Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Ejército y Milicias en El Mundo Colonial Americano

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

En el segundo periodo del siglo XVIII España se enfrento en varias guerras internacionales en

contra de las principales potencias europeas de la época (Inglaterra y Francia). Esto implicó un
enorme esfuerzo militar, y por lo tanto fiscal para la corona española. El fin de la Guerra de los
Siete Años significó para España una humillante derrota, al perder la posesión de La Florida y,
con ella, el fin de la hegemonía en el mar Caribe, además de la captura de La Habana a manos de
la armada británica, lo que demostró el pésimo estado del sistema defensivo reformado del mar
Caribe. Ya pasado esto, se consideró fundamental iniciar una misión reformista en Cuba, puesto
que al ser el antemural del mar Caribe, debía ser la posesión mejor protegida de todo el mar
Caribe. Y a partir de esto hacer mejoras a su defensa con milicias. Unas renovadas unidades
militares de reserva altamente capacitadas para el combate. Demostrando efectividad de las
nuevas milicias, por su destacada participación en la defensa de Cuba y Puerto Rico, por tal motivo
se optó por expandir la reforma militar al resto de colonias españolas en América.

El proyecto reformista borbónico de Carlos III en el virreinato de la Nueva Granada en 1769, el cual
tuvo su centro en la ciudad portuaria más importante, Cartagena de Indias, considerada el
Baluarte defensivo y ciudad estratégica de la Nueva Granada. El principal objetivo fue reformar el
sistema defensivo que se encontraba en pésimas condiciones, tomando como ejemplo la reforma
realizada en Cuba. De esta manera, se reorganiza al ejército regular y se arreglan las milicias; así
mismo se reparar las diferentes fortificaciones y la muralla.

La insurrección de los comuneros en 1781, que se extendió desde la villa del Socorro hasta gran
parte de los parajes y aldeas de la sabana santafereña, tuvo un éxito rotundo, ya que en el interior
del virreinato la fuerza militar era débil, las autoridades deciden darle un nuevo giro a la reforma
militar que se venía implementando en el Virreinato desde 1773 bajo la reforma borbónica. Los
fracasos de las tropas enviadas desde Santa Fe para reprimir a la gente común demostraron la
fragilidad interna del sistema defensivo neogranadino; sistema que había estado orientado y
mejorando exclusivamente hacia la defensa de las Plazas Fuertes de la costa de la ciudad de
Cartagena de Indias. A partir de entonces, la creación de un establecimiento militar de carácter
general y la reorganización del sistema de milicias, fueron empresas arbitradas que adquirieron
vital importancia frente el debilitamiento del control real, toda vez que sirvieron de solución
expeditiva ante el problema del poder del Estado.

Se entiende por milicias a los Cuerpos de reserva formados por vecinos o ciudadanos, de alguna
villa, ciudad, región o estado militarmente capaces, que se alistan en tiempo de crisis, y no en otra
ocasión, para salir en campaña de la defensa de sus respectivos territorios con el objetivo de
compartir el peso de la defensa con el ejército. Estas milicias eran de dos clases urbanas o sueltas
y rurales, las cuales se dividían en dos armas principalmente: caballería e infantería.

En el contexto del artesanado pardo del Nuevo Reino de Granada, considerando que las reformas
borbónicas uno de sus principales objetivos era fortificar la ciudad portuaria de Cartagena de
Indias. Este hecho exigía una gran cantidad de trabajadores por lo que se podría considerar que la
demanda de trabajo dependía de las necesidades de todos los sectores de la sociedad. Sin
embargo, los trabajadores contaron con otras posibilidades laborales gracias a que las necesidades
de defensa militar de la plaza portuaria generando en masa significativas proporciones de empleo.
Los trabajos de construcción y mantenimiento de obras para la defensa (baluartes, murallas,
barcos, cañones, cureñas, careneros, astilleros, muelles, municiones, refacción de uniforme y
calzado, etc.), concentraban cantidades de trabajadores libres, esclavos y presidarios en ciertos
espacios y obras. Alarifes, herreros, canteros, tejeros, ladrilleros, carpinteros, torneros, ebanistas,
carpinteros de ribera, calafates, armeros, cerrajeros, aserradores de maderas, fundidores,
faroleros, hojalateros, marineros, jornaleros, remeros, patronos de botes, y muchos otros
trabajadores, laboraron en un sistema de jerarquía vertical coronado por los ingenieros militares y
los sobrestantes de las reales obras.

En este hecho los artesanos habían ganado reconocimiento por sus capacidades laborales por
parte de una nueva generación de ingenieros militares nacida a mediados de ese siglo, la cual, al
lado de los valores estamentales, empezó también a reconocer el mérito del trabajo bien hecho y
de sus ejercitantes.

También podría gustarte