Los Principios Del Derecho Del Trabajo
Los Principios Del Derecho Del Trabajo
Los Principios Del Derecho Del Trabajo
Share
Los principios del derecho del trabajo, son «aquellas líneas directrices o
postulados que inspiran el sentido de las normas laborales y configuran la
regulación de las relaciones de trabajo con arreglo a criterios distintos de los que
pueden darse en otras ramas del derecho»[1].
El maestro uruguayo Plá Rodríguez[2] señala que los principios del derecho del
trabajo, no pueden confundirse con los principios generales del derecho, pues
estos no se identifican con los principios propios de una disciplina particular.
Por su parte Alonso García[3] sostiene que los principios laborales, son «aquellas
líneas directrices o postulados básicos de la tarea interpretativa que inspiran el
sentido que han de aplicarse las normas laborales, ser desentrañado –en caso
de duda– el contenido de las relaciones de trabajo, o desvelada justamente la
intención que presidiera la voluntad de los sujetos contratantes».
Bayón Chacón[4] indica que los principios del derecho del trabajo, «son simple
postulados que sociológicamente primero y jurídicamente después, por
disposiciones legales o por resoluciones legales, se han convertido en criterios
de orientación del legislador y del juezen defensa de la parte que estimó más
débil en la relación laboral para restablecer con un privilegio jurídico una
desigualdad social».
Por su parte Federico De Castro[7] señala que los principios del derecho
cumplen una triple función:
Pasco Cosmópolis[8], en cuanto a los principios del derecho del trabajo, sostiene
que son verdades anteriores y superiores a la norma legal, que constituyen su
fundamento último y primordial, con una triple función: la de informar y
fundamentar el orden jurídico, servir como fuente supletoria ante el vacío o la
laguna legal y operar como criterio orientador en la labor interpretativa del juez.
Es menester tener en cuenta que estos principios en que se funda el Derecho del
Trabajo son el apoyo, el soporte que permite suplir la estructura conceptual
asentada en siglos de vigencia y experiencia que tienen otras ramas jurídicas[9].
Denomínase como tales a aquellas reglas rectoras que informan la elaboración de las normas de
carácter laboral, amén de servir de fuente de inspiración directa o indirecta en la solución de
conflictos, sea mediante la interpretación, aplicación o integración normativas.
“(…) los principios son normas, y los principios jurídicos son normas jurídicas:
en palabras del Tribunal Constitucional, “allí donde la oposición entre leyes
anteriores y los principios generales plasmados en la Constitución sea
irreductible, tales principios, en cuanto forman parte de la Constitución,
participan de la fuerza derogatoria de la misma, como no puede ser de otro
modo”(STC 4/1981, de 2 de febrero)” (Fundamento 43).
Existen diversos catálogos de los principios que informan el derecho laboral: Plá
Rodríguez reseña trece según el Derecho español y siete según su obra[10].
Nosotros abordaremos el principio protector y sus manifestaciones de la misma
en la doctrina, legislación.
Se refiere al criterio fundamental que orienta el derecho del trabajo, ya que este,
en lugar de inspirarse en un propósito de igualdad; responde al objetivo
de establecer un amparo preferente a una de las partes: el trabajador[12].
Considero que la estructura del derecho del trabajo tiene base sólida y responde,
en el principio protector, a la desigualdad que existe y existirá entre el trabajador
y empleador. Se trata de equilibrarlo con el papel que asume el Estado, a fin de
cautelar a la parte más débil de la relación laboral, el trabajador a través del
principio protector.
(…)
Neves Mujica[19], por su parte, señala que «de un lado, no podrá forzarse la
interpretación, sino que esta buscara aclarar la oscuridad real de una norma
en un sentido favorable al trabajador».
Boza Pro[21] señala que «la duda es el elemento en torno al cual gira el indubio
pro operario. La doctrina y la jurisprudencia comparadas, mucho antes que las
nuestras, se han encargado de señalar claramente la necesidad de una “duda real,
manifiesta y patente”. Al requisito anterior se le ha sumado uno segundo que
exige que el sentido elegido no contradiga la voluntad del legislador. Este
segundo requisito es una suerte de prolongación del anterior, que obligaría a una
primera fase interpretativa en busca de la voluntad real del ente productor de la
noma analizada, mediante el uso del método literal y el de la ratio legis».
