Interacción Fármaco-Alimento
Interacción Fármaco-Alimento
Interacción Fármaco-Alimento
Interacción fármaco-alimento
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Introducción 1
Desarrollo de la investigación 2
- Antecedentes 1
- Definición de la interacción fármaco-alimento. 3
- Clasificación de las interacciones fármaco-alimento. 6
o Interacciones fisicoquímicas 7
o Interacciones farmacocinéticas 9
o Interacciones farmacodinámicas 11
- Influencia de la dieta 11
- Ejemplos representativos de interacciones fármaco-alimento 13
Conclusión 17
Referencias 18
I
Introducción.
Este tipo de interacciones puede desencadenar diversos efectos no deseados e incluso poner
en riesgo la salud de la persona que recibe el tratamiento. Las consecuencias principales que
estas interacciones pueden provocar son: una disminución de la actividad terapéutica y por
lo tanto una ineficacia en el tratamiento farmacológico, un incremento de la actividad
terapéutica y en consecuencia un posible incremento de la toxicidad o un posible sinergismo
que resulte en un efecto deseable en la farmacoterapia (Velasco, 2001). De igual forma, la
eficacia y seguridad de un fármaco también puede verse alterada por su administración
conjunta con productos no farmacéuticos como alimentos, bebidas, productos herbolarios,
fitofármacos o suplementos herbales o alimenticios (Golan, 2012).
Algunos alimentos contienen nutrimentos y otras sustancias que pueden afectar en diferente
grado el comportamiento de un medicamento en el organismo por modificación de sus
procesos farmacocinéticos y farmacodinámicos; y de igual forma, algunos medicamentos
causan impacto sobre el estado nutricional, ya sea produciendo una deficiencia nutricia o
interfiriendo en el proceso natural de la alimentación (generando hambre o anorexia, vómitos
o náuseas, etcétera), por lo que resulta de gran importancia el estudio de estas interacciones,
la cuales además de ser bidireccionales, pueden ser desde leves hasta muy graves, e incluso
mortales, por lo que no deben ser subestimadas. En el presente trabajo se describirá a fondo
la interacción de tipo fármaco-alimento y su importancia en la farmacoterapia.
Desarrollo de la investigación.
1
Antecedentes.
Hasta hace no muchos años las interacciones fármaco-nutrimento eran un tema totalmente
ajeno a la práctica clínica, hasta que por sí mismo se abrió camino a través de las
manifestaciones clínicas. Los primeros estudios trataban principalmente de los cambios
potenciales en la absorción de fármacos debido a la ingesta simultánea con alimentos o
comidas. Así, por ejemplo, la primera referencia a las interacciones fármaco-nutriente se sitúa
en 1927, cuando Burrows y Farr evidencian que los aceites minerales (que se utilizaba como
laxante), reducen o incluso impiden la absorción de vitaminas liposolubles, aunque este no
tuvo gran relevancia en esa época. En 1939, Curtis y Balmer confirmaron que el aceite
mineral disminuye la absorción del β-caroteno y sentó las bases para el concepto general de
que los medicamentos pueden reducir la absorción de nutrientes debido a eventos
fisicoquímicos relacionados con la interacción de medicamentos y nutrientes en el tracto
intestinal. Posteriormente, se observó que la biodisponibilidad oral de algunos
antimicrobianos, tales como tetraciclina, isoniazida y rifampicina, resulta disminuida por los
alimentos.
Sin embargo, las interacciones alimento-medicamento no llamaron verdaderamente la
atención hasta 1963, a raíz de las publicaciones de Blackwell, donde se describen crisis
hipertensivas graves debidas a la interacción entre fármacos inhibidores de la monoamino-
oxidasa y aminas biógenas (tiramina e histamina, principalmente) contenidos en distintos
alimentos y bebidas sometidos a procesos de fermentación, maduración o deterioro. La
enzima monoaminooxidasa metaboliza aminas como la tiramina, al ingerir inhibidores de las
monoaminooxidasas se inhibe la enzima y, al no metabolizarse las aminas, aumenta su
concentración en el organismo desencadenando las crisis. (Araujo, 2014) (Montoro., Suñer
& Salgado., 2003)
En 1970, Faloon precisó que determinados fármacos pueden ocasionar mala absorción de
nutrientes, no solo mediante interacciones fisicoquímicas en el tracto gastrointestinal, sino
también por producir lesiones en la mucosa, cambios en la disponibilidad de sales biliares o
dificultades en la función del páncreas exocrino. (Mariné A., Vidal M. & Codony R, 1993).
