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MACUSA

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Magicongreso Único de la

Sociedad Americana (MACUSA)


By J.K. Rowling
Orígenes
El Magicongreso Único de la Sociedad Americana, al
que todos los magos y brujas de Norteamérica llaman
por su acrónimo, MACUSA, se creó en 1693, tras la
introducción del Estatuto Internacional del Secreto.
Los magos de todo el mundo habían llegado a un
punto de inflexión, al sospechar que podrían tener
vidas más libres y felices si creaban una comunidad
clandestina que les ofreciera su propio apoyo y tuviera
sus propias estructuras. Este sentimiento era
especialmente fuerte en Estados Unidos, por los
recientes juicios por brujería de Salem.

El MACUSA tomó como modelo el Consejo de Magos


de Gran Bretaña, que precedió al Ministerio de Magia.
El gobierno del MACUSA se constituyó con
representantes electos de las comunidades mágicas de
toda Norteamérica para crear leyes que controlaran y
protegieran al pueblo mágico de Estados Unidos.

El principal objetivo del MACUSA era librar el


continente de los ‘rastreros’, magos corruptos que
cazaban a sus compatriotas magos por beneficio
personal. El segundo gran reto de aplicación de la ley
para el MACUSA era la cantidad de criminales
mágicos que habían huido a Norteamérica desde
Europa o más lejos, precisamente por la ausencia de
un cuerpo organizado de procuración de justicia como
los que había en sus propios países.

El primer presidente del MACUSA fue Josiah Jackson,


un mago belicoso que fue elegido para el cargo por sus
colegas representantes porque creían que era lo
suficientemente firme como para lidiar con las
dificultades que siguieron a los juicios por brujería de
Salem.

En esos primeros años, el MACUSA no tenía una sede


fija. Las reuniones se celebraban en diferentes
ubicaciones para evitar ser detectadas por los
Nomagos.

Procuración de justicia mágica


Para el presidente Jackson la prioridad era reclutar y
formar aurores. Los nombres de los doce primeros
voluntarios que se formaron como aurores en Estados
Unidos ocupan un lugar destacado en la historia de la
magia en Norteamérica. Eran tan pocos, y los retos a
los que se enfrentaban eran tan grandes, que cuando
aceptaron el trabajo contaban con tener que dar su
vida por él. Desde entonces, los descendientes de estos
magos y brujas han sido tratados con gran respeto en
Estados Unidos. Los primeros doce voluntarios eran:

Wilhelm Fischer
Theodard Fontaine
Gondulphus Graves
Robert Grimsditch
Mary Jauncey
Carlos Lopez
Mungo MacDuff
Cormac O’Brien
Abraham Potter
Berthilde Roche
Helmut Weiss
Charity Wilkinson
De estos doce, solo dos vivieron hasta la vejez: Charity
Wilkinson, quien se convirtió en la tercera presidenta
del MACUSA, y Theodard Fontaine, cuyo
descendiente directo Agilbert es el actual director del
Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería. También
debemos destacar a Gondulphus Graves, cuya familia
sigue teniendo un gran peso en la política mágica de
Norteamérica, y Abraham Potter, cuyo lejano
parentesco con el famoso Harry Potter fue desvelado
siglos después por genealogistas entusiastas.

Dificultades
Norteamérica seguía siendo uno de los lugares más
hostiles para magos y brujas, especialmente por culpa
de los descendientes de los ‘rastreros’, que se habían
esfumado para siempre entre la comunidad no
mágica, pues alimentaban la sospecha de que la magia
era real. Al contrario que la mayoría de los países
occidentales, el MACUSA no cooperaba con el
gobierno Nomago.
En un principio, se construyó un edificio encantado en
los montes Apalaches para que fuera la sede del
MACUSA, pero con el paso del tiempo esta remota
ubicación resultó incómoda. Especialmente porque
los magos, igual que los Nomagos, habían empezado a
congregarse en las ciudades.

En 1760, el MACUSA se trasladó a Williamsburg,


Virginia, hogar del extravagante presidente Thornton
Harkaway. Entre muchos otros intereses, al
presidente Harkaway se le atribuye la cría de crups:
perros que se parecen mucho a los Jack Russell, salvo
por la cola bífida. La enorme fidelidad de los crups
hacia magos y brujas, solo era superada por su
hostilidad hacia las personas no mágicas. Por
desgracia, la jauría del presidente Harkaway atacó con
ferocidad a varios Nomagos locales, que durante las
siguientes 48 horas solo pudieron ladrar. Por culpa de
este delito contra el Estatuto Internacional del
Secreto, Harkaway tuvo que dejar la presidencia
totalmente desacreditado –puede que no sea una
coincidencia que Williamsburg fuese la primera
ciudad de Estados Unidos con un hospital
psiquiátrico. Seguramente los avistamientos de cosas
extrañas cerca de la residencia del presidente
Harkaway influyeron en el ingreso de Nomagos que
estaban, en realidad, muy cuerdos–.

