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Arquitectura Del Barroco

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Arquitectura del Barroco

La arquitectura barroca es un período de la historia de la


arquitectura que vino precedida del Renacimiento y del
Manierismo; se generó en Roma durante el siglo XVII y se
extendió hasta mediados del siglo XVIII por los Estados
absolutistas europeos.

El término Barroco, derivado del portugués "barocco", "perla de


forma diferente o irregular", se utilizó en un primer momento de
forma despectiva para indicar la falta de regularidad y orden del
nuevo estilo. La característica principal de la arquitectura barroca
fue la utilización de composiciones basadas en puntos, curvas,
elipses y espirales, así como figuras policéntricas complejas
Catedral de San Pedro Sula,Honduras.
compuestas de motivos que se intersecaban unos con otros. La
arquitectura se valió de la pintura, la escultura y los estucados para
crear conjuntos artísticos teatrales y exuberantes que sirviesen para ensalzar a los monarcas que los habían encargado.

En algunos países europeos como Francia e Inglaterra y en otras regiones de la Europa septentrional se produjo un movimiento
más racionalista derivado directamente del Renacimiento que se denominó Clasicismo barroco. A lo largo del siglo XVIII se fue
desarrollando en Francia un movimiento derivado del Barroco que multiplicaba su exuberancia y se basaba fundamentalmente en
las artes decorativas que se denominó Rococó y se acabó exportando a buena parte de Europa.

Contrariamente a las teorías según las cuales el movimiento barroco surgió a partir
del Manierismo, fue el Renacimiento tardío el movimiento que acabó
desencadenando en último término el Barroco. De hecho, la arquitectura manierista
no fue suficientemente revolucionaria para evolucionar radicalmente, en un sentido
espacial y no sólo superficial, a partir de los estilos de la antigüedad a los nuevos
fines populares y retóricos de la época del contrarreformismo.

Ya en el siglo XVI, Miguel Ángel Buonarroti había anunciado el Barroco de una


forma colosal y masiva en la cúpula de la Basílica de San Pedro de Roma, así como
las alteraciones en las proporciones y las tensiones de los órdenes clásicos
expresados en la escalera de acceso a la Biblioteca Laurenciana de Florencia, del
mismo autor, y la enorme cornisa añadida al Palacio Farnese. Estas intervenciones
habían suscitado diversos comentarios en su época por su brusca alteración de las
proporciones clásicas canónicas. No obstante, en otras obras Miguel Ángel había
cedido a la influencia manierista, por lo que fue sólo tras el fin del Manierismo
cuando se redescubrió a Miguel Ángel como el padre del Barroco. Cúpula de la Basílica de San
Pedro de la Ciudad del Vaticano.
El nuevo estilo se desarrolló en Roma, y alcanzó su momento álgido entre 1630 y
1670; a partir de entonces el Barroco se extendió por el resto de Italia y de Europa.

La influencia del Barroco no se limitó al siglo XVII; a principios del siglo XVIII se desarrolló el estilo denominado Rococó, que
no siendo una pura continuación del primero podría ser considerado como la última fase del Barroco.
Índice
Temas de la arquitectura barroca
Urbanismo
Catedrales
Iglesias
Palacios
Paisajismo
Artificio del barroco desde el punto de vista crítico
Difusión de la arquitectura barroca en el siglo XVII
Italia
España
Etapas y evolución de la arquitectura española
Francia
Inglaterra
Países Bajos
Países Bajos meridionales
Del Norte
Europa Central
Arquitectura barroca en México
La variedad de escuelas barrocas
Estilos
Arquitectura tardobarroca y rococó
Características generales
Desarrollo histórico y geográfico
El urbanismo
Véase también
Referencias
Bibliografía
Fuentes

Temas de la arquitectura barroca

Urbanismo
En 1585 el Papa Sixto V inició las obras para la transformación urbana de Roma, encargando a Domenico Fontana la conexión
entre los principales edificios religiosos de la ciudad por medio de grandes ejes viarios rectilíneos. El proyecto, que se basaba en
la ratificación de Roma como ciudad santa, estableció el precedente para las intervenciones que se habrían de llevar a cabo en
diversas ciudades europeas.

A la planificación centralizada de la ciudad ideal renacentista se contrapone la visión de la ciudad capital barroca, más dinámica
y abierta a sus propios límites, y al mismo tiempo punto de referencia para todo el territorio. En Roma, los centros focales del
panorama urbano se subrayaron mediante la colocación de antiguos obeliscos egipcios y altas cúpulas, mientras que en París los
nodos del sistema viario se definieron por medio de plazas simétricas, en cuyo centro se colocaba la estatua del soberano.

En líneas generales, la plaza barroca cedió su función tradicional cívica y pública para convertirse en un medio de exaltación de
la ideología religiosa o política, como en el caso de las plazas reales francesas (la Plaza de los Vosgos o la Plaza Vendôme, por
ejemplo) o de la Plaza de San Pedro de Roma.
Durante el Renacimiento, la ciudad se encontraba encerrada en sí misma,
de manera física y sensible, ya que el habitar se limitaba casi
exclusivamente a lo que sucedía dentro de las murallas. En una escala
menor, los espacios públicos eran poco comunes y los espacios privados
muy frecuentes. El proceso de urbanización del Barroco fue el motor del
de la configuración de la ciudad como un todo.

Así, la ciudad comienza a formar parte del paisaje y se adueña del mismo.
El exterior se integra al interior como un integrante más del espacio. Lo
que antes era una planta cerrada ahora se “abre” para producir una
vinculación entre lo artificial y lo natural, provocando puntos de encuentro Plaza de San Pedro de Roma, ejemplo de
entre el mundo de la ciudad y el mundo natural del jardín y del paisaje. plaza barroca.

