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DUCHET 1976 - Antropologia e Historia en El Siglo de Las Luces Introduccion

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HISTORIA DE LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA

Departamento de Ciencias Antropológicas


Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires

Michele Duchet
ANTROPOLOGÍA E HISTORIA EN EL SIGLO DE LAS LUCES
Introducción
pp. 11-21. México, Siglo XXI, 1976.

INTRODUCCIÓN
Material digitalizado por la cátedra de
Historia de la Teoría Antropológica para En este libro se reconocerá sin esfuerzo la influencia de dos métodos, el
uso exclusivo de esta asignatura. histórico y el estructural. Necesaria y dialécticamente han estado ligados a lo
La numeración de las páginas no coincide largo de una investigación que versó, a la vez, sobre hechos de la conciencia
con la del texto original.
colectiva y sobre obras organizadas en sistemas. Así pues, a mi juicio, el
problema no ha sido el de justificar un método, sino el de dar cuenta y razón
de una elección: ¿cómo explicar este libro, este encuentro de la antropología y
la historia, en el campo de mi investigación; por qué se eligió esta temática, o
esta problemática, como se prefiera?
Fue mi idea inicial estudiar el tema del buen salvaje, desde Montaigne
hasta Raynal, establecer su permanencia y señalar sus variantes en el interior
del espacio literario. Pero inmediatamente se me planteó la cuestión de la
realidad del hombre salvaje, al cual el pensamiento cristiano o el libre
pensamiento adjudicaron una función mítica. Alphonse, Dupront y Georges
Gusdorf1 nos han mostrado cómo el descubrimiento de una humanidad
exótica sacudió hasta los cimientos la antigua concepción del mundo, en la
que dominaba la idea de la Revelación:
“El mentís dado a las doctrinas tradicionales ponía de manifiesto una
nada conceptual que por el momento era imposible de cumplir. Para los
sabios de aquellos tiempos, se trató, de la primera experiencia de la muerte de
Dios.”

1A. Dupront, Espace et humanisme, Bibliothèque d’humanisme et de renaissance, tomo VIII,


1946; G. Gusdorf, “Ethnologie et metaphysique”, en Ethnologie générale, Encyclopédia de la
Pléiade, 1968, p. 1775.

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Lo mismo respecto del origen de los americanos que del color de los su ser real, puesto que todos juntos forman una y la misma figura mítica,
negros, la Iglesia trata de conciliar las realidades exóticas y las enseñanzas donde los sueños de un Edén primitivo o de una Edad de Oro, situados en los
universales de la Escritura. Hijos de Jafet, hijos de Cam o descendientes de orígenes de la humanidad, cobran carne y hueso de nuevo al tocar en tierras
Caín, los americanos y los negros dejan entonces de ser hijos perdidos para nuevas. En el arsenal del libre pensamiento, en donde se juntan al buen Turco,
integrarse, a través de la evangelización, al gran cuerpo de la cristiandad. Más o al prudente Egipcio para, servir a la crítica de las instituciones, su
aún, los misioneros inventan a los “buenos salvajes”, cuyas virtudes naturales “condición de hombres”, opuesta “a todas las pinturas con que la poesía ha
y cuya conmovedora sencillez contrastan con la aborrecible corrupción de los embellecido a la Edad de Oro”3, es también abstracta: felices puesto que
europeos. En ellos renace el espíritu de las primeras comunidades cristianas, ignoran todos los males que afligen a las sociedades civilizadas, tienen como
con ellos, jesuitas o cuáqueros construirán sociedades modelos, ciudades en función, a mitad de camino entre la historia y la utopía, poblar el espacio
