Adoración Santísimo JMV 2019
Adoración Santísimo JMV 2019
Adoración Santísimo JMV 2019
Hace muchos años, llamaste a un grupo de personas para que viviesen contigo, y fueron tus amigos,
los apóstoles. A lo largo de la historia has llamado a muchas personas más, unas te han dicho que sí y
han organizado su vida junto a Ti, uniendo su corazón al tuyo, pero otras te dieron la espalda.
Hoy soy yo quien me siento elegido y llamado por Ti para seguirte. Quiero responderte
afirmativamente y no abandonarte nunca, pero tú me conoces y sabes que soy débil, que aunque
quiero hacer el bien, y muchas veces me comprometo con ilusión a ir contigo, soy inconstante y
olvido mis buenas intenciones.
Te necesito. Necesito estar junto a Ti para ser mejor, por eso quiero acompañarte en este rato de
oración, para pedirte fuerzas y ser feliz. ¡Gracias por todo , Señor!.
PRESIDENTE. El Señor se hace presente entre nosotros, especialmente en el Pan Consagrado que
se encuentra en el Sagrario. Ante Él nos arrodillamos un momento y cada uno, en silencio, conversa
con el Señor...
(Todos se arrodillan mientras tanto se pone música de fondo...)
LECTOR 3. “Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El
pan que Yo daré es mi carne, y la daré para vida del mundo.” (Juan 6, 51)
PRESIDENTE. “Sea por siempre Bendito y Alabado el Santísimo Sacramento del Altar”
TODOS: “Sea por siempre Bendito y Alabado el Santísimo Sacramento del Altar”
(Sentados)
(Breve silencio)
LECTOR 4: Señor Jesús: Nuestra vida está llena de proyectos, ilusiones y buenos deseos.
Queremos hacerlos realidad, aunque no desconocemos que encontraremos muchos obstáculos. Hay
algo que mantiene viva nuestra esperanza y que nos da ánimo y fuerza, que hace que no nos asusten
los grandes retos y que los afrontemos sin temor: es tu presencia.
Siempre tenemos ante nosotros tus palabras de aliento: “Yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo”. Señor, te necesitamos. Sin ti nada somos ni podemos. Queremos pedirte que
nunca faltes en nuestras vidas; que nos des valor para que en los momentos difíciles nunca te
abandonemos; ya que no eres tú, sino nosotros quienes repetimos en muchos momentos de nuestra
vida la historia de la noche de la pasión, huyendo y dejándote. Que al igual que María, siempre
permanezcamos a tu lado, porque tú nunca nos abandonas. ¡Gracias, Jesús, por tu presencia y por tu
amor!.
(Silencio – Música)
LECTOR 5. “Este es el Pan vivo bajado del cielo; no como el que comieron nuestros padres, y
murieron; el que coma este Pan vivirá para siempre.” (Juan 6, 58:)
LECTOR 6. “Espero en Ti, Señor con gran confianza, inclínate hacia mí y escucha mi clamor”
(Salmo 40)
(Luego de un momento de silencio se invita a hacer peticiones espontáneas. Este tiempo concluye
con la oración del Padre Nuestro.)
PETICIONES ESPONTÁNEAS
LECTOR 7. “Le dijo Pedro: “Hombre no sé de qué hablas”. Y en aquel momento, estando aún
hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y fijó su mirada en Pedro... Y Pedro saliendo afuera,
se puso a llorar amargamente” (Lucas 22, 60 – 62)
(Música)
LECTOR 8. Yo he mantenido una relación bastante buena con el Señor. Le pedía cosas, conversaba
con Él, cantaba sus alabanzas, le daba gracias... Pero siempre tuve la incómoda sensación de que él
deseaba que lo mirara a los ojos..., cosa que yo no hacía. Yo le hablaba, pero desviaba la mirada.
Cuando sentía que él me estaba mirando, yo miraba siempre a otra parte. Y sabía porqué: tenía
miedo.
Pensaba que en sus ojos iba a encontrar una mirada de reproche por alguna falta de la cual no me
hubiera arrepentido. Pensaba que en sus ojos iba a descubrir una exigencia: que había que Él deseaba
de mí. Por fin, un día, reuní el suficiente valor y lo miré a los ojos y descubrí que en su mirada no
había reproche ni exigencia. Sus ojos se limitaban a decir: “Te quiero”... Me quedé mirando
fijamente durante largo rato y seguía escuchando el mismo mensaje: “Te quiero”.
Y, al igual que Pedro, salí afuera y lloré.
(Silencio)
CANTO: Nadie te ama como yo
LECTOR 9. Señor Jesús: Tú eres la razón de nuestra vida. Estamos en tu presencia sabiendo que te
necesitamos y que en Ti encontramos la Vida que nutre nuestro espíritu y llena nuestra existencia.
Tú eres, sobre todo, nuestro amigo, el Amigo que se ha entregado por nosotros hasta dar la vida, el
Amigo que nunca nos olvida ni abandona, el Amigo siempre dispuesto a oírnos y acompañarnos.
En la Eucaristía nos esperas, acoges, confortas y animas. Quieres llenar nuestras vidas para que,
rebosantes de Ti, seamos testigos fieles de tu palabra, de tu amor y de tu presencia.
Nos llamas, Señor, y nos invitas a llevarte a nuestros ambientes; quieres que todas las personas te
conozcan y nos has invitado personalmente a cada uno de nosotros para ser portadores de esta
hermosa misión.
Queremos, Señor, ser dignos de Ti, no defraudar la confianza que depositas en nosotros y tras
acompañarte en la oración y recibir la gracia que nos das en los sacramentos, hacer de tu testimonio
el objetivo de nuestras vidas.
Nos queremos implicar en la tarea de evangelizar el mundo, poniendo nuestro grano de arena para
que todos te conozcan y te amen como Tú quieres. Sabemos que siempre contamos con tu presencia
y con tu ayuda, que tú estás con nosotros y nunca nos abandonas. ¡Gracias por todo, Señor!.
Presidente: Estamos llegando al final de esta adoración. Sin duda el Señor ha estado presente entre
nosotros. En silencio nos acercamos al altar y encendemos nuestra vela desde el cirio.
Presidente. El Cuerpo de Cristo que hemos adorado se formó en el seno de la Virgen María. Los
ojos de Cristo que nos han mirado se formaron en la contemplación de su Madre, María. El corazón
de Cristo que nos ha amado se formó junto al corazón de María. Por eso a ella cantamos.
CANTO A LA VIRGEN
ORACIÓN FINAL
Cuando estamos a punto de concluir este rato de oración y cuando cada uno de nosotros va a volver a
nuestras actividades diarias... queremos decirte: Señor, al igual que hace casi dos mil años invitaste a
seguirte a un grupo de personas que se comprometieron contigo y extendieron por todo el mundo tu
mensaje de amor, hoy nosotros queremos continuar su labor. Queremos dedicar nuestra vida a
seguirte y servirte, viviendo y anunciando tu mensaje.
Aunque sabemos que no va a ser fácil, contamos con tu presencia, ya que te llevamos en nuestro
corazón y queremos que siempre sea así.
Nos comprometemos a no dejar pasar ningún día sin oración, y a llevar tu mensaje y tu vida a
nuestros amigos. ¡Danos fuerza para lograrlo!
Mi alma es como una tierra buena que tiene sed de ti, Señor.
Mi alma es como una semilla buena que quiere germinar,
Mi alma es como el agua libre que busca libertad en su camino.
Mi alma es como la raíz del árbol bueno que se agarra a la tierra.