HOMICIDIO
HOMICIDIO
HOMICIDIO
El homicidio es el acto de matar a una persona humana. Jurídicamente es un delito que consiste en
una acción u omisión contra el bien jurídico de la vida de una persona física, ya sea con o sin
intención. Es una conducta reprochable, jurídicamente tipificable y por regla general culpable, con
excepciones como en casos de inimputabilidad, o sea no culpable pero sí penalmente responsable.
Etimología:
Clasificaciones generales:
El homicidio tiene cinco clasificaciones generales atendiendo el elemento subjetivo del agente:
Homicidio simple: Aquel que se comete a falta de las cuatro agravantes, que son
premeditación, alevosía, ventaja y traición.
Homicidio calificado: Es un delito cuya acción está constituida por la muerte que una
persona causa a otra de manera intencional, realizado bajo ciertas circunstancias específicas,
relacionadas con el medio empleado o el modo de perpetración.
Hay diversos agravantes para el homicidio según la relación que guarden el homicida y su víctima;
por ejemplo, dándole muerte al cónyuge, se convierte en uxoricidio; a los parientes consanguíneos
en línea recta ascendente o descendente, en parricidio; magnicidio si la víctima era la máxima
representación del Estado; genocidio si intermediaron cuestiones de carácter étnico, racial o
religioso para realizar el acto. Cabe anotar que todas estas clases de homicidios pueden acarrear
consecuencias jurídicas diferentes.
Homicidios calificados:
Calificación por agravación o agravado en aquellas circunstancias que harán más extensa la
sanción penal:
1. En razón del vínculo entre el autor y la víctima: parricidio.
2. En razón del modo elegido por el autor para cometerlo: alevosía, ensañamiento,
sevicias graves o veneno.
3. En razón de la causa:
4. Cometido con un medio idóneo para crear un peligro común: (incendio, inundación,
descarrilamiento, etc.)
2. Homicidio preterintencional.
AGRAVANTES O CALIFICATIVAS:
2. ALEVOSÍA: Se es aleve cuando se emplea algún medio tendente a disminuir o acabar con
la defensa que la víctima pueda ofrecer, por ejemplo, emboscándolo, cegándolo.
3. VENTAJA: Se califica así cuando el agresor no corre el riesgo de ser dañado por su victima,
debido a la calidad de sus armas, el adiestramiento que tenga con ellas, su tamaño o
constitución física o hallarse de pie (y la víctima esté inerme o caído). No es lo mismo una
pistola calibre 22 que un rifle de asalto AK-47, ni un karateca contra una persona armada
con una navaja de mano, por ejemplo. Cabe señalar que no hay ventaja si es la víctima quien
está de pie, tiene mejores armas, mejor adiestramiento o posee una mejor condición física.
Homicidio y asesinato
Si bien el tema se ha discutido mucho, el asesinato no se trata de un simple homicidio agravado, sino
de un delito distinto (de acuerdo con la mayoría de la doctrina y la jurisprudencia), en el que las
circunstancias señaladas son elementos constitutivos del mismo. En el asesinato existe una mayor
intensidad del propósito criminal que en el homicidio, habiendo siempre un sujeto y por los medios
perjudiciales utilizados de un modo especial o por la inconfundible malicia y peligrosidad que se
revela, y los planes y estrategias para lograr consumar posteriormente los asesinatos de las víctimas.
Existe, sin embargo, materia jurisprudencial y doctrinal en contrario, lo que refleja las discusiones
que aún hoy día este tema suscita. Entre las razones para considerarlo un homicidio agravado,
destacan dos:
Se considera homicidio cuando una persona causa la muerte a otra, pero en el crimen no se
contempla ninguno de los tres supuestos citados en el apartado referente al asesinato. Se
puede tener la intención de matar a alguien, pero no ensañarse, ni realizarlo alevosamente o
bajo Recompensa, por lo que se diría que se ha cometido un ‘homicidio doloso’, aunque
habitualmente no solemos verlo acompañado del término ‘doloso’.
Por todo ello, no existe el asesinato imprudente, sino que lleva siempre aparejada la intencionalidad.
Homicidio involuntario:
El homicidio culposo puede ser excluyente de responsabilidad penal si se realizó en legítima defensa,
prevención de un delito más grave (estado de necesidad), cumplimiento de una orden de un mando
superior, o por un deber legal.
Aquí en el Perú, los homicidios por emoción violenta son muy raros, pues los que presentan como si
lo fueran, homicidios pasionales. Estos últimos tienen como ejemplo el uxoricidio que es el más típico
de los homicidios pasionales.
Insistamos entonces en que el criterio jurídico para la calificación de la emoción violenta con el fin de
lograr que se atenúe la pena, es la siguiente:
4. Que la reacción y el impulso sean inmediatos a fin de que no den tiempo para la reflexión.
Marco Legal:
En el código penal
El que mata a otro bajo el imperio de una emoción violenta que las circunstancias hacen excusable,
será reprimido con pena privativa de libertad, no menor a tres ni mayor de cinco años.
Si concurren algunas de las circunstancias previstas en el artículo 107°, la pena será no menor de
cinco ni mayor de diez años.
Aquí en el Perú, los homicidios por emoción violenta son muy raros, pues los que presentan como si
lo fueran, homicidios pasionales. Estos últimos tienen como ejemplo el uxoricidio que es el más típico
de los homicidios pasionales.
Insistamos entonces en que el criterio jurídico para la calificación de la emoción violenta con el fin de
lograr que se atenúe la pena, es la siguiente:
4. Que la reacción y el impulso sean inmediatos a fin de que no den tiempo para la reflexión.
Marco Legal:
En el código penal
El que mata a otro bajo el imperio de una emoción violenta que las circunstancias hacen excusable,
será reprimido con pena privativa de libertad, no menor a tres ni mayor de cinco años.
Si concurren algunas de las circunstancias previstas en el artículo 107°, la pena será no menor de
cinco ni mayor de diez años.
Sujetos
Sujeto activo: Es aquel que ejecuta la conducta de acción o de omisión, para producir el
resultado de muerte; es decir, el homicida.
Sujeto pasivo: Es el individuo titular del bien jurídico "vida". Es diferente de la víctima que
contempla tanto al sujeto pasivo como a las demás personas que se vieron afectadas por la
comisión del delito.
Conducta
Por ejemplo, una madre que deja de alimentar a su hijo, con el resultado de la muerte de éste,
sería un caso de homicidio por omisión, puesto que la madre es responsable de mantener con
vida a un individuo que no puede hacerlo por sí mismo.
Historia
Este crimen, siendo voluntario, tenía pena de muerte entre los judíos. En el cap. XXI del
Éxodo, en el XXXV de los Números, en el XIX del Deuteronomio y en el XXI del mismo
libro, se leen varias leyes concernientes al homicidio voluntario e involuntario. Además,
Jesucristo por San Mateo en el cap. V. dice: quien matare será condenado a muerte en juicio.
Últimamente, por el cap. XXII del Apocalipsis, vemos que los homicidas no entrarán en el
reino de Dios.
En el Ática había un tribunal llamado Phreattis, el cual entendía de los homicidios. Por lo
común, solo juzgaba de aquellos que, acusados de homicidas en su país, se habían fugado o
bien de aquellos que, habiendo cometido un homicidio involuntario, se habían hecho después
culpables de otro premeditado. Los jueces se reunían cerca la playa del mar y el acusado sin
permitirle desembarcar, defendía su causa desde una lancha. Si resultaba culpable, era
abandonado a la merced de las ondas y de los vientos. Teucro fue el primero que se justificó
por este modo probando que era inocente de la muerte de Áyax.
En los tiempos antiguos muchas veces bastaba hacer algunas expiaciones para salvarse o ser
absuelto de un homicidio.
En Roma las primeras leyes hechas por Numa condenaban a muerte los homicidas. Tulio
Hostilio hizo otra ley para castigar a los homicidas con motivo de la muerte cometida por uno
de los Horacios. Por ella dispuso que los decemviros serían los jueces de esta clase de delitos,
de cuya sentencia podía apelar el reo al pueblo: pero si la sentencia quedaba aprobada o
confirmada, el culpable era ahorcado de un árbol, después de haber sido azotado, en la ciudad
o fuera de ella. Por la ley Cornelia de Sicariis decretada por Lucio Cornelio Sila, siendo
dictador en el año 673 de Roma, estableció algunas distinciones: si el culpable era un hombre
ilustre o rico, se le castigaba con destierro, si era un hombre cualquiera se le cortaba la cabeza
y si un esclavo, se le crucificaba o se le hacía combatir contra las bestias feroces. Después
con el tiempo, se reparó esta injusticia condenando a muerte indistintamente a todo homicida.