miniatura levantadas como ciudadelas en el seno de la incredulidad. Por lo político por el que se aventura el hombre europeo, desde el Renacimiento
menos al comienzo, la República cristiana del Paraguay, al igual que la hasta el Siglo de las Luces. A una sociedad que duda de sus valores y de sus
Pennsylvania de los cuáqueros, algo más tarde, dan testimonio del vigor de poderes, se le ofrece la oportunidad de ponerse a sí misma en tela de juicio, de
este primitivismo militante. concebirse como distinta, de lo que es, de inventar su propia negación para
A la inversa, humanistas y libertinos descubren en estos pueblos que mejor medir su alienación.
viven sin leyes, sin reyes, sin sacerdotes, sin tuyo ni mío, y que son felices y Así se borran los caracteres emocionales de una humanidad exótica, y
virtuosos, la prueba de la superioridad de la moral natural, fundada en el sólo se conservan los rasgos susceptibles de proporcionar un modelo o, a la
instinto y en la razón. Al leer algunos de los primeros relatos de viajes, no inversa, de denunciar la ilusión de un modelo. La realidad del mundo salvaje
faltaron quienes se precipitaron a sacar en conclusión que existían pueblos queda encerrada en una red de negaciones, la cual, a través de las
ateos. Para responderles, los misioneros, etnólogos por necesidad, si no por combinaciones, permite la construcción de modelos antitéticos. Unas veces se
vocación, se entregaron a la investigación sistemática de las costumbres y trata de pueblos sin historia, sin escritura, sin religión, sin costumbres, sin
creencias de los salvajes procurando descubrir, tras la aparente diversidad, un moralidad y dentro de este primer tipo de discurso racional, las relaciones se
principio de identidad que manifestase la presencia oculta de Dios. Al negar combinan con rasgos calificados positivamente para indicar la carencia, el
la existencia de pueblos ateos, confirmaron el valor del argumento tradicional vacío inmenso del salvajismo, en contraposición al mundo pleno del
deducido del consentimiento universal. A su vez, libertinos eruditos,2 como civilizado. Unas veces se envidia a esos mismos pueblos que viven sin amos,
La Mothe le Vayer, se entregaron a una sapiente exégesis de sus escritos, al sin sacerdotes, sin leyes, sin vicios, sin tuyo ni mío, y las negaciones
término de la cual la “virtud de los paganos”, ese instinto divino que, según el combinadas aquí con rasgos calificados negativamente, nos declaran cuál es el
padre Acosta, había preparado a las almas del Nuevo Mundo para la desencanto del hombre social y la dicha infinita del hombre natural. En el
revelación y la predicación, se convertía en un instinto natural que permitía a primer caso, el paralelo favorece al hombre civilizado, en el segundo la
pueblos privados de las luces de la verdadera religión distinguir al bien del diferencia toda se establece en perjuicio del hombre social. De esto se
mal y mantener una conducta moral. El elogio de los buenos salvajes, desprende que con sólo cambiar el signo se puede invertir todo el sentido del
entonado a la mayor gloria de Dios, se volvía contra sus imprudentes discurso: desde Voltaire hasta Rousseau o Diderot, no son tanto los elementos
laudadores. los que varían, como su distribución en un sistema en el que, unas veces,
En este debate se cita como testigos a los pueblos salvajes; poco importa llevan el signo de más y otras veces el signo de menos.
Sin embargo, llega a ocurrir que estos dos discursos se hagan
2 Para este debate, remitimos al lector al libro de R. Pintard, Le libertinaje erudit (…) y al
estudio de A. Adam, “Sur le problème religieux dans première moitié du XVII siècle”,
Zaharoff Lectures, 1959. 3 Montaigne, Essais, libro I, cap. XXXI, “Des Cannibales”, ed. Pléiade, 1937, p. 214.