Catedrales
La catedral ( sede del obispo ) representa un importante hito dentro de la historia de las ciudades novohispanas. A nivel del
paisaje urbano, por la preeminencia de su volumetría en medio del contexto edificado, y simbólicamente porque además de
representar a los poderes religiosos real y civil acompaña prácticamente a lo largo de su edificación a la historia del
desenvolvimiento de la ciudad.

En la mitad del siglo XVII, el desarrollo de una técnica decorativa que incide directamente a favor de los propósitos que
configuraron la sensibilidad del barroco: Las yeserías. A partir de modelos copiados tanto de las ilustraciones de libros (grutescos
y tarjas fundamentalmente) como de los artesanos renacentistas europeos, los primeros grupos de yeseros provenientes de España
se establecieron en Puebla a partir de la cuarta década del siglo XVII, extendiendo la influencia de su trabajo a la vecina
Tlaxcala; el trabajo de argamasa (mezcla de cal y arena) aplicado generalmente en los marcos de las portadas, como el de los
yesos que vistieron los interiores de los recintos religiosos, consistió en modelar estos materiales plásticos apoyándose en la
estructura de barroco o piedra de muros y bóvedas, e ir creando revestimientos que paulatinamente se apoderan no solo de la
totalidad de las superficies, sino de la calidad particular de los espacios, al establecer una sintonía plástico-expresiva cuya
resonancia ambiental aniquila la homogeneidad geométrica de la arquitectura creando un discurso de frenética movilidad
aparente.

Iglesias
Entre las iglesias, el punto de partida de la arquitectura barroco puede considerarse la Iglesia del Gesù de Roma, construida a
partir de 1568 según el proyecto de Jacopo Vignola. El edificio, que representa una síntesis entre la arquitectura renacentista,
manierista y barroca, satisfacía plenamente las nuevas exigencias surgidas tras la Contrarreforma: la disposición longitudinal de
la planta permitía acoger al mayor número de fieles, mientras que la planta de cruz latina con numerosas capillas laterales suponía
un retorno a la tradición del Concilio de Trento. Así de hecho lo hará constar una figura tan importante como el cardenal
Borromeo:

Una chies dovrà essere riguardo alla pianta in Una iglesia ha de tener una planta en
forma di croce, in accordo con la tradizione; le forma de cruz, de acuerdo con la tradición;
piante circolari si usavano ai tempi degli idoli las plantas circulares se usaban en
pagani e raramente per le chiese cristiane. tiempos del paganismo y raramente en
iglesias cristianas

Milicua 1989:28
Por otro lado, la presencia de una cúpula subrayaba la centralidad del espacio hacia
el fondo de la nave, y presagiaba la búsqueda de una integración entre el esquema
longitudinal y el centralizado. También la fachada, construida según el proyecto de
Giacomo della Porta, anticipaba los elementos más marcadamente barrocos,
comparables a los de los alzados de Santa Susana y San Andrés del Valle.

De este modelo derivaron una serie de iglesias de planta longitudinal centralizada o


planta central alargada, caracterizadas por el eje longitudinal y por la presencia de un
elemento catalizador de la composición, generalmente una cúpula.se construyó en
los años 1985

Si los arquitectos manieristas alteraban la composición rigurosa de las fachadas


renacentistas añadiéndoles temas y decoraciones caracterizadas por un
Fachada de Il Gesù, considerada
la primera iglesia con elementos intelectualismo refinado, pero sin modificar la lógica planimétrica y estructural de la
del Barroco. fachada de los edificios, los arquitectos barrocos modificaron tanto la composición
en planta como en fachada, generando una concepción nueva del espacio. Las
fachadas de las iglesias dejaron de ser la continuación lógica de la sección interna,
para convertirse en organismos plásticos que marcaban la transición entre el espacio exterior y el interior. El espacio interior, por
tanto, estaba compuesto a partir de figuras complejas basadas en elipses y líneas curvas, y se definía a través del movimiento de
los elementos espaciales, diferenciándose radicalmente de la concepción renacentista que generaba una sucesión uniforme de
elementos dispuestos de forma simétrica entre ellos.

Palacios
En la arquitectura civil del momento se puede distinguir entre dos tipos de construcciones nobles: el palacio, situado
generalmente en el interior de la ciudad, y la villa del campo.

El palacio italiano y sus derivados europeos permanecieron fieles a la tipología residencial desarrollada durante el Renacimiento,
con un cuerpo edificado cerrado en torno a un patio interno. Se dotó a las fachadas principales de cuerpos centrales resaltados y
decorados mediante el uso de órdenes gigantes, que ya habían sido anticipados por Palladio. Se extendieron los ejes de simetría al
interior del edificio, donde se abrían el vestíbulo y el patio interno; por ejemplo, el eje longitudinal introducido en el Palacio
Barberini de Roma contribuía a la definición de la planta y subrayaba la conexión con el exterior del edificio. Por otro lado, este
palacio constituyó un punto importante del desarrollo de la tipología residencial palaciega italiana: la planta se constituía en
forma de H, y la entrada se producía mediante un profundo atrio que iba haciéndose más estrecho sucesivamente, hasta llegar a
una sala elíptica que servía de centro nodal al palacio entero

En Francia, no obstante, el palacio urbano de la nobleza, denominado


hôtel, recuperó para sí el esquema de los castillos medievales. El clima
más duro reclamaba una optimización del soleamiento en las principales
estancias, lo que generó fachadas escalonadas y grandes alas laterales. El
cuerpo principal se encontraba retrasado respecto a la calle y precedido de
la cour d'honneur, un espacio de transición abierto al exterior que al
mismo tiempo separaba el palacio de la ciudad. Un ejemplo de este
esquema es el parisino Palacio del Luxemburgo, construido a partir de
1615 por Salomon de Brosse. Aquí, a diferencia de otros edificios del
mismo estilo y época, los pabellones angulares no fueron destinados a
Palacio del Luxemburgo en París.
locales de servicio, sino que contenían estancias principales en cada planta.
Fue notable el desarrollo francés de residencias en el campo, los denominados châteaux, que llevaron a la realización de extensos
complejos de los que partían los ejes viarios principales que ordenaban el entorno. Entre ellos cabe destacar el Palacio de Vaux-
le-Vicomte (1656-1659), proyectado por Louis Le Vau, y el Palacio de Versalles, máximo símbolo del absolutismo francés y
cuyas labores de reconstrucción fueron iniciadas por el mismo Le Vau por encargo de Luis XIV.

