que en Conformidad de todo lo que a dha
[?] declarado en las preguntas Antecendentes Sauen por auerlo Visto que el
dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña y dho su Padre Y Abuelo decendientes por
Linia Recta de Baron del Ynga Manco Capac Primer Rey y senor Natural que
fue de estos Reynos y Como tales an sido y fueron Respetados y acatados de
los Yngas Nobles de esta Ciud y
[3v]
les an admitido en Actos Publicos onrrandose con ellos y que sauen Assimis-
mo que desde sus Antepasados An sido Gouemadores del dho Pueº de San
Pedro de Pacarictambo = Y an oido decir por tradición Antigua a sus mayores
y mas Ancianos Como el dho Ynga Manco Capac Nació de Una Ventana que
llaman Tambo Toco que esta en una Peña tres Leguas de esta Ciud en el Valle
de Tambo y junto a esta Peña esta otra peña y en ella otra bentana que lla-
man Marastoco = Y Sauen asimesmo que el dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña
y sus Padres y Abuelos desde el Tpo del Ynga fueron y son todos Avidos y
tenidos por tales Yngas Nobles y decendientes del dho Manco Capac Ynga =
Y Como tales nunca Pagaron Tributos Ni siruieron en Tambos ni hisieron mi-
tas ni Seruicios Personales antes fueron Gouemadores de su Pueº y esto Res-
ponden.
(6) A la sesta Pregunta dijeron= que todo lo que an dho y declarado es la
Verdad Publico y Notorio Publica Voz y fama SoCargo de los Juramentos
que an hecho en que se afirmaron y Ratificaron y no firmaron porque dije-
ron no sauer firmolo El dho Theniente de Correxor con el dho Ynterprete
Lizenciado Juan Ayllon = hernando de Morales= Sancho de Orue Exno.
Testigo
En la Ciud del Cuzco a dose diaz del mes de Mayo de Mill y quinientos y se-
senta y nueve años. Ante el Muy Magnifico Señor Licenciado Juan Ayllon
Theniente de Correxor y Justicia Mayor en ella Por su Magd y de mi El pre-
sente Excriuano = El dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña Para la dha su Ynfor-
macon Presento por testigo a Dn Domingo Pascac Yndio Natural de esta Ciud
del Cuzco Recidente en la Parroquía de Señor San Blas y a Dn Franco Rau-
raua de la Parroquía de Señor San Geronymo de las Quales por Lengua E yn-
terpretación del dho Ynterprete se les Reciuio Juramento y lo hisieron Cada
uno de Por si con los dedos de sus manos derechas por Dios nro. Señor y por
una Señal de la Cruz en.forma de dro. y so Cargo del qual prometieron de de-
cir Verdad y Siendo preguntados por el tenor de las Preguntas del dho Pedi-
En la Ciud del Cuzco a dose dias del mes de Mayo de mil y quinientos y se-
senta y nueve años Ante el muy Magnifico Señor Lzdo Juan Aillon theniente
de Correxor y Justicia Maor en ella por su Magd y de mi el presente Exn° el
dho Dn Rodrigo Sutic Callapiña para la dha YmformOn presento por testigos
a Dn Juan Pisarro Yupanqui Yndio Natural de esta Ciud del Cuzco a Dn Gon-
zalo llamac auca Ynga Naturales de la Parroqu ía de Nra señora de Belén de
los quales se les Recivieron Juram to por Lengua E ynterpretación del dho
hernandó de Morales ynterprete y lo hisieron por Dios Nro. Señor y por una
señal de Cruz Segun forma de dro. So cargo del qua! prometieron de decir
Verdad y siendo preguntados Por el tenor de las Preguntas del dho pedimen-
to Dijeron lo siguiente _ _ __
( 1) A la primera pregunta= Dijeron que con osen a todos los Con te
[ 5]
nidos en esta pregunta y especialmente al dho Dn Rodrigo Callapiña que les
presenta y esto responden _ _ __
(2) A la segunda pregunta = Dijeron que saven por aver lo visto Como Dn
franco hanco sutic fue casado y velado Segun Orden de la Santa Madre Ygª
con Dª Angelina Coricoyllor y les vio haser Vida Maridable en uno y de este
Matrimonio huvieron y Procrearon por su hijo lexitimo al dho Dn Rodrigo
Callapiña a quien lo criaron y alimentaron llamando le de hijo y el a los dhos
sus Padres de Padre y Madre y en esta opinion y fama asido y es avido y te-
nido y comunm te repu tacto sin a ver cosa en contrario y esto Responden
(3) A la tercera pregunta = Dixeron que conosieron trataron y Comunicaron
a Dn Martín Yupanqui Abuelo Materno del dho Dn Rodrigo Sutec Callapiña
y saven por aver lo oido desir a sus Padres y mayores que el dho Dn Martín
Yupanqui fue hijo de quilaco Yupanqui Ynga del Ayllo Carualla [sic] del
Pue 0 de Pacaritambo y de la Coya Coricoca y que ambos murieron Gentiles
y que vieron que el dho Dn Martin Yupanqui fue casado y velado segun or-
den de la sstt Maer Yglecia con Dª Franca Sayri y de este Matrimonio huvie-
ron y procrearon por su hija lexigima a la dha Dª Angelina Cori coillor Madre
Sobre que pido Justicia y para ello Ua = Don Rodrigo Su tic Callapiña Auto=
Y Pressentado El dho sor theniente mando que sele de como le pide y que
en ello ynterpone su autoridad y decreto Judicial tanto quanto puede y con
dro. deue = Y com vista de la ymformon dada declaro al dho Dº Rodrigo
Sutic Callapiña por tal hijo Lexitimo de Dº Franco hanco Su tic contenido en
la Real Cedula de Armas que esta al principio de ella y de Dª Anjalina Cori
Coyllor = y nieto Lexitimo de Dº Femanº Auquisutic y de Dª Mencia Pau-
car ocllo sus Abuelos Paternos y nieto de Dº Martín yupanqui y de Dª Franca
Sayri sus Abuelos maternos y por uía de baron decendiento por linia Recta
del ynga Manco Capac Señor Natural q fue de estos Reynos y por Vía de
Madre de quilaco Yupanqui Ynga del Ay/lo Caruacalla del Pueº de Pacari-
tam bo de la Sangre de los Y ngas y Como tal deuer gosar de los fueros Priuile-
gios franquesas Exempciones y Liuertades que gosaron los dhos Sus Padres y
ante pasados y gosan los Nobles decendientes de los Yngas Señores que fue-
ron
[8]
De esta tierra Comforme a las Cedulas Reales despachadas Sobre esta Razon
y asi lo proueyo y firmo = Lisenciado Juan Ayllon = Sancho de Orue Ex 00
Publico y Cavildo. Concuerda Con su Original que para este eferto Ante mi
Excriuieron Dº Juan Santa Cruz hanco Sutic Callapiña = Dº Thomas hanco
Sutic Callapiña = hermanos E hijos Lexitimos qU'e dijeron Ser de Don Pedro
Su tic Calla piña y Nietos de Dº Rodrigo Calla piña = y Dº Diego Chuyacama y
Don Geronymo Luna = y Don Geronymo = Lucas Cusiguaman y Boluieron
alleuar a su poder a que me Refiero y para que de ello conste de pedimento
de los suso dhos Doi el presente en el Pue 0 de U:rcos de la Provª de quispi-
canche a Veinte y dos días del mes de Junio de mili y Seiscientos y nouenta
y dos años Siendo testigos Peº Alfonso del Castillo = El Alferes Dº franco
Nauarrete y Mateo Masías de la Peña presentes = Entre Renglones = que no
Vale =testado= Ynga = no Vale = mas testado = del =fe= no vale= entre
renglones= c[r]on = y enmendado= fue respetada= Vale Y en fee de ello lo
signo y firmo= En testimonio de Verdad= franCº[?] Cauesudo Exºº Publico
Concuerda este traslado con otro[?] traslado q ant mi Exiuieron Dn
Vizente Callapiña [y] Ysidro Callapiña bisnietos que dijeron ser de Don Ro-
drigo Callapiña aquien lo bolui a entregar uno y otro y para que consta con
el presente de su pedimento. En Baile de Urubamba Marquesado de Oro pasª
en dies y ocho dias del mes de Nobiembre de mil setecientos dies y ocho años
cien do testigos Ysidro de Quiñas J oseph Carrasco presentes =
NOTAS
(2) Además del ciclo mítico que relata la aparición de los antepasados en Pacariqtambo,
hay otro que se centra en el lago Titicaca y las ruinas preincaicas de Tiwanaku. Los
mitos de este último ciclo relatan el papel de la deidad T'iqsi Wiraqocha en la crea-
ción del sol, la luna, las estrellas y el origen de los hombres (Guamán Poma 1980:
ff. 80-87; Murúa 1946: 7).
(3) En los Andes, cualquier estudio de documentos históricos debe inevitablemente en-
frentar el problema de las tremendas variantes en la ortografía de la lengua quechua
que se encuentran en crónicas, documentos locales, mapas, etc. He empleado, con
la mayor consistencia posible, la ortografía del quechua del Cusco-Collao, fácilmen-
te disponible en el Diccionario Quechua Cuzco-Collao de Antonio Cusihuamán
( 1976). En las citas he mantenido los nombres propios y los topónimos en su forma
original, a fin de no recargar estas páginas con lo que serían innumerables paréntesis.