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interferencia: quienes hacen la apología de la dicha del hombre salvaje, no que habla: la etnología y la antropología son las ciencias cuyo objeto específico
pueden dejar de reconocer que su vida es penosa y azarosa, que puede ser es el estudio de las sociedades llamadas salvajes, es decir de las sociedades
malvado y cruel; los espíritus más convencidos de las bondades de la que carecen de historia y de escritura. Pero, en el siglo XVIII, el discurso
civilización no pueden negar que los civilizados, a veces, son “verdaderos etnológico y el discurso antropológico no existen más que al interior del
antropófagos”. Desde la miseria del hombre civil hasta la barbarie de los discurso filosófico en general. He tratado de aislarlos arbitrariamente, pero
civilizados, desde la incertidumbre de la vida salvaje hasta el bienestar del sólo para identificarlos como partes constitutivas de un discurso nuevo que,
hombre natural, se extiende toda una temática del estado salvaje que nos da desde fines del Siglo XVIII llevará el nombre de antropología. En efecto, fue en
testimonio de una visión ambigua, en la que aflora la percepción de una 1788 cuando un tal Chavannes, profesor de teología en Lausana, publicó una
realidad contradictoria; no se puede separar a los buenos salvaje de los malos Anthropologie ou science générale de l’hombre, distribuida en nueve partes:
tan fácilmente como lo hace Prévost en Cleveland, donde los crueles Ruintones Antropología Física – Etnología o “Ciencia del hombre considerado como
sirven para dar contraste a los prudentes Abaquíes. Los pueblos del Canadá perteneciente a una especie distribuida sobre el globo y dividida en varios
son, a la vez buenos y hospitalarios y temibles para sus enemigos, los cuerpos sociales…” – Noología o “Ciencia del hombre considerado como
mexicanos han tenido nociones de las artes y de las ciencias, pero han dotado de voluntad” – Glosología o “Ciencia del hombre parlante” –
practicado los sacrificios humanos. ¿No nos remite esta ambigüedad del Etimología – Lexicología – Gramatología – Mitología… En pleno siglo XVIII,
mundo llamado salvaje a una naturaleza humana, perfeccionable sin duda la palabra antropología forma parte aún del vocabulario de la anatomía y
alguna, pero escindida entre el Bien y el Mal y capaz de horrendas significa “estudio del cuerpo humano”.
regresiones? Si no se puede afirmar con seguridad que el hombre civilizado La anatomía humana, a la que absoluta y propiamente se la llama anatomía, tiene
sea más feliz que el salvaje, todavía es menos seguro que sea mejor. Debate como objeto, o, sí se prefiere, como sujeto, al cuerpo humano. Es el arte que
interminable, cuyo objeto no es tanto, finalmente, la condición del salvaje, muchos llaman antropología,
como la condición del civilizado, y el sentido de la historia humana. La escribe Diderot en el artículo Anatomie. El artículo Anthropologie nos recuerda
paradoja de Montaigne, para la cual los caníbales son menos bárbaros que los el sentido teológico, “manera de expresarse mediante la cual los autores
pueblos que, diciéndose civilizados, tratan cruelmente a sus enemigos, sagrados atribuyen a Dios partes, acciones o afecciones que no convienen más
aunque sean de la misma nación, tiene un valor ejemplar; de esta inversión, de que a los hombres”, y aclara: “en la economía animal, es un tratado del
esta confrontación brotó la imagen de un salvajismo latente, escondido en el hombre”. Son ejemplos de ella la Antropología de Teichmeyer (Ginebra, 1739) y
corazón del mundo civilizado, como una amenaza o una tentación. Absorbido la de Drake (Londres, 1707). Si se comparan estas definiciones con el título de
por el espectáculo de su propia historia, el hombre europeo se aparta de todo la obra de Chavannes, se comprueba que en menos de 30 años se constituyó
lo que no es esa historia y se interesa únicamente en el mundo salvaje en la una “ciencia general del hombre”, la mayor parte de la cual era lo que todavía
medida en que éste le ofrece la imagen de su pasado, o de un presente aún hoy llamamos antropología, en tanto que la lingüística ha sustituido a la
envuelto en tinieblas. “glosología” como “ciencia del hombre parlante” y la mitología, durante
De tal modo, el mito y sus vicisitudes nos lanzan sin cesar desde el algún tiempo vinculada a la historia, ha vuelto a ser una de las provincias de
hombre salvaje hasta el hombre civilizado, sujeto y objeto a la vez del discurso la antropología. Entonces, era legítimo considerar todos los fragmentos de
mítico. Entonces, decidí averiguar si, independientemente de tal discurso, el discurso que, entre 1750 y 1758, se fijan como objeto estas ciencias generales
Siglo de las Luces había dialogado acerca del mundo salvaje y, en caso de del hombre. En primer fugar, sin duda alguna, la Histoire naturelle de l'homme
respuesta afirmativa, qué clase de discurso daba cuenta y razón, o pretendía de Buffon, pero también todos los textos que tratan del hombre físico, de la
dar cuenta y razón, de su realidad. especie humana, de las diferentes razas, de las sociedades humanas, de su
Hoy en día, cuando se razona sobre el mundo salvaje, sabemos quién es formación y de su progreso, del origen del lenguaje, de las invenciones y de

