2 El Jinete Del Caballo Blanco
2 El Jinete Del Caballo Blanco
2 El Jinete Del Caballo Blanco
Ya hemos estudiado gran parte de los eventos del porvenir con respecto al
plan profético de Dios que se nos ha profetizado en este libro del Apocalipsis,
pero es “La Segunda Venida De Cristo” el evento más grandioso que presenciará
la humanidad, ya que Jesús aparecerá por segunda vez en la tierra para juzgar
a los malvados, como se nos dice en Mateo 24:27: “Porque como el relámpago
que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida
del Hijo del Hombre”. O como nos dice el apóstol Juan en Apocalipsis 1:7,
cuando nos narra la promesa de su regreso y la lamentación que habrá sobre la
tierra: “He aquí que viene en las nubes, y todo ojo le verá, y los que le
traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”.
Este título también es usado para llamar a algunos de los profetas del
Antiguo Testamento según Ezequiel 2:1 y Daniel 8:17, pero ciertamente que es la
manera en que Jesús declaraba su función de Mesías sin que lo confundieran
con un Mesías militar. Ahora bien, fuera o no, mal interpretado este término, es el
que nuestro Señor usa para anunciar su segunda venida, además de sus
sufrimientos, muerte y resurrección como hemos dicho, y es el que estaremos
usando durante todo el estudio de este acontecimiento.
Ahora veamos:
II. EL VERBO DE DIOS Y SUS EJÉRCITOS
Apocalipsis 19:14-16
1. Aquí tenemos que citar las palabras una vez dichas por el
mismo Jesús en Mateo 24:35 - “El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán”. O como también cita el apóstol
Pedro en 1 Pedro 1:24-25 cuando nos declara: “Porque toda
carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como la flor
de la hierba. La hierba se seca y la flor se cae; mas la palabra
del Señor permanece para siempre. Y ésta es la palabra que
por el evangelio os ha sido anunciada”.
CONCLUSION Y APLICACIÓN:
En 1 Tesalonicenses 5:4-11 el apóstol Pablo nos llama a tomar una actitud
humilde para aceptar la oferta de Dios, él nos exhorta a andar en luz y a vivir
como hijos de luz, a velar y a ser sobrios, porque como se dice aquí hemos sido
puestos por Dios para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,
quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos,
vivamos juntamente con él.
Sus palabras finales dicen: “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos
unos a otros, así como lo hacéis”.