( 4) No existe ningún término enteramente satisfactorio para esta forma narrativa. Allen
emplea la frase "historia mítica" ( 1984 ), mientras que Randall emplea tanto "mito-
historia" como "mitistoria" ["mythstory"] (1984 ). Decidí usar "mitohistoria" por-
que me parece que este término denota en forma más clara el status mítico e histó-
rico potencialmente equivalente y simultáneo - y así, ambiguo del todo- de los re-
latos contenidos en estas versiones.
(5) La equivalencia usada aquí para la legua es: una legua= 5.5 kilómetros. Esta parece
haber sido la medida standard de la legua común, usada para medir itinerarios en la
España del siglo XVI (Chardon 1980).
( 6) Betanzos dice, en su más temprana versión ( 15 51) del mito de origen, que los ante-
pasados estaban emparejados como esposos; las parejas se relacionaban entre sí por
orden de nacimiento, en base a su aparición en la cueva de Tampu T'oqo (Betanzos
1986: 11-12). Aunque la mayoría de los cronistas españoles dicen que ocho ante-
pasados salieron de esa cueva, Cieza de León señala que solamente hubieron seis,
tres hermanos y tres hermanas (1975 [1553]: 14-15). En algunas de las versiones
que recogí en Pacariqtambo se dice que sólo hubieron tres hermanos: "Los Herma-
nos Ayares". Hoy, los nombres mencionados más comúnmente en Pacariqtambo
para los hermanos son Ayar Manqho, Ayar Kachi y Ayar Awka.
(7) No entraré aquí en el debate sobre la naturaleza de la deidad Wiraqocha, o T'iqsi
Wiraqocha, tal como aparece en las crónicas españolas. Baste con decir que éste fue
el personaje (o conjunto de personajes) central de la ideología religiosa imperial
cuya naturaleza y atributos exactos en el pensamiento incaico son hoy difíciles de
recuperar. La razón de esto es, principalmente, que los diversos cronistas desarrolla-
ron diferentes comprensiones de este personaje y que desde el inicio del período
colonial parece haberse dado una confluencia entre Wiraqocha y el dios cristiano
occidental, junto con el concepto cristiano de la Santísima Trinidad (cf. Duviols
1977; MacCormack 1984; Pease 1973; Rostworowski 1983; Urbano 1980, 1981,
1986, 1988).
(8) La organización sociopolítica y ritual de la ciudad imperial del Cusco se basaba en
la división de la población del valle en diez ayllus reales (llamados panaqas) y diez
no reales. Los ayllus reales estaban idealmente compuestos por los descendientes
de los reyes incas, con la excepción del sucesor al trono, quien formaba su propio
ayllu real (Zuidema 1964, 1986; Rostworowski 1983). Los ayllus no reales se ori-
ginaron en los diez creados por los antepasados en Pacariqtambo. Los miembros de
los ayllus reales y no reales del Cusco formaban una jerarquía en doble hilera de
linajes nobles del imperio cuando se los oponía a los linajes de los ayllus de comu-
neros fuera del Cusco (cf. Rowe 1985a: 35-36).
(9) Se decía que los chillkas, cuyo territorio incluía a Araypalpa, Paruro, Pocoray y
Aqcha , fueron desplazados a esa zona desde Pacariqtambo por Tupa Inka (Poole
1984: 91 -92).
( 1O) Hasta donde sé, la primera persona que intentó identificar los topónimos del mito
de origen en el territorio geográfico del actual distrito de Pacariqtambo fue Luis A.
Pardo (1941 y 1957). Como arqueólogo y dueño de la hacienda Waynakancha, él
dio también las más tempranas descripciones completas de las ruinas de Maukallaq-
ta y Pumaurqu. Desafortunadamente, su mapa contiene muchos errores en la loca-
lización de lugares en la ruta desde Pacariqtambo (Maukallaqta) al Cusco. Pardo
concluyó, como yo, que Tampu T'oqo debería ser identificado con el yacimiento
de Pumaurqu, y que Haysquisrro probablemente se refiere a Yaurisque (Pardo
1957: I, 32-47).
( 11) Mis agradecimientos a Goyo Coronel González, que me permitió copiar unas 200
páginas de documentos originales de la colección Coronel en 1985.
( 12) En el documento Callapiña hay una curiosa inconsistencia histórica en lo que al
nombre del pueblo de Pacariqtam bo se refiere. Esto es, en el material de 1 569
hay varias referencias a la "reducción de San Pedro de Pacaritambo". Por ejemplo,
en la primera página del documento se hace referencia a la comunidad con este
nombre (Apéndice). Los problemas son, en primer lugar, que la reducción luego
conocida como Pacariqtambo no fue fundada hasta 1571 (dos años después de que
fuese redactado el documento) y, segundo, que cuando el pueblo fue fundado, se
llamó originalmente San Pedro de Quiñoca (Ulloa 1909). Pacariqtambo era el nom-
. bre de un repartimiento de indios, algunos de los cuales fueron reducidos al pueblo
en cuestión. En los documentos históricos de que dispongo no es común referirse
al pueblo como "Pacariqtambo" hasta mediados de la década de 1590. Puesto que
Pacariqtam bo no existía cuando la causa original registrada en el documento Calla-
piña ( 1569) tenía lugar, las referencias en el material de ese año a la reducción de
los ayllus en un pueblo de este nombre probablemente representen enmiendas efec-
tuadas al texto cuando éste fue copiado en 1692 o 1718. La finalidad de las mismas
probablemente fue la de clarificar la relación entre los ayllus mencionados en el
documento original de 1569 y el pueblo de Pacariqtambo, que ya existía -y era
conocido con ese nombre- hacía más de un siglo cuando se hizo la primera copia
del documento de 1569.
(13) En el documento Callapiña, los ocho testigos, que declararon en cuatro parejas, son
identificados como sigue :
a) Diego A tao Yupanqui (85 años de edad)
Santiago Aucamira (93 años de edad)
b) Domingo Pascac (98 años de edad); parroquia de San Bias
Francisco Rauraua ( 106 años de edad) ; parroquia de San Gerónimo
c) Juan Pisarro Yupanqui ( 120 años de edad) ; parroquia de Belén
Gonzalo Llamac Auca Inga (94 años de edad); parroquia de Belén
d) Martín Natipi Yupanqui (132 años de edad)
Francisco Apuranti (108 años de edad) ; estos dos hombres, que sostenían ser
compadres de Rodrigo Sutiq Callapiña, vivían en el pueblo de Larapac, enco-
mienda de Pedro Alonso Carrasco.
(14) R. Randall argumenta, en un reciente estudio de una "mitohistoria" registrada por
Cabello· Val boa ( 1951: 364, 408-16), que dos de los personajes de esa versión (Kila-
ku Yupanki Inka y Qori Qoyllur) pueden ser identificados con personas incluidas
en la genealogía de Rodrigo Sutiq Callapiña. Como anota Randall, un hombre lla-
mado Kilaku Yupanki era el hijo de Awki Thupaq Yupanki, hermano por los cuatro
costados del Inka Wayna Qhapaq. Por lo tanto, la legitimidad de Kilaku como inca
era tan pura que solamente seguía al Inka Waskar mismo (Randa!! s.f.). Los comen-
tarios de Randall sobre la genealogía de Rodrigo fueron hechos en base a una lectu-
ra de una versión anterior de este trabajo .
( 15) Además de la referencia de Sarmiento a Chañan Qori Kuka, el cronista indio Pacha-
cuti Yamqui menciona a una mujer llamada Chhañancoricoca que luchó con los
incas en contra de los chankas y un grupo conocido como los Hancoallos ( 1950
[1609] : 238).
( 16) En la edición de 1964 de la crónica de Cobo, el nombre de esta waka aparece como
"Tanancuricota" (1964: 184 ). Rowe señala, en su reciente transcripción del mate-
rial sobre el sistema de los ceques proporcionado por Cobo, que este nombre debe-
ría leerse "Chañan Curi Coca" (Rowe 1980: 241 ).
( 17) El documento en cuestión transcrito abajo:
Fecha: 17.V. 1568
Don Francisco Paucar, principal del Pueblo de Pachicti y Sebastian Curillo, prin-
cipal del pueblo de Caruacalla y Bautista Princoncho del pueblo de Quinuara y
don Luis Sutic, principal del pueblo de Acchacara [?] y don Diego Calla Paucar,
principal del pueblo de Cuño y don Diego Chalco, principal del pueblo de Cuy-
pa, que todos se incluyen en el repartimiento de Pacaritam bo de ta encomienda
de don Luis Palomino, sujetos a don Pedro Calla Pina su cacique y senor princi-
pal. Dan poder a García de Esquive! en la Real Audiencia de Charcas y a don
Luis Paucar, Francisco Rauraua, Bernabé Chateo, Andrés Yaure y don Alonso
Chalco, que están ausentes, a todos juntos para que representandolos pidan a Su
Magestad y a su Real Audiencia de Charcas que nombren al dicho Pedro Calla
Pina por su cacique principal y señor de todo el repartimiento de Pacaritam bo ,
como lo es y le pertenece de derecho por linea recta y "espela y espiue" a don
Alonso Cauncho cacique que al presente es por Maña y los desagravien de los
agravios que les hace el dicho Cauncho.
Presentan contra Cauncho memoriales firmados de los principales.
Fecho en Cuzco.
(Archivo General de la Nación , Lima ; comunicación personal de Luis Miguel Gtave).