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las técnicas. Corpus inmenso, dentro del cual era preciso elegir, pero ¿con cuál poner las bases de un comercio continuo en goma o en marfil, hacer el censo
criterio? de las tribus hostiles u hospitalarias, evangelizar pueblos “groseros” y
Al examinar el problema de las fuentes de información, comencé a ver “supersticiosos”, fueron otras tantas tareas que no predisponían ni a la
con mayor claridad. Al leer la bibliografía de los viajes, en efecto, nos observación, ni a la comprensión. Sólo los misioneros que permanecieron
deslizamos de la antropología a la etnología: una ciencia general del hombre durante largos años en contacto con las mismas tribus, que aprendieron su
presuponía que había terminado (o, por lo menos, que estaba suficientemente lengua y se esforzaron por establecer su uso en diccionarios y en gramáticas,
adelantada) la reunión de datos y el conocimiento del espacio humano en el constituyen excepción a la regla. Pero su función misma no los pone a
cual se situaba ¿Era verdaderamente así? resguardo del prejuicio, sobre todo cuando se trata de religión:
toda estatua es para ellos el demonio –dice Voltaire con humor–; toda reunión es
Hoy en día, es casi banal hablar de “pre-etnología” a propósito de las
un sabbat, toda figura simbólica un talismán, todo brahmán un brujo.4
relaciones de viajes escritas por historiadores de la antigüedad, como Herodoto
o Pausanias, por los cronistas árabes o chinos, o por los primeros Además, las relaciones más interesantes fueron escritas sin orden ni
observadores del mundo salvaje, africano o americano. En efecto, les debemos método, y llevan entremezcladas las descripciones de costumbres y usos con
a ellos las primeras indagaciones sobre el terreno, sin las cuales no es posible el relato de las miles de peripecias del viaje o de la estancia. Como las
la ciencia etnológica. Muchas de esas obras son insustituibles, en la medida en monografías eran escasísimas –y con razón– el lector tenía que pasar
que nos describen a sociedades que la presencia de los europeos arrancó de su innumerables páginas para informarse de los hotentotes o de los patagones.
estado de equilibrio para precipitarlas en una historia que no era la suya. Así Cornelius de Pauw, autor de las Recherches philosophiques sur les Américains,
por ejemplo, Alfred Metraux consideró a las observaciones del cosmógrafo resume la dificultad como sigue:
André Thevet sobre los tupinambas como una fuente de observaciones de nos encontramos en el caso de un botánico que, para encontrar una planta cuyas
inapreciable valor. Por su parte, Claude Lévi-Strauss ha encontrado muy a características desea conocer, a veces se ve obligado a recorrer bosques, landas,
menudo, en relaciones viejísimas –la de Laborde sobre los caribes, por roquedales, precipicios y a herborizar en toda una provincia antes de quedar
ejemplo–, la huella de usos cuyo sentido se había perdido en el momento en satisfecho. 5
que los primeros etnólogos llegaron al lugar a comienzos del siglo XIX. La Así pues, ni por su contenido ni por su forma favoreció esta literatura
etno-historia y la ciencia de los mitos han vuelto a dar vida a esta literatura pre-etnográfica la constitución de un saber nuevo. Será necesario esperar el
etnográfica. Pero si la investigación de campo sigue siendo el prólogo momento en que se constituyeron las grandes colecciones de viajes (De Bry en
obligado de todo estudio etnológico, no basta para fundar un método Alemania, Raleigh en Inglaterra, Thévenot en Francia) en que las colecciones
científico. Ni los mismos historiadores, ni los primeros exploradores del faciliten la reunión de informaciones (Recueil des voyages des Holandais, Histoire
interior de África o del continente norteamericano se fijaron como meta des découvertes et des conquêtes des Portugais, Recueil des voyages au Nord et dans l’
observar y describir a las sociedades con las cuales entraron en contacto, Amérique Méridional, todos entre 1700 y 1740) para que la reflexión se adelante
haciendo abstracción de su propia sociedad, de sus hábitos o de sus prejuicios. a la observación. La obra del padre Lafitau sobre las Moeurs de sauvages
Lejos de ser objeto de conocimiento, el mundo salvaje no existe para ellos más américains, comparées aux moeurs des premiers temps (1724) ordena una masa de
que a través de una determinada práctica, que les prohíbe renunciar a su informaciones considerable, conforme a un método que ya no es analítico,
condición de civilizados para no ser más que observadores-participantes, a la sino sintético: al comparar, palabra con palabra, las creencias y los usos de
manera de los etnógrafos modernos. En África y en América, mercaderes, pueblos separados entre sí, en el tiempo, por siglos o, en el espacio, por
marinos, soldados o misioneros se lanzaron a una empresa de la que obstáculos infranqueables, pone las bases de una ciencia del hombre
esperaban obtener una ganancia, bien de orden material, bien de orden
espiritual: conquistar un imperio, preparar o fortificar un establecimiento, 4 Questions sur l’Encyclopédie, art. “Almanach”.
5 Recherches philosophiques sur les Américains, ed. Berlín, 1774, en-12, I, p. 237.

