Arquitectura Del Barroco
Arquitectura Del Barroco
Arquitectura Del Barroco
En algunos países europeos como Francia e Inglaterra y en otras regiones de la Europa septentrional se produjo un movimiento
más racionalista derivado directamente del Renacimiento que se denominó Clasicismo barroco. A lo largo del siglo XVIII se fue
desarrollando en Francia un movimiento derivado del Barroco que multiplicaba su exuberancia y se basaba fundamentalmente en
las artes decorativas que se denominó Rococó y se acabó exportando a buena parte de Europa.
Contrariamente a las teorías según las cuales el movimiento barroco surgió a partir
del Manierismo, fue el Renacimiento tardío el movimiento que acabó
desencadenando en último término el Barroco. De hecho, la arquitectura manierista
no fue suficientemente revolucionaria para evolucionar radicalmente, en un sentido
espacial y no sólo superficial, a partir de los estilos de la antigüedad a los nuevos
fines populares y retóricos de la época del contrarreformismo.
La influencia del Barroco no se limitó al siglo XVII; a principios del siglo XVIII se desarrolló el estilo denominado Rococó, que
no siendo una pura continuación del primero podría ser considerado como la última fase del Barroco.
Índice
Temas de la arquitectura barroca
Urbanismo
Catedrales
Iglesias
Palacios
Paisajismo
Artificio del barroco desde el punto de vista crítico
Difusión de la arquitectura barroca en el siglo XVII
Italia
España
Etapas y evolución de la arquitectura española
Francia
Inglaterra
Países Bajos
Países Bajos meridionales
Del Norte
Europa Central
Arquitectura barroca en México
La variedad de escuelas barrocas
Estilos
Arquitectura tardobarroca y rococó
Características generales
Desarrollo histórico y geográfico
El urbanismo
Véase también
Referencias
Bibliografía
Fuentes
Urbanismo
En 1585 el Papa Sixto V inició las obras para la transformación urbana de Roma, encargando a Domenico Fontana la conexión
entre los principales edificios religiosos de la ciudad por medio de grandes ejes viarios rectilíneos. El proyecto, que se basaba en
la ratificación de Roma como ciudad santa, estableció el precedente para las intervenciones que se habrían de llevar a cabo en
diversas ciudades europeas.
A la planificación centralizada de la ciudad ideal renacentista se contrapone la visión de la ciudad capital barroca, más dinámica
y abierta a sus propios límites, y al mismo tiempo punto de referencia para todo el territorio. En Roma, los centros focales del
panorama urbano se subrayaron mediante la colocación de antiguos obeliscos egipcios y altas cúpulas, mientras que en París los
nodos del sistema viario se definieron por medio de plazas simétricas, en cuyo centro se colocaba la estatua del soberano.
En líneas generales, la plaza barroca cedió su función tradicional cívica y pública para convertirse en un medio de exaltación de
la ideología religiosa o política, como en el caso de las plazas reales francesas (la Plaza de los Vosgos o la Plaza Vendôme, por
ejemplo) o de la Plaza de San Pedro de Roma.
Durante el Renacimiento, la ciudad se encontraba encerrada en sí misma,
de manera física y sensible, ya que el habitar se limitaba casi
exclusivamente a lo que sucedía dentro de las murallas. En una escala
menor, los espacios públicos eran poco comunes y los espacios privados
muy frecuentes. El proceso de urbanización del Barroco fue el motor del
de la configuración de la ciudad como un todo.
Así, la ciudad comienza a formar parte del paisaje y se adueña del mismo.
El exterior se integra al interior como un integrante más del espacio. Lo
que antes era una planta cerrada ahora se “abre” para producir una
vinculación entre lo artificial y lo natural, provocando puntos de encuentro Plaza de San Pedro de Roma, ejemplo de
entre el mundo de la ciudad y el mundo natural del jardín y del paisaje. plaza barroca.