Por el Concilio de Trento se dispuso que no se ordenase jamás al homicida voluntario y que
solo pudiese hacerse con el involuntario o casual cuando hubiese motivos muy urgentes y
después de aprobadas las preces.3
Argentina
El homicidio es agravado:
Por el medio empleado. El código agrava el matar a otro con un medio que puede
crear un peligro común. Por ejemplo, una bomba, un incendio, etc.
Homicidio criminis causa. Matar para preparar, facilitar, cometer u ocultar otro
delito.
Femicidio. Significa que un hombre mata a una mujer con violencia de género.
Hay dos casos de homicidio donde se atenúa la pena, es decir se aplica una pena menor:
Ecuador
España
El homicidio, para el Código Penal español vigente del año 1995, es un delito que atenta
contra el bien jurídico vida humana independiente. Se encuentra regulado en el artículo 138:
"El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de prisión de diez a
quince años".
La figura del asesinato se encuentra dentro del título del Código Penal: "Del homicidio y sus
formas", en el artículo 139. Tiene lugar cuando en el delito de homicidio concurrieren alguno
de estos requisitos:
Artículo 123 del Código Penal, Decreto Número 17-73 Homicidio: comete homicidio quien
diere muerte a alguna persona. Al homicida se le impondrá prisión de 15 a 40 años máximo.
Estados Unidos
El asesinato en California se define como "el homicidio ilegítimo de un ser humano o un feto
con malicia premeditada". La previsión de la malicia se puede definir simplemente como:
querías matar a la víctima. La malicia se refiere a cuando:
Hay tres niveles de severidad para el asesinato en California: asesinato en primer grado,
asesinato en segundo grado y asesinato capital.
Una persona condenada por asesinato en primer grado en California enfrentará una sentencia
de 25 años a cadena perpetua. Deben cumplir al menos 25 años de detención antes de ser
elegibles para libertad condicional. Si el asesinato fue cometido debido a la raza, religión o
género de la víctima, los condenados serán condenados a cadena perpetua sin posibilidad de
libertad condicional.
Una persona condenada por asesinato en segundo grado en California enfrentará una
sentencia de 15 años a cadena perpetua. Deben cumplir una condena de 15 años de detención
prisión antes de ser elegibles para la libertad condicional. Los castigos son mucho más
severos si la víctima del asesinato era un oficial de paz o fue asesinada durante un tiroteo.
Si una persona es condenada por asesinato capital, puede enfrentar una sentencia de cadena
perpetua sin libertad condicional o la pena de muerte.
Si se usó un arma durante el asesinato, el castigo incluirá una condena de 10, 20 o 25 años de
prisión adicional. Los condenados también recibirá penales y multas de hasta $ 10,000.
También tendrán que pagar restitución a las víctimas, y ya no se les permitirá tener un arma. 6
Perú
El homicidio, en el Código Penal del Perú está tipificado dentro del Título I-DELITOS
CONTRA LA VIDA, EL CUERPO Y LA SALUD, específicamente en los artículos 106 al
108-A "El que mata a otro será reprimido con pena privativa de libertad no menor de seis ni
mayor de veinte años".7
Venezuela
Homicidio Simple Artículo 405. El que intencionalmente haya dado muerte a alguna persona
será penado con presidio de doce a dieciocho años.
Homicidio Calificado Artículo 406. En los casos que se enumeran a continuación se aplicarán
las siguientes penas:
1. Quince años a veinte años de prisión a quien cometa el homicidio por medio de veneno o
de incendio, sumersión u otro de los delitos previstos en el Título VII de este libro, con
alevosía o por motivos fútiles o innobles, o en el curso de la ejecución de los delitos previstos
en los artículos 449, 450, 451, 453, 456 y 458 de este Código. 2. Veinte años a veintiséis años
de prisión si concurrieren en el hecho dos o más de las circunstancias indicadas en el numeral
que antecede. 3. De veintiocho años a treinta años de prisión para los que lo perpetren:
Homicidio Agravado Artículo 407. La pena del delito previsto en el artículo 405 de este
Código, será de veinte años a veinticinco años de presidio: 1. Para los que lo perpetren en la
persona de su hermano. 2. Para los que lo cometan en la persona del Vicepresidente Ejecutivo
de la República, de alguno de los Magistrados o Magistradas del Tribunal Supremo de
Justicia, de un Ministro del Despacho, de un Gobernador de estado, de un diputado o
diputada de la Asamblea Nacional, del Alcalde Metropolitano, de los Alcaldes, o de algún
rector o rectora del Consejo Nacional Electoral, o del Defensor del Pueblo, o del Procurador
General, o del Fiscal General o del Contralor General de la República, o de algún miembro
del Alto Mando Militar, de la Policía, o de algún otro funcionario público, siempre que
respecto a estos últimos el delito se hubiere cometido a causa de sus funciones.
Parágrafo único: Quienes resulten implicados en cualquiera de los supuestos expresados en
los numerales anteriores, no tendrán derecho a gozar de los beneficios procesales de ley ni a
la aplicación de medidas alternativas del cumplimiento de la pena.
Homicidio Concausal Artículo 408. En los casos previstos en los artículos precedentes,
cuando la muerte no se hubiere efectuado sin el concurso de circunstancias preexistentes
desconocidas del culpado, o de causas imprevistas que no han dependido de su hecho, la pena
Será de presidio de siete a diez años, en el caso del artículo 405; de diez a quince años, en el
del artículo 406; y de ocho a doce años en el del artículo 407.
Homicidio Culposo Artículo 409. El que por haber obrado con imprudencia o negligencia, o
bien con impericia en su profesión, arte o industria, o por inobservancia de los reglamentos,
ordenes e instrucciones, haya ocasionado la muerte de alguna persona, será castigado con
prisión de seis meses a cinco años. En la aplicación de esta pena los tribunales de justicia
apreciaran el grado de culpabilidad del agente. Si del hecho resulta la muerte de varias
personas o la muerte de una sola y las heridas de una o más, con tal que las heridas acarreen
las consecuencias previstas en el artículo 414, la pena de prisión podrá aumentar hasta ocho
años.
Homicidio Preterintencional Artículo 410. El que con actos dirigidos a ocasionar una lesión
personal, causare la muerte de alguno, será castigado con presidio de seis a ocho años, en el
caso del artículo 405; de ocho a doce años, en el caso de artículo 406; y de siete a diez años,
en el caso del artículo 407. Si la muerte no hubiese sobrevenido sin el concurso de
circunstancias preexistentes desconocidas del culpable, o de causas imprevistas o
independientes de su hecho, la pena será la de presidio de cuatro a seis años, en el caso del
artículo 405; de seis a nueve años, en el caso del artículo 406; y de cinco a siete años, en el
caso del artículo 407.
Homicidios
Homicidio consensuado
Homicidio negligente
Homicidio doloso
Homicidio vehicular
Crimen de honor
Homicidio por violación
Asesinatos
o Asesinato ritual
Sacrificio humano
o Asesinato por mandato
o Asesinato con tortura
o Linchamiento
o Asesinato sexual
o Asesinato masivo
o Asesinato en serie
Deicidio
Democidio
Feticidio
Feminicidio
Genocidio
Infanticidio
Magnicidio
Pogromo
Regicidi
Suicidio
Uxoricidio
Homicidios familiares
TEMA 1: EL HOMICIDIO Y SUS FORMAS I.- Cuestiones comunes a los delitos contra la
vida
Los delitos que protegen la vida humana independiente se recogen ahora (CP 1995) en el
Título I “el homicidio y sus formas”. Los cambios introducidos por el CP 1995 en esta
materia son básicamente dos: - Las desaparición de los delitos de infanticidio y parricidio
como tales figuras delictivas - La tipificación expresa del homicidio imprudente y de los
actos preparatorios En el estudio de este grupo de delitos existen algunas cuestiones comunes
que serán tratadas con carácter previo al análisis de cada uno de los tipos delictivos. En
concreto, se trata del examen del bien jurídico protegido y del objeto material de estos
delitos.