El descubrimiento reciente de que el zumo de pomelo puede aumentar en un grado elevado
la biodisponibilidad oral de determinados medicamentos, se produjo por una observación
2
inesperada durante un estudio en el que se investigaba la interacción entre felodipino y etanol,
en el cual se empleó zumo de pomelo para enmascarar el sabor del etanol. Los resultados
del estudio mostraron que el zumo de pomelo actúa reduciendo el metabolismo presistémico
de felodipino (bloqueador de los canales de calcio de acción duradera usado en medicina
como antihipertensivo). (Bailey y col., 1998).
Las interacciones de tipo fármaco-alimento son a menudo uno de los problemas más
frecuentes relacionados con los medicamentos, sin embargo, este tipo de interacciones no
son reportadas muy a menudo o no se encuentran del todo estudiadas.
Diversos fármacos pueden alterar el estado nutricional del individuo cuando logran
causar un alteración en los procesos de absorción, metabolismo y excreción de
nutrientes. Este tipo de casos resulta más común cuando se emplean medicamentos
3
de manera crónica o se hace un mal uso de ellos, como un abuso (Lorenzo et al.,
2008).
Para ambos casos, las consecuencias de este tipo de interacción están pueden comprometer
de manera seria la salud del paciente.
En ocasiones, una interacción puede producir algún efecto beneficioso; así, la absorción de
nifedipino se retrasa cuando éste se toma con alimentos, lo que disminuye el enrojecimiento
facial que produce el medicamento y da lugar a un aumento del cumplimiento terapéutico.
Sin embargo, aunque un aumento de concentración del medicamento generalmente es
deseable, también puede dar lugar a toxicidad grave, de modo que el término «interacción»
generalmente se asocia a un efecto con potencial relevancia clínica negativa (Lourenco,
2001).
Existen diferentes que factores pueden influir en el riesgo de desarrollar una interacción
fármaco-alimento que resulte clínicamente significativa. Singh (1999) considera que las
principales variables que influyen en la aparición de una interacción son:
Los medicamentos que con mayor frecuencia pueden ser objeto de interacciones con
alimentos con posibles manifestaciones clínicas importantes son (Mariné y col., 1993):
— Aquellos que tienen una curva dosis-efecto de gran pendiente, de forma que cambios
pequeños en la dosis producen grandes cambios en el efecto.
— Fármacos que para ser eficaces deben mantener una concentración plasmática sostenida.
Este es el caso, por ejemplo, de los antibióticos.
4
con precisión lo que puede ocurrir cuando un paciente concreto recibe simultáneamente
alimentos y medicamentos. El riesgo de aparición de una interacción depende principalmente
de las características de la persona expuesta incluyendo edad, estado nutricional, patología
(Lourenco, 2001) y de diferencias interindividuales tales como la cantidad de enzimas
metabólicos en los tejidos. Algunos de los factores que resultan más comunes son los
siguientes (Boullata, 2010):
- Pacientes con enfermedades crónicas que usan múltiples medicamentos.
- Pacientes que presentan variantes genéticas en transportadores de fármacos.
- Pacientes cuya función de algunos órganos se encuentre deteriorada o no muy bien
desarrollada (bebés y adultos mayores).
- Pacientes que presentan un estado nutricional deficiente.