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universal; sustituye una perspectiva histórica y geográfica por una ocupar un lugar cada vez más grande en los periódicos y en las memorias de
perspectiva antropológica. Es verdad que, ante todo, quiere demostrar que la Academia de Ciencias. Pero, al mismo tiempo, en nombre de la sana
nunca hubo y que no podía haber pueblo ateo, que toda sociedad humana filosofía y de un racionalismo puntilloso, se procedió a una verdadera
engendra dioses y cultos y, con ello, da testimonio de su esencia divina. Pero depuración de la literatura de viajes, con criterios a menudo juiciosos, y a
la tesis importa menos que la voluntad de síntesis, la cual, al vincular entre sí veces poco pertinentes: así por ejemplo, Garcilaso resulta sospechoso porque
hechos tomados de todos los confines del mundo salvaje, nos ofrece de éste es mestizo, Lahontan porque libertino, los jesuitas porque son… jesuitas. Hay
una visión nueva y una suerte de nueva lectura. Sin embargo, es significativo que tomar en consideración todas estas deformaciones para apreciar, como es
que haya sido a través de la etnología comparada como la humanidad exótica, debido, la información de los filósofos y reconocer de una vez por todas que,
presente desde hacía más de dos siglos en los horizontes del pensamiento si la antropología de las Luces tiene su propia cronología, que no coincide
moderno, que entró en el campo del saber. Sus costumbres y creencias pierden exactamente con la de la historia de las exploraciones, ni con un catálogo de
sólo su extrañeza cuando se las compara con las de los “primeros tiempos”, de relatos de viajes, lleva también la marca de una ideología.
los que nos dejaron testimonio los antiguos. A través de su propia cultura, El mundo salvaje mismo, objeto de la curiosidad o de la investigación, y
aprecia el europeo la realidad del mundo salvaje, la cual, en sí misma, sigue al que poco a poco se le va reconociendo como objeto de un saber específico,
siendo para él extraña e inaccesible. La metamorfosis del hombre salvaje en todavía no existe más que a través del prisma deformador de la historia
hombre primitivo, porque lo convierte en ser histórico, hace posible, por lo europea. Reducido geográficamente a las fronteras del mundo colonial,
mismo, una intención antropológica; en él, el hombre europeo puede mutilado y sometido por sus conquistadores o cercado lentamente por los
reconocerse y aprender a reconocerse: le basta con abrir el espacio de su blancos, ya no es ese otro mundo, milagrosamente nuevo, que asombró a los
propia historia y situar al Homo sylvestris entre sus antepasados. De tal hombres del Renacimiento. Los salvajes de ayer, reducidos a la esclavitud,
manera, queda definitivamente constituida la pareja salvaje-civilizado, la cual, arrojados brutalmente al crisol de las razas y de las civilizaciones, han
por intermedio de los paralelos y de las antítesis, a lo largo de una escala de cambiado de ser y de rostro, donde quiera que la naturaleza no opuso un
seres y de valores, gobierna todo el funcionamiento del pensamiento obstáculo infranqueable a la avidez de las naciones europeas. La Histoire des
antropológico hasta comienzos del siglo XIX. El hombre salvaje se confunde voyages que habla de los “antiguos mexicanos” y de los “antiguos peruanos”,
con sus dobles, el escita o el germano, y ocupa un lugar, a su lado, en un vasto la Encyclopédie que describe al imperio de México como una provincia de la
mito de los orígenes. Nueva España, proclaman con toda claridad esta muerte lenta de pueblos,
¿El progreso de los conocimientos, la ampliación de los horizontes y la cuyos monumentos no son más que “vestigios”. Los guaraníes, obligados a
frecuencia de los contactos modificaron fundamentalmente este modo de renunciar a la condición de salvajes para convertirse en “hombres” y en
percepción? Para saberlo, tenemos que preguntarnos cuál era el espacio nuevo ”cristianos”, bajo la dirección de sus “preceptores religiosos”, habían dejado
que el hombre de las Luces estaba realmente capacitado para abarcar con la de existir como tales y ya no eran más que el símbolo de una experiencia
mirada, es decir, apreciar la distancia que separa a las relaciones de viajes más civilizadora. La historia ha trazado una línea de demarcación en el interior de
recientes de sus lectores; quince o veinte años inclusive, cuando se trataba de un espacio antaño homogéneo, estructurado conforme a otras leyes. Mientras
obras rusas, danesas o inclusive alemanas. A la inversa, hemos comprobado que algunas naciones pertenecen ya a un pasado del que no nos quedan más
que las observaciones de algunos viajeros, como las de Bruce o Patterson, por que testimonios inciertos –como los caribes, exterminados casi por completo–
ejemplo, se difundían entre un público limitado –sabios y filósofos– desde otros habían sido desposeídos de sus tierras y otros más, reducidos a la
años antes de la publicación de sus relaciones. En virtud de nuevas exigencias, esclavitud; por último, ya no se parecían a lo que habían sido en el momento
se crearon circuitos paralelos: correspondencias, memorias, extractos de de su descubrimiento, hasta tal punto habían cambiado sus costumbres y su
diarios, en tanto que los descubrimientos y las exploraciones comenzaron a economía. Con el paso del tiempo, estas diferencias se habían vuelto tan