( 18) El ayllo Pachecti, que solamente tenía un miembro en 1831, (A. D.C. , Libros de Te-
sorería Fiscal del Cuzco, Libro No. 2), fue eliminado como ayllu de Pacariqtam-
bo a comienzos de este siglo (Urton 1988). Sus tierras fueron tomadas por la fami-
lia Flores, dueños de la hacienda Rumiticti (A.D.C., Libros del Concejo Provincial
del Cuzco; "Contribución Predial Rústica", No. 95 , Prov. de Paruro, 1897; y Archi-
vo del Ministerio de Agricultura, Paccarectambo, Exp . 4281 , 1942).
( 19) Los siguientes pasajes de la composición de tierras apoyan la sugerencia de que el
"camino real" fue un hito de las tierras del ayllu :
" . .. en el ayllo de San Miguel, lugar Urinca [hay ] dos fanegadas [ una unidad de
medida], en Accorque cinco fanegadas y en lugar de Mayllaspay y Muchuchaqui
JO [fanegadas] que bordean el camino real que viene de Lla tierra de] Chumbivil-
cas ... " (Archivo Min. Agri ., Cuzco ; Exp .# 5877, 1944 : 13).
Y·
· Item : 12 fanegadas que van desde los mojones de los indios de Naiva [Nayhua]
todos los cuales corren desde et pueblo viejo de San Mi~uel y lindan con un cerri-
llo hasta los dichos mojones y en otra parte [confinan j con el lado de arriba del
camino real del Cuzco . .. (Archivo Min . Agri., Cuzco ; Exp.# 5877, 1944 : 14).
Nota del traductor: Los fragmentos han sido retraducidos del inglés al castellano.
(20) La causa en cuestión, fechada el 16 de mayo de 1659, concierne a una disputa sobre
un pedazo de tierra llamado "Pallata". Matheo Sanches de Medina, dueño de la pro-
piedad , sostenía que ésta se hallaba en peligro de ser usurpada por una hacienda ve-
cina propiedad de Angela del Castillo, viuda de Alonso Carrasco. Varios años des-
pués, en 1689, Palla ta fue identificada como tierra de puna sin cultivar poseída por
BIBLIOGRAFIA
l. FUENTES PRIMARIAS:
DURAN, D.
1964 The Aztecs: The History of the Indies of New Spain. Trans.
and ed. by D. Heyden and F. Horcasitas. Orion. New York.
DUVIOLS, Pierre
1977 "Los nombres Quechua de Viracocha, supuesto 'Dios Creador'
de los evangelizadores", Alipanchis Phuturinqa, 10: 53-64.
Cusco.
1979a "Datation, Paternité et idéologie de la 'Declaración de los
Quipucamayos a Vaca de Castro"'. Dans: Les Cultures Ibéri-
ques en Devenir. Essais publies en homenage a la mémoire de
Marce! Bataillon (1895-1977). La Fondation Singer-Polignac.
París, pp . 583-591.
1979b "La dinastía de los Incas, ¿Monarquía o Diarquía? Argumen-
tos heurísticos a favor de una tesis estructuralista", Journal de
la Société des Américanistes, 66. París.
1980 "La guerra entre el Cuzco y los Chanca: historia o mito?",
Revista de la Universidad Complutense, 28, 117: 363-3 71.
GADE, Daniel W. and ESCOBAR, Mario
1982 "Village Settlement and the Colonial Legacy in Southern
Peru", Geographical Review, 72, 4: 430-449.
GONZALES HOLGUIN, Diego
I 9 5 2 [ 16 08] Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada len-
gua Qquichua o del Inca. Instituto de Historia, U.N.M.S .M.,
Lima.
GOODY, Jack
1977 The Domestication of the Savage Mind. Cambridge U niversity
Press. Cambridge.
GUAMAN POMA DE AY ALA, Felipe
1980 [1583-1615] El primer nueva corónica y buen gobierno. Ed . porJ.V. Murra
and R. Adorno. Siglo XXI. México, D.F.
HAMPE MARTINEZ, Teodoro
1986 "Sobre encomenderos y repartimientos en la diócesis de Lima
a principios del siglo XVII", Revista Andina, 4, I : I 73-194.
JIMENEZ DE LA ESPADA, Marcos
1892 Una antigualla peruana. Tipografía de Manuel Ginés Hernán-
dez . Madrid.
KATER, Marijke
s.f. "Informe preliminar del estudio económico-social del cultivo
de la papa en la comunidad de Paccarectambo en la provincia
de Paruro: La desaparición de la papa Huayro". ms.
1988 De Ongelijke Strijd Tussen Twee Landbouwsystemen. Docto-
raal-scriptie Sociale Geografie. University of Amsterdam .
MacCORMACK, Sabine
1984 "From the Sun of the Incas to the Virgin of Copacabana",
Representations, 8: 30-60.
MALAGA MEDINA, Alejandro
1979 "Aspecto Urbano de las Reducciones Toledanas", Revista de
HistoriadeAmérica,88: 167-183.
MEYERSON, Julia L.
s.f. Tambo : Life in an Andean Village. University of Texas Press
( en prensa).
MUELLE, Jorge C.
1950 "Pacarectambo. Apuntes de Viaje", Revista del Museo Nacio-
nal. 14: 153-160. Lima.
MURUA , Martín
1962 [1590] Historia general del Perú, origen y descendencia de los Incas.
Vol. l. Biblioteca Americana Vetus, l. M. Bal!esteros-Gaibrois
( ed.). Madrid .
PACHACUTI Y AMQUI SALCAMA YGUA, J oan de Santa Cruz
1963 [ 1613] Relación de antigüedades deste reyno del Perú. Biblioteca de
Autores Españoles, 209. Madrid .
PARDO, Luis A.
1941 "La metrópoli de Paccarictambu: el adoratorio de Tamputto-
cco y el itinerario del camino seguido por los hermanos Ayar" ,
Revista del Instituto Arqueológico del Cusco.
1957 Historia y Arqueología del Cuzco. Dos volúmenes. Cusco.
PEASE, Franklin
1973 El Dios Creador Andino. Mosca Azul Editores. Lima.
1977 Collaguas l. Ed . por F. Pease. Pontificia Universidad Católica
del Perú. Lima.
POOLE, Deborah A.
1984 Ritual-Economic Calendars in Paruro: The Structure of Repre-
sentation in Andean Ethnography. Ph.D. dissertation. Univer-
sity of Illinois. Urbana-Champaign.
PORRAS BARRENECHEA, Raúl
1986 Los Cronistas del Perú (1528-1650). Biblioteca Clásicos del
Perú , 2. Banco de Crédito del Perú. Lima.
RANDALL, Robert
1987 "Del tiempo y del río: El ciclo de la historia y la energía en la
cosmología incaica", Boletín de Lima, 54: 69-95.
s.f. " The Mythstory of Kuri Qoyllur: Sex, Seques and Sacrifice in
Inka Agricultura! Festivals", ms.
RELACION . ..
1974 [ 1542/ 1608] Relación de la descendencia, gobierno y conquista de los Incas,
por Callapiña, Supno y otros quipucamayoqs. Prólogo de Juan
José Vega. Ediciones de la Biblioteca Universitaria. Lima.
ROSTWOROWSKI DE DIEZ CANSECO, María
1983 Estructuras Andinas del Poder. Instituto de Estudios Peruanos.
Lima.
ROWE, J ohn H.
1945 "Absolute Chronology in the Andean Area", American Anti-
quity, 10, 3 : 265-284.
1946 "In ca Culture at the Time of the Spanish Conquest". In : Hand-
book of South American Indiana. B.A.E., Bulletin 143 , Vol. 2:
183-330. Washington D.C.
COMENTARIOS
de este Jugar "y que sus relaciones con los ción del encomendero de Pacariqtambo, el
mitos del Titicaca serían todavía más te- poderoso . Pedro Alonso Carrasco, quien
nues". En un estudio reciente (Bouysse- jugó un papel de primer rango en la reorga-
Cassagne. Lluvias y cenizas. Hisbol, 1988), nización política del sur andino ( de paso,
hemos podido comprobar que los mitos la- no se deben confundir repartimiento, uni-
custres tienen, ellos también, fundamentos dad fiscal, y encomienda, beneficio perso-
históricos. La doble creación del Titicaca nal; un mismo encomendero puede recibir
está vinculada con un diluvio que tuvo Ju- los ingresos de varios repartimientos).
gar efectivamente a orillas del lago ( 5000 Lo más extraño del caso es que esta soli-
a. de C. - 250 a. de C.) después de un pe- citud interviene cuando el nuevo virrey To-
riodo de aridez . Este se inscribió en la me- ledo se empeña en demostrar la ilegitimidad
moria mítica como un Pachacuti y como por "tiranía" no solamente de los Incas,
un mito cósmico de creación de las huma- sino de los "señores naturales de la tierra"
nidades. Al igual que el mito de Pacariq- y pretende arruinar las bases políticas y
tam bo, éste se refiere a lugares precisos: la económicas del poderío cacica! (como lo
isla del sol, "donde el primer sol fue perdi- evidencia bien Assadourián en un artículo
do por el agua y a Tiwanaku-Taypicala". de Hisla, 1983). El éxito de un Callapiña en
Podemos preguntarnos si este mito cos- ocupar el cargo de "cacique-gobernador"
mogónico y centrado en un lugar sagrado más tarde probaría el logro de estas "pro-
no fue apropiado por los incas en un mo- banzas" que el mismo Toledo intentó pro-
mento de su historia como una necesidad hibir. Confirmamos que en muchas partes
de sustentar su propia "mitohistoria" con del sur andino, a fines del s. XVI y a Jo lar-
un mito de origen cosmogónico basado en go del XVII, dinastías étnicas multiplicaron
un centro religioso de suma importancia. este recurso jurídico para asentar nuevas
Queda planteado, sin embargo, el momento formas de legitimación: escudos, títulos . . .