Por otro lado, las interacciones fármaco-nutriente son más problemáticas con el empleo de
fármacos de uso crónico y en poblaciones especialmente sensibles como la población
anciana, o en situaciones de embarazo o lactancia. (Montoro B et al.,)
La utilidad de conocer los tipos de interacción, además de prevenir las que son peligrosas o
indeseables, es proponer estrategias para aprovechar aquellas que resulten en un mayor
beneficio para el paciente, utilizándolas a su favor. Por ejemplo, recomendar itraconazol con
alimentos para que se asegure su absorción, ya que ésta es mayor con alimentos que en ayuno;
recomendar ciclosporina con jugo de toronja que, aunque de manera normal la toronja
aumenta la concentración y genera un efecto no deseado, si de forma profesional y controlada
se reduce la dosis de ciclosporina y se potencia el efecto con la interacción del jugo de toronja
se requeriría menos medicamento para generar el mismo efecto, lo que repercute
directamente en el costo del tratamiento. Por otro lado, al evitar las interacciones que de
alguna manera reducen la absorción o biodisponibilidad de los medicamentos se favorece el
éxito de la farmacoterapia al garantizar las concentraciones plasmáticas óptimas o esperadas
del fármaco prescrito, al no restarle potencia o eficacia por alguna modificación en
concentración o estructura a causa de los alimentos (Araujo, 2014)
5
Las interacciones entre medicamentos y alimentos se pueden clasificar de diferentes formas,
pero la mayoría de los autores suelen clasificarlas en cinco categorías principales, como
puede observarse en la tabla 1. Es así como las interacciones entre medicamentos y nutrientes
pueden observarse desde dos principales puntos de vista, ya que en estas el factor
desencadenante de la interacción puede ser el fármaco (causando cambios en el estado
nutricional o en el efecto de un nutriente) o el factor desencadenante puede ser el nutriente o
alimento (causando cambios en la disposición y efecto del fármaco) (Santos & Boullata,
2005).
6
Inactividad del nutriente y
alteración del estado nutricional
del paciente.
Por otra parte, cuando el fármaco es el factor desencadénate se puede comprometer el estado
nutricional del paciente, por ejemplo, los antihistamínicos H1, algunos antiserotoninicos
(como el pizotifeno y ciproheptadina) y los fármacos aperitivos producen un incremento el
apetito de la persona que los consume; mientras que, los fármacos anorexígenos (empleados
en el tratamiento de la obesidad) tienden a disminuir el apetito. De igual forma algunos
efectos secundarios como las lesiones de la mucosa gastrointestinal inducidas por los
fármacos antineoplásicos producen alteraciones en la absorción de muchos nutrientes; por su
parte, algunos inductores enzimáticos (como el etanol, barbitúricos, fenitoína, etc) aceleran
el catabolismo de la vitamina D, lo que puede ocasionar raquitismo, que es el ablandamiento
y debilitamiento de los huesos debido a falta de vitamina D presentado generalmente en
niños. De manera similar las alteraciones del peristaltismo intestinal inducidas por fármacos
modifican la absorción de gran número de nutrientes ocasionando desnutrición cuando el
tratamiento es prolongado. Finalmente, muchos fármacos alteran las concentraciones de
electrolitos y oligoelementos pudiendo ocasionar numerosas interacciones, siendo la
alteración en las concentraciones del calcio, magnesio y potasio las más notables y de mayor
trascendencia clínica (Velasco, 2001).
Sin embargo, las interacciones entre alimentos y medicamentos también se pueden subdividir
de acuerdo con su mecanismo en tres tipos: interacciones fisicoquímicas, farmacodinámicas
y farmacocinéticas.
Interacciones físico-químicas
7
interacciones han sido descritas como de tipo físico-químico y también como
farmacocinéticas.
Los mecanismos de producción de las interacciones fisicoquímicas son:
— Complexación o formación de precipitados insolubles con algún componente del
alimento.
Los minerales contenidos en la dieta –cationes divalentes o trivalentes, tales como: calcio,
magnesio, hierro, zinc, aluminio, cobalto, cobre, níquel, etc.– forman complejos insolubles
con medicamentos tales como tetraciclinas, quinolonas y antiácidos. La interacción entre las
tetraciclinas y la leche y los derivados lácteos es probablemente una de las más conocidas
con la formación de un precipitado insoluble y, por tanto, no absorbible entre el calcio y el
fármaco.