Paisajismo
El paisaje ideal de la época barroca halló su expresión más característica en el jardín francés especialmente en las creaciones de
André Le Notre. El jardín francés se concebía como un paisaje infinito ordenado geométricamente y centrado en el palacio el cual
representa el foco del sistema. Pero la verdadera finalidad es la sensación de espacio infinito que se materializa en un eje
longitudinal dominante. Todos los demás elementos están relacionados con ese eje, el cual divide dos mundos: el mundo urbano
del hombre y el mundo ampliamente abierto de la naturaleza.

Versalles representa la verdadera esencia del medio ambiente del siglo XVII: dominio, dinamismo y apertura. Hacia fines del
siglo, todo el paisaje en torno a París se transformó en una red de sistemas centralizados e infinitamente extendidos. La resolución
simbólica que parecían tener las plazas para representar el poder del monarca terminó siendo una resolución paisajística para el
usuario.

Así, la ciudad comienza a formar parte del paisaje y se adueña del mismo. El exterior se integra al interior como un integrante
más del espacio. Lo que antes era una planta cerrada ahora se “abre” para producir una vinculación entre lo artificial y lo natural,
provocando puntos de encuentro entre el mundo de la ciudad y el mundo natural del jardín y del paisaje.

Artificio del barroco desde el punto de vista crítico


El barroco es un estilo que cruza la historia, nunca pretendió ser entendido por la razón, por la inteligencia, sino captado por los
sentidos, buscó en el espectador efectos emocionales, no racionales.

Autores como Manuel G. Revilla, José Juan Tablada y Diego Angulo perciben una división tajante de las cualidades formales de
nuestra arquitectura barroca según el siglo al pertenezcan; es decir que dividen la arquitectura barroca novohispana en dos siglos:
El XVII y el XVIII.

Revilla considera que en el siglo XVII se produce la arquitectura barroca propiamente dicha, caracterizada por la alteración de las
proporciones de los elementos arquitectónicos, multiplicación en las formas de los arcos, frontones rotos, abundantes, irregulares
y toscas molduras y la aparición de la columna de fuste retorcido o historiado. Aunque todavía se conservan perfiles rectos y
entrepaños sin decorar.

Para Revilla es en el siglo XVIII cuando el estilo adquiere madurez y entonces se le puede dar un nombre diferente al de
simplemente barroco, se le puede llamar churrigueresco. En la columna se convierte en pilastra cubierta de profusa
ornamentación; se decoran todos los entrepaños, las líneas se rompen hasta el infinito y la escultura se convierte en un elemento
decorativo más de los edificios.

José Juan Tablada, continúa la misma línea de pensamiento que Revilla y también divide la arquitectura barroca en dos
momentos: el barroco hispánico o barroco mexicano, propio del siglo XVII, y el churrigueresco mexicano, desarrollado en el
siglo XVIII.

Las características que el autor atribuye al barroco hispánico son: cúpulas y airosos campanarios, al exterior, en tanto que en el
interior, los templos tienen la simple austeridad de las basílicas.

Difusión de la arquitectura barroca en el siglo XVII


Italia
El estilo barroco, vinculado a la Contrarreforma, se inició en Roma y ejerció su
influencia en todo el mundo católico. Los primeros ejemplos en los que este
estilo es reconocible se pueden encontrar en algunas obras de Carlo Maderno
(fachada de Santa Susanna, fachada y nave de San Pedro del Vaticano y la
basílica de Sant'Andrea della Valle, cuya fachada fue completada por Carlo
Rainaldi),de Martino Longhi, el Joven (fachada de la iglesia de los Santos
Vicente y Anastasio en Trevi) y de otros, en los que destaca el intento de reforzar
el eje central de las fachadas mediante el uso gradual de pilastras, semicolumnas
y columnas. Posteriormente, Gian Lorenzo Bernini, Francesco Borromini y
Pietro da Cortona contribuyeron a desarrollar aún más el lenguaje barroco, ya no
solo en la aplicación de elementos decorativos, sino en la mismaconcepción del
espacio basándose en la elaboración de nuevas formas como elipses, espirales y
curvas policéntricas. La mayoría de sus contribuciones están relacionadas con
edificios religiosos (iglesias de Sant'Andrea al Quirinale, de la Asunción, en
Ariccia, de Bernini; de Sant'Agnese en Agone, de San Carlo alle Quattro
Fontane, de Sant'Ivo alla Sapienza y de la nave central de San Giovanni in
Laterano, de Borromini; de San Lucas y Santa Martina, de Santa Maria della Iglesia de Sant'Ivo alla Sapienza,
Roma
Pace y de la fachada de Santa Maria en Via Lata, de Cortona), aunque no
faltaron fábricas civiles (como el palacio Barberini, de Bernini y Borromini, el
palacio Montecitorio, de Bernini y Carlo Fontana, el palacio Chigi-Odescalchi,
también de Bernini, y el palacio de Propaganda Fide y la galería en perspectiva
del palacio Spada, de Borromini).

Cabe destacar también las transformaciones urbanas, principalmente debido a la


actividad del papa Sixto V que, con el apoyo técnico de Domenico Fontana,
promovió el primer proyecto moderno de planificación urbana de la ciudad de la
Roma. Se trazaron nuevas vías en grandes ejes rectos que conectaban las áreas
más importantes de la ciudad y los principales edificios religiosos y
administrativos, y se construyeron o reorganizaron grandes plazas (plazas del Palazzo Ducezio, Noto (Sicilia)
Popolo, Navona y San Pedro) y edificios importantes.

