IMPACTO AMBIENTAL. (Titulo)
IMPACTO AMBIENTAL. (Titulo)
IMPACTO AMBIENTAL. (Titulo)
(titulo)
El impacto ambiental se explica como la alteración que introduce una actividad humana
en su “entorno”, interpretada en términos de “salud y bienestar humano” o, más
genéricamente, de calidad de vida de la población; por entorno se entiende la parte del medio
ambiente (en términos de espacio y de factores) afectadas por la actividad o, más
ampliamente, que interacciona con ella. Por tanto, el impacto ambiental se origina en una
acción humana. (Orea, 2013, pág. 155)
EL IMPACTO AMBIENTAL DE LA ENERGÍA NUCLEAR. (titulo)
es un resultado del ciclo del combustible nuclear, la operación de las centrales nucleares
y los efectos de los accidentes nucleares. Los riesgos rutinarios a la salud y las emisiones de
gases de efecto invernadero provocados por la energía nuclear de fisión son pequeños en
relación a aquellos asociados con el uso del carbón, pero adicionalmente existen riesgos
catastróficos: la posibilidad de que el recalentamiento del combustible libere cantidades
masivas de los productos de la fisión hacia el ambiente, y la proliferación de armas nucleares.
La población es sensible a aquellos riesgos y ha existido considerable oposición pública a la
energía nuclear. El accidente de (Three Mile Island de 1979) y el desastre de (Chernóbil de
1986), junto con los altos costos de construcción, acabaron con el rápido crecimiento de la
capacidad instalada de generación de energía eléctrica de las centrales nucleares. (Scientific,
2010)
LAS RADIACIONES PRESENTES EN EL MEDIO AMBIENTE. (titulo)
la contaminación radiactiva de los suelos y el agua. (sub titu)
En un reactor nuclear, la fisión de materiales radiactivos produce neutrones adicionales,
lo que conduce a un proceso de fisión auto sostenido. Una fusión nuclear se produce si el
material sometido a fisión ya no es debidamente enfriado y comienza a derretirse, informa el
Virtual Nuclear Tourist. La amenaza se produce a partir de la posibilidad de que el
combustible o el calor de fusión compromete la contención del reactor, liberando así el
material radioactivo en el área circundante. Esto puede tener consecuencias ambientales,
como la contaminación radiactiva de los suelos y el agua. Esta contaminación puede hacer
que una zona sea inhabitable, matar la flora y la fauna locales, o hacerlos estériles. El efecto
sobre las poblaciones humanas locales podría incluir la enfermedad por radiación, aumento
de las tasas de cáncer o la muerte. Cabe señalar que la percepción de la amenaza es mayor
que la probabilidad realista. Los diseños de reactores nucleares incluyen sistemas
redundantes específicamente para evitar un colapso. La última crisis conocida del reactor
nuclear en los Estados Unidos (a partir de 2010) ocurrió en Three Mile Island en 1979,
informa el Virtual Nuclear Tourist. (Dontigney, 2017)
LOS CONTAMINANTES RADIOACTIVOS Y LA CONTAMINACION. (titulo)
El grave accidente ocurrido en la central nuclear de Chernóbil, URSS, el 26 de abril de
1986 demostró espectacularmente la vulnerabilidad de los recursos agrícolas frente a la
contaminación radioactiva ocasionada por precipitaciones atmosféricas, la cual tuvo lugar en
amplias zonas de toda Europa, incluso en algunos lugares situados a miles de millas del lugar
del accidente. Salvo las personas expuestas a las radiaciones por motivos profesionales o por
hallarse en las proximidades de Chernóbil, se protegió eficazmente la salud plica en la Unión
Soviética, la rápida reacción de las autoridades que, entre otras medidas, impuso una
evacuación a gran escala, limito considerablemente la amenazas la salud de la población.
