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Escuelas Representativas

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EMA 13: ESCUELAS REPRESENTATIVAS DE TERAPIA FAMILIAR.

13.1 Modelo de Palo Alto


Jackson, Weakland, Watzlawick
(Aborda los síntomas: Esquizofrenia, Depresión, Agresividad, etc. Así mismo
trabaja también con los individuos)
13.2 Modelo Estructural
Minuchin, Montalvo, Fishman.
(Trabaja en modificar la estructura familiar)
13.3 Escuela de Milán
Selvini Palazzoli, Prata, Boscolo, Cecchin
(Entender qué pasa en la familia, y menos en las intervenciones particulares.
Parte de hipótesis de trabajo...

13.1 MODELO DE PALO ALTO.


Los iniciadores de este modelo fueron terapeutas vinculados al MENTAL
RESEARCH INSTITUTE de Palo Alto (California). Los fundadores de esta
escuela son JACKSON, WATZLAWICK y WEAKLAND.

Según este modelo, una conducta para que llegue a ser sintomático ha de
presentar las siguientes características:
1 . Los problemas comienzan por una dificultad de la vida cotidiana,
generalmente ligada a un momento de transición, que se maneja de una forma
pobre. No es necesaria una situación traumática para explicar la aparición de
un síntoma.
2. La conducta se hace reiterativa.
3. El contexto social "mantiene" dicha conducta.
4. El contexto social aplica diferentes soluciones al problema, que lejos de
solucionarlo lo perpetua.

Los autores de la escuela de Palo Alto piensan que las conductas problemáticas
es mejor considerarlas (para su mejor transformación) en términos de un
comportamiento que es mantenido por los intentos de solucionarlo. El esquema
de aparición de un síntoma podría ser el siguiente:

Un cambio evolutivo (o un nuevo requerimiento externo) precisa de un nuevo


tipo de respuesta.
El sujeto da una respuesta equivocada y en vez de abandonarla cuando
observa que no consigue el efecto deseado, aplica una dosis más alta de la
misma solución. Si el error es circunstancial, no se producirá un síntoma, pero
si persiste se llegará a él.
Producida la desviación, las personas que rodean a quien comienza a desviarse
tratan de solucionar el problema. El hecho de que no consigan nada no les
motiva a cambiar su esquema de actuación, sino a aplicarlo más activamente,
de suerte que el síntoma queda ligado a las conductas del grupo, constituyendo
la manera en que es mantenido (ya que de variarse, cambiaría la conducta
desviada). Si se trata de algo circunstancial, no se producirá el síntoma, pero si
se persiste se llegará a él.
La reiteración en el sujeto y en su grupo social no es neutra en relación a la
conducta desviada, sino que desencadena lo que los teóricos de sistemas
llaman un proceso de amplificación de la desviación, que, en definitiva, implica
una intensificación de la conducta sintomático, es decir, su agravamiento, y la
posterior radicalización en los intentos de solución en el sentido de aplicar con
mayor rigor y en mayores dosis aquellas soluciones que mostraron su
ineficacia.

La meta terapéutica fundamental es la de introducir alguna variación en el


esquema de solución del problema que viene utilizando el paciente en relación
con su propio síntoma, o los allegados en relación con el síntoma del paciente.
Esta meta viene definida tanto por el paciente (o cliente) que señala cuál es el
cambio mínimo que supondría estar en el camino de la solución del problema,
como por el terapeuta que ha de diagnosticar cuál es el tipo básico de solución
intentada por el paciente. En este contexto la meta es cambiar el tipo de
solución intentada por la estrategia opuesta.

Las formas de introducir este cambio son de varios tipos:


El cambio mínimo: la filosofía de intervención de la escuela de Palo Alto no
acepta el pretender cambiar
dramáticamente una situación, confía más bien en un cambio pequeño que
afecte a la secuencia de solución del problema.
Utilización de las características del paciente, de sus valores s ideología,
incluso su lenguaje, para vehiculizar en sus propias claves la intervención.
Permanente búsqueda de una " posición inferior". Es decir, se evita la
confrontación directa con el paciente. De esta manera, la posición "por debajo"
favorece la maniobrabilidad del terapeuta y la posibilidad de atribuir fácilmente
los méritos del éxito al cliente.

