Alberto Benegas Lynch (H) y Martín Krause-Leegislación Laboral Contra Los Más Necesitados
Alberto Benegas Lynch (H) y Martín Krause-Leegislación Laboral Contra Los Más Necesitados
Alberto Benegas Lynch (H) y Martín Krause-Leegislación Laboral Contra Los Más Necesitados
INFORME N° 2
1. Introducción
Como bien sostiene el autor de la cita anterior, esa legislación laboral tiene
como objetivo la determinación de resultados, a diferencia de las leyes que apuntan
a establecer conductas de respeto recíproco y dejar los resultados a la libre
disposición de las partes.
El objetivo de la antedicha legislación laboral consiste en asegurar esos
resultados a través de dos medios. Uno de ellos ya ha sido mencionado aquí y se
trata de la legislación directa sobre las condiciones de trabajo; el segundo es con la
intención de balancear el "poder de negociación" de los empleadores y empleados.
En este último caso, el gobierno delega en los sindicatos su propio poder
para establecer resultados específicos que deben surgir de las relaciones del
mercado laboral, y entonces son los sindicatos los que "racionalmente" reemplazan
los procesos del mercado.
Claro que los sindicatos no tienen en la mira los objetivos de la población
en general más de lo que lo hacen los burócratas, y por tanto apoyan una
legislación como la del salario mínimo que, al ser superior a lo que permite la
relación capital-trabajo, deja sin empleo a los que más necesitan trabajar.
Lamentablemente, las condiciones de vida no dependen de un decreto
gubernamental sino de la productividad de la economía.(13)
Como veremos más adelante, el mismo concepto tergiversado yace tras la
intención de los legisladores que apoyan el actual proyecto de Ley de Empleo para
lograr a toda costa "blanquear" a los trabajadores en negro, lo que en la práctica
significará eliminar los trabajos de éstos y la competencia de una fuerza laboral no
sindicada.
"Tal vez, la opinión más duradera sobre el capitalismo sea que los
trabajadores están en desventaja sistemáticamente en la venta de sus servicios
laborales. Esta opinión, también llamada de 'desigualdad de poder de negociación'
y 'explotación de la mano de obra', subyace en toda legislación laboral de este siglo
y en el entusiasmo que se nota respecto del sindicalismo confrontacional y la
negociación colectiva."(14)
Este punto de vista sólo puede sostenerse si se deja de lado la
interdependencia entre distintos tipos de trabajo: empleadores y empleados en su
necesidad de responder a los intereses de los consumidores.
La única forma en que un empresario puede "explotar" a los trabajadores es
obstaculizándoles la posibilidad de trabajar con otro empleador. Por eso, es
necesario comprender que la competencia en el mercado laboral no es entre
empleadores y empleados, sino entre diversos empleadores por conseguir
trabajadores y entre trabajadores por conseguir empleos.
"La perspectiva en que se fundamenta la visión convencional de la historia
sindical es la doctrina de que los empleadores, especialmente las grandes
empresas, tienen una ventaja natural en la negociación con los trabajadores
desorganizados. Debido a que se piensa que los sindicatos ayudan a rectificar esta
desventaja en el poder de negociación, pueden asegurar ganancias para los
trabajadores a expensas del capital. Pero el poder de negociación de un trabajador
con respecto a un empleador depende de las alternativas de empleo que tenga. La
afirmación de que los trabajadores no organizados no tienen poder de negociación
es simplemente una afirmación de que los trabajadores confrontan típicamente un
monopsonio, o empleadores conspirados entre sí."(15)
Reynolds también polemiza con Bruce E. Kaufman en el mismo trabajo
afirmando que: "Kaufman en repetidas ocasiones sostuvo que los trabajadores se
encuentran en una situación de 'tómalo o déjalo'. Si bien esta expresión puede
evocar una economía planificada, es engañosa en relación con mercados libres y
abiertos. Los empleados son siempre libres de presionar a sus empleadores por la
compensación que reciben. Si las dos partes no pueden llegar a un acuerdo
mutuamente beneficioso, el empleado es libre de 'dejarlo' por las opciones que
entienda son mejores. Esto sucede todos los días y debe denominarse como
movilidad laboral. La expresión 'tómalo o déjalo' no se diferencia de mi oferta de
'tómalo o déjalo' cuando compro un nuevo auto en la agencia local".
"Kaufman dice que cuando hay desempleo generalizado 'las empresas no
enfrentan ya competencia ilimitada por la mano de obra; por lo tanto, ganan poder
de mercado para reducir los salarios y las condiciones de trabajo. Términos como
competencia ilimitada, competencia real, competencia perfecta, competencia
imperfecta, competencia monopsónica, competencia desreal, irrestricta, ruinosa y
destructiva no tienen una definición clara. Pero consideremos el análisis laboral de
Kaufman respecto de otro mercado, por ejemplo, el petróleo. El dirá que cuando
hay una abundancia de petróleo entonces los compradores mayoristas y minoristas
de petróleo y derivados 'ganan poder de mercado' para bajar los precios. Pero, ¿es
ésta una forma útil para hablar de desbalances de la oferta y la demanda? No lo
creo."
