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Ensayo Final - Pedagogía Sistémica

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Pedagogía Sistémica: una mirada hacia la formación integral 1

José Antonio Álvarez Gaytán

El ser humano es un ser social por excelencia y con ello, forma parte de distintos grupos en los
cuales cumple una función, ya sea la de hijo, amigo, ciudadano, etc., por lo tanto mantiene
relaciones donde intervienen emociones, creencias y diferentes situaciones que pueden afectar,
o no, los ambientes en los que este se desarrolla. Entonces, aquí nace la importancia de una
Pedagogía Sistémica propuesta por el pedagogo alemán Bert Hellinger, quien ha considerado
como parte del sustento de su enfoque, los estudios de “Constelaciones familiares” realizados
por él mismo.

La Pedagogía Sistémica otorga un panorama distinto y aporta una crítica al concepto de


“individuo” en los procesos de enseñanza-aprendizaje, interacción docente-discente y
comunicación dentro de un grupo social, debido a la gran cantidad de factores que influyen en
dichas relaciones. Por último, el presente texto busca identificar algunas de las ideas generales
propuestas para su desarrollo en el aula y desarrollar una formación integral en los estudiantes.

Para comprender un sistema, desde la perspectiva sistémica, (Carbonell, 2015; p.182) refiere
que en la teoría de sistemas, todos los agentes y piezas deben encajar. No obstante, para
lograrlo, este enfoque parte de tres principios: la diversidad, autoorganización y cooperación.
Entonces, se puede vislumbrar, como señala Parellada 1:

Cuando en un aula no se vive con aceptación el hecho de que los alumnos sean diversos,
sea en su forma de actuar, de relacionarse, de aprender, etc., eso va a tener conse-
cuencias importantes, puesto que las exclusiones estarán servidas en bandeja.

Dado que la exclusión niega la oportunidad de relacionarse socialmente, el docente debe crear
ambientes donde se promuevan los valores de respeto, tolerancia, amistad e integración, etc.,
con la finalidad de entregar la organización del grupo a los mismos alumnos mediante la
participación consciente y libre en las diversas decisiones que se toman día con día en el aula.
Para ello, “[…] hay que vencer el lastre del individualismo y la competencia, lamentablemente
también muy arraigados” (Ibidem). Sin duda alguna, el principal medio que debiera pensarse
para llegar a los objetivos, es la comunicación.

1
(como se citó en Carbonell, 2015; p.182)
Pedagogía Sistémica: una mirada hacia la formación integral 2
José Antonio Álvarez Gaytán

En resumen, se puede decir que “La pedagogía sistémica […] permite al profesorado pensar la
realidad como un todo, como un ecosistema vinculado con otros sistemas: familiar, social,
cultural, histórico…” (Carbonell, 2015; p.186). Por lo tanto, se puede inferir que el discente
desarrolla su personalidad a través de diversas experiencias y creencias adoptadas durante su
desenvolvimiento en cada sistema. Entonces, nuevamente la importancia de la diversidad y de
comprender que dentro de cualquier grupo de alumnos, se encuentran un sinfín de subgrupos
familiares, sociales y culturales, y que cada uno influirá al desarrollo de su autoconocimiento.

La Pedagogía Sistémica ve al amor como un pilar fundamental para la creación de vínculos


que unan a los integrantes de diversos grupos sociales. Para esto, Hellinger desarrolló tres
leyes básicas que procuran garantizar el buen equilibrio y funcionamiento de una organización
o grupo, a los que denominó “los órdenes del amor”: pertenencia, dar y tomar, jerarquía y
función. El primero, busca que todos los integrantes “[…] sientan realmente que forman parte
de una comunidad mediante lazos y vínculos sólidos y duraderos […]” (Idem, p.189). El
segundo, mientras tanto, enfatiza la necesidad de equilibrar la correspondencia entre todos los
participantes del grupo. Por último, se busca respetar las funciones y jerarquizaciones de
acuerdo a las responsabilidades de los integrantes, hacia la construcción de metas en común.

Con respecto a los vínculos que se desarrollan entre la familia y la escuela, la Pedagogía
Sistémica propone el siguiente orden: la familia, los niños y por último, los maestros. Lo
anterior, debido a que los padres son los primeros educadores de sus hijos y el profesor debe
respetar la función y jerarquía de ésta. Ahora bien, el docente será el encargado de mejorar los
ambientes entre el centro educativo y la familia mediante “[…] diversas estrategias y recursos
(como:) procesos de acogida, seguimiento y despedida, cuidar con mimo especial las entradas
y salidas del colegio, diario de clase, espacio específico para las familias dentro del centro,
colaboración en las aulas y en la escuela […]” (Carbonell, 2015; p.190). Por lo tanto, esta
tarea necesitará de tiempo, comunicación y disposición participativa de ambos grupos, no
obstante, se enfatiza que como en todo proceso, podrán existir distintas dificultades en las
relaciones pero, aquí deberá surgir la destreza del docente para llegar a acuerdos y soluciones
que favorezcan el desarrollo del niño, que es el centro de atención en la educación sistémica.
Pedagogía Sistémica: una mirada hacia la formación integral 3
José Antonio Álvarez Gaytán

La comunicación, verbal y corporal, es otro pilar fundamental de la Pedagogía Sistémica para


obtener resultados favorables en las relaciones socioafectivas, en el autoconocimiento (¿quién
soy?) y desarrollo emocional. Por ende, cada integrante podría alterar, con base a sus
conductas, la armonía y desarrollo del grupo. El siguiente autor refiere:

Todos los miembros de la comunidad educativa (familia, alumnado, profesorado,


personal no docente, otros profesionales…) forman parte de un todo holístico o
sistémico, de una red de vínculos y relación donde la acción de un miembro revierte
positiva o negativamente en el conjunto (Carbonell, 2015; p.191).

Específicamente, la exclusión, la forma en cómo se miran y comunican impactarán, sin duda,


en la convivencia grupal. Es decir, en ocasiones el niño manifiesta síntomas los cuales no
siempre se expresan abiertamente en el ambiente donde estos surgen, más bien, los transfieren
a otros espacios de interacción, por ejemplo, el salón de clases. Por lo tanto, “se trata de
encontrar maneras […] para que un niño o una niña puedan expresar lo que les ocurre o lo que
sienten […]” 2 (Parellada, 2014).

En conclusión, la función del docente tendrá que estar muy clara. “Se puede estar muy cerca
del alumno, pero desde el lugar y la función profesional que le corresponde. Lo que no cabe en
este tipo de relación […] (es) la imagen del maestro amigo o compañero” (Idem, p.193). Debe
entonces crear, mediante la aplicación de diferentes estrategias didácticas, ambientes
comunicativos, empáticos, funcionales, jerárquicos, socioafectivos, de pertenencia, confianza,
autoconocimiento y desarrollo emocional. De igual manera, tiene que fomentar la inclusión y
diversidad dentro y fuera del aula. Unidos estos ambientes, podrían consolidar la formación
integral del discente.

2
(como se citó en Carbonell, 2015; p. 191)
Pedagogía Sistémica: una mirada hacia la formación integral 4
José Antonio Álvarez Gaytán

Bibliografía

Carbonell, J. (2015). Pedagogías del Siglo XXI. Alternativas para la innovación educativa. Barcelona:
Octaedro.

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