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sensibles que fue preciso volver a definir incesantemente el estado salvaje a la civilización, el que la expresa en palabras, el que la piensa, y porque es el
partir de imágenes semiborradas, o volverlo a descubrir en el corazón de modo de su acción, se convierte en el referente de su discurso. Quiérase que
continentes inexplorados o en las tierras aún no violadas por los no, el pensamiento filosófico clama contra la violencia cometida contra el
conquistadores. Los salvajes de las orillas del Amazonas y del Orinoco, los del hombre salvaje en nombre de una superioridad de la cual es partícipe: por
norte de Europa o de Asia, los tahitianos, los papúes o los cafres dieron nuevo mucho que se complazca en afirmar que todos los hombres son hermanos, no
vigor a la imagen de un mundo salvaje todavía intacto, en el cual, al abrigo de puede prescindir de un europeocentrismo, que descubre en la idea de
los peligros de la historia, sobrevivía una humanidad primitiva. Cuando progreso su mejor coartada. Por mucho que se prohíba aceptar el orden de
Rousseau dice que “la tierra entera está cubierta de naciones de las que sólo cosas no puede oponerle, en el mejor de los casos, más que un reformismo
conocemos los nombres” y que es preciso observar y descubrir “los lugares humanitario. Libertad a los negros esclavos, civilizar a los pueblos salvajes,
salvajes, el más importante de los viajes y el que habría que realizar con el conciliar la humanidad y el interés ¿no es transar con un sistema cuya
mayor de los cuidados”6, no hace sino medir la dificultad de la ciencia del destrucción supondría un nuevo equilibrio comercial y una revolución
hombre y de las sociedades humanas, obligada, por falta de documentos política?8 El bien y el mal que produjo el descubrimiento de las dos Indias se
etnológicos, a reconstituir un estado original a partir de un estado ya muy convierte hacia 1780 en un tema de concurso académico, pero todo el mundo
alejado del estado salvaje. En un siglo que apenas se acuerda del estado sabe perfectamente que la historia no da marcha atrás. Es verdad que no hay
primitivo del Nuevo Mundo, el hombre salvaje sólo existe en los relatos de los un filósofo que no condene los crímenes de los conquistadores, el comercio
viajeros. Inclusive, tal vez esté a punto de desaparecer irremediablemente: atroz de esclavos, la crueldad de los colonos. Pero el siglo que tan fácilmente
si se piensa en el odio que las hordas de salvajes se tienen unas a otras, en su vida se enternece por la suerte de los pueblos salvajes y que se indigna ante la
dura y de penurias, en la continuidad de sus guerras, en las innumerables barbarie de los civilizados conoce un sólo antídoto, realmente; civilizar a los
trampas que constantemente les tendemos, no puede menos de preverse que, salvajes, único fundamento moral de un humanismo de la conquista. Así
antes de que hayan transcurrido tres siglos, habrán desaparecido de la tierra. pues, he considerado necesario denunciar el mito del anticolonialismo de los
Entonces, ¿qué pensarán nuestros descendientes de esta especie de hombres, que filósofos y reducir a justas proporciones su campaña a favor de los negros y de
ya no existirán más que en la historia de los viajeros? ¿No serán los tiempos del los indios. Cuando se examina de cerca la cosa, y se compara su punto vista
hombre salvaje, para la posteridad, lo que para nosotros son los tiempos fabulosos con el de los encargados de la política colonial, no puede uno evitar sacar en
de la Antigüedad? ¿No hablará de él, como nosotros hablamos de los centauros y
conclusión que, de acuerdo con estos últimos, procuraron sobre todo remediar
de los lapitas? Cuántas contradicciones no se encontrarán en sus costumbres, en
sus usos. los abusos y, con ello, contribuyeron al mantenimiento del orden establecido.
Liberación de los negros, protección de los indios, y civilización de los
Estas reflexiones de Diderot7 no ejemplifican únicamente la idea de una salvajes, a pesar de las apariencias, no son sino elementos de una misma
desaparición ineluctable del mundo salvaje a causa del efecto conjugado de estructura, la de la ideología colonial, que tendrá en el siglo XIX el desarrollo,
sus debilidades internas y de la presencia de los europeos, sino que plantean que todos conocemos.
con igual claridad el problema de las relaciones de la historia y la
antropología. Puesto que la pareja salvaje-civilizado no rige el funcionamiento ¿Cómo podría ser de otra manera, puesto que, tomando como modelo a
del pensamiento antropológico sino porque, de antemano, está dada su Buffon, toda la antropología de las Luces coincide en hacer del hombre
estructura y distribuidos sus papeles: desde el descubrimiento de África y de
8 Véase en Raynal el movimiento oratorio que esboza esta renuncia: “rompamos las cadenas
América, y el proceso del comienzo de colonización, el hombre salvaje es
de tantas víctimas de nuestra avaricia. Aunque tengamos que renunciar a un comercio que tiene
objeto; sólo el hombre civilizado es sujeto; es quien civiliza, el que trae consigo como fundamento la injusticia y como objeto el lujo”, seguido inmediatamente por lo
contrario: “pero no, no es necesario hacer el sacrificio de producciones que el hábito nos ha
6 Deuxième discours, nota 10. hecho tan gratas (…); estos géneros podían recogerse con manos libres y, entonces, consumirse
7 Histoire des Deux Indes, ed. cit. en Bibl., VII, pp. 162-163. Véase más adelante, p. 226 y p. 450. sin remordimiento” [subrayado por la aurora], Histoire des Deux Indes, V, p. 285.