"El desempleo generalizado no implica nada respecto del 'poder de
negociación'. El análisis económico de grandes cantidades de servicios laborales
no vendidos no es diferente de la abundancia de cualquier otro producto: los
precios son muy altos para limpiar el mercado. Los precios demandados por los
vendedores son más altos de lo que la comunidad puede permitirse pagar en las
condiciones prevalecientes. Si esa descoordinación persiste por un período extenso
de tiempo, entonces esa no aplicación de trabajo en un mundo de escasez debe
reflejar oferta laboral ‘retirada' del mercado, usualmente subsidiada por
transferencias públicas o privadas, como también por precios de la mano de obra
que son inflexibles a la baja por una serie de razones. De ninguna forma el
desempleo generalizado es evidencia de un monopolio empresarial de la demanda.
Los ‘empleos' siguen siendo abundantes. Simplemente, los servicios laborales no
calificados están con precio muy elevado. Argumentar de otra forma es abandonar
el razonamiento económico."
"Kaufman también dice que en una situación de desempleo generalizado los
trabajadores 'no tienen empleos alternativos para elegir'. Pero todo el desempleo es
por elección. La escasez implica un número ilimitado de trabajos a realizar. Todo
se reduce a una cuestión de precio."
Como en otros países, en la Argentina las presiones por legislación laboral
reflejaron un desconocimiento de la capacidad de los mercados para autoregularse
y un creciente convencimiento de que los trabajadores son, por definición,
vulnerables a la explotación, la cual sólo puede ser mitigada por la representación
sindical. Más aun, a veces se cree que los sindicatos pueden conseguir mejores
salarios y prosperidad. Esto fue, obviamente, reafirmado por los dirigentes
sindicales y por la creencia de que el bienestar de los individuos era, en última
instancia, responsabilidad del Estado.
El desempleo involuntario no tiene lugar en un mercado libre, puesto que
los recursos son escasos (entre ellos se cuenta en primer término el trabajo) y las
necesidades son ilimitadas. El mercado laboral no consiste en una pelea para
determinar quién hará una cantidad dada de cosas. Si las necesidades son
ilimitadas siempre habrá cosas por hacer. Los procesos productivos permiten
liberal recursos humanos para destinarlos a nuevas cosas, con lo que aumenta el
nivel de vida.(16)
3. La regulación estatal
5. La reforma laboral
5.3. La salud
5.4. El desempleo
(1) Rodolfo Díaz, Senado dela Nación, debate parlamentario, 17 de abril de 1991,
versión taquigráfica preliminar, p. 341.
(3) Manuel Mora y Araujo y Felipe Noguera, "Un perfil multiforme caracteriza el
trabajo informal en la Argentina", El Cronista Comercial,., Buenos Aires, 24 de
septiembre de 1991, p. 4.
(5) Juan D. Pozzo, Derecho del trabajo, tomo I, Ediar Editores, Buenos Aires,
1948, p. 84.
(6) Guillermo A. Borda, Tratado de Derecho Civil Argentino, tomo II, Contratos,
Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1974, p. 11.
(10) Véase Alberto Benegas Lynch (h), Fundamentos de análisis económico, 10*
edición, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1990, p. 354 y ss. .
(13) Véase Alberto Benegas Lynch (h), Liberalismo para liberales, Emecé, Buenos
Aires, 1986, p. 292 y ss.
(15) Charles W. Baird, "Labor Law Reform: Lessons From History", Cato Journal,
vol. 10, N°1, Washington, Cato, 1990, p, 180.
(16) Véase Alberto Benegas Lynch (h), Fundamentos" "t'' l'' 323 y 22
(17) Morgan O. Reynolds, "The Case for Ending Legal Privileges and Immunities
oí Trade Unions', en Lipset, S. M. (comps.), Unions in Transition, San Francisco,
Institute for Contemporary Studies, 1986, p. 234. Para un detallado análisis que
revela cómo la reducción en la jornada laboral y, en general, mejoramientos en las
condiciones de trabajo dependen de la estructura de capital véase F. A. Hayek
(comp.), Capitalism and the Historians, The University of Chicago Press, 1962.
(18) 18F. A. von Hayek, Los fundamentos de la libertad Unión Editorial, Madrid,
1959, p. 362.
(19) Adam Smith The Theory of moral Sentiments, Liberty Fund, Indianapolis,
1969 (1778)' p. 380. ,
(20) Rodrigo Álamo, M., "La modernización laboral", en Estudios Públicos N° 26,
Centro de Estudios Públicos, Santiago de Chile, 1987, p. 161.
(21) Marcelo E. Bustos Fierro y Luis Ramírez, "La neutralidad imposible", Página
12, Buenos Aires, 18 de septiembre de 1991, p. 12.
(26) Véase Alberto Benegas Lynch (h ), Liberalismo..., op. cit., p. 193 y ss.
(28) Para ampliar este tema véase Alberto Benegas Lynch (h), Fundamentos..., op.
cit., p. 294 y ss.
(29) Ludwig von Mises, "Stones into Bread, The Keynesian Miracle", en The
Critics of Keynesian Economics, Henry Hazlitt (comp.), Arlington House
Publishers, New York, 1960, p. 305.
(35) Alejandro Ruzo, 'El seguro obrero", Boletín del Departamento del Trabajo N°
22, Departamento Nacional del Trabajo, Buenos Aires, 1907, p. 271.