Esta interacción es importante pues puede comprometer la actividad terapéutica del fármaco
debido a una infradosificación, ya que la leche reduce aproximadamente en un 50-60% la
concentración sérica de tetraciclina y oxitetraciclina. La doxiciclina no se ve tan influenciada
por esta interacción (Mariscal, Vargas & Moreno, 1999).
— Interacciones basadas en un mecanismo Redox
Cabe destacar dentro de este grupo el efecto que pueden ejercer los alimentos ricos en
vitamina C en la absorción del hierro, ya que este mineral sólo se absorbe si se encuentra en
estado de oxidación II. El ácido ascórbico, por su carácter reductor, puede facilitar la
transformación del Fe3+ en Fe2+ favoreciendo, por tanto, su absorción.
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Por su parte, las interacciones fármaco-alimento de tipo farmacodinámicas están más
relacionadas con el efecto clínico del fármaco o el efecto fisiológico del nutriente
involucrados en la interacción. Las medidas cualitativas o cuantitativas del efecto o acción
farmacológica y la medida del estado nutricional en el paciente ayudan a identificar y definir
las interacciones farmacodinámicas (Gillies & Krul, 2007).
- Interacciones farmacocinéticas:
En muchas ocasiones los alimentos pueden alterar el proceso farmacocinético del fármaco y
en consecuencia modificar su concentración en el organismo, alterando de manera
significativa la actividad terapéutica del mismo. Sin embargo, esta interacción fármaco-
alimento puede ocurrir a distintos niveles, pudiendo alterar cualquiera de los procesos
farmacocinéticos del fármaco (liberación, absorción, distribución, biotransformación y
eliminación) (Lorenzo et al., 2008).
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O bien la formación de quelatos que se entre los productos lácteos y las tetraciclinas, estos
precipitados insolubles no son absorbidos dando lugar a ineficacia terapéutica por parte del
antibiótico. Por otro lado, los alimentos ricos en grasa aumentan la secreción de sales biliares
lo que puede incrementar la disolución de algunos medicamentos y por tanto aumentar su
absorción. (Gómez-Zorita & Urdampilleta, 2013)
Alteraciones en el proceso de distribución: Generalmente la distribución de un
fármaco en el organismo ocurre mediante la unión de este a proteínas plasmáticas mediante
uniones reversibles, la interacción fármaco-alimento puede alterar este proceso de 2 formas
principales: 1) Dicha unión puede ser desplazada por la unión de otras sustancias a las
proteínas, incrementando la cantidad de fármaco libre, que es aquel que puede ejercer el
efecto terapéutico. 2) Además un déficit de proteínas plasmáticas, por ejemplo debido a una
alimentación inadecuada (estado de desnutrición) por parte del paciente, también puede dar
lugar a la disminución de estas proteínas plasmáticas y por ende a un incremento de la
fracción libre del fármaco. En ambos casos se aumenta la fracción de fármaco libre en el
organismo, lo que ocasionará un aumento en el efecto o una toxicidad del mismo.
Alteraciones en el proceso de biotransformación: La biotransformación de
medicamentos se lleva a cabo principalmente mediante diversas reacciones de oxidación,
reducción y formación de conjugados con moléculas endógenas con el fin de convertirlos en
sustancias eliminables por orina, es decir en moléculas polares e hidrosolubles. Una
interacción fármaco alimento puede ocasionar un déficit en los sustratos necesarios para
llevar a cabo la formación de conjugados e incluso pueden provocar una inhibición o una
inducción de los sistemas enzimáticos encargados de llevar a cabo las reacciones de
biotransformación, provocando una alteración directa en este proceso.
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Alteraciones en el proceso de eliminación: Los alimentos pueden alterar de manera
significativa la eliminación de los fármacos o sus metabolitos por vía renal, la principal vía
de excreción de los fármacos. La mayoría de los fármacos son ácidos o bases débiles y para
ser eliminados por orina deben encontrarse en forma ionizada. Por tanto, variaciones en el
pH de la orina pueden provocar modificaciones en la eliminación de fármacos. Por tanto, es
de gran importancia conocer el carácter de los alimentos como acidificantes o alcalinizantes
fisiológicos. Por ejemplo algunos alimentos como los quesos, la carne, pasteles, etc. Son
capaces de proporcionar un pH ácido a la orina; mientras que alimentos como las verduras,
la leche, las legumbres, etc. Son capaces de alcalinizar la orina. Estos cambios en el pH de la
orina repercuten directamente en la cantidad de fármaco eliminado, por ejemplo, los
fármacos ácidos débiles favorecen su eliminación cuando existe un incremento en el pH.