En 1986 en toda Europa la protección de la salud publica obligo aplicar graves
restricciones a la agricultura, las actividades agrícolas, las cosechas y la circulación de
productos alimentarios, las cuales a su vez comportaron dificultades financieras, problemas
de indemnización y tenciones psicológicas para numerosas comunidades pendientes de esas
actividades. Así, por ejemplo, el comprensible temor de algunos propietarios de
explotaciones agrícolas a que las precipitaciones a raíz de “Chernóbil” disminuyan el valor
mercantil de sus bienes agrícolas. (Nations, 1993, pág. 29)
LAS PRECIPITAICIONES SOBRE LOS SUELOS DE “CHERNOBILE” (sub titu)
Inevitablemente, el accidente movilizo de inmediato todas las posibilidades de supervisión
de la radioactividad ambiental en todo el mundo y dio lugar a un flujo, que todavía dura, de
informe y publicaciones acerca de las precipitaciones y niveles de radiación en los distintos
países y en el plano internacional. Casi un año después del accidente, del análisis de esos
informes se desprendían, resumiendo mucho la cuestión, las conclusiones siguientes:
Pocos días después del accidente, se registraron episodios de precipitación sobre los suelos
en muchos países de Europa. En numerosas regiones, los niveles se consideraron lo bastante
elevado como para poner en marcha intervenciones nacionales y regionales tendientes a
evitar que las cosechas y ganados al aire libre pasaron a formar parte de los suministros
alimentarios de los habitantes. Se detectaron precipitaciones a miles de kilómetros del lugar
del accidente de Chernóbil, por ejemplo, en el Japón (153), los EE.UU. (101) y la republica
de china, donde se calculó que había caído hasta un 0,6% de la emisión de yodo-131 de
Chernóbil. Se detecto cesio-134 y 137 en nieve en lugares situados tal al norte como
Groenlandia. En Yugoslavia se detecto estroncio-89 y 90 en precipitaciones y en niveles
elevados en los pastos. Se ha señalado la insuficiencia de los datos sobre las precipitaciones
exteriores a Chernóbil acerca de estos radionucleidos, debida claramente a “la prolongada
duración del aislamiento radioquímica” necesario para efectuar pruebas fiables. El
“hemisferio sur” evidentemente no comunico la existencia de precipitaciones detectables.
Aunque es muy amplia la gama de producción de fisión y de radio activación que no han
podido por menos que ser emitidos, se ha prestado sobre todo atención a dos radionucleidos:
el yodo-131 y el cesio137. El breve periodo de actividad del yodo-131 (8 días) elimino su
importancia como contaminante de los suelos a las pocas semanas de su depósito. En cambio,
en cesio-137 (cuyo periodo de desintegración es de 30 años) permanece en realidad en los
suelos durante siglos y, según su disponibilidad con respecto a los cultivos y pastos, podrá
ocasionar problemas locales en algunas zonas durante el año. Por supuesto, se detectaron y
midieron otros muchos radionucleidos en el espectro de las precipitaciones, como plata-
110m, pero no a niveles que pudieran tener importancia radiológica.
El cesio-137 acumulado que se deposito en Europa en la primera semana después del
accidente, diversas cantidades entre 1 000 y 10 000 Bq m-2 en toda Europa occidental y
cantidades situadas entre 10 000 y 10 000 Bq m-2 y más en la URSS. Como cabía imaginar,
los depósitos en los suelos fuera de la URSS fueron mas elevados en los países mas cercanos
a la trayectoria de las corrientes atmosféricas. En algunas zonas relativamente localizadas de
Suecia se llego a niveles de 200 000 Bq m-2. (Hohenemser, 1986, pág. 817) (Nations, 1993,
pág. 35).
Sin embargo, hay que considerar todo el ciclo de producción y en el caso de las centrales
nucleares incluye la extracción y transporte del uranio para convertirlo en combustible
nuclear por lo que, en esta fase, cómo en cualquier otra fuente de energía, se producen
emisiones de CO2. Las centrales nucleares generan emisiones de efluentes radiactivos en
cantidades limitadas de acuerdo con la regulación, que quedan registradas de forma continua
y son objeto de constante seguimiento mediante un extenso programa de análisis realizado
por entidades independientes y la administración. Los valores de estos efluentes medidos en
términos de actividad radiológica y de dosis son mil veces inferiores a lo permitido. (españa),
2008)
RIESGOS DE LA ENERGIA NUCLEAR EN ELSER HUAMNO. (titulo)
Las radiaciones nucleares pueden provocar enfermedades de gravedad como cataratas,
hemorragias, cáncer y problemas cardiovasculares e inmunitarios, según el grado de
exposición del ser humano. Las repercusiones dependen de la distancia a la que se encuentre
cada persona, su sensibilidad y, por supuesto, de las dosis y los materiales radiactivos
emitidos. Para la población, expuesta a una contaminación por tales emisiones, el principal
riesgo es el de desarrollar un cáncer "proporcional a la dosis recibida", subrayó el profesor
Patrick Gourmelon, director de la radio protección humana en el Instituto francés de Radio
protección y Seguridad nuclear (IRSN). Existe una relación directa entre la cantidad de
radiaciones recibidas por una persona y la patología inducida. Los efectos biológicos también
varían según la naturaleza de las radiaciones y los órganos alcanzados -los ovarios y los
testículos son considerados 20 veces más sensibles que la piel-, o según su vía de absorción
-oral o cutánea- y la susceptibilidad individual. (Cordoliani, 2018, pág. 2)
Cuando hay un accidente nuclear la radiación controlada de la central sale al exterior,
afectando a la flora, la fauna y, evidentemente, al ser humano. La radiación, a diferencia de
otras contaminaciones, no se puede oler ni ver, sin embargo, daña la salud y se mantiene
durante décadas. En el núcleo de los reactores nucleares podemos encontrar más de 60
sustancias radiactivas. Estas tienen mucho parecido con elementos biológicos de nuestro
cuerpo, razón por la cual se nos van acumulando y causan efectos devastadores. Algunos de
estos elementos tienen ciclos de vida muy cortos, sin embargo, hay otros que pueden
permanecer durante mucho tiempo.
