Un zorro cuida a un niño huérfano y lo protege de los lobos, luchando contra ellos. A pesar de sus heridas, el zorro logra salvar al niño. Cuando el padre del niño lo encuentra, dejan al zorro herido. La luna, quien había sido compañera del zorro, lo encuentra muriendo y cumple su deseo de estar juntos para siempre, llevándoselo a la luna donde viven felices.
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Un zorro cuida a un niño huérfano y lo protege de los lobos, luchando contra ellos. A pesar de sus heridas, el zorro logra salvar al niño. Cuando el padre del niño lo encuentra, dejan al zorro herido. La luna, quien había sido compañera del zorro, lo encuentra muriendo y cumple su deseo de estar juntos para siempre, llevándoselo a la luna donde viven felices.
Descripción original:
Cuento breve acerca de un zorro que se enamora de la luna, al perder a su familia.
Un zorro cuida a un niño huérfano y lo protege de los lobos, luchando contra ellos. A pesar de sus heridas, el zorro logra salvar al niño. Cuando el padre del niño lo encuentra, dejan al zorro herido. La luna, quien había sido compañera del zorro, lo encuentra muriendo y cumple su deseo de estar juntos para siempre, llevándoselo a la luna donde viven felices.
Un zorro cuida a un niño huérfano y lo protege de los lobos, luchando contra ellos. A pesar de sus heridas, el zorro logra salvar al niño. Cuando el padre del niño lo encuentra, dejan al zorro herido. La luna, quien había sido compañera del zorro, lo encuentra muriendo y cumple su deseo de estar juntos para siempre, llevándoselo a la luna donde viven felices.
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EL ZORRO Y LA LUNA
EL ZORRO Y LA LUNA
Había una vez una mamá zorra con sus
tres zorritos. Ellos salían a buscar comida de noche para evitar a los cazadores.
Un día cuando ya se ocultaba el sol, los
cachorros jugaban tan felices y mamá zorra los vigilaba.
La mamá los llama y les advierte: “queridos
niños, vamos a buscar comida, esta vez será por el río, pues por la montaña no hay mucho para buscar. Les pido que no se separen de mí y hagan todo lo que les diga. ¿Está bien?. Respondiendo al unísono: ¡¡¡ Sí, mamá!!!
Los zorritos marcharon sigilosamente hasta
llegar cerca al río, el zorro más pequeñito y que era el más inquieto también, se distraía mucho, sin seguir la marcha del resto, distrayéndose con el colorido vuelo de una mariposa o con la caída de una hoja. De pronto, se escucharon fuertes gritos y el retumbo de una escopeta.
El zorrito bebé se asustó mucho, corrió y
corrió sin mirar por donde iba, resbalándose y cayendo por un barranco perdiendo la conciencia por un buen rato.
Al despertar, se encontró solo en ese lugar
oscuro y desconocido, sintiendo mucho dolor y frio, y sobretodo sentía mucho miedo.
Intentó en silencio buscar a su familia,
más no había mucha luz, así que siguió avanzando a través de un camino pedregoso temblando de frío y de miedo. De pronto, una luz brillante y cálida emergió de en medio de la noche iluminando tenuemente el camino.
El zorrito se sintió reconfortado. La luna
compadecida de las aventuras del zorrito lo alumbró hasta que halló una pequeña cueva para que descanse. La luna vigiló su sueño toda la noche.
El zorrito quedó prendado de la luna,
quien lo cuidaba cada noche. Y así pasó el tiempo, entre el zorrito y la luna. Una noche mientras el zorrito caminaba por un sendero abandonado, escucho el llanto de un pequeño niño que se había perdido junto a su madre entre las montañas, al ser atacados por una jauría de lobos. A los lejos se escuchó un aullido.
El zorrito no lo pensó dos veces,
rápidamente se acercó al niño, lo tomó entre sus dientes y lo llevó a un lugar seguro.
Mientras tanto, la madre del pequeño, le
decía casi desfalleciendo al zorrito, “cuídalo por favor, te entrego su vida”. El pequeño niño se quedó con el zorro, su madre ya no podría cuidarlo más. El zorrito entendió el mensaje, recordando como él también quedó solo al perder a su madre y hermanos.
El padre del niño, buscaba
denodadamente al pequeño y a su madre, sin imaginar todo lo que sucedía.
El niño no dejaba de llorar a pesar de los
esfuerzos del zorrito y la luna, atrayendo con sus lamentos a los lobos que lo atacaron cuando perdió a su madre. Entre esos pensamientos, apareció un lobo, y luego otro; y otro más, el zorro junto todo su valor y no le quedó más remedio que enfrentarse a los lobos para proteger al niño. El zorrito luchó contra los lobos en una batalla desigual, recibiendo mordiscos y golpes; entretanto, un lobo se acercó al niño para morderlo, el zorrito corrió y se lanzó al lobo. El lobo lo esquiva y lo golpea dejándolo malherido, casi sin fuerzas. De pronto, se escucha un estruendo y cae el lobo, los demás lobos huyen. Era el padre del niño que había seguido el rastro de los lobos.
El padre del niño y sus acompañantes
tomaron al niño, y lo abrazaron. Más se fueron dejando al zorrito solo y malherido. El zorrito se escondió creyendo que tal vez le dispararían si lo viesen. Todo quedó en silencio otra vez. La luna miraba la escena en silencio, sin brillar mucho, para no delatar al zorrito malherido. Intranquila la luna, buscó al zorrito, encontrándolo sin fuerzas. La luna lloró. El zorrito le dijo, “no tengas pena, ahora si estaremos juntos, ¿verdad?” –“si, ahora estamos juntos, zorrito”, le dijo la luna. El zorrito cerró sus ojitos, la luna ya no se reflejaba en su mirada. La luna cumplió el deseo del valiente zorrito de estar juntos. La luna brilló más que nunca, llevándose al zorrito con ella.
Desde entonces, cuando la luna brilla en
su máximo esplendor, podemos ver al zorrito jugando con la luna. ¿Ves esas manchitas plomizas en la luna? Es el zorrito y la luna que cumplió una promesa.