La opinión casi unánime lo define como la vida humana independiente. Una minoría lo
identifica con la capacidad de autodeterminación del sujeto, de modo que no se protege sólo
la realidad biológica de la vida, sino también las facultades de decisión y disposición que
conlleva dicha realidad como un todo. Esta distinta concepción tiene que ver con la
disponibilidad del bien jurídico vida. Su fundamento constitucional se sitúa en el art. 15 CE:
dcho a la vida, del que se desprende un deber de respeto y de protección a la vida por parte
del Estado. Las posiciones doctrinales sobre la disponibilidad de la vida son las siguientes: a)
la mayoría: bien indisponible. Sus argumentos: El art. 15 CE tan solo contiene una garantía
del ciudadano frente al Estado, que queda así obligado a respetar y proteger la vida frente a
los ataques ajenos. No recoge un dcho subjetivo a la vida, pues el Estado está obligado a
intervenir con independencia de su titular. Esa es la razón por la que se castiga la inducción y
auxilio al suicidio en el CP. La no incriminación del suicidio se explica por razones de
política criminal. b) Una minoría: bien disponible. Sus argumentos: una interpretación
sistemática del art. 15 CE permite sostener que en él se contiene un derecho a morir (a decidir
el momento y la forma de morir). Leer arts. 1.1, 10 y 17 CE. El derecho a morir está implícito
dentro del derecho a la vida del art. 15 CE. No puede haber un deber de vivir en aras de un
interés social (demografía, etc.) en un sistema jurídico que considera a la libertad personal
como valor superior de su ordenamiento. Por ello el suicido no se castiga en el CP. Es algo
lícito. Se castiga la participación en el suicidio, porque la facultad de disposición de su titular
está limitada a él mismo, no autoriza los ataques provenientes de terceros, pues dada la
trascendencia de la decisión de quitarse la vida, en su adopción y en la ejecución de la propia
muerte no deben interferir los terceros.
El objeto material y el sujeto pasivo del delito coinciden: matar a “otro”= ser humano con
vida independiente. Hay que distinguirlo del objeto material del aborto. - límite mínimo:
¿cuándo comienza la vida humana independiente? Con el nacimiento (es un proceso, no un
hecho instantáneo): mayoría doctrinal: expulsión total del claustro materno una minoría
doctrinal: comienzo de los dolores del parto. Se rechaza porque el tipo se refiere a “otro”, lo
que indica que ha de ser un sujeto
- Sujetos activo y pasivo: indiferenciados. Cualquiera puede serlo. - Conducta típica: matar a
otro: acción de matar + resultado de muerte (delito de resultado y de medios indeterminados).
Es un tipo resultativo de causar, castiga la causación de la muerte cualquiera que sea la forma
o modo de producirlo. Hay que comprobar la relación causal entre la conducta y el resultado
muerte: Primero: relación de causalidad natural que se fija, normalmente, conforme a la
teoría de la equivalencia de las condiciones que busca la ley causal general. Así, suprimido
mentalmente el disparo se elimina la muerte. Si se desconoce la ley causal general (caso de la
colza o del contergán) bastará para su determinación con el apoyo de medios sólidos
garantizados –por ejemplo, los epidemiológicos-, siempre que no sea incompatible con las
leyes causales conocidas hasta el momento. En el caso de la colza, la ciencia no pudo
determinar el agente concreto que había causado las muertes, pero si se demostró que todos
los afectados habían ingerido aceite de colza, y no se pudo demostrar que ninguna otra
sustancia produjera dichos resultados dañosos (en algún momento de la investigación se
cuestionaron los pesticidas de los tomates). Segundo: imputación objetiva del resultado: si la
acción ha creado un riesgo jurídicamente desaprobado y éste se ha materializado en el
resultado. La acción de disparar a zona vital crea un riesgo penalmente relevante para la vida
que se materializa en la muerte producida por impacto de bala en el cerebro, por ejemplo.
Hay veces en que el resultado no se produce por la acción inicialmente peligrosa, sino por
circunstancias extrañas e imprevisibles al sujeto (curso causal irregular). Ejemplo: A dispara
sobre B con intención de matarle. B muere a consecuencia del accidente de tráfico que tiene
la ambulancia que le
transporta al hospital, dónde a buen seguro hubiera sanado con una mera intervención
quirúrgica. El Tribunal Supremo ha aplicado en numerosas sentencias la teoría de la
equivalencia corregida por la teoría de la consecuencia natural, según la cual el nexo causal
se rompe cuando el resultado no es una consecuencia natural (circunstancias preexistentes o
concomitantes como por ejemplo, una enfermedad de la víctima que incide también en el
resultado muerte) de la acción realizada, sino de un accidente extraño (circunstancias
sobrevenidas a la acción debidas a la acción de la propia víctima o de un tercero).
El homicidio se puede cometer tanto de forma activa como de forma omisiva (comisión por
omisión), aplicando el art. 11 CP, de manera que se puede imputar la muerte de una persona a
quien es garante de su vida y no ha realizado la acción que conjura el peligro y evita el
resultado de muerte, pudiendo haberlo hecho. Ejemplo: madre que deja de amamantar a su
hijo recién nacido, muriendo éste de inanición. La interpretación del homicidio en comisión
por omisión exige tener en cuenta el delito del art. 195.3 CP (omisión agravada del socorro),
en dónde pese a que el sujeto es garante (por ingerencia: creación imprudente del riesgo por
el accidente), no se le imputa el resultado, sino simplemente la no actuación, esto es, el no
haber socorrido. La doctrina discute el ámbito de aplicación de ambas figuras delictivas,
tratando de establecer si tienen o no esferas de aplicación comunes (el problema será
analizado con mayor detalle al estudiar la omisión del deber de socorro). En cualquier caso si
el comportamiento ingerente es fortuito sólo cabrá la aplicación del art. 195. 3 CP; mientras
que si dicho comportamiento ingerente es doloso no cabe duda de que será aplicable el tipo
del homicidio. La controversia reside, pues, en el caso de un comportamiento ingerente
imprudente, esto es, de una previa actuación imprudente que genera un riesgo para la vida,
que después se materializa en el resultado de muerte. Ejemplo: causación imprudente de un
incendio, no intervención posterior, pudiendo hacerlo, para salvar la vida de un sujeto. La
omisión debe ser siempre dolosa para que pueda plantearse la aplicabilidad del art. 195.3 CP
como veremos en su momento.
3.Culpabilidad
Para la realización del homicidio basta con el dolo eventual (recordar las teorías del
consentimiento y de la probabilidad para distinguirlo de la imprudencia consciente). El dolo
directo puede coexistir con otras motivaciones. ¿Cómo se prueba la existencia de dolo? Por
ejemplo imaginemos que A agrede a B y le causa lesiones, o bien le causa la muerte. ¿Tenía
dolo de matar o dolo de lesionar? Para resolverlo se acude a la prueba de indicios, esto es, se
toman distintos hechos probados de forma indubitada, de los que se infiere la existencia de
una u otra intencionalidad. El TS baraja como indicios: las relaciones entre el autor y la
víctima, la personalidad del agresor (violenta, tranquila, impulsiva, etc.), la conducta en los
momentos precedentes al hecho, las manifestaciones durante la agresión, la clase y
dimensiones del arma, el lugar del cuerpo atacado, la reiteración en la acción agresiva, la
conducta posterior a la agresión, etc.
4. Iter Criminis
5
Como problemas generales se suscitan: a) ¿Cómo distinguir una tentativa de homicidio de
unas lesiones consumadas? LA parte objetiva es coincidente (lesión causada al sujeto). La
diferencia vendrá dada por el dolo del sujeto: si quería matar o quería lesionar. b) Los casos
de desistimiento voluntario y eficaz respecto de tentativa de homicidio pueden ser
sancionados si dicha tentativa ha causado ya unas lesiones (delito de lesiones consumado).
El art. 141 CP castiga los actos preparatorios con la pena inferior en uno o dos grados.
5.Penalidad
La imprudencia grave es constitutiva de delito (art 142.1 CP), y la leve da lugar a una falta
(art. 621.2 CP). El homicidio imprudente sólo se castiga si hay resultado. No cabe la
tentativa. Si se producen varias muertes como consecuencia de una misma infracción del
cuidado: concurso de delitos que puede ser real o ideal. La imprudencia grave, consciente o
inconsciente, se equipara a la temeraria del derogado CP: infracción del cuidado exigible al
hombre menos atento o cuidadoso, omisión de las normas más elementales de cuidado.
Ejemplos: conducir con exceso de alcohol, exceso de velocidad en población, no reducir la
velocidad ante un cruce, vulnerar las reglas de la lex artis, etc.
Los números 2 y 3 del art. 142 CP sancionan además con la privación del derecho a conducir
o a la tenencia y porte de armas, si la imprudencia tiene que ver con estos medios; y con la
pena de inhabilitación especial si el homicidio se causa por imprudencia profesional. Aunque
el TS ha distinguido entre la imprudencia del profesional (imprudencia común del
profesional en el ejercicio de su profesión) y la imprudencia profesional (equivalente
inicialmente a la impericia o falta de competencia científica o técnica para el ejercicio de la
profesión bien porque no la tuvo nunca, bien por falta de actualización, y que ahora quiere
abarcar también la negligencia o trasgresión de deberes técnicos que sólo competen al
profesional por razón de sus conocimientos especiales), lo cierto es que ésta no constituye
una categoría distinta de imprudencia, sino que alude a una cualificación del sujeto activo
para realizar actividades peligrosas propias de su profesión.