de esta incorporación. Antes de la anexión Los mallku Charcas son los más famosos
del Collao por los Incas, sabemos que Colla (una encuesta franco-británica en curso de
Capac "mandó sacrificar al sol en el Cusco" elaboración mostrará la variedad de formas
(b¡yo Pachacutec), es decir que probable- antagónicas que cobraron estas "informa-
mente los intercambios religiosos precedie- ciones de servicios y méritos").
ron a la conquista militar propiamente di- No menos relevante parece la inscripción
cha y que sólo Tupac Yupanqui fue quien territorial del mito en relación con la ope-
se declaró "devotísimo al sol de la isla Ti- ración de reducción. Dos hechos revelan la
ticaca". La derrota de los Collas, sus rebe- profunda continuidad de la organización,
liones contra el poder cusqueño, el cautive- concreta (por una y otra parte del "camino
rio de sus dioses en la capital del imperio real") y simbólica, del espacio : los once
son concomitantes con la apropiación in- "pueblos" pre-toledanos se encuentran for-
caica de sus lugares sagrados del Titicaca. mando once "ayllus" en la reducción (aun-
¿Hasta qué punto esta conquista no signi- que el onceno queda poco claro: la lista de
ficó también desde el punto de vista míti- Ulloa deja pensar en una repetición con
co, al mismo tiempo que una apropia~ión, error de transcripción/lectura); y los seis
"una manera de establecer una especie de "anejos" remiten a estos antiguos (y sagra-
distancia entre lo que es primero desde el dos) asentamientos. Ahora convendría sa-
punto de vista temporal (la isla Titicaca, el ber cuál fue el grado de ocupación real de
lago, los Collas) y lo que es primero desd~ la reducción : si las unidades domésticas
el punto de vista del poder, entre el pnnc1- volvieron a poblar de nuevo sus anejos ( o si
pio que está cronológicamente en el origen ellos fueron "invadidos" por forasteros) y
del mundo y Jo que preside su ordenamien- si el "pueblo" oficial se limitó a una fun-
to actual"? ción de centro administrativo y simbólico.
Volviendo a Pacariqtambo, la puesta en SegÚn la respuesta, habrá que matizar el
evidencia por el autor de esta manipulación impacto "traumatizante" o etnocidiario del
de un mito de origen dinástico por un lina- reagrupamiento poblacional operado por
je local nos parece muy convincente. Sería los jueces-revisitadores toledanos.
útil también plantear una posible interven- En resumidas cuentas, este sugestivo tra-
bzjo nos obliga a pensar de qué manera o interpretación de las crónicas españolas, su
"cómo se escribe la historia" (P. Veyne) en propia aproximación al papel de la inten-
este rincón de los Andes. El uso por Sar- cionalidad individual, las relaciones de po-
miento de sus informantes indígenas indica der y el contexto histórico en la creación y
que los últimos quienes acaban de hablar perpetuación de relatos mitohistóricos, tie-
tienen la razón : lo prueba la "concretiza- ne en algunos aspectos más reminiscencias
ción" entre 1542y 1569delacuevamatriz de los primeros trabajos de Rowe sobre
en el valle de Pacariqtambo. Dicho de otra Pachacu ti y la creación de la religión estatal
manera, ¿acaso no nos hubiéramos conten- incaica que del tratamiento que hace Zui-
tado las más de las veces con escribir una dema del mismo material. Igual que Rowe,
historia de los vencedores? Urton está más interesado en las dimensio-
nes humanas y sociales de la producción
ideológica que en su congruencia con prin-
Richard L. Burger cipios organizativos abstractos y eternos.
Ya/e University Aunque el artículo evita explícitamente
Department of Anthropology historizar el contenido del mito de los In-
P.O. Box 2114 Ya/e Station kas, sí apoya la perspectiva de que alguna
New Haven, CT 06520 versión del mito de Pacariqtambo efectiva-
E.U.A. mente existió en tiempo de los Inkas. Su in-
clusión en algunas de las primeras crónicas
El estudio de Gary U rton es un excelen- y en litigios posteriores apoyada por nume-
te ejemplo de innovación histórica erudita rosos testigos aparentemente descartaría la
antropológicamente informada. Substancial interpretación del mito como una fabrica-
en su contenido, explícito en su razona- ción colonial. Además, el análisis de Urton
miento y acertado en sus juicios, el artículo proporciona argumentos muy sugestivos de
reexamina el bien conocido mito de origen por qué el área de Pacariqtambo podría ha-
de los Inkas como una construcción artifi- ber sido elegida por los Inkas como escena-
cial dentro del contexto de la temprana re- rio particularmente apropiado para tal rela-
estructuración colonial de los Andes Cen- to mitohistórico. Urton incluso acepta dos
trales. Más que explayarse en la relación sitios arqueológicos que los Inkas podrían
problemática de los diferentes relatos con haber identificado con el Pacariqtam bo y el
la historia incaica actual, lo que hace Urton Tamput'oqo del mito. Además, identifica
es centrarse en el modo cómo estos episo- otros términos geográficos mencionados en
dios mitohistóricos se convirtieron en parte la versión del mito por Sarmiento con luga-
de las crónicas y en quiénes podrían haber- res concretos del paisaje.
se beneficiado con su inclusión, más que en Estos avances son los cimientos de un
historias de creación alternativas. Con el futuro estudio complementario e inspirado
propósito de llevar a cabo esto, él examina por el presente. Sin asumir los hechos que
la estructura de las comunidades del sur están en la base del relato mitohistórico es
andino en los siglos XVI y XVII. La infor- posible ver la manera cómo la élite incaica
mación etnográfica recogida en el Pacariq- del Tawantim.uyu remoldeó su historia para
tam bo actual resulta crucial para clarificar construir el mito de sus orígenes. Los datos
referencias dispares y ambiguas sobre la para hacer esto serían, por supuesto, princi-
geografía local y la organización social. Es- palmente arqueológicos y derivados de tra-
ta aproximación tiene el mérito de maximi- bajo de campo en la provincia de Paruro. A
zar las fuerzas de la evidencia disponible. Si fin de apreciar las transformaciones forjadas
bien no hay una base suficiente para explo- por el mito, sería necesario comprender el
rar la "historicidad" de estos mi tos de ori- papel del área de Paruro en la formación del
gen, hay una vasta información de archivos Estado incaico. Mediante un estudio inten-
para explorar el rol de grupos particulares sivo será posible arrojar luces sobre cómo la
y de individuos que favorecen versiones es- élite incaica procuró manipular este relato
pecíficas de este relato mitohistórico. En mitohistórico a través de actos concretos,
tanto Urton explícitamente aboga por el tales como peregrinaciones, rituales, entie-
enfoque estructuralista de Zuidema para la rros y otras actividades. ¿Quiénes tenían
que más allá del Collasuyu existieran nue- porte en cada uno de estos sectores efecti-
vos espacios, tales como Chile y Tucumán, vamente ocupados por el Cusco (Levillier
que en el tiempo de los últimos incas no 1928; Lorandi 1988).
hubiesen sido incorporados a esa cosmogo- La identificación de los personajes que
nía integradora que explicaba y daba cuen- participan y atestiguan en los juicios de Pa-
ta del "orden del mundo", al menos en cariq tambo como posibles informantes de
esos términos mítico-políticos de los cua- la encuesta del virrey Toledo y de la cróni-
tro grandes suyus. ca de Sarmiento de Gamboa, nos aporta
En su estudio sobre la Cap acocha, Pierre nuevas claves metodológicas para investigar
Duviols menciona una probable caravana las bases de la conquista española de suce-
que desde Chile se dirige al Cusco transpor- sivos espacios económicos. Si bien éste es
tando todas las ofrendas para esa celebra- un hecho conocido desde los relatos sobre
ción ecuménica. La Capacocha era la cele- la "entrada" de Diego de Almagro, hasta
bración más abarcativa en términos políti- ahora no se ha profundizado en el tema de
cos y estaba destinada a consolidar la legiti- las consecuencias de esa percepción estatal
mación que los dioses del Cusco ofrecían a de las márgenes meridionales de su territo-
los dioses y pueblos conquistados por inter- rio y . tampoco se ha buscado nuevas fuen-
mediación del ritual ofrecido por el Inca. tes que nos arrojen mayor luz sobre este
Carecemos en cambio de información sobre asunto.
una probable participación del Tucumán en Creo entonces que para avanzar en el co-
estas fiestas religiosas cusqueñas. Pero apar- nocimiento sobre la percepción del espacio
te de esta breve mención sobre Chile como económico, político y social que tuvieron
territorio integrado al espacio sagrado, esta los incas sobre estos territorios ubicados en
región y el Tucumán son reiteradamente los límites meridionales del imperio, es im-
mencionados en todas las crónicas en for- prescindible investigar el problema en sus
ma particularizada, es decir que hacia el sur propias fuentes. Es decir, lo que en las cró-
se encontraban el Collasuyu, Chile y Tucu- nicas aparece difuso o confuso, tal vez pue-
mán como espacios diferentes y diferencia- da ser descubierto o aclarado buscando esa
bles (Cieza de León, Garcilaso de la Vega, información en los papeles del Cusco.
