Libro Juan Jose PDF
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No hay duda que uno de los temas mas candentes de estos últimos meses ha
sido la reincorporación de señores Generales de la Policía Nacional que fueran
cesados en su cargos por la aplicación de la causal de Renovación de
Cuadros, a través de medidas cautelares obtenidas en procesos Contencioso
Administrativos. Y es que, habría que aclarar que éstos no son resultado de
procesos judiciales seguidos indebidamente ni mucho menos de la
interpretación antojadiza de la ley por parte del poder jurisdiccional; muy por el
contrario, son la cosecha de procedimientos administrativos faltos de principios
básicos como el de Defensa, Debido Proceso, Razonabilidad, y
Proporcionalidad; llevados a cabo por la institución policial, y que han afectado,
sobremanera, los derechos del personal policial quienes han requerido la tutela
jurisdiccional por la vulneración de su Proyecto de Vida.
√
Abogado, con estudios de Postgrado en la UPC. Master en Acción Política y
Participación Ciudadana en el Estado de Derecho (MAP) graduado en el Colegio de
Abogados de Madrid y en las Universidades Francisco de Vitoria, Rey Juan Carlos y
Miguel Hernández – España. Miembro de la Asociación de Derecho Militar Española y
de la Asociación de Derecho Administrativo de la Ciudad de Buenos Aires. Autor del
Libro “La Causal de Renovación de Cuadros en la Policía Nacional del Perú, Análisis
Jurídico de la situación de Personal”. Cualquier comentario con respecto a este
artículo puede enviarlo a jjsantivanez@santivanezabogados.com
1
Al respecto, léase la Sentencia del Tribunal Constitucional que obra sobre el
Expediente Nº 2050-.2002-AA/TC, por la cual declara Fundada la demanda de un
efectivo policial contra la Policía Nacional del Perú, por la vulneración del derecho al
debido proceso y en Nen Bis In Idem.
Así, el artículo 168° de la Constitución Política del Estado expresa que "Las
leyes y los reglamentos respectivos determinan la organización, las funciones,
las especialidades, la preparación y el empleo; y norman la disciplina de las
Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú".
- Ámbito Disciplinario; que no es otra cosa que contar con un marco jurídico
que garantice el respeto de los procedimientos internos hacia la Constitución y
las leyes vigentes. Si bien es cierto, la calidad de efectivo policial restringe a la
persona en el goce de determinados derechos – principalmente sociales y
políticos – ello no significa que no pueda exigirse el respeto de las
prerrogativas que la Constitución otorga a cada ciudadano, en su calidad de
persona humana. Existe la necesidad de que las leyes y reglamentos de la
Policía Nacional del Perú y, en general, de las Fuerzas Armadas, no sean
bloques aislados de la Constitución Política del Estado, tampoco quiere decir
que el régimen disciplinario militar y policial esté exento de un tratamiento
singular, derivado no sólo de la referencia explícita a que las leyes y
reglamentos respectivos normen la disciplina de las Fuerzas Armadas y de la
Policía Nacional, sino, fundamentalmente, de los principios especiales a los
que están sujetos. Y es que el mantenimiento de la disciplina – pilar
fundamental de organización interna - en las relaciones de subordinación y
supraordenación de una institución jerárquicamente militarizada - impone que
los derechos de sus miembros deban sujetarse a determinadas singularidades.