IV.- El ASESINATO.
1.- Elementos del tipo de injusto Entre las circunstancias que ahora se van a examinar y la
ejecución de la muerte ha de mediar una relación objetiva de medio a fin.
1.1. Alevosía
Es una circunstancia que no admite la comisión por omisión, precisamente por requerir
siempre una actuación positiva. La alevosía es compatible con otras circunstancias del
asesinato. El TS también considera compatible con el trastorno mental y con la embriaguez.
La doctrina del TS distingue distintas clases de alevosía: a) asesinato proditorio: cuando en la
agresión se da la asechanza, trampa o la emboscada. b) Asesinato áleve: cuando el ataque se
realiza de ímpetu, por sorpresa, de forma inesperada, súbita, aunque sea frente a frente. c)
Asesinato alevoso: cuando se aprovecha una situación de indefensión no provocada por el
agente, por ejemplo, una grave enfermedad, los casos de ataques a recién nacido, niños de
muy corta edad o a durmientes, etc.
2.2. Precio
La circunstancia de precio también aparece contemplada en el art. 22.3ª CP, si bien existe una
pequeña diferencia entre esta circunstancia genérica y la del art. 139 CP (leer detenidamente
ambos artículos): mientras en éste último se dice matar “por” precio, en aquélla se trata de
cometer el delito “mediante” precio. Existe, pues, en el asesinato un matiz causal más fuerte.
El precio ha de ser el motivo desencadenante de la resolución delictiva de matar.
En esta circunstancia junto al precio se menciona la recompensa y la promesa, lo que lleva a
cuestionarse si su contenido debe ser siempre de carácter económico –precio-, o bien puede
tratarse de otro tipo de beneficios o prestaciones. Aquí la mayoría de la doctrina y la
jurisprudencia limitan su contenido al puramente económico, dado que de otra forma se
confundiría la circunstancia con el móvil del delito. Todos los homicidios acabarían
convirtiéndose en asesinatos por esta circunstancia. Una minoría, en cambio, amplia su
contenido a otras ventajas o beneficios –por ejemplo, un ascenso, un nombramiento, etc.-, y
eluden el inconveniente antes planteado aduciendo que lo que se exige es que la ventaja que
se obtiene no sea consecuencia de la muerte, sino más bien del acto de matar.
En cualquier caso para su aplicación basta con la promesa de obtener la ventaja, sin
necesidad de que se haya conseguido efectivamente. Es posible la comisión por omisión en
esta circunstancia y es compatible con las otras del asesinato. El problema reside en
determinar a quién se aplica: ¿al que mata por precio? ¿al que ofrece el precio para que otro
mate? ¿a ambos? a) la jurisprudencia y algún autor (Mir Puig) sostienen su aplicación a
ambos sujetos, y ello porque el inductor también comete el delito. Adviértase que mientras en
el art. 22.3ª se dice “ejecutar” el delito por precio, en el art. 139 CP se trata de cometer el
delito por precio. b) La mayoría de la doctrina entiende, en cambio, que sólo debe aplicarse al
que mata y no al que induce a otro a que mate por precio, de manera que el inductor sería
castigado como inductor de un homicidio y no de un asesinato. Pero si se ha partido de que el
precio es un elemento del delito y no una mera circunstancia agravante del homicidio (ver
naturaleza del asesinato) hay que seguir las reglas de participación, y por tanto, el principio
de accesoriedad de la responsabilidad del partícipe respecto de la del autor, y no romper el
título de imputación. Éste es un asesinato, luego, el partícipe –inductor- responde como
partícipe de un asesinato que es lo que ha realizado el autor –el que mata por precio-.
2.3 Ensañamiento
También se encuentra entre las circunstancias genéricas agravantes del art. 22. 5ª CP (leer
detenidamente). Según el art. 139.3ª el ensañamiento se produce cuando se aumenta
Incremento del dolor supone que el que se causa ha de ser distinto al de la propia muerte. No
son suficientes para apreciar ensañamiento la repetición de golpes si son necesarios para dar
muerte o están dentro del ímpetu pasional del agresor. El TS tradicionalmente ha interpretado
esta circunstancia de forma objetiva, aplicándola cuando el sufrimiento inferido no era
necesario para la forma de matar elegida (aumento cuantitativo del dolor: se causa otro dolor
adicional). Recientemente se ha abierto otra línea jurisprudencia que amplia la interpretación
y por tanto su aplicación a otros casos, en los que se produce un aumento cualitativo del
dolor, esto es, un exceso notable del sufrimiento que en general supone el homicidio. Así por
ejemplo, matar con fuego, ahorcado, con algunos venenos particularmente dolorosos.
Ese incremento ha de ser deliberado e inhumano. Ello implica una selección de medios
gratuitamente dolorosos, esto es, innecesarios para producir la muerte. Hay, pues, un
elemento subjetivo evidente que falta cuando la repetición de golpes se debe al ímpetu
pasional. La representación anticipada del sufrimiento de la víctima resulta incompatible con
la cólera, el ímpetu o el arrebato del momento.
3.- Culpabilidad
El asesinato sólo se castiga en su versión dolosa: se trata de matar “con” o matar “por”...., lo
que indica un contenido finalístico incompatible con la imprudencia.
Ahora bien, ¿se puede cometer el asesinato por dolo eventual o sólo cabe el dolo directo?
Para la mayoría de la doctrina no es posible el dolo eventual. Se exige, por tanto, siempre
dolo directo. Una minoría, en cambio, admite el dolo eventual en el asesinato, tanto si lo
representado y aceptado como probable es la muerte como la existencia de una de las
circunstancias de este delito (Bacigalupo, Sánchez Tomás). Hay quien, sin embargo, restringe
la posibilidad de dolo eventual sólo a la producción de la muerte, exigiendo en todo caso dolo
directo respecto a la existencia de alevosía, ensañamiento o precio (Mapelli). Así torturar a
alguien cuando no se persigue la muerte o un ritual satánico en el que acontece la muerte. En
mi opinión, parece que sólo sería posible el dolo directo, al menos, respecto de las
circunstancias, debido precisamente al contenido finalístico comentado, y porque exigen
también un determinado ánimo del sujeto: en el ensañamiento, por ejemplo, un aumento
deliberado del dolor; en el precio, el “por”; en la alevosía, el prevalimiento del medio.
4.- Participación
5.-Iter criminis
Al igual que en el homicidio, se castigan los actos preparatorios (art. 141 CP). La tentativa
también es posible, pues es un delito de resultado. En esta materia son varias las cuestiones:
a) ¿Cuándo comienza la ejecución en el asesinato? ¿Con la circunstancia o con la acción de
matar, pues a veces no coinciden temporalmente? Hay que entender que el comienzo se
refiere a la acción de matar, no a las circunstancias. Por tanto, el pago o la promesa del precio
para matar a otro no constituye una tentativa de asesinato, sino un acto preparatorio punible.
Aunque un sector minoritario disiente de esta conclusión, pues considera que al ser el precio
un elemento del tipo hay comienzo de ejecución. b) ¿qué ocurre en los casos de realización
parcial de la circunstancia o cuándo ésta sobreviene o desaparece en el proceso de ejecución
de la muerte? Son varias las posibilidades: 1. Realización parcial de la circunstancia,
produciéndose la muerte. Por ejemplo, no se logra aumentar el dolor del ofendido, aunque se
intenta o se sorprende al que está al acecho. Aquí, la mayoría entienden que se da un
homicidio
10
6.- Penalidad:
Art. 139 CP: prisión de 15 a 20 años Art. 140 CP: prisión de 20 a 25 años. La cuestión es
¿cuándo se aplica? ¿cuándo concurran dos circunstancias o las tres del asesinato? El art. 140
CP dice “concurran más de una”. Ello se puede interpretar de una de estas maneras: a) más de
una son dos, al menos; b) más de una, aparte de la que es necesaria para apreciar el asesinato,
lo que nos lleva a exigir la concurrencia de tres: una para el asesinato, otra y la tercera que es
la “más de una”. Con esta última interpretación se busca restringir el ámbito de aplicación de
un tipo agravado como el del art. 140 CP que da un salto en el marco penal muy significativo
respecto del tipo básico del art. 139 CP. En todo caso, se niega eficacia de agravante
genérica a los efectos del art. 66 CP (leerlo) a las circunstancias del asesinato.
11
política-criminal (ningún efecto preventivo tiene la pena frente a alguien que quiere
suicidarse). b) Una minoría, en cambio, considera el suicidio un acto lícito, dado que para
ellos la vida es un bien jurídico disponible. Ello no impide exigir que en la adopción de la
decisión de darse muerte y en su ejecución no deban interferir terceros (inductor, ejecutor,
cooperador, etc.). Así, explican que la inducción al suicidio un hecho lícito- se sancione
porque el síndrome presuicidal hace más vulnerable al sujeto a los influjos externos, por lo
que necesita una protección adicional. En el caso de la cooperación, porque la intervención
del tercero hace irreversible un proceso que debe quedar siempre bajo dominio y control del
suicida.