El estilo barroco pronto se extendió más allá de los confines de la ciudad, llegando a Turín (expansión de la ciudad de Carlo e
Amedeo di Castellamonte, capilla de la Sábana Santa, iglesia de San Lorenzo y palazzo Carignano, de Guarino Guarini), a Milán(
iglesia de San Giuseppe, de Francesco Maria Richini), aVenecia (basílica de Santa Maria della Salute, de Baldassare Longhena,
con una planta octogonal unida a un santuario bordeado por dos ábsides), a Nápoles (donde Francesco Grimaldi, Cosimo
Fanzago, Ferdinando Sanfelice estaban activos, de los que se recuerdan respectivamente la capilla real del Tesoro de San
Gennaro, la iglesia de Santa Maria Egiziaca en Pizzofalcone y el palazzo dello Spagnolo), a la región de Apulia (basílica de Santa
Croce en Lecce, con decoraciones derivadas del plateresco español) y aSicilia, especialmente después del terremoto de 1693
(catedral de Sant'Agata en Catania, catedral de San Giorgio en Ragusa, iglesia de San Domenico en Noto, etc.). La Toscana, por
otro lado, permaneció vinculada a los gustos tardomanieristas (capilla de los Príncipes, con una planta octogonal, adornada con
ricas incrustaciones creadas con piedras semipreciosas) y la producción máspropiamente barroca puede datarse a principios del
siglo XVIII.

Véanse también: Arquitectura barroca, Barroco napolitano, Barroco leccese, Barroco siciliano y Barroco
milanés.
España
En la España, la afirmación del Barroco se encontró con las dificultades debidas a la decadencia económica del reinado de Felipe
III. En la segunda mitad del siglo XVI, Felipe II había mandado construir el importante complejo del Monasterio de El Escorial,
construido en su mayor parte según el proyecto de Juan de Herrera (1530-1597). A Herrera se debe también el proyecto de la
Catedral de Valladolid, en el que se refuerza el concepto del eje central y que sirvió de modelo para la Catedral de México.

Progresivamente, la arquitectura española del siglo XVII fue evolucionando hacia el estilo barroco, aunque no dejó grandes
ejemplos significativos. La mayor parte de las influencias barrocas fueron recogidas de forma exclusivamente decorativa,
especialmente en las iglesias. Este lenguaje, que resultaba rápidamente comprensible incluso para el segmento de la población
menos instruido, fue exportado con éxito a las colonias americanas.

Entre los edificios religiosos más importantes del siglo XVII en España puede destacarse la Colegiata de San Isidro en Madrid,
iniciada en 1629, la iglesia de Santa María Magdalena de Granada (iniciada en 1677 con planta longitudinal derivada de los
edificios con esta disposición de la Antigua Roma) y la Basílica de la Virgen de los Desamparados en Valencia, de planta elíptica.

Etapas y evolución de la arquitectura española


I.- Periodo purista o postherreriano (abarca los dos primeros tercios del
siglo XVII). La penetración del barroco -en sus formas arquitectónicas italianas
(plantas complicadas, movimiento de fachadas, decoración abundante y creadora
de contrastes de luz)- va a ser lenta. La presencia de la ideología religiosa de la
Contrarreforma y el prestigio de la monarquía de Felipe II pesan sobre el arte de
la época: se prefiere la sobriedad, la sencillez y la uniformidad. Hay una
evidente pobreza de materiales –ladrillo, tapial y yeso- junto a una depuración de
líneas -al estilo del Escorial-. Así como un escaso desarrollo del movimiento en
plantas y alzados; se prefiere la línea recta a la curva; hay un predominio de la
Iglesia de nave única con capillas entre contrafuertes -tipo de la iglesia del Gesù
de los Jesuitas. Las fachadas expresan la misma sencillez de planos: "De un
Palacio de Santa Cruz (Madrid) espíritu abstracto, los palacios, las Iglesias y conventos son con fachadas de
paramentos lisos a base de grandes rectángulos ligeramente resaltados e
interiores de diáfana blancura en la que solamente se recortan de manera neta las
decoraciones de cuadrados y triángulos geométricos de las bóvedas, resultando conjuntos graves y apaciguados para aquellos que
los contemplan al exterior o penetran al interior".1

Ejemplos de este tipo de arquitectura lo tenemos en la Colegiata de San Isidro de Madrid (construida por un jesuita: es de planta
de cruz latina similar a la del Gesù, o a San Andrés de Mantua de Alberti); la iglesia de la Encarnación (Madrid); la Cárcel de
Madrid (hoy ministerio de Asuntos Exteriores), la Casa de la Villa de Madrid, la Plaza Mayor de Madrid, la ciudad de Lerma
(Burgos); el palacio del Buen Retiro. Estos cinco últimos edificios siguen la línea llamada "estilo escurialense, caracterizado por
la sobriedad de líneas, los volúmenes compactos y torres cuadrangulares en las esquinas, techumbres apiramidadas, agujas en los
vértices torres, tejas de pizarra negra. En esta época destacan unas especiales concepciones urbanísticas españolas: las plazas
mayores, organizaciones casi cerradas, centro de los espectáculos religioso-políticos (procesiones, autos de fe de la Inquisición,
predicaciones, recepciones de reyes), formados por distintos bloques de edificios que se unen dejando, bajo ciertas arcadas, paso
a las calles periféricas. La más famosa es la Plaza Mayor de Madrid.