Catedrales
La catedral ( sede del obispo ) representa un importante hito dentro de la historia de las ciudades novohispanas. A nivel del
paisaje urbano, por la preeminencia de su volumetría en medio del contexto edificado, y simbólicamente porque además de
representar a los poderes religiosos real y civil acompaña prácticamente a lo largo de su edificación a la historia del
desenvolvimiento de la ciudad.
En la mitad del siglo XVII, el desarrollo de una técnica decorativa que incide directamente a favor de los propósitos que
configuraron la sensibilidad del barroco: Las yeserías. A partir de modelos copiados tanto de las ilustraciones de libros (grutescos
y tarjas fundamentalmente) como de los artesanos renacentistas europeos, los primeros grupos de yeseros provenientes de España
se establecieron en Puebla a partir de la cuarta década del siglo XVII, extendiendo la influencia de su trabajo a la vecina
Tlaxcala; el trabajo de argamasa (mezcla de cal y arena) aplicado generalmente en los marcos de las portadas, como el de los
yesos que vistieron los interiores de los recintos religiosos, consistió en modelar estos materiales plásticos apoyándose en la
estructura de barroco o piedra de muros y bóvedas, e ir creando revestimientos que paulatinamente se apoderan no solo de la
totalidad de las superficies, sino de la calidad particular de los espacios, al establecer una sintonía plástico-expresiva cuya
resonancia ambiental aniquila la homogeneidad geométrica de la arquitectura creando un discurso de frenética movilidad
aparente.
Iglesias
Entre las iglesias, el punto de partida de la arquitectura barroco puede considerarse la Iglesia del Gesù de Roma, construida a
partir de 1568 según el proyecto de Jacopo Vignola. El edificio, que representa una síntesis entre la arquitectura renacentista,
manierista y barroca, satisfacía plenamente las nuevas exigencias surgidas tras la Contrarreforma: la disposición longitudinal de
la planta permitía acoger al mayor número de fieles, mientras que la planta de cruz latina con numerosas capillas laterales suponía
un retorno a la tradición del Concilio de Trento. Así de hecho lo hará constar una figura tan importante como el cardenal
Borromeo:
Una chies dovrà essere riguardo alla pianta in Una iglesia ha de tener una planta en
forma di croce, in accordo con la tradizione; le forma de cruz, de acuerdo con la tradición;
piante circolari si usavano ai tempi degli idoli las plantas circulares se usaban en
pagani e raramente per le chiese cristiane. tiempos del paganismo y raramente en
iglesias cristianas
Milicua 1989:28
Por otro lado, la presencia de una cúpula subrayaba la centralidad del espacio hacia
el fondo de la nave, y presagiaba la búsqueda de una integración entre el esquema
longitudinal y el centralizado. También la fachada, construida según el proyecto de
Giacomo della Porta, anticipaba los elementos más marcadamente barrocos,
comparables a los de los alzados de Santa Susana y San Andrés del Valle.
Palacios
En la arquitectura civil del momento se puede distinguir entre dos tipos de construcciones nobles: el palacio, situado
generalmente en el interior de la ciudad, y la villa del campo.
El palacio italiano y sus derivados europeos permanecieron fieles a la tipología residencial desarrollada durante el Renacimiento,
con un cuerpo edificado cerrado en torno a un patio interno. Se dotó a las fachadas principales de cuerpos centrales resaltados y
decorados mediante el uso de órdenes gigantes, que ya habían sido anticipados por Palladio. Se extendieron los ejes de simetría al
interior del edificio, donde se abrían el vestíbulo y el patio interno; por ejemplo, el eje longitudinal introducido en el Palacio
Barberini de Roma contribuía a la definición de la planta y subrayaba la conexión con el exterior del edificio. Por otro lado, este
palacio constituyó un punto importante del desarrollo de la tipología residencial palaciega italiana: la planta se constituía en
forma de H, y la entrada se producía mediante un profundo atrio que iba haciéndose más estrecho sucesivamente, hasta llegar a
una sala elíptica que servía de centro nodal al palacio entero
Paisajismo
El paisaje ideal de la época barroca halló su expresión más característica en el jardín francés especialmente en las creaciones de
André Le Notre. El jardín francés se concebía como un paisaje infinito ordenado geométricamente y centrado en el palacio el cual
representa el foco del sistema. Pero la verdadera finalidad es la sensación de espacio infinito que se materializa en un eje
longitudinal dominante. Todos los demás elementos están relacionados con ese eje, el cual divide dos mundos: el mundo urbano
del hombre y el mundo ampliamente abierto de la naturaleza.