Aunque tratar de encontrar un denominador común a la amplia variedad de


intervenciones puede dar una imagen de simplicidad, éstas pueden agruparse
en dos:

A) REDEFINICIONES:
Cuando se colocan etiquetas a las conductas de los individuos ocurre que un
tipo de etiquetas provocan dificultades y otras son facilitadoras del cambio; el
terapeuta utiliza las últimas sin preocuparse de sin son verdad o mentira. Así,
una madre controladora puede ser redefinida como "preocupada"; un niño
introvertido como "observador" o a la hija sintomático como la más "sensible"
de la familia ya que gracias a sus síntomas permite que todos sigan unidos.

B) TAREAS:
Que pueden ser tanto "directas" como "paradójicas".
13.2. MODELO ESTRUCTURAL.
Los autores representativos de este modelo son MINUCHIN, MONTALVO y
FISHMAN. El objetivo terapéutico es a reorganización de la estructura familiar.

Dice Minuchin que no existe diferencia entre los problemas que tiene que
afrontar una familia "normal", y los de una familia presuntamente "anormal":
ésta última es aquella que enfrenta los requerimientos de cambio internos y
externos con una respuesta estereotipada. En una entrevista clínica esa rigidez
se hace perceptible en la estructura familiar. Según una fórmula que ya se ha
hecho clásica la estructura es "el conjunto invisible de demandas de los
miembros de una familia " Por lo tanto, lo que se intenta observar es cómo una
familia está organizada. Por ejemplo: ¿pasa todo el mundo de la madre?,¿es
tratado el padre como un niño?, ¿la hija mayor está actuando como madre?,
etc.

La familia es un sistema que opera a través de pautas transaccionales. La


repetición de las transacciones generan pautas acerca de qué manera
relacionarse, cuándo y con quién. La estructura familiar refleja en el presente
de la entrevista, las pautas de transacción de la familia.

Minuchin, hace un especial hincapié en que la evaluación (o diagnóstico), ha de


realizarse desde la experiencia de unión del terapeuta con la familia.

Los estructuralistas se fijan más en el patrón interaccional que en el síntoma.


El síntoma se explica como la respuesta de defensa de un organismo; todos los
organismos cuando se ven sometidos a determinadas circunstancias
reaccionan adaptándose al cambio, estas conductas de adaptación pueden
llegara ser los síntomas.

El cambio se produce cuando una situación es desequilibrada. Como quiera


que la tendencia del sistema es a volver a equilibrarse, la nueva situación
generada será, presumiblemente, distinta de la anterior.

La concepción de Minuchin parece establecerse, por tanto, en los siguientes


hechos:
- La familia se configura en torno a un equilibrio cuyo reflejo temporal es la
estructura que el terapeuta elicita durante la entrevista.
- La situación no cambiará si dicho equilibrio no es desafiado.
- Es el terapeuta el que tiene que desafiar y por lo tanto desequilibrar la
familia.
- Producido el desequilibrio la familia vuelve a reequilibrarse sobre otros
presupuestos más sanos.

El proceso de reequilibramiento está igualmente dirigido por el terapeuta, una


de cuyas misiones es la de investigar nuevas conductas a ensayar por la
familia, conductas que se experimentarán durante la entrevista.

Un tema clave en el enfoque estructural de Minuchin es el concepto de


"LIMITES ENTRE SUBSISTEMAS". El sistema familiar se diferencia y
desempeña sus funciones a través de sus subsistemas. Los individuos son
subsistemas en el interior de una familia. Las díadas, como la de marido-mujer
o madre-hijo, pueden ser subsistemas. Los subsistemas pueden ser formados
por generación, sexo, interés o función.

Cada individuo pertenece a diferentes subsistemas en los que posee diferentes


niveles de poder y en los que aprende habilidades diferenciadas. Los límites de
un subsistema están constituidos por las reglas que definen quiénes
participan, y de qué manera. La función de los límites reside en proteger la
diferenciación del sistema.

Para que el funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los


subsistemas deben ser claros. La claridad de los límites en el interior de una
familia constituye un parámetro útil para la evaluación de su funcionamiento.
Así, el "subsistema conyugal" tendrá límites cerrados para proteger la
intimidad de los esposos. El "subsistema. parental" tendrá límites. claros entre
él y los niños, permitiendo el acceso necesario entre ambos subsistemas.

Es posible considerar a todas las familias como pertenecientes a algún punto


situado entre un "continuum" cuyos polos son los dos extremos de límites
difusos (familias aglutinadas), por un lado, y de límites rígidos (familias
desligadas ), por el otro. La mayor parte de familias se incluyen dentro del
amplio espectro normal.