II.- Finales del siglo XVII. Se comienza a complicar la arquitectura; primero penetran las formas decorativas del barroco italiano
(columnas de orden gigante y salomónicas, movilidad de planos en las fachadas, etc.), y luego las formas espaciales (plantas
ovaladas, o cóncavo-convexas, llenas de movimiento).Destacan: fachada de la Catedral de Granada -de Alonso Cano-, dispuesta a
manera de arco de triunfo de tres calles, cubiertas de arcos de medio punto; el Pilar de Zaragoza; la torre de las campanas y la del
Reloj (Domingo de Andrade) de Santiago de Compostela. Durante el siglo XVII son escasas las construcciones; ya a finales de
siglo se construyen: el presbiterio de la Catedral de Valencia. Las obras
más barrocas son la fachada de la Catedral- claro ejemplo de los
movimientos de fachadas al estilo de Borromini- : entre el escaso espacio
que quedaba entre capilla del santo cáliz y Miguelete, se despliega una
fachada a modo de biombo con tres calles plegadas en movimientos
sinuosos cóncavo convexo, recargada de decoración en relieve y
esculturas. La capilla de la Virgen de los desamparados: de planta ovalada,
con espacios de entrada o capillas; destacando el camarín de la Virgen. Plaza Mayor de Salamanca
Otros ejemplos son el museo de Bellas Artes, San Pío V y la torre de Santa
Catalina, Palacio del Marques de Dos Aguas.

III.- Corriente nacional: Churrigueresco. Durante el siglo XVIII se acelera la construcción de edificios; resalta la plena
asimilación de las formas espaciales de Italia (De Borromini y Bernini) en edificios como: San Marcos de Madrid, las Salesas
Reales de Madrid, San Francisco El Grande -Madrid-, Palacio Real de Aranjuez -capilla. Son todos ellos edificios en los que
destaca su compleja planta con juegos de curvas y contracurvas, cambitación de formas ovaladas, tangentes y secantes; con
alzados en los que las cúpulas, bóvedas, etc. son de gran complejidad (destacan las cúpulas encamonada creadas por Francisco
Bautista en e1 siglo XVIII: son un sistema de doble cúpula en el que el intradós es de madera y yeso, mientras que el exterior se
despega y separa quedando un espacio hueco para lograr mayor efecto de altura y monumentalidad. Al ser de menor peso permite
la constitución de espacios más desahogados).

Por otro lado, la arquitectura del siglo XVIII aumenta la tendencia


ornamental hasta límites nunca conseguidos; a este estilo se le llama
Churrigueresco: por el nombre de la familia con este apellido que produjo
mayores obras. Es una decoración de amontonamiento de formas en ciertos
lugares del edificio –puertas, fachada, etc; sobresalen por su
monumentalidad y aparatosidad. frente al resto del edificio de líneas más
sóbrias-. Destacan: colegios de Anava y Calatrava en Valladolid, plaza
Mayor de la ciudad de Salamanca. De Pedro Ribera son el puente de
Toledo en Madrid, y el Hospicio de Madrid. Otros edificios de este estilo
son: San Telmo en Sevilla. La fachada del Obradoiro en Santiago, etc. Esta
Palacio de San Telmo (Sevilla)
fachada de Casas y Novoa sustituye a la románica construida delante del
Pórtico de la Gloria; es una monumental fachada estructurada como un
grandioso arco de triunfo en diversos planos de profundidad (hasta tres) y de una gran verticalidad.

Otra complicación del barroco español se encuentra en los espacios creados para dar cabida a las imágenes religiosas como:
reliquias, sagrario , sacristías e imágenes de gran devoción : vienen a combinarse teatrales efectos en la utilización del espacio,, la
luz indirecta y de procedencia extraña, la pintura, escultura, etc. Son pequeños lugares en los que el barroquismo estalla en su
mayor grado de complicación y teatralidad. Destacan el Transparente de la catedral de Toledo (de Narciso Tomé), el camarín y
tabernáculo de la Cartuja del Paular, o el Sagrario de la Cartuja de Granada (Francisco Hurtado Izquierdo). Otra de las grandes
escuelas del barroco español, es la fundada a inicios del siglo XVIII por Francisco Hurtado Izquierdo, en Priego de Córdoba. En
la que intervinieron, sucesivamente, los hermanos Sánchez de Rueda, Juan de Dios Santaella, Francisco Javier Pedraxas, Remigio
del Mármol y José Álvarez Cubero.

Francia
La arquitectura barroca francesa es sobre todo palaciega, y en cuanto a su exterior, de composición en general muy clásica.
Asimismo, las tres claves de la arquitectura barroca francesa serán la sobriedad, la armonía y la claridad.
Es una arquitectura principalmente al servicio de la monarquía absoluta,
especialmente a la persona de Luis XIV, el “Rey Sol”, quien tomó el
palacio de Versalles como expresión de su poder y de su propia persona,
convirtiéndose así en el prototipo de residencia áulica del príncipe
absoluto. El monarca es el astro rey, de quien emana toda la sabiduría, toda
la luz, y con su gloria ilumina a toda Francia. Este mensaje está claramente
presente en la disposición de salones (el dormitorio de Luis XIV ocupa el
centro del palacio y está dispuesto exactamente sobre el eje este-oeste, los
salones de estado están dedicados cada uno a una divinidad romana, o lo
Palacio de Versalles
que es lo mismo a un planeta, etc), así como en la fuente de Apolo; cuyo
carro tira del sol, el cual, al estar la fuente mirando hacia el este, parece
que va a emerger del agua. Muy pronto, el palacio y la ciudad que surgirán en Versalles se convertirán en un suntuoso signo de
propaganda política y escenario de un sinfín de extravagancias y derroches.