Como lo ha expuesto el Tribunal Constitucional de España, en el ámbito policial
y "militar, en el que la subordinación jerárquica y la disciplina constituyen
valores primordiales, el procedimiento de carácter disciplinario no puede, por
su propia naturaleza, quedar sometido a las garantías procesales
generalmente reconocidas para los procesos judiciales comunes, pues su
razón de ser reside en la prontitud y rapidez de la reacción frente a las
infracciones de la disciplina militar" (STC 21/1981). No sólo los principios
materiales del derecho sancionador del Estado son aplicables al ámbito del
derecho administrativo sancionador y disciplinario; también lo son las garantías
adjetivas que en aquél se deben de respetar. Así, el inciso 3) del artículo 139°
de la Constitución no sólo tiene una dimensión, por así decirlo, "judicial", sino
que se extiende también a sede "administrativa" y, en general, como la Corte
Interamericana de Derechos Humanos lo ha sostenido, a "cualquier órgano del
Estado que ejerza funciones de carácter materialmente jurisdiccional, (la que)
tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas a las garantías del
debido proceso legal, en los términos del artículo 8° de la Convención
Americana." (Caso Tribunal Constitucional del Perú, párrafo 71). Y es que,
sostiene la Corte Interamericana, que "si bien el artículo 8° de la Convención
Americana se titula ´Garantías Judiciales´, su aplicación no se limita a los
recursos judiciales en sentido estricto, sino al conjunto de requisitos que deben
observarse en las instancias procesales, a efectos de que las personas puedan
defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del Estado
que pueda afectar sus derechos."(párrafo 69). "(...) Cuando la Convención se
refiere al derecho de toda persona a ser oída por un "juez o tribunal
competente" para la "determinación de sus derechos", esta expresión se refiere
a cualquier autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judicial, que a
través de sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las
personas." (Párrafo 71). Entre estos derechos constitucionales, especial
relevancia tienen los derechos de defensa y de prohibición de ser sancionado
dos veces por el mismo hecho. Por ello, el Tribunal Constitucional, en la
Sentencia expedida en el Expediente Nº 2050-2002-AA/TC, consideró
inconstitucional el que el pase a la situación de disponibilidad por medida
disciplinaria pueda aplicarse "si el hecho o hechos que se (...) imputan
legalmente están previstos como delito". En tal supuesto, el pase a la situación
de disponibilidad como sanción disciplinaria no es consecuencia de que al
sancionado se le haya impuesto una condena a través de una resolución
judicial que haya quedado firme; sino del hecho que simplemente se le haya
imputado (y no declarado judicialmente) la comisión de un delito, lo que
constituye una violación del principio de presunción de inocencia, en virtud que
con la imputación de un delito, tal presunción no pierde sus efectos, sino hasta
que exista una declaración judicial que acredite la responsabilidad penal
imputada. Ello no quiere decir que se permita que el efectivo policial sujeto a un
proceso penal continúe en situación de actividad, pues es perfectamente lícito,
si es que se compromete a las tareas constitucionalmente reservadas a la
Policía Nacional del Perú, que éste sea pasado a la situación de disponibilidad,
durante todo el lapso que dure la realización de dicho proceso judicial como
una medida cautelar que procure velar por el mantenimiento del orden
institucional y disciplinario.
Entonces, dentro de las causas por las que un oficial puede pasar de la
situación de actividad a la situación de retiro se encuentra la denominada
“renovación”, que procura la sustitución constante de los cuadros con la
finalidad de cumplir con los fines para los que la institución ha sido concebida,
la misma que se encuentra regulada por la Ley Nº 27238, así como por la Ley
de Régimen de Personal de la Policía Nacional del Perú.
Sólo la Ley Nº 27238, Ley Orgánica de la Policía Nacional del Perú, hasta
antes de la expedición del Reglamento de Renovación, señaló en su artículo
32º: “El pase a la situación de retiro por renovación se efectúa en base a una
propuesta que elabora el Consejo de Calificación y que el Director General de
la Policía Nacional del Perú presenta al Ministro del Interior”.
Siendo así, en aplicación del Decreto Legislativo Nº 745 (hoy derogado) y del
artículo 32º de la Ley Orgánica de la Policía Nacional del Perú – hasta antes de
la expedición del Decreto Supremo Nº 009-2005-IN/PNP Reglamento de
Renovación de Cuadros en la Policía Nacional del Perú - el pase a la situación
de retiro por renovación se efectuaba sobre la base de una propuesta que
elaboraba el Consejo de Calificación y que el Director General de la Policía
Nacional del Perú presentaba al Ministro del Interior para que, posteriormente,
fuera elevada al Ejecutivo para su rúbrica.
2
DROMI, Roberto; “Sistemas y Valores Administrativos”, Ciudad Argentina Editorial,
2003.
3
MORON URBINA, Juan Carlos; “Comentarios a la Nueva Ley del Procedimiento
Administrativo General”; Ed. Gaceta Jurídica, 2001, pag. 62
En ese sentido, la Ley Nº 27238 establece en su artículo 32º que: “El pase a la
situación de retiro por renovación se efectúa en base a una propuesta que
elabora el Consejo de Calificación y que el Director General de la Policía
Nacional del Perú presenta al Ministro del Interior”.. Es decir es la propia ley la
que le otorga el efecto al acto administrativo que es la de efectuar la
propuesta – es decir, entregar las listas – de los Oficiales para que éstos, en
virtud de la aplicación de la causal de Renovación de Cuadros, puedan ser
pasados al retiro, sin mayores criterios objetivos.
Consecuentemente, esta causal no debía ser utilizada para sustraer de las filas
de la institución policial a oficiales que mantenían expectativas de surgimiento,
proyección institucional y que contaban con los requisitos necesarios para
continuar ascendiendo a los grados superiores. No obstante, ella fue aplicada
en muchas oportunidades para eliminar a oficiales con excelentes fojas de
servicio, amparados en la discrecionalidad otorgada y vulnerando su derecho
constitucional al Proyecto de Vida.