El MACUSA se mudó a Baltimore, donde vivía el


presidente Able Fleming. El inicio de la guerra de
Independencia, seguido de la llegada del congreso
Nomago a la ciudad, preocupó tanto al MACUSA que
se volvió a trasladar; esta vez a lo que ahora se conoce
como la cuidad de Washington.

Fue allí donde la presidenta Elizabeth McGilliguddy


condujo el tristemente célebre debate ¿País o
congéneres?’ de 1777. Miles de magos y brujas de toda
Norteamérica invadieron el MACUSA para asistir a
esta extraordinaria reunión; tantos que el gran salón
de reuniones tuvo que ser ampliado por medios
mágicos. La cuestión a debate era: ¿A quién debe
lealtad la comunidad mágica norteamericana? ¿Al
país que ahora era su hogar o a la comunidad mágica
clandestina de todo el mundo? ¿Estaban moralmente
obligados a unirse a los Nomagos americanos en su
lucha para liberarse de los Muggles británicos? ¿O
sencillamente, no era su guerra?

Los argumentos a favor y en contra de la intervención


eran extensos y la discusión pronto entró en un círculo
vicioso: aquellos a favor de la intervención
argumentaban que se podrían salvar vidas, y los anti
intervencionistas alegaban que arriesgaban su propia
seguridad si se dejaban al descubierto en batalla. Se
enviaron mensajeros al Ministerio de Magia en
Londres para preguntar a sus homólogos si tenían
intención de luchar. Regresaron con un mensaje de
cuatro palabras: "Nos mantenemos al margen". La
famosa respuesta de McGilliguddy fue aún más breve:
"Más les vale". Aunque de manera oficial los magos y
brujas de Norteamérica no participaron en la guerra,
extraoficialmente intervinieron en muchas ocasiones
para proteger a sus vecinos Nomagos, y la comunidad
mágica celebró la independencia al igual que el resto
de la sociedad estadounidense, aunque… no
necesariamente con ellos.
Una de las leyes mágicas más significativas de Estados
Unidos se impuso en 1790, cuando el MACUSA
aprobó un decreto por el que se establecía la
segregación absoluta entre las comunidades de magos
y Nomagos. La Ley Rappaport, llamada así por la
entonces presidenta Emily Rappaport, fue el resultado
de una de las mayores infracciones del Estatuto
Internacional del Secreto; cuando la hija del Guardián
del Tesoro y Dragots de Rappaport, descendiente de
un rastrero, casi reveló a todo el mundo la existencia
de la magia. Tras la aprobación de la Ley Rappaport,
en Estados Unidos el matrimonio o incluso la amistad
entre magos y Nomagos se volvió ilegal.

La sede del MACUSA permaneció en Washington


hasta 1892, cuando la imprevista rebelión de la
población sasquatch volvió a poner en peligro su
seguridad. Los historiadores achacan la rebelión a
Irene Kneedander, directora del Cuerpo de Protección
de las Especies Mágicas (Humanoides), cuya
interpretación del puesto incluía atacar a cualquier
sasquatch "que se pasara de la raya". La presencia de
los sasquatch en Washington obligó a realizar
‘Desmemorizaciones’ en masa, y numerosas
reparaciones en la sede.

El MACUSA necesitaba un refugio nuevo así que,


durante varios años, los magos se infiltraron en el
equipo de construcción de un edificio en Nueva York.
Para cuando se terminó, el edificio Woolworth podía
alojar a Nomagos y, si se activaba con los hechizos
correctos, podía convertirse en un espacio para magos
y brujas. La única marca exterior de la nueva
ubicación secreta del MACUSA era el búho tallado
sobre la puerta de entrada.

El MACUSA en los años veinte


Al igual que ocurre en otros gobiernos mágicos, el
Departamento de Aplicación de la Ley Mágica era el
departamento más grande del MACUSA.

La Ley Rappaport seguía en vigor en los años veinte y


por ello el MACUSA contaba con varios
departamentos que no existían en el Ministerio de
Magia, como la subdivisión a cargo de la
confraternización con los Nomagos o la oficina de
permisos de uso de varitas que todo el mundo,
ciudadanos y visitantes, debían llevar consigo en
Estados Unidos.

Una diferencia importante entre el gobierno mágico


de Estados Unidos y el del Reino Unido de esta época,
era la pena por delitos graves. Mientras que los magos
y brujas británicos eran enviados a Azkaban, los
peores criminales de Estados Unidos eran ejecutados.

La presidenta del MACUSA en los años veinte era


Seraphina Picquery, de Savannah, y el Departamento
de Aplicación de la Ley Mágica estaba encabezado por
Percival Graves, un respetado descendiente de uno de
los doce aurores originales.

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