De los más de 60 contaminantes que hemos dicho, los que afectan más a los humanos son 3:
el estroncio 90, el cesio y el yodo. Dependiendo de qué tejido afecten, sus consecuencias
serán unas u otras, no obstante, lo que es claro es que cuando entran en nuestro cuerpo van
destruyendo las células y dañando el ADN. Así pues, la respuesta a la pregunta de cómo
afecta la energía nuclear al ser humano es esta:
Causa defectos genéticos.
Provoca cáncer, sobre todo de tiroides, ya que esta glándula absorbe el yodo,
aunque también provoca tumores cerebrales y cáncer óseo.
Problemas en la médula ósea, que a su vez causa leucemia o anemia.
Malformaciones fetales.
Infertilidad.
Debilita el sistema inmune, lo que provoca más riesgo de sufrir infecciones.
Problemas gastrointestinales.
Problemas mentales, sobre todo ansiedad ante la radiación.
En concentraciones altas o prolongadas causa la muerte. (Cardona., 2018)
En España estamos expuestos a entre 2,4 y 3 milisieverts en todo el año (frente a los 8 a
los que se expone la población de Fukushima), una cantidad inocua o tolerable. Como explica
el profesor Gallego, por debajo de los 100 milisieverts al año (una cifra equivale a dos o tres
escáneres), la mayoría de la gente no sufre ningún síntoma. Los ciudadanos de Fukushima
tendrían que estar unas 12 horas expuestos para alcanzar los 100 mSv. Lo que sí es
recomendable es realizar controles médicos periódicos, centrados en la prevención de
posibles tumores.
A partir de los 100 mSv pueden aparecer algunos daños en la piel, náuseas, vómitos,
problemas respiratorios y, si afecta a mujeres embarazadas, puede ocasionarle al futuro bebé
algún tipo de retraso en el desarrollo cerebral. A mayores dosis, mayores repercusiones en la
salud: destruyen el sistema nervioso central y los glóbulos blancos y rojos, lo que
compromete el sistema inmunológico y deja a la víctima vulnerable ante las infecciones.
Si este accidente se agravase hasta el punto de pasar de los 8 mSv a varios miles de
milisieverts, se pueden producir casos de Síndrome de Radiación Aguda. Ocurre cuando
grandes cantidades de radiactividad entran en el cuerpo en muy poco tiempo. En
circunstancias semejantes, la radiactividad afecta a todos los órganos y cualquiera de ellos
puede tener un fallo fulminante. Por ejemplo, una única dosis de 5.000 milisieverts mataría
aproximadamente a la mitad de las personas expuestas en un mes. (Tardón, 2011, pág. 12)
Hay muchos tipos de partículas en las radiaciones, pero las que más abundan son las de
tipo gamma, que atraviesan sin dificultad los tejidos e impactan en el ADN de las células,
precisamente donde se produce el efecto más importante, ya que puede provocar mutaciones
celulares y dar lugar a diversos tipos de cáncer.
La radiación también se puede inhalar. Esta vía tiene un agravante, porque el elemento
químico entra en el cuerpo, puede metabolizarse y permanecer durante mucho tiempo
descargando radiaciones. El plutonio, por ejemplo, se puede fijar en los huesos y los
pulmones, llegando a originar diferentes tumores. (Tardón, 2011, pág. 6)
EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN. ( titulo)
Considerando el impacto que puede llegar a tener la energía nuclear en la salud y el medio
ambiente, aunque los escasos estudios no puedan demostrar la asociación entre riesgo y
exposición más que en ciertos casos, es preciso aplicar el principio de precaución que puede
invocarse cuando es urgente intervenir ante un posible peligro para la salud humana, animal,
vegetal o biológica, en general. La energía nuclear es uno de estos casos. Se ha demostrado
a lo largo de la historia y desgraciadamente, siempre a raíz de un desastre nuclear que la
energía nuclear, que iba a ser tan barata, es la forma más cara de producir electricidad cuando
se considera su ciclo completo, con sus respectivos efectos sobre el ecosistema global del
que dependemos. (Salvador, 2008, pág. 165)