Otro concepto con el que trabaja Minuchin es el de "HOLON". Según, A.


Roestler, refiriéndose a esta dificultad conceptual, señaló que "para no incurrir
en el tradicional abuso de las palabras todo y parte, uno se ve obligado a
emplear expresiones torpes como SUBTODO o TODO-PARTE". Creó un término
nuevo "para designar aquellas entidades de rostro doble en los niveles
intermedios de cualquier jerarquía": la palabra holón, del griego holos (todo)
con el sufijo on (como en protón o neutrón), que evoca una partícula o parte.

El término de Koestler es útil en particular para la terapia de familia porque la


unidad de intervención es siempre un holón. Cada holón -el individuo, la
familia nuclear, la familia extensa y la comunidad es un todo y una parte al
mismo tiempo no más lo uno que lo otro y sin que una determinación sea
incompatible con la otra ni entre en conflicto con ella.

La familia nuclear es un holón de la familia extensa, esta lo es de la


comunidad, y así. Cada todo contiene a la parte, y cada parte contiene también
el liprograma" que el todo impone. La parte y el todo se contienen
recíprocamente en un proceso continuado, actual, corriente, de comunicación e
interrelación.

Según Minuchin podríamos considerar varios HOLONES: "holón individual",


"holón conyugal", "holón parental","holón de los hermanos".

Los dos tipos de intervención que según Minuchin se deben dar en un proceso
terapéutico son:

A) ACOMODACIÓN:
La "acomodación" hace referencia a las acciones del terapeuta tendientes
directamente a relacionarse con los miembros de la familia, y alas
adaptaciones del terapeuta tendientes a lograr la alianza. Para aliarse a un
sistema familiar, el terapeuta debe aceptar la organización y estilo de la familia
y fundirse con ellos. La familia se modifica solamente si el terapeuta ha logrado
incorporarse al sistema de un modo sintónico a éste. Debe "acomodarse" a la
familia e intervenir de un modo que la familia pueda aceptar. Es posible que
las técnicas de "acomodación" no siempre dirijan a la familia en la dirección de
los objetivos terapéuticos, pero son exitosas en la medida en que garanticen el
retorno de la familia a la sesión siguiente.

B) REESTRUCTURACIÓN:
Las operaciones de "reestructuración" son las intervenciones terapéuticas que
una familia enfrentar en el intento de lograr un cambio terapéutico. Las
operaciones de "reestructuración" constituyen los aspectos descollantes de la
terapia. Son las intervenciones dramáticas que crean movimiento hacia las
metas terapéuticas.

Ambos tipos de intervención son interdependientes: la terapia no puede


lograrse sin la "acomodación", pero ésta no tendrá éxito sin la
"reestructuración".

13.3 ESCUELA DE MILÁN.


La escuela de Milán se desarrolló en la década de 1971 a 1980 a través de las
investigaciones del equipo formado por MARA SELVINI, PRATA, BOSCOLO y
CECCHIN. Al finalizar esa década, el equipó se disuelve en dos: Mara Selvini y
Prata permanecieron juntas algunos años más; Boscolo y Cecchin crean otro
Instituto.

El equipo de Milán desarrolla, para la coordinación de la sesión terapéutica,


tres directrices:
1- Elaboración de hipótesis
2- Circularidad
3- Neutralidad
Veamos, brevemente, a qué hace referencia cada una de ellas.

1- Elaboración de hipótesis:
Por elaboración de hipótesis se entiende la capacidad del terapeuta para
construir una hipótesis basada en las informaciones que posee. Con esa
hipótesis el terapeuta determina el punto de partida de su propia investigación.
Si la hipótesis resultara errada, se deberá formular otra basada en las
informaciones recogidas durante el trabajo de verificación de la hipótesis
anterior.

Antes de la primera entrevista con la familia, y en base a las informaciones


recogidas en la "ficha telefónica", el equipo terapéutico se reúne para elaborar
una primera hipótesis. Al empezar la primera sesión con una hipótesis ya
construida, el terapeuta puede tomar la iniciativa, actuar con orden, controlar,
interrumpir, guiar y provocar transacciones, evitando. así, el quedar atrapado
en conversaciones desprovistas de valor informativo.