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civilizado el ser más interesante de la creación? Al hombre salvaje, cuyos des-civilizarse?, sino, por lo contrario: ¿qué es una sociedad civil, digna de tal
progresos detiene un clima desmesurado o una tierra estéril, al hombre nombre?10
americano que, por así decirlo, se ha quedado en el umbral de su propia Chocamos aquí con una de las dificultades esenciales de mi intención: el
historia, opone la figura triunfante del hombre europeo, que ha aceptado el empleo del término antropología. Perfectamente propio del objeto principal de
reto de la naturaleza y se ha convertido en amo de la misma. La idea de una la Histoire naturelle de l’homme de Buffon, que es el de construir una ciencia
degeneración de algunas variedades de hombres en el interior de la especie general del hombre, puede parecer artificial cuando se trata de Voltaire, de
humana encierra un racismo latente, luego de apariencia científica, que Rousseau, de Diderot y de Helvecio, para quienes esta ciencia no es sino un
descubre en la distancia, máxima entonces, que separa al mundo salvaje del medio de fundar una moral y una política. Así pues, finalmente, al conjunto
mundo civilizado un remedo de justificación.9 Es cierto que la tesis célebre de de sus ideas sobre la naturaleza del hombre, a la génesis del movimiento de
la perfección de la raza blanca en los climas templados, postulada por Buffon las sociedades humanas, llamaremos antropología, aceptando el término en su
y desarrollada por Cornelius de Pauw, es muy discutida. Pero el escándalo sentido más amplio, filosófico y ya no solamente científico. Extensión
que provoca obedece menos al enunciado inicial que a sus corolarios: no se justificada por mis premisas, puesto que estudio la formación, en el interior de
hace la defensa de los indios de América, sino la de los criollos y los varios tipos de discurso, de un discurso nuevo, que no tardará en recibir el
americanos, de cepa europea, a los que nada podría hacer ”degenerar”. A nombre de antropología. En el propio Buffon, como veremos, discurso
través de este debate, y una vez más, no se permite que la superioridad del científico y discurso filosófico están confundidos aún. Es cierto que ha
hombre civilizado se ponga en tela de juicio; ahí donde el salvaje no ha separado y organizado en cadena todos los temas –o esquemas– de una
podido establecer su imperio, someterá la naturaleza a su voluntad y hará que antropología: el hombre y el animal, individuo y especie, sociedades animales
broten los gérmenes de un mundo aún bruto. y sociedades humanas, entendimiento y perfectibilidad, estado salvaje y
¿Se dirá que la antropología de Rousseau niega esta superioridad, progreso de las sociedades, por último y sobre todo, natura y cultura,
precisamente, al sostener que el hombre civilizado, corrompido y desdichado, consideradas como las dos caras de la misma realidad, como el haz y envés de
pervertido por la historia y por sus mismos progresos, le puede envidiar todo un mismo devenir. Pero esta antropología armoniza perfectamente con una
al hombre de las primeras sociedades, del cual no podría ser modelo? Sería filosofía de la historia que distribuye seres, razas y especies a lo largo de una
olvidar que esta paradoja inicial no tiene más función que la de denunciar los escala, cuyo primer grado ocupa el hombre civilizado, que vive en climas
males que afligen a las sociedades fundadas en la desigualdad, y preparar, a templados, y que postula un tipo de desarrollo común a todas las variedades
través de su crítica radical, su paso a la sociedad del contrato. Sólo en este de hombres. Porque la historia tiene un sentido, el hombre no puede
nuevo orden de cosas el hombre, que habrá inventado una sociedad a la permanecer en estado salvaje sin padecer de una insuficiencia esencial, y la
medida de su ser y del proyecto divino, disfrutará de la doble dicha de ser especie debe tender hacia el estado de civilización como hacia su fin natural.
hombre y virtuoso. Lejos de ser rechazo de la sociedad, la antropología de En este sentido, la antropología de Buffon no es fundamentalmente diferente,
Rousseau es, por lo contrario, su exaltación: el hombre tiene verdadera en su estructura y en sus aspectos ideológicos, de la de los demás filósofos: se
vocación, en virtud de un proceso de perversión, pero que también es de nos presenta primero como una dimensión nueva de la historia, natural, civil
perfección, de convertirse en “un ser moral, un animal razonable, en el rey de o política. Entonces ¿por qué no conservar únicamente, en la filosofía de las
los demás animales y en la imagen de Dios en la tierra”. Así pues, no es la Luces, a las obras principales y por qué no estudiar en general la formación de
civilización lo que Rousseau combate, sino un estado de alienación que es su un pensamiento antropológico, en todos los niveles en que ha podido
negación misma. La interrogante que nos invita a formular no dice: ¿cómo manifestarse, en Lafitau, de Brosses, Cornelius de Pauw, Turgot o inclusive en
la Histoire des voyages o en las Letters Édifiantes? Esta perspectiva, que es la de
9Sobre esta “matemática racial”, véase M. Duchet, “Esclavage et préjugé de couleur”, en
Racisme et société, ed. Maspero, 1969, pp. 121-130. 10 Véase el capítulo sobre la “Antropología de Rousseau”.