Versalles representa la verdadera esencia del medio ambiente del siglo XVII: dominio, dinamismo y apertura. Hacia fines del
siglo, todo el paisaje en torno a París se transformó en una red de sistemas centralizados e infinitamente extendidos. La resolución
simbólica que parecían tener las plazas para representar el poder del monarca terminó siendo una resolución paisajística para el
usuario.
Así, la ciudad comienza a formar parte del paisaje y se adueña del mismo. El exterior se integra al interior como un integrante
más del espacio. Lo que antes era una planta cerrada ahora se “abre” para producir una vinculación entre lo artificial y lo natural,
provocando puntos de encuentro entre el mundo de la ciudad y el mundo natural del jardín y del paisaje.
Autores como Manuel G. Revilla, José Juan Tablada y Diego Angulo perciben una división tajante de las cualidades formales de
nuestra arquitectura barroca según el siglo al pertenezcan; es decir que dividen la arquitectura barroca novohispana en dos siglos:
El XVII y el XVIII.
Revilla considera que en el siglo XVII se produce la arquitectura barroca propiamente dicha, caracterizada por la alteración de las
proporciones de los elementos arquitectónicos, multiplicación en las formas de los arcos, frontones rotos, abundantes, irregulares
y toscas molduras y la aparición de la columna de fuste retorcido o historiado. Aunque todavía se conservan perfiles rectos y
entrepaños sin decorar.
Para Revilla es en el siglo XVIII cuando el estilo adquiere madurez y entonces se le puede dar un nombre diferente al de
simplemente barroco, se le puede llamar churrigueresco. En la columna se convierte en pilastra cubierta de profusa
ornamentación; se decoran todos los entrepaños, las líneas se rompen hasta el infinito y la escultura se convierte en un elemento
decorativo más de los edificios.
José Juan Tablada, continúa la misma línea de pensamiento que Revilla y también divide la arquitectura barroca en dos
momentos: el barroco hispánico o barroco mexicano, propio del siglo XVII, y el churrigueresco mexicano, desarrollado en el
siglo XVIII.
Las características que el autor atribuye al barroco hispánico son: cúpulas y airosos campanarios, al exterior, en tanto que en el
interior, los templos tienen la simple austeridad de las basílicas.
El estilo barroco pronto se extendió más allá de los confines de la ciudad, llegando a Turín (expansión de la ciudad de Carlo e
Amedeo di Castellamonte, capilla de la Sábana Santa, iglesia de San Lorenzo y palazzo Carignano, de Guarino Guarini), a Milán(
iglesia de San Giuseppe, de Francesco Maria Richini), aVenecia (basílica de Santa Maria della Salute, de Baldassare Longhena,
con una planta octogonal unida a un santuario bordeado por dos ábsides), a Nápoles (donde Francesco Grimaldi, Cosimo
Fanzago, Ferdinando Sanfelice estaban activos, de los que se recuerdan respectivamente la capilla real del Tesoro de San
Gennaro, la iglesia de Santa Maria Egiziaca en Pizzofalcone y el palazzo dello Spagnolo), a la región de Apulia (basílica de Santa
Croce en Lecce, con decoraciones derivadas del plateresco español) y aSicilia, especialmente después del terremoto de 1693
(catedral de Sant'Agata en Catania, catedral de San Giorgio en Ragusa, iglesia de San Domenico en Noto, etc.). La Toscana, por
otro lado, permaneció vinculada a los gustos tardomanieristas (capilla de los Príncipes, con una planta octogonal, adornada con
ricas incrustaciones creadas con piedras semipreciosas) y la producción máspropiamente barroca puede datarse a principios del
siglo XVIII.