¿Qué consecuencias tiene este último entendimiento? 1) No impedir un suicidio ajeno –algo
lícito- es un hecho que no genera responsabilidad penal. En primer lugar, no hay auxilio al
suicidio porque dicha colaboración no puede ser omisiva. En segundo lugar, tampoco hay
omisión del deber de socorro porque el suicida no está desamparado. En tercer lugar,
tampoco hay homicidio en comisión por omisión porque el consentimiento de la víctima
cancela la posible posición de garante del tercero. 2) El derecho a la disponibilidad de la vida
conlleva el de rechazar tratamientos salvadores. Su aplicación contra la voluntad de la
víctima podrá suponer un delito de coacciones.
1º.-El suicidio
Se define como la muerte directamente querida que una persona imputable se causa a sí
misma. Es un acto lícito –no prohibido por el ordenamiento jurídico-, por lo que el castigo de
algunas formas de participación en el mismo requiere su tipificación expresa, ya que de otra
forma por el principio de accesoriedad que rige en la participación resultarían impunes. Estos
tipos se configuran como tipos privilegiados respecto al homicidio. Requisitos: a) acto de la
voluntad válido, libre y expreso. Ello supone dos cosas: - ¿qué capacidad debe tener el
sujeto? Distintas soluciones: unos aluden a la misma capacidad que para consentir en las
lesiones (mayor edad y capaz); otros exigen que sea imputable; y finalmente hay quien
sostiene que basta con una capacidad natural de juicio, esto es, con comprender el sentido y
trascendencia de la resolución en relación con el bien jurídico. Ésta última posición parece
estar más de acuerdo con la Ley de Autonomía del Paciente que en su art. 9.3 c) exige sólo
que “el menor de edad sea capaz intelectual y emocionalmente de comprender el alcance...”. -
La decisión tiene que adoptarse sin vicios. La violencia e intimidación la excluyen. El error
la invalida a veces: si versa sobre la naturaleza del acto –darse muerte-, invalida el
consentimiento; si versa, en cambio, sobre el motivo de darse muerte, es válida la decisión.
Por ejemplo, A se suicida porque B va a suicidarse también después, lo que no ocurre.
12
b) debe querer su propia muerte con dolo directo, no con dolo eventual. Ello permite dejar
fuera del concepto de suicidio los casos de huelga de hambre, rechazo de transfusiones de
sangre, en los que el sujeto no quiere realmente morir. Si faltan estos requisitos se estará ante
una conducta propia del homicidio o del asesinato.
2º La muerte
Para la punición en estos tipos penales se requiere la producción de la muerte del suicida.
¿Qué naturaleza jurídica tiene esta muerte? ¿es el resultado del delito? ¿es una condición
objetiva de punibilidad? (Revisar estos conceptos en la Parte General). - En el homicidio a
petición, la muerte es el resultado del delito - En la inducción y cooperación necesaria al
suicidio hay discusión: a) para unos (doctrina dominante), la muerte del suicida es el
resultado del delito, lo que permite castigar como tentativa los casos en que realizada la
inducción o la cooperación necesaria el suicida falla en su intento de darse muerte. b) Otra
posición doctrinal minoritaria, sostiene que no puede ser el resultado del delito porque el
hecho en sí –el suicidio- es un acto lícito. Además su catalogación como resultado obligaría a
castigar la inducción y la cooperación a un suicidio que quedara en tentativa, lo que supone
un adelantamiento de las barreras de protección penal –se castiga la tentativa de una forma de
participación-. Se propone, pues, su consideración como condición objetiva de punibilidad o
condición de relevancia jurídica del hecho. La tentativa en estos casos sería impune, de
manera que si el suicida no consigue darse muerte efectivamente, la inducción o el auxilio no
serían punibles.
Tipo de injusto:
- La inducción exige que se hace nacer en el suicida la voluntad de darse muerte, no basta,
pues, con reforzar la decisión de suicidarse que ya pudiera tener el suicida. - Como toda
inducción ha de ser directa, eficaz y ejercerse sobre persona determinada (revisar estos
conceptos de la Parte General). - Es una actuación de carácter moral, no material, en la que
tienen cabida todos los medios, salvo la coacción física o la intimidación. En estos casos, se
convierte en autor de un homicidio u asesinato. Si el sujeto tenía ya la idea de suicidarse y
sólo se le refuerza esa idea entonces no estamos ante inducción, sino ante un auxilio que
deberá valorarse como necesario o no necesario para determinar su punición o no.
Formas de aparición:
-No caben las formas de participación, porque lo que se tipifica es ya una forma de
participación.
Derecho penal. Parte especial Mar Carrasco Andrino
13
-Se trata también de la tipificación de una forma de participación. El verdadero autor del
hecho es el suicida, por lo que se requiere una petición expresa que acredite una voluntad
seria y firme de morir. -La conducta típica consiste en colaborar de forma necesaria, no en
ejecutar materialmente la muerte. Caben tanto aportaciones materiales o física como
aportaciones psíquicas (por ej., proporcionar información sobre determinado método para
morir). - Se discute si es posible la cooperación necesaria por omisión. La mayoría la admite,
pero lo cierto es que el CP dice textualmente: cooperar con actos necesarios, lo que debe
excluir los comportamientos omisivos. La jurisprudencia hasta el momento rechaza la
cooperación necesaria omisiva. -Culpabilidad: dolo directo tanto respecto del acto de
cooperación en sí como respecto a su incidencia en la ejecución del suicidio. -Formas de
aparición: No caben formas de participación por tratarse de la tipificación de una forma de
participación, pero si es posible la coautoría –coauxilio-. Tampoco es viable la tentativa.
1º.- ¿se trata también de una forma de participación en el hecho de otro (el suicida) o es un
delito próximo al homicidio, sólo que consentido? Resulta difícil hablar de suicidio cuando la
muerte la causa un tercero. De manera que se encuentra más próximo al homicidio, lo que se
constata por la pena, que es más grave que en el caso de la cooperación necesaria. En este
delito, es el suicida el que se convierte en inductor del tercero para que sea éste el que cause
la propia muerte. 2º.- ¿basta con el consentimiento del suicida o se exige una petición? Una
interpretación sistemática con el art. 143, 4 CP, lleva a exigir una petición expresa, seria e
inequívoca de la víctima. Se trata, pues, de un homicidio a petición y no de un homicidio
consentido. Respecto del homicidio puede afirmarse que estamos ante un tipo privilegiado,
pues conlleva menos pena que éste. La petición exige los requisitos de capacidad y validez
antes tratados. No cabe la comisión por omisión, dado que la voluntad legal es castigar sólo
hechos activos. Se exige dolo directo. Aquí si cabe la tentativa, porque la muerte del suicida
es el resultado del delito, y cabe la participación también porque lo que se tipifica es una
conducta de autoría.
6.- Eutanasia
El art. 143, 4 CP atenúa la pena que corresponde a los tipos de cooperación necesaria al
suicidio y de homicidio a petición por la petición seria, inequívoca y expresa de la víctima,
siempre que ésta sufriera una enfermedad grave de determinadas características. No cabe la
omisión, ni tampoco los comportamientos indirectos como la
14
Eutanasia quiere decir “muerte dulce”, esto es, causación de muerte sin dolor del enfermo
incurable y con el fin de poner término a sus padecimientos. Clases de eutanasia: 1- Activa,
si se causa la muerte por acciones, y pasiva si la muerte se produce por la omisión de
actuaciones o tratamientos necesarios para mantener la vida. 2- Directa cuando produce la
muerte del paciente además de aliviar su dolor; e indirecta si alivia el dolor acortando
paulatinamente la vida.
¿cuál es el concepto de eutanasia que maneja el art. 143, 4 CP? Se recoge tan sólo una
descripción objetiva de los presupuestos de la atenuación que hacen referencia a una
determinada situación del sujeto pasivo, pero no se alude ni a los móviles de piedad o
solidaridad del autor (otras razones para matar: económicas, de venganza, etc.) ni a la forma
de dar muerte (sin dolor o dulce). A pesar de ello, algunos autores deducen la existencia
implícita de un ánimo de procurar una muerte dulce.