Guarnan Puma, Santa Cruz Pachacuti, entre Hace pocos días descubrimos por error
otros). Por el contrario, en los estudios re- de archivística unos papeles referentes a un
cientes, Chile y Tucumán son incluidos en · lugar llamado Horuro y que fue confundido
el Collasuyu , sin más crítica ni reflexión. con el Oruro de Bolivia (del Río, informa-
Gary Urton destaca claramente la mani- ción personal). En realidad Horuro se en-
pulación del mito-historia del origen de los cuentra en la zona de Sicuani o Chicoana,
incas en Pacariq tambo con fines coloniales, cerca y al sur del Cusco, sitio de donde pro-
hecho que revela la rápida y a la vez mutua venían grandes contingentes de mitimaes
adaptación de invasores e invadidos a las instalados en la provincia inca de Chicoana
nuevas reglas del juego que se imponen. Los en el N.O. argentino, según la información
cronistas, en particular Sarmiento de Gam- del historiador jesuita Pedro Lozano
boa, que escribe al servicio de las reformas (1874). Entre los ayllus mencionados en
toledanas, y los caciques principales de esos papeles figura el ayllo p acioca (o ma-
Pacariqtambo, así como otros agentes de pacioca), grupo que encontramos en el va-
uno y otro bando, entretejen los hilos del lle Calchaquí en los siglos XVI y XVII y
antiguo sistema para afirmarse en el nuevo que jugó un rol preponderante en relación
telar colonial. Lo mismo sucede cuando los con la presencia en esa zona de un falso
españoles inician las conquistas de Chile y inca, llamado Pedro Bohórquez, en reali-
Tucumán y tratan de identificar los límites dad un pillo español de larga historia.
de sus respectivas jurisdiccione1, de poder, Lo que deseo destacar en relación con el
donde aparecen las contradicciones entre la trabajo de Gary Urton es que en el caso tu-
percepción incaica de los respectivos lími- cumano se observa una vez más la manipu-
tes de Chile y Tucumán y la percepción de lación en tiempos coloniales de las realida-
espacio en términos de las dificultades y des y concepciones prehispánicas, tanto
posibilidades españolas de acceso y trans- míticas como históricas, que se prolongan
hasta tiempos tan recientes como mediados de Paraguay, Río de la Plata y Tucumán.
del siglo XVII. En nuestro caso se trata de Colección de Obras, Documentos y No-
un grupo que hacía al menos siglo y medio ticias o poco conocidas. Buenos Aires
que había sido arrancado de su lugar de ori- 1874. '
gen, pero que al parecer no había perdido
la memoria sobre el mismo ni su identidad. Deborah A. Poole
En un trabajo anterior (Lorandi 1988) nos Dept. of Anthropology
preguntábamos cómo era posible que los New School for Social Research
pueblos del valle Calchaquí, que aparente- 65, Fifth A venue
mente habían eludido las prestaciones im- New York, NY 10003
puestas por los incas -según refieren las Estados Unidos
crónicas-, hubieran aceptado en el siglo
XVII la presencia de un (falso) inca, jugan- Por muchos años los etnohistoriadores
do un rol de liderazgo en la etapa final de han hecho grandes esfuenos para desenre-
la larga resistencia que impidió durante 130 dar las numerosas -y a menudo conflicti-
años la conquista hispánica de ese .valle. .fü vas- tramas de la historia andina. La mate-
descubrimiento de que los paciocas prove- ria prima de su trabajo ha sido un registro
nían de Sicuani, tan próximo al Cusco, nos histórico compilado por administradores
ofrece un argumento menos sofisticado, pe- españoles y unos cuantos cronistas indus-
ro más cercano a la realidad y que resuelve triosos de comienzos de la colonia. Dado
la aparente contradicción que surgía del he- que la tarea del etnohistoriador es rescatar
cho de que los incas tuvieran que imponer de estos documentos una perspectiva andi-
duramente sus dominios a los calchaquíes na o indígena del pasado, su aproximación
mediante grandes guarniciones de mitimaes, a este archivo ha sido selectiva. Las fuentes
y el revaival del prestigio del emperador co- son privilegiadas o no según la medida en
mo medio para resistir la nueva conquista. que se juzgue que preservan una perspecti-
Es decir, de explicar este suceso casi como va "andina", un punto de vista "indígena"
una manifestación anticipada del mito del o un vocabulario y sintaxis quechua. Esta
Inkarri, pasamos a una explicación históri- metodología etnohistórica está inspirada en
ca que, si bien no alude los componentes una filosofia de la historia en la que se ve
ideológicos que contiene, puede dar cuenta voces "indígenas" y "españolas" formando
de una situación concreta, vinculada a la narrativas competidoras, aunque separadas,
permanencia en la zona de esos antiguos del pasado. Según el método etnohistórico
mitimaes, compartiendo un espacio con sus tradicional, estas narrativas Juego deben ser
pobladores originales y no exentos de con- cuidadosamente revisadas por especialistas
flictos por el control de ese espacio. En equipados tanto para reconocer como para
suma: mito, poder y realidad en un paque- restaurar la integridad de los puntos de vis-
te difícil, pero no imposible de desatar. ta "andino" y "no andino".
Es contra este telón de fondo que la ori-
ginalidad y la importancia del artículo de
BIBLIOGRAFIA Gary Urton deben juzgarse. En el artículo,
el autor intenta estudiar un texto etnohis-
DUVIOLS, Pierre. "La Capacocha", Allpan- tórico bastante trabajado -el mito de ori-
chis, 9. Cusco, 1976. gen de los hermanos Ayar- desde el punto
LEVILLIER, Roberto. Chile y Tucumán en de vista novedoso (para los etnohistoriado-
el siglo XVI (El conflicto Villagra-Núñez res) de la comunidad local donde tiene Ju-
del Prado). Praga, 1928. gar este mito. La habilidad de Urton para
hablar desde este punto de vista local es fa-
LORANDI, Ana María. "Notas y Reflexio- cilitada por sus varios años de trabajo de
nes sobre la percepción incaica de Chile campo en la comunidad y por su acceso a
y Tucumán". Presentado en Jornadas de los archivos comunales y de hacienda loca-
Escuelas y Departamentos de Historia. les. Al combinar y contrastar las diferentes
La Plata, 1988. representaciones del pasado contenidas,
LOZANO, Pedro. Historia de la Conquista por una parte, en las "crónicas oficiales" y,
por otra, en los registros administrativos do y manipula torio que jugaron los podero-
que ( quizás) se hallan más cerca del cora- sos de la región de Pacariqtambo, Urton no
zón de los intereses locales, el autor sugiere solamente cuestiona intentos anteriores de
una aproximación revisada al estudio de la generalizar mitos registrados como eviden-
etnohistoria andina. En este enfoque, la cia de una mentalidad histórica ("una voz")
representación histórica es vista como un representativa de la cultura andina en gene-
proceso de construcción y diálogo negocia- ral. Presenta además espectros aún más in-
do entre actores históricos individualizados quietantes del interés individual, la coinci-
en vez de como un registro paralelo -y del dencia y la manipulación como factores
punto de vista individual, pasivo- de dis- que intervienen en la construcción de la
tintas "voces" étnicas o culturales. Para verdad histórica.
Urton, la metodología etnohistórica consis- La habilidad del etnohistoriador para
te en descifrar la lógica social y el juego del tratar con el individuo en la historia -y con
poder que constituían este diálogo cons- el acompañamiento de los "espectros" de la
truido. Si resucitar y redefinir "cultura an- polftica, el poder, el deseo y la verdad- de-
dina" ha de ser la tarea del etnohistoriador, pende, sin embargo, de _la crítica cue~tión
entonces, según Urton, esta "cultura" de- de cómo definimos el obJeto del estudio et-
berá entenderse no como una sola "voz" o nohistórico y el tipo de "verdad" que con-
punto de vista, sino como una compleja tiene. Aquí, a su vez, hay dos respuestas
cacofonía de voces cada una hablando des- posibles: podemos aproximarnos a los tex-
de un punto de vista muy particularizado. tos y declaraciones de nuestros informantes
El individuo -y no "la cultura" per se- (ya sea etnográficos o históricos) como a la
forma el sitio de producción para esa "voz historia o como al mito. Pese a que Urton
andina" que constituye el objeto de la bús- descarta esta diferencia como esencialmen-
queda del etnohistoriador. te carente de interés glosándola como mito-
El éxito de Urton en emplear este modo historia, yo sugeriría que esta distinción, de
de leer el pasado depende ante todo delco- hecho, es central a sus preocupaciones en
nocimiento cabal y de primera mano de la cuanto plantea la cuestión de quién cons-
topografía y organización social locales. truye la verdad en la historia. Para los his-
Por ejemplo, el itinerario de los hermanos toriadores, por supuesto, es un hecho bas-
Ayar es considerado en forma íntimamente tante aceptado que intereses individuales o
relacionada con las configuraciones políti- de grupo han moldeado en diferentes épo-
cas de las fronteras de los ayllus o moieties, cas el registro histórico occidental de mane-
en tanto la ubicación de la reducción de ras políticamente significativas. Así, por
Pacariqtam bo se explica en términos de la ejemplo, las crónicas toledanas se diferen-
geografía de sitios de origen locales. Estas cian rutinariamente de anteriores relatos
reelaboraciones de la materia prima de la independientes, en tanto se considera que
reconstrucción etnohistórica no sólo facili- los archivos de los jesuitas contienen un ti-
tan nuestra comprensión de las especifici- po de verdad cualitativamente diferente al
dades del mito mismo de Pacariqtambo. de sus contrapartes agustina o dominica.