Véanse también: Arquitectura barroca, Barroco napolitano, Barroco leccese, Barroco siciliano y Barroco
milanés.
España
En la España, la afirmación del Barroco se encontró con las dificultades debidas a la decadencia económica del reinado de Felipe
III. En la segunda mitad del siglo XVI, Felipe II había mandado construir el importante complejo del Monasterio de El Escorial,
construido en su mayor parte según el proyecto de Juan de Herrera (1530-1597). A Herrera se debe también el proyecto de la
Catedral de Valladolid, en el que se refuerza el concepto del eje central y que sirvió de modelo para la Catedral de México.
Progresivamente, la arquitectura española del siglo XVII fue evolucionando hacia el estilo barroco, aunque no dejó grandes
ejemplos significativos. La mayor parte de las influencias barrocas fueron recogidas de forma exclusivamente decorativa,
especialmente en las iglesias. Este lenguaje, que resultaba rápidamente comprensible incluso para el segmento de la población
menos instruido, fue exportado con éxito a las colonias americanas.
Entre los edificios religiosos más importantes del siglo XVII en España puede destacarse la Colegiata de San Isidro en Madrid,
iniciada en 1629, la iglesia de Santa María Magdalena de Granada (iniciada en 1677 con planta longitudinal derivada de los
edificios con esta disposición de la Antigua Roma) y la Basílica de la Virgen de los Desamparados en Valencia, de planta elíptica.
Ejemplos de este tipo de arquitectura lo tenemos en la Colegiata de San Isidro de Madrid (construida por un jesuita: es de planta
de cruz latina similar a la del Gesù, o a San Andrés de Mantua de Alberti); la iglesia de la Encarnación (Madrid); la Cárcel de
Madrid (hoy ministerio de Asuntos Exteriores), la Casa de la Villa de Madrid, la Plaza Mayor de Madrid, la ciudad de Lerma
(Burgos); el palacio del Buen Retiro. Estos cinco últimos edificios siguen la línea llamada "estilo escurialense, caracterizado por
la sobriedad de líneas, los volúmenes compactos y torres cuadrangulares en las esquinas, techumbres apiramidadas, agujas en los
vértices torres, tejas de pizarra negra. En esta época destacan unas especiales concepciones urbanísticas españolas: las plazas
mayores, organizaciones casi cerradas, centro de los espectáculos religioso-políticos (procesiones, autos de fe de la Inquisición,
predicaciones, recepciones de reyes), formados por distintos bloques de edificios que se unen dejando, bajo ciertas arcadas, paso
a las calles periféricas. La más famosa es la Plaza Mayor de Madrid.
II.- Finales del siglo XVII. Se comienza a complicar la arquitectura; primero penetran las formas decorativas del barroco italiano
(columnas de orden gigante y salomónicas, movilidad de planos en las fachadas, etc.), y luego las formas espaciales (plantas
ovaladas, o cóncavo-convexas, llenas de movimiento).Destacan: fachada de la Catedral de Granada -de Alonso Cano-, dispuesta a
manera de arco de triunfo de tres calles, cubiertas de arcos de medio punto; el Pilar de Zaragoza; la torre de las campanas y la del
Reloj (Domingo de Andrade) de Santiago de Compostela. Durante el siglo XVII son escasas las construcciones; ya a finales de
siglo se construyen: el presbiterio de la Catedral de Valencia. Las obras
más barrocas son la fachada de la Catedral- claro ejemplo de los
movimientos de fachadas al estilo de Borromini- : entre el escaso espacio
que quedaba entre capilla del santo cáliz y Miguelete, se despliega una
fachada a modo de biombo con tres calles plegadas en movimientos
sinuosos cóncavo convexo, recargada de decoración en relieve y
esculturas. La capilla de la Virgen de los desamparados: de planta ovalada,
con espacios de entrada o capillas; destacando el camarín de la Virgen. Plaza Mayor de Salamanca
Otros ejemplos son el museo de Bellas Artes, San Pío V y la torre de Santa
Catalina, Palacio del Marques de Dos Aguas.