Presupuestos legales de la situación eutanásica: a) petición del enfermo: es algo más que un
mero consentir o aceptar la sugerencia ajena. Es una solicitud. - expresa: manifestada de
alguna manera. Con lo que quedan fuera los casos en que no puede emitirse voluntad alguna,
sin que quepa en esta materia representación alguna (nadie puede dar el consentimiento en su
nombre). Ahora bien, ¿qué pasa con los supuestos de testamento vital o de instrucciones
previas como los denomina la Ley de Autonomía del Paciente 41/2002? Aquí bien podría
aceptarse su validez dado que el tipo penal no exige que la petición tenga que efectuarse en
un momento determinado. - Seria: decisión debe ser reflexiva y firme, esto es, que no se
modifique con el transcurso del tiempo - Inequívoca: que no de lugar a dudas o que no dé
lugar a varias interpretaciones. - Capacidad del sujeto: bastará con el entendimiento natural:
capacidad de comprender la naturaleza de la situación y el alcance de su petición. El
problema siempre se presentará en los casos de niños de corta edad o de enfermos mentales
(¿bastará la decisión del juez o del representante legal?). b) Enfermedad grave que provoque
una de estas dos situaciones: 1. que conduzca necesariamente a la muerte. Lo que implica que
no cabe curación –grave- y que la muerte puede establecerse en un plazo relativamente
determinable y próximo al fallecimiento, sin necesidad de que se encuentre en la fase
terminal. En el Derecho comparado este plazo se estima en una producción probable de la
muerte en seis meses. No basta, pues, con que se trate de un enfermo crónico –por ejemplo,
artritis, artrosis, diabetes, etc.-, pero tampoco es necesario que haya padecimientos o dolores.
2. que produzca graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar. Aquí se incluirán
los casos de situaciones penosas provocadas por la imperfecta eficacia de la medicina que
permite mantener con vida a sujetos que antes tenían una muerte temprana. La cuestión es si
muchos de estos casos pueden considerarse verdaderas enfermedades. La vía para su
introducción en este apartado es entender que en cuanto necesitan
15
atención médica periódica están más cerca de la enfermedad que de la salud. Se incluyen no
sólo los dolores físicos sino también los psíquicos producidos, por ejemplo, por determinadas
parálisis o invalidez. El carácter de permanencia alude a que sean duraderos en el tiempo, lo
que no significa que se puedan atenuar de forma cíclica o circunstancial o con la
administración de fuertes analgésicos. Bien entendido que en ambas situaciones el carácter
mortal de al enfermedad o la eliminación de los padecimientos se fija conforme al estado de
la ciencia en el momento en el que se produce la conducta típica, sin tener en cuenta, por
tanto, posibles nuevos descubrimientos posteriores. Así las cosas ¿cuál es el ámbito de
aplicación del art. 143, 4 CP, o lo que es lo mismo cuáles son supuestos de eutanasia
punibles? Tan sólo la eutanasia activa directa, quedando despenalizados los casos de
eutanasia activa indirecta y de eutanasia pasiva directa o indirecta. Asimismo también se
despenalizan las conductas de complicidad. Con la inclusión en el CP de 1995 de este último
apartado en el art. 143 CP se ha cerrado la vía a la impunidad en los casos de eutanasia activa
directa, en los que antes de esta fecha podía tener cabida un estado de necesidad
(padecimientos-vida) o una disminución del culpabilidad. De lege ferenda se propone, pues,
reducir la interpretación de la cooperación necesaria a los casos en que el cooperador controle
todo el proceso delictivo hasta la producción de la muerte, esto es, su identificación con la
cooperación ejecutiva, dejando impunes aquellas colaboraciones en las que la producción de
la muerte requiere una actuación final del suicida que domina, así, su propia muerte, así como
los supuestos omisivos.
3.Culpabilidad
Para la realización del homicidio basta con el dolo eventual (recordar las teorías del
consentimiento y de la probabilidad para distinguirlo de la imprudencia consciente). El dolo
directo puede coexistir con otras motivaciones. ¿Cómo se prueba la existencia de dolo? Por
ejemplo imaginemos que A agrede a B y le causa lesiones, o bien le causa la muerte. ¿Tenía
dolo de matar o dolo de lesionar? Para resolverlo se acude a la prueba de indicios, esto es, se
toman distintos hechos probados de forma indubitada, de los que se infiere la existencia de
una u otra intencionalidad. El TS baraja como indicios: las relaciones entre el autor y la
víctima, la personalidad del agresor (violenta, tranquila, impulsiva, etc.), la conducta en los
momentos precedentes al hecho, las manifestaciones durante la agresión, la clase y
dimensiones del arma, el lugar del cuerpo atacado, la reiteración en la acción agresiva, la
conducta posterior a la agresión, etc.
4. Iter Criminis
5.Penalidad
La imprudencia grave es constitutiva de delito (art 142.1 CP), y la leve da lugar a una falta
(art. 621.2 CP). El homicidio imprudente sólo se castiga si hay resultado. No cabe la
tentativa. Si se producen varias muertes como consecuencia de una misma infracción del
cuidado: concurso de delitos que puede ser real o ideal. La imprudencia grave, consciente o
inconsciente, se equipara a la temeraria del derogado CP: infracción del cuidado exigible al
hombre menos atento o cuidadoso, omisión de las normas más elementales de cuidado.
Ejemplos: conducir con exceso de alcohol, exceso de velocidad en población, no reducir la
velocidad ante un cruce, vulnerar las reglas de la lex artis, etc.
Los números 2 y 3 del art. 142 CP sancionan además con la privación del derecho a conducir
o a la tenencia y porte de armas, si la imprudencia tiene que ver con estos medios; y con la
pena de inhabilitación especial si el homicidio se causa por imprudencia profesional. Aunque
el TS ha distinguido entre la imprudencia del profesional (imprudencia común del
profesional en el ejercicio de su profesión) y la imprudencia profesional (equivalente
inicialmente a la impericia o falta de competencia científica o técnica para el ejercicio de la
profesión bien porque no la tuvo nunca, bien por falta de actualización, y que ahora quiere
abarcar también la negligencia o trasgresión de deberes técnicos que sólo competen al
profesional por razón de sus conocimientos especiales), lo cierto es que ésta no constituye
una categoría distinta de imprudencia, sino que alude a una cualificación del sujeto activo
para realizar actividades peligrosas propias de su profesión.
IV.- El ASESINATO.
1.- Elementos del tipo de injusto Entre las circunstancias que ahora se van a examinar y la
ejecución de la muerte ha de mediar una relación objetiva de medio a fin.
1.1. Alevosía
Es una circunstancia que no admite la comisión por omisión, precisamente por requerir
siempre una actuación positiva. La alevosía es compatible con otras circunstancias del
asesinato. El TS también considera compatible con el trastorno mental y con la embriaguez.
La doctrina del TS distingue distintas clases de alevosía: a) asesinato proditorio: cuando en la
agresión se da la asechanza, trampa o la emboscada. b) Asesinato áleve: cuando el ataque se
realiza de ímpetu, por sorpresa, de forma inesperada, súbita, aunque sea frente a frente. c)
Asesinato alevoso: cuando se aprovecha una situación de indefensión no provocada por el
agente, por ejemplo, una grave enfermedad, los casos de ataques a recién nacido, niños de
muy corta edad o a durmientes, etc.
2.2. Precio
La circunstancia de precio también aparece contemplada en el art. 22.3ª CP, si bien existe una
pequeña diferencia entre esta circunstancia genérica y la del art. 139 CP (leer detenidamente
ambos artículos): mientras en éste último se dice matar “por” precio, en aquélla se trata de
cometer el delito “mediante” precio. Existe, pues, en el asesinato un matiz causal más fuerte.
El precio ha de ser el motivo desencadenante de la resolución delictiva de matar.
En cualquier caso para su aplicación basta con la promesa de obtener la ventaja, sin
necesidad de que se haya conseguido efectivamente. Es posible la comisión por omisión en
esta circunstancia y es compatible con las otras del asesinato. El problema reside en
determinar a quién se aplica: ¿al que mata por precio? ¿al que ofrece el precio para que otro
mate? ¿a ambos? a) la jurisprudencia y algún autor (Mir Puig) sostienen su aplicación a
ambos sujetos, y ello porque el inductor también comete el delito. Adviértase que mientras en
el art. 22.3ª se dice “ejecutar” el delito por precio, en el art. 139 CP se trata de cometer el
delito por precio. b) La mayoría de la doctrina entiende, en cambio, que sólo debe aplicarse al
que mata y no al que induce a otro a que mate por precio, de manera que el inductor sería
castigado como inductor de un homicidio y no de un asesinato. Pero si se ha partido de que el
precio es un elemento del delito y no una mera circunstancia agravante del homicidio (ver
naturaleza del asesinato) hay que seguir las reglas de participación, y por tanto, el principio
de accesoriedad de la responsabilidad del partícipe respecto de la del autor, y no romper el
título de imputación. Éste es un asesinato, luego, el partícipe –inductor- responde como
partícipe de un asesinato que es lo que ha realizado el autor –el que mata por precio-.
