Guias Adjetivos Segundo
Guias Adjetivos Segundo
Guias Adjetivos Segundo
1
4. Mis amigos son: ____________ y
_______________.
3
y
4
y
5
3. Sus hermanastras son feas, pero también flojas y antipáticas.
6
La Cenicienta
H ubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino
madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea.
Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus
vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la
llamaban Cenicienta. Un día el Rey de aquel país anunció que iba a
dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas
del reino. - Tú Cenicienta, no irás -dijo la madrastra-. Te quedarás
en casa fregando el suelo y preparando la cena para cuando
volvamos. Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio
partir a sus hermanastras hacia el Palacio Real. Cuando se
encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos. - ¿Por qué
seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su
Hada Madrina. - No te preocupes -exclamó el Hada-. Tú también
podrás ir al baile, pero con una condición, que cuando el reloj de
Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta. Y
tocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa
joven. La llegada de Cenicienta al Palacio causó honda admiración.
Al entrar en la sala de baile, el Rey quedó tan prendado de su
belleza que bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la
reconocieron y se preguntaban quién sería aquella joven. En medio
de tanta felicidad Cenicienta oyó sonar en el reloj de Palacio las
doce. - ¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! -exclamó-. Como una
exhalación atravesó el salón y bajó la escalinata perdiendo en su
huída un zapato, que el Rey recogió asombrado. Para encontrar a
la bella joven, el Rey ideó un plan. Se casaría con aquella que
pudiera calzarse el zapato. Envió a sus heraldos a recorrer todo el
7
Reino. Las doncellas se lo probaban en vano, pues no había ni una
a quien le fuera bien el zapatito. Al fin llegaron a casa de
Cenicienta, y claro está que sus hermanastras no pudieron calzar el
zapato, pero cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que
le estaba perfecto. Y así sucedió que el Rey se casó con la joven y
vivieron muy felices.
FIN