Ernesto Quezada
Ernesto Quezada
Ernesto Quezada
- Cuando varios d e tus alumnos han ganado importantes concursos internacionales ya n o estamos
hablando de suerte o casualidad_ Es obvio que detrás de todos estos logros existe un trabajo incuestionable.
Un proyecto, sin duda, que se ha concretado y, con creces.
Agradezco sinceramente tus comentarios. Afortunadamente las cosas se han dado
bien desde hace un tiempo. Varios de mis alumnos han logrado una serie de
importantes actuaciones a partir de 1 993. Se han logrado seis primeros premios,
dos segundos, cinco terceros, tres menciones especiales, dos finalistas y cinco
sernifinalistas...
-¡Y en concursos internacionales! .. . Hay que decirlo, porque es un verdadero hito.
Bueno, sí. Los premios fueron logrados en Venezuela, Francia, Brasil, España,
Estados Unidos, Rusia, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. Los alumnos
premiados han sido Rornilio Orellana, Wladimir Carrasco, Carlos Pérez y José
Antonio Escobar. Para mí es de gran importancia el resultado obtenido por estos
jóvenes porque toda su formación ha sido en el país, lo que nos revela que aquí
también se puede formar músicos de nivel internacional. El precursor de estos
triunfos fue Luis Orlandini en Alemania, en 1 989, cuando llevaba dos años becado
allá. Aquella victoria abrió una luz de esperanza a las generaciones futuras.
- Una luz que ha sido seguida por otras luces que han brillado con fuego propio. Para lograr todo esto
no sólo basta el talento de tus alumnos sino el respaldo de un trabajo muy serio y bien planificado.
Como bien dices, tras todo esto hay largos años de dedicación. No son logros
casuales. He recibido a estos jóvenes entre los 13 y 15 años de edad hasta que
egresaron. A mi entender, se puede moldear mejor al alumno desde pequeño,
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imbuirlos de lo que son tus valores y crearles una mística y un amor por su
instrumento. Ellos son más receptivos a esa edad. Paso a paso puedes observar sus
virtudes para resaltarlas y sus defectos para corregirlos.
- Obviamente hay un trabajo muy personal con cada uno.
Claro, cada alumno es un caso especial y nuestra labor es descubrir sus necesidades
y darle las herramientas para que lleven al máximo su potencial. Me siento a gusto
viviendo todo ese proceso formativo. Cuando tomas gente mayor, a veces hay que
sacarles muchas "mañas" y es más difícil corregirles aspectos técnicos como también
su visión de la música. Hago las clases en forma individual, sin otros alumnos
presentes. Esta relación más íntima me permite corregir aspectos sobre interpretación,
hacerles críticas sin afectarlos ante terceros, como también tratar a veces asuntos
más personales que pueden estar influyendo negativamente en su rendimiento.
De todos modos, pienso que el tiempo me ha dado más experiencia en la enseñanza.
Ahora puedo entregar más conocimientos que en un principio. A propósito, recordarás
que mis primeros pasos en esto de Ja docencia fueron en la Escuela Moderna de
Música, donde gracias a tu recomendación te sucedí en el puesto, ya que debías
hacerte cargo de la cátedra de guitarra en la Universidad Católica. Bueno, así es
como tuviste ingerencia en mi desarrollo posterior como profesor. En ese tiempo
hacíamos dúos de guitarra y laúd y son momentos que recuerdo con especial
significado. En suma, creo ser más bien un formador y no me imagino enseñando
de otra manera, por ejemplo, en las tan mentadas "clases magistrales".
- Justamente te iba a plantear el tema de las "clases magistrales". Para mí son un gran incentivo pero
no siempre bien aprovechadas desde el punto de vista del aprendizaje. Sin embargo creo que siempre
dejan algo positivo, más allá de engrosar el curriculum del participante.
Mira, nuestro país, tan aislado geográfica y culturalmente, necesita de la visita
periódica de maestros extranjeros, pues esto impacta y motiva a muchos jóvenes.
Son necesarias para conocer diferentes formas de enseñar y sobre todo por el
incentivo que puede causar ver en acción a un intérprete destacado. Pero, también
tengo ciertos reparos con esos cursos cuando he observado, en algunos maestros,
más preocupación por su lucimiento personal que atender las inquietudes de los
alumnos. En esos casos tienen mucho de "show". El alumno debe tener criterio
para extraer lo positivo de estas clases.
- Volviendo al tema de los concursos. No sólo en el campo de Ja guitarra, sino de la música chilena
en general, tus alumnos son los primeros chilenos en lograr una secuencia de triunfos tan significativos.
¿Por qué crees que antes no ocurrió tal cosa?
Cuando era estudiante en la Facultad, hice la pregunta a un destacado profesor -
que en ese momento se encontraba en el extranjero- de por qué Chile no había
tenido una figuración destacada, o una escuela importante a nivel internacional en
Ja guitarra. Había sólo algunos guitarristas aislados, de buen nivel. En el fondo, yo
estaba dudando un poco del verdadero sentido que se Je daba a nuestra enseñanza...
El me respondió que simplemente no habían aparecido alumnos talentosos.