Inicialmente, Versalles había sido un pequeño pabellón de caza construido por Philibert Le Roy por mandato de Luis XIII, quien
quedó prendado de la belleza de aquel paisaje. Su transformación barroca va a seguir un proceso escalonado que coincide con el
año 1661 en que empezaron los nuevos trabajos de ampliación acometidos por el arquitecto Louis le Vau, quien había
maravillado al monarca demostrando su maestría en la construcción del Chateau de Vaux Le Vicomte. Hasta el momento Luis
XIV convirtió Versalles en escenario de sus fastuosas fiestas, las cuales conllevaban también grandes inconvenientes, dado que se
habían de desplazar miles de personas y además no había espacio suficiente para alojar a toda la corte. Sin embargo, en 1668,
Versalles es aún una mansión en el campo a la que Luis XIV se retira frecuentemente en compañías femeninas y con sus más
allegados. Este año Le Vau inicia una segunda ampliación en la que el palacio es literalmente envuelto por un edificio de
influencia barroca italiana, orientado hacia los jardines. Inicialmente este "envoltorio" que rodea el palacio primitivo se encuentra
en su punto central unido por una gran terraza. Sin embargo, el incierto clima del Île-de-France hace ver lo poco práctico que
resulta este gran espacio abierto, por lo que en su lugar se construye la suntuosa Galería de los Espejos. En 1682 Luis XIV
expresa su deseo a su superintendente de finanzas Jean Baptiste Colbert, de trasladar la corte a Versalles, es decir, unas 4000
personas entre príncipes, sirvientes, ministros y demás cortesanos. Ello requerirá una obra colosal.

La tercera y última gran ampliación se alarga hasta el año 1692 y es llevada a cabo por el nuevo arquitecto real Jules Hardouin
Mansart, quien quintuplicará la superficie de la residencia, añadiendo dos gigantescas alas laterales al núcleo central que se
desarrolla alrededor del patio de mármol. Versalles se transforma así en capital de una gran nación; una ciudad con mansiones
para los cortesanos, imponentes jardines llenos de esculturas y fuentes, ministerios para la administración, cuarteles para la
guardia y las viviendas de los criados. Todo ello simétricamente articulado en torno al palacio que a su vez tiene como eje central
la cámara del rey. Después, Mansart añadió dos alas en escuadra y nuevas dependencias: L’Orangerie, un invernadero de plantas
exóticas, le Grand Trianon, un pequeño palacete emboscado en los jardines destinado a la intimidad del rey; y las Grandes y
Petites Écuries, las caballerizas.

Por su parte, André Le Nôtre diseñó las 3 avenidas de jardines que confluyen en el palacio y los espacios alrededor del gran
canal, disponiendo glorietas, fuentes, etc. Estas tres avenidas constituyen todavía hoy las tres principales vías de la ciudad de
Versalles.

En la decoración interior del palacio intervino Charles Le Brun, quien se encargó también de la del Chateau de Vaux le Vicomte.
De hecho, se dice que este último es el precursor del futuro palacio de Versalles, dado que tomaron parte en su construcción los
mismos artistas (Le nôtre, Le Vau, Le brun...). Es por ello por lo que Vaux le Vicomte posee un valor artístico-arquitectónico
incalculable.

A partir de Versalles, tanto el palacio como el modelo de jardín francés se extendieron por las cortes europeas. Entre otras obras a
destacar de la arquitectura francesa de esta época encontramos el palacio del Louvre, el ahora inexistente Chateau de Marly,
ciertas alas del inmenso chateau de Fontainebleau e innumerables creaciones más. Sin embargo, no se puede atribuir el desarrollo
de la arquitectura barroca únicamente a las propiedades de la corona, ya que fue
en esta época cuando proliferaron también muchas obras de dominio noble y
burgués como los chateaux en las zonas rurales y los "hoteles" en las zonas
urbanas; por ejemplo el Hotel de Toulouse, actual sede del Banque de France, o
el Hotel de Soubise, el cual fue posteriormente remodelado para convertirse en
claro ejemplo del estilo rococó.

Entre los chateaux más destacables, además de los ya mencionados, se


encuentran otras obras de François Mansart y su ya mencionado hijo Jules
Palacio de Vaux-le-Vicomte
Hardouin, varios de los arquitectos barrocos más prolíficos de la época. Entre
sus creaciones destacan el chateau de Dampier construido para el duque de
Chevreuse, el ala barroca del Castillo de Blois, el Chateau de Maisons Laffitte (cuya realización marcará un antes y un después en
la arquitectura de Francia) y la Iglesia parisina de Los Inválidos (que alberga actualmente los restos de Napoleón Bonaparte)
junto con el conjunto adyacente del Hotel des Invalides. Por lo general, Francia fue uno de los países con mayor número de
arquitectos de esta época, no sólo por coincidir con un periodo de bonanza económica, sino por contar con una amplia nobleza y
burguesía pudiente, capaz de permitirse los excesos y las costosas representaciones arquitectónicas barrocas de estilo teatral.

Inglaterra
Los estudios de arquitectura realizados en Italia por el escenógrafo Inigo Jones y el joven Earl of Arundel constituyeron un
impulso inicial que abrió paso a una reorientación fundamental de la arquitectura inglesa, que seguía atrapada en las formas
tardomedievales y manieristas. The Queen's House, en Greenwich, pone de manifiesto el brusco cambio de tendencias. El palacio
de la reina consta de dos bloques rectangulares unidos entre sí por un puente, conectándolo con el que fue el Greenwich Hospital,
hoy conocido como la Old Royal Naval College, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sobre la planta baja
almohadillada se levanta el piano nobile, la planta noble, que se abre al jardín mediante una amplia galería con columnas dóricas.
Aparte de Jones hubo muy pocos arquitectos de renombre en este periodo, pero entre ellos cabe citar a Isaac de Caus, que erigió
Wilton House, con sus elegantes y fastuosas estancias en forma de caja denominadas The cube y The Double Cube.

Sin duda si hay un arquitecto inglés que destaque por la maestría de sus obras
ese es Sir Christopher Wren, quien consiguió imponer en Inglaterra el clasicismo
de cuño romano. En 1666, tras el gran incendio de Londres, se le convocó junto
con sus colegas para presentar propuestas destinadas a la reconstrucción y
urbanización de la que era una de las ciudades más pobladas de la tierra. La
impresionante catedral de Saint Paul, cuya silueta es inconfundible en el
horizonte de la ciudad, y 51 iglesias más son obra del maestro Wren. También la
ampliación del palacio de Hampton Court por orden de Guillermo III de
Inglaterra fue llevada a cabo por el mismo entre los años 1689 y 1692.