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HISTORIA DE LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA
Departamento de Ciencias Antropológicas
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad de Buenos Aires

la historia de las ideas, la he hecho a un lado. Y no es que menosprecie el valor y las últimas obras de Diderot y de Helvecio, en efecto, no se ha producido
de esta disciplina, que ocupa el lugar esencial en la mayor parle de mis ninguna revolución epistemológica que pueda justificar el despliegue de un
empresas. Pero, en este libro, he querido intentar otra cosa. Sólo resta decir método un diacrónico. Se produjo antes, como ha visto Georges Gusdorf, que
por qué. remonta hasta Locke y los sensualistas el nacimiento de un “pensamiento
empírico”, que “rompe con la ontología racionalista de Descartes, de Espinosa
o de Malebranche”11. Porque Buffon, Rousseau, Voltaire, Diderot o Helvecio
Porque no existe en ninguna parte un discurso antropológico, diferente del son igualmente sensualistas, pudieron concebir una ciencia del hombre,
discurso filosófico o histórico, era necesario buscar por lo menos sus fundada en la reconstitución de una génesis de las ideas y de las acciones
delineamientos en el interior de sistemas suficientemente rigurosos y humanas: ciencia cuyo principio postula la Histoire naturelle de Buffon, pero
coherentes para que se dibujase en ellos, en hueco relieve, la posibilidad y una cuya posibilidad no inventa. En Buffon, el hombre salvaje –o sus dobles–
suerte de falta de un discurso nuevo, que presupone la destrucción de las desempeña, en resumidas cuentas, el papel de la estatua en Condillac, y por
categorías conforme a las cuales, hasta entonces, se ha distribuido un primera vez, todo ocurre en el interior de la historia humana, sin que sea
determinado saber. Lo que impide que se produzca esta destrucción no es sólo necesario recurrir a ningún simulacro. Sin embargo, no se trata más que de
la duda, experimentada por la mayoría de los filósofos, acerca de los datos una deformación interna al sistema sensualista, no de una filosofía nueva.
mismos de este saber, sino la carencia de una teoría general de sociedades
humanas, capaz de servir de fundamento a una filosofía del hombre moderno No obstante, es una transformación decisiva, puesto que reunía en un
y que necesariamente tenía que prever las conclusiones de una actividad mismo discurso la historia del individuo que siente y que piensa, y la de la
experimental. La impaciencia militante de la filosofía de las Luces, especie, realidad biológica y ser colectivo, la historia del hombre y la de las
independientemente de que sea espiritualista y materialista, su entusiasmo sociedades humanas. ¿Quiere esto decir que debemos considerar a la
reformista, la apartaron de una reflexión en la que el hombre europeo, sus antropología de los filósofos como si fuese el producto de esta mutación y
males y sus vicios, sus conflictos y su solución, ya no serían el centro. Cogido volver, mediante este rodeo, a un análisis diacrónico, que ligase entre sí, como
en las tensiones y las contradicciones, que constituyen el tejido de una a eslabones de una misma cadena, a los sistemas de ideas? Si hay
“civilización”, cuyo orden y cuyos valores pone en duda, no puede abstraerse antropología, es a mi juicio algo perfectamente diferente de la red de
de su propia sociedad, para concebir una ciencia del hombre liberada de la identidades y diferencias que hace que se comuniquen entre sí los sistemas y
obsesión de la historia. Cuanto más se le presenta como instrumento teórico que asegura la libre circulación de ideas del uno al otro. Cada uno de ellos
de valor incomparable, o como arma ideológica, tanto más descuida la tarea tiene su lógica y su gramática y si se articulan fácilmente en un mismo
de constituirla en disciplina completa. Pero, a la inversa, cuanto más discurso no es, de ninguna manera, consecuencia de una estructura homóloga,
experimenta la necesidad de abarcar la historia humana en su totalidad para sino de su estar inscritas en una determinada configuración del mundo y del
encontrar la medida de todas las cosas, tanto más, en la práctica de tal saber, en la cual, con la distancia que nos da el tiempo, podemos hoy situarlas,
discurso, funda la posibilidad de tal disciplina. Así pues, he privilegiado a gravitando en un espacio cuyas leyes reconstruimos. Para escapar a esta
cinco sistemas: los de Buffon, Voltaire, Rousseau, Helvecio y Diderot, y ilusión, me he esforzado, por el contrario, en constituirlas en su diferencia y,
tratado de mostrar qué es lo que, en la lógica que es su lógica, va cristalizando de ser posible, en su insularidad. Demasiado acostumbrada a otros métodos,
poco a poco, hasta formar un subsistema, que ya no es, ni una filosofía de la no tengo la impresión de haberlo logrado siempre. Por este camino, otros
historia, ni una historia del hombre, sino una antropología. podrán ir más lejos.

Con toda intención he descuidado la diacronía, a reserva de precisar, en


el transcurso del análisis, las influencias y las ideas recibidas, cuando no eran
cosa ya conocida, Entre la Histoire naturelle de Buffon, el Discours sur l’inégalité 11 Op. Cit., p. 1785.

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