Asimismo, hablan de la naturaleza peligro- Según el método historiográfico tradicio-
samente especulativa de esos estudios etno- nal, estas diferentes versiones se evalúan
gráficos tan frecuentemente realizados sin luego para determinar la que corresponde
el necesario trabajo de campo que los res- mejor a "lo que ocurrió realmente".
palde. Este mismo enfoque de los mitos de
Una segunda área, relacionada con la parte de los estudiosos varía radicalmente.
anterior, en que la reelaboración de Urton En parte gracias a la herencia estructu ralis-
del mito de Pacariqtambo contribuye a re- ta, a la que Urton se afilia, el "mito" se di-
pensar el método etnohistórico radica en el ferencia de la "historia" precisamente por-
material que revela acerca de los informan- que se considera que no contiene este ele-
tes individuales que proporcionaron la ma- mento de interés indiv.idual o, si lo tiene, se
teria prima tanto para el estudio etnohistó- lo considera irrelevante dado que se cree
rico como para la política de reasentamien- que un "mito" narrado por un individuo
to de Toledo. Al resaltar el rol intenciona- refleja estructuras que emanan del incons-
ciente cultural del individuo. Urton, en su vamente no fue ni más ni menos "tradicio-
discusión sobre Rowe, señala que, si bien nal" que la de los españoles que confronta-
lo mismo es cierto para el historiador o cro- ron. Aquellas versiones de etnohistoria y
nista de occidente, cuyos relatos hablan etnografía andinas que tratan de redefinir
tanto por "lo que realmente ocurrió" como "una cultura andina" como una forma de
por privilegiar principios narrativos tales tradición continua, aunque independiente
como el de cronología y el mecánico de de los caprichos y cálculos de cada indivi-
causa y efecto en el inconsciente cultural duo, se inspiran a este respecto menos en
europeo (posrenacentista), esta estructura- las realidades de la historia y cultura andi-
ción cultural o literaria de la representación nas que en aquellas categorías occidentales
histórica es generalmente considerada irre- que nos dicen que las culturas "premoder-
levante para el estudio de la historia qua nas" están formadas por tradiciones y la
historia. Se ve que como "historia" un tex- cultura "moderna", por creaciones indivi-
to habla por la persona y por el lugar y duales. Igual que las categorías mito e hi&-
tiempo en que fue hablado. De otro lado, toria, con las que se relacionan íntimamen-
se ve que un "mito" habla por los eternos te, tales con~trucciones de cultura no son
principios de un inconsciente cultural. A objetos naturales a ser clasificados y diseca-
este respecto, las categorías semánticas de dos como objetos naturalizados constitui-
"historia" y "mito" reflejan nuestra creen- dos a través del acto de cómo uno los estu-
cia europea o derivada del Renacimiento dia.
de que las sociedades no occidentales tie- El innovador enfoque de Urton del estu-
nen formas bastante diferentes de verdad dio de la tradición andina (la historia de
constituidas vía relaciones muy distintas origen de Pacariqtambo), nos sugiere mane·
con los individuos que producen esa ver- ras de cómo empezar a repensar este con-
dad. cepto de cultura a fin de oír mejor las vo-
Por eso, la distinción entre historia y ces discrepantes y apasionadas de aquellos
mito es central a las preocupaciones plan- individuos que a diario construyen, de ma-
teadas por el artículo de Urton y no ha de nera intencionada, tanto la cultura andina
explicarse fácilmente sea por neologismo o como la historia andina. En una época
elipsis. La meta de la etnohistoria, según la cuando las voces de este mismo pueblo an-
redefine Urton, es resituar al individuo an- dino se 0yen cada vez menos por el estruen-
dino como un agente en la producción de do de esas voces competidoras que tratan
la representación histórica. Para que esta de representarlas, las sugerencias de Urton
meta sea alcanzada plenamente, es necesa- de cómo debemos escuchar, hablan de las
rio no sólo repensar categorías tales como agudas ironías de la etnohistoria misma.
mito, repensamiento hacia el que Urton da
(Traducción de Sheila Campion)
un primer paso, aunque inseguro, en su for-
mulación de "mito-historia", sino también
hemos de empezar a trabajar a través de las
nociones relacionadas de cultura e incons- José Sánchez Purga
ciente cultural. Tal como lo demuestra elo- Centro Andino de Acción Popular
cuentemente el artículo de Urton, la rela- Apartado 173-B
ción del individuo con la cultura andina fue Quito, Ecuador
retrabajada y reelaborada en virtud de las
demandas de coyunturas y oportunidades Un estudio tan sugestivo como el de
históricas particulares. Los informantes, así G.U., además de las certeras preguntas que
como muchos de los cronistas, eran respon- se plantea y plantea a los documentos y a
sables por la formu )ación de la política lo- la información presentada por éstos, se en-
cal de reasentamiento y de reducción. Su cuentra saturado de otros múltiples inte-
papel en este proceso fue motivado e inten- rrogan tes. En el trasfondo de esta proble-
cionado, igual como lo fue el de los admi- mática no explicitada, en cuyo proscenio
nistradores y escribanos españoles que re- desarrolla el autor su análisis y argumenta-
gistraron sus testimonios. A este respecto, ción, nos parece importante referir algunas
la "cultura" que ellos construyeron colecti- observaciones de índole más antropológica
que histórica, pero que atañen muy de cer- son interrogantes que, no sólo en el caso de
ca al trabajo del etnohistoriador. ·· los señores del Cusco, sino también entre
Una primera cuestión se relaciona con el las élites de otros grupos étnicos (como los
concepto de "mito-historia", que G.U. no Chachapoyas), la etnohistoria andina tiene
define y sólo parece clarificarse a partir de que ir despejando.
su empleo a lo largo del texto. Si no se tra- Tres fenómenos parecen articular este
ta tanto de establecer los linderos entre el proceso: la remodelación de los recuerdos
"mito" y la "historia" cuanto de dar cuen- en base a una secuencia histórica, la recon-
ta de ese procedimiento por el cual se his- sideración del parentesco de acuerdo a una
toriza un mito, cabría preguntarse en qué ideología genealógica y no tanto como su
medida en los mitos de origen, como es el principio de origen, y su reinscripción en
caso del Pacariqtambo de los incas, se da ya nuevas prácticas y gestualidades sociales.
una reconstrucción mítica no originaria, en G.U. muestra que bajo la traslación/re-
la que los factores o aspectos etiológicos producción histórica del mito de origen de
del mito parecen producidos y organizados Pacariqtambo, y lo que ella supone como
en base a una historización y geografiza- manipulación de sus descendencias, los se-
ción del mito original. Según esto, nos pa- ñores cusqueños obedecen a una clara es-
rece que sería posible indagar algunos indi- trategia por hacer valer aquellos privilegios
cios precoloniales de ciertas formas de his- que les permitirán sustraerse a las imposi-
torización legitimadora de sus orígenes por ciones tri bu tarias de la administración co-
parte de los linajes cusqueños, siendo la lonial. Aunque, al mismo tiempo, la me-
misma fuerza legitimadora del pasado la moria hizo posible también una decisiva
que conduciría a una sociedad y a sus cla- contribución al proceso de autoconciencia
ses dirigentes a historizar el mito. llevado a cabo por curacas y "señores étni-
Pero esta modalidad primitiva de (re)- cos" para poder mantener su rango social
producción histórica a partir de una mate- y reafirmar en las nuevas condiciones del
ria prima mítica reviste en el caso de los cu- dominio colonial su posición y conciencia
racas y nobleza descendientes de los incas de clase en el preciso momento en que sus
una particular problemática que merece ser privilegios tradicionales se vieron amenaza-
discutida: se trata de esa ideología del lina- dos.
je y de la descendencia que supone una for- Esa recuperación política del pasado en
ma de memoria genealógica y que la aristo- momentos en que era destruido el equili-
cracia cusqueña se vio obligada a elaborar y brio social que lo explicaba simbólicamen-
desarrollar frente a una mentalidad españo- te, tuvo un alcance más amplio que el de la
la que manejaba este mismo principio legi- particular y estratégica manipulación de la
timador, gestado en Europa entre el siglo X memoria por parte de la clase dirigente in-
y XII con la "memoria feudal". En ambos caica, puesto que más allá de estos compor-
casos asistimos a una paulatina, pero irre- tamientos de las élites, el mismo fenómeno
versible sustitución de los valores y víncu- se extenderá a las otras regiones andinas y
los basados en las alianzas por aquellos fi- a otros "señoríos étnicos", pudiéndonos
liativos y hereditarios, lo que a la larga se preguntar en qué medida el pensamiento
convertiría en el principio fundamental de histórico, que los colonizadores instalan
una conciencia diferenciadora. como ideología dominante sobre todo el
Es evidente que la idea de linaje se irá Tahuantinsuyo, da lugar a nuevas formas
rarificando a medida que se va descendien- de pensar y de representar su propia histo-
do en la escala social dentro de los mismos ricidad en las sociedades andinas.
grupos andinos. Esto supondría que la construcción o el
Cómo y por qué procedimientos empie- mantenimiento de las tradiciones -y aun
za a darse en el medio andino la transmi- las nuevas re-traducciones de éstas- no res-
sión de nombres y apellidos por línea ma- ponden a fuerzas ciegas de la historia ni a
trilineal y/o patrilineal y hasta qué .punto ocultas inercias de una sociedad, sino que
las reivindicaciones o pretensiones de un tales eficacias del pasado, menos que a fide-
estatuto nobiliario se encuentran avaladas lidades conservadoras, responden a reales
desde una situación de poder y autoridad, intereses socio-políticos, a respuestas de re-
sistencia y adaptación para reproducir o to Callapiña", que nos ofrece G.U. como
recomponer cohesiones socio-culturales. anexo de su estudio, presenta un apreciable
Es a partir de entonces que una determi- ejemplo de la conjugación y conflicto de
nada duración de los hechos del pasado co- mentalidades que desde el siglo XVI se ins-
mienza a cargarse de nuevas significaciones, tauran en los Andes.
cuando la memoria se convierte en un acto
significante y en reactualización de repre-
sentaciones sociales. Lawrence E. Su/livan
Según esto , nos parece necesario poder The University of Chicago
distinguir, sin dejar de relacionarlos, los Chicago, /L
comportamientos de la nobleza cusqueña E. U.A.