John Vanbrugh y Nicholas Hawksmoor otorgaron al estilo de Wren unas


Cúpula de la Catedral de San Pablo
dimensiones aún más monumentales y sobre todo más pintorescas y teatrales. A
de Londres
partir de 1699 tuvieron a su cargo la construcción del imponente Castle Howard
al norte de Yorkshire. El recinto entre cour et jardin (entre patio y jardín) consta
de un ala de aposentos similar a un corredor en cuyo centro destacan el salón abierto al jardín y la gran sala cuadrada abierta al
patio. En 1715 y 1717 respectivamente publicaron los dos volúmenes del Vitruvius Britannicus, con grabados de edificios
británicos clásicos y la traducción de los Quatro libri dell'architettura de Andrea Palladio, lo que provocó un nuevo cambio
revolucionario: El neopaladianismo. Esta tendencia tenía como objetivo un retorno a las "reglas nobles y verdaderas" de la
Antigüedad tal y como las habían interpretado Palladio e Inigo Jones. El principal protagonista de este movimiento fue Lord
Burlington, experto en arte que con su Chiswick House creó un edificio de asombrosa semejanza con las obras de Palladio. Por
último cabe destacar otras hermosas obras del barroco británico que se materializan en la residencia de los Duques de
Devonshire, conocida como Chattsworth en Derbyshire, Inglaterra, de la mano del arquitecto William Talman en 1694; sin
olvidar claro está el monumental Blenheim Palace construido en 1710 por el antes mencionado John Vanbrugh, para el duque de
Marlborough de parte de la Reina Ana.

Países Bajos

Países Bajos meridionales

Del Norte

Europa Central

Arquitectura barroca en México


Hay ciertos caracteres que dan personalidad al barroco novohispano, tanto en la
composición de los edificios cuanto en el aspecto formal. Los mas notorios son
los siguientes:

en las iglesias hay una marcada predilección por la planta de cruz


latina, que se convierte en típica de las parroquias y de los templos
de los conventos de frailes, o la planta de una sola nave sin
Palacio Bánffy en Cluj-Napoca,
transepto, que se emplea en la solución de las iglesias de monjas.
En la arquitectura civil, las plantas cuadrangulares, resueltas Transilvania
alrededor de patios, y obligadas a su forma por la composición
urbanística, fueron las más comunes.

la cúpula y la torre fueron dos elementos que destacaron, principalmente la cúpula, que definía su perfil, hasta el
punto que se puede decir , sin temor a exagerar, que no hay dentro del arte barroco otro país que haya dado
tanta importancia a este elemento.

El tipo básico es la cúpula sobre tambor octogonal rematada por una linternilla, como en Santa Prisca de
Taxco; pero hay multitud de variantes.
Las torres tuvieron una importancia semejante a la de la cúpula. Solían ser elevadas, en contraste con la
horizontalidad de las masas de la iglesia, excepto en los lugares altamente sísmicos, como en Oaxaca,
cuya catedral presenta torres que apenas destacan en la masa del edificio. Se componen de un cubo y
sobre el varios cuerpos en los que se disponen las campanas. Dominando el remate, hay una pequeña
cúpula con su correspondiente linternilla. El cubo casi siempre es liso, y su apariencia es la misma del
cuerpo de la iglesia. Los cuerpos de campanas colocados sobre el cubo pueden ser en número variable.
Su forma también varía, ya que los hay de planta cuadrangular y octagonal.

Dentro del aspecto formal, merece citarse en primer término la importancia que se da a la decoración de los
enmarcados de los vanos, lugares en que se manifiestan principalmente. Toda esta ornamentación, tanto
exterior como interior, tienen un carácter atectónico, es decir, no forma parte de la estructura. Son elementos
que se superponen a lo constructivo y por eso mismo permiten que una misma edificación pueda recibir distintas
vestiduras, en las que se manifiesta el gusto por lo decorativo, tanto indígena como español.

La variedad de escuelas barrocas


Barroco católico: la iglesia católica sirviéndose del lujo y la riqueza pretendía mostrar que la iglesia es la
representante de la fe verdadera.
Barroco absolutista: se sirve de medios similares a los de la iglesia para expresar el poder del estado.
Barroco burgués: destaca la pintura, de carácter intimista, con escenas de género y retratos que gustan a la
clientela (Burguesia).

Estilos
Barroco mexicano:

Tiende al cubo.
Es introvertido.
Retablo atrae la mirada.
Las plantas son de gran sobriedad y muy pocas veces se expresa en ellos la movilidad del estilo.

Barroco estucado:

Decorativo.
Didáctico.
Sin empleo arquitectónico.
Auge en la segunda mitad del siglo XVII continuando s. XVIII.
Yeserías en Puebla y Oaxaca.

Barroco talaveresco:

Complemento al barroco estucado; Puebla y Tlaxcala.


Uso de barro vidriado, azulejo o talavera.
Recubrimiento en portadas, torres o cúpulas.
Provoca texturas pictóricas.
Comienza en el s. XVII; esplendor en el s. XVIIII.

Barroco purista:

Elementos arquitectónicos como columnas y pilastras, presentan formas clásicas con columnas y fuertes
estirados hasta su curva o éntasis. (También llamado galibo).
Distorsiona elementos secundarios ( trontones, entablamentos y remates ).
Primera mitad del siglo XVII.
Catedral de Puebla.

Barroco de estrías móviles:

Los fustes de las columnas adquieren movimiento intenso, ondulado o en Zigzag.