Etimológicamente, "hipótesis" significa lo que está debajo, es decir, la


propuesta que sirve de base á una construcción conceptual. Es, por tanto, una
suposición que se hace como base de un razonamiento, sin referencia a su
verdad, como punto de partida para una investigación. La hipótesis, como tal,
no es ni verdadera ni falsa, sino sólo más o menos útil. Su función esencial es
la de proporcionar una guía para obtener nuevas informaciones que la
confirmarán, refutarán o modificarán. Toda hipótesis que formulemos deberá
ser sistémica, es decir, deberá incluir a todos los componentes de la familia y
proporcionarnos una suposición relativa a todo el funcionamiento relacionar.
Si el terapeuta actuara de modo pasivo, como observador, sería la familia la
que, de acuerdo con su propia hipótesis lineal, podría imponer -su
procedimiento destinado exclusivamente a señalar quién está "loco" y quién es
"culpable". Por el contrario, la hipótesis del terapeuta introduce en la familia el
poderoso "imput" de lo inesperado, lo improbable, y por eso actúa para
producir información y evitar descarrilamientos y desórdenes.

El procedimiento a seguir en la elaboración de hipótesis debe guiarse por el


"Principio de Ockam": entre dos formas de hacer las cosas debe seguirse la más
simple. Así por tanto:

PRIMERO, elabórese una hipótesis sobre el papel que juega el


síntoma en la relación de pareja, lo que supone definir la naturaleza de la
relación, contando con el mensaje que implica la conducta sintomático para
ambos cónyuges: la depresión de ella, por ejemplo, puede servir para que él se
sienta necesitado, y, quizá, atractivo, y para que ella obtenga una atención que
de otra forma no tendría. Si la intervención diseñada a partir de esta hipótesis
fracasara amplíese el nivel de comprensión y pásese a la regla B.
SEGUNDO, elabórese una hipótesis sobre el papel que juega el síntoma en la
familia nuclear, lo que supone entender como quedan definidas las relaciones a
partir del mensaje de la conducta sintomático para cada uno de los miembros:
la depresión de ella dificulta que la última de las hijas se emancipe de casa,
pues se siente en la obligación de apoyar a su desvalida madre. A su vez la hija
obtiene el no tener que responsabilizarse, todavía, de sus relaciones de pareja.
La prolongación de la permanencia de la hija en casa sirve, además, para que
el padre no se sienta excesivamente abrumado por los cuidados que su esposa
demanda (en la medida en que son compartidos con la hija) y le permite seguir
teniendo una intensa actividad profesional. La madre, a su vez, se siente
atendida en mayor grado tanto por su hija, como por su marido. Si la
intervención diseñada a partir de esta hipótesis operativo fracasara, amplíese el
nivel de comprensión y pásese a la regla C.

TERCERO, elabórese una hipótesis sobre el papel que juega el síntoma en la


familia extensa, lo que supone entender como se definen las relaciones entre el
paciente identificado, su propia familia y las familias de origen, a partir de
cómo interpretan el mensaje de su síntoma todas estas personas. En el ejemplo
que venimos desarrollando este nivel supondría: la depresión de la madre y la
consiguiente necesidad de una mayor atención, da pie a que la abuela pueda
hacerse cargo de algunas de las funciones de la casa en un momento en el que,
debido a su avanzada edad corría el peligro de quedar aislada y con conciencia
de inutilidad. A su vez la madre, ha encontrado en ella una confidente. La
depresión sirve para que la madre pueda seguir estando disponible para su
familia de origen.

Si la intervención diseñada a partir de la hipótesis operativo de la familia


extensa fracasara, puede ensayarse otra que implicase a los allegados e
instituciones, y, en general, a lo conseguido socialmente por la manera en que
el grupo extenso y la familia entienden el síntoma. Si aún así la intervención
sigue fracasando, o bien las hipótesis operativas son inservibles viéndose
abocados los terapeutas a desarrollar nuevas hipótesis en los tres niveles
mencionados o bien
hay que asumir el fracaso. Pero ya no hay niveles más comprensivos desde los
que entender el síntoma.

2- Circularidad:
Por circularidad se entiende la habilidad del terapeuta para realizar preguntas
circulares. Se trata de indagar de qué modo ve un tercero una relación diádica.
Es decir, todo miembro de la familia será invitado a decir cómo ve la relación
entre los otros dos miembros.

Al proponer preguntas de tipo circular, además de obtener informaciones, se


alcanza simultáneamente el objetivo de introducir en la familia "inputs",
conexiones entre distintos hechos, permitiéndole adquirir una nueva visión del
problema.
Algunos ejemplos de preguntas circulares son:

(A la hija) ¿Quién consigue calmar mejor a la abuela, tu padre o tu madre?