Mirando con Ja experiencia que da el tiempo, creo que no era así. Pienso que en
todas las épocas, más o menos, ha habido gente con muchas condiciones. El problema
ha sido, probablemente, que a los jóvenes no se les ha sabido encaminar ni motivar,
o no han recibido los medios para que desarrollen su talento y han optado por
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- Tu primera experiencia -intérprete- en un concurso internacional fue en Viña del Mar, en 1 988. Fuí
testigo de tu entrega impecable. Sin embargo fuiste eliminado en la primera ronda, en un resultado
que nos sorprendió a muchos. Un año más tarde tuviste un gran desquite, ganando una de las mayores
competiciones mundiales, en Munich. ¿Cuál es tu reflexión al respecto?
En verdad, el Concurso Internacional de Viña del Mar no fue mi primer concurso.
Participé por primera vez a los 15 años en un concurso en Viña del Mar, era un
concurso de liños y adolescentes. Antes del Concurso "Luis Sigall" participé,
además, en Charleroi, Bélgica y Berlín, con el flautista Alfredo Mendieta, sin
resultados positivos, aunque otorgándome la experiencia en la sangre fría necesaria
para este tipo de eventos. Luego vino la frustrante experiencia de Viña del Mar, en
1 988, donde creo que tuve un buen desempeño. Fue el momento en que tuve que
asumir que en un concurso a menudo no basta tocar bien.
Luego de pocos meses gané el primer premio del Concurso 'Tonger" de la Escuela
Superior de Música de Colonia, Alemarúa. Esto me dió energías para probar suerte
una nueva vez, en Munich, donde para mi sorpresa obtuve también el primer premio.
Eso me permitió comenzar una verdadera carrera en Alemarúa y en otros paises
europeos, grabar discos y lograr la meta que tuve desde siempre: dedicarme por
completo a la música, vivir de la música y vivir esta aventura tan apasionante de
los conciertos, giras y grabaciones. Como en todo, hay sinsabores, pero el balance
es más que positivo ya que he logrado lo más importante, que es superarme cada
vez más y no en relación competitiva con los demás sino en relación con mis propias
condiciones.
- ¿Consideras bueno que existan los concursos, cada vez más frecuentes y, casi una condición obligada
como trampolín en la carrera de los músicos jóvenes? ¿Qué pasaría si dejaran de existir? ¿Encuentras
algún aspecto negativo en lo referente a los concursos?
Tu pregunta es muy amplia y por desgracia la respuesta es muy compleja. Creo que
son nec esari os aunque en modo alguno imprescindibles. Debo decir que aprendí
más perdiendo que ganando concursos. Claro está que ganar alguno te permite
reafirmar en el medio tu postura musical y te permite sobre todo ganar espacios
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donde actuar. Con certeza yo tengo hoy un manager enA lemania gracias al concurso
que gané en Munich.
Si dejaran de existir...es una utopía, la verdad es que no lo sé... pero los aspectos
negativos los tengo bastante claros: la competividad exacerbada y el virtuosismo
imperante, por ejemplo, destruyen el verdadero sentido de la música. Y algo que
es más terrible aún, la falta de idoneidad de muchosjurados, ¡gente que evalúa sin
ser músico!. .. y lo más grave quizás es la conocida "mafia" internacional que va
de un concurso a otro, otorgando premios arbitrarios sin tener la menor idea de lo
que están haciendo.
- Hay guitarristas que han ganado una o dos competiciones importantes y que, desde entonces inician
una vida profesional normal. ¿Qué piensas de quienes han hecho de los concursos una forma de vida?.
Sabemos de muchos que han recorrido prácticamente todas las competiciones, mes a mes, año a año.
A lgunos de ellos ganadores consuetudinarios y otros que, simplemente, deambulan de concurso en
concurso, por años.
Creo que hacer de los concursos una forma de vida es algo abiertamente aberrante.
Cierto es, por otra parte, que el sistema permite esto y, de hecho, hay muy buenos
guitarristas, muy competentes, que ganan concursos permanentemente obteniendo
así entradas económicas suculentas.A unque esto es posible, y más aún, una realidad,
me parece terrible.
- Pero tú has tenido el buen tino de dedicar el tiempo justo a los concursos para enseguida confirmar
una verdadera carrera musical, la que ha sido notable.
Bueno, mi experiencia en concursos la dí por concluida al cumplir 30 años, por
muchas razones. En 1 993 participé, por última vez, en elConcurso"Guerrero" de
Madrid, en el cual fui eliminado antes de llegar a la final.Creo que no toqué tan
bien, pero me dí cuenta que hay concursos donde vale más tocar "ciertas" obras de
"ciertos" compositores y, mejor aún si uno es amigo de ellos, para obtener algún
premio.
-A cabas de decir algo que está latente, que se percibe, pero que pocos se atreven a comentar.