(los mismos que en otras regiones adopta-
ron curacas y caciques locales) de ese otro Como historiador de religiones, estoy
mecanismo más colectivo que, frente a la impresionado por la manera cómo Gary
desestructuración no sólo socio-cultural y Urton avanza en nuestra comprensión del
política, sino también de mentalidades y mito. El demuestra cómo la concretiza-
representaciones, recrea su propio pasado ción del lugar de origen de los Inkas puede
y donde los mitos se hacen historia como haber acompañado, pari passu, la historiza-
una alternativa impugnadora de la historia ción de la mitohistoria incaica que ocurrie-
de dominación colonial. ra en respuesta a las averiguaciones de los
En este sentido, el estudio de G.U., al españoles bajo la administración del virrey
analizar el caso de Pacariqtam bo y del mi- Toledo.
to de origen de los fundadores del Cusca, La "historia de los Inkas", relatada des-
se inscribe en una doble problemática más de el punto de vista local de las élites aso-
amplia: de un lado, cómo una sociedad in- ciadas con Pacariqtambo, se preocupa por
corpora una nueva ideología de la historia, las imágenes de fronteras, tanto míticas
y de otro lado, cómo entre los procesos de como sociogeográficas. A este respecto los
"desestruc tu ración" y reestructuración de mitos son eficaces; afectan lo que sig~ifi-
las mentalidades en las sociedades andinas can. Crearon y además reflejaron sobre su
el hecho colonial dará lugar también a una propia realidad existencial: la situación de
nueva forma de memoria y de pensar el pa- "pueblo de frontera" (por ejemplo, los " In-
sado en dichas culturas. kas por privilegio", los diez ayllus no rea-
La presencia de la escritura, los docu- les del Cusco y los primeros dos gobernan-
mentos y los testimonios escritos como tec- tes inkas, Mango Qhapaq y Sinchi Ruq'a),
nología del poder colonial (un nuevo orden aquellos actores sociales ( tanto individuales
diferente al regulado por los kipus), además como colectivos) cuyo status de intersticio
de nuevos comportamientos y lógicas socia- fuera explotado en las reelaboraciones de
les, impondrá en las mentalidades andinas, relatos históricos que resultaron del reasen-
junto con nuevos referentes, la explicita- tamiento y la reorganización llevados a ca-
ción de aquellas normatividades que organi- bo por la administración colonial (y quizás
zarán su relación con el dominio colonial. también por la administración imperial in-
Esta nueva re-presentación de la memo- caica). Urton nos recuerda que el mito -es-
ria que consistió en pasar de Jo oral a la es- te mito de origen contado desde un punto
critura impresa de los textos para fijar las de vista específico- tuvo un rol significati-
objetividades del recuerdo, representa un vo en esta reestructuración.
movimiento decisivo en la organización y Como en sus otros trabajos, Urton expo-
prácticas de las autoridades étnicas al inte- ne el imaginativo carácter del mito que in-
rior de sus relaciones y confrontaciones con tercala diversas esferas de significación: los
el poder colonial. La fetichización de los órdenes de espacio geográfico, poder políti-
textos servirá tanto para legitimar una pro- co, categoría epistemológica, relaciones de
piedad o una herencia como para reivindi- género y pasado histórico. Este artículo
car un derecho y hasta para apropiarse del ejemplifica el creciente dominio de Urton
propio pasado. de materiales históricos y etnográficos, tan-
Por ello, la hermenéutica del "Documen- to a nivel de detalle minucioso como de la
perspectiva global. Nunca nos abandona en demos aceptar las hipótesis de Urton en e!r
trivialidades. Cada argumento detallado sir- tos dos casos? El asunto no está aún claro.
ve al argumento global. Este artículo con- Aquí la ayuda de Urton es invalorable.
tribuye a la exploración de la historia andi- Su diligencia reúne evidencia circunstancial
na, pero, aparte de su tema de estudio, tam- del tipo que un observador menos astuto
bién puede servir de modelo a historiadores nunca habría visto. Puede ganar el caso. Mi
que deseen integrar áreas a menudo separa- conjetura es que su plausibilidad aumenta
das de su oficio: crítica de texto, geografía, o disminuye en estos dos eslabones críticos,
historia social y la historia de ideas. Urton pero débiles en la cadena del argumento.
muestra una prudencia admirable. No sólo Incluso si queremos retener el pleno asenti-
describe sus documentos, sino también la miento, podemos admirar la muy sugestiva
naturaleza de esas fuentes. Tomando seria- interpretación que hace Urton de los he-
mente lo que se ha denominado la "herme- chos que tenemos efectivamente por cier-
néutica de la sospecha", él presenta la cons- tos. Debemos decir claramente que Urton
trucción social de los documentos, el signi- no trata de hacer un acto de prestidigita-
ficado social de su género y la historia de ción. En diversos momentos nos recuerda
situaciones de donde han surgido los docu- lo tenue y la escasa información respecto a
mentos y a las que se han aplicado. Y él tantas áreas del caso.
considera los efectos documentales y de En otra vena, la valiente interpretación
autor de su ubicación en el espacio físico de Urton me anima a preguntarle acerca de
y político. las dimensiones litúrgicas que pudieran e!r
Urton ejerce este cuidado porque la re- tar debajo de este mito de origen concreti-
construcción de la historia es un ejercicio zado. ¿Podría haber servido como un ve-
delicado, tenue, incluso si uno intenta, hículo para acciones rituales que se presen-
como lo hace Urton, reconstruir los puntos tan ahora como acontecimientos históricos
de vista culturales que inspiraron múltiples concretos? Me refiero a la posibilidad de
interpretaciones de la "historia", más que que los movimientos ancestrales hayan ser-
descubrir un orden cronológico, puro, prís- vido como fundamento de actos ceremo-
tino, absoluto, de causas históricas (lo cual, niales (que posteriormente también fueron
como lo señala Urton, puede trivializar las "historizados"). Al final de cada una de las
fascinantes diferencias entre diversas versio- etapas del viaje de los antepasados, por
nes llamándolas "equivocaciones"). ejemplo, uno de los hermanos Ayar llega a
Nos parece bien señalar los lugares don- un "punto final". Cada lugar-límite es defi-
de lo tenue se acerca más a la propia recon!- nido porque hay un finis (un hecho mítico
trucción de Urton. Estos son los lugares que marcaba el final de la historia de la vi-
donde más peligra su interpretación. Si .los da de un ser mítico) que marca un límite
lectores son persuadidos por estos dos pun- con un sitio monumental que conmemora
tos, pensaría que su argumento se hace el final de un Ayar : una tumba, columna o
completamente plausible. Los hilos impor- piedra. ¿Tienen tales lugares una historia
tantes más débiles de su argumento son: de acto litúrgico? ¿Podemos ver alusiones
1) los diversos vínculos construidos en tor- a estos ritos prescritos (incluyendo las pe-
no a la figura y nombre de Qori Kuka; y regrinaciones requeridas para llegar a esos
2) la identificación de Domingo Pascac, sitios para la ceremonia) en estos viajes y
quien atestiguara en el juicio de 1560 res- actos ancestrales en Y aurisque, Wanakauri
pecto al reclamo de Rodrigo Sutiq Callapi- y Wanaypata, por ejemplo? La consagra-
ña, con el Domingo Pascac que sirvió de in- ción de límites puede ser no sólo una ex-
formante para la historia de Sarmiento de presión ideológica en la palabra del mito o
Gamboa. Urton le atribuye a Domingo historia, sino puede ser también encarnada
Pascac un tipo particular y gran conoci- en la praxis simbólica de la comunidad. Tal
miento histórico, basado principalmente en como lo demostrara el estudio de Pierre
su afiliación de panaqa. Mucho depende en Duviols sobre los huancas, la consagración
la identificación de los dos Pascac y también o conmemoración periódica de sitios lími-
en el conocimiento específico y punto de tes (marcados por dobles líticos de espíri-
vista imputados a Pascac de su linaje. ¿Po- tus de antepasados) apoyaría las estructu-
RESPUESTA
para publicar un artículo que es, decidida-
Gary Urton mente, más ex tenso que el término medio.