III.- Corriente nacional: Churrigueresco. Durante el siglo XVIII se acelera la construcción de edificios; resalta la plena
asimilación de las formas espaciales de Italia (De Borromini y Bernini) en edificios como: San Marcos de Madrid, las Salesas
Reales de Madrid, San Francisco El Grande -Madrid-, Palacio Real de Aranjuez -capilla. Son todos ellos edificios en los que
destaca su compleja planta con juegos de curvas y contracurvas, cambitación de formas ovaladas, tangentes y secantes; con
alzados en los que las cúpulas, bóvedas, etc. son de gran complejidad (destacan las cúpulas encamonada creadas por Francisco
Bautista en e1 siglo XVIII: son un sistema de doble cúpula en el que el intradós es de madera y yeso, mientras que el exterior se
despega y separa quedando un espacio hueco para lograr mayor efecto de altura y monumentalidad. Al ser de menor peso permite
la constitución de espacios más desahogados).
Otra complicación del barroco español se encuentra en los espacios creados para dar cabida a las imágenes religiosas como:
reliquias, sagrario , sacristías e imágenes de gran devoción : vienen a combinarse teatrales efectos en la utilización del espacio,, la
luz indirecta y de procedencia extraña, la pintura, escultura, etc. Son pequeños lugares en los que el barroquismo estalla en su
mayor grado de complicación y teatralidad. Destacan el Transparente de la catedral de Toledo (de Narciso Tomé), el camarín y
tabernáculo de la Cartuja del Paular, o el Sagrario de la Cartuja de Granada (Francisco Hurtado Izquierdo). Otra de las grandes
escuelas del barroco español, es la fundada a inicios del siglo XVIII por Francisco Hurtado Izquierdo, en Priego de Córdoba. En
la que intervinieron, sucesivamente, los hermanos Sánchez de Rueda, Juan de Dios Santaella, Francisco Javier Pedraxas, Remigio
del Mármol y José Álvarez Cubero.
Francia
La arquitectura barroca francesa es sobre todo palaciega, y en cuanto a su exterior, de composición en general muy clásica.
Asimismo, las tres claves de la arquitectura barroca francesa serán la sobriedad, la armonía y la claridad.
Es una arquitectura principalmente al servicio de la monarquía absoluta,
especialmente a la persona de Luis XIV, el “Rey Sol”, quien tomó el
palacio de Versalles como expresión de su poder y de su propia persona,
convirtiéndose así en el prototipo de residencia áulica del príncipe
absoluto. El monarca es el astro rey, de quien emana toda la sabiduría, toda
la luz, y con su gloria ilumina a toda Francia. Este mensaje está claramente
presente en la disposición de salones (el dormitorio de Luis XIV ocupa el
centro del palacio y está dispuesto exactamente sobre el eje este-oeste, los
salones de estado están dedicados cada uno a una divinidad romana, o lo
Palacio de Versalles
que es lo mismo a un planeta, etc), así como en la fuente de Apolo; cuyo
carro tira del sol, el cual, al estar la fuente mirando hacia el este, parece
que va a emerger del agua. Muy pronto, el palacio y la ciudad que surgirán en Versalles se convertirán en un suntuoso signo de
propaganda política y escenario de un sinfín de extravagancias y derroches.