(A un hijo) ¿A quién crees que le ha afectado más el hecho de que tu hermana
ya no esté en casa por haberse casado?
Si al chico se le internara en un colegio, tal como se ha solicitado, ¿quién se
sentiría más aliviado?; ¿quién le echaría más en falta?

3- Neutralidad:
Por neutralidad se entiende la capacidad del terapeuta de no tomar partido por
ninguno y de no preferir evaluación alguna. Cuanto mas asimila el terapeuta la
epistemología sistémica, más interesado está en provocar realimentaciones y
recoger informaciones, y menos en hacer juicios moralistas de cualquier clase.
El hecho de emitir un juicio cualquiera, sea de aprobación o de desaprobación,
implica, implícita e inevitablemente, una alianza con alguna de las partes.

El equipo de Milán también pone especial cuidado en captar y neutralizar lo


antes posible cualquier tentativa de coalición, seducción o relación privilegiada
con nosotros realizada por algún miembro o subgrupo de la familia. El
terapeuta sólo puede ser efectivo en la medida en que se coloque y mantenga
en un nivel diferente (metanivel) del de la familia.

Un concepto importante desarrollado por el equipo de Milán es el de "JUEGO".


Es por eso,. que aquello que ha de diagnosticarse (lo enfermo), es el "juego
familiar".

Si trazáramos una línea imaginaria, en un extremo podría estar la "secuencia"


y en el otro el "mito familiar". El "Juego familiar" ocuparía un lugar intermedio
entre ambos, aunque más próximo al mito.

La secuencia define una interacción cara a cara, fácilmente observable, que se


repite transcurrido un intervalo de tiempo relativamente corto, de segundos a
una hora. Las secuencias son encadenamiento de conductas que se
estereotipan, justamente la repetición está hablando de algún tipo de regla por
la que se rigen. Los mitos son reglas sistematizadas. Los mitos son reglas en
cuanto que se han sistematizado.

El mito se percibe como pensamiento, como el estilo dela familia de percibir la


realidad y percibiese y en este sentido funcionan como filtro. El mito contiene
las reglas de mayor grado de abstracción que dirigen el funcionamiento
familiar, por lo tanto, cualquier tipo de secuencia de rango inferior queda
subsumida dentro de ella. Las conductas, las rutinas familiares, tienen su
justificación última en el mito. La secuencia es lo más observable y el mito es
lo más inferido. Si la secuencia son conductas interactivas, el mito lo
componen reglas.

El juego familiar, se utiliza como una hipótesis operativo, es decir, como un


diagnóstico sobre el que basar una intervención.

Mara Selvini ha elaborado el concepto de 'Juego" más como una metáfora que
como un modelo teórico. Cuando recurre a la metáfora del juego es para
sugerir intuitivamente , mediante la expresión "JUEGO FAMILIAR", aquello que
sugieren las expresiones juego político, juego financiero, juego de poderes,
juego de equipo, etc. Se trataría, por tanto, de un uso intuitivo e informal de la
metáfora del juego, con la finalidad de producir asociaciones, semejanzas y
lenguajes aptos para encuadrar de modo más inmediatamente inteligible los
fenómenos que nos interesan.

Así pues, la metáfora del juego resulta adecuada para integrar las "reglas"
generales del sistema con las "movidas" de los individuos. Facilita el acceso a
una visión que tiende a diluir la dicotomía individuo versus sistema.

El término "Juego" genera asociaciones inmediatas con las ideas de grupo,


equipo, jugadores, posiciones, mando, soldado, ataque, defensa, estrategias,
tácticas, movidas, habilidad, alternación de turnos. Se tiene, de este modo, la
posibilidad de disponer de un lenguaje muy ligado a las relaciones
interpersonales en cuanto cambios de conducta. Palabras como embrollo,
instigación, amenaza, promesa, seducción, viraje, cooperación, ganar, perder,
son palabras muy ligadas a la necesidad de describir vicisitudes interhumanas.
Además, no se trata de palabras pertenecientes a una jerga especializada, sino
que son términos de fácil comprensión para los propios pacientes ya que
forman parte de su patrimonio lingüístico.