Sociology & Anthropology Este artículo constituye algo menos que la
Colgate University mitad de un libro titulado La Historia de
Hamilton, NY J 3346 un Mito: Historia Familiar en Pacariqtambo
E.U.A. y el Mito de Origen del Imperio Inka, el
cu al será publicado, en inglés, por la edito-
Quisiera en primer lugar agradecer a to- rial de la Universidad de Texas (Austin,
dos aquellos que se han tomado el tiempo Texas) en 1989-1990. Quisiera agradecer a
de leer y comentar este artículo. Todos los la editorial de la Universidad de Texas por
comentarios son muy estimulantes y me la autorización concedida a Revista Andina
han motivado a repensar buen número de para esta única publicación en español de
puntos concernientes a la historia, y la esta versión abreviada de mi investigación
"historización", del mito de origen de los sobre la historia de los mitos de origen de
In kas, centrado en Pacariqtam bo. Antes de los Inkas.
referirme a varios de los problemas y pre- Lamentablemente, no hay espacio ni
guntas resultantes de los comentarios, me tiempo para hacer justicia completa a to-
gustaría también expresar mi reconocimien- dos los importantes puntos y problemas
to a Revista Andina por cederme un espacio planteados en los comentarios; sin embar-
go, trataré de abordar varios de esos pun- descendientes de los inkas -esto es, "mito-
tos, al menos en forma provisional, en esta historia"- es doblemente apropiado pues
respuesta. Con una cantidad considerable describe el contenido ambiguo (por ejem-
de coincidencias, los varios puntos resalta- plo, simultáneamente mítico e histórico)
dos en los comentarios parecen incidir en de estas narraciones, así como también ex-
tres amplias categorías: a) cuestiones con- presa la actual fusión de estas dos catego-
cernientes a la naturaleza y tipos de eviden- rías en los procesos y políticas de la pro-
cia usadas en mi artículo; b) cuestiones re- ducción de estas narraciones. La historia
lacionadas a las implicancias y relaciones de incaica, tal como fue contada desde el pun-
mi argumento acerca de la historización de to de vista nativo, tomó como base el esbo-
la mitohistoria incaica para otros ejemplos zo del plano arquitectónico con el cual fue
de procesos similares en otra parte de los estructurado el " edificio" de la mitología
Andes; y c) cuestiones de una naturaleza incaica. Por supuesto, surgen más complica-
más general, teórica. Trataré cada uno de ciones cuando nosotros reconocemos (para
estos tres grupos de asuntos en el orden ampliar esta metáfora arquitectural) que los
aquí mencionado. descendientes de los Inkas no fueron los
únicos ingenieros que trabajaron en esta ta-
a) EVIDENCIA rea particular, pues los españoles, quienes
registraron e interpretaron estas narracio-
En su comentario, Sullivan sugiere que nes, tuvieron su propia serie de planos co-
la interpretación presentada en el documen- mo fuente (cf. el comentario de Berezkin).
to es más arriesgada con respecto a: l) los El resultado final de esta mal construida
vínculos establecidos acerca de la figura y historia fue algo parecido a lo que uno ve
nombre de Qori Kuka, y 2) la identificación hoy en toda la arquitectura de la ciudad del
de los Domingos Pascac que atestiguaron Cusco: los macizos muros de piedra de las
en dos de los procesos discutidos aquí. construcciones incaicas son los cimientos
Sullivan declara que lo plausible de mi ar- sobre los cuales se levantan las edificaciones
gumento prospera o decae en función a es- coloniales españolas. Lamentablemente, en
tos dos poco convincentes, pero cruciales el espacio narrativo -en oposición al arqui-
vínculos. Yo estaría básicamente de acuer- tectónico- no hay una clara separación en-
do con la evaluación de Sullivan, pero enfa- tre el primer y segundo pisos de una cons-
tizaría la importancia de la identificación . trucción.
de los Domingos Pascac en este aspecto so- Como se señala en el .comentario de
bre los argumentos construidos en base al Bouysse-Cassagne y Saignes, nosotros esta-
matrilinaje hipotético de las Qori Kukas. El mos, en verdad, preocupados por el proble-
punto central planteado en mi argumento ma de génesis ( de origen). Es solamente des-
respecto a Domingo Pascac va a lo medular pués de que se produjo un conjunto de co-
del problema teórico más grande al cual me mentarios basados en y reinterpretando es-
estoy refiriendo en el documento ; esto es, tos "tex tos-Ur", que la distinción entre tex-
se da el caso que la historia de los Inkas tos anteriores y posteriores -por ejemplo,
-como ha sido registrada en los documen- la historia como fue constituida- se hace
tos coloniales- tomó forma en base a lí- identificable. El encubrimiento de lo esen-
neas paralelas, si no convergentes, con la cial e inherente a las ambigüedades míticas/
mitología incaica. Como Domingo Pascac históricas en los textos más tempranos por
reclamó ser miembro de la panaqa de el la clara producción lineal de los comenta-
"rey historiador" Pachacu ti Inka, Domingo rios posteriores sobre estos textos es, pien-
Pascac (y los otros miembros de su panaqa) so, la esencia de lo que Poole refiere como
tuvo un rol predominante -aunque no ex- "las agudas ironías de la etnohistoria".
clusivo-,--- en la formación de la historia in- Para volver al asunto de Domingo Pas-
caica para los españoles. cac, trato en el artículo de dos hombres lla-
Por lo tanto, si mi argumento aquí está mados Domingo Pascac, uno que tenía 98
bien fundado , el término que yo uso en el años de edad en 156 9 y otro que tenía 90
artículo para referirme al conjunto de las años en 1S72. Desde que completé el ar-
narraciones históricas construidas por los tículo, he encontrado una referencia a lo
mente divisoria serie de relaciones entre los pasivos, inertes en estos procesos; eran más
de fuera y los de dentro, los pobladores ori- bien participantes activos en la producción
ginales y los foráneos, y entre el centro y la de su propia historia a través de comprome-
periferia. ter a los españoles en todos los niveles de la
organización sociopolítica (es decir, desde
c) CONSIDERACIONES TEORICAS el de descendientes de la nobleza incaica en
el Cusca hasta los diversos terrenos locales
Hay varias preguntas de una naturaleza controlados por los "señores étnicos"). Hay
teórica más general planteadas en algunos en este punto, entonces, una convergencia
de los comentarios, especialmente en los de de los comentarios de Sánchez Parga y
Poole y Sánchez Parga. Dos de los proble- Poole con lo expresado en mi artículo. Es-
mas centrales son : primero, ¿qué transfor- to es resumido por Poole (acertadamente,
maciones tuvieron lugar en la ideología an- a mi parecer) con la observación de que "la
dina nativa, la "mentalidad" y cultura co- relación del individuo con la cultura andina
mo resultado de su encuentro con y la do- fue constantemente retrabajada y reelabo-
minación por una sociedad occidental lite- rada según las demandas de coyunturas par-
rata, agresivamente expansiva? Y, segundo, ticulares y oportunidades históricas".
¿qué, después de todo, podemos (o debe- Aquí, quisiera hacer una calificación con
mos ser capaces de) decir sobre la naturale- respecto a una observación relacionada con
za de, y la relación entre, mito e historia? mi argumento que hace Poole. Esto es, jus-
Por lo que respecta a la primera pregun- to antes del pasaje arriba citado, Poole dice
ta, Sánchez Parga ha identificado varias que mi perspectiva del objetivo de la etno-
contradicciones y/o transformaciones que historia es "resituar al individuo andino co-
surgieron en la ideología y sociedad andi- mo un agente en la producción de represen-
nas ( o a lo que Poole se refiere como "cul- taciones históricas" (el subrayado es mío).
tura andina") como una consecuencia de la Y o agregaría hacia el final de la frase: " .. .
experiencia colonial. Destacan entre éstas representaciones míticas e históricas". Esta
los cambios en la base de la organización calificación está bien expresada al final del
sociopolítica en un sentido que va del pa- primer párrafo del comentario de Bouysse-
rentesco y descendencia a las estructuras de Cassagne y Saignes, cu ando ellos subrayan
poder más burocratizadas que llegaron a que mi preocupación central en el estudio
predominar en la administración colonial. no es tanto cómo "los mitos se piensan en-
¿Cuál (pregunta Sánchez Parga) es la rela- tre ellos", sino cómo "los hombres piensan
ción, por ejemplo, entre los cambios en la sus mitos".
naturaleza y fuentes de poder en las socie- Finalmente, retornemos a las preguntas
dades andinas y las formas de manipulación centrales de este estudio: ¿Qué es mito?
de tradiciones mitohistóricas con fines po- ¿Qué es historia? ¿Y dónde dentro de esta
líticos como los descritos en mi artículo? determinación ubicamos a lo que yo me re-
Aquí parece que nos encontráramos en el fiero como "mitohistoria"? En su comenta-
corazón de la compleja y muy problemáti- rio, Poole sugiere que mi uso del término
ca serie de cuestiones planteadas por Poole mitohistoria parece ser un neologismo in-
bajo la rúbrica de reproducciones indivi- ventado quizás con el fin de obviar el pro-
duales y colectivas de la "cultura" andina. blema de tener que hacer una distinción
Estaría de acuerdo con las observaciones de entre mito e historia; al mismo tiempo,
Sánchez Parga en cuanto a que sin duda Poole sugiere que mi uso de este término
hubo una estrecha conexión entre los pro- me permite evadir el problema central de
cesos de apropiación de tradiciones mito- quién construye la verdad en la historia. Si
históricas como "historia" y las reformula- lo que Poole quiere decir con estas dos de-
ciones nativas de jerarquías sociopolíticas claraciones es que, a fin de abordar la cues-
en respuesta a la dominación colonial. Es- tión de quién construye la verdad en la his-
tos intentos de acomodarse estratégicamen- toria, debemos ser capaces de encasillar los
te y de apropiarse de estas nuevas formas textos y declaraciones de los informantes
de legitimación y fuentes de poder indican sea como historia o mito, entonces yo dis-
que los pobladores andinos no eran objetos crepo con esta posición, por lo menos en lo