Inicialmente, Versalles había sido un pequeño pabellón de caza construido por Philibert Le Roy por mandato de Luis XIII, quien
quedó prendado de la belleza de aquel paisaje. Su transformación barroca va a seguir un proceso escalonado que coincide con el
año 1661 en que empezaron los nuevos trabajos de ampliación acometidos por el arquitecto Louis le Vau, quien había
maravillado al monarca demostrando su maestría en la construcción del Chateau de Vaux Le Vicomte. Hasta el momento Luis
XIV convirtió Versalles en escenario de sus fastuosas fiestas, las cuales conllevaban también grandes inconvenientes, dado que se
habían de desplazar miles de personas y además no había espacio suficiente para alojar a toda la corte. Sin embargo, en 1668,
Versalles es aún una mansión en el campo a la que Luis XIV se retira frecuentemente en compañías femeninas y con sus más
allegados. Este año Le Vau inicia una segunda ampliación en la que el palacio es literalmente envuelto por un edificio de
influencia barroca italiana, orientado hacia los jardines. Inicialmente este "envoltorio" que rodea el palacio primitivo se encuentra
en su punto central unido por una gran terraza. Sin embargo, el incierto clima del Île-de-France hace ver lo poco práctico que
resulta este gran espacio abierto, por lo que en su lugar se construye la suntuosa Galería de los Espejos. En 1682 Luis XIV
expresa su deseo a su superintendente de finanzas Jean Baptiste Colbert, de trasladar la corte a Versalles, es decir, unas 4000
personas entre príncipes, sirvientes, ministros y demás cortesanos. Ello requerirá una obra colosal.
La tercera y última gran ampliación se alarga hasta el año 1692 y es llevada a cabo por el nuevo arquitecto real Jules Hardouin
Mansart, quien quintuplicará la superficie de la residencia, añadiendo dos gigantescas alas laterales al núcleo central que se
desarrolla alrededor del patio de mármol. Versalles se transforma así en capital de una gran nación; una ciudad con mansiones
para los cortesanos, imponentes jardines llenos de esculturas y fuentes, ministerios para la administración, cuarteles para la
guardia y las viviendas de los criados. Todo ello simétricamente articulado en torno al palacio que a su vez tiene como eje central
la cámara del rey. Después, Mansart añadió dos alas en escuadra y nuevas dependencias: L’Orangerie, un invernadero de plantas
exóticas, le Grand Trianon, un pequeño palacete emboscado en los jardines destinado a la intimidad del rey; y las Grandes y
Petites Écuries, las caballerizas.
Por su parte, André Le Nôtre diseñó las 3 avenidas de jardines que confluyen en el palacio y los espacios alrededor del gran
canal, disponiendo glorietas, fuentes, etc. Estas tres avenidas constituyen todavía hoy las tres principales vías de la ciudad de
Versalles.
En la decoración interior del palacio intervino Charles Le Brun, quien se encargó también de la del Chateau de Vaux le Vicomte.
De hecho, se dice que este último es el precursor del futuro palacio de Versalles, dado que tomaron parte en su construcción los
mismos artistas (Le nôtre, Le Vau, Le brun...). Es por ello por lo que Vaux le Vicomte posee un valor artístico-arquitectónico
incalculable.
A partir de Versalles, tanto el palacio como el modelo de jardín francés se extendieron por las cortes europeas. Entre otras obras a
destacar de la arquitectura francesa de esta época encontramos el palacio del Louvre, el ahora inexistente Chateau de Marly,
ciertas alas del inmenso chateau de Fontainebleau e innumerables creaciones más. Sin embargo, no se puede atribuir el desarrollo
de la arquitectura barroca únicamente a las propiedades de la corona, ya que fue
en esta época cuando proliferaron también muchas obras de dominio noble y
burgués como los chateaux en las zonas rurales y los "hoteles" en las zonas
urbanas; por ejemplo el Hotel de Toulouse, actual sede del Banque de France, o
el Hotel de Soubise, el cual fue posteriormente remodelado para convertirse en
claro ejemplo del estilo rococó.
Inglaterra
Los estudios de arquitectura realizados en Italia por el escenógrafo Inigo Jones y el joven Earl of Arundel constituyeron un
impulso inicial que abrió paso a una reorientación fundamental de la arquitectura inglesa, que seguía atrapada en las formas
tardomedievales y manieristas. The Queen's House, en Greenwich, pone de manifiesto el brusco cambio de tendencias. El palacio
de la reina consta de dos bloques rectangulares unidos entre sí por un puente, conectándolo con el que fue el Greenwich Hospital,
hoy conocido como la Old Royal Naval College, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sobre la planta baja
almohadillada se levanta el piano nobile, la planta noble, que se abre al jardín mediante una amplia galería con columnas dóricas.
