Teologia Politica Imperial
Teologia Politica Imperial
Teologia Politica Imperial
Retomar en España, a estas alturas del siglo XXI, los términos con los que
José Luis Villacañas titula este libro (teología, imperio, cristianismo,
comunidad, salvación) y mezclarlos con la política (nueva o vieja, con
mayúsculas o minúsculas, desde luego una palabra en clara inflación en
estos tiempos), es una muestra clara de que el autor está dispuesto a
saltar mucho más allá de las zonas de seguridad del pensamiento en el
que se mueven la mayoría de los habitantes de este país, incluidos sus
actores políticos.
No debe irle mal en esta aventura en la frontera, porque en este
sentido el profesor Villacañas es reincidente. Una vez más, como ya
hiciera en su Historia del poder político en España (RBA, 2015),
manifiesta en esta obra una especial sensibilidad para detectar y sacar a la
luz el trasfondo religioso de las realidades políticas actuales y pasadas. Y
no es esta una capacidad que deba darse por descontada, especialmente
en los más jóvenes ciudadanos de esta sufrida res publica. 1
Para nuestra desgracia el énfasis que se ha puesto en los últimos
lustros para hacer desaparecer de las inteligencias todo rastro de
conocimiento humanístico sólido, incluyendo en este la experiencia
religiosa y el discurso sobre la misma, no ha sido infructuoso. Sin
embargo, igual que el desconocimiento de la ley no exime de su
cumplimiento, la ignorancia histórica que habita Europa (o al menos esta
calurosa provincia meridional) no anula el hecho de que los europeos y
españoles de hoy sean, en el fondo, nietos de Roma, hijos de su religión
postrera: el cristianismo.
Por eso este libro ambicioso, exhaustivo, robusto en su talle y en su
contenido, es una gran noticia. Porque sus páginas están llenas de
enseñanzas para todo aquel que quiera poner lo que le toca (esfuerzo e
ilusión) en el único pacto educativo que parece que es capaz de resistir
por aquí: el que firma cada quién con un buen libro.
Hallará al hollarlo el lector una descripción minuciosa de la
evolución del mando en Roma (desde el republicanismo hasta la
deificación del emperador, con una valiosa parada en el punto de
inflexión marcado por Sila); así como de la noción de patrimonialismo,
destacando su papel como infraestructura socioeconómica que permitió
no solo el crecimiento y consolidación del modelo netamente urbano de la
Roma clásica, sino su transición hacia ese otro modelo de grandes
haciendas rurales con el que se encontraron los nuevos dominadores
germanos y que abriría las puertas a una nueva Europa.
Juan D. González-Sanz
orcid.org/0000-0002-4344-8353