Las relaciones familiares se pueden considerar como vínculos entre


"vencedores y vencidos", entre quién "obtiene una ganancia" y quién "debe
pagar el precio". Preguntarse quién juega significa averiguar como se desarrolla
la "partida" en los niveles supraindividuales, para comprender así si sólo tiene
lugar dentro de la familia nuclear o si pasa a través de otros sistemas
ampliados, como la familia extensa, la escuela o el lugar de trabajo. Al pensar
en términos de fuego se pone la atención a la secuencia de los movimientos del
individuo.

El paciente identificado puede ser visto como el perdedor en una situación de


juego en la cual, siendo él mismo jugador, está buscando confusamente con el
síntoma, manifestar su propuesta y tratar de recuperar las posiciones
perdidas.

El momento en el cual la familia pide ayuda y entra en tratamiento coincide


con una evolución de su juego que ha puesto a uno o más de sus jugadores en
una posición intolerable.

El estudio y la terapia de una familia parten de la elaboración de una hipótesis


sobre el tipo especial del juego en curso. Sobre la base de esa hipótesis se
orienta la entrevista para tratar de obtener toda la información posible que
permita verificarla o desmentirla.

Una hipótesis de juego relacionar pasa por la identificación de la estrategia de


cada unos de los actores: finalidades, pensamientos y sentimientos en base a
los cuales ellos organizan su accionar recíproco.

El terapeuta debe tener siempre conciencia de que algunos "movimientos" de


un miembro de la familia con respecto a él (ataques, seducciones,
insubordinaciones, etc.) deben ser vistos, por lo menos preliminarmente, como
dirigidos a provocar un efecto sobre uno de los familiares presentes. Así, un
miembro de la familia puede mostrarse seductor hacia el terapeuta para dar
celos a su cónyuge, o mostrarse insubordinado con él sólo porque los demás se
muestran obsequiosos.

Cuando el terapeuta decide interactuar con un miembro de la familia de una


forma totalmente opuesta a la que lo hace la organización familiar, el objetivo
de tal comportamiento es doble: por un lado, observar las retroacciones de los
distintos miembros ante tal comportamiento suyo; por otro, desalojar a ese
miembro de una posición que perpetúa el juego disfuncional.

Un ejemplo de lo dicho, sería tratar con respeto y consideración a un padre que


ocupa una posición de persona incapaz en el juego de esa familia.

El juego no se toma como el fiel reflejo de lo que está sucediendo en la familia,


se trata de una hipótesis, algo a no confundir con la realidad. Su valor, en
definitiva depende de que sea capaz de generar más información y/o una
intervención que produzca un cambio. Concebir el problema familiar en
términos de juego, no es algo dictado por la necesidad de conocer qué sucede,
sino por encontrar una forma operativo de diseñar el cambio.

El síntoma es una configuración de relaciones y de reglas que se reiteran sin


una meta-regla que defina cómo han de cambiarse. El cambio se produce
cuando se halla dicha meta-regla: la terapia pone las condiciones para que
surja. El cambio, para que sea terapéutico, supone hallar una meta-regla, que
varíe la naturaleza del familiar. Naturalmente, se instaura otro juego menos
perjudicial o enteramente benéfico.

Por último, cabe decir que los 'Juegos" no se dan únicamente en las familias
patológicas. Si el juego es un modo de representar una organización interactiva
que evoluciona con el tiempo, "no jugar es imposible". Todo grupo con historia,
y por consiguiente también la familia, "no" puede "no" organizar su propia
interacción.

En relación con el problema del origen de la patología Mara Selvini, al definir el


juego de las familias esquizofrénicas, se adhieren a la afirmación de Bowen de
que son necesarias tres generaciones para producir un esquizofrénico.

Las técnicas de intervención que emplea el equipo de Milán han ido


evolucionando a través de su propia investigación: las más destacables son:
A. PRESCRIPCIÓN PARADÓJICA.
B. CONNOTACIÓN POSITIVA.
C. RITUALES.
D. PRESCRIPCIÓN INVARIABLE.

Bibliografía:
 "LIMITES DE INTEGRACIÓN DE MODELOS EN TERAPIA FAMILIAR" J.
Navarro Góngora en "Revista de la A.E.N."
 "FAMILIAS Y TERAPIA FAMILIAR" Minuchin -Ed. Gedisa
 "TÉCNICAS DE TERAPIA FAMILIAR" Minuchin y Fishman -Ed. Paidós.
 "CRÓNICA DE UNA INVESTIGACIÓN" Matteo Sélvini -Paidos

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