Aparte de Jones hubo muy pocos arquitectos de renombre en este periodo, pero entre ellos cabe citar a Isaac de Caus, que erigió
Wilton House, con sus elegantes y fastuosas estancias en forma de caja denominadas The cube y The Double Cube.
Sin duda si hay un arquitecto inglés que destaque por la maestría de sus obras
ese es Sir Christopher Wren, quien consiguió imponer en Inglaterra el clasicismo
de cuño romano. En 1666, tras el gran incendio de Londres, se le convocó junto
con sus colegas para presentar propuestas destinadas a la reconstrucción y
urbanización de la que era una de las ciudades más pobladas de la tierra. La
impresionante catedral de Saint Paul, cuya silueta es inconfundible en el
horizonte de la ciudad, y 51 iglesias más son obra del maestro Wren. También la
ampliación del palacio de Hampton Court por orden de Guillermo III de
Inglaterra fue llevada a cabo por el mismo entre los años 1689 y 1692.
Países Bajos
Del Norte
Europa Central
la cúpula y la torre fueron dos elementos que destacaron, principalmente la cúpula, que definía su perfil, hasta el
punto que se puede decir , sin temor a exagerar, que no hay dentro del arte barroco otro país que haya dado
tanta importancia a este elemento.
El tipo básico es la cúpula sobre tambor octogonal rematada por una linternilla, como en Santa Prisca de
Taxco; pero hay multitud de variantes.
Las torres tuvieron una importancia semejante a la de la cúpula. Solían ser elevadas, en contraste con la
horizontalidad de las masas de la iglesia, excepto en los lugares altamente sísmicos, como en Oaxaca,
cuya catedral presenta torres que apenas destacan en la masa del edificio. Se componen de un cubo y
sobre el varios cuerpos en los que se disponen las campanas. Dominando el remate, hay una pequeña
cúpula con su correspondiente linternilla. El cubo casi siempre es liso, y su apariencia es la misma del
cuerpo de la iglesia. Los cuerpos de campanas colocados sobre el cubo pueden ser en número variable.
Su forma también varía, ya que los hay de planta cuadrangular y octagonal.
Dentro del aspecto formal, merece citarse en primer término la importancia que se da a la decoración de los
enmarcados de los vanos, lugares en que se manifiestan principalmente. Toda esta ornamentación, tanto
exterior como interior, tienen un carácter atectónico, es decir, no forma parte de la estructura. Son elementos
que se superponen a lo constructivo y por eso mismo permiten que una misma edificación pueda recibir distintas
vestiduras, en las que se manifiesta el gusto por lo decorativo, tanto indígena como español.
Estilos
Barroco mexicano:
Tiende al cubo.
Es introvertido.
Retablo atrae la mirada.
Las plantas son de gran sobriedad y muy pocas veces se expresa en ellos la movilidad del estilo.
Barroco estucado:
Decorativo.
Didáctico.
Sin empleo arquitectónico.
Auge en la segunda mitad del siglo XVII continuando s. XVIII.
Yeserías en Puebla y Oaxaca.
Barroco talaveresco:
Barroco purista:
Elementos arquitectónicos como columnas y pilastras, presentan formas clásicas con columnas y fuertes
estirados hasta su curva o éntasis. (También llamado galibo).
Distorsiona elementos secundarios ( trontones, entablamentos y remates ).
Primera mitad del siglo XVII.
Catedral de Puebla.
Barroco tlaberado:
Uso de pilastras cuyo fuste sugiere un tablero, como versiones pétreas de puertas, hojas de alacena o
muebles.
Catedral de Morelia.