No hay acto sin potestad previa, ni potestad que no haya sido atribuida por el
ordenamiento. Es falsa pues la tesis de que hay potestad discrecional donde no
hay norma, postulado central de la doctrina de la vinculación negativa de la
Administración y el derecho.
Cabe rescatar que las técnicas de reducción no pueden quedar aquí y ser
consideradas como únicos vicios estimables. Existen técnicas de control de la
discrecionalidad que deben valuarse para sustentar un acto y deducir su
legalidad y legitimidad.
Es así que arbitrario es “lo absurdo”, esto es, lo contrario a las normas de la
lógica formal y, en el campo jurídico. Porque lo irracional parece aludir mas
bien a lo propio de seres animados carentes de razón, esto es, a un
comportamiento no humano sino animal, o bien en niveles no conscientes; “lo
insensato” también es arbitrario, puesto que es lo contrario a las exigencias de
la razón según el sentido común de un hombre medio y honesto; y finalmente
es también arbitrario “lo antisistémico”, que violenta las exigencias de cada
uno de los sistemas.
El mero “por que sí” está constitucionalmente excluido, como lo está la nada
infrecuente apelación al carácter discrecional de la elección y, con mayor
motivo todavía, el simple silencio al respecto. Dada esa motivación, una razón
de la elección, cualquiera sea esa razón, debe ser plausible, congruente con
los hechos de los que necesariamente ha de partirse, sostenible en la realidad
de las cosas y susceptible de ser comprendida por los ciudadanos, aunque no
sea compartida por todos ellos. Si no lo es, la concreta elección realizada por la
Administración revelará arbitrariedad, debiendo ser anulada por el juez.
Esta ponderación, en todo caso, será ejercida por control judicial puesto que
sólo a través de el podrá valorarse si existe o no exceso en su uso por el abuso
o la desviación del fin, por la violación de los derechos fundamentales, o de los
principios generales. Por ello, exigir a la Administración que explique las
razones de hecho y de derecho en los que se basa la elección de los oficiales
de la Policía que son invitados al retiro por la aplicación de la causal de
renovación, y analizar luego las razones dadas para verificarlas con las
circunstancias de cada caso en concreto con la finalidad de descubrir las
inconsistencias que pudieran haberse presentado, reafirman el Estado de
Derecho en el que todo sistema democrático se sustenta, y que es, ante todo,
un Estado de razón.
4
Al respecto léase la Sentencia que obra sobre el Expediente Nº 0090-2004-AA/TC.
regla tendrá escasa importancia el proceso de formación de la voluntad
administrativa. En cambio, en los discrecionales, al existir en mayor o menor
medida una libertad estimativa, resulta de gran trascendencia el proceso lógico
que conduce a la decisión.
Por ende, el control judicial debe fiscalizar el actuar administrativo, no sólo con
los criterios generales por todos conocidos sino también a la luz de una
concreta reflexión que le permita determinar si la decisión adoptada resulta o
no arbitraria; pero aquel debe ser una análisis real del procedimiento en el uso
de la facultad discrecional y no obstruirse – como lo ha hecho el Tribunal
Constitucional en la sentencia citada – en que ésta encierra una potestad del
Poder Ejecutivo.
El interés se expresa como el valor que una cosa posee en sí misma y como la
consecuencia de la inclinación colectiva hacia algo que resulta apreciable y útil.
De allí que Fernando Sainz Moreno5 refiera que la noción interés público se
entienda como expresiones del valor público que en sí mismo tienen ciertas
cosas; o bien como expresión de aquello que únicamente interesa al público.
Aquel interés es acogido por el Estado como aquello que tiene que perseguir
permanentemente. Emilio Fernández Vásquez6 refiere que “El Estado no
puede tener más que intereses públicos”.
7
IGARTUA SALAVERRÍA; “Principio de legalidad, conceptos indeterminados y
discrecionalidad administrativa”, Revista española de Derecho Administrativo, disco
compacto, Madrid, Civitas Ediciones, Revista N.º 092, octubre - diciembre de 1996.
8
Último Considerando del apartado El concepto jurídico indeterminado de
contenido y extensión: el interés público; de la Sentencia Nº 0090-2004-AA/TC,
que varía la tendencia del Tribunal Constitucional, sobre los pases al retiro por la
causal de renovación de cuadros.
desarrolla, y le otorgue el poder suficiente para decretar la anulación de
aquellas resoluciones que provoquen caos en el sistema.