2.3 Ensañamiento
También se encuentra entre las circunstancias genéricas agravantes del art. 22. 5ª CP (leer
detenidamente). Según el art. 139.3ª el ensañamiento se produce cuando se aumenta
Por dolor hay que entender la existencia de padecimientos físicos o psíquicos, previos a la
muerte y estando consciente el ofendido, pues de otra manera no puede sufrirlos. Es
indiferente que recaigan directamente sobre éste o a través de un tercero.
Incremento del dolor supone que el que se causa ha de ser distinto al de la propia muerte. No
son suficientes para apreciar ensañamiento la repetición de golpes si son necesarios para dar
muerte o están dentro del ímpetu pasional del agresor. El TS tradicionalmente ha interpretado
esta circunstancia de forma objetiva, aplicándola cuando el sufrimiento inferido no era
necesario para la forma de matar elegida (aumento cuantitativo del dolor: se causa otro dolor
adicional). Recientemente se ha abierto otra línea jurisprudencia que amplia la interpretación
y por tanto su aplicación a otros casos, en los que se produce un aumento cualitativo del
dolor, esto es, un exceso notable del sufrimiento que en general supone el homicidio. Así por
ejemplo, matar con fuego, ahorcado, con algunos venenos particularmente dolorosos.
Ese incremento ha de ser deliberado e inhumano. Ello implica una selección de medios
gratuitamente dolorosos, esto es, innecesarios para producir la muerte. Hay, pues, un
elemento subjetivo evidente que falta cuando la repetición de golpes se debe al ímpetu
pasional. La representación anticipada del sufrimiento de la víctima resulta incompatible con
la cólera, el ímpetu o el arrebato del momento.
3.- Culpabilidad
El asesinato sólo se castiga en su versión dolosa: se trata de matar “con” o matar “por”...., lo
que indica un contenido finalístico incompatible con la imprudencia.
Ahora bien, ¿se puede cometer el asesinato por dolo eventual o sólo cabe el dolo directo?
Para la mayoría de la doctrina no es posible el dolo eventual. Se exige, por tanto, siempre
dolo directo. Una minoría, en cambio, admite el dolo eventual en el asesinato, tanto si lo
representado y aceptado como probable es la muerte como la existencia de una de las
circunstancias de este delito (Bacigalupo, Sánchez Tomás). Hay quien, sin embargo, restringe
la posibilidad de dolo eventual sólo a la producción de la muerte, exigiendo en todo caso dolo
directo respecto a la existencia de alevosía, ensañamiento o precio (Mapelli). Así torturar a
alguien cuando no se persigue la muerte o un ritual satánico en el que acontece la muerte. En
mi opinión, parece que sólo sería posible el dolo directo, al menos, respecto de las
circunstancias, debido precisamente al contenido finalístico comentado, y porque exigen
también un determinado ánimo del sujeto: en el ensañamiento, por ejemplo, un aumento
deliberado del dolor; en el precio, el “por”; en la alevosía, el prevalimiento del medio.
4.- Participación
5.-Iter criminis
Al igual que en el homicidio, se castigan los actos preparatorios (art. 141 CP). La tentativa
también es posible, pues es un delito de resultado. En esta materia son varias las cuestiones:
a) ¿Cuándo comienza la ejecución en el asesinato? ¿Con la circunstancia o con la acción de
matar, pues a veces no coinciden temporalmente? Hay que entender que el comienzo se
refiere a la acción de matar, no a las circunstancias. Por tanto, el pago o la promesa del precio
para matar a otro no constituye una tentativa de asesinato, sino un acto preparatorio punible.
Aunque un sector minoritario disiente de esta conclusión, pues considera que al ser el precio
un elemento del tipo hay comienzo de ejecución. b) ¿qué ocurre en los casos de realización
parcial de la circunstancia o cuándo ésta sobreviene o desaparece en el proceso de ejecución
de la muerte? Son varias las posibilidades: 1. Realización parcial de la circunstancia,
produciéndose la muerte. Por ejemplo, no se logra aumentar el dolor del ofendido, aunque se
intenta o se sorprende al que está al acecho. Aquí, la mayoría entienden que se da un
homicidio
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Art. 139 CP: prisión de 15 a 20 años Art. 140 CP: prisión de 20 a 25 años. La cuestión es
¿cuándo se aplica? ¿cuándo concurran dos circunstancias o las tres del asesinato? El art. 140
CP dice “concurran más de una”. Ello se puede interpretar de una de estas maneras: a) más de
una son dos, al menos; b) más de una, aparte de la que es necesaria para apreciar el asesinato,
lo que nos lleva a exigir la concurrencia de tres: una para el asesinato, otra y la tercera que es
la “más de una”. Con esta última interpretación se busca restringir el ámbito de aplicación de
un tipo agravado como el del art. 140 CP que da un salto en el marco penal muy significativo
respecto del tipo básico del art. 139 CP. En todo caso, se niega eficacia de agravante
genérica a los efectos del art. 66 CP (leerlo) a las circunstancias del asesinato.
11
política-criminal (ningún efecto preventivo tiene la pena frente a alguien que quiere
suicidarse). b) Una minoría, en cambio, considera el suicidio un acto lícito, dado que para
ellos la vida es un bien jurídico disponible. Ello no impide exigir que en la adopción de la
decisión de darse muerte y en su ejecución no deban interferir terceros (inductor, ejecutor,
cooperador, etc.). Así, explican que la inducción al suicidio un hecho lícito- se sancione
porque el síndrome presuicidal hace más vulnerable al sujeto a los influjos externos, por lo
que necesita una protección adicional. En el caso de la cooperación, porque la intervención
del tercero hace irreversible un proceso que debe quedar siempre bajo dominio y control del
suicida.
¿Qué consecuencias tiene este último entendimiento? 1) No impedir un suicidio ajeno –algo
lícito- es un hecho que no genera responsabilidad penal. En primer lugar, no hay auxilio al
suicidio porque dicha colaboración no puede ser omisiva. En segundo lugar, tampoco hay
omisión del deber de socorro porque el suicida no está desamparado. En tercer lugar,
tampoco hay homicidio en comisión por omisión porque el consentimiento de la víctima
cancela la posible posición de garante del tercero. 2) El derecho a la disponibilidad de la vida
conlleva el de rechazar tratamientos salvadores. Su aplicación contra la voluntad de la
víctima podrá suponer un delito de coacciones.
1º.-El suicidio
Se define como la muerte directamente querida que una persona imputable se causa a sí
misma. Es un acto lícito –no prohibido por el ordenamiento jurídico-, por lo que el castigo de
algunas formas de participación en el mismo requiere su tipificación expresa, ya que de otra
forma por el principio de accesoriedad que rige en la participación resultarían impunes. Estos
tipos se configuran como tipos privilegiados respecto al homicidio. Requisitos: a) acto de la
voluntad válido, libre y expreso. Ello supone dos cosas: - ¿qué capacidad debe tener el
sujeto? Distintas soluciones: unos aluden a la misma capacidad que para consentir en las
lesiones (mayor edad y capaz); otros exigen que sea imputable; y finalmente hay quien
sostiene que basta con una capacidad natural de juicio, esto es, con comprender el sentido y
trascendencia de la resolución en relación con el bien jurídico. Ésta última posición parece
estar más de acuerdo con la Ley de Autonomía del Paciente que en su art. 9.3 c) exige sólo
que “el menor de edad sea capaz intelectual y emocionalmente de comprender el alcance...”. -
La decisión tiene que adoptarse sin vicios. La violencia e intimidación la excluyen. El error
la invalida a veces: si versa sobre la naturaleza del acto –darse muerte-, invalida el
consentimiento; si versa, en cambio, sobre el motivo de darse muerte, es válida la decisión.
Por ejemplo, A se suicida porque B va a suicidarse también después, lo que no ocurre.
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b) debe querer su propia muerte con dolo directo, no con dolo eventual. Ello permite dejar
fuera del concepto de suicidio los casos de huelga de hambre, rechazo de transfusiones de
sangre, en los que el sujeto no quiere realmente morir. Si faltan estos requisitos se estará ante
una conducta propia del homicidio o del asesinato.
2º La muerte
Para la punición en estos tipos penales se requiere la producción de la muerte del suicida.