La noción de duda insalvable debe ser entendida como aquella que no puede ser
resuelta por medio de la técnica hermenéutica.
Pasco Cosmópolis precisa que la aplicación de este principio debe ajustarse a los
siguientes dos requisitos:
Siguiendo a Boza Pro[27], quien refiriéndose a este principio, señala que cuando
dos o más normas regulan un mismo supuesto de hecho de manera incompatible,
es decir, los contenidos de dichas normas discrepan; debemos optar por una de
ellas para aplicarla al caso concreto. Pero es necesario distinguir dos tipos de
incompatibilidades, cuyas soluciones son diferentes:
Neves Mujica[28] citando a Camps Ruiz señala tres tipos de límites del
principio de la norma más favorable, como son: limites materiales, limites
instrumentales y limites aplicativos.
En cuanto a los límites materiales, Boza Pro[29] señala que refiere a los
contenidos sobre los que actúa el principio. Aquí la pregunta que debe
responderse es si el principio actuará independiente del contenido de las normas.
Para dar respuesta a dicha interrogante, resulta oportuno recordar que el conflicto
supone la regulación simultánea de un mismo hecho por varias normas
divergentes en su contenido, pero formalmente válidas. No se aplica entonces el
principio cuando la norma que se supone más favorable excede los límites que le
fija el propio ordenamiento.
Por los límites materiales, las normas incompatibles que regulan el mismo hecho
a la vez, deben ser válidas en cuanto a su producción, conforme a las reglas
previstas por el ordenamiento. Si una de ellas es inválida, debe eliminarse o
inaplicarse, según el medio de control que utilice (sistema concentrado o difuso,
respectivamente). Con ello se suprime el propio conflicto, y queda una única
norma aplicable, independientemente de que sea la más favorable o no. Esto
ocurre, por ejemplo, si un decreto de urgencia paraliza la vigencia de un
convenio colectivo, de modo inconstitucional. En ese caso, el primero debe
suprimirse del ordenamiento o paralizarse su aplicación en este, por lo que
permanece solo el segundo. Asimismo, si en una negociación colectiva
articulada, se ha asignado una materia al convenio colectivo de empresa y, sin
embargo, la regula también el de rama de actividad; este ha transgredido la
competencia y es, por consiguiente inválido[30].
Sobre los límites instrumentales (entre qué normas actúa la regla), no solo hay
diversidad de posiciones doctrinales, sino que los cambios en la legislación
modifican constantemente las reglas de juego respecto a estos[32].
Boza Pro[33] señala que la misma puede darse en los siguientes supuestos de
conflicto:
a. Conflicto entre normas estatales: al respecto señala Boza Pro, que conforme
al artículo 51 de la Constitución, en caso de normas de distinta
jerarquía prevalece la de mayor rango.Por otro lado, conforme al inciso 8 del
artículo 118 de la Constitución, el presidente de la Republica podrá reglamentar
las leyes, pero sin transgredirlas ni desnaturalizarlas. En consecuencia,
incluso cuando una norma de menor rango resulte más favorable al trabajador, la
misma no podrá aplicarse al caso concreto pues contravendría el principio de
jerarquía constitucionalmente consagrado y la prohibición de transgredir y
desnaturalizar las leyes. Agrega Boza Pro, si estamos ante normas de igual
jerarquía, habría que determinar si se prefiere la norma especial (E) sobre la
general (G); o, si se aplica la norma que resulte más favorable (+) o la menos
favorable (-) independientemente de su especialidad.
La teoría del conjunto compara íntegramente toda la ley con todo el convenio
colectivo y elige la norma globalmente más ventajosa. Si se escoge la ley, los
trabajadores reciben A, esa B y C, pero pierden B del convenio colectivo y D
otorgado por este. A la inversa, si se selecciona el convenio colectivo,
conservan esa B y D, pero dejan los beneficios conferidos por la ley; A, su
B y C. El resultado no puede ser más injusto. Es la teoría recogida por
nuestra Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo, para la comparación
entre convenios colectivos de distinto nivel que entren en conflicto. En este
campo, sin embargo, nos parece razonable su recepción, por cuanto estas
normas nacidas de la autonomía colectiva suponen delicadas armonías entre
los beneficios acordados y no acordados, que deben ser respetadas[36]. Boza
Pro[37], sostiene que esta es la opción que ha establecido la LRTC (artículo
45) para el caso de conflictos entre convenios colectivos de distinto nivel. El
problema de esta teoría es que, en virtud de su aplicación, termina
comparando diferentes derechos o institutos, respecto de los cuales no se
produce conflicto alguno, lo que dificulta, sin duda, la selección de la norma
que resulta más favorable al caso concreto.