- Interacciones farmacodinámicas:
Son las interacciones que surgen cuando el nutrimento o el fármaco se comportan como
agonista o antagonista del otro. De esta manera los alimentos pueden potenciar o disminuir
el efecto de un medicamento. Este tipo de interacciones son menos frecuentes, sobre todo
porque son pocos los componentes activos de los alimentos con efectos biológicos
comparables a los de los fármacos.
Un ejemplo es la interacción que se produce entre la vitamina E y los ácidos grasos omega-
3 contenidos en los aceites de pescado que pueden potenciar los efectos de anticoagulantes
de fármacos como el ácido acetilsalicílico (AAS).
Este caso se puede dar en los alpinistas, que toman AAS con el objetivo de reducir el dolor
de cabeza, causado por el mal agudo de montaña (MAM), en la ascensión a montañas por
encima de los 4000 m junto con ácidos grasos omega-320. (Gómez-Zorita et al., 2013)
Influencia de la dieta
11
Las comidas con alto contenido en grasa pueden estimular la secreción de sales biliares lo
que incrementa la captación intestinal de fármacos lipófilos o de aquellos que requieren sales
biliares para una óptima absorción. Así comidas ricas en grasa favorecerían la absorción de
las vitaminas liposolubles como la vitamina D. Además, estimulan la liberación de
colecistocinina que disminuye la motilidad intestinal incrementando el tiempo de contacto
entre las drogas y el intestino y por tanto posiblemente se incremente la absorción del
fármaco.
Un déficit de proteínas junto a una baja ingesta de hidratos de carbono (HC), produce un
incremento del catabolismo y para obtener energía se utiliza la masa magra obteniendo
energía directamente en el músculo a través de los aminoácidos ramificados o a través de
Aminoácidos glucogénicos como la Alanina. Esto puede llevar a una disminución de la
cantidad y actividad de los enzimas responsables de la metabolización de fármacos,
produciéndose una disminución de los procesos de biotransformación, y por tanto cabe
esperar una potenciación de los efectos del fármaco.
Las variaciones en el pH de la orina, como ya se mencionó anteriormente, puede modificar
la excreción de fármacos. Existen alimentos y medicamentos acidificantes y alcalinizantes
de la orina, esto depende de su carga mineral. Por tanto, es de gran importancia conocer el
carácter de los alimentos como acidificantes o alcalinizantes fisiológicos (ver tabla 2).
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Por ejemplo, la carne, pescado, huevos, cereales y derivados son acidificantes. La leche,
verduras, legumbres (excepto lentejas), frutos secos y frutas (excepto ciruelas y arándanos)
son alimentos alcalinizantes. Una dieta acidificante aumenta la reabsorción renal de fármacos
ácidos y la eliminación de los fármacos básicos. Al contrario, una dieta alcalinizante favorece
la reabsorción de fármacos básicos y la eliminación de fármacos ácidos. Como ejemplo de
fármacos ácidos tenemos el AAS, ácido nalixídico y fusídico y los barbitúricos. Como
ejemplo de fármacos básicos tenemos la cafeína, quinina, pseudoefedrina, efedrina y
propanolol. En resumen, una dieta alcalinizantes que sería una dieta rica en fruta y verdura
aumentaría en principio los niveles plasmáticos de fármacos básicos como la cafeína
(Gómez-Zorita et al., 2013).