¿Qué naturaleza jurídica tiene esta muerte? ¿es el resultado del delito? ¿es una condición
objetiva de punibilidad? (Revisar estos conceptos en la Parte General). - En el homicidio a
petición, la muerte es el resultado del delito - En la inducción y cooperación necesaria al
suicidio hay discusión: a) para unos (doctrina dominante), la muerte del suicida es el
resultado del delito, lo que permite castigar como tentativa los casos en que realizada la
inducción o la cooperación necesaria el suicida falla en su intento de darse muerte. b) Otra
posición doctrinal minoritaria, sostiene que no puede ser el resultado del delito porque el
hecho en sí –el suicidio- es un acto lícito. Además su catalogación como resultado obligaría a
castigar la inducción y la cooperación a un suicidio que quedara en tentativa, lo que supone
un adelantamiento de las barreras de protección penal –se castiga la tentativa de una forma de
participación-. Se propone, pues, su consideración como condición objetiva de punibilidad o
condición de relevancia jurídica del hecho. La tentativa en estos casos sería impune, de
manera que si el suicida no consigue darse muerte efectivamente, la inducción o el auxilio no
serían punibles.
Tipo de injusto:
- La inducción exige que se hace nacer en el suicida la voluntad de darse muerte, no basta,
pues, con reforzar la decisión de suicidarse que ya pudiera tener el suicida. - Como toda
inducción ha de ser directa, eficaz y ejercerse sobre persona determinada (revisar estos
conceptos de la Parte General). - Es una actuación de carácter moral, no material, en la que
tienen cabida todos los medios, salvo la coacción física o la intimidación. En estos casos, se
convierte en autor de un homicidio u asesinato. Si el sujeto tenía ya la idea de suicidarse y
sólo se le refuerza esa idea entonces no estamos ante inducción, sino ante un auxilio que
deberá valorarse como necesario o no necesario para determinar su punición o no.
-No caben las formas de participación, porque lo que se tipifica es ya una forma de
participación.
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-Se trata también de la tipificación de una forma de participación. El verdadero autor del
hecho es el suicida, por lo que se requiere una petición expresa que acredite una voluntad
seria y firme de morir. -La conducta típica consiste en colaborar de forma necesaria, no en
ejecutar materialmente la muerte. Caben tanto aportaciones materiales o física como
aportaciones psíquicas (por ej., proporcionar información sobre determinado método para
morir). - Se discute si es posible la cooperación necesaria por omisión. La mayoría la admite,
pero lo cierto es que el CP dice textualmente: cooperar con actos necesarios, lo que debe
excluir los comportamientos omisivos. La jurisprudencia hasta el momento rechaza la
cooperación necesaria omisiva. -Culpabilidad: dolo directo tanto respecto del acto de
cooperación en sí como respecto a su incidencia en la ejecución del suicidio. -Formas de
aparición: No caben formas de participación por tratarse de la tipificación de una forma de
participación, pero si es posible la coautoría –coauxilio-. Tampoco es viable la tentativa.
1º.- ¿se trata también de una forma de participación en el hecho de otro (el suicida) o es un
delito próximo al homicidio, sólo que consentido? Resulta difícil hablar de suicidio cuando la
muerte la causa un tercero. De manera que se encuentra más próximo al homicidio, lo que se
constata por la pena, que es más grave que en el caso de la cooperación necesaria. En este
delito, es el suicida el que se convierte en inductor del tercero para que sea éste el que cause
la propia muerte. 2º.- ¿basta con el consentimiento del suicida o se exige una petición? Una
interpretación sistemática con el art. 143, 4 CP, lleva a exigir una petición expresa, seria e
inequívoca de la víctima. Se trata, pues, de un homicidio a petición y no de un homicidio
consentido. Respecto del homicidio puede afirmarse que estamos ante un tipo privilegiado,
pues conlleva menos pena que éste. La petición exige los requisitos de capacidad y validez
antes tratados. No cabe la comisión por omisión, dado que la voluntad legal es castigar sólo
hechos activos. Se exige dolo directo. Aquí si cabe la tentativa, porque la muerte del suicida
es el resultado del delito, y cabe la participación también porque lo que se tipifica es una
conducta de autoría.
6.- Eutanasia
El art. 143, 4 CP atenúa la pena que corresponde a los tipos de cooperación necesaria al
suicidio y de homicidio a petición por la petición seria, inequívoca y expresa de la víctima,
siempre que ésta sufriera una enfermedad grave de determinadas características. No cabe la
omisión, ni tampoco los comportamientos indirectos como la
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Eutanasia quiere decir “muerte dulce”, esto es, causación de muerte sin dolor del enfermo
incurable y con el fin de poner término a sus padecimientos. Clases de eutanasia: 1- Activa,
si se causa la muerte por acciones, y pasiva si la muerte se produce por la omisión de
actuaciones o tratamientos necesarios para mantener la vida. 2- Directa cuando produce la
muerte del paciente además de aliviar su dolor; e indirecta si alivia el dolor acortando
paulatinamente la vida.
¿cuál es el concepto de eutanasia que maneja el art. 143, 4 CP? Se recoge tan sólo una
descripción objetiva de los presupuestos de la atenuación que hacen referencia a una
determinada situación del sujeto pasivo, pero no se alude ni a los móviles de piedad o
solidaridad del autor (otras razones para matar: económicas, de venganza, etc.) ni a la forma
de dar muerte (sin dolor o dulce). A pesar de ello, algunos autores deducen la existencia
implícita de un ánimo de procurar una muerte dulce.
Presupuestos legales de la situación eutanásica: a) petición del enfermo: es algo más que un
mero consentir o aceptar la sugerencia ajena. Es una solicitud. - expresa: manifestada de
alguna manera. Con lo que quedan fuera los casos en que no puede emitirse voluntad alguna,
sin que quepa en esta materia representación alguna (nadie puede dar el consentimiento en su
nombre). Ahora bien, ¿qué pasa con los supuestos de testamento vital o de instrucciones
previas como los denomina la Ley de Autonomía del Paciente 41/2002? Aquí bien podría
aceptarse su validez dado que el tipo penal no exige que la petición tenga que efectuarse en
un momento determinado. - Seria: decisión debe ser reflexiva y firme, esto es, que no se
modifique con el transcurso del tiempo - Inequívoca: que no de lugar a dudas o que no dé
lugar a varias interpretaciones. - Capacidad del sujeto: bastará con el entendimiento natural:
capacidad de comprender la naturaleza de la situación y el alcance de su petición. El
problema siempre se presentará en los casos de niños de corta edad o de enfermos mentales
(¿bastará la decisión del juez o del representante legal?). b) Enfermedad grave que provoque
una de estas dos situaciones: 1. que conduzca necesariamente a la muerte. Lo que implica que
no cabe curación –grave- y que la muerte puede establecerse en un plazo relativamente
determinable y próximo al fallecimiento, sin necesidad de que se encuentre en la fase
terminal. En el Derecho comparado este plazo se estima en una producción probable de la
muerte en seis meses. No basta, pues, con que se trate de un enfermo crónico –por ejemplo,
artritis, artrosis, diabetes, etc.-, pero tampoco es necesario que haya padecimientos o dolores.
2. que produzca graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar. Aquí se incluirán
los casos de situaciones penosas provocadas por la imperfecta eficacia de la medicina que
permite mantener con vida a sujetos que antes tenían una muerte temprana. La cuestión es si
muchos de estos casos pueden considerarse verdaderas enfermedades. La vía para su
introducción en este apartado es entender que en cuanto necesitan
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atención médica periódica están más cerca de la enfermedad que de la salud. Se incluyen no
sólo los dolores físicos sino también los psíquicos producidos, por ejemplo, por determinadas
parálisis o invalidez. El carácter de permanencia alude a que sean duraderos en el tiempo, lo
que no significa que se puedan atenuar de forma cíclica o circunstancial o con la
administración de fuertes analgésicos. Bien entendido que en ambas situaciones el carácter
mortal de al enfermedad o la eliminación de los padecimientos se fija conforme al estado de
la ciencia en el momento en el que se produce la conducta típica, sin tener en cuenta, por
tanto, posibles nuevos descubrimientos posteriores. Así las cosas ¿cuál es el ámbito de
aplicación del art. 143, 4 CP, o lo que es lo mismo cuáles son supuestos de eutanasia
punibles? Tan sólo la eutanasia activa directa, quedando despenalizados los casos de
eutanasia activa indirecta y de eutanasia pasiva directa o indirecta. Asimismo también se
despenalizan las conductas de complicidad. Con la inclusión en el CP de 1995 de este último
apartado en el art. 143 CP se ha cerrado la vía a la impunidad en los casos de eutanasia activa
directa, en los que antes de esta fecha podía tener cabida un estado de necesidad
(padecimientos-vida) o una disminución del culpabilidad. De lege ferenda se propone, pues,
reducir la interpretación de la cooperación necesaria a los casos en que el cooperador controle
todo el proceso delictivo hasta la producción de la muerte, esto es, su identificación con la
cooperación ejecutiva, dejando impunes aquellas colaboraciones en las que la producción de
la muerte requiere una actuación final del suicida que domina, así, su propia muerte, así como
los supuestos omisivos.