Barroco tritóstilo:
Barroco salomónico:
Barroco estipite:
Características generales
Arquitecturas cargadas de detalles y complejas. No
reniega de las formas clásicas (columnas, arcos,
frontones, frisos), pero las transforma de manera
fantasiosa. A veces el edificio llega a ser como una
gran escultura. Los entablamentos adoptan la curva y
los frontones se parten y adoptan curvas, contracurvas
y espirales.
Se adopta la elíptica oval y otras formas (como la de
abeja de Borromini). Las paredes son cóncavas y
convexas, es decir siempre onduladas. Se llega al
abandono de líneas rectas y superficies planas.
Se adopta un nuevo tipo de planta que ofrece planos
oblicuos para dar sensación de movimiento (espacios
dinámicos), en la más estática de las artes. Gusta de
representar o sugerir el infinito (un camino que se
pierde, una bóveda celeste, un juego de espejos que
altere y haga irreconocibles las perspectivas). Éxito El palacio Wilanów, en Varsovia, Polonia.
del orden gigante, con columnas que abarcan 2 o 3
pisos. No faltan los campanarios, solos o en pareja,
muy decorados.
Se utilizan efectos de luz, juegos de perspectiva. Da importancia a la luz y efectos luminosos, a través del
claroscuro. Búsqueda de la sorpresa. Gusto por lo dramático, escenográfico y teatral.
Gran riqueza decorativa y exuberancia formal tanto en los espacios interiores como al exterior, aunque más
sobrio. Amor desenfrenado por lo curvilíneo y el triunfo de la columna salomónica. Arcos y frontones mixtilíneos,
ventanas ovaladas. El arco descansa sobre la columna por medio de un entablamento (al modo romano), o
descansa directamente sobre el capitel (modo bizantino). Ambos modos fueron empleados en el Renacimiento.
Se utilizan grandes cartelas.
La creación de nuevas tipologías para edificios concretos. Las obras son: palacios, religiosas, urbanísticas,
grandes jardines y galerías (que luego daría lugar a las galerías de arte).
En España, la arquitectura barroca va a estar presidida por el gusto por la desornamentación y la sobriedad que había introducido
el estilo herreriano, con importantes edificios en los que impera un estilo mesurado y casi clásico.
En América, tras la conquista española, el lenguaje del barroco se desarrolló en forma importante enriqueciéndose con la mano de
obra y los conceptos propios de la arquitectura y arte precolombinos, como el uso extensivo de colores brillantes, destacándose en
forma especial el barroco mexicano, peruano y el cubano.
En Alemania y en Austria la inspiración italiana combinada con la francesa
creará edificios de gran exuberancia decorativa, sobre todo en los
interiores, de luminosidad brusca, que darán paso al estilo Rococó (El
Rococó se define por el gusto por los colores luminosos, suaves y claros).
El urbanismo
La ciudad del barroco se ve como la imagen de su gobernante, cuya Palacio de los Capitanes Generales, en
importancia se mide por su tamaño y por el número de sus habitantes. La Habana.
América recibió los conceptos urbanísticos renacentistas primero y barrocos posteriormente, a lo largo de la extensiva
urbanización que los colonizadores europeos llevaron a cabo durante los siglos XVI a XIX.
Véase también
Barroco
Escultura barroca
Literatura barroca
Música barroca
Pintura barroca
Neobarroco
Jardinería del Barroco
Arquitectura efímera barroca española
Referencias
1. A. Bonet Correa, La España de Los Austria
Bibliografía
José Milicua (dir.), Barocco e rococò. Architettura, scultura e pittura, en Storia Universale dell'Arte, Istituto
Geografico De Agostini, Novara 1989
De La Cruz, Sor Juana Inés. Poesías escogidas, Madrid: Biblioteca Hispano Americana.
Fernández, Martha. (1990). Artificios del barroco del siglo XVII, México D.F.: UNAM, ISBN: 968361602X.
Fuentes
[1] (http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1080019218/1080019218.PDF)
[2] (http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/358-las-artes-en-méxoco-no-cat/363-004-arquitectura-barro
ca?showall=&start=3)
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