Barroco tlaberado:

Uso de pilastras cuyo fuste sugiere un tablero, como versiones pétreas de puertas, hojas de alacena o
muebles.
Catedral de Morelia.

Barroco tritóstilo:

Acentúa el primer tercio de sus columnas.


Catedral de Oaxaca.

Barroco salomónico:

Debiera llamarse helicoidal.


Sugiere aligeramiento.
Catedral de Zacatecas y San Luis.

Barroco estipite:

Pirámide de vértice alta pero invertida.


4 elementos: base, estípite, cubo y capital.
Iglesia de la santísima trinidad.

Arquitectura tardobarroca y rococó

Características generales
Arquitecturas cargadas de detalles y complejas. No
reniega de las formas clásicas (columnas, arcos,
frontones, frisos), pero las transforma de manera
fantasiosa. A veces el edificio llega a ser como una
gran escultura. Los entablamentos adoptan la curva y
los frontones se parten y adoptan curvas, contracurvas
y espirales.
Se adopta la elíptica oval y otras formas (como la de
abeja de Borromini). Las paredes son cóncavas y
convexas, es decir siempre onduladas. Se llega al
abandono de líneas rectas y superficies planas.
Se adopta un nuevo tipo de planta que ofrece planos
oblicuos para dar sensación de movimiento (espacios
dinámicos), en la más estática de las artes. Gusta de
representar o sugerir el infinito (un camino que se
pierde, una bóveda celeste, un juego de espejos que
altere y haga irreconocibles las perspectivas). Éxito El palacio Wilanów, en Varsovia, Polonia.
del orden gigante, con columnas que abarcan 2 o 3
pisos. No faltan los campanarios, solos o en pareja,
muy decorados.
Se utilizan efectos de luz, juegos de perspectiva. Da importancia a la luz y efectos luminosos, a través del
claroscuro. Búsqueda de la sorpresa. Gusto por lo dramático, escenográfico y teatral.
Gran riqueza decorativa y exuberancia formal tanto en los espacios interiores como al exterior, aunque más
sobrio. Amor desenfrenado por lo curvilíneo y el triunfo de la columna salomónica. Arcos y frontones mixtilíneos,
ventanas ovaladas. El arco descansa sobre la columna por medio de un entablamento (al modo romano), o
descansa directamente sobre el capitel (modo bizantino). Ambos modos fueron empleados en el Renacimiento.
Se utilizan grandes cartelas.
La creación de nuevas tipologías para edificios concretos. Las obras son: palacios, religiosas, urbanísticas,
grandes jardines y galerías (que luego daría lugar a las galerías de arte).

Desarrollo histórico y geográfico


La génesis de la arquitectura barroca se inicia en Italia, con figuras tan determinantes como Gian Lorenzo Bernini y Francesco
Borromini.

En España, la arquitectura barroca va a estar presidida por el gusto por la desornamentación y la sobriedad que había introducido
el estilo herreriano, con importantes edificios en los que impera un estilo mesurado y casi clásico.

En América, tras la conquista española, el lenguaje del barroco se desarrolló en forma importante enriqueciéndose con la mano de
obra y los conceptos propios de la arquitectura y arte precolombinos, como el uso extensivo de colores brillantes, destacándose en
forma especial el barroco mexicano, peruano y el cubano.
En Alemania y en Austria la inspiración italiana combinada con la francesa
creará edificios de gran exuberancia decorativa, sobre todo en los
interiores, de luminosidad brusca, que darán paso al estilo Rococó (El
Rococó se define por el gusto por los colores luminosos, suaves y claros).

En Inglaterra predomina el equilibrio y la austeridad.

El urbanismo
La ciudad del barroco se ve como la imagen de su gobernante, cuya Palacio de los Capitanes Generales, en
importancia se mide por su tamaño y por el número de sus habitantes. La Habana.

En las cortes más poderosas de Europa, la estructura urbana intentará


ostentosamente asentar los valores y la estructura política creada por los
dirigentes.

La ciudad se va a estructurar en torno a un centro, como el poder absoluto tiene


como centro el Rey, al que confluyen grandes vías, rectas de amplias
perspectivas. Las plazas serán uno de los grandes elementos, reflejo y símbolo
del poder civil o religioso, entendidas como escenarios de fiestas y
Ejemplo de Arquitectura del Barroco
representación.
en Brasil.
Los cambios se van a reflejar mejor en las pequeñas cortes europeas, donde las
realizaciones pueden cambiar y determinar la imagen de toda la ciudad, como es
el caso de Würzburg, mientras que en los grandes organismos urbanos como París o Roma, la complejidad y la aparatosidad de
los proyectos se va a enfrentar con la ciudad preexistente, que dificulta en gran medida la transformación pretendida,
consiguiéndose mejores resultados en las nuevas residencias de los soberanos, fuera de la ciudad, como es el caso de Versalles.

América recibió los conceptos urbanísticos renacentistas primero y barrocos posteriormente, a lo largo de la extensiva
urbanización que los colonizadores europeos llevaron a cabo durante los siglos XVI a XIX.

Véase también
Barroco
Escultura barroca
Literatura barroca
Música barroca
Pintura barroca
Neobarroco
Jardinería del Barroco
Arquitectura efímera barroca española

Referencias
1. A. Bonet Correa, La España de Los Austria

Bibliografía
José Milicua (dir.), Barocco e rococò. Architettura, scultura e pittura, en Storia Universale dell'Arte, Istituto
Geografico De Agostini, Novara 1989
De La Cruz, Sor Juana Inés. Poesías escogidas, Madrid: Biblioteca Hispano Americana.
Fernández, Martha. (1990). Artificios del barroco del siglo XVII, México D.F.: UNAM, ISBN: 968361602X.

Fuentes
[1] (http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080019218/1080019218.PDF)
[2] (http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/358-las-artes-en-méxoco-no-cat/363-004-arquitectura-barro
ca?showall=&start=3)

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