(…)
Las convenciones de distinto nivel acordadas por las partes deberán articularse para definir las
materias que serán tratadas en cada una. En caso de conflicto se aplicará la convención más
favorable, confrontadas en su integridad.
(…)
Las dos primeras teorías están a favor de la situación alcanzada por el trabajador
en la empresa, y la última está en contra.
De las tres teorías planteadas nuestro ordenamiento recoge expresamente la
teoría de la modernidad o de los hechos cumplidos, por lo que el principio de la
C+B no tendría cabida respecto de las condiciones que tienen origen normativo,
salvo, claro está, que la propia norma –legal o convencional– permita
expresamente, como una situación excepcional y atípica, el mantenimiento de
las mejores condiciones obtenidas al amparo de la norma anterior. [48]
3. Conclusiones
a. Los principios del derecho del trabajo, son pautas, líneas orientadores para los
operadores jurídicos, ya sea juez, legislador, abogados, litigantes en materia
laborales; son la esencia del derecho del trabajo, que la diferencia de otras
especialidades del derecho.
b. Una manifestación del carácter protector del derecho del trabajo surge en el
principio de interpretación a favor del trabajador, llamado in dubio pro
operario. El principio in dubio pro operario, enuncia que si una norma le permite
a su intérprete varios sentidos, debe elegir el que sea más favorable para el
trabajador.
c. El principio de la norma más favorable se da cuando existe el conflicto entre
dos o más normas, debiendo seleccionarse aquella norma que resulte más
ventajosa para el trabajador.
[1] Plá Rodríguez, Américo. Los Principios del Derecho del Trabajo.
Montevideo, Uruguay, pp. 13-15.
[3] Alonso García, Manuel. Curso de Derecho del Trabajo. Quinta Edición,
Editorial Ariel. Barcelona, p. 301.
[4] Bayón Chacón, Gaspar. Manual de Derecho del Trabajo. Madrid, 1976, tomo
I, p. 233.
[5] Boza Pro, Guillermo. Lecciones de Derecho del Trabajo. Fondo Editorial
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Febrero 2011, p. 142.
[6] Neves Mujica, Javier. Introducción al Derecho del Trabajo. Fondo Editorial
Pontificia Universidad Católica del Perú, Tercera Edición. Lima, agosto 2016, p.
129.
[8] Pasco Cosmopolis, Mario, citada por Pacheco Zerga Luz. En “Los Principios
del Derecho del Trabajo”. Libro Homenaje a Mario Pasco Cosmópolis. Sociedad
Peruana de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, primera edición. Lima,
marzo 2015, p. 590.
[9] Gamarra Vílchez, Leopoldo. En “Importancia y Necesidad de los Principios
en la Nueva Ley Procesal del Trabajo N° 29497”. Doctrina y Análisis Sobre la
Nueva Ley Procesal del Trabajo. Academia de la Magistratura y Sociedad
Peruana del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. Lima, Noviembre
2010, p. 45.
[10] Pacheco Zerga, Luz. Los Principios del Derecho del Trabajo. Ob. cit., p.
591.
[14] Alonso Olea, Manuel y Casas Baamonde, Emilia María. Derecho del
Trabajo. Thomson. Civitas. Madrid, 2001, p. 971.
[15] Alonso Olea, Manuel y Casas Baamonde, Emilia María. Ob. cit., p. 971.
[22] Gómez Valdez, Francisco. Nueva Ley Procesal del Trabajo. Ley N° 29497.
Análisis Secuencial y Doctrinario. Editorial San Marcos, primera edición. Lima,
2010, p. 83.
[25] Alonso Olea, Manuel y Casas Baahamonde, Emilia María. Ob. cit., p. 953.
[43] Salas Franco. Tomás. Citado por Paredes Infanzón Jelio. En La Nueva Ley
Procesal del Trabajo. Comentarios/Práctica. Editorial San Marcos. Lima, 2007.
p. 50.
[45] Salas Franco, Tomas citado por Paredes Infanzón, Jelio. Ob. cit., p. 50.