Quiero agregar que el sistema internacional pareciera exigir, en cierta medida, que
cualquier instrumentista solista -dentro de ellos, los guitarristas- tenga que demostrar
su destreza para obtener galardones en concursos. Pero resulta que es un sistema
despiadado, ya que no siempre los ganadores son los mejores músicos. Esto lo digo
con conocimiento de causa. Finalmente, creo que no hay que darle a los concursos
más importancia que la de ser una instancia para compartir entre músicosjóvenes
y medir el desarrollo que cada uno ha alcanzado. El problema se presenta si uno
se m i d e c o n respecto a l o s d em á s o con r e specto a u n o mi smo.
En realidad, estoy convencido de que el desarrollo y crecimiento de un artista puede
ser fecundo y verdadero si uno puede llegar a superarse con respecto a sus propias
limitaciones. Cierto es, también, que es bueno escuchar a otras personas para darse
cuenta del grado de evolución que tienen, pero esto no debe ser determinante para
definir si el propio desarrollo ha sido bueno o malo. En verdad, esto es bastante
complejo y cada uno debe vivirlo, en alguna medida, para sobrepasarlo y obtener
conclusiones propias.
- Se supone que ganar un concurso internacional de importancia abre las puertas a una carrera de
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éxitos. Tú supiste aquilatar muy bien tu primer lugar en Munich. Pero hay casos dramáticos, en
que ganadores de concursos desaparecen de la escena al poco tiempo, algunos que incluso han
abandonado la guitarra. Por otro lado, está el caso de quienes jamás participaron en concursos y que
han desarrollado una carrera sólida. ¿Qué opinas al respecto?
Es muy cierto lo que dices. De hecho, mi experiencia fue, a fin de cuentas, muy
positiva, ya que al ganar el Concurso ARD de Munich logré comenzar una carrera
internacional. Lo que habría que considerar es que este concurso es el más importante
de Europa, junto al de Ginebra, Suiza. Pero, muy especialmente, el ARD te permite
acceder a todas las radios alemanas, empresarios de conciertos, empresas
discográficas, salas importantes.etc. Este "plus" tan fundamental no lo tienen tan
afianzado los otros concursos.
Ahora, hay algo importante, la gran mayoría de los concursos de guitarra son "de
guitarra" y punto. Esto limita muchas veces el campo de acción del premiado a
Festivales de Guitarra y lugares que se mueven casi exclusivamente en este ámbito.
El Concurso ARD de Munich tiene muchas menciones, que van cambiando año a
año. En este aspecto, tuve la gran fortuna de tener acceso, además, a otros escenarios,
como solista con orquesta y en temporadas de música de c á m ara.
- Es una buena señal, porque uno de los problemas de la guitarra es su aislamiento... un aislamiento
que lamentablemente muchos guitarristas desean como si la música de guitarra fuera "diferente al
resto de la música", algo que nunca he podido entender. ..
Yo soy un convencido de que el futuro de la guitarra depende fundamentalmente
de su inserción en el campo de la música de cámara como también como solista
con orquesta, pero en ningún caso haciendo "grupo aparte" con Festivales, Congresos,
Encuentros, etc., "de guitarristas para guitarristas". Es una especie de "ghetto" que
en nada nos beneficia. Tal vez decir esto resulta un poco fuerte, pero creo que es
lo que sucede, en gran medida, actualmente.
- No siempre los resultados de un concurso son los esperados, no sólo por el público asistente, sino,
incluso, por los propios participantes y jurados. Algunas veces son incuestionables, pero no es extraño
que se cometan injusticias . Dos preguntas al respecto: ¿Alguna vez te sentiste perjudicado o beneficiado
por el jurado? ... ¿Estás satisfecho de tu rendimiento en los concursos en los que participaste?
Creo que los resultados son justos en la medida que se haya evaluado por sobre
todas las cosas el "dominio de la música", por sobre los preciosismos técnicos o
el vértigo de la velocidad, el conocido "virtuosismo" que tanto gusta a la mayoría
de los públicos, pero que muchas veces destruye la música verdadera. De las veces
que perdí en concursos, creo que en Charleroi, Bélgica, en el Concurso "Printemps
de la guitare", aunque quedé eliminado, al ver la final y ver ganar a Eduardo Ellas
Isaac, quedé tranquilo al oir a un músico muy dotado. Sin embargo, en el Concurso
"Luis Sigall" de Viña del Mar, quedé muy molesto al escuchar a guitarristas que
quedaron en la semifinal y, luego, en la final. Algunos de ellos estaban lejos de ser
músicos de envergadura.
En Munich me sentí obviamente beneficiado., pero constaté que la decisión del
jurado había sido unánime, ya que Konrad Ragosnig, Leo Brouwer y Alirio Díaz
me lo dijeron, después de entregar el resultado. Me quedó muy claro que mi profesor,
en aquel entonces, Eliot Fisk, miembro del jurado, no tuvo injerencia alguna en la
decisión por estar inhabilitado de opinar y votar en mi caso. Esa, en verdad, fue
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con otro enfoque, otra sensibilidad y, hasta, otras soluciones mecánicas, ¿por qué
no?.
No puedo dedicarme cien por ciento a la enseñ.anza, porque soy intérprete y quiero
seguir con mi carrera adelante. Mi carrera es una constante experiencia, una
permanente actualización que, obviamente, la vuelco en la enseñ.anza. Esto me
parece vital para que mi aporte a los alumnos esté en constante renovación.