Interacción
Fármaco Alimento
Fármaco- alimento
Dieta rica en proteína
Incrementa niveles séricos de albúmina
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Eleva el INR sin sangrado en pacientes
Jugo de arándano
ancianos
Alimentos que contienen
Monoamino oxidasas Crisis hipertensivas
Tiramina
Propranolol Ricos en proteína El nivel sérico puede aumentar
Celiprolol Jugo de naranja Inhibición de la absorción intestinal
Inhibidores de la ECA Estómago vacío Incremento de la absorción
Se forman complejos con algunos
Antibióticos Lácteos antibióticos lo que evita su absorción y
biodisponibilidad
Acetaminofen Pectina Retrasa absorción
Puede aumentar el riesgo a daño
Antiinflamatorios no Bebidas alcohólicas
hepático o sangrado intestinal. La Cmax
esteroidales (AINEs)
y AUC incrementan significativamente
Comida rica en grasas y Incrementa la biodisponibilidad
Teofilina jugo de uva
Cafeína Incrementa el riesgo de toxicidad
Esomeprazol Comida rica en grasas Disminuye la biodisponibilidad
Cimetidina, Rupatidina Incrementa la biodisponibilidad
Cualquier alimento
(antihistamínicos)
Plantas medicinales con
Isoniazida Ejerce efecto sinérgico
ácido oleanólico
Cicloserina Comida alta en grasas Disminuye la concentración sérica
Glimepirida En el desayuno Completa biodisponibilidad
Acarbose Antes de cada comida Máxima efectividad
Mercaptopurina
Leche de vaca Reduce la biodisponibilidad
(antineoplásico)
Tamoxifen Semillas de sésamo
Levotiroxina Jugo de toronja Retarda la biodisponibilidad
Estos ejemplos citados en la tabla 3 se han comprobado de manera experimental, por ejemplo,
en el año 2008 se llevó a cabo un estudio sobre la reducción en la absorción de celiprolol por
la administración concomitante con jugo de naranja. En el se demostró que la hesperidina
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(un componente presente en el jugo de naranja) inhibe la absorción intestinal de este fármaco
antihipertensivo (Uesawa & Mohri, 2008).
15
Por el contrario, se han realizado estudios que sustentan la inexistencia de ciertas
interacciones del tipo fármaco-alimento. Por ejemplo, en el año 2009 se realizó un estudio
que demostró la ausencia de una interacción significativa entre la warfarina y el jugo de
arándano, ya que se creía que existía una potencial de interacción entre ambos, sin embargo
el estudio concluye que no existe una interacción clínicamente relevante entre el jugo de
arándano y la warfarina; aunque los autores sugieren que los pacientes que toman warfarina
con jugo de arándano deben ser advertidos acerca de la posible interacción (Ansell et al.,
2009).
16
Así como estos, existen diversos ejemplos que han ayudado a conocer e identificar este tipo
de interacciones y la importancia de las mismas. Los ejemplos más importantes están
resumidos en la tabla 3.
Conclusión.
Resulta de suma importancia evitar que cualquier tipo de interacción farmacológica se
produzca, ya que esto posiblemente llevará a la obtención de resultados pobres o inesperados
en la terapia de los pacientes.
Tanto los alimentos como los medicamentos son elementos necesarios para mantener la
buena salud de un individuo. Sin embargo, se debe tener en cuenta que a veces se pueden
correr riesgos cuando estos se administran o utilizan al mismo tiempo, ya que las
interacciones de este tipo pueden producir efectos negativos en la seguridad y eficacia de los
medicamentos, así como en el estado nutricional del paciente.
A diferencia de los medicamentos, en ocasiones la influencia de la dieta no se estudia de
manera tan exhaustiva, por lo que ciertos alimentos pueden interactuar con medicamentos
sin que el médico o paciente lo sepan. Es por esta razón que resulta importante conocer e
identificar las interacciones entre fármacos y alimentos, así como el posible efecto que estas
tendrán para asegurar que la farmacoterapia será eficaz y segura.
De esta forma, los médicos y farmacéuticos deben estar conscientes de la importancia de
monitorear las posibles interacciones de tipo fármacos-alimentos con el fin de asesorar a los
pacientes al respecto. Y de igual forma es importante que los pacientes informen a sus
médicos y farmacéuticos acerca de su ingesta de alimentos y suplementos dietéticos para
evitar posibles interacciones.
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